Señor – Reina del Cielo https://www.reinadelcielo.org Mon, 30 Mar 2020 19:19:39 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.3.9 Señor, me siento roto. Sana mi corazón | Corto animado https://www.reinadelcielo.org/senor-me-siento-roto-sana-mi-corazon-corto-animado/ Mon, 30 Mar 2020 19:19:39 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=24294 El corto es de Yes He is y se llama «Roto». Una palabra pequeñita que despierta un millón de sentimientos. Roto podemos tener el corazón, el espíritu y hasta el cuerpo. Rota la esperanza, la alegría o las ganas de seguir adelante. Verlo, nos recuerda que todos nos hemos sentido rotos alguna vez, pero que como sucede en el corto, si dejamos que Jesús nos abrace, todo cambia.

Roto estoy por dentro Señor

A veces nos sentimos dañados, rotos. Sentimos que nos quebramos en pedazos, pero luego, con el gesto más inesperado Dios llega y nos dice «aquí estoy». A veces nos esforzamos por no derrumbarnos, pero las acciones de otros nos lastiman, nos duelen, nos parecen incoherentes. ¿Por qué el otro se empeña en hacernos daño?

Con esto decimos que nuestro dolor o sufrimiento se deba únicamente a terceros. El dolor a veces también es la consecuencia de nuestras malas decisiones, de nuestro actuar egoísta y sin sentido. Roto nos sentimos cuando nos esforzamos por actuar con caridad y paciencia, pero el otro nos responde a gritos con el corazón lleno de furia.

Rotos nos sentimos cuando otros nos rechazan sin atreverse a conocernos. Rotos nos sentimos, cuando buscamos consuelo en nuestros seres queridos, pero no lo encontramos. Rotos nos sentimos cuando parece que nuestro amor o nuestros logros, no son suficientes. Cuando clamamos a Dios por una respuesta, pero en lugar de ello, solo nos martilla el silencio.

Y puede que por fuera no nos veamos rotos, que sonriamos en el trabajo o en casa y que hasta hagamos bromas. Puede que nos parezca más sencillo fingir, que decir en voz alta que nos estamos derrumbando. Puede también, que andemos con el corazón salpicado de rencor y rabia contra Dios, y que nos haga falta agachar la cabeza y pedirle perdón.

Reconocerse frágil y necesitado de Su amor

Cuánto añoramos todos en nuestro interior, el abrazo de Jesús. Cuánto quisiéramos que llegara así como en este corto, a abrazarnos con fuerza, a unir lo que estaba roto, a sanar lo que dolía, a curar lo que lastimaba, a hacer brillar lo que antes permanecía en penumbra.

Cuán sedienta estamos de tu amor Señor, y no solo de tu abrazo, sino de que hagas de nuestro corazón lo que tú quieras. Pensar en que el amor de Jesús por nosotros no tiene límites, brinda un consuelo inimaginable. El mismo Dios hecho hombre quiso ser como nosotros. Quiso venir al mundo frágil y pequeño, envuelto en pañales.

Quiso crecer como cualquiera, tener amigos, salir a caminar sentarse a la mesa y luego morir de la forma más cruel ¡por amor! Nuestro Jesús, nuestro dulce Jesús, sufrió todos los dolores, soportó todas las traiciones, engaños, rechazos, insultos, bofetadas y calumnias. El dolor más sordo y abismal, lo sintió el rey del universo.

Y ese mismo rey es el que viene a pedirnos nuestro ultrajado corazón. ¿Cómo es posible que el rey de reyes tenga que suplicarnos que lo amemos? «Roto» es un increíble recordatorio de que no importa cuán profundas sea las heridas, Dios siempre va a querer recibirnos en sus brazos.

Que el dolor se vaya, pero se quede Jesús 

Esto es lo que sucede cuando dejamos que Él entre y sane nuestro dolor. Si lo aceptamos, nos convertimos en fuentes de su amor, en seres capaces de reconocer en el otro nuestra propia fragilidad. El corto termina con esta hermosa frase: «Jesús vino para amarte y restaurar tu corazón roto».

Así que hoy en medio de la oración, cuando estés solo o te vayas a dormir, confiésale en secreto que necesitas de su amor. Que estás harto de buscar y no encontrar, de perseguir y no alcanzar, que te sientes cansado, que se te agotan las fuerzas, pero que esperas que haya espacio en su insondable corazón.

