vocación – Reina del Cielo https://www.reinadelcielo.org Fri, 07 May 2021 19:13:32 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.3.9 Huía de su vocación, pero la pandemia hizo que se reencontrara con Jesús https://www.reinadelcielo.org/huia-de-su-vocacion-pero-la-pandemia-hizo-que-se-reencontrara-con-jesus/ Fri, 07 May 2021 19:11:52 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=25639 La pandemia que está asolando todos los rincones del mundo también afecta al terreno religioso, y son abundantes los casos de jóvenes de la “Generación Covid” que han encontrado su vocación a lo largo de los últimos meses.

Es el caso de Genevieve Gignoux, una joven de Phoenix (Arizona) que con 18 años se preparaba para comenzar sus estudios en la universidad cuando supo que “Dios tenía otros planes”. “No sé donde estaría ahora de no ser por el Covid”, cuenta a Clarifying Catholicism mientras se prepara para ingresar en las Hermanas Dominicas de María Madre de la Eucaristía.

Una infancia cerca de la fe

Genevieve creció en una familia profundamente católica. “Ir a misa y rezar juntos me ayudó a abrazar personalmente la fe”. También influyeron “mis padres, que siempre han sido un ejemplo de amor y entrega, y nos enviaban a mis hermanas y a mí a eventos organizados por religiosas” desde la infancia.

La joven valora como una bendición haber recibido una educación católica. “Tuve la suerte de asistir a Sant Mary´s Catholic High School, donde encontré amigos católicos y profundicé en la fe con los sacramentos y la doctrina que nos enseñaban”, cuenta.

Unas monjas “nos daban clase de teología y nos contaban sus historias de vocación”. Esto impactó a Genevieve, que sintió “una profunda convicción de que necesitaba encontrar” la suya, “y comencé a rezar para conocer la voluntad de Dios”.

“Nunca más feliz” que rezando en Lourdes

Ver a su hermana mayor encontrarse con el Señor y discernir su vocación motivó aún más la inquietud de la estudiante. “Su sí a Jesús profundizó mi deseo de encontrar el mismo gozo que ella en la vida religiosa”, pero a medida que avanzaba en sus estudios, desechó la idea pensando lo extraño que sería que Dios llamase a dos hermanas a la vez.

Sin embargo, durante su último año en la escuela, un viaje a Lourdes “tuvo un gran impacto en mi fe”. Cuenta que “una noche, las hermanas nos llevaron a la gruta a rezar, me arrodillé, y supe que nunca había sido más feliz que en aquel momento. Lourdes aumentó mi vocación, pero no me di cuenta en ese momento”.

No podía ignorar la llamada

Genevieve quería ir a una prestigiosa universidad católica. Estaba emocionada cuando visitaba el centro, pero sentía que “algo no estaba bien. Estudiantes católicos, buenos programas, amigos que estudiarían allí…faltaba algo”.

“Comencé a asistir a misa diaria y aumenté mi oración, pidiendo a Dios para hacer lo correcto. `Solo quiero hacer Tu voluntad, renunciaré a esta vida si me lo pides, pero necesito que me lo muestres´”, rezaba.

“El día de la Virgen de Lourdes, pedí ayuda a María. Al acostarme, sentí un presentimiento y pensé: `¿Qué pasaría si yo debiese ser monja y lo hubiese ignorado todo este tiempo?´. Desde ese momento, decidí que discerniría mi vocación”.

“Dios tenía otros planes”

“Al día siguiente, escuchamos las historias de vocación de algunas hermanas que estaban en la escuela, y cuando nos íbamos, me dijeron que la hermana Mercedes quería hablar conmigo”.

“Fui a su despacho y me invitó a ir al retiro de discernimiento en marzo de 2020”, recuerda. “Tenía una imagen perfecta en mi cabeza de cómo sería todo. Iba a misa diaria, tenía más vida de oración, me preparaba para ir a un retiro… Estaba convencida de que, con todo eso, Dios me daría la gracia de conocer Su voluntad”. Pero una vez más, “Dios tenía otros planes”.

Genevieve habla en su canal sobre las virtudes del liderazgo católico.

Y llegó la pandemia

Era marzo, y “con la llegada del Covid, se canceló el retiro. Me sentía perdida, no sabía a qué me llamaba Dios, y se cancelaron la misa y la escuela”, cuenta. “Decidí frecuentar la adoración, y acabé yendo casi todos los días. Era el momento más incierto de mi vida, y a la vez fue una de las mayores bendiciones que jamás he recibido”.

“Mi alma se refugió en la tranquilidad de la capilla, y me enamoré de Jesús. Una noche, me di cuenta de que Dios me estaba ofreciendo todo lo que siempre había soñado en la vida religiosa y experimenté a Jesús invitándome: `ven y sígueme´”.

“Me entregué por completo a Su plan”, explica, “incluso si eso significaba renunciar a cosas por Él. Solo quería estar con Jesús, y supe que si me llamaba a la vida religiosa, sería con las Hermanas Dominicas de María”, donde también está su hermana mayor.

El miedo se convirtió en algo pequeño

Hablando con la hermana Mercedes, “le conté todos los miedos que hacían que elegir la universidad pareciese más fácil, pero me dijo que no podía dejar que el miedo controlara mi decisión, y me habló de la paz y el gozo que sigue a actuar según el llamado de Dios”.

