ú, que oyes nuestras voces, aunque no hablemos, pues comprendes en el movimiento de nuestras manos el lenguaje de nuestros corazones.
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La Virgen se apareció a los indios en una cueva, prometiéndoles librarlos de los peligrosos osos que devoraban a los niños. (ver artículo)
Temo, Señor, no sentirte Vivo en Santisimo (ver artículo)