sacrificio – Reina del Cielo https://www.reinadelcielo.org Fri, 07 Jun 2024 13:51:11 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.3.9 Consagración al Sagrado Corazón de Jesús https://www.reinadelcielo.org/consagracion-al-sagrado-corazon-de-jesus/ Fri, 07 Jun 2024 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=24679 ]]> Oh Corazón de Jesús!

Quiero consagrarme a ti con todo el fervor de mi espíritu.
Sobre el ara del altar en que te inmolas por mi amor,
deposito todo mi ser;
mi cuerpo que respetaré como templo en que tú habitas;
mi alma que cultivaré como jardín en que te recreas;
mis sentidos, que guardaré como puertas de tentación;
mis potencias, que abriré a las inspiraciones de tu gracia;
mis pensamientos, que apartaré de las ilusiones del mundo;
mis deseos, que pondré en la felicidad del Paraíso;
mis virtudes que florecerán a la sombra de tu protección;
mis pasiones, que se someterán al freno de tus mandamientos;
y hasta mis pecados, que detestaré mientras haya odio en mi pecho,
y que lloraré sin cesar mientras haya lágrimas en mis ojos.

Mi corazón quiere desde hoy ser para siempre todo tuyo,
así como tú, ¡oh Corazón divino! has querido ser siempre todo mío.

Tuyo todo, tuyo siempre;
no más culpas, no más tibieza.

Yo te serviré por los que te ofenden;
pensaré en ti por los que te olvidan;
te amaré por los que te odian;
y rogaré y gemiré,
y me sacrificaré por los que te blasfeman sin conocerte.

Tú, que penetras los corazones,
y sabes la sinceridad de mi deseo,
comunícame aquella gracia que hace al débil omnipotente,
dame el triunfo del valor en las batallas de la tierra,
y cíñeme la oliva de la paz en las mansiones de la gloria.
Amén.

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Fuente: ACI Prensa


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Un Dios agradecido https://www.reinadelcielo.org/un-dios-agradecido/ Fri, 12 Jan 2024 12:43:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=502 Millones de personas viven absolutamente alejadas de Dios, sin estar siquiera dispuestas a plantearse seriamente las verdades espirituales que el hombre ha venido teniendo como centro de su vida desde hace miles de años. Nuestra alma grita la presencia del espíritu, invitándonos a aprender a valorar esa parte invisible de nuestro ser, lugar donde habitan nuestros sueños más maravillosos. Nosotros no estuvimos en el paraíso, y sin embargo tenemos como un recuerdo, o un anhelo de estar allí.

Sí, Dios nos llama desde ese lugar solitario y penumbroso, rincón distante pero cercano, puerta que se entreabre por momentos para dejar filtrar la Luz de Su Presencia. Y El, en Su lenguaje sin palabras, nos transmite Sus deseos, Sus sueños, Su plan para nuestra vida. Sin dudas que nunca son fáciles de comprender las silenciosas Palabras de nuestro Dios, porque El habla con un lenguaje sugerido, invisible, desafiante para nuestra fe. Pero cuando empezamos a aceptar jugar Su juego, juego de dialogo silencioso, juego de sentimientos inacabados, es que se deja ver la maravillosa respuesta de nuestro Dios.

Orar

Tenemos un Dios agradecido, eso se puede advertir rápidamente si uno está dispuesto a prestar atención a Sus sutiles marcas en nuestro camino. Cuando hacemos algo por El, aunque sea pequeño, la respuesta viene de inmediato. Su agradecimiento tiene formas tan sutiles, que solo el alma beneficiada lo puede comprender. Son pequeños signos que trascienden lo que de modo regular ocurre en nuestra vida, un mojón que deja un mensaje muy claro: ?tu Señor ha estado aquí?. Y nosotros cruzamos ese hito, lo miramos admirados y nos decimos a nosotros mismos: ¡El se ha dignado mirarme! ¡El ha hecho esto porque yo le di un pequeño, un pequeñísimo trozo de mi vida!

Quizás sea esto lo que más nos enamora de nuestro Dios: esas sutiles muestras de agradecimiento nos sorprenden porque quizás pensamos que El, estaba distraído. Pensamos que somos tan pequeños, que El en realidad no presta demasiada atención a nuestros pasos. Sin embargo, de repente, el Dios de la Creación, el que se encarnó en Maria en aquella habitación solitaria, nos mira con atención. A mí, que nada valgo. A mí, que poco, muy poco, hago por El. Ese sentimiento de estar siendo no solo observados, sino mucho mas importante, amados por nuestro Dios, nos derrumba desde los cimientos. ¡Es que no lo esperábamos!

