responsabilidad – Reina del Cielo https://www.reinadelcielo.org Fri, 12 Jul 2024 19:22:31 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.3.9 Ora y labora https://www.reinadelcielo.org/ora-y-labora/ Fri, 12 Jul 2024 10:43:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=325 La oración y el trabajo son la forma en que Dios nos pide vivir la vida, en términos prácticos. Pero es importante ampliar el sentido de ambos términos, ya que llegado un punto oración y trabajo se funden hasta formar un mismo diálogo con Dios.

Orar no es sólo el acto de dedicar un espacio de nuestra vida diaria para dialogar con Dios en forma directa, o por medio de sus intercesores (la Virgen María, los ángeles y los santos). Si bien es cierto que las oraciones que cada uno de nosotros realiza son la base del diálogo con Dios, no olvidemos que la Santa Misa es la oración perfecta. Tener la Presencia Eucarística del Señor es un regalo que no podemos desaprovechar: debemos buscar expandir nuestra necesidad del Cuerpo de Jesús más allá del día domingo, ya que El no nos pone limitaciones a darse en forma diaria a nosotros.

orar y trabajar

Pero orar tiene un sentido más amplio aún: Dios espera que tengamos conciencia práctica de Su Presencia durante todo nuestro día, ya que Él se manifiesta desde lo pequeño hasta lo grande. Cuando tomamos conciencia durante el día de que una tentación se apodera de nosotros (¡y ocurre muy a menudo!) debemos detenernos y ver la situación desde los ojos de Dios. Ese simple gesto es una poderosa oración al Señor. Si además podemos hacer en ese instante una oración interior (yo suelo rezar un Ave María, la oración a San Miguel Arcángel o una invocación a la ayuda del Padre Pío o San Benito), entonces tendremos un doble gesto de unión con la Voluntad Divina, la Voluntad de Dios.

¿Cuántas veces al día podemos, de este modo, pensar en Dios?. Una vez más, Dios no nos pone límites, somos nosotros los que acotamos nuestras acciones. Si llegamos al extremo de poder vivir repitiendo muchas veces al día los pensamientos hacia Dios, o las invocaciones a Su ayuda, nos daremos cuenta que empezamos a vivir en unión con Dios. Y de a poco nuestra vida empezará naturalmente a cambiar, ya que será muy difícil caer en las tentaciones que irreversiblemente el mundo nos pone en el camino, como prueba. De este modo, tendremos una vida de completa oración, ya que tener a Dios presente es orar, y es una oración muy poderosa para nuestra sanación interior,

¿Pero qué hacemos primordialmente nosotros durante el día?. ¡Trabajamos!. Nuestra vida cotidiana es trabajo. De este modo, si tenemos a Dios presente, orar se transforma en trabajar y trabajar se transforma en orar.

ora et labora

Para aquellos a quienes por sus responsabilidades de trabajo o estudio no quedan muchos momentos disponibles para la oración formal, va la tranquilidad de saber que trabajar con Dios presente, ¡es orar también!.

Y para aquellos que dedican varias horas del día a la oración, y sienten que contribuyen poco a las cosas cotidianas del mundo, va la tranquilidad de saber que orar con el corazón es trabajar. ¡y nada menos que para la Viña del Señor!.

De este modo se unen el trabajo y la oración, ya que cuando se vive para y por Dios, conscientes de Su Presencia en lo cotidiano, entregándonos totalmente a El, todo lo que se hace es un diálogo permanente con el Señor.

Así, conscientes vivamente de la acción sensible de Dios en cada acto de nuestra vida, orar es trabajar y trabajar es orar.

¡Ora y labora, la unión perfecta de nuestra vida a la Voluntad de Dios, la unión indisoluble a los corazones de Jesús y María!


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Una respuesta a la crisis de masculinidad: “Llamada a la batalla” https://www.reinadelcielo.org/una-respuesta-a-la-crisis-de-masculinidad-llamada-a-la-batalla/ Sat, 02 Oct 2021 11:31:28 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=25996 Estos días ha circulado por las redes un vídeo que, a pesar de publicarse en 2016, sigue siendo igual de pertinente; o más, si cabe. Titulado “Una llamada a la batalla”, el cortometraje fue impulsado por la diócesis estadounidense de Phoenix y busca crear conciencia sobre la crisis de masculinidad que está sufriendo la sociedad actual.

Con respecto a esta crisis destacada por la película, Michael Phelan, director de la Oficina de Matrimonio y Respeto a la Vida, decía: “Las circunstancias históricas han devastado periódicamente a las familias, pero nunca hemos visto el menosprecio de la masculinidad y la paternidad, o el abandono de las responsabilidades de los hombres que se están viendo ahora. Requiere una respuesta sin precedentes de la Iglesia”.

