visión de la Virgen – Reina del Cielo https://www.reinadelcielo.org Fri, 20 Aug 2021 18:03:54 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.3.9 Una visión de la Virgen cambió su vida de hija de la nobleza. Y fue beatificada. https://www.reinadelcielo.org/una-vision-de-la-virgen-cambio-su-vida-de-hija-de-la-nobleza-y-fue-beatificada/ Fri, 20 Aug 2021 18:01:18 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=25882

El Papa Francisco aprobó el decreto que reconoce el milagro atribuido a la intercesión de la Venerable Sierva de Dios María Emilia Riquelme Zayas y fue beatificada

María Emilia Riquelme y Zayas nace el día 5 de agosto de 1847 en Granada (España). Hija de don Joaquín Riquelme y Gómez, capitán general del Ejército español y de doña Emilia Zayas Fernández de Córdoba y de la Vega, descendiente del gran capitán.

Desde su primera infancia mostró una clara inteligencia y hondura espiritual en la vivencia de la fe cristiana que se compartía en su hogar familiar.

A los 7 años María Emilia quedó huérfana de madre. Su orfandad se ilumina con una inefable experiencia en su alma: Siente la presencia de la Virgen María con Jesús en los brazos. María Emilia hizo promesa de fidelidad a Jesús y a María, que fue ratificada en su adolescencia con una nueva presencia de María Inmaculada.

Joven ejemplar

La Cruz se abrió paso a la luz de un alma limpia. Exteriormente nada especial, pero sus contemporáneos atestiguan que «era muy buena y obediente y constantemente se sacrificaba mucho, como una santa». La enfermedad y muerte de su hermano Joaquín a la edad de 17 años, deja al General y a María Emilia sumidos en inmenso dolor.

Acompaña al General en sus destinos militares en Tenerife, Sevilla, La Coruña, Madrid y Lisboa. El padre se ocupó de su formación integral facilitando para ella colegios y profesorado y por encima de todo comparten padre e hija la fe en Dios y en la Virgen María, espíritu que moviliza a María Emilia en el apostolado con los pobres y necesitados. «Los pobres son mis amigos», decía.

Fiel al querer de Dios

María Emilia siente desde su infancia el deseo de entregarse totalmente a Dios. Su centro y fuerza es Jesús en el Santísimo Sacramento, de tal manera que solicita y el Obispado le concede tener, en su oratorio privado, al Santísimo Sacramento.

Dirá: «La Eucaristía es el paraíso de la tierra. La adoración mi hora de cielo, mi recreo y descanso espiritual».

Expone a su padre el deseo de ser religiosa y éste no quiere quedarse sin su única hija. María Emilia ofrece a Dios y espera con paz se haga su voluntad divina. Cuida con filial amor a su padre hasta que fallece cristianamente en Sevilla. Esta nueva pérdida, agiganta en ella la fe en Dios. Hereda los bienes paternos. ¿Qué hace? Obras de caridad y apostolado. Y sigue buscando lo que Dios quiere de su vida.

«Acepta la Cruz que Dios te envía, no busques otra, esa es de oro para ti», escribía y, a los pocos años de la fundación le sobrevienen toda clase de pruebas, muertes inesperadas de religiosas muy queridas y difamaciones que pretenden hundir la obra de Dios. María Emilia vence heroicamente con el arma de la oración. Ella misma nos dice: «Pude seguir el impulso divino que me apremiaba, perdiendo mi pobre nada en Dios, que fue siempre mi todo».

Fundadora

María Emilia, movida por el Espíritu Santo, se siente llamada a fundar la Congregación de Misioneras del Santísimo Sacramento y María Inmaculada, que adore al Señor día y noche y trabaje en el campo de la educación y en misiones.

La Congregación fue avalada primero por el Obispo diocesano de Granada en 1896 y definitivamente aprobada por el Papa San Pío X en Roma, en el año 1912.

Mujer contemplativa y apostólica. Como fundadora, escribe las líneas fundamentales de la Congregación: «Se dedicarán a la Adoración perpetua del Santísimo Sacramento, a la educación de la niñez y juventud, y a las misiones en países necesitados». Su lema: Entrega voluntaria y alegre por la gloria de Dios y el bien de los hermanos. Y su sello exterior la sencillez y la humildad.