Y llenos del asombro del amor recién reconocido, empezamos a buscar que el dialogo sea más frecuente, invitando a nuestro comensal a sentarse más frecuentemente a la mesa donde tan sabrosos manjares se sirven sin medida. Nos llenamos, de gusto, de sentimientos compartidos con Aquel que puso Su tiempo, todo Su tiempo, a nuestra entera disposición. Le hacemos preguntas indiscretas, con palabras no dichas, y obtenemos como respuesta una sonrisa, una mirada silenciosa, un abrazo que enjuaga las lágrimas. El, conocedor de nuestras debilidades, da muestras de ser un verdadero Caballero, el Caballero más considerado que ningún escritor de historias de hidalgos personajes pueda jamás haber imaginado.

Gracia de Dios

El, es infinitamente agradecido, y premia el amor, con más amor. Cuando el alma plena de fe se recoge en diálogos sutiles, que crecen y se hacen oración, devuelve el mil por uno. No hay medida, para nuestro Dios. El es, verdaderamente, exagerado. Si, no me tomen a mal con lo que digo, tenemos un Dios exagerado. Cuando nuestro enamoramiento se desborda de sus cauces naturales y nos abrimos a dejar que El fluya por nuestros ríos interiores, allí, es que se puede ver que Su Amor no tiene medida. El nos colma de Gracias, de signos interiores, de consuelos, de sentimientos que nos hacen brotar lágrimas de origen inexplicable, de ganas de gritar, de correr. El lugar donde todo esto se manifiesta, es en nuestro pecho. Parece que nuestro corazón va a estallar de alegría, de felicidad por haber descubierto a mi Dios, El que está Todo para mí, a tiempo completo.

Y luego, como en un final de fiesta esperado, pero no deseado, todo vuelve a la normalidad. Tenemos que seguir viviendo, remontando las cuestas de nuestro camino. Sabemos lo difícil que será todo, porque nuestro Dios es un Dios de sacrificio, trabajo y dolor. Pero qué importa ahora, que sabemos que tenemos al Señor dispuesto a escucharnos. Un Dios agradecido, un Dios que espera nuestro gesto, nuestra mirada, para volver a encontrarnos, cuando menos lo esperemos, en ese distante rincón de nuestra alma.


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La Santa Misa, explicada por el Padre Pío https://www.reinadelcielo.org/la-santa-misa-explicada-por-el-padre-pio/ Wed, 22 Apr 2020 19:22:03 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=24457 El Santo Padre Pío de Pietrelcina habló en varias ocasiones con la Virgen de Garabandal y escribió a las niñas en nombre de Ella. Vio el Milagro que va a venir poco antes de morir. Las enseñanzas de la Santísima Virgen acerca de la Santa Misa como Santo Sacrificio de la Cruz de cara al Santísimo se pueden comprender leyendo este diálogo. A esto se refiere María Dolores en una carta escrita en tiempo de las Apariciones cuando dice que la Santísima Virgen la enseñó a vivir la Crucifixión de Jesús durante la Santa Misa.

En 1974 se publicó una obra en italiano, titulada «Cosí parlò Padre Pío»: «Así habló el P. Pío» (San Giovanni Rotondo, Foggia, Italia), con el imprimátur de Mons. Fanton, obispo auxiliar de Vincencia.

Algunos pasajes en los que el Padre Pío habla de la Santa Misa:

Padre, ¿ama el Señor el Sacrificio?
Sí, porque con él regenera el mundo.

¿Cuánta gloria le da la Misa a Dios?
Una gloria infinita.

¿Qué debemos hacer durante la Santa Misa?
Compadecernos y amar.

Padre, ¿cómo debemos asistir a la Santa Misa?
Como asistieron la Santísima Virgen y las piadosas mujeres. Como asistió San Juan al Sacrificio Eucarístico y al Sacrificio cruento de la Cruz.

Padre, ¿qué beneficios recibimos al asistir a la Santa Misa?
No se pueden contar. Los veréis en el Paraíso. Cuando asistas a la Santa Misa, renueva tu fe y medita en la Víctima que se inmola por ti a la Divina Justicia, para aplacarla y hacerla propicia. No te alejes del altar sin derramar lágrimas de dolor y de amor a Jesús, crucificado por tu salvación. La Virgen Dolorosa te acompañará y será tu dulce inspiración.

