religiosas – Reina del Cielo https://www.reinadelcielo.org Fri, 29 Oct 2021 18:34:33 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.3.9 Boulaur: Una abadía que explota de vocaciones y que ha vuelto a la esencia monástica de la Edad Media https://www.reinadelcielo.org/boulaur-una-abadia-que-explota-de-vocaciones-y-que-ha-vuelto-a-la-esencia-monastica-de-la-edad-media/ Fri, 29 Oct 2021 18:34:33 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=26120 Las cistercienses de la Abadía de Boulaur están experimentando una verdadera cosecha de vocaciones y un florecimiento espiritual que irradia luz en la región de la Occitania francesa. Y no hace tanto tiempo, hace justamente 40 años, esta comunidad estuvo a punto de ser cerrada por falta de religiosas.

Entonces eran cinco. Ahora superan la treintena en esta abadía, pues han debido también extenderse ya a otro monasterio, y cada año no falta al menos una vocación: la media de edad en estos momentos supera por poco los 40 años.

¿Qué pasó para que se produjera este gran cambio? Estas religiosas cistercienses han vuelto a la esencia y han recuperado el gran dinamismo de la vida monástica de la Edad Media adaptándolo al siglo XXI. Y sus frutos son visibles. La regla no ha cambiado, pues su día a día sigue anclado en el ora et labora, pero lo han aplicado con radicalidad y autenticidad.

Cuidan animales y cultivan la tierra de tal manera que han construido un gran granero que llegó a viralizarse a través de un vídeo. Los bueyes han sido sustituidos por tractores, pero su duro trabajo les ha dado enormes frutos, y no necesariamente económicos. Su autenticidad ha atraído a numerosos peregrinos, entre ellos, chicas jóvenes que han querido adoptar este tipo de vida.

De hecho, tras el granero estas monjas de Boulaur se han embarcado en otro enorme proyecto: lo llaman el “Ecotono”, que en la naturaleza corresponde a una zona de transición entre dos ecosistemas diferentes. El nombre tiene un sentido claro, pues pretende ser una zona de encuentro entre la vida monástica y el mundo exterior. Es un lugar para conocer lo que hacen y viven las religiosas, y donde los laicos que acuden tienen la posibilidad de experimentar las virtudes de este tipo de vida entregada a Dios.

Si se ha destacado el duro trabajo y la apuesta por la acogida y el testimonio como fuente del florecimiento de la comunidad, nada de esto podría haberse logrado sin el pilar en el que se cimienta todo: la intensa vida de oración. Y además la apuesta que realizaron en junio de 1981 cuando la abadía estuvo a punto de echar el cierre.

La intercesión de la joven Claire de Castelbajac

Las cistercienses fueron expulsadas de la abadía de Boulaur en 1901 y pudieron regresar en 1949. Tres décadas después sólo quedaban cinco religiosas. Entonces el abad general de la orden les pidió a estas monjas que rezaran a una joven, la hoy sierva de Dios Claire de Castelbajac, que vivía a apenas a 25 kilómetros de la abadía y que había fallecido con tan sólo 21 años en 1975 debido a una meningoencefalitis.

Su muerte era todavía muy reciente, pero su profunda vida de fe era conocida en la zona. Y pronto se extendió su fama de santidad. Incluso su madre escribió un libro sobre ella. Fue entonces cuando el abad general realizó esta visita a la comunidad donde se debía decidir qué hacer con la abadía.

Clare Castetlbajac – En proceso de beatificación

La madre superiora le ofreció la lectura del libro sobre la vida de Claire. Al principio al abad no le entusiasmó mucho la idea de leer la vida de una nueva figura piadosa, como la que se le ofrecía normalmente en cada uno de los monasterios que debía visitar.

Pero por la noche decidió leerlo y quedó impresionado con la vida y la fe de esta joven vecina de la abadía. A la mañana siguiente, acudió a la superiora y le dijo que estaba convencido de que Claire era santa y que podía ser canonizada. Por ello, pidió una señal para poder abrir este proceso de beatificación. Y dada la terrible situación de Boulaur les instó a pedir por su intercesión la llegada de cinco vocaciones ese año. Esto era algo prácticamente imposible, pues lejos de recibir nuevas monjas sólo había disminuido su número.

