salvación – Reina del Cielo https://www.reinadelcielo.org Sat, 18 Nov 2023 09:34:53 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.3.9 El odio https://www.reinadelcielo.org/el-odio/ Fri, 17 Nov 2023 10:12:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=7397 Leía en un hermoso libro de fe esta frase: “El odio es el testimonio que da de sí un alma perdida”. Es una expresión muy fuerte, pero absolutamente cierta, porque así como Dios es Amor, y así como el Reino de Dios es Amor, es también cierto que el infierno y su administrador son odio, absoluto odio. Reflexionar sobre esto es fundamental, porque todos somos tentados, de un modo u otro, a odiar.

Sabemos que Dios permite al maligno tentarnos, porque de ese modo somos probados y nos ganamos la Promesa Máxima, la salvación. Derrotar la tentación debe ser nuestra principal misión durante la vida en la tierra, un trabajo del que no podemos distraernos, jamás. De este modo vamos construyendo un camino que cada vez nos conduce de manera más clara a Jesús, a estar junto a Él en cada minuto de nuestra vida.

Cuando el odio entra en nuestros corazones, ponemos una barrera infranqueable entre Dios y nosotros. Para ser claros, nos colocamos del lado del mal, cerrando todo paso a la Luz del Señor. Es por eso que es tan importante reconocernos del lado de la oscuridad en cuanto aparecen signos de odio en nuestra alma, y empezar de inmediato a luchar para regresar junto a Aquel que nos espera con Rostro preocupado, a Aquel que es la Luz del mundo.

Silencio

Cuando el odio avanza dentro de nosotros, da cabida a toda clase de males que se manifiestan en nuestra forma de pensar, de hablar, de actuar. Estamos perdidos en un mar de oscuridad, y si bien podemos tener satisfacciones en lo humano, no hay forma en que podamos ser felices. La culpa nos inunda, nos bombardea de día y de noche, nos quita absolutamente la paz. Luchar con nuestros propios medios en ese contexto puede significar hundirnos aún más, si es que lo hacemos sin pedir y buscar la ayuda de Dios. Solo se sale del camino del odio pidiendo ayuda a Dios, abrazando Su llamado de Amor, de Paz.

El camino del odio recorre estaciones como los celos, la envidia, las murmuraciones, la depresión, la desesperación. Cuando odiamos a alguien, perdemos totalmente de vista nuestra historia, y nuestro futuro. Nos transformamos en un ser que, quienes nos rodean, no reconocen, ni nos reconocemos nosotros mismos. Pero si continuamos alimentando el camino del odio, llega un punto en que nos identificamos con ese sentimiento y lo abrazamos hasta hacernos como una nueva persona, alguien desconocido ante los demás. Nos transformamos en odio que camina, que respira, que vive.

La frase inicial, esa que dice que “el odio es el testimonio que da de sí un alma perdida”, fue dicha por Jesús mismo en Revelación Privada a Maria Valtorta en su maravillosa obra “Poema del Hombre-Dios”. De este modo, el Señor quiere mostrarnos que no hay lugar para el odio cuando vivimos en el Reino del Amor, que es el estado en que nos encontramos cuando unimos nuestra voluntad a la Voluntad de Dios. Un alma perdida es un alma muerta, un alma que ha perdido la unión con La Vida misma. Vivir el Reino de Dios en nuestras almas es vivir, respirar y caminar el Amor. Nos transformamos en Amor que camina, que respira, que vive.

Lo sé, en este momento estás hurgando en tu alma buscando rastros de odio, de resentimiento, de heridas pasadas que no cierran. Quizás encuentras demasiado, y te espantas de ello. Quizás no encuentres mucho, pero tampoco sientas que estás identificado con el Amor. Mi amigo, tienes que comprender que la vida es lucha, es pendular entre el Cielo y el infierno, siempre a un paso del precipicio, y sin embargo luchando por seguir adheridos a la rama del Árbol que nos da la Vida. El Árbol es Jesús mismo, que por Su Misericordia nos abre las puertas a Su Luz, tendiéndonos una Mano que nos rescata del fango, nos eleva de las tinieblas del odio.

La vida es convidar a los demás la Bella Noticia que nos trae Jesús, el Amor, que es la única arma que disuelve el odio hasta exterminarlo por completo. Donde había odio, Jesús planta jardines de paz, de consuelo, de alegría. Dios no solo arranca el odio de raíz, Él también planta en esa herida que quedó en nuestra alma una flor, una flor maravillosa que expele la más hermosa fragancia. Perfume de Reino, olor a Salvación, anticipo de nuestra felicidad eterna.

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Fuente: www.reinadelcielo.org


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Si ser pobre o ser rico https://www.reinadelcielo.org/si-ser-pobre-o-ser-rico/ Fri, 28 Jul 2023 12:24:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=469 ]]> Un tema delicado, sin dudas. Contradictorio al menos en apariencia, difícil de poner en palabras que conformen a todo el mundo. Para algunos, vale aquello de que “más fácil es que pase un camello por el ojo de una cerradura, de que entre un rico al Reino de los Cielos”. Para otros vale aquello de que “la riqueza o pobreza de un alma está en el aspecto espiritual del término, no en el material”. De una forma u otra las Sagradas Escrituras dan referencias que podrían alimentar variadas interpretaciones, especialmente cuando el interesado tiene algún particular ángulo que desea priorizar.

De tal modo, los que se consideran a si mismos como “ricos” tratarán de encontrar en este escrito justificación a su riqueza. Y los que se consideran “pobres” buscarán encontrar aquí consuelo y promesa de “salvación automática”. Ni lo uno, ni lo otro. No es ese el espíritu de las diversas palabras que Jesús nos ha dejado sobre este delicado tema en los Evangelios.

El primer paso es comprender si riqueza material es sinónimo de casi segura condenación del alma. Recordamos el caso del joven rico que quiere seguir al Señor, y Jesús le pone como requisito el dejar atrás bienes y honores, y él tristemente deja alejarse al Salvador, mientras se queda atado a su riquea. También el caso del rico que no da ni los restos de su comida al pobre que pide en la puerta de su casa. En muchas oportunidades Jesús nos ha marcado el peligro espiritual que acarrean los bienes materiales. Si, pareciera que es un hueco muy estrecho como para que pase el camello famoso.

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Pero meditando sobre este asunto recordé a aquellos que fueron los mejores amigos de Jesús en la tierra. Ellos fueron muy probablemente tres hermanos: María Magdalena, Marta y Lázaro, hijos de Teofilo. Quizás la familia más rica de la Palestina de aquella época, en propiedades en Jerusalén, en Betania, y en muchos otros lugares. La casa de Betania era el lugar de descanso preferido de Jesús cuando subía a Jerusalén. A Lázaro y sus hermanas pedía Jesús muchos favores materiales cuando llegaban a El casos desesperantes de gente que necesitaba ayuda. Y los hermanos siempre respondían, fieles al Mesías que ellos habían reconocido en aquel Hombre de Galilea.

Si, los hijos de Teofilo eran ricos, riquísimos, pero supieron merecer la amistad del Señor. Jesús lloró cuando vio la tumba de Lázaro, y de hecho hizo de su resurrección el más impresionante milagro, en fecha ya cercana al Gólgota. Su hermana, María Magdalena, tuvo el honor de ser la primera persona que lo viera Resucitado. Vaya honor, ¿verdad? Nada está narrado por casualidad en los Evangelios, de tal modo que tan particular amistad entre la familia más rica del lugar, y Jesús, tiene que tener un significado profundo.

