respuesta – Reina del Cielo https://www.reinadelcielo.org Fri, 26 Jan 2024 20:15:38 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.3.9 El Pescador de hombres https://www.reinadelcielo.org/el-pescador-de-hombres/ Fri, 26 Jan 2024 10:41:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=481 El hombre se despertó de madrugada en esa ciudad que no era la suya, a la que había ido tantas veces. No podía dormir. Pensó, ¿dónde estoy? con esa extraña sensación del que viaja demasiado y termina perdiendo sentido de tiempo y lugar. Ah, se dijo a si mismo algo confundido, aquí estoy, en esta ciudad tan bendecida por la Mano de Dios. Pero no puedo dormir.

El Rosario sobre la mesita de luz del hotel llamó su atención. Es bueno rezar a estas horas, el Señor siempre lo necesita porque es el horario en que más cosas feas pasan y los buenos están durmiendo, así que es importarte llenar este espacio oscuro con oraciones ofrecidas simplemente por las intenciones del Señor, que El las use a Su mejor conveniencia.

El pensamiento atravesó su mente, “de paso ayudo a bendecir un poco esta ciudad”. El rechazo a la idea fue inmediato, ¿qué clase de bendiciones puedo pedir yo al Señor, si es que soy literalmente “un pecado” que camina? El Señor le respondió, muy breve y conciso: “eres un pescado”. Nuestro amigo se quedó sorprendido, estupefacto. Pero Señor, yo dije que soy un “pecado que camina”, ¿y cómo es que Tú me dices que soy un pescado? El Señor le volvió a responder, tan breve y con el mismo tono de la vez anterior: “yo te pesqué”.

El señor de nuestra historia rió, y el Señor de la Historia rió también. Rieron juntos. Si, soy tu pescado, le dijo, y Tú, nadie menos que Tú, eres mi Pescador. Nuestro amigo se quedó absorto en sus pensamientos, alegre de saber que él mismo era la presa de Jesús. Y entonces recordó el signo, aquel signo que precedió a la Cruz, y que fue la forma en que se reconoció al pueblo cristiano y a Cristo mismo durante los primeros siglos de la Iglesia: el Pez. Aquel signo representaba lo que él era, no un pez, sino un pescado. Y se sintió parte de esa Iglesia primitiva, se sintió en una catacumba viendo ese signo pintado una y otra vez en las paredes alumbradas por la tenue luz de las lámparas de aceite.

Pescador de hombres

Y luego recordó cómo había sido pescado por Jesús. Se imaginó al Señor pensando cual era la mejor estrategia para atrapar a Su presa, para que ese pez que andaba suelto por las peligrosas aguas del mar del mundo, mordiera su anzuelo y fuera recogido a su barca, la misma barca que San Juan Bosco viera en sus sueños, la gran Barca de la Iglesia. Jesús pensó: tengo que usar el mejor señuelo, el que tenga el color y el sabor adecuados, el que mejor llame la atención de Mi presa. El estudió al hombre, miró sus costumbres, sus gustos, sus hábitos, y trazó Su plan.

El buen pescador sabe muy bien que debe tener absolutamente todo en cuenta antes de abordar su desafío: el horario del día, la transparencia y temperatura del agua, la profundidad a la que hay que buscar a la presa, y en función de ello elige su señuelo. Los que son realmente buenos pescadores diseñan y construyen ellos mismos sus señuelos, utilizando materiales que encuentran aquí y allá. Ellos miran y sopesan una y otra vez de qué modo serán capaces de atraer la atención del pez buscado, y luego se lanzan a su misión con perseverancia, hasta hacer morder el anzuelo a su presa. ¡Entonces la alegría vale doble!

Jesús sabía muy bien lo que Su presa necesitaba, la había observado durante demasiados años nadar lejos de El. De tal modo que esta vez eligió utilizar el mejor señuelo del que disponía, uno literalmente irresistible. El lo llama de diversos modos, como Señuelo Santo, o Estrella de la Mañana, o también Rosa Mística, aunque lo más habitual es que lo llame simplemente Mamá. Con gran expectativa nuestro Pescador de hombres lanzó a las aguas del mundo a Su Gran Señuelo, y atrapó a Su presa esta vez. El pequeño hombre mordió el anzuelo con ganas, y aunque luego se resistió como todo buen pez que no quiere volverse pescado, no lo soltó nunca más.

Y así fue como se transformó en un orgulloso pescado, presa del Pescador de hombres, atrapado por no poder resistir el llamado del Señuelo Santo, de la Madrecita del mismo Dios. Nuestro amigo vio todo esto con tanta claridad que no pudo más que sonreír, abrazarse a la Cruz del Rosario, y sentirse feliz de comprender la profundidad de aquel signo que nos representa, el Pez, Ictis, símbolo de Jesucristo, Pescador de hombres. Así lo conocieron, así se presentó al mundo Él desde la barca de Pedro, la misma Barca que dos mil años después sigue transportándolo por los mares del mundo, mientras El sigue pescando a hombres y mujeres de buena voluntad.