Después de una vida totalmente entregada al servicio de Dios y al amor al prójimo, María Emilia entrega su alma a Dios en la Casa Madre de Granada, el 10 de diciembre de 1940. La noticia de su santa muerte se difundió por toda la ciudad. Gentes de toda clase vinieron para enaltecer a esta hija humilde y esclarecida.

Beatificación

El pasado sábado día 9 de noviembre, en la S. I. B. Catedral de la ciudad de Granada (España) era Beatificada, por el prefecto del dicasterio de la causa de los santos en Roma, el cardenal Giovanni Becciu.

Nos recordó que lo que llama la atención de la nueva Beata es su pasión por la eucaristía, vivida personalmente con constancia y transmitida a sus hermanas; su gran amor por Jesús Eucaristía y por la santísima Virgen que le impulsa a tener un espíritu misionero y fundar una nueva congregación para amar a Dios y amar al prójimo con espíritu humilde.

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Fuente: Revista Ecclesia


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La Virgen llora en Carache – Venezuela https://www.reinadelcielo.org/la-virgen-llora-en-carache-venezuela/ Fri, 14 Nov 2014 13:11:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=258 Los testimonios publicados en esta seccion son responsabilidad de quien los firma. Al publicarlos www.reinadelcielo.org no esta emitiendo ninguna opinion sobre la veracidad de los dichos, sino que solo ha entendido que sus contenidos no contienen nada que atente contra las verdades de la fe y la moral y si entiende que pueden ser favorables para el crecimiento espiritual de nuestros lectores. El juicio final sobre los hechos publicados corresponde a la Iglesia, a la que nos sometemos.

 

La redaccion de Reina del Cielo

Lacrimación de dos imagenes de la Virgen en Venezuela

 

Introducción de Reina del Cielo
Virgen de Carache VenezuelaMúltiples lacrimaciones de imagenes de María se reportan, desde distantes lugares del mundo, como testimonio de nuestros lectores. No es obligatorio creer, pero es tan abundante el material que recibimos, que de tanto en tanto optamos por publicar las fotografías o vídeos que acompañan los relatos. Y es justamente ese el punto central, la emoción que llena nuestra alma cuando vemos esos ojos derramar lagrimas de dolor, de tristeza. No pretendemos de ningún modo ahondar en investigaciones u opinar sobre la veracidad de los hechos (lo que queda sujeto a la autoridad de la Iglesia), sino simplemente transferirles este testimonio de nuestros lectores, donde la Madre de Dios aparece preocupada por sus hijos, por su futuro.

Relato desde Carache, Estado Trujillo, Venezuela

La noticia corrió por los limpios pasillos de la iglesia como una potente ráfaga de viento, haciendo a la feligresía abrir enormes las bocas. ¡La virgen esta llorando!, grito la Señora Josefa Maria de Benitez, quien fue la primera persona en presenciar el milagro.

En el pueblo de Carache, el pasado miércoles aproximadamente a la 7:00 de la noche, se vivió momentos de alegría, asombro, y hasta de tristeza cuando se supo por parte de algunos feligreses lo que estaba aconteciendo en el templo parroquial “San Juan Bautista”. La mayor sorpresa para la comunidad en general al acercarse hasta la iglesia fue observar el rostro de dos de las imágenes que allí se veneran como la de “La Dolorosa” y “La Magdalena” a quienes se les podía apreciar una significativa muestra de lagrimas.

Testimonio de feligreses

No es común vivir estas hermosas experiencias con frecuencia, pero en esta oportunidad la escogida por Dios y la Santísima Virgen fue la Sra. Josefa Maria de Benitez, que como de costumbre fue hasta el templo a elevar sus oraciones y en especial a la Virgen La Dolorosa. ?Yo le estaba rezando a la Virgen y pidiendo por todos lo que estamos aquí, por la humanidad, cuando me di cuenta de que la virgen tenia los ojos húmedos y enseguida le bajaron las lagrimas por su rostro. Seguí rezando con mas fe, me encontraba sola en la iglesia y cuando el párroco regreso de la procesión penitenciaria me le acerque y le comente, y el se acerco y verifico que era cierto”.

Expresiones de rostros en los devotos

Es importante destacar lo que se observo en los rostros de todos los feligreses carachenses, quienes conmocionados por lo sucedido demostraban en sus miradas manifestaciones de alegría, tristezas, y hasta llanto en algunos. Fue un momento de gran emoción ver en cada uno de los carachenses elevar oraciones a las sagradas imágenes, y cantos para alabar a Dios y Nuestra Madre María en la advocación de la Dolorosa y la Magdalena.