Leyendo un hermoso libro titulado “La Palabra continúa” encontré esta frase: “El rico que da con amor y caridad verdadera, es el que se hace amar y no envidiar del pobre”. De este modo, aceptar la propia riqueza proveniente de un trabajo honesto de los padres, o del propio digno esfuerzo, no es pecado si se la acepta para hacer buen uso de ella. Por supuesto que la riqueza basada en dinero logrado por malas artes no tiene mucha cabida frente a Dios. Pero la riqueza heredada o lograda con trabajo digno, es una manifestación de la Voluntad de Dios sobre nosotros. El asunto es qué espera Dios que hagamos con esos dones, porque sin dudas que es mucho el bien que, como Lázaro y sus hermanas, se puede hacer desde una buena posición económica y social, adquirida legítimamente.

Vistas así las cosas, el camello puede pasar por el ojo de la cerradura, pero con una responsabilidad y un esfuerzo que hacen la tarea muy difícil. La riqueza parece de esta forma asimilarse a una prueba ciclópea para el alma, más allá de que configura un gran don, una gracia que Dios concede. La gran pregunta de vida que las personas ricas deben hacerse es qué hacer con los bienes que Dios ha puesto en sus manos.

Dar todo (ft img)

Si la riqueza nos enfrenta a semejantes pruebas espirituales, ¿es acaso la pobreza un don de Dios? Realmente lo es, es una ayuda muy grande que Dios da para encontrar verdadera humildad y sencillez en el corazón, puertas fundamentales para el camino a la santidad. ¿Es entonces pobreza sinónimo de salvación? Sin dudas que no. Un sacerdote amigo me decía que si bien es notable la soberbia de los ricos, es también impactante la soberbia de los pobres.

Me quedé mucho tiempo pensando en sus palabras, hasta que comprendí que se refería al resentimiento y desprecio por aquellos que tienen algo que uno no tiene, sea un bien material, cultural, o incluso espiritual. Ser pobre y vivir amargado por ello, es tan malo espiritualmente como ser rico y no hacer uso de lo recibido para el bien de los demás. En ambos casos se cae en una vida alejada del amor que Dios espera de nosotros.

La pobreza debe ser llevada con humildad también, al igual que la riqueza, haciendo de las carencias un agradecimiento a que Dios no nos somete a la prueba de la abundancia. Difícil tarea, ¿verdad? Suena más difícil que la tarea del rico, de hacer buen uso de lo recibido. Sin embargo, creo yo que, espiritualmente hablando, la tiene más difícil el rico que el pobre. Pero en cualquier caso queda en cada alma el saber como hacer de la situación que nos toca vivir, una oportunidad única de honrar a Dios con amor y verdadera humildad de corazón.

Si ser pobre o si ser rico, son cuestiones de este mundo material en que vivimos, cuestiones muy alejadas del destino de verdadera realeza que nos espera. Riquezas en este mundo, caminos que nos alejan de la genuina riqueza, si no sabemos utilizarlas para beneficio de los demás. Pobrezas y miserias en este mundo, un sufrimiento que puede ayudarnos a encontrar la estrecha senda al Reino, si las aceptamos con alegría de corazón y hacemos de ello un motivo de unión a la Pobreza del Resucitado.

Jesús tuvo una unión muy intensa con pobres, enfermos e indefensos, y una amistad profunda con algunos ricos pero bondadosos. Pero, por sobre todas las cosas, no olvidemos que los que lo enviaron a la Cruz fueron los ricos del lugar que no aceptaron que el Señor viniera a alterar su poder y comodidad, sus riquezas materiales, su dominio sobre los pobres. Y tú, rico o pobre, ¿qué haces con ello?


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El juicio particular https://www.reinadelcielo.org/el-juicio-particular/ Tue, 18 Jul 2023 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=25197 ]]>

Según las visiones y revelaciones a Sor Natalia Magdolna. Al finalizar hacemos un comentario sobre “El gran Aviso” profetizado en Garabandal.

Dijo Sor Natalia

En varias ocasiones Jesús me llevó al lugar del juicio individual. La última vez que fui, oré por un alma pecadora. Mi confesor me dijo que le preguntara a Jesús si esa alma se había salvado. Entonces Jesús me permitió ver cómo esta alma había sido juzgada.

Yo pensaba que iba a ver algo aparatoso, mientras no vi nada de eso. Puedo describir esta experiencia sólo en imágenes.

Vi a esta alma mientras se acercaba al lugar del juicio. A un lado estaba el Ángel de su Guarda y al otro Satanás. Jesús, en su divina majestad los estaba esperando porque Él es el Juez.

El juicio fue rápido y en silencio. El alma pudo ver en un instante toda su vida, no con sus propios ojos, sino con los ojos de Jesús.

Vio las manchas negras, grandes y pequeñas. Si el alma va a la eterna condenación, no siente ningún remordimiento por lo que ha hecho. Jesús permanece callado y el alma se aparta de Él y entonces Satanás la arrebata y la arrastra al infierno.

Sin embargo, durante la mayor parte del tiempo, Jesús, con un amor indescriptible, extiende su mano y muestra el lugar al cual el alma debe ir. Jesús le dice: “¡Entra!”, y entonces el alma se pone un velo, similar al que he visto en el purgatorio, blanco o negro, y ella se dirige al purgatorio. La acompañan Nuestra Señora y su Ángel de la Guarda tratando de consolarla.

Estas almas son muy felices porque ya vieron su lugar en el Cielo donde les espera la felicidad eterna.

Nuestra Señora no está presente en todas las fases del juicio, pero antes de que se pronuncie la sentencia, Ella le suplica a su Hijo, como abogada defensora, exactamente como hace el abogado con su cliente, defendiendo en modo particular a las almas que durante su vida le fueron devotas. Pero cuando el juicio empieza, Ella desaparece, sólo su gracia está irradiando sobre el alma.

A la hora del juicio, el alma está completamente sola frente a Jesús.

Después del juicio, cuando el alma está cubierta con el velo del color apropiado, entonces la Virgen aparece otra vez, se pone al lado del alma y la acompaña por el camino del purgatorio.

La Virgen casi se pasa su tiempo en el purgatorio, irradiando sus gracias consoladoras y salvadoras.

El purgatorio es un lugar de purificación, pero también un lugar de felicidad. Las almas que esperan allí están aguardando felices el momento de entrar a la felicidad eterna. El énfasis es en la felicidad y no en el sufrimiento.

Olvidaba decir que el pecador que mencioné al principio, sí se salvó.


Comentario

El Aviso profetizado en Garabandal es también llamado “un juicio particular en pequeño”.

TODOS VAMOS HACIA UN ENCUENTRO PERSONAL CON JESÚS!

Dios nos va a conceder el gran favor de ver el estado de nuestra Alma y el destino que tendríamos en ese momento si nos muriésemos: Cielo, purgatorio o infierno.

Y quedando vivos acá, tendremos la gran oportunidad de enmienda, reparación y corrección y una conciencia muy profunda de la realidad del pecado en cada uno y en general.

