tormenta – Reina del Cielo https://www.reinadelcielo.org Fri, 16 Aug 2024 08:48:19 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.3.9 Los milagros asombrosos de la Virgen del Rayo https://www.reinadelcielo.org/los-milagros-asombrosos-de-la-virgen-del-rayo/ Fri, 16 Aug 2024 08:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=26475 El 30 de mayo de 1722 -este año se celebran tres siglos- se fundó el monasterio de Jesús María de Guadalajara, Jalisco (México), de religiosas dominicas, que mantienen el carisma dominico de «alabar, bendecir y predicar». Está en el centro de la ciudad, a cinco minutos del zócalo y la catedral. En México han pasado muchas cosas en estos 3 siglos, con guerras, desastres y persecuciones anticlericales, pero las dominicas siguen allí.

Este monasterio es el lugar donde nació una peculiar advocación mariana que desde allí se extendió a otras regiones de México y de otros países: Nuestra Señora del Rayo.

Una terrible tormenta y un rayo en el dormitorio

En la madrugada del 13 de agosto de 1807 una terrible tormenta estalló sobre la ciudad. La lluvia golpeó las ventanas, un trueno hizo temblar el edificio y despertó a todas las religiosas y un rayo golpeó la imagen de la Virgen del Rosario con el Niño que estaba en el dormitorio.

Estalló un incendio y las religiosas se alejaron con rapidez. Cuando se controló el incendio, comprobaron que la imagen de la Virgen estaba ennegrecida, y también su rosario, aunque el Niño había quedado ileso, igual que los cuadros de Santo Domingo y de la Trinidad. Pese al rayo y el incendio, todas las religiosas estaban indemnes, dieron gracias a Dios y a la Virgen y llevaron la imagen ennegrecida a la capilla del convento.

Cinco días después, el 18 de agosto, dos obreros y algunas monjas se encontraban en la capilla a media tarde. De repente, se fue la luz del sol, tapada por unas nubes negras repentinas. Según se cuenta, la estatua de María comenzó a brillar con un intenso resplandor “sobrenatural”. Los testigos querían huir pero se encontraban como petrificados o hipnotizados mirando la estancia. En ese momento entraron el resto de religiosas para las Vísperas. Sonó un trueno, brilló un relámpago, un destello de luz golpeó la estatua ennegrecida y todos vieron cómo cambiaba de color.

La imagen cambió de color, a rosado, a blanco, y luego a su color original. Los ojos, que 5 días antes se habían roto, ahora se abrieron y brillaban como diamantes. Ahora la imagen era más hermosa que antes de la primera tormenta. El segundo destello «reparó» lo dañado por el primer rayo.

Como sucedía a menudo en todo el mundo hispano cuando se daba un milagro en el s.XVII y XVIII, enseguida llegaron escribanos, testigos y autoridades para levantar acta y dejar papeles al respecto. Hizo una investigación el capellán del convento, Manuel Cerviño, y también el canónigo de la catedral José María Gómez y Villaseñor (que llegaría a ser nombrado obispo de Michoacán, aunque murió antes de poder ejercer el cargo).

Los documentos originales en los que dejaban testimonio de este hecho milagroso se perdieron durante la Guerra civil de los Tres Años (de 1858 a 1861), pero los hechos y los textos se recordaron.

Curaciones documentadas

Con la aprobación de la Iglesia, nació la devoción a la Virgen del Rayo, apoyada por curaciones milagrosas que se documentaban.

Así, la religiosa del convento Cecilia de San Cayetano, de 22 años, enfermó de «una fiebre que le paralizó la columna». Los tratamientos de 8 años de buenos médicos no le ayudaron. Ya no podía caminar y sufría constante dolor.

El 17 de diciembre de 1850 sintió un impulso irresistible de visitar a la Virgen del Rayo en la capilla. La subpriora la ayudó a acercarse. Se desplomó a sus pies casi inconsciente. Se sentía abatida también espiritualmente. Rezó así: “Oh, devuélveme la salud, Madre Buena, que si sigo así temo por mi salvación”. El milagro fue inmediato: volvió caminando sin ayuda a su habitación por primera vez en 8 años y vivió otros 20 años con buena salud.

Otra curación registrada fue la de doña Micaela Contreras, quien se curó instantáneamente el 17 de septiembre de 1856, después de sufrir una parálisis por 32 años.