Las monjas no creían que fuera posible, pero obedecieron y rezaron por intercesión de esta joven para que se cumpliera ese signo. Y de manera sorprendente ese año ingresaron cinco nuevas monjas en la abadía.

Desde entonces la comunidad recuperó un nuevo impulso que no se ha debilitado nunca. Cada año ha llegado al menos una vocación y en estos últimos años incluso seis y siete, lo que ha obligado a la comunidad a extenderse a otro monasterio.

Precisamente, la gracia de las “5 vocaciones” estuvo en el origen de la apertura del procedimiento para su posible beatificación. Por tanto, el vínculo entre Claire y Boulaur es ahora importante y es a la comunidad a la que se le ha confiado la postulación de la Causa.

En 2004, el arzobispo de Auch pidió a las hermanas que recibieran el cuerpo de Claire de Castelbajac para que reposara en la iglesia de la abadía. Allí los numerosos peregrinos que acudían a rezar ante su tumba también podrían ser acogidos por estas cistercienses, por lo que además podían conocer esta entregada vida monástica.

¿Cuál es el secreto del éxito de estas monjas?

Voviendo al presente, la realidad es que es una comunidad vital y alegre. “¿Las claves de nuestro éxito?”, se pregunta sor Anne, mano derecha de la abadesa. “Si tuviéramos la receta la compartiríamos con todas las comunidades, porque lo que cuenta es la llamada del Señor”, contaba a Famille Chretienne.

Por su parte, la abadesa, la Madre Emmanuelle confirmaba que “es la intimidad de cada alma con el Señor, el misterio de la llamada que es ante todo una respuesta a Cristo. Sin embargo, si indudablemente el Señor tiene la primacía en la vocación de una persona, la comunidad aún puede reclamar su parte”. Y entonces deja entrever este éxito: “¿Quizás el respeto por una tradición recibida como patrimonio, la porosidad de una valla abierta al mundo a través del trabajo así como un apoyo a medida a cada una?”.

El nuevo “ecotono” que preparan es un nuevo reto para estas monjas. Como cistercienses, las monjas de Boulaur tienen la particularidad de cultivar la tierra además de su vida de oración, fieles al lema de la regla de San Benito y esto atrae a visitantes e incluso periodistas.

“Nuestros productos suelen llamar la atención a primera vista, pero esperamos que los visitantes puedan ir más lejos y también descubrir al Señor al venir a la abadía, porque Él es la razón de ser de este lugar”, explica la hermana Anne al semanario católico francés.

Todo el desafío de este “ecotono” es desarrollar un fuerte vínculo con el mundo exterior preservando la vida monástica de las hermanas. “Es un equilibrio sutil”, afirma la religiosa, que añade que “para garantizar una acogida de calidad, la abadía debe ser ante todo un lugar de oración, paz y vida comunitaria para las hermanas detrás de la valla”. No se trata de “abrir todo el monasterio sin barreras, sino de hacer accesible y didáctico lo que puede ser”.

Este florecimiento vocacional “es una gracia hermosa para nosotras en una época en la que faltan vocaciones en todas partes, pero también supone responsabilidad porque debemos cuidar de todas estas mujeres, sus necesidades primarias, la atención médica y la jubilación”, recordaba en otra ocasión sor Anne al National Catholic Register.

Una nueva mirada a la Edad Media desde el siglo XXI

Las 45 hectáreas que estas monjas cultivan, las decenas de vacas y terneros que cuidan, los cerdos y otros animales, y los alimentos que elaboran con estos productos son su sustento, pero también la forma de relacionarse con Dios, y curiosamente un foco de atracción para jóvenes que llegan llenas de ruido y buscan un lugar como éste.

Las monjas, las postulantes, pero también aquellas personas que deciden pasar unos días en la comunidad trabajan duramente, pues la dimensión espiritual no es la única. La actividad ayuda pues –como asegura sor Blandine- así uno está “al servicio de todos por el bien de todos” y después de un duro día de trabajo que para para las distintas llamadas a la oración siente –añade esta monja- que “al entregarme físicamente me estaba entregando por completo”.