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La oración, voz del alma https://www.reinadelcielo.org/la-oracion-voz-del-alma/ Fri, 01 Sep 2023 09:14:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=477 ]]> Una voz se abre paso en mi interior como un susurro que me acompaña y me consuela, me comprende y me fortalece ¡Es que es mi Señor el que se hace Amigo, Hermano y Maestro cuando con humildad elevo mis palabras al Cielo! Ya no hay paredes a mi alrededor, todo es silencio y escucha, el mundo se congela por un instante, donde hasta el canto de los pájaros se ha suspendido para dar paso al dialogo santo. Los Ángeles escuchan atentos, sonríen y envuelven la escena. Son momentos donde la Divinidad se acerca a la humanidad, porque la voluntad del hombre conmueve el corazón de Dios y lo invita a alegrarse de Su creación.

Sí, es el alma la que expresa su voz cuando con sinceridad nos abrimos a hablar con Dios ¡Oh, la oración, si supiera el hombre sobre los maravillosos efectos y giros que se producen en el cielo cuando un alma ora con devoción! La oración abre las puertas del Corazón de Dios, y derrama ríos de Gracia que bañan nuestra alma, la que canta, sonríe y se alegra. Pero nuestra humanidad, poco dócil y dada a la pereza espiritual, suele darnos las espaldas al deseo de orar, y así sentimos que el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil. Señor, ¿cómo llegar a hablar contigo si es que no tengo la fe, la fortaleza y la perseverancia necesarias?

Jesús, nuestro Amigo, está siempre allí, del otro lado de ese desierto que debemos atravesar para llegar a Su Corazón. El desierto es nuestra humanidad que se resiste porque prefiere la comodidad a la entrega, la vanidad a la negación del ser, el mundo al Cielo. Cuando pisamos la arena caliente nos sentimos invadidos por la sequedad espiritual, pero si mantenemos la vista firme puesta en las verdes praderas que se dibujan en el horizonte, seremos capaces de caminar, y llegar. Jesús, mi Señor, Tú me esperas allí, porque sabes que en la oración descubro el diálogo contigo. Palabras que me llevan a Ti, al abrazo fraterno que como Dios Amigo me das cuando Te busco y llamo.

Oración del afligido (Ft Img)

El orar es una experiencia única, un nuevo descubrimiento cada vez. Si, porque la oración es siempre distinta, se nos presenta como un mar de distintas tonalidades, oleajes y hasta de diversidad en la intensidad de las mareas. Muchas veces el diálogo con Dios fluye fácil y directo, en otras oportunidades el orar se presenta como una tarea pesada y difícil como el avanzar en un océano turbulento y ventoso, mientras que en otros casos se ilumina nuestra alma con el fluir del rezo, produciendo un gozo que es difícil de explicar ¿Por qué es así?

Es Dios quien nos da la Gracia de encontrar distintos efectos en la oración. No se supone que el dialogo con Dios tenga una respuesta predecible, porque es siempre una propuesta de nuestra alma en espera de la respuesta del Señor. Así, Jesús juega muchas veces con nosotros, se oculta, o se manifiesta, nos hace ver Su sutil pero maravilloso sentido del humor, o nos insufla sentimientos profundos que nos hacen llorar sin saber por qué, o simplemente nos escucha con atención, como un verdadero Buen Amigo.

La oración despierta sentimientos que crecen sin siquiera saber nosotros de donde provienen. Es un misterio que se esconde en nuestro interior, caprichoso y ávido de sorprendernos cuando menos lo esperamos. Si, es la voz del alma. Esas emociones inexplicables son la manifestación de una vida que trasciende lo racional, porque son la expresión de nuestra vida espiritual, creada por Dios. Al orar, nuestra alma pide a gritos que reconozcamos su existencia, que comprendamos que debajo de esa maraña de pensamientos, miedos y seguridades, hay algo más, hay un puente que nos acerca a la Divinidad, a Dios.

Con los años he meditado mucho sobre esos intrincados espacios escondidos muy dentro de nuestro ser, y particularmente he descubierto en la oración y la meditación a la puerta que abre esos sentimientos. Las emociones se explican por el sentido de unidad en la Divinidad de El que me escucha, de Aquel que aguarda pacientemente el derramamiento de mis palabras, de mis pensamientos, de mis sentimientos. Esas emociones han adquirido un sentido inmenso, se manifiestan como la alegría de ser amigo de Dios, El que todo lo puede, El que todo lo da

Señor, yo te hablo, Tu me escuchas, mírame aquí, no tengo palabras para decirte lo que siento, pero Tu, Tu lo sabes todo.


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Quiero ser la maravilla que Dios creó https://www.reinadelcielo.org/quiero-ser-la-maravilla-que-dios-creo/ Fri, 17 Apr 2020 11:01:28 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=16193 Dios me hizo maravilloso, perfecto, fiel reflejo de Su Majestad, de Su Realeza. No podría haber sido de otro modo, ya que El me soñó mucho antes de que me formara en el vientre de mi madre, y puso planes extraordinarios en mi camino dándome lo necesario para tener éxito en ese sueño, Sueño de Dios para mi vida. Pero fue entonces que, tocado por la mancha del pecado original, se abrió en mi esa rendija que con los años se volvió una grieta, por la que me fui escapando de la Casa de Dios, de Su Presencia, de Su amistad, de Su Sueño.