Celebración de la palabra de Dios

El Presbítero Francisco Linares párroco de la Parroquia” San Juan Bautista” celebro la Santa Misa y en su homilía señalo: “Este signo que Dios nos ha hecho en el día de hoy debe ser para nosotros una bella manifestación de Dios en Su Hijo “Jesucristo”, una bella manifestación de Dios a través de nuestra madre Maria?. Continuando con su mensaje el representante de la iglesia de Carache dijo: “No tengamos miedo, solo Dios quiere transformarnos a nosotros a través de Maria Magdalena y Maria la Dolorosa, como de Jesus mismo gracias a Sus abundantes bendiciones, abundantes para todos cuantos acudimos a sus pies, el insistente llamado que el Señor nos ha hecho en este tiempo carismático ha sido al arrepentimiento y a la conversión y dentro del arrepentimiento y la conversión a dar respuesta de compromiso y de fe, de compromiso cristiano de todos y cada uno de nosotros?.

Haciendo referencia al apóstol San Pablo el párroco de Carache expreso: “Dejaos reconciliaos con el Señor”, y esto es lo que el Señor quiere de cada uno de nosotros, seguir adelante el camino que el Señor nos ha trazado, el insistente llamado a cada uno de nosotros para andar por el camino de la santidad, atravesar el camino de la salvación. Abre tu corazón a Cristo, nuestra madre Maria esta cerca de Jesus en todo momento, Ella también quiere formar parte como siempre lo ha hecho en esta tarea, fue la primera evangelizadora y lo seguirá siendo para nosotros, porque continuando con esa tarea de evangelización nos quiere llevar de la mano a Jesus?.

Fuente: Diario El Tiempo

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La visión de George Washington https://www.reinadelcielo.org/la-vision-de-george-washington/ Thu, 09 Oct 2014 08:48:24 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=2559 Este artículo reproduce la visión atribuída a George Washington, quien presuntamente la recibió en vísperas de la Navidad de 1777. La historia fue referida a la prensa por uno de sus ayudantes de campo y otros allegados. Fue publicada oficialmente por primera vez en el National Tribune en 1880 casi 40 años antes de las apariciones de la Virgen en Fátima. La visión aquí descripta pudiera ser un cuento nacido de la fértil imaginación de algún escritor, sin embargo su parecido con lo relatado por los pastorcitos de Fátima deja lugar para pensar que es posible que el general y luego primer presidente de los Estados Unidos tuviera un encuentro sobrenatural en el que le fueron revelados aspectos del futuro que ahora nos toca vivir.

Mucho se ha dicho de la pertenencia de Washington a la masonería. Es un hecho que la gran mayoría de los varones de clase alta en Virginia eran miembros de la masonería en esa época. Sin embargo, en una carta escrita antes de su muerte, Washington expresa a un amigo que “hace treinta y siete años que no piso una logia.” Volviendo nuestra atención a lo poco que se sabe de su educación, recordemos que el general fue educado usando un manual preparado por los misioneros jesuitas franceses para la educación de los jóvenes. Ya siendo capitán de los coloniales británicos en la zona de Ohio, Washington visitó con frecuencia una misión jesuita de St. Marie, ubicada en lo que era entonces el territorio general de Ohio. Ya en su edad adulta y luego de casarse con Martha Estes, Washington asistió siempre a las misas de la iglesia anglicana pero siempre se abstuvo de tomar la comunión. Finalmente a la hora de su muerte sabemos que un sacerdote jesuita y amigo personal de Washington estuvo en su casa y lo acompañó en sus últimos momentos.

Estos hechos parecieran indicar que Washington fue un converso secreto al catolicismo, algo que también parecen confirmar los decretos que pasó luego como presidente protegiendo los intereses católicos y prohibiendo la celebración de Guy Folkes Day en todo el territorio de la unión así como también la quema de efigies representando al Papa.

La visión relatada por Washington

washingtonEsta tarde, mientras estaba sentado a la mesa preparando un despacho, algo pareció perturbarme. Al levantar la vista vi parada frente a mí a una mujer de singular belleza. Tan asombrado estaba (pues había dado órdenes estrictas de no ser molestado) que pasaron unos momentos hasta que pude encontrar palabras para solicitar una explicación de la causa de su presencia. Una segunda, tercera y hasta una cuarta vez repetí mi pregunta pero no recibí respuesta de mi misteriosa visitante excepto una ligera elevación de su mirada.