De este modo, confirma que las monjas siempre han trabajado la tierra, no sólo para asegurar su subsistencia sino para unir también a la comunidad. Desde la fundación de la orden el trabajo ha sido un pilar de la vida monástica.

Estas cistercienses sienten que no han inventado nada en este exitoso proceso de mantenimiento de la comunidad. Se han abrazado a la tradición de su orden y aunque mirando el futuro se han inspirado, principalmente con el proyecto de la gran granja, en la Edad de Oro de los cistercienses de los siglos XII y XIII.

Durante la Edad Media el monaquismo vivió su gran momento en Europa, donde se fundaron miles de monasterios. La agricultura, el comercio y hasta el transporte se beneficiaron de ello. “Queremos permanecer fieles a esta dinámica, que impactó la economía del siglo XII, con los medios del siglo XXI: no tendremos carretas de bueyes como en la antigüedad, pero nuestros amigos estadounidenses ciertamente estarán orgullosos de nuestro tractor John Deere”, añadió esta monja.

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Fuente: Religión en Libertad


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Santa Ángela de la Cruz, sigue haciendo milagros https://www.reinadelcielo.org/santa-angela-de-la-cruz-sigue-haciendo-milagro/ Fri, 07 Aug 2020 09:06:38 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=24890

El 2 de agosto de 1875 cuatro monjas sin hábito que llevaban ya unos días atendiendo a enfermos y pobres de la zona, fueron al alba al Convento de Santa Paula para oír la misa del padre Torres Padilla. Ese día se constituyó oficialmente la Compañía de las Hermanas de la Cruz. Sevilla aún no sabía quiénes eran esas monjas. Pero pronto las conocería y su cariño por ellas fue inmediato y duradero porque 145 años más tarde perdura y aumenta cada día. Crece en cantidad y sobre todo en admiración por su entrega y generosidad. Las herederas de Santa Ángela de la Cruz siguen viviendo el Evangelio de manera radical, tal y como les enseñó la fundadora, una joven zapatera que se enamoró de Jesús, y en estos tiempos difíciles de pandemia y necesidad económica han sido, una vez más, consuelo, bálsamo y ejemplo.

El primer convento de las Hermanas de la Cruz era una habitación con derecho a cocina en el corral de vecinos que había en el número 13 de la calle San Luis. Las monjas eran cuatro jóvenes que capitaneaba Ángela Guerrero, oficiala en un taller de calzado, y otras tres compañeras: Josefa de la Peña, Juana María Castro y Juana Magadán. Con los ahorros de Hermana Josefa se costearon los escasos enseres del convento, porque el grueso del dinero se empleó en los pobres y necesitados La alegría y la emoción hizo que se olvidaran de poner el potaje y ese día no tuvieron nada para comer.

¿Cómo fue capaz Sor Ángela, una obrera de familia humilde y escasa instrucción de fundar un Instituto religioso, crear un carisma propio y configurar un camino de santidad viable y seguro? La respuesta es muy sencilla, gracias a su fe, su confianza, su humildad y su amor. Ángela Guerrero se enamoró de Jesucristo, creyó en Él y se puso en manos de la Divina Providencia viviendo la pobreza en extremo, de manera radical. Abandonó su vida anterior, familia y trabajo, para hacerse pobre con los pobres y manifestar humildemente su amor con obras de entrega y servicio. En silencio, para oír la voz de Dios, pero entregada a su voluntad, sin más deseo que servirle en los más necesitados, en los enfermos. 

Y desde ese 2 de agosto de 1875 hasta nuestros días la Compañía de la Cruz ha sido una bendición para los enfermos y necesitados de Sevilla y de todas las ciudades de España, Italia y Argentina donde las Hermanas tienen casa. El Instituto que concibió Sor Ángela desarrolló una espiritualidad propia basada en el misterio del amor de Dios en la cruz, y es un vivero de santidad con dos santas en los altares, Sor Ángela, y Madre María de la Purísima, y el cofundador, el padre José Torres Padilla, en proceso de Canonización. 

