Virgen del Carmen – Reina del Cielo https://www.reinadelcielo.org Tue, 16 Jul 2024 08:29:31 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.3.9 Nuestra Señora del Carmen https://www.reinadelcielo.org/virgen-del-carmen-nuestra-senora-del-carmen/ Tue, 16 Jul 2024 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=272 ]]> Virgen del Carmen

Una de las advocaciones de María más tradicionales y reconocidas, y relacionada además con el escapulario del Carmen. María tiene en esta manifestación una identificación clara con la orden de los Carmelitas, con San Simón Stock, con el Monte Carmelo. Los carmelitas tienen, entre otros, el mérito de haber llevado esta advocación mariana a todos los estratos del pueblo cristiano. En el siglo XII algunos eremitas se retiraron al Monte Carmelo, con San Simón Stock.

La Virgen Santísima prometió a este santo un auxilio especial en la hora de la muerte a los miembros de la orden carmelitana y a cuantos participaran de su patrocinio llevando su santo escapulario. En la actualidad, el uso del escapulario se difunde entre los fieles enamorados de la Virgen, alrededor del mundo. Santos sacerdotes imponen este sacramental de acuerdo al rito tradicional particularmenteen la fiesta de la Virgen del Carmen, 16 de julio.

Los Carmelitas han sido conocidos por su profunda devoción a la Santísima Virgen. Ellos interpretaron la nube de la visión de Elías (1 Reyes 18, 44) como un símbolo de la Virgen María Inmaculada. Ya en el siglo XIII, cinco siglos antes de la proclamación del dogma, el misal Carmelita contenía una Misa para la Inmaculada Concepción.

La estrella del Mar y los Carmelitas

Virgen del Carmen

Los marineros, antes de la edad de la electrónica, dependían de las estrellas para marcar su rumbo en el inmenso océano. De aquí la analogía con La Virgen María quien como, estrella del mar, nos guía por las aguas difíciles de la vida hacia el puerto seguro que es Cristo.

Por la invasión de los sarracenos, los Carmelitas se vieron obligados a abandonar el Monte Carmelo. Una antigua tradición nos dice que antes de partir se les apareció la Virgen mientras cantaban el Salve Regina y ella prometió ser para ellos su Estrella del Mar. Por ese bello nombre conocían también a la Virgen porque el Monte Carmelo se alza como una estrella junto al mar.

Los Carmelitas y la Virgen del Carmen se difunden por Europa

La Virgen Inmaculada, Estrella del Mar, es la Virgen del Carmen, es decir a la que desde tiempos remotos allí se venera. Ella acompañó a los Carmelitas a medida que la orden se propagó por el mundo. A los Carmelitas se les conoce por su devoción a la Madre de Dios, ya que en ella ven el cumplimiento del ideal de Elías. Incluso se le llamó: “Los hermanos de Nuestra Señora del Monte Carmelo”. En su profesión religiosa se consagraban a Dios y a María, y tomaban el hábito en honor ella, como un recordatorio de que sus vidas le pertenecían a ella, y por ella, a Cristo.

¿Qué es el Escapulario carmelita?

Escapulario de la Virgen del Carmen

Los seres humanos nos comunicamos por símbolos. Así como tenemos banderas, escudos y también uniformes que nos identifican. Las comunidades religiosas llevan su hábito como signo de su consagración a Dios.

Los laicos no pueden llevar hábito, pero los que desean asociarse a los religiosos en su búsqueda de la santidad pueden usar el escapulario. La Virgen dio a los Carmelitas el escapulario como un hábito miniatura que todos los devotos pueden llevar para significar su consagración a ella. Consiste en un cordón que se lleva al cuello con dos piezas pequeñas de tela color café, una sobre el pecho y la otra sobre la espalda. Se usa bajo la ropa. Junto con el rosario y la medalla milagrosa, el escapulario es uno de los mas importantes sacramentales marianos.

Dice San Alfonso Ligorio, doctor de la Iglesia: “Así como los hombres se enorgullecen de que otros usen su uniforme, así Nuestra Señora Madre María está satisfecha cuando sus servidores usan su escapulario como prueba de que se han dedicado a su servicio, y son miembros de la familia de la Madre de Dios.”

El escapulario es un sacramental

Un sacramental es un objeto religioso que la Iglesia haya aprobado como signo que nos ayuda a vivir santamente y a aumentar nuestra devoción. Los sacramentales deben mover nuestros corazones a renunciar a todo pecado, incluso al venial.

El escapulario, al ser un sacramental, no nos comunica gracias como hacen los sacramentos. Las gracias nos vienen por nuestra respuesta de amor a Dios y de verdadera contrición del pecado, lo cual el sacramental debe motivar.

¿Cómo surgió el escapulario?

La palabra escapulario viene del Latín “scapulae” que significa “hombros”. Originalmente era un vestido superpuesto que cae de los hombros y lo llevaban los monjes durante su trabajo. Con el tiempo se le dio el sentido de ser la cruz de cada día que, como discípulos de Cristo llevamos sobre nuestros hombros. Para los Carmelitas particularmente, pasó a expresar la dedicación especial a la Virgen Santísima y el deseo de imitar su vida de entrega a Cristo y a los demás.

La Virgen María entrega el escapulario el 16 de julio de 1251

En el año 1246 nombraron a San Simón Stock general de la Orden Carmelita. Este comprendió que, sin una intervención de la Virgen, a la orden le quedaba poco tiempo. Simón recurrió a María poniendo la orden bajo su amparo, ya que ellos le pertenecían. En su oración la llamó “La flor del Carmelo” y la “Estrella del Mar” y le suplicó la protección para toda la comunidad.

En respuesta a esta ferviente oración, el 16 de julio de 1251 se le aparece la Virgen a San Simón Stock y le da el escapulario para la orden con la siguiente promesa:

“Este debe ser un signo y privilegio para ti y para todos los Carmelitas: quien muera usando el escapulario no sufrirá el fuego eterno”

Aunque el escapulario fue dado a los Carmelitas, muchos laicos con el tiempo fueron sintiendo el llamado de vivir una vida mas comprometida con la espiritualidad carmelita y así se comenzó la cofradía del escapulario, donde se agregaban muchos laicos por medio de la devoción a la Virgen y al uso del escapulario. La Iglesia ha extendido el privilegio del escapulario a los laicos.

Explicación de la Promesa

Muchos Papas, santos como San Alfonso Ligorio, San Juan Bosco, San Claudio de la Colombiere, y San Pedro Poveda, tenían una especial devoción a la Virgen del Carmen y llevaban el escapulario. Santos y teólogos católicos han explicado que, según esta promesa, quien tenga la devoción al escapulario y lo use, recibirá de María Santísima a la hora de la muerte, la gracia de la perseverancia en el estado de gracia (sin pecado mortal) o la gracia de la contrición (arrepentimiento). Por parte del devoto, el escapulario es una señal de su compromiso a vivir la vida cristiana siguiendo el ejemplo perfecto de la Virgen Santísima.

El escapulario tiene 3 significados

Oración de imposición del Escapulario

El amor y la protección maternal de María: El signo es una tela o manto pequeño. Vemos como María cuando nace Jesús lo envuelve en un manto. La Madre siempre trata de cobijar a sus hijos.

Envolver en su manto es una señal muy maternal de protección y cuidado. Señal de que nos envuelve en su amor maternal. Nos hace suyos. Nos cubre de la ignominia de nuestra desnudes espiritual.

Vemos en la Biblia:

-Dios cubrió con un manto a Adán y Eva después de que pecaron. (manto – signo de perdón)

-Jonás le dio su manto a David: símbolo de amistad -Elías dio su manto a Eliseo y lo llenó de su espíritu en su partida.

-S. Pablo: revístanse de Cristo: vestirnos con el manto de sus virtudes.

Pertenencia a María: Llevamos una marca que nos distingue como sus hijos escogidos. El escapulario se convierte en el símbolo de nuestra consagración a María.

Consagración: Â’pertenecer a MaríaÂ’ es reconocer su misión maternal sobre nosotros y entregarnos a ella para dejarnos guiar, enseñar, moldear por Ella y en su corazón. Así podremos ser usados por Ella para la extensión del Reino de su Hijo.

-En 1950 Papa Pío XII escribió acerca del escapulario: “que el escapulario sea tu signo de consagración al Inmaculado Corazón de María, lo cual estamos particularmente necesitando en estos tiempos tan peligrosos”. Quien usa el escapulario debe ser consciente de su consagración a Dios y a la Virgen y ser consecuente en sus pensamientos, palabras y obras. Dice Jesús: “Cargad con mi yugo y aprended de mi, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera”. (Mt 11:29). El escapulario simboliza ese yugo que Jesús nos invita a cargar, pero que María nos ayuda a llevar. El escapulario es un signo de nuestra identidad como cristianos, vinculados íntimamente a la Virgen María con el propósito de vivir plenamente nuestro bautismo. Representa nuestra decisión de seguir a Jesús por María en el espíritu de los religiosos pero adaptado a la propia vocación, lo que exige que seamos pobres, castos y obedientes por amor.

Al usar el escapulario constantemente estamos haciendo silenciosa petición de asistencia a la Madre, y ella nos enseña e intercede para conseguirnos las gracias para vivir como ella, abiertos de corazón al Señor, escuchando su Palabra, orando, descubriendo a Dios en la vida diaria y cercanos a las necesidades de nuestros hermanos, y nos está recordando que nuestra meta es el cielo y que todo lo de este mundo pasa. En la tentación, tomamos el escapulario en nuestras manos e invocamos la asistencia de la Madre. Kilian Lynch, antiguo general de la Orden dice: “No lleguemos a la conclusión de que el escapulario está dotado de alguna clase de poder sobrenatural que nos salvará a pesar a pesar de lo que hagamos o de cuanto pequemos…Una voluntad pecadora y perversa puede derrotar la omnipotencia suplicante de la Madre de la Misericordia.”

El suave yugo de Cristo: “Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mi, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana”. (Mt 11:29-30)

-El escapulario simboliza ese yugo que Jesús nos invita a cargar pero que María nos ayuda a llevar.

Quién lleva el escapulario debe identificarse como católico sin temor a los rechazos y dificultades que ese yugo le traiga.

Se debe vivir lo que significa

El escapulario es un signo de nuestra identidad como católicos, vinculados de íntimamente a la Virgen María con el propósito de vivir plenamente según nuestro bautismo. Representa nuestra decisión de seguir a Jesús por María en el espíritu de los religiosos pero adaptado a la propia vocación. Esto requiere que seamos pobres (un estilo de vida sencillo sin apegos materiales), castos y obedientes por amor a Dios.

En momentos de tentación, tomamos el escapulario en nuestras manos e invocamos la asistencia de la Madre, resueltos a ser fieles al Señor.

Ella nos dirige hacia el Sagrado Corazón de su Hijo Divino y el demonio es forzado a retroceder vencido.

Imposición del Escapulario

El primer escapulario debe ser bendecido por un sacerdote e impuesto por él mientras dice:

“Recibe este escapulario bendito y pide a la Virgen Santísima que por sus méritos, lo lleves sin ninguna mancha de pecado y que te proteja de todo mal y te lleve a la vida eterna”.

¿Puede darse el escapulario a quien no es católico?

Sí. El escapulario es signo de la Maternidad Espiritual de María y debemos recordar que ella es madre de todos. Muchos milagros de conversión se han realizado en favor de buenos no-católicos que se han decidido a practicar la devoción al escapulario.

Conversiones

Un anciano fue llevado al Hospital de San Simón Stock en la ciudad de Nueva York, inconsciente y moribundo. La enfermera al ver al paciente con el Escapulario Carmelita llamó a un sacerdote. Mientras rezada las oraciones por el moribundo, éste recobró el conocimiento y dijo: “Padre, yo no soy católico”. “¿Entonces, ¿por qué está usando el Escapulario Carmelita?”, preguntó el sacerdote. “He prometido a mis amigos usarlo”, explicó el paciente. “Además rezo un Ave María diariamente.” “Usted se está muriendo” replicó el sacerdote. “¿Quiere hacerse católico?” Â’Toda mi vida lo he deseado”, contestó el moribundo. Fue bautizado, recibió la Unción de los Enfermos antes de fallecer en paz.

Alerta contra abusos

El escapulario NO salva por sí solo como si fuera algo mágico o de buena suerte, ni es una excusa para evadir las exigencias de la vida cristiana. Mons. Kilian Lynch, antiguo general de la Orden Carmelita nos dice: “No lleguemos a la conclusión que el escapulario está dotado de alguna clase de poder sobrenatural que nos salvará a pesar a pesar de lo que hagamos o de cuanto pequemos… Una voluntad pecadora y perversa puede derrotar la Â’omnipotencia suplicanteÂ’ de la madre de la misericordia.”

