El nombre de un ser amado no pasa jamás, porque nuestra alma perdura por toda la eternidad, sin restricciones. Mi padre no era Juan, es Juan. (ver artículo)
Debo confesar que quizás allí, en esa cama de hospital, empecé a quererte, a valorarte. En el borde de la muerte o de una vida miserable... (ver artículo)
Nada le falta a la Iglesia para completar su hermosura, y sin embargo lo más maravilloso que la constituye es el milagro de nuestra fe, fe activa que la mantiene en movimiento, en continua ascensión. (ver artículo)
Si quieres entender el cuerpo de Cristo, escucha al Apóstol, que dice a los fieles: Vosotros sois el cuerpo de Cristo y sus miembros (1Cor 12,27) (ver artículo)
La familia tiene que volver a ser un lugar privilegiado de educación en la fe, de despertar religioso y de integración comunitaria de las nuevas generaciones. (ver artículo)
Muchas veces le decimos a Dios: Señor, yo quiero hacer Tu Voluntad, pero no sé cómo conocerla. ¡Ayúdame! Entonces tenemos que poner los pies en el Camino y avanzar con paso decidido... (ver artículo)
Esta hermosa reflexión de San Agustín, sobre la muerte, nos puede ayudar a reflexión sobre este gran tema que siempre ha preocupado a la humanidad.
La muerte no es nada, sólo he pasado a lahabitación de al lado. Yo soy yo, ustedesson ustedes. (ver artículo)
Nuestro corazón esconde miserias, maravillas y secretos que sólo Dios conoce. Qué hermoso es que de nuestra boca salgan cosas hermosas, como signo y reflejo de que en nuestra alma habita Dios. (ver artículo)
Si quieres buscarme conocerme y seguirme invoca la luz, al Espíritu Santo que iluminó a mis discípulos y que ilumina a todos los pueblos que lo invocan. (ver artículo)