Akash, un joven de 18 años, era una de las personas encargadas de la seguridad en la entrada de la iglesia; con gran valor detuvo a los kamikazes.
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Nick no tiene manos ni pies, pero su corazón es un incendio de amor que no radica en lo natural, si no en la fe en Cristo y el sentido que el Evangelio y la Cruz dan al dolor. (ver artículo)