Los Papas y Santos han muchas veces alertado acerca de no abusar de la promesa de nuestra madre como si nos pudiéramos salvar llevando el escapulario sin conversión. El Papa Pío XI nos advierte: “aunque es cierto que la Virgen María ama de manera especial a quienes son devotos de ella, aquellos que desean tenerla como auxilio a la hora de la muerte, deben en vida ganarse dicho privilegio con una vida de rechazo al pecado y viviendo para darle honor.”

Vivir en pecado y usar el escapulario como ancla de salvación es cometer pecado de presunción ya que la fe y la fidelidad a los mandamientos es necesaria para todos los que buscan el amor y la protección de Nuestra Señora.

San Claude de la Colombiere advierte: “Tu preguntas: ¿y si yo quisiera morir con mis pecados?, yo te respondo, entonces morirás en pecado, pero no morirás con tu escapulario.”

La Santísima Trinidad

Escudo de la Orden de los Carmelitas

Intervienen las tres personas de la Santísima Trinidad, el Padre, que es el iniciador y el artífice supremo del plan de salvación; el Hijo, que realiza el designio en la historia; y el Espíritu Santo que imprime su «sello» a toda la obra de salvación. El primer gesto divino, revelado y actuado en Cristo, es la elección de los creyentes, iniciativa libre y gratuita de Dios. En el principio, «antes de crear el mundo», en la eternidad de Dios, la gracia divina está dispuesta a entrar en acción. Me conmuevo meditando que desde la eternidad estamos ante los ojos de Dios que ha decidido salvarnos. Llamada a la «santidad», gran palabra. Santidad. Participación en la pureza del Ser divino. Como Dios es caridad, participar en la pureza divina es participar en la «caridad» de Dios, conformarnos con Dios que es «caridad». «Dios es amor» (1 Juan 4, 8.16), esta es la verdad consolante que nos permite comprender que «santidad» no es una realidad alejada de nuestra vida, sino que, en la medida en que podemos convertirnos en personas que aman con Dios, entramos en el misterio de la «santidad». El «ágape» se convierte en nuestra realidad cotidiana. Somos llevados por tanto al horizonte sacro y vital del mismo Dios. Igualmente es contemplada por el plan divino desde la eternidad: nuestra «predestinación» a hijos de Dios. No sólo criaturas humanas, sino hijos de Dios.

Pablo exalta esta sublime condición de hijos que implica y se deriva de la fraternidad con Cristo, el hijo por excelencia, «primogénito entre muchos hermanos» (Romanos 8, 29) y de la intimidad con el Padre celestial que ya puede ser invocado como «abbá», al que podemos llamarle «padre querido», con un sentido de auténtica familiaridad con Dios, con una relación de espontaneidad y de amor, don inmenso, hecho posible por «pura iniciativa» divina y de la «gracia», luminosa expresión del amor que salva. San Ambrosio, en una carta subraya la gracia sobreabundante con la que Dios nos ha hecho hijos adoptivos suyos en Jesucristo. «No hay que dudar de que los miembros estén unidos a su cabeza, en particular porque desde el principio hemos sido predestinados a la adopción de hijos de Dios, por medio de Jesucristo» («Carta XVI a Ireneo», «Lettera XVI ad Ireneo). «¿Quién es rico si no Dios, creador de todas las cosas?». «Pero es mucho más rico en misericordia, pues nos ha redimido y trasformado, a quienes según la naturaleza de la carne éramos hijos de la ira y sujetos al castigo, para que fuésemos hijos de la paz y de la caridad».

Patrona del pueblo chileno

En 1923 la Santa Sede, a petición del Episcopado Chileno nombró a la Virgen del Carmen como Patrona Principal de todo el pueblo de Chile, ya que antes lo era sólo del ejército y la armada chilena.

Oración a la Virgen del Carmen

Súplica para tiempos difíciles

“Tengo mil dificultades:
ayúdame.
De los enemigos del alma:
sálvame.
En mis desaciertos:
ilumíname.
En mis dudas y penas:
confórtame.
En mis enfermedades:
fortaléceme.
Cuando me desprecien:
anímame.
En las tentaciones:
defiéndeme.
En horas difíciles:
consuélame.
Con tu corazón maternal:
ámame.
Con tu inmenso poder:
protégeme.
Y en tus brazos al expirar:
recíbeme.
Virgen del Carmen, ruega por nosotros.
Amén.”

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Fuente: Corazones.org
Autor: Archidiócesis de Madrid


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Devoción de las 7 excelencias de la Virgen del Carmen https://www.reinadelcielo.org/devocion-de-las-7-excelencias-de-la-virgen-del-carmen/ Mon, 15 Jul 2024 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=9773 Después de cada excelencia se reza un padrenuestro y una avemaría

Primera excelencia, el haber tenido el cuerpo más perfecto y hermoso de todas las criaturas con el singular privilegio de haber sido concebida en gracia.

Segunda excelencia, el alma más santa, que Dios crió, después de la de Jesucristo, adornada de todas las virtudes y gracias del Espíritu Santo.

Tercera excelencia, la vida mas excelente que hubo en el mundo, juntando con suma perfección las tres vidas: activa, contemplativa y unitiva.

Cuarta excelencia, la dignidad más aventajada que tuvo jamás criatura alguna, por ser Madre de su Criador.

Quinta excelencia, la muerte más dichosa que puede haber, por haber muerto de amor a su Dios.

Sexta excelencia, la Asunción más gloriosa que jamás se vio, acompañada de ángeles y llevada en los brazos de Cristo, su amado.

Séptima excelencia, la coronación y gloria más soberana que se puede pensar, pues fue coronada de las jerarquías angélicas.

ORACIÓN

Ntra. Sra. del Carmen

Virgen soberana, gloriosa Madre, Templo y sagrario de la Trinidad Santísima, Gloria de los justos, Amparo y consuelo de los afligidos pecadores, Madre y blasón de los Carmelitas: por la purísima limpieza de pecado original; por la’ gracia y dones que adornan vuestra alma; por la vida que hicisteis para espejo de los justos; por la dignidad grandiosa de Madre de Dios, engrandecida y ensalzada entre todas las generaciones; por la muerte dichosa de amores soberanos; por la Asunción gloriosa para Reina de los cielos, y por la corona de gloria que os dieron para aventajar a los Santos y Coros celestiales: os suplico, pues lo tenéis ofrecido a los que llevan vuestro santo Escapulario y procuran ser hijos vuestros, me ayudéis en vida, para que con santidad en el alma y pureza en el cuerpo sirva a vuestro Hijo JESÚS, guardando sus santos preceptos, y me asistáis en mi muerte, para que en los peligros de ella, triunfando de mis enemigos, salga de esta vida en gracia y amor de Dios. Y, finalmente, en las rigurosas penas del Purgatorio, vuestra intercesión soberana me valga, para que el primer sábado salga a gozar de la vida eterna. Así sea.

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Los cofrades del santo Escapulario de la Virgen del Carmen rezan cada día siete Padrenuestros y Avemarías en honor de las siete excelencias que tuvo la santísima Virgen. Por estas siete excelencias se ha de pedir a la Santísima Virgen santidad en el alma y pureza en el cuerpo, observancia de la Ley santa de Dios, buena muerte y verse libre del Purgatorio para gozar de la vida eterna; pues, como Ella tiene prometido en la Bula del Papa, Juan XXII, amparara y favorecerá a sus devotos y Cofrades en la vida, los asistirá en su muerte y librará de las penas del Purgatorio.

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Fuente: Devocionario Católico


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Novena a la Virgen del Carmen https://www.reinadelcielo.org/novena-a-la-virgen-del-carmen/ Tue, 09 Jul 2024 06:11:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=7344 El 16 de julio se celebra la fiesta de la Virgen del Carmen. María tiene en esta manifestación una identificación clara con la orden de los Carmelitas y con San Simón Stock del Monte Carmelo, a quien la Virgen le entregó el escapulario. Y los carmelitas tienen, entre otros, el mérito de haber llevado esta advocación mariana a todos los estratos del pueblo cristiano. En el siglo XII algunos eremitas se retiraron al Monte Carmelo con San Simón Stock.

Aquí puedes rezar la novena en honor a la Virgen del Carmen.

Inicio de la Novena

Comenzamos rezando: Por la señal de la Santa Cruz…

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Oraciones comunes para todos los días

ACTO DE CONTRICIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Ntra. Sra. del Carmen

Dios mío y Señor mío, postrado delante de vuestra Majestad Soberana, con todo mi ser, con toda mi alma y todo mi corazón te adoro, confieso, bendigo, alabo y glorifico. A ti te reconozco por mi Dios y mi Señor; en Ti creo, en Ti espero y en Ti confío me has de perdonar mis culpas, y dar tu gracia y perseverancia en ella, y la gloria que tienes ofrecida a los que perseveran en tu amor. A Ti amo sobre todas las cosas. A Ti confieso mi suma ingratitud y todas mis culpas y pecados, de todo lo cual me arrepiento y te pido me concedas benignamente el perdón. Pésame, Dios mío, de haberos ofendido, por ser Vos quien sois. Propongo firmemente, ayudado con vuestra divina gracia, nunca más pecar, apartarme de las ocasiones de ofenderos, confesarme, satisfacer por mis culpas y procurar en todo serviros y agradaros. Perdóname, Señor, para que con alma limpia y pura alabe a la santísima Virgen, Madre vuestra y Señora mía, y alcance por su poderosa intercesión la gracia especial que en este Novena pido, si ha de ser para mayor honra y gloria vuestra, y provecho de mi alma. Amén.

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre también de los pecadores, y especial Protectora de los que visten tu sagrado Escapulario; por lo que su divina Majestad te engrandeció, escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico me alcances de tu querido Hijo el perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis necesidades, el consuelo de mis aflicciones y la gracia especial que pido en esta Novena, si conviene para su mayor honra y gloria, y bien de mi alma: que yo, Señora, para conseguirlo me valgo de vuestra intercesión poderosa, y quisiera tener el espíritu de todos los ángeles, santos y justos a fin de poder alabarte dignamente; y uniendo mis voces con sus afectos, te saludo una y mil veces, diciendo: (rezar tres avemarías)

Rezar a continuación la oración del día que corresponda.

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ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

Virgen santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra protectora de tu santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh hermosura del Carmelo! Míranos postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección. Te recomiendo las necesidades de nuestro Santísimo Padre, el Papa, y las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación y las de todo el mundo, las mías propias y las de mis parientes y amigos. Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores, herejes y cismáticos como ofenden a tu divino Hijo, y a tantos infieles como gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad. Así sea.

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Día Primero

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que fuiste figurada en aquella nubecilla que el gran Profeta de Dios, Elías, vio levantarse del Mar, y con su lluvia fecundó copiosamente la tierra, significando la purísima fecundidad con que diste al mundo a tu querido Hijo Jesús, para remedio universal de nuestras almas: te ruego, Señora, me alcances de su majestad copiosas lluvias de auxilios, para que mi alma lleve abundantes frutos de virtudes y buenas obras, a fin de que sirviéndole con perfección en esta, vida, merezca gozarle en la eterna. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia…

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena.
Terminar con la oración final.

Día Segundo

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que por tu singular amor a los Carmelitas los favoreciste con tu familiar trato y dulces coloquios, alumbrándolos con las luces de tu enseñanza y ejemplo de que dichosamente gozaron. Te ruego, Señora, me asistas con especial protección, alcanzándome de tu bendito Hijo Jesús luz para conocer su infinita bondad y amarle con toda mi alma; para conocer mis culpas y llorarlas para saber como debo comportarme a fin de servirle con toda perfección; y para que mi trato y conversación sean siempre para su mayor honra y gloria y edificación de mis prójimos. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia…

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena.
Terminar con la oración final.

Día Tercero

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

Ntra. Sra. del Carmen 2

ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que te dignaste admitir con singular amor el obsequio filial de los Carmelitas, que entre todos los mortales fueron los primeros que en tu honor edificaron un templo en el Monte Carmelo, donde concurrían fervorosos a darte culto y alabanza. Te ruego, Señora, me alcances sea mi alma templo vivo de la Majestad de Dios, adornado de todas las virtudes, donde El habite siempre amado, adorado y alabado por mi, sin que jamás le ocupen los afectos desordenados de lo temporal y terreno. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia…

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena.
Terminar con la oración final.

Día Cuarto

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que para mostrar tu especialísimo amor a los Carmelitas les honraste con el dulce nombre de hijos y hermanos tuyos, alentando con tan singular favor su confianza, para buscar en ti, como en amorosa Madre, el remedio, el consuelo y el amparo en todas sus necesidades y aflicciones, moviéndoles a la imitación de tus excelsas virtudes. Te ruego, Señora, me mires, como amorosa Madre y me alcances la gracia de imitarte, de modo que dignamente pueda yo ser llamado también hijo tuyo, y que mi nombre sea inscrito en el libro de la predestinación de los hijos de Dios y hermanos de mi Señor Jesucristo. Así Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia…

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena.
Terminar con la oración final.