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Fuente: Catholic-link


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La luciérnaga https://www.reinadelcielo.org/la-luci%ea%b3%aeaga/ Thu, 14 Nov 2019 18:53:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=401 ]]> Una oscuridad asfixiante nos envuelve, no se ve nada alrededor, nada que nos permita comprender las realidades espirituales que permanentemente hacen refugio en nuestras mentes, en nuestra alma. Lo único que se ve y escucha hace referencia al mundo, a sus requerimientos y pretensiones. Se oyen voces que claman por diversión, por progreso, o poder, por belleza, y particularmente por dinero, más y más dinero.

En medio de ese ruido nos invade la sensación de que nuestra miserable contribución a frenar esta locura no produciría ningún efecto. Seriamos una voz ahogada por tanto grito, un clamor ridiculizado, sepultado bajo toneladas de risotadas y miradas intimidatorias. La idea repiquetea en nuestra cabeza, como un aguijón que no nos permite dormir en paz. Y sin embargo, nos vemos a nosotros mismos unidos a ese carnaval de vanidades, y confundidos por tanta búsqueda desenfrenada, ahogamos nuestra conciencia y nos dejamos arrastrar.

El Señor nos dijo que cuando quisiéramos orar, debíamos cerrar la puerta de nuestra habitación y, a solas, hablar con El. Esta verdad Evangélica es y seguirá siendo la mayor clave para la oración contemplativa, para logar el encuentro con el Señor que habita dentro de nosotros. El sabe muy bien que debemos salirnos del ruido del mundo para poder dialogar como amigos, como hermanos, de corazón, a Corazón.

Y es en ese encuentro interior donde veo a la luciérnaga invitándome a comprenderla, a seguirla. Este pequeño insecto, fruto de la Creación, tiene la increíble capacidad de producir luz. Es como un pequeño faro nocturno que se enciende y se apaga, dando a las noches más oscuras la hermosa textura de su presencia destacándose sobre un telón negro y profundo.

La luciérnaga es pequeña, y sin embargo se la puede ver claramente, destacándose a la distancia. En realidad, su mérito no es tanto la luz que emana de su pequeño cuerpo de tanto en tanto, sino el de atreverse a brillar pese a estar envuelta en la oscuridad de la noche. Este pequeño animal nos recuerda que aún en medio de la noche más profunda hay una esperanza de claridad, de luminosidad. Así, la atención de todas las miradas se dirige a ella sin dudar, porque en medio de tanta sombra, no hay otra cosa que atraiga nuestra atención como su hermoso resplandor.

Nosotros, envueltos en la oscuridad del mundo, tenemos miedo de brillar. Tenemos quizás miedo de no ser vistos, o comprendidos, o de ser ahogados por la noche. Y sin embargo, como la luciérnaga, debemos brillar para que la oscuridad se abra a nuestro paso, para que el contraste entre nuestro actuar y el del mundo permita que todos vean en ello el signo del amor y la paz. No vale la timidez, el miedo, el exceso de prudencia, cuando se trata de brillar en la oscuridad. ¿Qué cosa mala nos puede pasar, si estamos brillando en Nombre de Aquel que creó todo lo que nos rodea?

La luciérnaga no se deja intimidar por la oscuridad reinante. Todo lo contrario, es en la oscuridad en que ella lleva a cabo el propósito para el que fue creada. Sin oscuridad, la luz que emite la luciérnaga no tendría ningún merito, ni sentido. Igual nosotros, que tenemos la Palabra como luz que ilumina y corta la oscuridad, debemos usarla para dar testimonio de nuestra misión en la vida.

Porque, si pasamos por este mundo sin hacer brillar la luz que nos ha dado nuestro Maestro a través de Su Palabra, ¿acaso tiene propósito la vida?


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Aunque te niegue https://www.reinadelcielo.org/aunque-te-niegue/ Wed, 27 Mar 2019 19:51:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=504 ]]>

Ámame Señor aunque te niegue
o aunque te llame con falsas dádivas
ámame pese a mis insistentes caídas
o los insignificantes ruegos desde mi alma.

Espérame Señor en cada rincón de mi casa
aunque se que no merezco Tus Palabras
Tú espérame porque bien sabes que pierdo la calma
y me desespero por borrar de mi tantas manchas.

Arrástrame Señor por esta senda oscura
sujétame con Tus Manos perforadas
e ilumina este recodo que tanto me ensombrece
porque hoy ya no puedo comprender lo que me pasa.

Ámame Señor aunque te niegue
más de tres veces mientras asoma el alba
ámame porque siento que en esta noche
he encontrado el camino a casa.


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