Padre, ¿qué es su Misa?
Una unión sagrada con la Pasión de Jesús. Mi responsabilidad es única en el mundo, decía llorando.

¿Qué tengo que descubrir en su Santa Misa?
Todo el Calvario.

Padre, dígame todo lo que sufre Vd. durante la Santa Misa.
Sufro todo lo que Jesús sufrió en su Pasión, aunque sin proporción, sólo en cuanto lo puede hacer una criatura humana. Y esto, a pesar de cada una de mis faltas y por su sola bondad.

juan pablo II sacerdote joven

Padre, durante el Sacrificio Divino, ¿carga Vd. nuestros pecados?
No puedo dejar de hacerlo, puesto que es una parte del Santo Sacrificio.

¿El Señor le considera a Vd. como un pecador?
No lo sé, pero me temo que así es.

Yo lo he visto temblar a Vd. cuando sube las gradas del Altar. ¿Por qué? ¿Por lo que tiene que sufrir?
No por lo que tengo que sufrir, sino por lo que tengo que ofrecer.

¿En qué momento de la Misa sufre Vd. más?
En la Consagración y en la Comunión.

Padre, esta mañana en la Misa, al leer la historia de Esaú, que vendió su primogenitura, sus ojos se llenaron de lágrimas.
¡Te parece poco, despreciar los dones de Dios!

¿Por qué, al leer el Evangelio, lloró cuando leyó esas palabras: «Quien come mi carne y bebe mi sangre»…?
Llora conmigo de ternura.

Padre, ¿por qué llora Vd. casi siempre cuando lee el Evangelio en la Misa?
Nos parece que no tiene importancia el que un Dios le hable a sus criaturas y que ellas lo contradigan y que continuamente lo ofendan con su ingratitud e incredulidad.

Su Misa, Padre, ¿es un sacrificio cruento?
¡Hereje!

Perdón, Padre, quise decir que en la Misa el Sacrificio de Jesús no es cruento, pero que la participación de Vd. a toda la Pasión si lo es. ¿Me equivoco?
Pues no, en eso no te equivocas. Creo que seguramente tienes razón.

¿Quien le limpia la sangre durante la Santa Misa?
Nadie.

Padre, ¿por qué llora en el Ofertorio?
¿Quieres saber el secreto? Pues bien: porque es el momento en que el alma se separa de las cosas profanas.

Durante su Misa, Padre, la gente hace un poco de ruido.
Si estuvieses en el Calvario, ¿no escucharías gritos, blasfemias, ruidos y amenazas? Había un alboroto enorme.

¿No le distraen los ruidos?
Para nada.

Padre, ¿por qué sufre tanto en la Consagración?
No seas malo… (no quiero que me preguntes eso…).

Padre, ¡dígamelo! ¿Por qué sufre tanto en la Consagración?
Porque en ese momento se produce realmente una nueva y admirable destrucción y creación.

Padre, ¿por qué llora en el Altar y qué significan las palabras que dice Vd. en la Elevación? Se lo pregunto por curiosidad, pero también porque quiero repetirlas con Vd.
Los secretos de Rey supremo no pueden revelarse sin profanarlos. Me preguntas por qué lloro, pero yo no quisiera derramar esas pobres lagrimitas sino torrentes de ellas. ¿No meditas en este grandioso misterio?

Padre, ¿sufre Vd. durante la Misa la amargura de la hiel?
Sí, muy a menudo…

Padre, ¿cómo puede estarse de pie en el Altar?
Como estaba Jesús en la Cruz.

En el Altar, ¿está Vd. clavado en la Cruz como Jesús en el Calvario?
¿Y aún me lo preguntas?

¿Como se halla Vd.?
Como Jesús en el Calvario.

Padre, los verdugos acostaron la Cruz de Jesús para hundirle los clavos?
Evidentemente.

¿A Vd. también se los clavan?
¡Y de qué manera!

¿También acuestan la Cruz para Vd.?
Sí, pero no hay que tener miedo.

Padre, durante la Misa, ¿dice Vd. las siete palabras que Jesús dijo en la Cruz?
Sí, indignamente, pero también yo las digo.

Y ¿a quién le dice: «Mujer, he aquí a tu hijo»?
Se lo digo a Ella: He aquí a los hijos de Tu Hijo.

¿Sufre Vd. la sed y el abandono de Jesús?
Sí.

¿En qué momento?
Después de la Consagración.

¿Hasta qué momento?
Suele ser hasta la Comunión.