Día Quinto

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que para defender a los Carmelitas, tus hijos, cuando se intentaba extinguir la sagrada Religión del Carmen, mostrando siempre el amor y singular predilección con que los amparas, mandaste al Sumo Pontífice, Honorio III, los recibiese benignamente y confirmase su instituto, dándole por señal de que esta era tu voluntad y la de tu divino Hijo, la repentina muerte de dos que especialmente la contradecían. Te ruego, Señora, me defiendas de todos mis enemigos de alma y cuerpo, para que con quietud y paz viva siempre en el santo servicio de Dios y tuyo. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia…

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena.
Terminar con la oración final.

Día Sexto

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que para señalar a los Carmelitas por especiales hijos tuyos, los enriqueciste con la singular prenda del santo escapulario, vinculando en él tantas gracias y favores para con los que devotamente lo visten y cumpliendo con sus obligaciones, procuran vivir de manera que imitando tus virtudes, muestran que son tus hijos. Te ruego, Señora, me alcances la gracia de vivir siempre como verdadero cristiano y cofrade amante del santo escapulario, a fin de que merezca lograr los frutos de esta hermosa devoción. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia…

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena.
Terminar con la oración final.

Día Séptimo

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

Ntra. Sra. del Carmen 3

ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que en tu santo Escapulario diste a los que devotamente lo visten, un firmísimo escudo para defenderse de todos los peligros de este mundo y de las asechanzas del demonio, acreditando esta verdad con tantos y tan singulares milagros. Te ruego, Señora, que seas mi defensa poderosa en esta vida mortal, para que en todas las tribulaciones y peligros encuentre la seguridad, y en las tentaciones salga con victoria, logrando siempre tu especial asistencia para conseguirlo. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia…

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena.
Terminar con la oración final.

Día Octavo

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que ejerces tu especial protección en la hora de la muerte para con los que devotamente visten tu santo escapulario, a fin de que logren por medio de la verdadera penitencia salir de esta vida en gracia de Dios y librarse de las penas del infierno. Te ruego, Señora, me asistas, ampares y consueles en la hora de mi muerte, y me alcances verdadera penitencia, perfecta contrición de todos mis pecados, encendido amor de Dios y ardiente deseo de verle y gozarle, para que mi alma no se pierda ni condene, sino que vaya segura a la felicidad eterna de la gloria. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia…

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena.
Terminar con la oración final.

Día Noveno

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que extendiendo tu amor hacia los Carmelitas, aún después de la muerte, como piadosísima Madre de los que visten tu santo escapulario consuelas sus almas, cuando están en el Purgatorio, y con tus ruegos consigues salgan cuanto antes de aquellas penas, para ir a gozar de Dios, nuestro Señor, en la gloria. Te ruego, Señora, me alcances de su divina Majestad cumpla yo con las obligaciones de cristiano y la devoción del santo escapulario, de modo que logre este singularísimo favor. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia…

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena.
Terminar con la oración final.

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Fuente: Devocionario Católico


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El escapulario de la Virgen del Carmen es «inseparable» del rosario, dijo Sor Lucia, vidente de Fátima https://www.reinadelcielo.org/el-escapulario-de-la-virgen-del-carmen-es-inseparable-del-rosario-dijo-sor-lucia-vidente-de-fatima/ Wed, 19 Jul 2023 06:54:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=22937 Sor Lucia dos Santos (1917-2005), la mayor de los tres videntes de Fátima y luego religiosa carmelita, reveló que la Virgen del Carmen estuvo en la aparición ocurrida en Portugal el 13 de octubre de 1917, según recoge Aciprensa del portal de los carmelitas portugueses. Antes de ella aparecieron ante los pastorcitos San José, el Niño Jesús y Nuestra Señora de los Dolores.

La religiosa contó este hecho al carmelita Donald O’Callaghan en septiembre de 1949. La religiosa le dijo que la Madre de Dios no le dijo nada sobre el escapulario, pero sí le dijo que “vendría como Nuestra Señora del Carmelo, y su interpretación era que la devoción del escapulario agradaba a la Virgen y que Ella deseaba que se propagara”.

Al preguntarle luego sobre si la vidente creía que el escapulario era parte del mensaje de Fátima, Sor Lucía respondió que ciertamente “el escapulario y el rosario son inseparables” ya que “el escapulario es un signo de consagración a Nuestra Señora”.

El escapulario del Carmen fue dado por la misma Virgen María a San Simón Stock el 16 de julio de 1251, junto con una promesa: “Quien muera usando el escapulario no sufrirá el fuego eterno”. Debe ser bendecido e impuesto por un sacerdote, que recita esta oración: “Recibe este escapulario bendito y pide a la Virgen Santísima que por sus méritos, lo lleves sin ninguna mancha de pecado y que te proteja de todo mal y te lleve a la vida eterna”.

El 11 de febrero de 1950, el Papa Pío XII animó a “colocar en primer lugar, entre las devociones marianas, el escapulario que está al alcance de todos”. Y en la fiesta de la Asunción de la Virgen de ese año, Sor Lucía volvió a hablar sobre la aparición de la Virgen del Carmen y el escapulario, pero esta vez con el padre Howard Raffterty, también carmelita. Este sacerdote dijo que “en muchos libros sobre Fátima, los autores no consideran al escapulario como parte integrante del mensaje”. “Ah, hacen mal, Nuestra Señora quiere que todos usemos el escapulario”, respondió Sor Lucia, “ahora ya el Santo Padre lo confirmó a todo el mundo diciendo que el escapulario es señal de consagración” y “nadie puede estar en desacuerdo”.

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Fuente: Cari filii


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Una visión de la Virgen cambió su vida de hija de la nobleza. Y fue beatificada. https://www.reinadelcielo.org/una-vision-de-la-virgen-cambio-su-vida-de-hija-de-la-nobleza-y-fue-beatificada/ Fri, 20 Aug 2021 18:01:18 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=25882

El Papa Francisco aprobó el decreto que reconoce el milagro atribuido a la intercesión de la Venerable Sierva de Dios María Emilia Riquelme Zayas y fue beatificada

María Emilia Riquelme y Zayas nace el día 5 de agosto de 1847 en Granada (España). Hija de don Joaquín Riquelme y Gómez, capitán general del Ejército español y de doña Emilia Zayas Fernández de Córdoba y de la Vega, descendiente del gran capitán.

Desde su primera infancia mostró una clara inteligencia y hondura espiritual en la vivencia de la fe cristiana que se compartía en su hogar familiar.

A los 7 años María Emilia quedó huérfana de madre. Su orfandad se ilumina con una inefable experiencia en su alma: Siente la presencia de la Virgen María con Jesús en los brazos. María Emilia hizo promesa de fidelidad a Jesús y a María, que fue ratificada en su adolescencia con una nueva presencia de María Inmaculada.

Joven ejemplar

La Cruz se abrió paso a la luz de un alma limpia. Exteriormente nada especial, pero sus contemporáneos atestiguan que «era muy buena y obediente y constantemente se sacrificaba mucho, como una santa». La enfermedad y muerte de su hermano Joaquín a la edad de 17 años, deja al General y a María Emilia sumidos en inmenso dolor.

Acompaña al General en sus destinos militares en Tenerife, Sevilla, La Coruña, Madrid y Lisboa. El padre se ocupó de su formación integral facilitando para ella colegios y profesorado y por encima de todo comparten padre e hija la fe en Dios y en la Virgen María, espíritu que moviliza a María Emilia en el apostolado con los pobres y necesitados. «Los pobres son mis amigos», decía.

Fiel al querer de Dios

María Emilia siente desde su infancia el deseo de entregarse totalmente a Dios. Su centro y fuerza es Jesús en el Santísimo Sacramento, de tal manera que solicita y el Obispado le concede tener, en su oratorio privado, al Santísimo Sacramento.

Dirá: «La Eucaristía es el paraíso de la tierra. La adoración mi hora de cielo, mi recreo y descanso espiritual».

Expone a su padre el deseo de ser religiosa y éste no quiere quedarse sin su única hija. María Emilia ofrece a Dios y espera con paz se haga su voluntad divina. Cuida con filial amor a su padre hasta que fallece cristianamente en Sevilla. Esta nueva pérdida, agiganta en ella la fe en Dios. Hereda los bienes paternos. ¿Qué hace? Obras de caridad y apostolado. Y sigue buscando lo que Dios quiere de su vida.

«Acepta la Cruz que Dios te envía, no busques otra, esa es de oro para ti», escribía y, a los pocos años de la fundación le sobrevienen toda clase de pruebas, muertes inesperadas de religiosas muy queridas y difamaciones que pretenden hundir la obra de Dios. María Emilia vence heroicamente con el arma de la oración. Ella misma nos dice: «Pude seguir el impulso divino que me apremiaba, perdiendo mi pobre nada en Dios, que fue siempre mi todo».

Fundadora

María Emilia, movida por el Espíritu Santo, se siente llamada a fundar la Congregación de Misioneras del Santísimo Sacramento y María Inmaculada, que adore al Señor día y noche y trabaje en el campo de la educación y en misiones.

La Congregación fue avalada primero por el Obispo diocesano de Granada en 1896 y definitivamente aprobada por el Papa San Pío X en Roma, en el año 1912.

Mujer contemplativa y apostólica. Como fundadora, escribe las líneas fundamentales de la Congregación: «Se dedicarán a la Adoración perpetua del Santísimo Sacramento, a la educación de la niñez y juventud, y a las misiones en países necesitados». Su lema: Entrega voluntaria y alegre por la gloria de Dios y el bien de los hermanos. Y su sello exterior la sencillez y la humildad.

Después de una vida totalmente entregada al servicio de Dios y al amor al prójimo, María Emilia entrega su alma a Dios en la Casa Madre de Granada, el 10 de diciembre de 1940. La noticia de su santa muerte se difundió por toda la ciudad. Gentes de toda clase vinieron para enaltecer a esta hija humilde y esclarecida.

Beatificación

El pasado sábado día 9 de noviembre, en la S. I. B. Catedral de la ciudad de Granada (España) era Beatificada, por el prefecto del dicasterio de la causa de los santos en Roma, el cardenal Giovanni Becciu.

Nos recordó que lo que llama la atención de la nueva Beata es su pasión por la eucaristía, vivida personalmente con constancia y transmitida a sus hermanas; su gran amor por Jesús Eucaristía y por la santísima Virgen que le impulsa a tener un espíritu misionero y fundar una nueva congregación para amar a Dios y amar al prójimo con espíritu humilde.

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Fuente: Revista Ecclesia


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Historia del milagroso Dulce Niño Jesús de Belén, de Santa Tecla de El Salvador https://www.reinadelcielo.org/historia-del-milagroso-dulce-nino-jesus-de-belen-de-santa-tecla-de-el-salvador/ Fri, 02 Aug 2019 11:45:46 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=22957 ]]> El Convento de Belén fue construido en la ciudad de Santa Tecla, El Salvador, a mediados del siglo XIX, por el Coronel León Castillo, en cumplimiento de una promesa a la Virgen del Carmen, de la cual era sumamente devoto. En 1864 vinieron a El Salvador los Padres Capuchinos, quienes tomaron posesión del convento y de la Iglesia, a los que dieron el nombre de convento e Iglesia de Belén.

Posteriormente el convento fue habitado por la Srita. Pilar Velásquez y las numerosas niñas a las que ésta, en su inmensa caridad acogía. El convento, entonces, pasó a llamarse Hospicio de Belén. En 1915 las niñas fueron trasladadas al Hospicio Guirola.

En febrero de ese mismo año, doña Clara del Carmen Quirós toma posesión del Convento de Belén, en nombre del Arzobispo de San Salvador, Monseñor Antonio Adolfo Pérez y Aguilar, para fundar en él la Congregación de Carmelitas de San José. Doña Clara tomó el nombre religioso de Madre Clara María de Jesús.

Desde entonces, el Convento de Belén ha sido casa de las Religiosas Carmelitas de San José y de allí toma su nombre la milagrosa imagen del Niño Jesús que se venera en su templo y que es conocido como EL DULCE NIÑO JESÚS DE BELÉN.

Después de la represión por parte del gobierno del levantamiento campesino de 1932, la pobreza se abatió sobe los hogares humildes del occidente del país. Los habitantes de la zona, normalmente de origen indígena, vivían pobremente, esforzándose por ganar el pan de cada día.

Efraín, niño excepcional

En Izalco, una de las zonas más castigadas, vivía una familia muy humilde, formada por Julia y sus cuatro hijos, Efraín de 12 años, Josefita de 10, Angélica de 8 y Patrocinio de 8 años, el padre de los niños, había muerto para los acontecimientos de enero y febrero de 1932.