Genevieve sabía que “no tenía excusa para decir que no, y si lo hacía, me arrepentiría para siempre”. A la mañana siguiente, llamó a la hermana Joseph Andrew y pidió hacer la solicitud. “El miedo no desapareció, pero se convirtió en algo pequeño e insignificante”, confesó.

Todas las piezas encajaban

Entonces “me di cuenta de cómo cada gracia que Dios me ha dado era una preparación para el momento en que conocí cuál era mi vocación, que era la pieza que faltaba para completar el rompecabezas de mi vida”.

Genevieve fue aceptada para ingresar en las Hermanas Dominicas el 22 de agosto, después de la eucaristía.

“Experimenté una plenitud de gozo que solo Dios puede dar cuando hacemos su voluntad. Sin el Covid, no sé dónde estaría en este momento. Aunque todo parezca incierto y haya motivos para temer, si le entregamos ese miedo a Dios, Él traerá algo mejor de lo que jamás podríamos imaginar” concluye Genevieve, ya formando parte de las Hermanas junto con otras 17 jóvenes postulantes.

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Fuente: Religión en Libertad


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Dos seminaristas piden a los sacerdotes europeos que, como Jesús, eviten “lo políticamente correcto” https://www.reinadelcielo.org/dos-seminaristas-piden-a-los-sacerdotes-europeos-que-como-jesus-eviten-lo-politicamente-correcto/ Fri, 17 Jul 2020 17:43:27 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=24817 Sylvestre Marcel Ndongo y Pius Messongon son seminaristas cameruneses que durante años se han formado en España, concretamente en la Universidad de Navarra, gracias a una beca de CARF (Centro Académico Romano Fundación)y ahora vuelven a su país para ser allí ordenados diáconos primero y sacerdotes después.

El primero de ellos, Sylvestre, tiene 31 años y tiene tras de sí una curiosa historia en la que la Virgen ha jugado un papel fundamental. Es el tercero de seis hermanos de una familia católica. Su camino vocacional es una apasionante aventura pues previamente se produjo un hecho totalmente extraordinarioen su vida.

Es a la Virgen María –afirma este seminarista- a “quien debo la curación milagrosa de una extraña enfermedad que me había molestado durante muchos años sin encontrar curación”.

De este modo, explica que su madre había gastado mucho dinero en hospitales buscando la curación de su hijo. Pero al final la Virgen escuchó sus plegarias. “Si existiera un punto de partida de mi vocación diría que fue mi curación milagrosa al invocar a la Virgen de Nsimalen para curar mi enfermedad extraña. Al sanarme, decidí entrar en el seminario para dar mi vida al Señor y ayudar a los que quieren conocer a Dios”, afirma este joven.

En ese momento se encontraba estudiando en la universidad y su padre y algunos hermanos no terminaron de entender su vocación.

Sylvestre Marcel

Ahora que se acerca el momento de las ordenaciones diaconales y sacerdotales, Sylvestre asegura que si pudiera elegir le gustaría ser destinado al lugar más pobre y donde la gente rechaza a Dios “para hablarles de mi experiencia personal”.

Por otro lado, confiesa que le gustaría ser un sacerdote querido y no temido, sino estar al servicio de los demás. En su opinión, “una de las causas de la caída de la fe en Occidente se debe al distanciamiento entre fieles y sacerdotes, al menos hace algunas décadas”.

Pius Messongon tiene 20 años y desde 2016 estudia en el Seminario Internacional de Bidasoa. Ahora también vuelve a Camerún. En su caso es el único varón de siete hermanos, y también proviene de una familia católica. “He tenido la gracia  de tener un padre firme en relación a la religión”, afirma.

Desde pequeño se planteó ser sacerdote, aunque había tenido dudas durante la adolescencia. “Pensaba que era imposible entrar en el seminario a causa de las dificultades familiares y sin recursos para pagar esta formación que dura muchos años”. Pero al final la providencia le ayudó.

Pius Messongon

 En su caso, la ayuda de su párroco fue muy grande pues era un gran predicador y esto le ayudó desde niño a defender su fe delante de sus compañeros o amigos que no eran católicos.

Por ello, ahora afirma que “la misión más importante del sacerdote es estar al servicio de Dios y de sus hermanos los hombres. Así que estaré abierto a la voluntad de mi obispo, y donde me mandara iré con mucho gusto, ya sea en una parroquia o en otro servicio pastoral de la diócesis. Pretendo ser un sacerdote que viva la fraternidad con sus fieles. En mi país, por lo general, los párrocos se sienten como miembros de una familia que la necesita por su misión de pastor, sus consejos, acompañamiento espiritual…etc. En general, los fieles acogen, respetan y ayudan a los sacerdotes como en muchos lugares en el mundo”. 

Camerún es un país laico con diversas religiones y existe libertad religiosa y de culto. El 40% de los habitantes de su país son católicos. Los católicos viven en lo que se llaman comunidades o asociaciones que ayudan a la nueva evangelización y a la participación muy activa de los fieles. Es un país donde hacen falta más templos. El camerunés al igual que los africanos, son naturalmente hombres y mujeres religiosos.

Sylvestre advierte en la entrevista con Marta Santín para CARF que la secularización también está llegando a África Y se lamenta de la incoherencia de vida de algunos representantes de Dios que influye en la indiferencia religiosa de muchos jóvenes. “Por eso es tan importante la formación de seminaristas y sacerdotes, para poder dar respuestas a muchos jóvenes de hoy”.

