La Santísima Virgen María se manifestó en Zaragoza, sobre una columna o pilar, signo visible de su presencia. Esta tradición encontró su expresión cultual en la misa y en el Oficio para toda España. (ver artículo)
La devoción mariana se ha ido desarrollando hasta nuestros días con un admirable amor y respeto hacia María, íntimamente ligada a la vida de su Hijo, fortaleciendo la entrega de sus fieles. (ver artículo)