En 1940 la imagen recibió la coronación pontificia concedida por Pío XII, con una ceremonia en la catedral. En la ciudad le dan dos títulos más: defensora de los que no tienen trabajo y de los que tienen necesidades urgentes. Otras ciudades han creado parroquias dedicadas a esta advocación.

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Fuente: Cari Filii


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Los milagros de la Virgen de Bonaira https://www.reinadelcielo.org/los-milagros-de-la-virgen-de-bonaira/ Thu, 19 Jan 2023 20:11:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=26986 ]]> Las cosas de la vida me llevaron a vivir en Corso Buenos Aires, que es la capital de Argentina y sede de Bergoglio antes de Roma.

«Aire» es masculino. Y «viento» también. Los conquistadores, al desembarcar en el siglo XVI, bautizaron la zona con el nombre de Nuestra Señora de los Buenos Aires, no por estar empujados, precisamente, por vientos favorables, sino porque, siendo dueños también de Cerdeña, eran devotos de su Patrona, la Madonna de Bonaria (que significa lo mismo). También dediqué un episodio al estrecho vínculo que existe entre sardos y españoles, como ya saben los aficionados a KattolicoGiulio Dante Guerra dedicó un extenso artículo (que nadie ha podido superar) a Nuestra Señora de Bonaria en la revista Cristianitàallá por 1984. Me ha servido de inspiración para contar la intrigante historia.

El cese de la tormenta

Estamos el siglo XIV y son los tiempos de las guerras entre pisanos y aragoneses; los primeros poseían Cagliari, los segundos le contraponían Villa de Bonayra. Una vez derrotados los pisanos, de Villa solo quedaba la iglesia confiada a los mercedarios (orden española fundada para rescatar a los esclavos cristianos en manos islámicas).

El 25 de marzo de 1370 (nótese el día [la Anunciación]), un mercante español se topó con una tormenta. Arrojó su carga por la borda para aligerar el barco. Toda la carga se hundió, excepto una caja con el escudo mercedario: la caja tocó el agua y la tormenta cesó. Los marineros intentaron recuperarla, pero se les escapó y acabó en la playa.

Al desembarcar, nadie conseguía moverla; era imposible. Un niño llamó a los mercedarios, ya que al parecer la caja era suya. Llegaron dos de ellos y, sin esfuerzo, la levantaron. Entonces todos, asombrados, quisieron ver lo que había dentro. La abrieron y encontraron una imagen de la Virgen con el Niño. ¡Con una vela encendida en la mano! La llevaron de inmediato a la iglesia y después de una serie de milagros se convirtió en patrona, sobre todo, de los marineros. Los ex-votos se acumularon. Había maquetas de barcos que habían escapado de las olas o de los piratas, armas, balas de cañón, cadenas de esclavos liberados.

Imagen de la Virgen de Bonaira, con el Niño y la vela en la mano.

Incluso un «barquito» de marfil con jarcia de plata, regalo de una dama desconocida del siglo XV. Estaba colgado por el mástil, frente al altar y si lo hacían rotar volvía a su posición anterior. Además variaba según los vientosque soplaban en el Golfo de Cagliari: quienes se aventuraban en el mar sin tener esto en cuenta, siempre terminaban teniendo graves problemas.

En 1624, el general de los mercedarios tuvo que prohibir lo que para entonces se había convertido en un ritual lúdico y supersticioso. Finalmente, el objeto fue trasladado. Lo grandioso es que, antes de que la estatua llegara allí de forma prodigiosa, había otra imagen de la Virgen, también milagrosa, en el altar de la iglesia de Villa Bonayra. Era una Virgen bizantina con el Niño. Un soldado aragonés, presa del vicio del juego, hizo con ella una especie de pacto: «Si gano, vamos a medias, pero si pierdo, ¡pobre de ti!».

Por supuesto perdió y lo perdió todo, incluso su daga. Pero antes de entregársela al vencedor, quiso cumplir su infame promesa: entró en la iglesia y apuñaló furiosamente a la Virgen en el cuello. Y del punto golpeado brotó tanta sangre que manchó el uniforme del blasfemo, que fue detenido inmediatamente. El puñal permaneció colgado junto al altar de la que hoy todos llaman «Nuestra Señora del Milagro» hasta la llegada, en 1370, de la imagen que conocemos ahora. Esta última fue colocada en la capilla de la derecha. Pero al día siguiente apareció en el altar mayor y Nuestra Señora del Milagro, en la capilla.