Nunca en sus 145 años de existencia han abandonado las Hermanas de la Cruz sus labores asistenciales ni siquiera en las peores epidemias sufridas a lo largo de la historia. Y en esta pandemia del Covid-19 ha sido igual. Durante el confinamiento por el coronavirus han seguido atendiendo día y noche a las ancianas que cuidaban antes. Y lo mismo han hecho con los pobres y necesitados que acuden al convento en busca de consuelo material, pero tomando precauciones con mascarillas y guardando las distancias.

Durante el estado de alarma la actividad en la Casa Madre ha sido incesante.

Muchos días a las siete de la mañana llegaban los alimentos que enviaban empresas, tiendas con mercancía perecedera que tenían que cerrar, y particulares, que querían ayudar a los más desfavorecidos y saben que las Hermanas son unas intermediarias muy eficaces. A las doce del mediodía el cargamento ya estaba repartido. Un numeroso equipo de Hermanas preparaba las bolsas y dos religiosas las iban entregando a las personas que hacían cola. Unas veces eran verduras, otras palés de yogur, o camiones de plátanos y frutas, o leche y huevos. Las Hermanas de la portería entregaban los alimentos y el vale del mes a las personas que acuden asiduamente a solicitar su ayuda. Con ese vale pueden comprar en los supermercados los productos que les hacen falta.

Y si las hijas de Sor Ángela no dejaron de cuidar a las abuelitas que atienden en sus casas, se volcaron aún más si cabe con las ancianas ingresadas en la residencia anexa a la Casa Madre. Allí se suspendieron las visitas y las propias Hermanas suplieron a la monitora de manualidades, la fisioterapeuta, la peluquera y la podóloga que las atienden normalmente para que el virus no pudiera colarse. Ese celo y la intercesión de Santa Ángela han hecho posible que no se haya detectado ningún caso de coronavirus entre las ancianas de la residencia, y ni siquiera entre las religiosas de la comunidad, y eso que se les han realizado las pruebas en dos ocasiones. Un milagro más de la santa sevillana

Desde que se inició el estado de alarma por el coronavirus la capillita blanca de cal donde reposa el cuerpo incorrupto de Santa Ángela está cerrada a los fieles y por ahora seguirá así. Como es pequeña solo podrían entrar unas diez personas y el resto tendría que permanecer en la calle.

Pero Santa Ángela sigue velando como siempre por sus hijas, por los necesitados y por los sevillanos en general, con su calderilla de milagritos grandes y chicos de Madre cariñosa. A todos atiende y todos confían en ella esperando el ansiado reencuentro.

Ángeles de este mundo

En el confinamiento, temerosos por la enfermedad y por sus secuelas económicas, nos llegaban por las redes sociales vídeos y fotos de las Hermanas de la Cruz con mascarilla acudiendo a sus velas con las enfermas. Sabíamos que ellas seguían atendiendo sus obligaciones y rezando por todos. Y eso nos tranquilizaba. Algo seguía funcionando como siempre en esos meses difíciles.

Cuando el padre Torres pidió a Ángela Guerrero que escribiese cómo se imaginaba su convento y sus religiosas, la joven veía a sus monjas como una comunidad «extraordinaria por su penitencia, su obediencia y su mortificación en todo». Su oración debería ser continua como la de los ángeles del cielo y solo la interrumpirían para aliviar a sus hermanos: «En fin, ellas deben ser los ángeles de este mundo que lleven el consuelo a todas partes». Santa Ángela fue la capitana de esos ángeles y puede estar orgullosa porque en los 145 años de existencia del Instituto, «pobreza, limpieza, antigüedad”, han sido y son ángeles en los corrales de vecinos y en todas las epidemias y vicisitudes históricas alternando su vida de penitencia con la atención a los hermanos.