Respecto a la diferencia de los católicos entre Occidente y África considera que los cristianos en Europa, en esta época, lo son por convicción y no por tradición. “Es el cristianismo de la experiencia. Esto es lo que he visto en España. Creo que en África no hemos llegado a este nivel. Es verdad, que se encuentran también muchos fieles por convicción, pero la gran mayoría siguen un cristianismo que tiene que madurar”.

En esta línea dice que los sacerdotes de su país deben aprender de los sacerdotes españoles la humildad y la sencillez. Evitar la vanagloria y los honores de este mundo. “Y al revés, creo, que los sacerdotes de Europa y de España en general deben evitar lo que se llama ser políticamente correcto”.

“Jesús no era políticamente correcto”

“Jesús no vivía en lo políticamente correcto. Aquí a veces los sacerdotes dicen las cosas para complacer a los oyentes. Todos los sacerdotes, sean de un continente o de otro, tienen que ser coherentes”, expone.

Pius también opina que los católicos españoles y europeos pueden aprender de los católicos de Camerún lo que se puede llamar la experiencia de la alegría de la fe. A la inversa, los católicos de Camerún deben aprender de los españoles y europeos que la fe y la razón van juntos. “Son dos realidades al servicio del ser humano y deben permanecer unidos y garantizar un desarrollo integral de la persona”.

Respecto a las conversiones de católicos en África, ambos consideran que se debe a la labor de los fieles católicos que anuncian el Evangelio más por su testimonio de vida que por sus palabras.

También me parece que se debe al esfuerzo que mantienen muchos sacerdotes de anunciar el Evangelio en la verdad. Ellos tienen el coraje de ser profetas de nuestra sociedad actual y esto da más credibilidad a la religión católica. Pues, donde hay un amor a la verdad del Evangelio, también está Jesucristo, y su presencia hace fructuoso la labor pastoral y es una gracia para toda la Iglesia”, concluyen.

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Fuente: Religión en Libertad


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La Virgen buscó un niño evangélico para hacerlo Sacerdote https://www.reinadelcielo.org/la-virgen-busco-un-nino-evangelico-para-hacerlo-sacerdote/ Wed, 17 Jun 2020 16:23:31 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=24688 ]]> LA HISTORIA DEL NIÑO PROTESTANTE

Un niño protestante de seis años a menudo había escuchado a sus compañeros católicos rezar el Avemaría. Le gustó tanto que la copió, la memorizó y la rezaba todos los días.

“Mira, mamita, qué bonita oración,” le dijo a su madre un día.
“No la digas nunca más” respondió la madre.
“Es una oración supersticiosa de los católicos que adoran ídolos y piensan que María es diosa.

Después de todo, Ella es una mujer como cualquier otra. Vamos, toma esta Biblia y léela. Contiene todo lo que debemos de hacer.”

A partir de ese día, el pequeño dejó de rezar su Avemaría diaria y dedicó más tiempo a leer la Biblia.

ENCONTRÓ A MARÍA EN EL EVANGELIO

Un día, leyendo el Evangelio, vio el pasaje sobre la Anunciación del Ángel a la Virgen. Lleno de gozo, el chiquillo corrió a su madre y le dijo:

Mamita, encontré el Avemaría en la Biblia que dice:.‘Llena de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre las mujeres’.

‍¿Por qué la llamas una oración supersticiosa?” . Ella no contestó.

En otra ocasión, encontró la escena de la salutación de Isabel a la Virgen María y el hermoso cántico del Magnificat, en el que María anunció: ‘desde ahora me llamarán bienaventurada todas las generaciones’. 

Ya no le dijo nada a su madre y comenzó a rezar nuevamente el Avemaría cada día, como solía hacerlo.

Sentía placer al decirle esas hermosas palabras a la Madre de Jesús, Nuestro Salvador.

REIVINDICA PÚBLICAMENTE A MARÍA

Cuando cumplió catorce años, un día oyó que su familia discutía sobre Nuestra Señora. 

Todos dijeron que María era una mujer común y corriente. El niño, luego de oír sus razonamientos erróneos, no pudo soportarlo más y, lleno de indignación, los interrumpió diciendo:

“María no es como cualquier otro hijo de Adán, manchado de pecado. ¡No! El Ángel la llamó LLENA DE GRACIA Y BENDITA ENTRE LAS MUJERES.

María es la Madre de Jesús y en consecuencia, la Madre de Dios. No existe una dignidad más grande a la que pueda aspirar una criatura.  El Evangelio dice que todas las generaciones la llamarán bienaventurada, mientras que ustedes tratan de despreciarla y hacerla menos. Su espíritu no es el espíritu del Evangelio ni de la Biblia que proclaman es el fundamento de la religión cristiana.

LA CONFESIÓN MARIANA FUE DIVISIVA

Fue tan honda la impresión que causaron las palabras del chico en su madre, que muchas veces lloró desconsolada:

¡Oh, Dios, temo que este hijo mío se unirá un día a la religión católica, la religión de los Papas!

Y en efecto, poco tiempo después hijo se convenció que la religión católica era la única auténtica. La abrazó y se convirtió en uno de sus más ardientes apóstoles. Y unos años después de su conversión, el protagonista de nuestra historia se encontró con su hermana ya casada. 

Quiso saludarla y abrazarla, pero ella lo rechazó y le dijo indignada:

Tú no tienes idea de cuánto amo yo a mis hijos.