Vd. ha dicho que le avergüenza decir: «Busqué quien me consolase y no lo hallé». ¿Por qué?
Porque nuestro sufrimiento, de verdaderos culpables, no es nada en comparación del de Jesús.

¿Ante quién siente vergüenza?
Ante Dios y mi conciencia.

Los Angeles del Señor ¿lo reconfortan en el Altar en el que se inmola Vd.?
Pues… no lo siento.

Si el consuelo no llega hasta su alma durante el Santo Sacrificio y Vd. sufre, como Jesús, el abandono total, nuestra presencia no sirve de nada.
La utilidad es para vosotros. ¿Acaso fue inútil la presencia de la Virgen Dolorosa, de San Juan y de las piadosas mujeres a los pies de Jesús agonizante?

¿Qué es la sagrada Comunión?
Es toda una misericordia interior y exterior, todo un abrazo. Pídele a Jesús que se deje sentir sensiblemente.

Cuando viene Jesús, ¿visita solamente el alma?
El ser entero.

¿Qué hace Jesús en la Comunión?
Se deleita en su criatura.

Cuando se une a Jesús en la Santa Comunión, ¿qué quiere que le pidamos al Señor por Vd.?
Que sea otro Jesús, todo Jesús y siempre Jesús.

¿Sufre Vd. también en la Comunión?
Es el punto culminante.

Después de la Comunión, ¿continúan sus sufrimientos?
Sí, pero son sufrimientos de amor.

¿A quién se dirigió la última mirada de Jesús agonizante?
A su Madre.

Y Vd., ¿a quién mira?
A mis hermanos de exilio.

¿Muere Vd. en la Santa Misa?
Místicamente, en la Sagrada Comunión.

¿Es por exceso de amor o de dolor?
Por ambas cosas, pero más por amor.

Si Vd. muere en la Comunión ¿ya no está en el Altar? ¿Por qué?
Jesús muerto, seguía estando en el Calvario.

Padre, Vd. a dicho que la víctima muere en la Comunión. ¿Lo ponen a Vd. en los brazos de Nuestra Señora?
En los de San Francisco.

Padre, ¿Jesús desclava los brazos de la Cruz para descansar en Vd.?
¡Soy yo quien descansa en El!

¿Cuánto ama a Jesús?
Mi deseo es infinito, pero la verdad es que, por desgracia, tengo que decir que nada, y me da mucha pena.

Padre, ¿por qué llora Vd. al pronunciar la última frase del Evangelio de San Juan: «Y hemos visto su gloria, gloria como de Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad»?
¿Te parece poco? Si los Apóstoles, con sus ojos de carne, han visto esa gloria, ¿cómo será la que veremos en el Hijo de Dios, en Jesús, cuando se manifieste en el Cielo?

¿Qué unión tendremos entonces con Jesús?
La Eucaristía nos da una idea.

¿Asiste la Santísima Virgen a su Misa?
¿Crees que la Mamá no se interesa por su hijo?

¿Y los ángeles?
En multitudes.

¿Qué hacen?
Adoran y aman.

Padre, ¿quién está más cerca de su Altar?
Todo el Paraíso.

¿Le gustaría decir más de una Misa cada día?
Si yo pudiese, no querría bajar nunca del Altar.

Me ha dicho que Vd. trae consigo su propio Altar…
Sí, porque se realizan estas palabras del Apóstol: «Llevo en mi cuerpo las señales del Señor Jesús» (Gal. 6, 17), «estoy crucificado con Cristo» (Gal. 2, 19) y «castigo mi cuerpo y lo esclavizo» (I Cor. 9, 27).

¡En ese caso, no me equivoco cuando digo que estoy viendo a Jesús Crucificado!
(No contesta).

Padre, ¿se acuerda Vd. de mí durante la Santa Misa?
Durante toda la Misa, desde el principio al fin, me acuerdo de tí.

La Misa del Padre Pío en sus primeros años duraba más de dos horas. Siempre fue un éxtasis de amor y de dolor.

Su rostro se veía enteramente concentrado en Dios y lleno de lágrimas. Un día, al confesarme, le pregunté sobre este gran misterio:

Padre, quiero hacerle una pregunta.
Dime, hijo.

Padre, quisiera preguntarle qué es la Misa.
¿Por qué me preguntas eso?

Para oírla mejor, Padre.
Hijo, te puedo decir lo que es mi Misa.

Pues eso es lo que quiero saber, Padre.
Hijo mío, estamos siempre en la cruz y la Misa es una continua agonía.