Poco antes de publicarse el vídeo, el obispo de la diócesis, Thomas Olmsted, dijo en un comunicado: “Animo a nuestros hombres a descubrir o redescubrir su identidad como hombres en Cristo”.

Película, “Llamada a la batalla”

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Fuente: Infovaticana.com


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Cómo tomar decisiones difíciles https://www.reinadelcielo.org/como-tomar-decisiones-dificiles/ Fri, 30 Aug 2019 10:00:08 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=2895 ]]> La vida nos expone a decisiones difíciles, esas que nos obligan a tomar caminos que causarán dolor a alguien, hagamos lo que hagamos. A veces el dolor será nuestro, otras veces será de otras personas, pero en cualquier caso nos enfrentamos a opciones que no resultan evidentes, que nos causan temor y angustia. Estas situaciones se hacen más difíciles cuando tenemos gente a nuestro cargo de algún modo, seamos padres, o líderes de comunidad, o tengamos a otros bajo nuestra responsabilidad laboral.

Las noches se suceden y nos quitan el sueño, y hacen que una y otra vez analicemos las opciones disponibles, y en cada caso veamos claras  consecuencias que no queremos afrontar. La angustia crece y no sabemos a quién pedir consejo, porque tememos que la pregunta produzca una respuesta que no queremos escuchar. Son momentos en que la vida se detiene, parece trabada y enmarañada, como no dispuesta a seguir adelante.

Tengo varios consejos para esos momentos, pero sin dudas que el principal es la oración, dejarle a Dios la resolución del problema. Orar fervorosamente es siempre la mejor opción, aunque en esas circunstancias nos cueste, porque nuestra humanidad se resiste a entablar el dialogo con Jesús. Es que estamos tan preocupados en nuestra batalla interior, que ni siquiera podemos alzar la mirada y serenarnos, para hablar con el Creador y Autor de todas las cosas, el Dueño de nuestra vida.

Orar a Dios 2 (ft img)

Yo tengo una oración especial para esos momentos, que más o menos dice así: “Señor, este problema que hoy pones frente a mí, yo no puedo resolverlo. Por eso es que te pido que lo resuelvas Tú, en mi lugar”. Esta simple oración de entrega es algo así como salirse del asiento del conductor, para sentarse en la parte trasera del vehículo, y dejar que nuestro Buen Jesús tome el volante. Es un acto de Fe en El, que agrada enormemente a Su Corazón Amante de nuestra alma.

Sin embargo, este acto de entrega obliga a que tengamos el discernimiento necesario para comprender qué es lo que Jesús quiere que hagamos. Si bien El está a cargo del problema ahora, somos nosotros los que debemos discernir cuál es Su Voluntad, y muchas veces tenemos tanto ruido interior que no somos capaces de ver con claridad. Primero y fundamental, debemos serenarnos y hacer silencio para que el miedo, el enojo, el orgullo y la vanidad no hagan que escuchemos solo nuestra propia voz interior, sin dar espacio para que Dios inspire los pensamientos que nos den guía y seguridad.

El discernimiento llegará, tarde o temprano, si dejamos a Dios actuar. Sin embargo, yo he descubierto una regla para esos momentos que suele ayudar a discernir, como si fuera un modo de orientar nuestra mirada. Esa regla se refiere a la caridad hacia otros. En muchas de esas decisiones encontramos que si hacemos lo correcto, podemos herir y faltar a la caridad hacia una persona, y si bien sabemos que la decisión es moral y racionalmente clara, no somos capaces de herir los sentimientos de esa alma, faltando a la caridad.

La regla para esos casos dice que la caridad hacia una persona deber tener un límite cuando comienza a afectar severamente la caridad hacia los demás. Por ejemplo, cuando en una situación laboral dudamos si separar o no a una persona que no contribuye al equipo en la medida que debiera, y nos preguntamos cuanta paciencia debemos tener, cuanto tiempo debemos esperar antes de actuar. La respuesta es analizar qué falta de caridad tenemos hacia los que trabajan para esa persona, o a sus colegas, dándole una y otra oportunidad, frente a las caídas. Hay un punto en que ser demasiado paciente con una persona, daña y hasta contamina el alma de otros que están afectados por esa situación.

La caridad debe ser partícipe de la justicia, porque Dios es infinitamente Misericordioso, pero infinitamente Justo también. Cuando nuestro trato hacia una persona comienza a implicar un daño moral o espiritual hacia otros, es que debemos orar para que Dios nos diga cuando y como actuar. Y si hacer lo correcto implica tomar una decisión difícil, no olvidemos que toda autoridad que tengamos sobre otros es un don recibido de Dios, y no podemos escapar a nuestra responsabilidad.