También tendremos una experiencia muy viva del santo sacrificio de la Cruz y lo que Jesús padeció por cada uno de nosotros para redimirnos, razón por la que después del Aviso “lloraremos de lo que Dios nos Ama”, según dijo Conchita González, vidente de Garabandal.

El Aviso es una preparación para el gran Milagro donde habrá una experiencia sensible de la Gloria de Dios.

Luego, aquellos que no hayan enmendado y cambiado el rumbo después de estas dos grandes Gracias, pasarán por un gran castigo.

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Fuente: Pueblo de María


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Poesías al Sagrado Corazón de Jesús https://www.reinadelcielo.org/poesias-al-sagrado-corazon-de-jesus/ Mon, 05 Jun 2023 06:25:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=9585 El Padre nos da la vida,/ el Espíritu el amor,/ y Jesucristo, el Señor,/ nos da la gracia perdida.]]> CORAZÓN DE JESÚS

Hoy, para rondar la puerta
de vuestro santo costado,
Señor, un alma ha llegado
de amores de un muerto muerta.
Asomad el corazón,
Cristo, a esa dulce ventana,
oiréis de mi voz humana
una divina canción.
Muerto estáis, por eso os pido
el corazón descubierto,
para perdonar despierto,
para castigar dormido.
Si decís que está velando
cuando vos estáis durmiendo,
¿quién duda que estáis oyendo
a quien os canta llorando?
Y, aunque él se duerma, Señor,
el amor vive despierto;
que no es el amor el muerto,
¡vos sois el muerto de amor!
Que, si la lanza, mi Dios,
el corazón pudo herir,
no pudo el amor morir,
que es tan vida como vos.
Anduve de puerta en puerta
cuando a vos no me atreví;
pero en ninguna pedí
que la hallase tan abierta.
Pues, como abierto os he visto,
a Dios quise entrar por vos:
que nadie se atreve a Dios
sin poner delante a Cristo.
Y aún éste, lleno de heridas,
porque sienta el Padre eterno
que os cuestan, Cordero tierno,
tanta sangre nuestras vidas.

(Lope de Vega y Carpio)

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Sagrado Corazón de Jesús (ft img)

CORAZÓN DE JESÚS
Mármol con sangre

Mármol con sangre, tu frente;
lirios con sangre, tus manos;
tus ojos, soles con muerte;
luna con muerte, tus labios.

Así quiero verte, Cristo,
sangriento jardín de nardos;
así, con tus cinco llagas,
cielo roto y estrellado.

Rojo y blanco, blanco y rojo,
te vio la niña del cántico:
bien merecido lo tienes,
por santo y enamorado.

Abismo reclama abismo:
¿o no lo sabías acaso?;
el amor llama a la muerte:
muerte y amor son hermanos.

Amor quema, amor hiende
carne y alma, pecho y labio.
Amor, espada de fuego;
amor, cauterio y taladro.

Así quiero verte, Cristo,
con sangre, lirios y mármol;
soles y lunas con muerte
en tus ojos y en tus labios.

*****

CORAZÓN DE JESÚS
Por la lanza

Por la lanza en su costado
brotó el río de pureza,
para lavar la bajeza
a que nos bajó el pecado.

Cristo, herida y manantial,
tu muerte nos da la vida,
que es gracia de sangre nacida
en tu fuente bautismal.

Sangre y agua del abismo
de un corazón en tormento:
un Jordán de sacramento
nos baña con el bautismo.

Y mientras dura la cruz
y en ella el Crucificado,
bajará de su costado
un río de gracia y de luz.

El Padre nos da la vida,
el Espíritu el amor,
y Jesucristo, el Señor,
nos da la gracia perdida.

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Sagrado Corazón (ft img)

CORAZÓN DE JESÚS
Desde la cruz redentora

Desde la cruz redentora,
el Señor nos dio el perdón,
y, para darnos su amor,
todo a la vez, sin medida,
abrió en su pecho una herida
y nos dio su corazón.

Santa cruz de Jesucristo,
abierta como dos brazos:
rumbo de Dios y regazo
en la senda del dolor,
brazos tendidos de amor
sosteniendo nuestros pasos.

Sólo al chocar en las piedras
el río canta al Creador;
del mismo modo el dolor,
como piedra de mi río,
saca del corazón mío
el mejor canto de amor.

*****

CORAZÓN DE DIOS

Sugerencia previa, como telón de fondo y ámbito de reflexión:
Una metáfora: “Parábola del Corazón de Dios” (Lc 15,11-24).
Un cuadro de arte: “Regreso del hijo pródigo”, de Rembrandt.
Una definición central: “Dios es amor” (1 Jn 4,16).
Una definición teológica: “Dios es Padre, más aún, es Madre” (Juan Pablo I).

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Reflexión directa a partir de estas imágenes ‘admirables’.
Nadie como Jesús -“manso y humilde de corazón”-, nos ha desvelado
(sin el recurso magistral de las fórmulas pomposas,
sino con el lenguaje desconcertante de los niños),
los grandes y múltiples matices del corazón del Padre.
La parábola sobre el Corazón de Dios, es un relato original y plástico,
por su belleza literaria, su riqueza de sentimientos y su fuerza conmovedora.

Dios Padre-Madre es de corazón fuerte:
Supo asimilar con calma el desafío injusto y caprichoso del hijo menor.
y, a pesar del desatino juvenil, o le abandona a su suerte.
Sabe dar tregua y espera que el hijo caiga en la cuenta de su desvarío mental,
sin rendirse a la desesperanza.
“Dios es compasivo y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad”.
“Dios saca de la basura al pobre”.

Dios Padre-Madre es de corazón voluntarioso y encendido:
Avizora/atisba el campo y sale a su encuentro a diario.
No permite que nadie caiga en el abismo insalvable,
y -una vez reconocida el error y tomada la decisión-, ahorra humillaciones.

Dios Padre-Madre es de corazón animoso y enamorado,
increíblemente abierto y desbordante de ternura:
Libera y enaltece, lo eleva con sus brazos, le envuelve de caricias y mima
-redime la culpa- con su mirada limpia y sus besos.
“Sólo se conoce y se ama en profundidad lo que puede rodearse con los brazos”.
“Es para mí un hijo querido, un niño predilecto,
pues cada vez que lo amenazo vuelvo a pensar en él;
mis entrañas se conmueven, y me lleno de ternura hacia él” (Jer 31,20).

Dios Padre-Madre es de corazón apasionado y efusivo:
Lo alienta y embellece con orgullo;
cambia de imagen (nuevos vestidos, anillo, calzado, perfume…).
Dios Padre-Madre es de corazón jovial, alegre y festivo.
Organiza una fiesta, con las mejores galas y manjares.
Dios Padre-Madre es de corazón indulgente y generoso:
Disculpa al hijo menor y justifica el “despilfarro material”,
ante el hermano mayor, que se declara “calculador y mezquino”.

Dios Padre-Madre es de corazón fiel y solícito:
Mantiene su alianza con el hombre, por encima de ingratitudes.
Una alianza firmada y lacrada a “sangre y fuego”,
en perspectiva de perennidad: la sangre de Jesús y el fuego del Espíritu.

(J. Serafín de la Hoz Veros)

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Sagrado Corazón de Jesús 3

DAME UN CORAZÓN

Señor Jesús:
Mientras peregrino navegando
sobre turbulentas aguas de la vida
dame la alegría de tener como brújula
un corazón
que me lleve hacia el puerto del amor.