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Fuente: ABC de Sevilla


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El sorprendente vínculo entre el Carmelo de Tánger y el corazón financiero de Londres https://www.reinadelcielo.org/el-sorprendente-vinculo-entre-el-carmelo-de-tanger-y-el-corazon-financiero-de-londres/ Fri, 29 May 2020 09:11:06 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=24581 Hay una comunidad de carmelitas que se está ganando una reputación en Londres. Esta comunidad, las carmelitas de Tánger, vive en Marruecos, a muchos kilómetros de distancia de la capital inglesa. Entonces, ¿cómo han podido atraer estas religiosas de clausura a un grupo de seguidores devotos y agradecidos de Londres, que tienen su centro en el distrito financiero de la capital, conocido simplemente como la City?

En los últimos años, banqueros, corredores de bolsa y abogados de la City han empezado a hablar de estas carmelitas utilizando la expresión “artillería pesada”.

Las religiosas han recibido este apodo porque han recibido muchas peticiones de oración, a menudo desesperadas, debido a situaciones desesperadas relacionadas con la enfermedad, y que han tenido un éxito espectacular. 

Muchas de estas peticiones procedentes de Londres son de católicos, tanto practicantes como no practicantes; otras, en cambio, son de no católicos. Lo que tienen en común todos estos londinenses es un inmenso sentimiento de gratitud hacia estas religiosas que rezan por unos completos extraños que están pasando momentos de gran dificultad.

¿Quiénes son estas monjas y de dónde viene esta conexión con Londres?

Llamada desde Londres

La respuesta a la segunda parte de la pregunta es franca. Antonio Irastorza es un abogado de la City cuyo bufete está en Finsbury Square, en el corazón del distrito financiero de Londres. Conoció a las religiosas por casualidad.

Esto es lo que le ha contado al Register: “Las conocí en enero de 2013, cuando estaba en el sur de España, desde donde crucé a Tánger en ferry. Sin embargo, no pude volver porque el ferry se había hundido debido a los fuertes vientos. Uno de los dos lugares donde ir a misa en Tánger es el Carmelo, y allí fui”.

Descubrió que las carmelitas estaban viviendo en una extrema pobreza y se quedó impresionado por su testimonio cristiano en un país islámico. “Hablé con la madre priora a través de la reja y le pregunté si podía mantenerme en contacto con el Carmelo por email”.

A partir de entonces, Irastorza ha hecho esto. También empezó a transmitir a las religiosas muchas peticiones de oración. “Muchas personas han recibido favores a través de las oraciones de las hermanas, ya sean laborales o para miembros de sus familias. Una de estas personas beneficiadas por las oraciones de las carmelitas describió su oración como similar a la idea militar de ‘artillería pesada'”.

La reputación creciente de esta “artillería pesada” se difundió con gran rapidez en todo el distrito financiero de Londres.

El Carmelo de Tánger no es el único monasterio de este tipo en el mundo islámico. Hay un Carmelo en Siria y otro en Egipto. “Pero”, como le ha dicho al Register la madre priora Julia de San José del Carmelo de Tánger, “en esos lugares también hay familias cristianas nativas que viven allí. En Marruecos no hay marroquíes cristianos viviendo aquí”.

Una santa fundación

La historia de este Carmelo tiene inicio en 1923, cuando la madre Teresa de la Sagrada Familia fue enviada desde el monasterio de San José, en Ávila, a Segovia. Fue aquí donde habló con los superiores de su orden sobre la posibilidad de fundar un monasterio carmelita en África. La idea se aprobó. La madre Teresa llegó a Tánger el 23 de enero de 1933. El Monasterio de las Carmelitas Descalzas de la Sagrada Familia y Santa Teresa del Niño Jesús se instituyó formalmente el 13 de diciembre de 1934.

Actualmente, la comunidad monástica está formada por nueve religiosas: dos de España y una hermana de cada uno de estos países: Portugal, Italia, Ecuador, Colombia, Liberia, Filipinas y Chile.

“El día de una religiosa carmelita es un equilibrio entre la soledad y la vida comunitaria, entre el tiempo para la recreación y el tiempo para el silencio, entre el trabajo y la oración”, nos cuenta la madre Julia de San José.