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Fuente: Virgen de Garabandal


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«Si abres los ojos, te llevo a casa», una historia de la vida real https://www.reinadelcielo.org/si-abres-los-ojos-te-llevo-a-casa-una-historia-de-la-vida-real/ Fri, 29 Mar 2019 20:06:41 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=21277 ]]> Creo que todo ser humano tiene al menos un sueño en algún momento de su vida. Ese o esos anhelos profundos que muchas veces se convierten en una motivación adicional para seguir levantándose cada mañana, para seguir luchando cuando la vida se hace difícil, cuando parece que no vale la pena continuar, o incluso cuando las circunstancias externas son tan confusas que no parece tener sentido seguirse esforzando.

Todos, en alguna medida, tenemos anhelos a nivel personal, familiar, espiritual y profesional, algunos parecen un poco más difíciles de alcanzar que otros, pero tenerlos presentes es un impulso en ciertos momentos cuando la realidad se aleja de nuestras expectativas. Y aquí podemos citar al profeta Jeremías 29:11 «Porque yo sé los planes que tengo para ustedes»— declara el Señor— «planes de bienestar y no de calamidad, para darles un futuro y una esperanza»; porque contiene la promesa de Dios que nos alienta también, cuando todo parece imposible.

Es así que, llegados a este punto, compartimos esta historia que no deja a nadie indiferente. Mira el Video

¿Qué hacer cuando las cosas no salen como yo espero?

Santino, el protagonista de esta historia, es un bebé de dos años, quien a los veinte días de nacido fue abandonado por sus padres en un hospital en Argentina. Al parecer tenía malformaciones en las vías urinarias, el riñón, las manos y los pies. Tuvo que ser admitido a la unidad de cuidados intensivos por una infección urinaria y, unos días después, conoció por primera vez a Matías, un enfermero que trabajaba en la sala y había estado de licencia.

No creo que el sueño de muchos padres que están esperando un hijo sea tener que verlo enfrentar situaciones tan complicadas de salud. Aún no tengo hijos, pero sé que muchos padres preferirían ser ellos mismos quienes enfrentaran el dolor de la enfermedad y no sus niños. Por otro lado, cada vez es más frecuente que frente a cualquier tipo de malformación se promueva como única alternativa la terminación del embarazo, o simplemente abandonar al recién nacido.

Se necesitan mucho más que buenos deseos para defender la vida humana

Se requieren acciones concretas. No soy quien para juzgar a quienes han tomado esa decisión, pero sí creo que es de admirar el ejemplo que nos dan personas como este enfermero quienes han descubierto más opciones, quienes han decidido defender el valor de la vida humana con acciones concretas, quienes traen esperanza a personas que son obligadas a vivir el dolor de la enfermedad en el abandono o la soledad, en situaciones donde solo pareciera haber desaliento y tristeza.

Matías es claro en afirmar que no había considerado ser padre todavía, pero es admirable como le expresa al pequeño Santino: «che, si abrís los ojos, te llevo a casa». Y al ver que el bebé respondió abriendo los ojos luego de estar en coma allí en esa misma unidad de cuidados intensivos, fue una señal suficiente para decidir adoptarlo, a pesar de saber que quizás el niño no le seria dado en adopción a un hombre soltero.

Para muchos podría parecer una locura, pero esa locura ha significado que después de dos años, una cirugía para extraer uno de sus riñones, y otras cirugías en sus manos y pies, el pequeño Santino se esté recuperando, y sobre todo tenga un hogar donde recibir todo el amor y el cuidado que necesita.

Hay gran alegría en ver más allá de mí mismo

En ayudar a otros a cumplir sus sueños. Cuando se es joven, se tiende a ver la vida a través de los propios ojos, mis sueños, mis problemas, mis necesidades, mi futuro, mi propósito. Y es normal, es necesario aprender a conocernos para madurar y crecer, pero también hay momentos donde vale la pena tomarse el tiempo de mirar a los ojos de quien esta al lado, de quien sufre, y esperar a que nos mire de vuelta para tender una mano, para abrir el corazón y, porque no, para ayudar a los demás a alcanzar también sus sueños.

Como decía San Agustín: «comienza haciendo lo que es necesario, después lo que es posible y de repente estarás haciendo lo imposible». Una razón más para conservar la esperanza. Finalmente, me impactó mucho la respuesta que da Matías cuando le preguntan por qué lo adopto «el me eligió a mí», ¿te suena familiar? Luego de leer esta historia estoy más convencido que vale la pena sonar, vale la pena saber que, aunque las cosas a veces no salgan como las esperamos, tenemos la esperanza que serán aún mejores al final, porque ya sabemos quién nos ha elegido.