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Dame un corazón de pobre
capaz de amar, para abrirse y entregarse.
Dame un corazón paciente
capaz de amar, viviendo esperanzado.
Dame un corazón pacífico
capaz de amar, sembrando la paz en el mundo.
Dame un corazón justo
capaz de amar, jugándome por la justicia.
Dame un corazón misericordioso
capaz de amar, comprendiendo y perdonando.
Dame un corazón sensible
capaz de amar, llorando sin desalientos.
Dame un corazón puro
capaz de amar, descubriendo a Dios en el hombre.
Dame un corazón fuerte
capaz de amar, siendo fiel hasta la muerte.

Dame un corazón evangélico
capaz de amar.

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El camino de la Iglesia https://www.reinadelcielo.org/el-camino-de-la-iglesia/ Fri, 24 Mar 2023 09:13:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=355 Como círculos concéntricos, así es el Plan de Dios. Si se analizan las Escrituras, es evidente que el mismo argumento, la misma historia se repite una y otra vez, con distintos personajes, pero con el mismo significado y mensaje. Por ejemplo, cuando Dios saca a Su Pueblo de Egipto y le pide se sacrifique como ceremonia previa un cordero Pascual en cada familia, para abrir de ese modo las puertas a la salvación del pueblo elegido. Del mismo modo, siglos después es el Cordero de Dios, Cristo, el sacrificado para salvar al Pueblo de Dios una vez más, ésta vez por la Redención definitiva de toda la humanidad. También vemos en el pedido a Abraham de sacrificar a su primogénito, reemplazado a último minuto por un cordero, el mensaje de Dios sacrificando a Su Hijo Unigénito siglos después, Cordero de Dios, Hombre Verdadero y Dios Verdadero. Círculos y círculos que se repiten con distintos personajes y circunstancias, pero con el mismo mensaje y contenido.

Los mensajes de Dios raramente son directos, pero en la forma de parábolas y revelaciones El nos ha dejado lo necesario para que encontremos las pistas que nos den el camino seguro a la Salvación. Nuestro es el esfuerzo necesario para comprender Su Mensaje, Su Palabra, porque esa es la Ley de Dios para nosotros: poner nuestra voluntad a Su servicio, incluido el disponer nuestra inteligencia para comprender Su Revelación.

Como una piedra lanzada a un estanque, que produce círculos que se abren más y más, el uno más grande que el otro, pero todos provenientes del mismo evento. La Piedra, el centro de toda ésta historia, se sitúa en la Vida de Cristo. Todo lo que rodeó a Jesús en Su vida en la tierra fue preanunciado con siglos de antelación, y también se repite luego a través de la vida de Su Iglesia, ya que El mismo es la Cabeza del Cuerpo Místico del que nosotros somos miembros activos y militantes. De este modo, existe un claro paralelo entre la historia del Redentor y la de Su Iglesia, ya que ambas van indisolublemente unidas, son dos círculos distintos pero ambos provenientes del mismo evento: la Encarnación del Verbo.

Todo comienza con la Anunciación del Ángel a Maria en la casita de Nazaret, donde Ella dio el si que abrió las puertas a la historia de la Salvación. El equivalente a la Anunciación, en la historia de la iglesia, se produce al pie de la Cruz. En este caso, no fue el ángel el que hizo el anuncio. Es el mismo Cristo el que anuncia a María que Ella será la Madre de todos los hombres, de la Iglesia. Una vez más, Maria dio un si, lleno de dolor ante tan horrorosa vista, la de Su Hijo Crucificado y a punto de morir.

última cena

El Nacimiento de Jesús se produce en Belén en una pobre gruta, con María y José como testigos. La Iglesia, en cambio, nace el día de Pentecostés, nuevamente con María como la Madre que da a luz espiritualmente al Nuevo Pueblo de Dios. En la misma sala en que Jesús había instituido la Eucaristía poco tiempo antes, en la sala del Cenáculo en la planta alta de aquella casa de Jerusalén, se produjo el nacimiento de la Iglesia. El Pequeño Cuerpo de Jesús que Ella tuvo en sus brazos en Belén, fue reemplazado en este caso por un pequeño grupo de humildes hombres que eran la iglesia infante que nacía aquel día.

El mundo quiso asesinar a Jesús en Sus primeros años de vida, con la persecución de Herodes. La Sagrada Familia huyó entonces de Palestina hacia Egipto. Luego del nacimiento de la Iglesia, los primeros cristianos también fueron perseguidos y debieron huir de Jerusalén hacia lugares distantes, llevando el mensaje de Salvación con ellos. Muchos fueron asesinados, como los niños de Belén, pero la Iglesia Cuerpo Místico de Cristo salvó Su vida y siguió camino rumbo a la adultez. El retorno de la Sagrada Familia desde Egipto a Nazaret puede ser comparado, en la vida de la Iglesia, con el establecimiento del Cristianismo en Roma, la vuelta a casa para seguir dando firmes cimientos a la historia de la Redención.

Los primeros años de la vida de Jesús fueron un periodo de crecer, oculto a los ojos del mundo, creciendo en Su Naturaleza Humana y formándose bajo el cuidado de Su Madre. Del mismo modo, la iglesia transitó siglos de pequeñez y ocultamiento, creciendo y fortaleciéndose hasta ser un vigoroso Cuerpo dispuesto a dar el mensaje de Salvación al mundo. Los santos que fueron surgiendo a través de los tiempos son los miembros vigorosos de Jesús, lozanos y deslumbrantes, que nos permiten ver en todo su esplendor al Cuerpo de Cristo formado como un Adulto fuerte y preparado para Su Misión.

Es difícil ver como se establece el paralelo de allí en adelante, quizás porque estamos tan cerca de los hechos que no podemos reconocer qué parte de la vida de Jesús está viviendo la Iglesia en estos momentos. A pesar de ello, creo que está claro que la Vida Pública de la Iglesia empezó hace varios siglos ya. Y probablemente el signo más claro esté constituido por las múltiples apariciones de María, que ha sido enviada por Jesús para trabajar y anunciar el mensaje, el mismo mensaje, a todos nosotros. Apariciones en todos los continentes, mensajes invitando a la conversión, al amor, a la fe. El mismo mensaje que Jesús nos da en el Evangelio, ahora traído por Su Madre. Pero también Jesús ha salido a caminar los senderos de este mundo, a través de Santa Margarita Maria de Alacoque y la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, de Santa Faustina Kowalska y el Jesús Misericordioso, entre varias diversas manifestaciones de Jesús a santos de la Iglesia.

María a los pies de Jesús crucificado

Jesús y Maria han salido a recorrer los caminos de este mundo, como en Palestina. La vida pública de la iglesia parece estar desarrollándose de modo pleno. Pero, así como Jesús caminó tres años de Su vida pública rumbo al Calvario como indudable destino final, ¿hacia dónde se dirige Su Cuerpo Místico, la Iglesia, entonces? Difícil de saberlo, pero un dato resuena en mi mente. Desde hace un tiempo la Virgen se manifiesta con lágrimas en sus ojos, comenzando en La Salette, pero mucho más claramente en las últimas décadas con las lacrimaciones de muchas de sus imágenes, lágrimas de sangre algunas veces. No puedo dejar de recordar que, si bien la Virgen lloró muchas veces por el mal que los hombres hacían a Su Jesús, Ella nunca lloró más que al pie de la Cruz, en el Calvario.