Entonces sentí que extrañas sensaciones me invadían. Me hubiera puesto de pie pero la mirada fija de ese ser delante mío hacía imposible el ejercicio de la voluntad. Traté una vez más de dirigirme a ella pero mi lengua había perdido su uso como si estuviera paralizada.

Una nueva influencia, misteriosa, potente e irresistible tomó posesión de mí. Todo lo que podía hacer era mirar fijamente a mi desconocida visitante. Gradualmente la atmósfera pareció llenarse de sensaciones y luminosidad. Todo parecía raro a mi alrededor, con la misteriosa visitante volviéndose más etérea y al mismo tiempo más definida que antes a mi vista. Empecé a sentir como que me moría o más bien comencé a experimentar las sensaciones que en mi imaginación suponía que uno sufre al experimentar la disolución. Dejé de pensar, de moverme, de razonar; todo eso era igualmente imposible. Sólo estaba consciente de estar mirando fijamente, ausentemente a la persona que me acompañaba.

En ese instante escuché una voz que decía: “Hijo de la República, mira y aprende”, mientras que al mismo tiempo mi visitante extendía su brazo hacia el este. Ahora veía como una pesada cortina de vapor se elevaba a cierta distancia, extendiédose poco a poco. Esta se disipó gradualmente y así pude contemplar una escena aún más extraña. Ante mí se extendían en una vasta planicie todas las regiones del mundo: Europa, Asia, Africa y América. Vi las profundidades del Atlántico y sus aguas brillando entre Europa y América, y entre Asia y América estaba el Pacífico.

“Hijo de la República”, dijo la misma misteriosa voz de antes, “mira y aprende”. En ese momento vi un espectro tenebroso, sombrío, como un ángel, parado o más bien flotando en medio del aire entre Europa y América. Ahuecando sus manos sacaba agua del mar y salpicaba un poco sobre América con su mano derecha y con su izquierda salpicaba algo sobre Europa. Inmediatamente una nube se alzó desde estas regiones uniéndose en medio del océano. Por un tiempo la nube permaneció estacionaria pero luego comenzó a moverse lentamente hacia el oeste hasta que envolvió a América en su oscuridad. Relámpagos brillaron en ella a intervalos y pude escuchar los apagados gritos del pueblo americano.1

El ángel sacó agua del océano y la salpicó tal como lo hiciera antes, la nube oscura se volvió al océano y se hundió en sus profundidades hasta desaparecer. Una tercera vez escuché la voz misteriosa decir “Hijo de la República, mira y aprende.” Entonces fijé mi vista en América y vi villas, pueblos y ciudades brotando uno tras otro hasta que toda la tierra entre el Atlántico y el Pacífico estaba poblada de ellos.

De nuevo escuché la voz misteriosa decir, “Hijo de la República, el fin del siglo llegó, mira y aprende”. Esta vez el ángel sombrío dispuso su rostro hacia el sur y desde Africa vi un espectro ominoso acercarse a nuestra tierra. Aleteaba lentamente sobre cada pueblo y ciudad de la misma. Los habitantes se disponían a batallar unos contra otros. Al continuar mirando vi un ángel brillante sobre cuya testa descansaba una corona de luz sobre la cual estaba escrita la palabra “Unión”, llevaba la bandera americana la cual plantó en medio de la nación dividida diciendo: “Recordad que sois hermanos”. En un instante los habitantes arrojaron de sí sus armas y se hicieron amigos nuevamente, uniéndose alrededor del estandarte nacional.2

George Washington a caballoY nuevamente escuché la voz misteriosa que decía: “Hijo de la República, mira y aprende”. En esto el ángel oscuro llevó una trompeta a su boca y sonaron tres claros toques; y tomando agua del océano la salpicó sobre Europa, Asia y Africa. Entonces mis ojos contemplaron una escena espantosa: de cada una de estas regiones se levantaron densos nubarrones que pronto se consolidaron. Desde dentro de esa masa brillaba una luz rojiza con la cual vi hordas de hombres armados que se movían con la nube, marchando por tierra y navegando por el mar hacia América. Nuestro país estaba envuelto en el volumen de esta nube y vi esos enormes ejércitos devastar el país entero quemando las villas, pueblos y ciudades que antes había visto brotar. Mis oídos escuchaban el tronar de los cañones, el choque de espadas y los gritos y quejas de millones que entraban en combate mortal. Escuché otra vez la misteriosa voz que decía “Hijo de la República, mira y aprende”. Cuando esa voz cesó, el ángel tenebroso llevó su trompeta una vez más a su boca y sonó un largo y terrible toque.