Efraín era un niño excepcional: Humilde, sincero, honesto, trabajador y muy religioso. Por las tardes, desde que hizo su primera comunión, se le veía pasar algunos ratos en oración en la antigua Iglesia Parroquial de La Asunción.

Temprano, todas las mañanas marchaba con su tío, Juan Nepomuceno, hacia las costas del departamento de Sonsonate, a las playas cercanas al puerto de Acajutla, a pescar, extraer ostras y otros productos del mar, para luego venderlos en Sonsonate o en Izalco.

Una mañana, Efraín y su tío, se dirigieron a la pequeña playa de La Flor, cerca del puerto de Acajutla. La diminuta bahía de La Flor, parece un rinconcito donde hacen su nido las olas del mar, se encuentra rodeada de altas rocas, en las que se incrustan numerosas formaciones de concha nácar y madrépora, que aumentan la belleza del paisaje.

Todo anunciaba que aquel sería un día ordinario, como uno de tantos. Procuraría trabajar intensamente mientras el sol no fuera muy fuerte, para luego irse a la ciudad a vender el pescado, las ostras, las conchas, etc. Y llevaría a su madre el producto de la venta para que comprara lo necesario para la comida de todos.

Efraín llevaba en su cebadera algunos instrumentos que le permitían arrancar de la roca las ostras que después ofrecería a los clientes en la ciudad. Mientras Juan Nepomuceno lanzaba la atarraya en las aguas del mar, Efraín se dedicaba a subir y bajar por las rocas buscando arrancando aquí y allá una ostra. De pronto, a la luz del día que se iniciaba, vio adherido a las rocas, un pequeño objeto que brillaba cuando le daban los nacientes rayos del sol. El hecho llamó la atención del muchacho, que se fue acercando lentamente para investigar de qué cosa se trataba.

Al llegar al lugar en donde se encontraba el objeto que había llamado su atención, Efraín no podía comprender lo que estaba contemplando. Se trataba de una pequeñísima y delicada imagen del Niño Dios que se encontraba adherida a una concha de nácar que a su vez estaba incrustada en una roca.

El niño era una filigrana delicadísima, digna de Benvenuto Cellini, elaborada a base de nácar y madrépora. El rostro del Niño de Belén, es realmente admirable y de una belleza sorprendente. Sus cabellos rizados, hechos de madrépora, entre los que se insinúa la coronita del Rey de los Judíos nacido en Belén. El rostro de nácar con unos ojitos oscuros graciosísimos, una diminuta boquita rosa (diminuto rubí), una nariz respingona y las mejillas ligeramente sonrosadas.

¿Se trata de artificio humano? ¿De un prodigio Celestial elaborado por las manos de los mismos ángeles?

El pequeño Niño de Belén tiene las manitas sobre el pecho, pero en el brazo derecho, cosa extraordinaria, tiene estrechada una ovejita que nos recuerda que es el Buen Pastor, el que da la vida por las ovejas. Se trata de una imagen tan hermosa, que es muy difícil, casi imposible, pensar que sea obra de mano humana.

Del pecho hacia abajo se encuentra cubierto con trocitos de conchas, que simulan una cobija con la que la Santísima Virgen lo habría envuelto al nacer, como lo narra el evangelio de San Mateo.

En su totalidad, la venerada y milagrosa imagen, no pasa de unos cinco centímetros de largo, por unos tres de ancho. Actualmente se encuentra recostada sobre las valvas de una concha abierta, como lo estaría aquel lejano y bendito día en que fue encontrada en la playa de La Flor.

Loco de alegría Efraín, tomó su martillito, su cincel y el cuchillito y con el mayor cuidado fue arrancando de la roca la primorosa imagen y una vez que lo logró, lo envolvió en su pañuelo y lo guardó en la cebadera.

Por el momento no dijo nada de su hallazgo a su tío Juan Nepomuceno, quería que la primera que viera  a su Niño Dios fuera su mamá Julia.

Aquella humilde familia de Izalco,  consideró una bendición de Dios el hallazgo de la imagen del Niño Dios, pero no comprendieron totalmente el significado religioso y devocional de la misma. Hacerlo ver a las comunidades Cristianas, estaba reservado a las Carmelitas de San José, tal era el designio del Señor.

Madre Clara María, muchos años antes, habló de la llegada del Niño del Mar en su acróstico sobre María:

  • Mar que nos dio esta perla
  • Anacarada concha
  • Ruborosa, entreabierta
  • Imitas a las ondas
  • Al querellarte a solas.

Payín, como lo llamaban sus hermanas al pequeño Efraín, murió al poco tiempo, dejando a su familia al Niño de Belén. Cada navidad, la madre, doña Julia, sacaba de una pequeña cajita de cedro, en la que guardaba celosamente, la imagen y la colocaba en el Nacimiento, entre la Virgen María y San José. La pequeña imagen del niño de Belén, era para la señora Julia y sus hijas, el recuerdo del hijo que había muerto de una enfermedad desconocida a los quince años de edad. Dios se lo llevó consigo a Efraín para que su alma pura e inocente, no se contaminara con la maldad de este mundo.

Algunos años después, un día 10 de diciembre de 1948, llegaron a la ciudad de Izalco, un grupo de hermanas y novicias Carmelitas de San José, entre las que se encontraba la Reverenda Madre Paula del Divino Salvador, Madre Fidelina del Crucificado Romualdo, también estaban algunas religiosas jóvenes como las Hermanas Julia Vides, Angélica Cano, Herminia de Jesús, una hermana llamada Mariana y la Madre María Luisa Tobar, que es quien aporta estos datos.

La razón del viaje era realizar apostolado en Izalco unos días, que era el lugar de origen de la Madre Fidelina del Crucificado. La primera etapa de la misión, suponía visitar todos los hogares del barrio de Dolores. La navidad estaba muy cerca y en la mayoría de las humildes viviendas habían colocado los nacimientos, al estilo en que suele hacerse en nuestro país.

La noche de navidad, salieron las hermanas a visitar todavía algunos hogares. Entre ellos estaba el de la Señora Julia; las hermanas entraron a la casa, saludaron y se dirigieron al pequeño pesebre para hacer un poco de oración por aquella familia en la que ya había nacido el Niño Jesús.

Al mirar al Dulce Niño de Belén que habían colocado en el pesebre, Madre Paula llamó la atención de las hermanas sobre Él diciendo: ¡miren hermanas qué cosa tan linda!

Todas las hermanas fijaron su mirada en la rara belleza de aquel Niño Dios, hecho todo de conchas marinas. Quedaron fascinadas por el Dulce Niño Jesús.

Madre Paulita pidió a la señora Julia que le permitiera ver de cerca aquel primor de Niño. La señora con gran cuidado lo tomó del pesebre y lo puso en la mano de la religiosa Carmelita. Era tan pequeño que cabía perfectamente en el hueco de la mano de la superiora general de las Carmelitas de San José. Al tenerlo en la mano Madre Paula del Divino Salvador, recordó un sueño que había tenido una noche antes y que explicaba este encuentro de las Carmelitas con el Niño de Belén.

“Unos días antes de partir, Madre Paulita soñó que un niño muy pequeño, extendía hacia Ella sus bracitos y le decía en su lengua infantil: Llévame contigo y dame a conocer. La Madre no comprendió entonces el significado de aquel sueño, lo entendió esa Nochebuena, teniendo al Niño Jesús entre sus manos”.

Madre María Luisa Tobar, testigo presencial de aquellos acontecimientos, los narra de la siguiente manera

“…Entonces Madre Paula le pidió a la señora Julia que se lo prestara para traerlo a Belén, para que lo vieran todas las hermanas, a lo que ésta respondió que no, que hasta el Padre Castillo, párroco del lugar le daba $300 colones para que se lo vendiera, eso es bastante dinero, sobre todo para mí que soy pobre, pero no, yo no se lo vendo, porque es un recuerdo de mi hijo; él lo encontró cuando tenía 13 años y murió cuando tenía 15.

Pero al final, la humilde señora aceptó y lo prestó. Regresamos al convento de Belén y la Reverenda Madre Paulita entró primero, trayendo en una cajita de medicinas al pequeño Niño de Belén, al que contemplaba su ternura y admiraba su belleza; estaba embelesada con la pequeña imagen que traía en sus manos.

En cuanto la gente de los alrededores, se enteró de que las Hermanas habían traído a Belén un Niño Dios que se había encontrado en una concha en las rocas de la playa de La Flor, se acercaron en gran número para maravillarse de aquel prodigio. Y allí mismo el Niño de Belén comenzó a conceder sus favores a los fieles, curando a algunos que padecían enfermedades crónicas.”

Las Madres Carmelitas, sin embargo, no quisieron exponer al Niño a la veneración de los fieles, hasta que fuera aprobado por el señor Arzobispo de San Salvador, Monseñor Luis Chávez y González.

Al día siguiente de regresar de Izalco, Madre Paula del Divino Salvador, acompañada de madre Margarita de Jesús Ayala, se presentó en el Palacio Episcopal, llevando consigo al Niño de Belén, para informar de lo sucedido al Señor Arzobispo y pedir su licencia para exponerlo por un tiempo a la veneración de los fieles en la Iglesia de Belén.

El prudente arzobispo de San Salvador, de santa memoria, pidió que le dejaran la imagen para examinarla detenidamente y decidir si se podía presentar para que los fieles le rindieran culto de veneración.

Pasados unos días,  Monseñor Chávez y González se apersonó en el Convento de Belén,  para devolver la imagen del Dulce Niño, que había sido examinada detenidamente en sus contenidos iconográficos, sin hallar nada que fuera contrario a la fe católica.

“Yo estaba en la portería, recuerda Madre María Luisa Tobar y Monseñor me pidió que llamara a Sor Paula; yo toqué la campana, y mientras llegaba, Monseñor que tenía al Niño entre sus manos le decía: Mirá Chiquitín, esta casa se les está cayendo a las monjas y no tienen para levantarla, tenés que hacer algo”.

En ese momento se presentó Madre Paula del Divino Salvador, que era la Superiora General y Monseñor Luis Chávez y González le entregó la venerada imagen, autorizando para que se le rindiera culto en la Iglesia de Belén, que también se encontraba en muy mal estado. Fue el Arzobispo el que bautizó al Niño con el título de Niño Jesús de Belén, Salvador del Mundo, y autorizó la jaculatoria con que se le invoca desde entonces:

“Dulce Niño de Belén, Salvador del Mundo, ¡Sálvanos!, ¡Sálvanos!”

La Señora Julia, no sin algunas reticencias, donó a las Hermanas Carmelitas de San José, la imagen del Dulce Niño de Belén, comprendiendo, desde la fe, que en la Iglesia de Belén estaría expuesto a la veneración de los fieles y que desde su trono de amor, distribuiría sus dones y sus beneficios a manos llenas. Las religiosas, por su parte, se comprometieron a educar a los tres hijos de la viuda pobre, Josefita, Angélica y Patrocinio.

Una vez que fue puesto el Niño de Belén a la veneración de los fieles, su fama de milagroso se fue extendiendo por todo el país y hasta por los países vecinos, de donde cada día venían numerosas peregrinaciones a rezar y pedir favores al Dulce Niño de Belén. De aquella visita, todos regresaban consolados a sus hogares.

Al año de albergar la Iglesia de Belén la imagen del Niño Jesús,  se presentó el ilustre filántropo Don Walter Thilo Deininger, para ofrecer a las hermanas, construir a sus expensas la nueva Iglesia de Belén y más tarde, la casa religiosa de las hermanas Carmelitas de San José. La oración del Santo Arzobispo, había sido escuchada por el Niño de Belén.

Las devociones populares tienen sus altibajos; lo mismo ha ocurrido con el Dulce Niño de Belén, parece que hubo un tiempo, esos difíciles años posconciliares, en que la devoción hizo crisis, pero conforme las aguas han tornado a su cauce, y se han profundizado los fundamentos bíblicos y teológicos de la devoción a los misterios de la infancia del Señor, la devoción al Niño Jesús, ha ido aumentando de manera extraordinaria en el pueblo de Dios. Actualmente son cientos de personas las que mensualmente visitan la Iglesia de Belén para pedir sus favores y presentar sus acciones de gracias al milagroso Niño Jesús de Belén, Salvador del Mundo.

Su fiesta se celebra el 2 de enero, dentro del tiempo litúrgico de Navidad y en su templo se congregan miles de personas que ya sea individualmente, como familias o en peregrinación, quieren celebrar el amor del Padre, manifestado en Cristo Jesús.

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Fuente: Extracto del libro «Pequeña historia del Dulce Niño Jesús de Belén», de Roberto Bolaños Aguilar


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“Léeme o Laméntalo”, sobre las Almas del Purgatorio https://www.reinadelcielo.org/leeme-o-lamentalo-sobre-las-almas-del-purgatorio/ Fri, 21 Jul 2017 16:17:53 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=9838 Resumen un libro de excelente mérito por sus consejos, por la convicción que acarrean y la acción urgente que nos infunde.