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Fuentes: Catholic-link y video de ABC


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«Dónde está mi hogar» https://www.reinadelcielo.org/donde-esta-mi-hogar/ Wed, 03 Oct 2018 18:34:55 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=16356 La familia es una de las joyas que más tenemos que cuidar, para que se mantenga unida y en paz. El mejor aliado, para luchar y salir adelante, ante todas las dificultades es Dios mismo. Siempre que lo mantengamos en medio de nosotros, Él nos sustentará lo necesario.

Te invitamos a ver esta película que nos cuenta una historia de familia, que puede ser la de muchos…


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Desde cuándo nos santiguamos y hacemos la señal de la cruz https://www.reinadelcielo.org/desde-cuando-nos-santiguamos-y-hacemos-la-senal-de-la-cruz/ Fri, 20 Oct 2017 13:19:11 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=10280 Cada vez que nos santiguamos llevamos a la práctica una gran lección de teología en la vida diaria: ponemos la cruz de Cristo desde nuestra cabeza a nuestro corazón y del hombro izquierdo al derecho, para que Jesús bendiga nuestros pensamientos, nuestros amores y el trabajo de nuestras manos, a la vez que invocamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, tres personas distintas en la unidad de un solo Dios verdadero.

La historia de la señal de la cruz tiene su origen en un pasado tan lejano como Tertuliano, el padre de la iglesia primitiva que vivió entre los años 160 a 220 d.C. Tertuliano escribió, “En todos nuestros viajes y movimientos, en todas nuestras salidas y llegadas, al ponernos nuestros zapatos, al tomar un baño, en la mesa, al prender nuestras velas, al acostarnos, al sentarnos, en cualquiera de las tareas en que nos ocupemos, marcamos nuestras frentes con el signo de la cruz.”

santiguarseOriginalmente, se trazaba una pequeña cruz en la frente con el pulgar o un dedo. Mientras que resulta difícil señalar exactamente cuándo se cambió el trazo de la pequeña cruz en la frente a la moderna práctica de trazar una larga cruz desde la frente hasta el pecho y de hombro a hombro, lo que si sabemos es que este cambio ocurrió por el siglo XI d.C., cuando el Libro de Oración del Rey Enrique menciona una instrucción de “marcar con la santa cruz los cuatro lados del cuerpo.”

La señal de la Cruz en la vida del cristiano

Hacer la señal de la cruz, santiguarse, es una costumbre cristiana que tiene sus raíces en los primeros tiempos de la Iglesia, como vemos en los textos que aparecen a continuación…

1. Haced la señal de la cruz al comer, al beber, cuando os sentáis y cuando os acostáis, y para decirlo en una palabra, en todos tiempos y en todas ocasiones. (SAN CIRILO DE JERUSALÉN, Catequesis 4, 3)

2. En todas las cosas de nuestra religión nos valemos de la señal de la cruz. Por esto la cruz se llama signo, porque usamos de ella con el fin de que no se acerque mal alguno que nos infecte. (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Sobre la adoración de la preciosa Cruz, 257)

3. Que nadie se avergüence de los símbolos sagrados de nuestra salvación […];llevemos mas bien por todas partes, como una corona, la Cruz de Cristo. Todo, en efecto, entra en nosotros por la Cruz. Cuando hemos de regenerarnos, allí esta presente la Cruz; cuando nos alimentamos de la mística comida; cuando se nos consagra ministros del altar; cuando se cumple cualquier otro misterio, allí esta siempre este símbolo de victoria. De ahí el fervor con que lo inscribimos y dibujamos, en nuestras casas, sobre las paredes, sobre las ventanas, sobre nuestra frente y en el corazón. Porque este es el signo de nuestra salvación, el signo de la libertad del genero humano, el signo de la bondad de Dios para con nosotros (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Homilía sobre San Mateo, 54)

