¡Bienaventurados aquellos que te aman y se alegran de tu paz!”, pienso que es profecía no ya de la Ciudad Santa, sino del destino de mi criatura (ver artículo)
Dos aspectos la llevaron hacia la Iglesia Católica y la fe: Las incongruencias que iba encontrando en la ideología que defendía y su propia maternidad. (ver artículo)