Ánimas del purgatorio

Es por tu mayor interés que lo leas y releas. Y nunca te arrepentirás de ello. Por el contrario, grande y amargo será tu arrepentimiento si no lo haces con dedicación.

“Léeme o Laméntalo”, está firmado por EDM (Engant de Marie, iniciales con las que se identifica el Padre O’Sullivan). Tiene la aprobación del Cardenal de Lisboa en 1936.

¡AUXILIO, AUXILIO, SUFRIMOS MUCHO!

Nunca llegaremos a comprender lo suficientemente claro que una limosna, pequeña o grande, dada en favor de las almas sufrientes, se la damos directamente a Dios. Él acepta y recuerda como si se la hubieran dado directamente a Él mismo.

Así, todo lo que hagamos por ellas, Dios lo acepta hecho para El. Es como si lo aliviáramos o liberáramos a Él mismo del Purgatorio. ¡En qué manera nos pagará! No hay mayor hambre, sed, pobreza, necesidad, pena, dolor, sufrimiento que se compare a los de las Almas del Purgatorio.

Por lo tanto no hay ni mérito más alto para nosotros, que rezar, pedir celebraciones de Misas, y dar limosnas en favor de las pobres Santas Almas. Es muy posible que algunos de nuestros más cercanos y queridos parientes estén todavía sufriendo las purificantes penas del Purgatorio.

Y llamándonos entre lastimosos gemidos para que los ayudemos y aliviemos. ¿No es terrible que seamos tan duros que no podamos pensar en ellos, ni tampoco podemos ser tan crueles que deliberadamente los olvidemos? Por el amor de Cristo, hagamos todo lo que podamos por ellas.

PIENSA EN EL PURGATORIO

“Tengan piedad de mí, tengan piedad de mí, por lo menos ustedes mis amigos, porque la mano del Señor me ha tocado” (Job 19:21).

almas del purgatorio (ft img) 2

Esta es la conmovedora súplica que la Iglesia Purgante envía a sus amigos en la tierra. Tierra, comiencen, imploren su ayuda, en respuesta a la angustia más profunda. Muchos dependen de sus oraciones. Es incomprensible como algunos católicos vergonzosamente desatienden a las almas del Purgatorio. Pareciera que no creen en el Purgatorio. Ciertamente es que sus ideas acerca de ello son muy difusas.

¡Días y semanas y meses pasan sin que ellas reciban una Misa dicha por ellas! ¡Raramente también, oyen Misa por ellos, raramente rezan por ellos, raramente piensan en ellos! Entretanto tal vez su amigos y familiares en la tierras están gozando la plenitud de la salud y la felicidad, ocupados en sus trabajos, divirtiéndose.

Mientras las pobres almas sufren inenarrables agonías en sus lechos de llamas. ¿Cuál es la causa de esta horrible insensibilidad? Ignorancia: gruesa, inexplicable ignorancia. La gente no se da cuenta de lo que es el Purgatorio.

No conciben las espantosas penas, ni tienen idea de los largos años que las almas son retenidas en esas horribles llamas. Como resultado, hacen poco o nada para evitarse a sí mismos el Purgatorio, y aún peor, cruelmente ignoran a las pobres almas que ya están allí y que dependen enteramente de ellos para ser auxiliadas.

QUE ES EL PURGATORIO

Es una prisión de fuego en la cual casi todas las almas salvadas son sumergidas después de la muerte y en la cual sufren las más intensas penas.

Aquí esta lo que los más grandes doctores de la iglesia nos dicen acerca del Purgatorio. Tan lastimoso es el sufrimiento de ellas que un minuto de ese horrible fuego parece ser un siglo.

Santo Tomás Aquino, el príncipe de los teólogos, dice que el fuego del Purgatorio es igual en intensidad al fuego del infierno. Y que el mínimo contacto con él es más aterrador que todos los sufrimientos posibles de esta tierra.

San Agustín, el más grande de todos los santos doctores, enseña que para ser purificadas de sus faltas previo a ser aceptada en el Cielo, las almas después de muertas son sujetas a un fuego más penetrante y más terrible que nadie pueda ver, sentir o concebir en esta vida.

Aunque este fuego está destinado a limpiar y purificar al alma, dice el Santo Doctor, aún es más agudo que cualquier cosa que podamos resistir en la Tierra.

San Cirilo de Alejandría no duda en decir que “sería preferible sufrir todos los posibles tormentos en la Tierra hasta el día final que pasar un solo día en el Purgatorio”.

Otro gran Santo dice: “Nuestro fuego, en comparación con el fuego del Purgatorio, es una brisa fresca”.

Otros santos hablan en idénticos términos de ese horrible fuego.

¿CÓMO ES QUE LAS PENAS DEL PURGATORIO SON TAN SEVERAS?

El fuego que vemos en la Tierra fue hecho por la bondad de Dios para nuestra comodidad y nuestro bienestar. A veces es usado como tormento, y es lo más terrible que podemos imaginar. El fuego del Purgatorio, por el contrario, está hecho por la Justicia de Dios para penar y purificarnos y es, por consiguiente, incomparablemente más severo.

Nuestro fuego, como máximo, arde hasta consumir nuestro cuerpo hecho de materia. Por el contrario el fuego del Purgatorio actúa sobre el alma espiritual, la cual es inexplicablemente más sensible a la pena. Cuanto más intenso es el fuego, más rápidamente destruye a su víctima, la cual por consiguiente cesa de sufrir.

Por cuanto el fuego del Purgatorio inflige el más agudo y la más violenta pena, pero nunca mata al alma ni le quita sensibilidad. Tan severo como el fuego del Purgatorio, es la pena de la separación de Dios, la cual el alma también sufre en el Purgatorio, y esta es la pena más severa.

El alma separada del cuerpo anhela con toda la intensidad de su naturaleza espiritual estar con Dios. Es consumida de intenso deseo de volar hacia Él. Aun es retenida, y no hay palabras para describir la angustia de esa aspiración insatisfecha.

Qué locura, entonces, es para un ser inteligente como el ser humano negar cualquier precaución para evitar tal espantoso hecho. Es infantil decir que no puede ser así, que no lo podemos entender, que es mejor no pensar o no hablar de ello.

El hecho es que, ya sea lo creamos o no, todas las penas del Purgatorio están más allá de lo que podamos imaginar o concebir. Estas son las palabras de San Agustín.

SOBRE EL PURGATORIO, ¿PUEDE TODO ESTO SER VERDAD?

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La existencia del Purgatorio es tan cierta que ningún católico ha tenido nunca una duda acerca de ello. Fue enseñado desde los tiempos más remotos por la Iglesia y fue aceptada con indubitable fe cuando la Palabra de Dios fue predicada.

La doctrina es revelada en la Sagrada Escritura y creída por millones y millones de creyentes de todos los tiempos. Aún, tal como lo hemos remarcado, las ideas de algunos son tan vagas y superficiales en este tema tan importante, que son como personas que cierran sus ojos y caminan deliberadamente en el filo de un precipicio.

Harían bien en recordar que la mejor manera de acortar nuestra estadía en el Purgatorio – o aún más, evitarlo- es tener una clara idea de ello, y adoptar los remedios que Dios nos ofrece para evitarlo. No pensar en ello es fatal. Es cavarse a sí mismos la fosa, y prepararse para ellos mismos un terrorífico, largo y riguroso Purgatorio.

EL PRÍNCIPE POLACO

Hubo un príncipe polaco, que por una razón política, fue exiliado de su país natal, y llegado a Francia, compró un hermoso castillo allí. Desafortunadamente, perdió la Fe de su infancia y estaba, a la sazón, ocupado en escribir un libro contra Dios y la existencia de la vida eterna.

Dando un paseo una noche en su jardín, él se encontró con una mujer que lloraba amargamente. Le preguntó el porqué de su desconsuelo. “¡Oh, príncipe, ella replicó, soy la esposa de John Marie, su mayordomo, el cual falleció hace dos días!

Él fue un buen marido y un devoto sirviente de Su Alteza.

Su enfermedad fue larga y gasté todos los ahorros en médicos, y ahora no tengo dinero para ir a ofrecer una Misa por su alma”. El príncipe, tocado por el desconsuelo de esta mujer, le dijo algunas palabras.

Y aunque profesaba ya no creer más en la vida eterna, le dio algunas monedas de oro para tener la Misa por ella y su difunto esposo. Un tiempo después, también de noche, el Príncipe estaba en su estudio trabajando febrilmente en su libro. Escuchó un ruidoso tocar a la puerta, y sin levantar la vista de sus escritos, invitó a quien fuese a entrar. La puerta se abrió y un hombre entró y se paró frente al escritorio de Su Majestad.

Al levantar la vista, cuál no sería la sorpresa del Príncipe al ver a Jean Marie, su mayordomo muerto, que lo miraba con una dulce sonrisa.

Príncipe, le dijo. “Vengo a agradecerle por las Misas que usted permitió que mi mujer pidiera por mi alma. Gracias a la Salvadora Sangre de Cristo, ofrecida por mí, voy ahora al Cielo. Pero Dios me ha permitido venir aquí y agradecerle por sus generosas limosnas”.

Luego el agregó solemnemente: “Príncipe, hay un Dios, una vida futura, un Cielo y un Infierno”.

Dicho esto, desapareció.

El Príncipe cayó de rodillas y recitó un ferviente Credo (“Creo en Dios Padre Todopoderoso…”)

SAN ANTONINO Y SU AMIGO

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San Antonino, el ilustre Arzobispo de Florencia, relata que un piadoso caballero había muerto, el cual tenía un amigo en un convento Dominicano en el cual el Santo residía.

Varias Misas fueron sufragadas por su alma. El Santo se afligió mucho cuando, después de un prolongado lapso, el alma del fallecido se le apareció, sufriendo muchísimo.

“Oh mi querido amigo” exclamó el Arzobispo, “¿estás todavía en el Purgatorio, tú, que llevaste tal piadosa y devota vida?”

“Así es, y tendré que permanecer aquí por un largo tiempo” replicó el pobre sufriente.

“Pues en mi vida en la Tierra fui negligente en ofrecer sufragios por las almas de Purgatorio.

Ahora, Dios por su justo juicio aplica los sufragios que debían ser aplicados por mí, en favor de aquellos por los cuales debí haber rezado”.

“Pero Dios, también, en su justicia, me dará todos los méritos de mis buenas obras cuando entre al Cielo; pero, primero de todo, tengo que expiar mi grave negligencia de no acordarme de los otros”.

Tan ciertas son las palabras de Nuestro Señor “Con la vara con que mides serás medido”.

Recuerda el terrible destino de ese piadoso caballero será el de aquellos que desechan orar y rehúsan ayudar a las Santas Almas.

¿CUÁNTO TIEMPO LAS ALMAS PERMANECEN EN EL PURGATORIO?

La extensión en tiempo por la cual las almas permanecen en el Purgatorio depende de:

  1. El número de sus faltas
  2. La malicia y la deliberación con que éstas fueron realizadas
  3. La penitencia hecha, o no, la satisfacción hecha, o no, por los pecados cometidos durante la vida
  4. Y también depende de los sufragios ofrecidos por ellos después de sus muertes.

Lo que se puede decir con seguridad es que, el tiempo que las almas pasan en el Purgatorio es, por regla general, mucho más larga que la gente puede imaginar.

Extraeremos algunas citas de libros que hablan de la vida y las revelaciones de los Santos.

San Luis Bertrand: su padre era un ejemplar cristiano, como naturalmente se podía esperar, siendo el padre de tan gran Santo. En un tiempo deseó llegar a ser un Monje Cartujo, hasta que Dios le hizo ver que no era Su voluntad.

Cuando murió, luego de largos años de practicar cada virtud cristiana, su hijo completamente al cuidado de los rigores de la justicia Divina, ofreció algunas Misas y elevó las más fervientes súplicas por el alma del cual él amó tanto.

Una visión de su padre en el Purgatorio lo obligó a multiplicar centenares de veces sus sufragios. Agregó las más severas penas y largos ayunos a sus Misas y oraciones. Aún ocho años completos pasaron antes que obtuviera la liberación de su padre.

San Malaquías tenía una hermana todavía en el Purgatorio

Lo cual hizo que redoblara sus esfuerzos, y asimismo, a pesar de las Misas, oraciones y heroicas mortificaciones ofrecidas por el Santo, ¡permaneció varios años retenida!

Se cuenta que una santa monja en Pamplona, la cual logró liberar varias Carmelitas del Purgatorio, las cuales permanecieron allí por el término de 30 a 40 años.

¡Monjas Carmelitas en el Purgatorio por 40, 50 o 60 años!

¿Cuál será el destino de aquellos que viven inmersos en las tentaciones del Mundo, y con sus cientos de debilidades?