Cruz del Señor4. Todos los suplicios parecen crueles, pero sólo el de la cruz atrae maldición:Maledictus a Deo est qui pendet in ligno (Deut. 21, 23). Pero he aquí que lo que era maldición se ha convertido en objeto de amor y de deseo. No hay mejor joya en la corona imperial que la cruz que la remata […]. En las casas, en las calles, en el desierto, en los caminos, en los montes, en las cascadas, en las colinas, en el mar, en el bosque, en las islas, en los lechos y en los vestidos, en las armas y en los talamos, en los convites y en los vasos religiosos, en las joyas y en las paredes decoradas, en los cuerpos de los animales enfermos, en los cuerpos de los hombres posesos, en la guerra, en la paz, en el día y en la noche…, todos buscan su inefable gracia. Nadie se avergüenza de este signo de la cruz. (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Homilía sobre San Mateo, 54)

5. La cruz nos trae admirable utilidad: ella nos sirve de arma saludable y es un escudo impenetrable contra los ataques del demonio. Armémonos con la cruz en la guerra que nos hace, no llevándola solamente como estandarte, sinosufriendo los trabajos que son el verdadero aparato de la cruz. (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Homilía sobre la Epístola a los Filipenses, 13, 355)

6. Los fieles tienen la costumbre de armarse con la señal de la santa cruz, y nosotros nos hemos servido siempre de ella para destruir los enredos y celadas del demonio y resistir a sus ataques, porque consideramos la cruz como un muro impenetrable; en ella ponemos toda nuestra gloria, y creemos que nos procura la salud: por esto el grande Doctor, San Pablo, escribe que sentiría gloriarse en otra cosa que no fuese la cruz de Jesucristo. (SAN CIRILO DE ALEJANDRÍA, Sobre Isaías, 4, 6)

7. (Jesús…) Caminaba hacia el lugar donde iba a ser sacrificado llevando su Cruz. Gran espectáculo; pero si lo mira la impiedad, gran burla; si lo mira la piedad, gran misterio; si lo mira la impiedad, prueba de ignominia enorme; si lo mira la piedad, gran fundamento de nuestra fe; si lo mira la impiedad, se reirá viendo al Rey llevar un leño en lugar de un cetro; si lo mira la piedad, verá que el Rey lleva el madero donde ha de ser clavado, el mismo madero que después será colocado en la frente de los reyes. Despreciado ante los ojos de los impíos en lo mismo que se glorían después los corazones de los santos. Pablo habrá de decir:Lejos de mí gloriarme como no sea en la Cruz de nuestro Señor Jesucristo (Gal 6, 14). Cargaba sobre sus hombros la misma Cruz y llevaba en alto el candelero de esa antorcha que ha de arder sin que se coloque debajo del celemín. (SAN AGUSTÍN, Tratado sobre el Evangelio de San Juan, 117)

8. El madero en que están fijos los miembros del hombre que muere, es también la cátedra del maestro que enseña. (SAN AGUSTÍN, Tratado sobre el Evangelio de San Juan, 119)

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Fuente: Aleteia.org


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Volver a creer en la Eucaristía https://www.reinadelcielo.org/volver-a-creer-en-la-eucaristia/ Fri, 16 Jun 2017 18:18:11 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=9642 La falta de fe en la presencia real de Cristo en la Eucaristía es la más importante infidelidad de muchos que se llaman católicos. Hemos dejado infiltrarse en nuestro terreno teológico y pastoral un falso ecumenismo, que nos está llevando a incorporar a nuestra teología y vida cristiana lo más lamentable de nuestros hermanos separados: el abandono de Cristo Eucaristía, y la falta de fe en su presencia real en el pan y el vino consagrados. Ya es frecuente oír en algunos sectores católicos que la Eucaristía es simplemente signo de fraternidad pero no Presencia Real de Jesús. De ahí vienen los sacrilegios, las comuniones irrespetuosas, el abandono de los sagrarios, las faltas de respeto, el desprecio de la Misa, etc. Si no vivimos el amor a la Eucaristía como Presenciar Real de Cristo, hemos matado a la Iglesia.

El Cardenal Sarah, Prefecto de la Congregación para el Culto divino y la disciplina de los sacramentos, en su libro “La fuerza del silencio” denuncia valientemente los abusos que se están cometiendo, y que es urgente rectificar en la Iglesia. Por su importancia reproducimos aquí una larga cita del libro citado que conviene meditar:

San Juan insiste en la soledad y el aislamiento moral de Cristo antes de su Pasión. Está solo desde el principio porque es Dios. Está solo porque nadie puede comprenderle. San Juan afirma que muchos discípulos lo han abandonado, pues su doctrina sobre la Eucaristía y las exigencias del Evangelio les exceden.