La esperanza, sin dudas, la tenemos puesta en la seguridad plena de que la Iglesia sigue el camino de Pasión y Resurrección de Jesús. La Iglesia es Eterna, superará todas las tribulaciones, las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Pero, mientras tanto, tiene en el Cielo a todas las almas santas, las que llegaron al Reino, y aquí en la tierra a sus miembros militantes, todos nosotros, que la integramos con el orgullo de vivir días de Cruz o Resurrección, según sea Su Voluntad.


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Al Estilo de Dios https://www.reinadelcielo.org/al-estilo-de-dios/ Fri, 06 Jan 2023 08:22:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=532 Se nota Su toque, ¿verdad? En cada cosa que Dios propicia, se nota Su estilo. El, no se contradice, nunca. Nos lo dijo ya cuando pasó por aquí, hace unos veinte siglos: el Reino de Dios está entre nosotros, y es como un grano de mostaza (Mateo 13, 31-35). Es como una pequeñísima semilla, mucho menor a las demás semillas, que crece de modo imperceptible y se hace una gran planta en la que anidan los pájaros. O es como la levadura, que se mezcla en cantidades ínfimas, y produce efectos inesperados en la masa que se hornea ante nuestra vista.

Sembrar

Su accionar es imperceptible, quizás un poco lento a los ojos humanos, pero poderoso. Meditemos en Su Nacimiento en Belén, una vida escondida en Nazaret, tres años de trabajo entre algunos testigos en un rincón perdido del mundo Romano, una Muerte horrenda en Jerusalén, una Resurrección atestiguada por una buena cantidad de amigos, la Ascensión ante la mirada sorprendida de los más cercanos. ¿Qué ocurrió luego? Primero muy lentamente, pero luego creciendo como un torbellino imparable, Su influencia en el mundo llegó a fracturar y triturar las culturas y volverse el Hombre más influyente en la historia de la humanidad.

El no necesitó victorias militares, títulos de realeza ni campañas publicitarias globales. ¿Cómo es que ocurrió esto? Difícil explicarlo, porque estos sorprendentes resultados obedecen a Su estilo, Su toque. Por supuesto, tenía que ser de ese modo, porque El es Dios, el Hombre-Dios. ¿Cómo podrían competir con El los emperadores, o reyes, o los magnates del mundo moderno? ¡Ni modo! Ni a los tobillos le llegan.

Él obra desde el silencio, desde lo pequeño, desde la humildad extrema. Sus obras avanzan siendo mayoritariamente ignoradas, hasta que adquieren una solidez que las hace imparables, indiscutibles. Los santos han sido Sus eficientes instrumentos porque fueron dóciles al dejarse moldear por Su Mano. Jesús fue con ellos un maestro en el arte de la tolerancia, la paciencia, la obediencia, el dejar hacer. No quiere decir esto no trabajar, sino todo lo contrario, trabajar mucho pero sin pretender acelerar los tiempos poniendo a riesgo la obra entera.

El Grano de mostaza crece, desarrolla sus raíces, antes de dejar aflorar en la superficie la copa que tendrá que resistir los vientos y las lluvias. Igual, las obras de Dios crecen en su estructura invisible antes de empezar a mostrar ramas y follaje a los ojos del mundo. Cuando una obra de Dios es acelerada por culpa de la ansiedad humana, promocionándola como si se tratase de un cantante de rock o un producto de consumo masivo, se pone a riesgo la totalidad del edificio.

Mostaza

No, Dios no actúa de ese modo, y cuando los hombres se equivocan y se apartan de Su estilo, El comienza a tomar distancia si es que el error no es corregido de modo inmediato. En el estilo de Dios no hay lugar para vanidades, ni para pretensiones de ser algo más que los demás. Y mucho menos para la propagación de un espíritu de división, criticando otras obras de Dios con el pretendido fin de ensalzar la propia.

El grano de mostaza es pequeño, y sin embargo sabe interiormente que tiene una misión importante. Pero no por eso se pavonea ante las demás semillas diciendo ?no se dejen engañar por mi pequeñez, pues yo seré un día más grande que todas ustedes?. El grano de mostaza se sabe pequeño, y se concentra en mantener esa pequeñez, porque sabe bien que su contribución al Reino de Dios crecerá de modo inadvertido y sustentado en la acción de Dios, no de los propios esfuerzos. La paciencia es la madre de su caminar.

Debemos aprender a conocer, a admirar, y a practicar el Estilo de Dios. La escuela donde se enseña esta maravillosa habilidad está alrededor nuestro. Baste con observar pacientemente la forma en que creció cualquier obra del Señor, o mejor aún, baste con observar como ha crecido la Obra de la Salvación en su completitud.

Sin presunciones, sin alharacas, sin pechos inflados, sin sabiduría humana. Con mucho silencio, con mucha observación, con mucha oración, con una mirada interior que nos dice: “Yo nada soy, ¿como podría entonces pretender saber los motivos y las respuestas a los planes del Señor?”. La pregunta a Dios nunca es ¿por qué?, sino ¿para qué? Aceptando Sus designios, particularmente Sus cruces, sólo debemos preguntar, ¿qué esperas de mi, Señor?


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Este es el secreto de Fátima del que nadie habla https://www.reinadelcielo.org/este-es-el-secreto-de-fatima-del-que-nadie-habla/ Thu, 14 Jul 2022 13:31:04 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=26625 ¿Por qué la mayoría de la gente ignora el primero y el segundo de los tres secretos dados por Nuestra Señora en Fátima en julio de 2017? El primero es sobre el infierno. ¿Realmente deseamos prestar atención a esto? La respuesta parece ser no. La respuesta viene en la dirección que ha tomado el mundo, especialmente en los últimos años.

Primer secreto

En julio de 1941, Sor Lucía reveló los dos primeros secretos en sus memorias escritas, por orden de su obispo. Ella dijo: “El secreto se compone de tres partes distintas, dos de las cuales voy a revelar ahora. La primera parte es la visión del infierno.”

Lucía continuó con la descripción. “Nuestra Señora nos mostró un gran mar de fuego que parecía estar debajo de la tierra. Sumergidos en este fuego estaban demonios y almas en forma humana, como brasas transparentes, todo bronce ennegrecido o bruñido, flotando en la conflagración, ahora levantadas en el aire por las llamas que salían de su interior junto con grandes nubes de humo, cayendo por todos lados como chispas en un gran fuego, sin peso ni equilibrio, y entre gritos y gemidos de dolor y desesperación, que nos horrorizaban y nos hacían temblar de miedo. Los demonios se distinguían por su aterradora y repelente semejanza con temibles y desconocidos animales, todos negros y transparentes. Esta visión duró sólo un instante.”

¡Una vista horrible para cualquiera!

Mirando hacia atrás, Lucía explicó: “¿Cómo podemos estar lo suficientemente agradecidos con nuestra bondadosa Madre celestial, que ya nos había preparado prometiendo, en la primera Aparición, llevarnos al Cielo? De lo contrario, creo que nos habríamos muerto de miedo y terror.