San Vicente Ferrer, después de la muerte de su hermana, oró con increíble fervor por su alma y ofreció varias Misas por su liberación. Ella apareció al Santo al final de su Purgatorio, y le contó que si no fuera por su poderosa intercesión ante Dios, ella hubiera estado allí interminable tiempo.

En la Orden Dominicana es regla general orar por los Superiores en el aniversario de sus muertes. ¡Algunos de estos han muerto varios siglos atrás! Ellos fueron hombres eminentes por su piedad y sabiduría. Esta regla no sería aprobada por la Iglesia si no fuera necesaria y prudente.

No queremos significar con esto que todas las almas están retenidas por tiempos iguales en los fuegos expiatorios. Algunas han cometido faltas leves y han hecho penitencia en vida. Por lo tanto, su castigo será mucho menos severo.

Si esas almas, quienes gozaron del trato, quienes vieron, siguieron, y tuvieron la intercesión de grandes santos, son retenidas largo tiempo en el Purgatorio, ¿qué será de nosotros que no gozamos ninguno de esos privilegios?

¿POR QUÉ UNA EXPIACIÓN TAN PROLONGADA?

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Las razones no son difíciles de entender. La malicia del pecado es muy grande. Lo que a nosotros nos parece una pequeña falta en realidad una seria ofensa contra la infinita bondad de Dios.

Es suficiente ver cómo los Santos se condolieron sobre sus faltas. Somos débiles, es nuestra tendencia. Es verdad, pero entonces Dios nos ofrece generosamente abundantes gracias para fortalecernos. Nos da la luz para ver la gravedad de nuestras faltas, y la fuerza necesaria para conquistar la tentación.

Si todavía somos débiles, la falta es toda nuestra. No usamos la luz y la fortaleza que Dios nos ofrece generosamente; no rezamos, no recibimos los Sacramentos como debiéramos.

Un eminente teólogo remarca que si las almas son condenadas al Infierno por toda la eternidad por el pecado mortal. No hay que asombrarse que otras almas debieran ser retenidas por largo tiempo en el Purgatorio quienes han cometido deliberadamente incontables pecados veniales.

Algunos de los cuales son tan graves que al tiempo de cometerlos el pecador escasamente distingue si son mortales o veniales.

También, ellos pueden haber cometido algunos pecados mortales por los cuales tuvieron poco arrepentimiento e hicieron poca o ninguna penitencia. La culpa ha sido remitida por la absolución, pero la pena debida por los pecados tendrá que ser pagada en el Purgatorio.

Nuestro Señor nos enseña que deberemos rendir cuentas por cada palabra que decimos y que no dejaremos la prisión hasta que no hayamos pagado hasta el último céntimo.(Mt 5:26).

Los Santos cometieron pocos y leves pecados, y todavía ellos sienten mucho y hacen severas penas. Nosotros cometemos muchos y gravísimos pecados, y nos arrepentimos poco y hacemos poca o ninguna penitencia.

PECADOS VENIALES

Sería dificultoso calcular el inmenso número de pecados veniales que un católico comete. Hay un infinito número de faltas en el amor, egoísmo, pensamientos, palabras, actos de sensualidad, también en cientos de variantes.

Faltas de caridad en el pensamiento, palabra, obra, y omisión. Holgazanería, vanidad, celos, tibieza y otras innumerables faltas. Hay pecados por omisión que no pagamos. Amamos tan poco a Dios, y Él clama cientos de veces por nuestro amor. Lo tratamos fríamente, indiferentemente y hasta con ingratitud.

Él murió por cada uno de nosotros. ¿Le hemos agradecido como se debe? Él permanece día y noche en el Santísimo Sacramento del Altar, esperando por nuestras visitas, ansioso de ayudarnos. ¿Cuán a menudo vamos a Él?

Él ansía venir a nosotros en la Santa Comunión, y lo rechazamos. Él se ofrece a Si Mismo por nosotros en el Altar de cada Misa y da océanos de gracias a aquellos que asisten al Santo Sacrificio. ¡Aún algunos son tan holgazanes de ir a Su Calvario! ¡Qué abuso de gracias!

Nuestros corazones están llenos de amor a sí mismos, duros. Tenemos hogares felices, espléndida comida, vestido, y abundancia de todas las cosas. Muchos de nuestros prójimos viven en el hambre y la miseria, y le damos tan poco, mientras que vivimos en el despilfarro y gastamos en nosotros mismos sin necesidad.

La vida nos fue dada para servir a Dios, para salvar nuestras almas. ¡Muchos cristianos, sin embargo, están satisfechos de rezar cinco minutos a la mañana y cinco a la noche! El resto de las 24 horas están dedicados al trabajo, descanso y placer.

Diez minutos a Dios, a nuestras almas inmortales, al gran trabajo de nuestra salvación. ¡Veintitrés horas y cincuenta minutos a esta transitoria vida! ¿Es justo para Dios?

¡Nuestros trabajos, nuestros descansos y sufrimientos deberían ser hechos para Dios! Así debería ser, y nuestros méritos serían por supuesto grandes. La verdad es que hoy día pocos piensan en Dios durante el día. El gran objetivo de sus pensamientos son ellos mismos. Ellos piensan y trabajan y descansan para satisfacerse a sí mismos.

Dios ocupa un pequeñísimo espacio en sus días y sus mentes. Esto es un desaire a Su Amantísimo Corazón, el cual siempre piensa en nosotros.

Y AHORA, LOS PECADOS MORTALES

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Muchos cristianos cometen, desafortunadamente, pecados mortales durante sus vidas. Pero aunque los llevan al Sacramento de la confesión, no hacen satisfacción por ellos, como ya hemos dicho.

San Beda el venerable, opina que aquellos que pasan gran parte de su vida cometiendo graves pecados y confesándolos en su lecho de muerte, pueden llegar a ser retenidos en el Purgatorio hasta el Día Final.

Santa Gertrudis en sus revelaciones dice que aquellos que cometen muchos pecados graves y que no hayan hecho penitencia no gozan de ningún sufragio de la Iglesia por un considerable tiempo.

Todos esos pecados, mortales o veniales, se acumulan por 20, 30, 40, 60 años de nuestras vidas. Todos y cada uno deberán ser expiados para después de la muerte. Entonces, ¿es de asombrarse que algunas almas tengan que estar en el Purgatorio por tanto tiempo?

¿POR QUÉ Y PARA QUÉ REZAR POR LAS ÁNIMAS BENDITAS DEL PURGATORIO?

El gran Mandamiento de Nuestro Señor Jesucristo es que nos amemos los unos a los otros, genuina y sinceramente.

El Primer Gran Mandamiento es amar a Dios sobre todas las cosas.

El Segundo, o mejor dicho el corolario del Primero, es amar al prójimo como a nosotros mismos.

No es un consejo o un mero deseo del Todopoderoso. Es Su Gran Mandamiento, la base y esencia de Su Ley. Es tanta la verdad encerrada en esto que Él toma como donación todo aquello que hacemos por nuestro prójimo. Y como un rechazo hacia Él cuando rechazamos a nuestro prójimo.

Leemos en el Evangelio de San Mateo ( Mt 25:34-46), las palabras de Cristo que dirigirá a cada uno en el Día del Juicio Final.

Algunos católicos parecen pensar que su Ley ha caído en desuso, pues en estos días existe el egoísmo, el amor a sí mismo, y cada uno piensa en sí mismo y en su engrandecimiento personal. “Es inútil observar la Ley de Dios en estos días”, dicen, “cada uno debe mirar por sí mismo, o te hundes”. ¡No hay tal cosa! La ley de Dios es grandiosa y todavía y por siempre tendrá fuerza de ley.

Por eso, es más que nunca necesaria, más que nunca nuestro deber y por nuestro mayor interés.

ESTAMOS MORALMENTE OBLIGADOS A ROGAR POR LAS ANIMAS BENDITAS

Siempre estamos obligados a amar y ayudar al otro. Pero cuanto mayor es la necesidad de nuestro prójimo, mayor y más estricta es nuestra obligación. No es un favor que podemos o no hacer, es nuestro deber; debemos ayudarnos unos a otros. Sería un monstruoso crimen, por caso, rehusar al poder y desposeído el alimento necesario para mantenerse vivo.
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Sería espantoso rehusar la ayuda a alguien en una gran necesidad, pasar de largo y no extender la mano para salvar a un hombre que se está hundiendo. No solamente debemos ayudar cuando es fácil y conveniente, sino que debemos hacer cualquier sacrificio para socorrer a nuestro hermano en dificultades. Ahora, ¿qué puede estar más urgido de caridad que las almas del Purgatorio? ¿Qué hambre o sed o sufrimiento en esta Tierra puede compararse con sus más terribles sufrimientos?

Ni el pobre, ni el enfermo, ni el sufriente que vemos a nuestro alrededor necesitan de tal urgente socorro. ¡Aún encontramos gente de buen corazón que se interesa en los sufrientes de esta vida, pero, escasamente encontramos a gente que trabaja por las Almas del Purgatorio!

¿Y quién puede necesitarnos más? Entre ellos, además, pueden estar nuestras madres, nuestros padres, amigos y seres queridos.

DIOS DESEA QUE LAS AYUDEMOS

Ellas son los amigos más queridos. El desea ayudarlos; Él desea mucho tenerlos cerca de Él en el Cielo. Ellas nunca más lo ofenderán, y están destinadas a estar con Él por toda la Eternidad. La Verdad, la Justicia de Dios demanda expiación por los pecados. Pero por una asombrosa dispensación de Su Providencia Él pone en nuestras manos la posibilidad de asistirlos.

Él nos da el poder de aliviarlas y aún de liberarlas. Nada le place más a Dios que les ayudemos. Él está tan agradecido como si le ayudáramos a Él.

NUESTRA SEÑORA QUIERE QUE LOS AYUDEMOS

Nunca, nunca una madre de esta tierra amó tan tiernamente a sus hijos fallecidos. Nunca nadie consuela como María busca consolar sus sufrientes niños en el Purgatorio, y tenerlos con Ella en el Cielo. Le daremos gran regocijo cada vez que llevamos fuera del Purgatorio a un alma.

LAS BENDITAS ÁNIMAS DEL PURGATORIO NOS DEVUELVEN EL MIL POR UNO

Virgen de las Animas

Pero ¿qué podremos decir de los sentimientos de las Santas Almas? ¡Sería prácticamente imposible de describir su ilimitada gratitud con para aquellos que las ayudan!

Llenas de un inmenso deseo de pagar los favores hechos por ellas, ruegan por sus benefactores con un fervor tan grande, tan intenso, tan constante, que Dios no les puede negar nada.

Santa Catalina de Bologna dice: “He recibido muchos y grandes favores de los Santos, pero mucho más grandes de las Santas Almas (del Purgatorio)”.

Cuando finalmente son liberadas de sus penas y disfrutan de la beatitud del Cielo, lejos de olvidar a sus amigos de la Tierra, su gratitud no conoce límites. Postradas frente al Trono de Dios, no cesan de orar por aquellos que los ayudaron.

Por sus oraciones ellas protegen a sus amigos de los peligros y los protegen de los demonios que los asechan. No cesan de orar hasta ver a sus benefactores seguros en el Cielo, y serán por siempre sus más queridos, sinceros y mejores amigos.

Si los católicos solamente supieran cuan poderosos protectores se aseguran con sólo ayudar a las Ánimas Benditas, no serían tan remisos de orar por ellos.

LAS ÁNIMAS BENDITAS DEL PURGATORIO PUEDEN ACORTAR NUESTRO PROPIO PURGATORIO

¡Otra gran gracia que obtenemos por orar por ellas es un corto y fácil Purgatorio, o su completa remisión!

San Juan Macías, sacerdote dominicano, tenía una maravillosa devoción a las Almas del Purgatorio. Él obtuvo por sus oraciones (principalmente por la recitación del Santo Rosario) ¡la liberación de un millón cuatrocientas mil almas!

En retribución, el obtuvo para sí mismo las más abundantes y extraordinarias gracias y esas almas vinieron a consolarlo en su lecho de muerte, y a acompañarlo hasta el Cielo. Este hecho es tan cierto que fue insertado por la Iglesia en la bula de decretaba su beatificación.

El Cardenal Baronio recuerda un evento similar. Fue llamado a asistir a un moribundo. De repente, un ejército de espíritus benditos apareció en el lecho de muerte, consolaron al moribundo, y disiparon a los demonios que gemían, en un desesperado intento por lograr su ruina.

Cuando el cardenal les preguntó quiénes eran, le respondieron que eran ocho mil almas que este hombre había liberado del Purgatorio gracias a sus oraciones y buenas obras. Fueron enviadas por Dios, según explicaron, para llevarlo al Cielo sin pasar un solo momento en el Purgatorio.

