Tenemos dentro una fuerza que nos lleva a Dios. Pero esa fuerza, misteriosa y poderosa, toca nuestras almas y se van creando caminos hacia la Gracia y a la Luz.
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Podemos y debemos unirnos a la Iglesia que invita a todos los hombres y mujeres de buen corazón, a volver al Amor de Dios, a gozar de la Paz que da sentirse en paz con el Creador... (ver artículo)