Y fue justamente igual que les ocurrió a Adán y Eva, cuando rompieron esa hermosura que Dios había hecho de ellos y se mancharon con la muerte, el pecado, la corrupción. Ese día ellos se escondieron, de tal modo que cuando el Señor vino a visitarlos tuvo que preguntar ¿Dónde están? Ellos, avergonzados, se habían alejado de Dios porque vieron que ya no lucían la perfección que Dios creó en ellos, y no podían enfrentarlo, se llenaron de miedo, y de tristeza. La tristeza inundó el paraíso, porque ellos lo habían perdido.

Misericordia de Dios (feat img)

Hoy mismo, Dios me pregunta a mí, y te pregunta a ti, ¿Dónde estás? Porque tú y yo nos hemos alejado también de esa criatura perfecta que Dios hizo de nosotros, como lo hicieron nuestros padres del paraíso original, y al igual que ellos, nos ocultamos en la jungla de las cosas del mundo. Dios nos hace otra pregunta mucho más profunda aún. El nos dice, interpelándonos, ¿Quién eres? La pregunta es muy apropiada, porque hemos hecho algo tan distinto de nosotros que ya Dios no nos reconoce al compararnos con la maravilla que El hizo al crearnos, con Su Sueño.

A lo largo de los años, y al impulso de fracasos, dolores, traiciones y caídas, hemos construido capa sobre capa de cosas horribles en nuestro interior, de tal modo que se fue formando un disfraz que nos hace ser un personaje totalmente distinto a quien Dios creó en nosotros. Esas capas están hechas de miedos, resentimientos, envidias, culpas, pecados de todo tipo que se han ido haciendo una fortaleza en nuestro interior, al punto de dictarnos de qué modo debemos actuar en todo momento, de dictarnos qué personaje debemos actuar en nuestra vida.

Ese disfraz nos hace hablar con palabras hirientes, nos da oídos sordos a las necesidades de los demás, nos orienta a vivir enfocados en las pequeñeces de este mundo, ignorando las promesas del Reino que Dios nos legó. Y lo hacemos con tanta energía, que nos alejamos cada día más de la Puerta del Cielo, que es el mismo Señor que allí nos espera, angustiado al vernos perdidos, lejos de Su Casa, más y más.

Al Señor tenemos que pedirle, en oración, nos ayude a sacar todas esas alimañas y malezas de nuestro interior, que las ponga frente a nosotros, visibles, y nos haga conscientes de todas ellas, para que las podamos llevar al confesionario y quemarlas en el perdón de los pecados que Jesús mismo nos otorga. Al hacerlo, empezaremos a romper ese disfraz, esa coraza de oscuridad y frialdad que nos hace actuar como alguien distinto a quien realmente somos.

Y al hacerlo, empezarán a aflorar, por algunos espacios pequeños primero, las chispas de divinidad que Dios puso en nosotros cuando nos creó. De a poco, nuestro lenguaje empezará a cambiar, nuestros hábitos serán distintos, nuestra escucha a los demás irá creciendo. La luz empezará a brillar por los agujeros que surgen de nuestro viejo disfraz, y de a poco el viejo personaje que creamos, personaje de miedos, de tristezas, de resentimientos, dará paso a ese ser llamado a la santidad que Dios creó, desde el momento en que El nos soñó.

Luz divina (ft img)

Con el tiempo, los restos del viejo disfraz irán dando lugar a la luz incandescente que emana de esa alma maravillosa que somos. Fuentes de luz, seres creados como reflejo del Amor mismo. Seremos luz para el mundo, creados a imagen y semejanza de la Luz misma, nuestro Creador. Con admiración de lo que Dios hizo en nosotros, descubriremos quienes somos realmente. Almas capaces de vivir con la mirada puesta en el Cielo, entregadas a la Voluntad de nuestro Maestro, aceptando las cruces de esta vida como los escalones que nos permiten escalar la Montaña de Dios.

Mi amiga, mi amigo, empecemos a arrancar nuestro disfraz, con la oración como la herramienta que Dios nos regaló. Que en la oración saquemos a la luz todas las oscuridades con las que nos hemos cubierto, y se las entreguemos a Jesús en el confesionario. Miremos nuestro interior, busquemos a esa alma luminosa que se esconde allí, construida con todos los tesoros de los que Dios es capaz, y dejemos que Dios nos ayude a volver a ser ese ser maravilloso que El creó, que El soñó.

Señor, quiero que cuando me preguntes ¿Dónde estás?, yo pueda responderte que estoy en camino de regreso a casa, golpeado y confundido, pero buscando el sendero de retorno a Tu Hogar, que es mi hogar también. Y que cuando me veas llegar y me preguntes ¿Quién eres? yo pueda contestarte con convicción que soy esa alma maravillosa que Tu soñaste, plena de los tesoros que Tu pusiste en mí, y pleno de un anhelo de santidad que esté por encima de toda dificultad que pueda enfrentar mientras estoy aquí abajo, sólo soñando con el día en que estemos juntos por toda la eternidad.


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