Testimonio de una madre que perdió a su hija

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La redacción de Reina del Cielo


Una de nuestras lectoras nos envía este hermoso y profundo testimonio. Evidencia del amor infinito de Dios, quien da respuesta y luz al lado oscuro que, a veces, nos toca transitar en la vida.

Ya no puedo callar esto que llevo dentro. Me toco mucho el testimonio de Antonella, la resignacion de sus padres porque tambien pasamos por esa situacion con nuestra querida hija Maria Elena, que partio a la casa del padre a sus dieciocho añitos, y ese texto es lo que esta escrito en su casita de cristal: “El señor me lo dio,El señor me la quito”.

Perder a un hijo o hija es la mayor fuente de purificacion que uno puede soportar creo yo. Porque no tiene nombre, pero es sorprendente la fortaleza que uno recibe de Dios y la ayuda de Mamá María si la aceptamos y le entregamos a Dios, sin cuestionar su voluntad.

Virgen de Mejugorje (ft img)Nuestra hija estuvo desaparecida durante tres días, en el río mas grande de Paraguay, el río Paraná. Y todos los expertos me decían que debía prepararme hasta para no encontrarla nunca más, pero mi Fe en la Palabra del Señor fue tan grande que me acordaba de su palabra, donde dice que Él no nos da nada que no podamos soportar, y yo le decía: Señor, si ya esta contigo déjame encontrar su cuerpito para despedirme de ella, porque el no encontrarla, eso sí que no lo voy a soportar. Y estaba segura que así sería.

El domingo a las tres de la tarde, estabamos rezando la Coronilla de la Divina Misericordia, cuando de repente empecé a temblar de punta en punta. Estábamos retirados de la orilla del río. Una amiga trata de sostenerme y me pregunta qué sucede, y dice que yo le respondí, y de esto hay varios testigos: Ya viene mi hija, Yo la vi a mi hija hermosa, radiante sonriente divina. Y dice que yo sonreía y hablaba con ella. ¡Le decía que estaba hermosa! Y luego, segundos después, todos empiezan a correr hacia el río, diciendo que apareció uno de los cuerpos, porque eran dos los que se habían ahogado. Y otra vez le dije a mi amiga: Es mi hija. A mi no me dejaron acercarme hasta el momento de confirmar, o sea que no me permitían acercarme, pero yo ya sabia que era ella. Y era ella.

Todos me rogaban que no la viera, porque ya llevaba tres dias en el agua, y yo les dije: ¡Tengo que verla! Eso ya no es ella, es sólo su carcaza. ¡Ella ya está radiante con Dios!

¿De dónde me venían estas palabras, esta fuerza? Sólo podía ser de Dios y mamita María, que siempre estuvo a mi lado y sigue estando. Mis familiares estaban tan preocupados por mí y sin embargo yo tuve que darle fuerza ellos.

Cuando llegamos a casa con ella, dicen que yo me arrodillé y ¡le di gracias a Dios! Y todos pensaron que había enloquecido.¿Cómo darle gracias a Dios si le llevó su hija? —decían. Pero yo sabía el por qué. Yo le pedí que me diera su cuerpito para darle una sana sepultura, para desahogarme, para despedirme de ella, y Él me la dio.

Y otra cosa que me impresiona mucho es el acompañamiento de la Virgen Maria. Soy muy devota de nuestra Señora Reina de La Paz de Medjugorje. Y fue en honor de la Virgen que le pusimos su nombre, porque fue por la intercesión de ella que vino nuestra beba. Y en los dias del novenario de nuestra hija, La Reina de la Paz andaba peregrinado por nuestra ciudad y, por la providencia de Dios, llego a nuedtra casa y se quedo con nosotros los nueve días del novenario. Luego, cuando la buscaron, le dije a la heramna que me gustgaria tener una imagen igual al de ella en nuestra casa, que ya tenia la gruta en su honor, pero no conseguía la imagen en Paraguay. Y la hermana me prometió traer una de Medjugorje y cumplió.

Ahora ya tenemos nuestra imagen de La Reina de la Paz y anda recorriendo por donde alguna familia sufre una situación como la nuestra. Porque nos dimos cuenta de que esa es su misión, y la nuestra ayudarles a las familias que han perdido a sus seres queridos, porque a nosotros ella nos ha ayudado mucho.

Por último, quiero contarles que mi querida hija se fue en el día de Nuestra Señora de la Paz. Y se le reza al igual que a la madre, del 16 al 24. Tengo muchísimas cosas paras compartir de lo que sucede en nuestras vidas, después de su partida, pero será en otra ocasión, si les parece bien.

Agradezco por su tiempo.

Desde Paraguay, Fermina De Peralta.