“Luego miramos a Nuestra Señora, quien nos dijo con tanta bondad y tristeza: Vosotros habéis visto el infierno donde van las almas de los pobres pecadores. Para salvarlos, Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón”.

Allí mismo Nuestra Señora dio el remedio, el medio de seguridad, el camino seguro para evitar la conflagración eterna.

Aunque queremos centrarnos en esta parte del primer secreto, veamos lo que Nuestra Señora continuó diciendo en ese momento. Ella continuó:

Si se hace lo que os digo, muchas almas se salvarán y habrá paz. La guerra va a terminar: pero si la gente no deja de ofender a Dios, se desatará una peor durante el pontificado de Pío Xl. Cuando veáis una noche iluminada por una luz desconocida, sabed que esta es la gran señal que os da Dios que va a castigar al mundo por sus crímenes, por medio de la guerra, el hambre y las persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre.
Para evitarlo, vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Corazón Inmaculado y la Comunión reparadora de los Primeros Sábados. Si se escuchan mis peticiones, Rusia se convertirá y habrá paz; si no, esparcirá sus errores por el mundo, provocando guerras y persecuciones a la Iglesia. Los buenos serán martirizados; el Santo Padre tendrá mucho que sufrir; varias naciones serán aniquiladas. Al final, mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo Padre me consagrará Rusia, y ella se convertirá, y se concederá al mundo un período de paz.
Si bien hoy en día muchos no quieren “asustar” a los adultos con la idea o la palabra “infierno”, nuestro Señor no se avergonzó de usarla (consulte los Evangelios), y tampoco su Madre, todo para nuestro bien y triunfo final. en llegar al cielo.

Recuerde, estos videntes eran niños en ese momento. Lucía tenía 10 años, San Francisco 9 y Santa Jacinta 6.

Más tarde en el convento, Lucía le escribió a su obispo que la gente, “incluso los devotos… a veces tienen miedo de hablar del infierno a los niños para que no los asusten, pero Dios no dudó en mostrárselo a tres niños… sabiendo bien que se horrorizarían. hasta el punto de, casi me atrevería a decir, marchitarse de miedo.” Sin embargo, ¿cuántos adultos nunca se enteran?

Santa Jacinta responde

Tan conmovida estaba la niña, Jacinta, que respondió de inmediato.

“¡Lo siento mucho por los pecadores! ¡Si tan solo pudiera mostrarles el infierno! Ella exclamo. Ella agarraba a Lucía y le decía: “Yo me voy al Cielo, pero tú te quedas aquí. Si Nuestra Señora te lo permite, dile a todos cómo es el infierno, para que no cometan más pecados y no vayan al infierno”.

Otras veces, después de pensar un rato, decía: “¡Tanta gente cayendo al infierno! ¡Tanta gente en el infierno!”

Para calmarla, Lucía dijo: “¡No tengas miedo! vas al cielo”.

“Sí, lo tengo”, respondió Jacinta con calma, “¡pero yo quiero que toda esa gente vaya allí también!”.

Ella seguiría lo que Nuestra Señora pidió para ayudar a convertir a los pecadores y salvarlos del infierno. Por ejemplo, aunque estaba muy enferma, todavía asistía a Misa entre semana. Cuando Lucía le dijo con insistencia: “¡Jacinta, no vengas! No puedes, no eres capaz”. Su prima respondió: “¡Eso no importa! Voy por los pecadores que no van los domingos”.

Lucía creía que Dios le había dado a su joven prima una gracia especial a través del Inmaculado Corazón de María en este sentido. Jacinta “miraba el infierno, y había visto la ruina de las almas que en él caían”. La llevó a menudo a sentarse pensativa y exclamar: “¡Oh, diablos! ¡Infierno! ¡Cuánto lo siento por las almas que van al infierno! ¡Y la gente allá abajo, ardiendo viva, como leña en el fuego!

Cuando Lucía la veía muchas veces pensativa y le preguntaba qué estaba pensando, Jacinta respondía muchas veces: “¡De la guerra que se avecina, y de toda la gente que se va a morir y se va al infierno! ¡Qué terrible! ¡Si tan solo dejaran de ofender a Dios, entonces no habría ninguna guerra y no irían al infierno!”

Los pecados de la carne son los que más ofenden a Dios, dijo Jacinta.

Sin embargo, Jacinta siempre hizo algo sobre los temores de los pecadores para salvarlos. Se arrodillaba y rezaba la oración que Nuestra Señora enseñó a los niños: Oh Jesús mío, perdónanos nuestros pecados; Sálvanos de los fuegos del infierno; lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.

Lucía describió cómo Jacinta permanecía de rodillas por largos períodos de tiempo, rezando la misma oración una y otra vez.

Al rezar el Rosario, los niños nunca se olvidaron de incluir después de cada decena la oración que Nuestra Señora también quiere que agreguemos después de cada decena del Rosario.

Mucho tiempo después, en una carta escrita en 1941, Lucía afirmaba a su obispo: “Ahora comprenderá Vuestra Excelencia cómo fue mi propia impresión que las palabras finales de esta oración se refieren a las almas en mayor peligro de condenación, o las que están más cerca de ella .”

Jacinta mostró la mayor compasión, especialmente por algún pecador, diciendo: “¡Debemos orar y ofrecer sacrificios a Nuestro Señor, para que se convierta y no vaya al infierno, pobre hombre!”

Incitaría a su prima y a su hermano Francisco a orar con ella por los pecadores. “¡Debemos orar mucho, para salvar almas del infierno!” ella repetiría. “¡Tantos van allí! ¡Tantos!”

Ella estaba siguiendo la directiva y recomendación de Nuestra Señora de Fátima de usar la práctica de la mortificación, diciendo: “Orad, orad mucho y haced sacrificios por los pecadores; porque muchas almas van al infierno, porque no hay quien se sacrifique y ore por ellas.”

En los momentos en que Jacinta estaba particularmente preocupada, su hermano Francisco le decía: “¡No pienses tanto en el infierno! En su lugar, piensa en Nuestro Señor y Nuestra Señora. No pienso en el infierno, para no tener miedo”.

No temía por sí misma, por supuesto, sino por los pecadores. Su actitud constante era: “Jesús mío, perdónalos y conviértelos. ¡Ciertamente no saben que están ofendiendo a Dios con todo esto! ¡Qué pena, Jesús mío! Rezaré por ellos”. Enseguida repitió la oración que la Virgen le había enseñado: “Oh, Jesús mío, perdónanos nuestros pecados…”

Sabemos que otro santo tomó todo esto en serio. Mons. Paola Carta recordando los pedidos de Nuestra Señora en Fátima y dijo: “La preocupación maternal del Inmaculado Corazón de María por las almas que van al infierno había invadido profunda y completamente el corazón del Padre Pío, quien hizo de su vida entera un gran sacrificio para nuestro Señor para arrebatar las almas de la condenación eterna”.

El obispo señala que en Fátima Nuestra Señora pidió especialmente el rezo del Rosario. “¿Y quién podría contar las horas que el Padre Pío pasó en oración por la conversión y salvación de los pecadores?”

Luego hubo devociones del primer sábado y “practicarlo toda nuestra vida por el bien de las almas de nuestros vecinos, así como la nuestra. Nuestra Señora nos dijo que las almas se pierden en el infierno porque no hay quien las repare por sus pecados. Ella nos implora en su nombre. ¿Cómo podemos negarla?