Si alguno quisiera hacerse católico, primero le enterraría una daga en su corazón que permitirle abrazar la religión de los Papas. Su ira y su temperamento eran tan furiosos como los de San Pablo antes de su conversión.

SU HERMANA DESCUBRE LA FE CATÓLICA EN MEDIO DE LA TRIBULACIÓN

Sin embargo, su hermana pronto cambiaría su manera de ser, tal como le ocurrió a San Pablo en su camino a Damasco. Sucedió que uno de sus hijos cayó gravemente enfermo.

Los médicos no daban esperanzas para su recuperación.Tan pronto se enteró su hermano, la buscó en el hospital y le habló con cariño, diciéndole:

Querida hermana, tú naturalmente deseas que tu hijo se cure.
Muy bien, pues entonces haz lo que te voy a pedir.
Sígueme.
Recemos juntos un Avemaría y prométele a Dios, que si tu hijo recobra la salud, estudiarás seriamente la doctrina católica.

Y que en caso de que llegues a la conclusión que el Catolicismo es la única religión verdadera, tú la abrazarás sin importar los sacrificios que esto te implique.”

Su hermana en principio se mostró reacia, pero como deseaba la recuperación de su hijo, aceptó la propuesta de su hermano y rezó con él un Avemaría.

Al día siguiente, su hijo estaba completamente curado. La madre cumplió su promesa y se puso a estudiar la doctrina católica. Después de una intensa preparación, ella recibió el Bautismo en la Iglesia Católica junto con toda su familia. Cuánto le agradeció a su hermano que hubiese sido un apóstol para ella.

Padre Francis Tuckwell

EL NIÑO EVANGÉLICO SE CONVIRTIÓ EN SACERDOTE

Esta historia la relató el Padre Francis Tuckwell en una de sus homilías.

Hermanos, terminó diciendo, el niño protestante que se hizo católico y convirtió a su hermana al Catolicismo, dedicó su vida entera al servicio de Dios, él es el sacerdote que les habla. 

¡Cuánto le debo a la Santísima Virgen, Nuestra Señora! 

También ustedes, mis queridos hermanos, dedíquense por completo a servir a Nuestra Señora y no dejen pasar un solo día sin decir la hermosa oración del Avemaría así como su rosario. 

Pídanle a Ella que ilumine la mente de los protestantes que están separados de la verdadera Iglesia de Cristo fundada sobre la Roca (Pedro) y contra la cual ‘las puertas del infierno nunca prevalecerán’.

Padre Luis Alfredo Leon Armijos

OTRO MARAVILLOSO TESTIMONIO DE UNA SACERDOTE CONCEBIDO POR VIOLACIÓN QUE ABSOLVIÓ A SU PADRE

También vale la pena recordar el testimonio del sacerdote ecuatoriano cuya madre fue violada.‍ Y aunque la quisieron hacer abortar no pudieron y nació él. Quien incluso luego confesó a su padre biológico y le dio la absolución.

Un sacerdote de Ecuador compartió la forma en que fue concebido, por violación, cuando su madre tenía 13 años. Y más tarde no sólo perdonó a su padre, sino que oyó su confesión.

Yo podría estar en un bote de basura, pero me dieron la vida”  dijo el Padre Luis Alfredo Leon Armijos.

El sacerdote compartió cómo su madre, María Eugenia Armijos, tuvo que trabajar limpiando una casa en Loja, Ecuador, para ayudar a sus padres con sus siete hermanos. Ella sólo tenía 13 años cuando el dueño de la casa, aprovechando la soledad, abusó de ella y la dejó embarazada.”

La familia de María Eugenia la rechazó.‍ Ellos no querían que el bebé naciera, por lo que la golpearon en el vientre y le dieron bebidas que la harían abortar.

La chica decidió huir a la ciudad de Cuenca, donde dio a luz a Luis Alfredo, que nació con problemas respiratorios debido a la corta edad de su madre.‍ Después de un tiempo y con la ayuda paterna, María volvió a Loja para empezar

“Una vida como madre soltera en que le tocó quedarse a cargo de su violador, mi padre.

Quien acepta reconocerme y hacerse cargo de mí. Pero eso no quiere decir que las cosas estaban sanas entre ellos”, relató el P. León.

Tuvieron tres hijos más pero la relación del hoy presbítero con él era distante.Sus padres se separaron más tarde y su madre finalmente le reveló la forma en que fue concebido.Cuando el Padre León tenía 16 años, fue invitado a la Renovación Carismática. 

“Allí tuve mi primer encuentro con Cristo, dijo.

A los 18 años decidió entrar en el Seminario de Loja, y fue ordenado sacerdote a los 23 años.‍ Años más tarde recibió una llamada de su padre que tenía que pasar por una cirugía.

“Estaba asustado y me dijo ‘quiero que escuche mi confesión’, dijo León.

“Le dije: ‘Padre, merece el cielo, la vida eterna’”,explicó el sacerdote.

“En ese momento mi padre se llenó de lágrimas”.

Después de 30 años, padre de León recibió la Comunión.Fr. León es actualmente párroco de la parroquia de San José en Loja, Ecuador.

