Mi María, hermosa y joven Niña de Galilea, que enamoraste mi corazón porque sabías que era el modo de abrir la puerta al soplo del Amor Verdadero.
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Un acto de heroísmo puede más que mil plegarias, es la llama que quema nuestros pecados ante la Mirada de nuestro Adorable Jesús. El se abraza a nosotros y llora de emoción. (ver artículo)
¡Tenemos la cura y no la compartimos con los demás! Ni siquiera usamos la vacuna en nosotros mismos. Nos estamos muriendo y la tenemos guardada allí, sin que nadie la utilice. (ver artículo)