El Presidente Internacional del Apostolado Mundial de Fátima, Américo Pablo López-Ortiz, reveló que los videntes de Fátima descubrieron “el océano infinito de amor y misericordia que es Dios”, y a través del corazón de María, descubrieron “la misericordia infinita de Dios con los pobres pecadores y la terrible amenaza que enfrentan, la existencia del infierno, creado para aquellos que orgullosamente no aceptan la misericordia de Dios”.

El autor y escultor, el padre Thomas McGlynn, que estuvo en Fátima, creía: “La enormidad de la rebelión de la humanidad contra Dios y la aversión infinita de Dios por el pecado forman la base del mensaje de Fátima. Entonces Él da esperanza al pecador en la revelación de que Él aceptará el arrepentimiento hecho a través del Inmaculado Corazón de María. Fátima manifiesta el más incomprendido de los atributos divinos: la justicia y la misericordia”. Nuestra Señora “¡vino a decirnos cómo mantenernos fuera del infierno!”

¿Cuántos escuchan a Nuestra Señora?

Esperanza de evitar el infierno

Después de revelar este primer secreto, Lucía reveló el segundo al obispo, que es para todos nosotros. El segundo secreto ofrece una gran esperanza porque nos muestra el camino al cielo.

Lucía escribió: “La segunda parte se refiere a la devoción al Inmaculado Corazón de María”.

Recordando que “La Señora dijo que su Corazón Inmaculado será tu refugio y el camino que te llevará a Dios”, dijo Jacinta a Lucía. “¿No te encanta eso? ¡Su Corazón es tan bueno! ¡Cómo me encanta!”

Cuando Jacinta recogía flores silvestres, cantaba: “¡Dulce Corazón de María, sé mi salvación! ¡Inmaculado Corazón de María, convierte a los pecadores, salva las almas del infierno!”

Lucía le dijo al obispo: “Nuestra Señora nos dijo, en el secreto de julio, que Dios deseaba establecer en el mundo la devoción a su Inmaculado Corazón: Yo estaré contigo siempre, y mi Inmaculado Corazón será tu consuelo y el camino que te llevará. conducirte a Dios. Y Nuestra Señora garantizó, Al final mi Inmaculado Corazón triunfará.

Eso nos dará la vuelta y nos asegurará de que estamos en el camino al cielo.

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Fuente: National Catholic Register


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“Cristo de la mar”, canción https://www.reinadelcielo.org/cristo-de-la-mar-cancion/ Fri, 05 Feb 2021 13:20:13 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=25363 ]]> “Cristo de la mar” es una canción inspirada por Eli Aguilar, con música de Ricardo Dorado, que acaba de ver la luz y nos ilumina y eleva el espíritu.

Cantar, alabar y agradecer a Jesús su entrega y el habernos dado una vida nueva. “Hoy al fin resucitado, aquél Cristo de la mar…”

¿Qué tienes que agradecer o cantar al Hijo de Dios?
¡Disfruta de la canción!

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Fuente: Canal de YouTube y Eli Aguilar


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Un Mendigo de amor https://www.reinadelcielo.org/un-mendigo-de-amor/ Fri, 15 Jan 2021 10:44:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=579 ]]> Jesús se manifestó a muchas almas a través de los siglos, a partir de aquel día en que Sus amigos, discípulos, apóstoles y Su propia Madre presenciaron Su Ascensión al Reino. De este modo, El se presentó hace ya tiempo a Santa Margarita María de Alacoque, para que a través de ella recibamos la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Y se apareció a Santa Gertrudis para enseñarnos, entre muchas otras cosas, el misterio de las almas del Purgatorio y la necesidad de orar por ellas. Y también se manifestó a Santa Faustina Kowalska, para regalarnos esa maravilla que es la devoción al Jesús Misericordioso, al Jesús de la Misericordia. Esa hermosa imagen que ha llenado en pocos años las iglesias, los hogares y los corazones de tantos enamorados de Jesús.

Pero dentro de la historia de Sor Faustina, en aquella lejana y fría Polonia, me conmovió el relato sobre la aparición que sin dudas volcó el alma de aquella sencilla joven mujer hacia el Amor de los amores. Faustina asistía a un baile en Varsovia cuando sorprendida ve a Jesús parado frente a ella, vestido de mendigo, de pordiosero, todo de harapos. Su mirada era una llamada al corazón de la joven Faustina, eran los Ojos de un mendigo, un mendigo de amor. Faustina quedó conmovida por esa imagen que no olvidó por el resto de su vida, ya que la colocó como la receptora de un extremo y casi lastimoso pedido de amor realizado por el mismo Dios.

Manos del alfarero

¡Un Mendigo de amor! Nuestro Dios, El que es Dueño y Creador de todo el universo, frente al que nuestra pequeña alma se torna minúscula e insignificante, se hace un pobre pordiosero para golpear las puertas de nuestro corazón y mendigarnos un poco de amor, una mirada, un pensamiento. ¿Tu crees que El no mendiga tu amor en este momento? A veces me imagino a Dios allí arriba mirando al mundo, a cada uno de nosotros, vivir nuestra vida al margen de El, sin siquiera considerarlo. Y sospecho que mira a cada alma, y espera, pacientemente, una mirada hacia El. Sus Ojos se llenan de lágrimas al ver que pasan los minutos, los días, los años, y Su llamado de amor sigue sin ser respondido.

Creo que nuestro Dios mendigo, enamorado perdidamente de nosotros, hace muchas cosas para atraer nuestra atención desde allí arriba. Se puede decir que literalmente lo intenta todo. Nos da alegrías y nos colma de bienes físicos y espirituales, para que lo reconozcamos y lo amemos. O nos llama con el dolor para ver si en ese punto de necesidad nos acordamos de El y pedimos Su intervención. O simplemente espera, y espera, mientras nuestra vida se derrocha en pequeñas miserias que no agregan nada a nuestra salud espiritual, sino todo lo contrario.

Mis amigos, ¿no se sienten incómodos de que tengamos tanta ceguera, que hemos forzado a nuestro Dios Amante a transformarse en un Mendigo de nuestro avaro amor? ¿Qué clase de hijos somos, de un Padre tan inmensamente tierno e insistente en volver a perdonarnos? ¿Qué clase de hermanos somos, de nuestro Jesús Adorable y Misericordioso? ¿Qué clase de agradecimiento tenemos por el Espíritu Divino, que no nos deja solos jamás, mientras le cerramos nuestro corazón una y otra vez? ¿Y que clase de hijos hacen llorar a su Madre con lágrimas de dolor, ante el abandono y la falta de obediencia a sus suaves mandatos?

Jesús, que me miras con lágrimas de dolor, que te abajas a lo más profundo de Tu Humanidad para acercarte a mi, para que reaccione ante Tu llamado. Con Tu rostro triste me invitas a darte una mirada, un pensamiento, una oración, una muestra de mi amor. Deseas que levante mis ojos en medio de este mar de rostros sin rostro, para que la Luz de Tu mirada me ilumine y cubra. Quiero darte mi amor para que sea como una gota de agua que apague, por un instante, esa sed infinita de amor que arde como una universal hoguera, allí en lo profundo de Tu Sagrado Corazón.