Adoración EucarísticaHoy algunos sacerdotes tratan la Eucaristía con absoluto des­precio. Ven la misa como un banquete locuaz en el que los cristia­nos fieles a la enseñanza de Jesús, los divorciados vueltos a casar, hombres y mujeres en situación de adulterio y turistas no bautiza­dos que participan en celebraciones eucarísticas de multitudes anónimas, pueden recibir sin hacer distinciones el cuerpo y la sangre de Cristo. La Iglesia tiene que estudiar con urgencia la oportunidad eclesial y pastoral de esas multitudinarias celebracio­nes eucarísticas con millares de asistentes.

Existe un inmenso pe­ligro de convertir la Eucaristía, el gran misterio de la Fe, en una vulgar verbena, y de profanar el cuerpo y la preciosa sangre de Cristo. Los sacerdotes que distribuyen las sagradas especies sin conocer a nadie y entregan el Cuerpo de Jesús a cualquiera, sin distinguir cristianos de no cristianos, participan en la profanación del Santo Sacrificio eucarístico. Con cierta complicidad volunta­ria, quienes ejercen la autoridad en la Iglesia se hacen culpables al permitir el sacrilegio y la profanación del cuerpo de Cristo en esas gigantescas y ridículas autocelebraciones, donde son muy pocos los que se dan cuenta de que se anuncia «la muerte del Señor has­ta que venga».

Algunos sacerdotes infieles a la memoria de Jesús insisten más en el aspecto festivo y en la dimensión fraterna de la misa que en el sacrificio cruento de Cristo en la Cruz. La importancia de las disposi­ciones interiores y la necesidad de reconciliarnos con Dios aceptan­do dejarnos purificar por el sacramento de la confesión ya no están de moda. Ocultamos cada vez más la advertencia de san Pablo a los corintios: «Cada vez que coméis este pan y bebéis este cáliz, anun­ciáis la muerte del Señor hasta que venga. Así pues, quien coma el pan o beba el cáliz del Señor indignamente, será reo del cuerpo y la sangre del Señor. Examínese, por tanto, cada uno a sí mismo, y en­tonces coma del pan y beba del cáliz; porque el que come y bebe sin discernir el cuerpo, come y bebe su propia condenación. Por eso hay entre vosotros muchos enfermos y débiles, y mueren tantos» (ICo 11, 27-30).

(Páginas 119 y ss.).

¿Cómo podemos recogernos en el silencio y la adoración, igual que María al pie de la Cruz, ante el Dios que muere por nuestros pecados en cada una de nuestras Eucaristías? ¿Cómo podemos per­manecer en silencio y en acción de gracias ante el Dios Todopode­roso que sufre la Pasión a causa de nuestras rebeliones, nuestra in­diferencia y nuestras infidelidades?

Niño Adoración Eucarística (ft img)

Con demasiada frecuencia vivimos tanto en la superficie de noso­tros mismos que no comprendemos lo que celebramos. La falta de fe en la Eucaristía, presencia real de Cristo, puede llevar al sacrilegio. Jesús queda aislado por el creciente odio de los fariseos, que forman en su contra una coalición cada vez más poderosa, obligando a sus oyentes a separarse de Él. Hoy hay cristianos que se alian para alejar a Dios y su doctrina de quienes buscan sinceramente la verdad. Él se queda cada vez más solo en medio de hombres que le odian o no sa­ben cómo amarle, porque son incapaces de conocerle tal cual es. Pe­ro siempre habrá un pequeño rebaño deseoso de conocerle y amarle.

Es preciso que los hombres vuelvan a descubrir la Pascua que celebramos en cada una de nuestras Eucaristías. La gracia de la Pascua es un profundo silencio, una paz inmensa y un sabor puro en el alma. Es el sabor del Cielo, ajeno a toda exaltación desorde­nada. La noción de la Pascua no es una embriaguez del espíritu: consiste en el descubrimiento silencioso de Dios. ¡Ojalá cada ma­ñana la misa pudiera ser lo que fue en el Gólgota y en la mañana de Pascua! Ojalá las oraciones pudieran tener la misma luz, ojalá Cristo resucitado pudiera resplandecer siempre en mí en su senci­llez pascual…

La Pascua marca el triunfo de la vida sobre la muerte, la victoria del silencio de Cristo sobre el gran fracaso del odio y la mentira. Cristo entra en el silencio eterno. Ahora la Iglesia debe continuar la misión de Jesús a través del sufrimiento y la muerte diaria vivida en el silencio, la oración, la súplica y una gran fidelidad.

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Fuente: Religión en Libertad


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