Rechazo de los barcos jacobinos

Intentaron volver a colocarlas varias veces, pero siempre las encontraban intercambiadas. A pesar de la buena guardia. Así que se rindieron ante otro prodigio y dejaron las dos imágenes donde querían estar.

Había tantos peregrinos que en el siglo XVIII se decidió construir una iglesia más grande. Pero intervino la Guerra de Sucesión española y en 1720 Cerdeña pasó (desgraciadamente, como hemos visto en el episodio dedicado a la Cerdeña hispana) a manos de los Saboya. Las obras comenzaron de nuevo, aunque de forma menos grandiosa. Pero no acabó allí la cosa.

En 1793, los barcos jacobinos aparecieron frente a Cagliari y comenzaron a disparar con cañones. Los sardos quitaron el velo que estaba ante la Virgen de Bonaria, lo izaron como bandera y expulsaron al enemigo.

Después llegó Napoleón, que se apoderó de Italia continental pero nunca llegó a pisar Cerdeña. María Cristina de Saboya, hija del rey Víctor Manuel I, nació en 1812 en Cagliari. Llegó a ser Reina de las Dos Sicilias, murió en Nápoles en olor de santidad y hoy es beata. Pero la revolución nunca duerme, y en 1832 los liberales consiguieron hacerse con el dinero que la fe popular había destinado al santuario y lo desviaron hacia obras que consideraban «más útiles». En 1866, la Italia unida, tras la supresión de las instituciones «inútiles», ordenó a los mercedarios que desalojaran y entregaran la iglesia al Estado. Solo la furiosa reacción popular de los sardos consiguió salvar al menos la iglesia, mientras que el antiguo convento fue alquilado a un posadero.

La devoción de los sardos a su patrona ha frustrado todos los intentos de manipulación a lo largo de la historia.

En 1869, las autoridades «laicas» intentaron actuar a hurtadillas: se apoderaron de todos los ornamentos preciosos de la iglesia y se los llevaron a la capital italiana, que entonces era Florencia. Pero no contaron con el capitán del barco(que por su terquedad debía de ser sardo): no quería embarcar nada sin un albarán y una estimación del valor del contenido. Lo cual frustraría la operación.

«Herencia y dominio de María»

Fue necesaria una petición popular para que los bienes sustraídos volvieran a su lugar legítimo. Y en 1870, dos coronas de oro, bendecidas por el beato Pío IX, fueron colocadas sobre la cabeza de la Virgen de Bonaria.

Los acontecimientos posteriores impusieron continuos parones en las famosas obras de la nueva iglesia, que no se terminó hasta 1926. Tras la última guerra, el papa Pío XII llamó a Cerdeña «herencia y dominio de María». En1970, Pablo VI fue a celebrar el sexto centenario de Bonaria, donde acogido por una gran multitud. Pero también por las pedradas de un pequeño grupo de ultracomunistas, signo de los tiempos. ¿Acabó así la historia? Quién sabe.

En 1937, frente a la playa de San Vero Milis (Oristano), se encontró una estatua de madera flotando, una Virgen con el Niño. Las marcas de quemaduras indicaban que procedía de España, donde la guerra civil hacía estragos. Una iglesia incendiada y una estatua arrojada al mar.

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Fuente: Cari Filii
Traducido por Verbum Caro.


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Cuando arrecia la tormenta https://www.reinadelcielo.org/cuando-arrecia-la-tormenta/ Fri, 18 Jun 2021 16:08:01 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=5682 Estaba tan tranquilo mi Señor, que pensaba que ya nada malo me podía volver a ocurrir. Tenía una alegría sincera, y no era la felicidad de tener todo bajo control, sino la extraña sensación de haber sido capaz de llegar a un puerto seguro. Como un barco que logra lanzar el ancla en una bahía abrigada de los vientos del mar abierto, para poder poner el pie en tierra y buscar el calor de una casa acompañada de buena comida y amigos. Amigos que me hagan sentir seguro, amado y esperado.