Señor, tengo miedo humano en mi alma, y sé que eso es por falta de Fe en Ti. Dame confianza en Tu Mirada, para que sepa ver en Tus ojos a mi Maestro, y así me fortalezca con el Espíritu Divino que me lleve con paso firme y seguro por los difíciles caminos de este mundo.


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Un partido de Fútbol https://www.reinadelcielo.org/un-partido-de-futbol/ Fri, 18 May 2018 13:09:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=558 Hace pocos días me escribió una maestra de escuela que enseña religión a sus alumnos. Uno de sus niños le lanzó una pregunta: ¿por qué Dios, que tiene todo el Poder, no frena a los malos, termina con las injusticias y nos hace a todos buenos y santos? La humilde maestra me pedía que en conceptos simples y breves explique a sus niños este tema tan central, relacionado con el libre albedrío que Dios nos dio. Pensé que la mejor manera de hablarle a los pequeños era con un ejemplo cercano a ellos, y en mi cabeza surgió de inmediato el fútbol como modo de acercarme al mundo de los niños actuales, y no sólo de los niños. Y aquí va mi recomendación para ésta linda maestra, deseosa de llevar a éstas almitas a Dios.

Niños jugando al fútbolPodemos comparar a éste mundo con un partido de fútbol en el que hay dos equipos en la cancha: el equipo que defiende el bien, el equipo de Dios, que se enfrenta al equipo del pecado, el de satanás. Jesús es el Juez del partido, el árbitro, que vela para que se respeten las reglas. El corre a nuestro lado, transpira como nosotros, nos mira desde todos los ángulos, sigue cada jugada para asegurarse de que todo ocurra en Justo modo. El Espíritu Santo, por otra parte, es el Director Técnico de nuestro equipo, el que lo dirige y organiza desde el banco de suplentes, adaptando la formación y la estrategia del equipo de acuerdo al desarrollo del partido, y de las tácticas introducidas por el adversario. Dios Padre, finalmente, es el Presidente de nuestro equipo, es quien provee de todo lo necesario para poder estar en la cancha jugando el partido.

Dios quiere que ganemos éste partido contra el mal, pero Su Deseo es que lo hagamos jugando con el reglamento del fútbol, respetando las reglas establecidas y demostrando nuestra capacidad individual y colectiva frente al oponente, el equipo del pecado. Claro que Dios podría dar por terminado el partido de inmediato y declararnos vencedores, ¿pero que mérito tendríamos en ese caso? También podría Jesús, como Juez, ignorar las faltas que cometemos y atribuirnos goles que no convertimos ¿qué clase de Juez sería El en ese caso? El mérito de un equipo de fútbol consiste en derrotar a su oponente bajo las reglas establecidas, y jugando el partido. De éste modo, se declara un justo vencedor y la celebración tiene un sentido.

Trabajar juntosAhora bien, ¿qué responsabilidad les cabe a los jugadores que están en la cancha, que tienen el mejor Club, el mejor Director Técnico, y por supuesto la garantía del más Justo Arbitro que se pueda tener? Les cabe toda la responsabilidad, está obligados a ganar, porque en la tribuna están todos los ángeles, los santos y las almas del purgatorio vivando y aclamando al equipo, deseando que derrotemos al oponente. El equipo del pecado, mientras tanto, tiene a una multitud de demonios en las gradas gritando e insultando a diestra y siniestra, presionando para que el pecado se imponga a nuestro equipo. Equipo vestido de negro, enfrentado a la blanca e inmaculada vestimenta de nuestros jugadores.

Dios quiere que juguemos este partido, donde todos integramos Su Equipo. Que lo hagamos con compromiso y que le demostremos con goles de amor nuestra pertenencia a Su Escuadra. Que venzamos al equipo del pecado, porque en caso contrario nos iremos al descenso, nos perderemos la copa de la victoria. El premio por ganar éste partido es poder ir al Cielo, ni más ni menos. Dios quiere que nos ganemos éste derecho, haciendo valer en la cancha las habilidades y talentos que El mismo nos dio, demostrando que somos capaces de ganarnos nuestro puesto en el equipo, de jugar el partido en sus noventa minutos con todas las ganas de que seamos capaces.

Lo más curioso es que todos los jugadores somos hermanos, y hermanos del Arbitro también. Su Madre lo aclama desde la tribuna, porque sabe que El fue jugador en Su momento. Y fue el mejor jugador de todos los tiempos, porque con Sus goles le aseguró a nuestro equipo el torneo de la Salvación. Ahora El es Juez, pero ninguno de nosotros puede olvidar Sus méritos como jugador, que son infinitos, y le valen el Nombre de Jesús, El que Salva.


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