Quiero, simplemente, ser Tu amigo.

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Reina Del cielo


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Mel Gibson y Notre Dame le cambiaron la vida https://www.reinadelcielo.org/mel-gibson-y-notre-dame-le-cambiaron-la-vida/ Fri, 07 Feb 2020 12:28:02 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=23747 ]]> “Desde muy pequeña, Dios despertaba mi curiosidad”, recuerda Isabelle: “Para mí, Él estaba ahí, eso era evidente. Miraba con envidia a mis compañeros de clase cristianos y judíos: sus familias eran tan tranquilas, tan serenas…”

Así que pidió a sus padres ir a catequesis. “¡Eso no entra en nuestra casa!”, fue la respuesta tajante de su padre, argelino de la Cabilia que había abandonado la fe musulmana para entregarse con pasión a la fe comunista. Dios estaba vetado en su familia.

Su abuela, sin embargo, una persona muy devota, la llevó a misa por primera vez un fin de semana que se quedó a dormir en su casa. Fue prácticamente toda la experiencia religiosa de Isabelle en su infancia. “Viví durante mucho tiempo en la desorientación espiritual”, explica a Alexandre Meyer en L’1visible: “Tenía fe, pero sin el más mínimo marco donde desplegarla”.

Sus amigos judíos la llevaban a sus fiestas y pensó hacerse judía. Conoció a protestantes y consideró unirse a ellos. “Intentaron también convertirme al islam, pero fue un fracaso. Estaba un poco perdida”, evoca ahora: “En aquellos encuentros con discusiones apasionantes crecía mi deseo de Dios. Tenía ansias de paz y de serenidad, sed de Dios. Lo que yo veía en todos aquellos creyentes… ¡era tan distinto a lo habitual! Para mí, era Dios quien les transformaba, eso era evidente”.

Cuando Isabelle conoció a quien hoy es su marido, le propuso que ambos buscasen una religión común y se convirtiesen juntos a ella. Pero tampoco en eso tuvo éxito: “Yo necesitaba lo espiritual en mi vida, pero él no experimentaba esa necesidad, así que me la guardé en mi corazón”.

La transformación

Continuó conociendo a personas religiosas, y hace una comparación muy expresiva para describir cómo esos encuentros la fueron guiando “como un embudo” hacia la fe católica.

Faltaba un detonante y lo encontró en el cine, como Pauline, otra conversa. Pero si en el caso de Pauline, generacionalmente más joven que Isabelle, el detonante fueron películas “antiguas” (Ben Hur de 1959, Jesús de Nazaret de 1977), para Isabelle, algo mayor, lo fue una película “moderna”.

“Si a mí, que apenas veo la televisión, me hubiesen dicho que Jesús me convertiría con una película , no lo habría creído. Pero La Pasión de Cristo de Mel Gibson lo cambió todo”, dice sobre el film con el que el actor, director y productor australo-norteamericano deslumbró al mundo en 2004.

Y fue la idea central de La Pasión, al plasmar ante el espectador de forma brutal el carácter expiatorio del sacrificio de la Cruz (una idea de la que muchos en la Iglesia se avergonzaban hace quince años, y por lo que la película fue rechazada explícitamente, por ejemplo, por el episcopado francés), la que transformó el corazón de Isabelle : “Lloré de principio a fin. Comprendí que Cristo había muerto por mí, por mis pecados. Ardía de amor por Jesús. Ahora lo tenía claro: Él murió por mí, Él me ama”.

Aún tenía camino que recorrer y pasaron meses antes de que entrase en una iglesia, con un objetivo muy concreto: “Quería bautizar a mi hijo mayor. La extraordinaria acogida del sacerdote y de la pequeña comunidad parroquial me hizo comprender que se nos amaba tal cual éramos”.

Asistió entonces a misa por segunda vez en su vida, tras aquella, ya tan lejana, con su abuela: “Y entonces adquirí conciencia del milagro, la presencia de Jesús sobre el altar, Jesús siendo distribuido a todos por el sacerdote. Tuve la sensación como de que el templo se hubiese quedado a oscuras y un proyector apuntase hacia el altar. Me entraron ganas de ir uno por uno sacudiendo a todos para decirles: ¡Jesús está ahí!”

Tras ese momento sublime de la mano de Mel Gibson, vino otro de la mano de Nuestra Señora: “Un 15 de agosto recibí una gracia enorme de la Santísima Virgen. Entré con mi marido a visitar Notre Dame de París. Y, como Paul Claudel, él entró en la catedral como no creyente y salió de ella llorando y encendido de amor por Jesús”.

El poeta Paul Claudel, en efecto, vivió una conversión tumbativa en el templo junto al Sena en la misa de Navidad de 1886, a cuyas vísperas asistía por mera curiosidad.

Paul Claudel (1868-1955), escribió en 1937 un poema A los mártires españoles al conocer el genocidio anticatólico que estaba teniendo lugar en la zona frentepopulista durante la guerra civil.

Él mismo relató el momento: “Los niños del coro vestidos de blanco y los alumnos del pequeño seminario de Saint-Nicolas-du-Chardonnet que les acompañaban estaban cantando lo que después supe que era el Magnificat. Yo estaba de pie entre la muchedumbre, cerca del segundo pilar a la entrada del coro, a la derecha del lado de la sacristía. Entonces fue cuando se produjo el acontecimiento que ha dominado toda mi vida. En un instante mi corazón fue tocado y creí. Creí, con tal fuerza de adhesión, con tal agitación de todo mi ser, con una convicción tan fuerte, con tal certidumbre que no dejaba lugar a ninguna clase de duda, que después todos los libros, todos los razonamientos, todos los avatares de mi agitada vida, no han podido sacudir mi fe, ni, a decir verdad, tocarla. De repente tuve el sentimiento desgarrador de la inocencia, de la eterna infancia de Dios, de una verdadera revelación inefable. Al intentar, como he hecho muchas veces, reconstruir los minutos que siguieron a este instante extraordinario, encuentro los siguientes elementos que, sin embargo, formaban un único destello, una única arma, de la que la divina Providencia se servía para alcanzar y abrir finalmente el corazón de un pobre niño desesperado: ‘¡Qué feliz es la gente que cree! ¿Si fuera verdad? ¡Es verdad! ¡Dios existe, está ahí! ¡Es alguien, es un ser tan personal como yo! ¡Me ama! ¡Me llama!’. Las lágrimas y los sollozos acudieron a mí y el canto tan tierno del Adeste aumentaba mi emoción”.

Como Claudel, el marido de Isabelle había sentido la presencia de Dios de forma intuitiva e inmediata, de la misma manera que a ella le había sucedido contemplando vívidamente los sufrimientos de Cristo en la Pasión gracias al talento de un cineasta.

“¡Nos habíamos convertido el mismo año!”, exclama: “Se me hacía imperativo bautizarme. Ya no podía dar marcha atrás. Habían caído las últimas barreras”. La vida de toda su familia quedó transformada: “Mi bautizo fue el día más hermoso de mi vida, después del nacimiento de mis hijos y el encuentro con mi marido. Morir y renacer con Cristo, ¡qué alegría! Tras mi bautismo, nos casamos por la Iglesia y nos hemos comprometido como pareja al servicio del Señor que nos ha colmado de tantos bienes”.

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Fuente: Religión en Libertad


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