Y de repente, mi Señor, la tormenta se echó sobre mí con toda su fuerza, una vez más. Imprevistamente me encontré en mar abierto, arrancado del calor del hogar para sentir nuevamente la confusión de haber perdido la seguridad, la paz, el cobijante calor del hogar. No quiero pasar por esto, no estoy preparado, porque la herida que sufrí la vez anterior todavía no ha sanado, aun me duele y ya estoy nuevamente expuesto a una nueva herida, quizás peor que las anteriores.

La tormenta arrecia, por fuera y dentro de mí también, aquí mismo. Los golpes se suceden uno tras otro, es difícil de explicar lo difícil que es sentir que me has abandonado Señor. A pesar de que te he visto a mi lado tantas veces, ahora estas tan lejos que ni siquiera tengo certeza de que pueda volverte a oír, y hasta me asaltan dudas de que realmente existas.

En el vacío del abandono, en medio de la noche más negra de mi alma, la tormenta hace destrozos y arranca sentimientos de enojo, de furia, que rápidamente se disipan para dar lugar al miedo, a la desesperación, a la muerte de la fe. El viento destructor es tan frio que mata todo lo que toca, deja una sensación de vacío y silencio interior semejante a una roca cubierta de escarcha y hielo. Toco y busco vida, pero el vacío en mi pecho parece decirme que todo está perdido, que ya no hay esperanza. Un corazón muerto, yermo.

Jesús puerto seguro

En ese punto límite cuestiono todo lo que siempre me has enseñado, Señor. Hasta dudo de mis diálogos contigo, quizás fueron pérdida de tiempo y signo de locura. Si, empiezo a creer que Tus Caminos fueron un engaño, una falsa idea instalada en mi mente. Quizás Tu Palabra fue un espejismo de mi imaginación, porque aquí ya no hay nada, solo esta tormenta tremenda que arranca y rompe todo lo que me dio seguridad en el pasado.

Y justamente cuando más arrecia la tormenta, cuando he decidido solo confiar en mis propias fuerzas, es que veo el engaño al que he sido arrojado, una vez más. Ya no esperaba nada, solo me dejaba mecer por los golpes que una y otra vez me sacudían como una hoja muerta. Y sin embargo algo se encendió dentro de mí, una pequeña luz, una chispa en medio de la oscuridad. Creí que era solo mi imaginación, pero no, allí estaba nuevamente. Un anhelo de seguir, una repentina ilusión de levantarme y hacer frente al viento arrasador. El hielo que cubre mi alma empieza a transformarse en agua, quiere derretirse ante el calor que asoma por debajo de la carne de mi corazón, que quiere volver a latir.

Esa luz repentina que pones en medio de la tormenta, ese calor casi imperceptible que hace latir nuevamente a mi corazón, ese renacer de la esperanza cuando todo está perdido. ¡Debes ser Tú, mi Señor! No hay otro que pueda hacer eso, nadie puede imponerse a la desesperanza como Tú, porque Tú eres la Esperanza misma. No es que no arrecie la tormenta, es solo que sé bien que Tú eres el Dios de las tormentas, Tú las haces y las deshaces y no hay fuerza o contrariedad que pueda superar a Tu Voluntad.

¡Señor, aquí está Tu siervo, Tu siervo Te escucha mi Señor, rescátame de este pozo de desesperación!

Y suavemente te digo al oído, cuando te pones a mi lado: Una Palabra tuya bastará para sanarme, Señor. No hace falta que entres a mi casa, porque mi fe se ha restablecido y ya no confiaré en mis fuerzas, sino solo en Tu Poder, mi Dios. Mi alma canta, se alegra por todas Tus maravillas, porque iluminaste mi noche y te impusiste a mis miedos. ¡Ya no temo a la tormenta que ruge a mi alrededor! Sé que nada ocurre sin que Tú así lo permitas, o lo desees. Por eso confío en que nada me puede pasar, a mí que soy Tu siervo, Tu hermano, Tu hijo.

Mi Señor, cuando más arrecia la tormenta, más feliz me siento de ser capaz de confiar en Tu Presencia, en Tu cuidado. Los vientos arrasadores solo alimentan mi alegría de saberme amado por Ti, de saberme Tu hermano, de poder compartir el dolor del Dios del Dolor. Dame Señor de lo que necesito, Tú me conoces en lo más profundo de mi corazón, hurga en mi alma ennegrecida y pon allí el brillo de Tu Amor para que la aurora me encuentre aferrado a Ti.

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