Instantáneamente una luz como de mil soles brilló desde las alturas sobre mí y penetró y rompió en fragmentos la oscura nube que envolvía a América. En ese momento el ángel sobre cuya cabeza brillaba todavía la palabra “Unión” y quien portaba nuestro estandarte nacional en una mano y una espada en la otra, descendió de los cielos, seguido por legiones de espíritus luminosos. Estos inmediatamente se unieron a los habitantes de América, que a mi ver estaban casi por perecer, pero que reuniendo coraje inmediatamente cerraron las brechas de sus filas y renovaron la batalla.

Nuevamente en el terrible fragor del conflicto, escuché la voz misteriosa decir: “Hijo de la República, mira y aprende”. Y al cesar la voz, el ángel oscuro sacó agua del océano por última vez y la salpicó sobre América ¡Al punto la nube oscura retrocedió junto con los ejércitos que había traído dejando victoriosos a los habitantes de nuestra tierra!3

Entonces vi una vez más surgir las villas, pueblos y ciudades donde los había visto antes mientras que un ángel brillante, plantando el estandarte azul cielo que estaba entre ellos, gritó con voz fuerte: “Mientras las estrellas permanezcan y los cielos hagan caer el rocío sobre la tierra, entonces la Unión perdurará”. Y tomando de su frente la corona sobre la cual estaba el blasón con la palabra “Unión” lo puso sobre el estandarte mientras el pueblo, arrodillándose, dijo: “Amén”.

La escena instantáneamente comenzó a borrarse disolviéndose y al fin pude ver solamente el vapor que primero se había alzado. Este también iba desapareciendo cuando me encontré una vez más frente a mi misteriosa visitante que en la misma voz que había oído antes, me dijo: “Hijo de la República, lo que has visto se interpreta así: tres grandes peligros vendrán sobre la República. El más terrible es el tercero pero en este, el mayor de todos los conflictos, el mundo entero unido no podrá prevalecer contra ella. Que todo hijo de la República viva para su Dios, su tierra y la Unión”. Con estas palabras se desvaneció la visión y levantándome de mi asiento sentí que había visto el nacimiento, progreso y destino de los Estados Unidos.

Aquí termina la visión del General George Washington y la profecía para los Estados Unidos de América relatada en sus palabras. National Tribune.4 Fuente: Carlos Caso-Rosendi Web: All Things New


Referencias

[1] Esto puede referirse a la Guerra de la Independencia americana.

[2] En esta parte parece referirse a la Guerra Civil americana.

[3] Este “tercer peligro” parece referirse a la invasión avasalladora de las fuerzas anti-Dios que comienzan a extender su influencia desde la Revolución Francesa en adelante y que continúa con el avance del progresivismo liberal de nuestros días. Este avance avasallador nos recuerda el avance del rey del sur en Daniel 11 que alcanza su punto culminante en el tiempo del fin.

[4] The following was originally published by Wesley Bradshaw in the National Tribune, Vol. 4, No. 12, December 1880: “The last time I ever saw Anthony Sherman was on July 4, 1859, in Independence Square. He was then 99 years old, and becoming very feeble. But though so old, his dimming eyes rekindled as he gazed upon Independence Hall, which he came to visit once more. “Let us go into the hall,” he said. “I want to tell you an incident of Washington’s life – one which no one alive knows of except myself; and, if you live, you will before long, see it verified. “From the opening of the Revolution we experienced all phases of fortune, now good and now ill; one time victorious and another conquered. The darkest period we had, I think, was when Washington, after several reverses, retreated to Valley Forge, where he resolved to spend the winter of 1777. Ah! I have often seen our dear commander’s care-worn cheeks, as he would be conversing with a confidential officer about the condition of his poor soldiers. You have doubtless heard the story of Washington’s going to the thicket to pray. Well, it was not only true, but he used often to pray in secret for aid and comfort from God, the interposition of whose Divine Providence brought us safely through the darkest days of tribulation.”

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