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Fuente: Foros de la Virgen


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Sacerdote vuelve como enfermero a una unidad de coronavirus https://www.reinadelcielo.org/sacerdote-vuelve-como-enfermero-a-una-unidad-de-coronavirus/ Fri, 27 Mar 2020 20:42:27 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=24089 Muchos de los sacerdotes ordenados en los últimos años en Europa han ido ingresando en el seminario tras haber concluido sus estudios universitarios o incluso tras haber iniciado carreras profesionales

Y en una situación excepcional en el mundo debido al coronavirus, este hecho está teniendo una relevancia inesperada para los propios protagonistas. Hay sacerdotes que antes de serlo fueron médicos o enfermeros y ahora que las iglesias de Italia o España están cerradas, algunos de estos religiosos se están ofreciendo como voluntarios para volver temporalmente como voluntarios a sus antiguas profesiones y compaginarlas con su labor espiritual.

Enfermero, sacerdote y ahora de nuevo sanitario

Es lo que ha hecho Alessio Strapazzon, párroco de 37 años de las localidades de Castellavazzo, Codissago y Podenzoi, en plenos Dolomitas italianos. Con su iglesia cerrada temporalmente, este joven sacerdote lleva desde el 23 de marzo ejerciendo como enfermero en el departamento de Neumología del Hospital San Martino de Belluno, y donde como en el resto de centros hay numerosos casos por coronavirus.

En una entrevista con el diario Avvenire, Alessio explica que antes de ingresar en el seminario en 2012 se graduó en Enfermería en la Universidad de Padua. Viendo el sufrimiento y la falta de personal ante el aluvión de casos y el contagio de tantos sanitarios discernió que debía involucrarse y volver a su antigua profesión.

“Mi elección es apoyada en la fe”

“La idea de ser enfermero, de poder ayudar de alguna manera y pensar en todos los colegas que están trabajando duro en este momento y están dando todo lo que tienen, en cierta manera no me permitía quedarme en casa porque en mi corazón necesitaba dar mi disponibilidad, ayudarlos, porque todos son una gran familia”, afirma este sacerdote.

Precisamente, este párroco insiste en “esta necesidad” que sentía de ayudar a su “familia” médica. “Como en todas las familias, se necesita ayuda cuando es necesaria. Mi elección es apoyada por la fe. El Señor nos enseñó a amar a nuestro prójimo. En este momento, para mí amar al prójimo significa volver a este antiguo camino”, agrega.

La decisión de este sacerdote fue rápidamente apoyada por su obispo, monseñorRenato Marangoni, así como por el resto de sacerdotes y diáconos de la diócesis, que se han comprometido a apoyarle en esta misión desde la retaguardia así como en algunas de las tareas pastorales pendientes en la parroquia que pudieran verse afectadas por su incorporación al hospital. Este joven afirma que el obispo “está contento” con su decisión y que le dijo que “tuviera cuidado, como si fuera un padre, que fuera e hiciera lo que se me pidiera”.

Coraje para ayudar al que lo necesita

Alessio Strapazzon fue vicario parroquial tras ser ordenado, luego secretario del obispo durante dos años y capellán en el hospital hasta que fue nombrado párroco de tres localidades en 2017. Por ello, incluso ya como sacerdote no terminó de perder el contacto con el ámbito sanitario, lo cual le ayudará a realizar una labor que en su caso será para la asistencia médica y espiritual.

¿Tiene miedo ante la tarea a la que ya se enfrenta? Confiesa que “siempre hay un poco de miedo, pero creo que estar juntos como enfermeros, ayudarse mutuamente, apoyarse y caminar juntos es lo que da más coraje para afrontar este momento de dificultad”. Además, Alessio sabe que cuando atienda a un paciente como enfermero también puede darle consuelo espiritual. Esta es ahora su misión.

Más casos similares

Este no es el único caso de sacerdotes que vuelven a sus antiguas profesiones sanitarias para arrimar el hombro. Esto mismo ha hecho Alberto Debbi, que ejerce de nuevo en el hospital de Sassuolo (Módena, Emilia-Romaña) donde se especializó en el aparato respiratorio y trabajó como neumólogo durante siete años: desde 2005, cuando se licenció en Medicina en la Universidad de Módena, hasta que entró en el seminario. Actualmente ejercía como vicario parroquial en la unidad pastoral (agrupación de parroquias) Virgen de las Gracias de Correggio.

“Creo que en este difícil periodo de sufrimiento hay que dividirse y estar disponible con todo aquello que tengamos”, explicó Debbi a sus feligreses, según recoge ReggioOnline: “Era una parte de mí aún viva y que ahora más que nunca me impulsa a entregarme. Agradezco al obispo y a Don Sergio [Pellati, el párroco] que me hayan dado la oportunidad de hacerlo. Seguiré rezando y celebrando misa por todos vosotros. Ahora mi altar es la cama del enfermo. Un abrazo a todos y ¡ánimo!”.

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Fuente: Religión en Libertad


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La alegría de ser monja https://www.reinadelcielo.org/la-alegria-de-ser-monja/ Thu, 01 Mar 2018 18:08:36 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=11440 ]]>

Descubrir el camino, encontrar la propia vocación, escuchar la llamada y responder, supone una alegría y profundo sentimiento de paz y de haber encontrado sentido a la vida.

Esta es la historia de la hermana María  que quiso ingresar en el convento de carmelitas de Valladolid nada más cumplir la mayoría de edad. ¿Razón? La felicidad que ha encontrado en su actual casa y que le faltaba durante su vida tópica de «joven de su tiempo».

¡Disfruta de este esta entrevista!