Santa Gertrudis fue ferozmente tentada por el demonio cuando estaba por morir. El espíritu demoníaco nos reserva una peligrosa y sutil tentación para nuestros últimos minutos. Como no pudo encontrar un asalto lo suficientemente inteligente para esta Santa, él pensó en molestarla su beatífica paz sugiriéndole que iba a pasar larguísimo tiempo en el Purgatorio puesto que ella desperdició sus propias indulgencias y sufragios en favor de otras almas.

Pero Nuestro Señor, no contento con enviar Sus Ángeles y las miles de almas que ella había liberado, fue en Persona para alejar a Satanás y confortar a su querida Santa. Él le dijo a Santa Gertrudis que a cambio de lo que ella había hecho por las ánimas benditas, le llevaría directo al Cielo y multiplicaría cientos de veces todos sus méritos.

El Beato Enrique Suso, de la Orden Dominicana, hizo un pacto con otro hermano de la Orden por el cual, cuando el primero de ellos muriera, el sobreviviente ofrecería dos Misas cada semana por su alma, y otras oraciones también.

Sucedió que su compañero murió primero, y el Beato Enrique comenzó inmediatamente a ofrecer las prometidas Misas. Continuó diciéndolas por un largo tiempo. Al final, suficientemente seguro que su santamente muerto amigo había alcanzado el Cielo, cesó de ofrecer las Misas.

Grande fue su arrepentimiento y consternación cuando el hermano muerto apareció frente a él sufriendo intensamente y reclamándole que no hubo celebrado las Misas prometidas.

El Beato Enrique replicó con gran arrepentimiento que no continuó con las Misas, creyendo que su amigo seguramente estaría disfrutando de la Visión Beatífica, pero agregó que siempre lo recordaba en sus oraciones. “Oh hermano Enrique, por favor dame las Misas, pues es la Preciosísima Sangre de Jesús lo que yo más necesito” lloraba la sufriente alma.

El Beato recomenzó a ofrecerlas, y con redoblado fervor, ofreció Misas y ruegos por su amigo hasta que recibió absoluta certeza de su liberación. Luego fue su turno de recibir gracias y bendiciones de toda clase por parte de su querido hermano liberado, y muchas más veces que las que hubiera esperado.

CÓMO PODEMOS AYUDAR A LAS BENDITAS ÁNIMAS DEL PURGATORIO

La primera medida es unirse a la Asociación de las Santas Almas. Las condiciones son simples.

  1. Tener tu nombre registrado en el Libro de la Asociación.
  2. Oír Misa una vez a la semana (basta con la Misa del domingo) por las Santas Almas.
  3. Rezar y promover la devoción a las Ánimas Benditas.
  4. Contribuir una vez al año con un donativo a la Asociación, lo cual permite a la Asociación tener Misas perpetuas cada mes.

La segunda medida para ayudar a las Animas Benditas, es pidiendo Misas ofrecidas por ellas.

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Esta es ciertamente la más eficaz de las medidas para liberarlas. Aquellos que no puedan ofrecer Misas, deberían asistir a cuanta Misa fuera posible por su intención.

Un hombre joven que ganaba un salario muy modesto le contó al autor de este libro:

“Mi esposa murió unos años antes. Tengo 10 misas ofrecidas por ella. No puedo hacer más por ella, pero oí 1000 misas por su querida alma”.

La recitación del Santo Rosario (con sus grandes indulgencias) y hacer el Vía Crucis (el cual es ricamente dador de indulgencias), son excelentes vías de ayuda a las almas.

San Juan Macías, como vimos, liberó del Purgatorio más de un millón de almas, principalmente recitando el Santo Rosario y ofreciendo sus indulgencias por ellas.

Otra fácil y eficaz forma de ayuda es la recitación constante de oraciones breves que contengan indulgencias (aplicando dichas indulgencias en favor de las almas del Purgatorio)

Mucha gente tiene la costumbre de decir 500, ó 1000 veces cada día la pequeña jaculatoria “Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío”, o la sola palabra “Jesús”.

Estas son las más consoladoras devociones

Ellas traen océanos de gracias a quien las practican y dan inmenso alivio a las Santas Almas.

Aquellos que digan las jaculatorias 500, o 1000 veces, ganan 300.000 días de indulgencias (ochocientos veintiún años de indulgencias) ¡Qué multitud de almas podemos liberar!

¿Cuánto no será la cantidad de almas liberadas al cabo de un mes, de un año, de cincuenta años?

Y a los que no dicen las jaculatorias… ¡que inmenso número de gracias y favores habrán perdido!

Es bastante posible -aunque no fácil- decir esas jaculatorias 1000 veces al día. Pero si no puedes decir 1000, por lo menos dilas 500, o 200 veces diarias.

Todavía otra poderosa oración es:

“Padre Eterno, te ofrezco la Preciosísima Sangre de Jesús, con todas las Misas dichas en el mundo en este día, por las Almas del Purgatorio”.

Nuestro Señor mostró a Santa Gertrudis un vasto número de almas dejando el Purgatorio (¡cerca de 1000 cada vez que se la recitaba!). Y yendo al Cielo como resultado de esta oración, la cual la Santa acostumbraba decir frecuentemente durante el día.

El acto heroico consiste en ofrecer a Dios en favor de las Almas del Purgatorio todos los trabajos de satisfacción que practicamos en nuestra vida y todos los sufragios que serán ofrecidos para nosotros después de nuestra muerte. Si Dios premia tan abundantemente la más insignificante limosna dadas por un pobre hombre en Su nombre,

¿Qué inmensa recompensa Él no dará a aquellos que ofrecen sus trabajos de satisfacción en vida y muerte por las Almas que Él ama tanto?

Este acto no evita que los sacerdotes ofrezcan Misas por las intenciones que ellos deseen, o que los laicos no recen por algunas personas u otras intenciones. Aconsejamos a todos realizar este acto.

LAS LIMOSNAS AYUDAN A LAS SANTAS ALMAS

San Martin dio la mitad de su manto a un pobre mendigo, sólo para darse cuenta después que se lo había dado a Cristo. Nuestro Señor apareció al Santo y le agradeció.

El Beato Jordan de la Orden Dominica, nunca podía rehusar dar limosnas cuando se lo pedían en el nombre de Dios.

Un día él se había olvidado su monedero. Un pobre hombre imploraba una limosna por el amor de Dios.

En vez de descartarlo, Jordan, por entonces un estudiante, le dio su más preciado cinturón, el cual el apreciaba mucho.

Poco tiempo después, el entró a una Iglesia y encontró su cinturón circundando la cintura de una imagen de Cristo Crucificado.

El también, había dado sus limosnas a Cristo. Todos damos limosnas a Cristo.

En conclusión:

  1. Dar todas las limosnas que podamos.
  2. Pedir todas las Misas que estén en nuestro poder.
  3. Escuchar todas las Misas, cuantas más, mejor.
  4. Ofrecer todas nuestras penas y sufrimientos por la liberación de las Almas del Purgatorio.
  5. Así liberaremos incontable cantidad de Almas del Purgatorio, las cuales nos pagarán 10000 veces más.

LO QUE HACEN LAS ANIMAS BENDITAS POR AQUELLOS QUE LAS AYUDAN

San Alfonso María Ligorio decía que, aunque las santas Almas no pueden ya lograr méritos para sí mismas, pueden obtener para nosotros grandes gracias. No son, formalmente hablando, intercesores, como lo son los Santos, pero a través de la dulce Providencia de Dios, pueden obtener para nosotros asombrosos favores y librarnos de los demonios, enfermedades y peligros de toda clase.

Está más allá de toda duda, como ya hemos dicho, que nos devuelven miles de veces cada cosa que hagamos por ellos. Los siguientes hechos, unos pocos de todos los que podríamos mencionar, son suficientes para mostrar cuán poderosas y generosas amigas son estas Almas.

COMO UNA NIÑA ENCONTRÓ A SU MADRE

Una pobre niña sirvienta en Francia llamada Jeanne Marie escuchó una vez un sermón sobre las Santas Almas, el cual dejó una impresión indeleble en su mente. Fue profundamente movida por el pensamiento del intenso e incesante sufrimiento que soportaban las pobres Almas, y se horrorizaba al ver cuán cruelmente eran olvidadas y dejadas de lado por sus amigos de la Tierra.

Otra cosa que la impresionó profundamente es oír que hay muchas almas que están tan cerca de su liberación, que una sola Misa sería suficiente para ellas. ¡Son retenidas largo tiempo, hasta años, sólo porque este último y necesario sufragio fue olvidado o negado!

Con una fe simple, Jeanne Marie resolvió que, costara lo que costara, ella tendría una Misa por las Pobres Almas cada mes, especialmente por las más cercanas al Cielo. Ella ahorraba un poquito, y a veces con dificultad, pero nunca falló en su promesa.

En una ocasión fue a París con su patrona, y la niña cayó enferma, por lo cual se vio obligada a ir al Hospital. Desafortunadamente, la enfermedad resultó ser de largo tratamiento, y su patrona tuvo que regresar a casa, deseando que su mucama pronto se reuniera con ella. Cuando al final la pobre sirvienta pudo dejar el hospital, y allí había dejado todos sus ahorros, de manera que sólo le quedaba en la mano un franco.

¿Qué hizo? ¿A dónde ir?

Visita de la Virgen al purgatorio

De repente, un pensamiento cruzó su mente y se acordó que no había ofrecido ese mes una Misa en favor de las Pobres Almas. ¡Pero tenía sólo un franco! Apenas le alcanzaría para comer.

Como tenía confianza que las Almas del Purgatorio le ayudarían, fue hasta una Iglesia y pidió hablar con un sacerdote, para que ofrezca una Misa, en favor de las Almas del Purgatorio. Él aceptó, aunque jamás imaginó que la modesta suma que la niña ofreció era el único dinero que la pobre niña poseía.

Al terminar el Santo Sacrificio, nuestra heroína dejó la Iglesia. Una cierta tristeza nubló su rostro, y se sintió totalmente perpleja. Un joven caballero, tocado por su evidente decepción, le preguntó si tenía algún problema y si podía ayudarla.

Ella le contó su historia brevemente, y finalizó diciendo cuanto deseaba trabajar. De alguna manera se sintió consolada por la forma en que el joven la escuchaba, y recobró la confianza.

“Será un placer ayudarte” dijo. “Conozco una dama que en este momento está buscando una sirvienta. Ven conmigo”. Y dicho esto le guio hasta una casa no muy lejos de allí y le pidió que ella tocara el timbre, asegurándole que encontraría trabajo.

En respuesta al toque de timbre, la dama de la casa abrió ella misma la puerta y preguntó a Jeanne Marie que quería. “Madame” dijo ella, “me dijeron que usted está buscando una mucama. No tengo trabajo y me agradaría tener el puesto”.

La dama estaba perpleja y replicó: “¿Quién pudo haberte dicho que necesitaba una mucama? ¿Hace sólo un par de minutos que acabo de despedir a la que tenía, acaso te has encontrado con ella?”

“No, Madame. La persona que me informó que usted necesitaba una mucama fue un joven caballero”.

“¡Imposible!”, exclamó la señora, “Ningún joven, de hecho nadie, pudo haberse enterado que necesitaba una mucama”.

“Pero Madame” —dijo la niña, apuntando un cuadro en la pared— “ése es el hombre que me lo dijo”.

“¡No, mi niña, ese es mi único hijo, que ha muerto hace ya más de un año!”

“Muerto o no” —aseguró la niña— “él fue el que me trajo hasta aquí, y aún me guio hasta la puerta. Vea la cicatriz en la frente. Lo reconocería donde fuera”.

Luego, le contó toda la historia, con su último franco, y de cómo ella obtenía Misas por las Santas Almas, especialmente por las más cercanas al Cielo.

Convencida al final de la veracidad de la historia de Jeanne Marie, la dama la recibió con los brazos abiertos.

“Ven, pero no como mi sirvienta, sino como mi querida hija. Tú has enviado a mi queridísimo hijo al Cielo. No tengo duda que él fue el que te trajo a mí”.

COMO UN NIÑO POBRE LLEGÓ A OBISPO, A CARDENAL Y A SANTO

San Pedro Damian perdió a su padre y madre apenas nació. Uno de sus hermanos lo adoptó, pero lo trataba con aspereza, forzándolo a trabajar muy duro y alimentándolo muy mal y con escasa ropa.

Un día encontró una moneda de plata, que representaba para él una pequeña fortuna. Un amigo le aconsejó que lo usara para sí mismo, pues el dueño no podría ser hallado.

Para Pedro era difícil establecer en que lo gastaría, ya que tenía todo tipo de necesidades. Pero cambiando de pensar en su joven mente, decidió que lo mejor que podía hacer era pedir una Misa por las Almas del Purgatorio, en especial por las almas de sus queridos padres.

A costa de un gran sacrificio, transformó su pensamiento en hechos y las Misas fueron ofrecidas. Las almas del Purgatorio devolvieron su sacrificio más generosamente. Desde ese día en adelante notó un gran cambio en su destino.

