La vida no le fue arrebatada, fue Él quien eligió asumir el precio del madero y las espinas. Jesús sale al encuentro de nuestra propia esencia. (ver artículo)
La tierra canta la Gloria de Aquel que asumiendo la fragilidad humana, la restaura, la resignifica. Su gloria no es lo extraordinario, es conmover cada corazón.
Que el deseo de Jesús no sea utopía, que seamos los brazos puestos a trabajar por (ver artículo)