 


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45 años de misionera en Taiwán https://www.reinadelcielo.org/45-anos-de-misionera-en-taiwan/ Fri, 21 Jul 2017 18:13:56 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=9856 ]]>

Cuando parecía que sus años de noviciado no iban a concluir haciendo los votos, y un joven aparecía en su vida como para indicarle otro camino, Sor Ida Porrino se hizo la pregunta clave: “¿Qué le ofrezco a Dios?”. Ella misma contó en Asia News cuál fue su respuesta a, ahora que se apresta a un radical cambio de destino:

Nací en Montegrosso (Costigliole d’Asti), soy la sexta de ocho hijos de una familia campesina. Mi mamá respetaba nuestras decisiones. Ella quería que sus hijos hallaran su camino y que estuviesen contentos. Mi papá, en cambio, quería que yo fuese enfermera, decía que las religiosas no tienen una posición muy elevada en la Iglesia. Mi hermano entró en el seminario de los salesianos y luego salió, y entonces yo sentí que teníamos una deuda con la Iglesia: un hijo sacerdote hubiese estado mejor, pero, en el fondo, ¡una religiosa también estaba bien!

¿Por qué elegí a las Hijas de San Pablo?

Las hermanas salesianas me seguían, a través de mi hermano, pero a decir verdad, no me atraían. Una vez, las Hijas de San Pablo vinieron a nuestra parroquia, las vi plenas de vida y espontáneas, no nos gritaban porque el vestido fuese demasiado corto o demasiado largo, o porque debiese llevarse el velo cuando se iba a misa.

Si una puede hacerse religiosa manteniendo la propia originalidad, entonces puedo pensar en el tema. Yo estaba en la escuela media. Luego fui a Alba para hacer magisterio; en cambio, mi hermano, el que inicialmente había pensado en ser salesiano, llegó a ser abogado, porque mi papá invertía en nuestro futuro y en nuestra instrucción.

El apostolado de Don Alberione

Cuando estaba siguiendo los cursos de magisterio en Alba, vivía en un pensionado que pertenecía a las Hijas de San Pablo. Luego conocí a Don Alberione y a las monjas que lo habían seguido.

Santiago Alberione (1884-1971) fundó en 1914 la Sociedad de San Pablo, germen de toda la familia paulina, consagrada a la difusión apostólica de publicaciones. Fue beatificado en 2003 por San Juan Pablo II.

santiago_alberioneMe conmovían su fervor y el ambiente de familia en el que vivían. Don Alberione era bajito, algo encorvado, en un primer momento quedé decepcionada: estaba acostumbrada a ver campesinos robustos en mi familia. Pero enseguida, al escuchar una homilía suya, entendí las razones que hacían de él un hombre que atraía e inspiraba el corazón de las personas.

Si a esto le sumamos que la vida de las monjas me atraía por su estilo de pertenencia, más parecido al de una familia que al de un instituto por el hecho de no ser demasiado estructurado sino dejar lugar para el contacto humano, resulta fácil entender a posteriori las razones de mi elección.

Por ejemplo, no se conocían los castigos. Si mi hermano hubiese roto un vaso en el seminario menor, la familia habría tenido que pagarlo. Para nosotras no era así. Recuerdo con mucha claridad que, sin darme cuenta, rompí una de las máquinas para la impresión de libros. La responsable me llama y me dice el precio del daño causado, y enseguida pensé: “Me equivoqué a lo grande. ¿Ahora quién le dice a mi padre que hay que pagar esta costosa pieza que debe cambiarse?” Pero inesperadamente, ella me dice que quiere que sepa el coste, pero no para hacerme pagar por el daño, sino para que yo entienda el precio de las cosas. Este tipo de actitud te hace sentir parte de una familia y te hace responsable. Así, aquella semana hice horas extras de manera voluntaria, los cinco días laborables de la semana.

Me agradaba su vida de apostolado, ir donde las familias y probar nuevos modos de aproximarse a la gente: recuerdo que un año fuimos a la playa vestidas con ropa de civil, pues de habernos vestido con el hábito ¡seguro que no habríamos sido aceptadas!

Crisis vocacional

De todos modos, al final de mi formación llegó un momento de crisis interior. Entonces volví a vivir llevando vestimenta de civil por un cierto período. En ese momento ya no sabía por qué me había hecho monja. ¿Había tomado la decisión siendo demasiado jovencita? ¿O acaso quería reparar el hecho de que mi hermano había dejado el seminario?

Estuve fuera casi un año. Era libre de volver a mi casa, pero no quería volver con mi familia, no hubiese sido el ambiente apropiado para tomar una decisión definitiva. Así que viví en la hospedería ayudando a las hermanas, pero haciendo una vida independiente. Hice los ejercicios en un instituto de clausura; en el ínterin también conocí a un joven muy despierto. ¿Tal vez debía casarme? ¿O dedicarme simplemente al servicio social? ¿O ser maestra de escuela primaria?

Mientras tanto, el tiempo pasaba, y no lograba encontrar la solución a este dilema, estaba enfadada con Dios, no entendía qué debía hacer. Luego comencé a pensar más seriamente: ¿qué le ofrezco a Dios? Le ofrezco mi capacidad de amar y mi libertad. Dándole estas dos cosas me sentí conforme, en cambio si le hubiese dado algo marginal, dentro mí habría sentido que no estaba siendo lo suficientemente generosa con Dios.

Luego hice la profesión perpetua, cuando estuve otra vez contenta conmigo misma, cuando me parecía haber vuelto a la época de noviazgo: sentía dentro mí toda una fuerza nueva.