Su hermano mayor lo llamó a la casa donde él vivía, y horrorizado por el maltrato que padecía, lo llevó a vivir consigo. Lo trató como a su propio hijo, y lo educó y cuidó con el más puro afecto.

Bendición sobre bendición, los más maravillosos talentos de Pedro salieron a la luz, y fue rápidamente promovido al sacerdocio. Algún tiempo después él fue elevado a la dignidad de Obispo, y finalmente Cardenal. Además, muchos milagros atestiguan su santidad, tanto que luego de su muerte fue canonizado y declarado Doctor de la Iglesia.

Estas maravillosas gracias vinieron a él después de una Misa ofrecida por las Santas Almas.

UNA AVENTURA EN LOS APENINOS

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Un grupo de sacerdotes fueron convocados a Roma para tratar un asunto de gravedad. Eran portadores de importantes documentos, y una gran suma de dinero les fue confiada para el santo Padre.

Atentos al hecho que los Apeninos, los cuales habían de cruzar, estaban infestados de forajidos, eligieron un guía de confianza. No había por aquel entonces túneles ni trenes para cruzar las montañas. Se encomendaron a la protección de las Animas Benditas del Purgatorio, y decidieron recitar el De Profundis cada hora por ellas. Cuando llegaron al corazón de las montañas, el que iba más adelante de todos dio la voz de alarma a la vez que espoleaba a los caballos a todo galope.

Mirando alrededor, los sacerdotes vieron a ambos lados del sendero fieras bandas de forajidos fuertemente armados y apuntándoles. Se vieron en una emboscada y estaban a la completa merced de los delincuentes. Después de una hora de temerario avance, el guía paró y mirando a los sacerdotes, dijo: “No puedo entender cómo escaparon. Esta gente nunca perdona a nadie”.

Los padres estaban convencidos que debían su seguridad a las Santas Almas, como luego se confirmaría con un hecho que disiparía toda duda. Cuando concluyeron su misión en Roma, uno de ellos fue destinado a la Ciudad Eterna, como capellán de una prisión.

No mucho después, uno de los más feroces bandidos en Italia fue capturado, y condenado a muerte por una larga serie de asesinatos y esperaba la ejecución en su celda. Ansioso de ganar su confianza, el capellán le contó sus aventuras, entre ellas las de los Apeninos.

El criminal manifestó gran interés en la historia. Cuando terminó el curita su relato, el asesino exclamó:

“¡Yo fui el líder de esa banda! Estábamos seguros de que ustedes portaban dinero y estábamos decididos a matarlos y saquearlos. Pero una fuerza invisible nos impidió disparar, pues queríamos hacerlo pero no podíamos”.

El capellán luego le contó al delincuente cómo se habían encomendado a la protección de las Almas del Purgatorio, y que ellos atribuían su liberación a su protección. El bandido no tuvo dificultad en creer. De hecho, hizo su conversión mucho más fácil. Murió con arrepentimiento.

CÓMO PIO IX SE CURÓ DE SU MALA MEMORIA

El venerable pontífice Pio IX designó a un Santo y Prudente religioso llamado Tomaso como Obispo de la Diócesis. El sacerdote, alarmado por la responsabilidad puesta sobre él, comenzó encarecidamente a excusarse. Sus protestas fueron en vano. El Santo Padre sabía de sus méritos.

Agobiado por la aprehensión, el humilde religioso solicitó una audiencia con el Santo Padre y le confesó que tenía mala memoria, lo que resultaba ser un grave impedimento en el alto oficio encomendado a él. Pio IX respondió con una sonrisa: “Su diócesis es muy pequeña en comparación con la Iglesia Universal, la cual yo llevo sobre mis hombros. Tus cuidados son livianos en comparación con los míos.”

Agregó: “Yo también sufría un grave defecto de la memoria, pero prometí decir una ferviente oración diaria por las Animas Benditas, las cuales, en retribución, han obtenido para mí una excelente memoria.

Usted debería hacer lo mismo, estimado Padre, y tendrá en qué regocijarse”.

CUÁNTO MAS DAMOS, MAS RECIBIMOS

Un hombre de negocios en Boston se unió a la Asociación de las Santas Almas y dio una alta suma de dinero anual para Misas y oraciones en favor de éstas. El Director de la Asociación se sorprendió de la generosidad del caballero, pues sabía que no era un hombre rico. Él le preguntó amablemente un día si las limosnas que él generosamente daba eran completamente suyas o eran colectas que el realizaba de otros.

El hombre respondió: “Todo lo que doy es mi propia ofrenda. No se alarme. No soy rico, usted piensa que doy más de lo que tengo. No es así, lejos de perder con mi caridad, las Animas Benditas ven que gano considerablemente más de lo que doy; a ellas no les gana nadie en generosidad”.

EL IMPRENTERO DE COLONIA

William Freyssen, da su testimonio de como su hijo y esposa recobraron la salud gracias a las Almas del Purgatorio. Un día le encargaron imprimir un librito sobre el Purgatorio. Cuando realizaba las tareas de corrección del texto, su atención fue captada por los hechos narrados en el libro. Él aprendió por primera vez las maravillas que las Santas Almas pueden obrar por sus amigos.

Por aquel tiempo su hijo cayó gravemente enfermo, y pronto su estado se volvió desesperante. Recordando lo que había leído acerca del poder de las Santas Almas, Freyssen hizo la promesa solemne de imprimir mil libritos a su propia expensa, con su firma impresa. Fue a la iglesia y, una vez dentro, hizo un voto solemne. En ese momento una sensación de paz y confianza inundaron su alma.

A su retorno a casa, su hijo, que no podía tragar ni una gota de agua, pidió algo de comer. Al día siguiente estaba fuera de peligro y pronto, completamente curado. Al mismo tiempo, Freyssen ordenó imprimir los libros del Purgatorio para ser distribuidos, sabiendo que la mejor forma de obtener ayuda para las almas sufrientes, era interesando a mucha gente sobre el tema. Nadie que sabe sobre el sufrimiento de estas pobres almas, niega una oración a ellas.

El tiempo pasó, y una nueva tristeza se cernía sobre este imprentero. Esta vez su amada esposa cayó enferma y a pesar de todos los cuidados iba cada vez peor. Perdió el uso de razón y quedó casi completamente paralizada, de modo que los doctores no le dieron muchas esperanzas.

El marido, recordando todo lo que las Almas del Purgatorio habían hecho a su pequeño hijo, corrió otra vez a la Iglesia y prometió solemnemente, como otrora, imprimir 200 de los libros del Purgatorio, en principio, como urgente socorro de las Animas Benditas.

La aberración mental de su esposa cesó, y comenzó a mover su lengua y extremidades. En un corto período ella estaba perfectamente sana.

LA CURA DEL CANCER

Joana de Menezes cuenta de su cura. Ella estaba sufriendo de un cáncer en la pierna y sumergida en un profundo dolor. Recordando lo que había oído sobre el poder de las Almas del Purgatorio, ella resolvió poner toda su confianza en ellas y ofrecer nueve Misas por ellas. Prometió publicar en el diario su curación, si esta se llevaba a cabo. Gradualmente el tumor y el cáncer desaparecieron.

UN ESCAPE DE UN ASALTO

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El Padre Luis Manaci, un celoso misionero, tenía gran devoción a las Almas del Purgatorio. Se encontró una vez realizando un viaje peligroso, pero con mucha confianza pidió a las Animas Benditas que lo protegieran de los peligros que se iría encontrando. Su camino bordeaba una zona desértica, en la cual se sabía que estaba infestada de peligrosas gavillas.

Cuando se encontraba rezando el Santo Rosario por las Almas, cuál no fue su sorpresa, de verse rodeado de una custodia de espíritus benditos. Pronto el descubrió la razón. Había pasado por una emboscada, pero las Santas Almas lo rodearon y lo taparon, tornándolo invisible para los miserables que buscaban su vida. Lo acompañaron hasta que estuvo seguro y fuera de peligro.

VOLVER A LA VIDA

El Prior de Cirfontaines nos cuenta su historia: “Un joven de mi parroquia cayó enfermo de fiebre tifoidea. Sus padres vencidos por la pena y me pidieron que lo encomendara a las oraciones de los miembros de la Asociación de Santas Almas. Era un sábado. El chico estaba a las puertas de la muerte. Los doctores probaron todos los recursos, todos los remedios. Fue en vano. No podían hallar nada para mejorarlo. Yo era el único que tenía esperanzas. Sabía del poder de las Santas Almas pues había visto lo que podían hacer. El domingo rogué a los Asociados de las Santas Almas para que rogaran fervientemente por nuestro amigo enfermo. El lunes el peligro había pasado. El muchacho estaba curado”.

¡LEELO Y DESPIERTA!

“En mi larga vida”, escribe un sacerdote,” vi muchas manifestaciones de generosidad de los católicos por los pobres y necesitados, de acuerdo con lo que Nuestro Señor nos mandó hacer.”

“También noté que algunos católicos son, por supuesto, muy generosos y buenos. Algunos se preocupan por los pobres, otros por los enfermos. Leprosos, pacientes de cáncer, deficientes mentales, todos tienen amigos. Algunos prefieren ayudar a los jóvenes, los corazones de otros prefieren a los ancianos”.

“Lo más extraño de todas las cosas, es que nunca encontré ni un hombre, ni una mujer que se haya dedicado por completo, de todo corazón, a la más grande de las caridades, por los más necesitados, esto es, por las santas Almas del Purgatorio. Debe haber algunos que lo hacen, pero en mi larga y variada experiencia, no encontré ninguno”.

¡Y las palabras de este sacerdote son pura verdad!

Apelamos a aquellos que todavía no se han dedicado a sí mismos a alguna forma particular de caridad, para que se dediquen con todas sus energías a las Animas Benditas. Hagan todo lo que puedan personalmente, e induzcan a otros a hacer lo mismo.

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Fuente: Foros de la Virgen


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“Sálvame, Señora”, oración a la Virgen del Carmen https://www.reinadelcielo.org/salvame-senora-oracion-a-la-virgen-del-carmen/ Thu, 06 Jul 2017 16:33:27 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=9789

SÁLVAME, SEÑORA

Lo mismo que los marineros,
que luchan en el mar,
las olas de la vida me golpean,
y ya no sé ni hacia dónde caminar.

Poco a poco a mi alrededor,
todo parece que se va a derrumbar,
y es como si ya nada me pudiera ofrecer seguridad, solo cuando estoy
a tu lado, encuentro verdadera paz.

Cada mañana te despiertas con noticias de paro,
y no sabes hasta cuando, podrás seguir con tu trabajo, puede que
ahora echemos de menos, lo que antes hemos despilfarrado.

Porque todos pensábamos
que lo que teníamos hasta estos momentos,
tenía pinta de ser eterno,
pero sólo Tú Señor lo eres, y lo demás, solo un reflejo.

Estrella de la mañana,
hermosa Flor del Carmelo,
llena con tu fragancia,
las preocupaciones de nuestro suelo,
porque sólo si tu nos acompañas,
podremos salir de este agujero,
en el que el afán de poder y dinero,
nos está dejando casi con lo puesto.

Madre del Carmelo,
ampara a todos las familias,•
sé Tú nuestro lucero, Ilumínanos el sendero,

que nos lleve a la solución,

de todos nuestros desvelos.

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Por Carmen Navarrete

SÚPLICA PARA TIEMPOS DIFÍCILES

Ntra. Sra. del Carmen“Tengo mil dificultades: ayúdame.
De los enemigos del alma: salvame.
En mis desaciertos: ilumíname.
En mis dudas y penas: confórtame.
En mis enfermedades: fortaléceme.
Cuando me desprecien: anímame.
En las tentaciones: defiéndeme.
En horas difíciles: consuélame.
Con tu corazón maternal: ámame.
Con tu inmenso poder: protégeme.
Y en tus brazos al expirar: recíbeme.
Virgen del Carmen, ruega por nosotros.
Amén.”


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Conferencia de María Vallejo-Nágera – De María a María https://www.reinadelcielo.org/conferencia-de-maria-vallejo-najera-de-maria-a-maria/ Fri, 28 Nov 2014 16:07:04 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=2899 María Vallejo-Nágera (Madrid, 1964), es licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación por la Universidad Complutense de Madrid, y una referencia en la narrativa contemporánea en español. Sus novelas han sido traducidas al inglés, francés, polaco y portugués.

Investigadora incansable sobre los misterios espirituales católicos, ganó inmensa popularidad con sus dos ensayos “Entre el cielo y la tierra: historias curiosas sobre el Purgatorio” y “Cielo e Infierno: verdades de Dios”. En este caso podemos escuchar una conferencia, en la presentación de su nuevo libro: “De María a María”.

Escucharemos acerca de la existencia del purgatorio y de cómo el amor de María nos promete llevarnos al cielo directamente.

¡Disfrutemos de esta aduio-conferencia!

Descargar Conferencia de María Vallejo-Nágera

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