En Taiwán, rodeada de personas no cristianas

orando en TaiwanHacer la profesión perpetua tras una crisis profunda fue como pasar a través del desierto y la experiencia pascual. Así que pedí hacer la profesión perpetua para Pascua, el 2 de abril de 1972. Al mismo tiempo, la superiora general necesitaba a 22 misioneras para América Latina, África y Asia. Yo pedí ser enviada pero, a decir verdad, pensaba que, recién salida de una crisis interior, no se fiarían de mí porque no daba ninguna garantía. En cambio, llegó la carta de aceptación para las misiones.

Yo prefería ir a Bolivia, por eso empecé a estudiar español por mi cuenta. Luego llegó una de las consejeras generales, que dijo que la lista para América Latina ya estaba completa. Y enseguida agrega: “Tú irás a Taiwán”. “¡Taiwán! ¿Dónde está Taiwán?”, pregunto. Dado mi carácter, yo sentía que no me adaptaba a Oriente, pensaba que allí eran todos educados y mesurados. Pero mis objeciones no se mantenían en pie, la superiora general ya había tomado la decisión.

Luego no supe cómo decírselo a mi familia, porque estábamos muy unidos. Mi mamá me preguntó: “¿Dónde te mandan?” Le dije “Un poco lejos”. Y ella: “¿A Roma?” Luego entendió y aceptó esta misión mía, a diferencia de mis hermanos y de mi padre, que querían reunirse con mi superiora para disuadirla. Al principio titubeé, pero luego, tras hacer un bellísimo curso para misioneras, me sentí muy alentada y encontré el impulso para partir.

Llegué a Taipei hace 45 años, el primero de diciembre de 1972. Partí sin miedo, pero cuando llegué al aeropuerto hubiera querido salir de inmediato en el vuelo de regreso y volver a casa. No entendía nada de lo que decían y me preguntaba: “¿Dónde fui a caer?”

Un país no cristiano… una experiencia útil ahora en los que sí lo son

Pero el Señor me conocía más de lo que yo me conocía a mí misma, y aquí, en Oriente, me hallé muy a gusto. El arte oriental y la música me atrajeron muchísimo, la caligrafía de las pinturas chinas de volvió un motivo de consolación e inspiración. Encontrarme con gente que no era cristiana fue, sin lugar a dudas, un gran reto: debía responder a preguntas que nadie me había hecho jamás. Descubrí razones mucho más profundas para mi fe, que jamás habría buscado de haber permanecido en un ambiente totalmente “católico”.

Visité los templos budistas para entender cómo acercarme a los fieles de otras religiones. Por ejemplo, el templo que estaba cerca de nosotras había sido construido por un general del ejército, que durante la guerra había matado a muchísimas personas y por esta razón no lograba encontrar la paz. Poco a poco, este general, al recluirse a vivir en el templo, volvió a hallar una tranquilidad interior.

Reflexionando sobre la misión de Jesús, entendí más profundamente el hecho de que él se haya encarnado para acercarse a nosotros. En Europa, jamás hubiera pensado en ciertos temas. Ahora, en cambio, casi cincuenta años después, ¡Europa ha vuelto a ser tierra de evangelización! Quizás podemos compartir nuestras experiencias de misión y hacer ver, por ejemplo, cómo la gente, cuando tiene problemas, viene a rezar con nosotros, y así, usamos simultáneamente salmos de la Biblia y poemas de sabios orientales.

El camino del perdón

Las experiencias apostólicas y pastorales aquí, en Taiwán, han sido bellísimas. Un muchacho, bautizado de pequeño pero que luego fue alejándose de la vida de la fe, que desempeñaba un alto cargo en el gobierno, un día vino y comenzó a contarme su vida. Cuando terminó, me pidió la absolución, diciendo que un sacerdote no lo entendería. Yo lo convencí de que fuera a ver a un sacerdote anciano, que sin embargo, en esa oportunidad, se mostró muy cerrado. El joven volvió a la librería deprimido. Yo tuve un sentimiento de culpa, y él me confirmó: “¡Te dije que no funcionaría!”. Entonces le aconsejé ir a ver a un sacerdote joven. Recuerdo que estábamos en medio de un tifón y llovía sin parar. Llamé al cura y le dije simplemente: “Llegará un joven para una confesión, recuerda que Dios es amor”. El sacerdote fue muy comprensivo, el muchacho quedó muy conmovido por este sacerdote que lo aguardaba afuera, en la calle, todo empapado, para ofrecerle el tiempo para la confesión. A partir de ese día, ese joven comenzó a reconstruir su propia vida y a reconstruirse a sí mismo.

En otra ocasión, en la Feria Internacional del Libro, aquí, en Taipei, recuerdo que una vez llegó una mujer llorando, y que me contó su experiencia familiar, muy difícil, por cierto. El marido la trataba peor que a una sierva. Una vez, ella entró en una iglesia y vio el crucifijo y enseguida dijo: “Ésta es mi religión. El budismo me ayuda, pero no me quita el sufrimiento: si este Dios da sentido al sufrimiento, ésta es mi religión”. Luego del bautismo, encontró la fuerza para enfrentarse al marido y para hacerse respetar como mujer, y como mujer ella encontró a Jesús directamente, sin ninguna mediación de misioneros o de otros fieles.

Esto es algo que me gusta de nuestra vida: el hecho de que nuestro apostolado nos lleve a ambientes de vida, de la gente real. En otra feria internacional, una muchacha de 23 años me confía que acababa de hacerse un aborto: era budista y se preguntaba cuántas veces tendría que renacer para pagar por el hecho de haberle negado la vida a su hijo. Le dije simplemente: “Dame este niño a mí, y yo restituyo la deuda que le debes”: recuerdo que en la comunidad también rezamos por su niño. Con ella nació una fuerte amistad. La muchacha se sintió aliviada por ese encuentro nuestro, le parecía que se había quitado de encima una carga absurda, que cada día pesaba sobre su estado de ánimo interior. Creo que éstas son experiencias muy profundas en lo que se refiere a compartir, que quizás resultan impensables en otras vocaciones.

El envío a Pakistán

Cristianos en PakistánAhora estoy por comenzar otro capítulo de mi vida: la superiora general, sor Anna Maria Parenzan, me llamó el mes pasado y me dijo: “Como ahora ya no eres la superiora provincial y puesto que de nuestras hermanas en Asia tú eres la que está más libre, te envío a Pakistán. Tenemos 18 monjas en esa región, ¡aprende el urdu y luego partes!”

Yo no había pensado en un cambio tan grande. Me siento igual que Nicodemo: “¿Cómo puede renacer un anciano?”. Pongo esta nueva aventura en manos de Jesús.

Cuando me lo dijeron, me sentí sacudida interiormente. Nuestra vida en Pakistán a veces no es fácil, pero sé que me arrepentiría si me negase a ir. No sé cuál será el resultado, pero sé que ahora puedo ofrecerme yo misma. De Taiwán me llevo experiencias riquísimas, incluso de la cocina. Luego de un primer momento de incertidumbre, ahora me siento más libre y menos aprensiva con respecto al futuro, aunque a veces me sienta muy impaciente.

Comenzamos nuestra misión en Kaohsiung, y hace algunos años, con nuestras hermanas, escribimos el libro, son muchas experiencias juntas, que están acompañadas por ilustraciones de una artista famosa, autora de varios libros, casada con un artista japonés. Ella estaba interesada en las historias de las monjas jóvenes, quería escribir nuestras experiencias de una manera humorística, y así fue como recogimos nuestros recuerdos y nuestras historias taiwanesas.

El hecho de escribir y difundir libros con contenidos constructivos es muy importante, y es algo que está en el corazón de nuestra misión: recuerdo que cuando íbamos a visitar a las familias que vivían cerca de los franciscanos de Taishan conocimos a una costurera. Cuando le vendimos un libro sobre la familia, lo compró y nos pidió que nos fuéramos de allí. Después de dos años, nos hizo entrar a su casa y vimos cuán interesada estaba por los libros sobre la familia. Luego nos contó que cuando pasamos por allí dos años antes, ella se estaba separando del marido, pero que gracias al libro, que contenía consejos muy simples sobre la vida en pareja, comenzó a prestar mucha atención a los detalles de todos los días, a cocinar platos muy buenos para el marido y las hijas.

Esto es un ejemplo de una familia que en aquella ocasión halló inspiración a partir del contenido de nuestros libros, y esto me ha hecho entender la importancia de los medios.

Ahora, en Pakistán, continuaré esta misión, tenemos varias tiendas, ¡una de ellas está en la calle principal de Lahore!

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Fuente: Religión en Libertad


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Dejó las Olimpiadas de Atlanta por entrar al Convento https://www.reinadelcielo.org/dejo-las-olimpiadas-de-atlanta-por-entrar-al-convento/ Fri, 27 May 2016 09:00:27 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=7009

Sor María Leticia, una monja del Convento de las Madres Dominicas de Lerma (Burgos), dejó su exitosa carrera deportiva de esgrima para encontrase con Dios.

Después de ganar diferentes campeonatos regionales e incluso nacionales, fue llamada para formar parte del equipo español de esgrima para las Olimpiadas de Atlanta de 1996, pero su decisión no fue participar en los Juegos Olímpicos sino realizar una experiencia con un grupo de monjas de clausura.

Después de una infancia exitosa en el ámbito deportivo y tras coquetear con las fiestas, las discotecas, el alcohol y los chicos, Sor María Leticia encontró la felicidad y la paz al entrar en una Iglesia: “Yo entré y sentí que algo vivía, que había alguien, que era real… La presencia que yo sentí en aquella eucaristía fue fortísima, no se me olvidó… me marcó”. En este momento Sor María Leticia tenía que decidir, o la esgrima o Dios.

Mira la entrevista y su precioso testimonio.

 

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Fuente: Mayfeelings TV

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Mi vocación es el amor [canción] https://www.reinadelcielo.org/mi-vocacion-es-el-amor-cancion/ Thu, 07 Aug 2014 20:11:05 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=1919 Una de las preguntas que más cuesta responder es acerca de cuál es la propia vocación. Muchas veces la confundimos con la profesión u oficio que desempeñamos. A veces puede coincidir con la actividad que desempeñamos, aunque también puede haber una vocación mucho más trascendente.

Una propuesta, tan profunda como trascendente puede ser la de descubrir que nuestra vocación es Dios. Que nuestra vida, llevada en esa dirección, hacia lo divino, hacia el Señor, le da sentido a toda nuestra existencia. Entonces viene la siguiente pregunta: ¿Cómo materializar, cómo llevar adelante esa mi vocación de Dios? Ahí es donde sí podemos decir que la vocación, Mi vocación es el amor. Así es como lo entendió Santa Teresita del Niño Jesús. Así es como lo expresa esta hermosa canción que te invitamos a escuchar

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