El horarium de las religiosas es el siguiente:

6 Despertar
6:30-7 Laudes
7 Oración silenciosa durante una hora
8 Santa Misa, seguida por la oración de agradecimiento y el rezo de la hora prima
9 Desayuno
9:10-12:45 Horario de trabajo en el monasterio seguido por el rezo de la hora sexta
1:00 Comida
1:30 Tiempo de recreo comunitario
2:30 Rezo de la hora nona
2:45-4:45 Descanso y lectura espiritual
4:45-6:25 Tiempo de trabajo en el monasterio
6:30 Rezo de vísperas, seguido de una hora de oración silenciosa
8:10 Cena
8:30-9:30 Recreación
9:30 Rezo de completas, seguido del “Gran Silencio”

La madre Julia de San José resume la vida del Carmelo de Tánger así: “Como nuestras hermanas en otros Carmelos, nos ayudamos entre nosotras para vivir una vida en unión con Cristo. Cantamos alabanzas al Señor; intentamos vivir en silencio, meditando la palabra de Dios cada día; realizamos nuestro trabajo imitando la vida de la Sagrada Familia en Nazaret; y le presentamos al Señor cada día las alegrías y los sufrimientos, la angustia y la esperanza de la Iglesia y de todos los hombres”.

Ayuda de amigos lejanos

Al no tener una comunidad católica -o ser esta pequeñísima- que les ofrezca ayuda material, el Carmelo de Tánger se sostiene vendiendo galletas, mermeladas y pasteles. “También hacemos artículos religiosos, como rosarios y llaveros. Y tenemos una hospedería donde recibimos a grupos de visitantes durante el verano”, ha explicado la hermana Julia de San José. El Carmelo también recibe dádivas, procedentes algunas de ellas de su devoto grupo de beneficiarios de Londres.

Recientemente perdieron el tejado del monasterio que, literalmente, salió volando debido a un huracán. Necesitaban rápidamente reunir la cifra de 50.000 libras esterlinas (equivalente a 75.000 dólares) para poner uno nuevo. En esa ocasión, las religiosas rezaron por su necesidad. También le contaron a Irastorza el apuro del monasterio el cual, a su vez, hizo correr la voz por la City de Londres. En unos días, las hermanas tenían el dinero para poner el techo nuevo. “Nunca han pedido dinero”, ha dicho Irastorza; “pero a lo largo de los años, con la ayuda de muchas personas, hemos conseguido recaudar más de un millón de euros para las hermanas. Sólo cuando las visito sé lo que necesitan: reparaciones en el edificio del convento, la capilla, el techo, o si una de las hermanas necesita atención médica”.

Según Irastorza, la conexión entre las dádivas que reciben las hermanas y sus amigos y colegas de Londres es simple: ellas han rezado por sus amigos y colegas. A veces con resultados increíbles y, por tanto, a lo largo de los años se ha creado un depósito de buena voluntad para las Carmelitas de Tánger. Esta buena voluntad se manifiesta en las contribuciones económicas que las hermanas reciben en los momentos difíciles.

En paz con los vecinos

¿Qué siente la gente del lugar al tener un monasterio cristiano entre ellos? Es algo que preocupa especialmente, dadas las recientes revueltas en el mundo islámico. La madre Julia de San José no siente ningún miedo en lo que respecta a las relaciones del Carmelo con sus vecinos: “Estamos en paz con la gente del lugar. Nos respetamos mútuamente. En nuestra experiencia, nos han respetado durante los 80 años que llevamos en este país“.

Sin embargo, Marruecos limita con Argelia, país que fue testigo del asesinato de los monjes cistercienses conocidos como los mártires del Atlas. Las religiosas de Tánger conocieron a uno de estos mártires, el prior Christian de Chergé (ahora “beato”) que, en una ocasión, celebró la misa en la capilla del Carmelo de Tánger.

Ese hecho sirve para recordarnos la amenaza en la que viven actualmente todos los cristianos del Norte de África. No obstante, el Carmelo de Tánger sigue dando testimonio del amor y la misericordia de Dios. Confiando plenamente en la Divina Providencia, las religiosas siguen rezando por todos los que piden sus oraciones, utilizando su “artillería pesada” espiritual para aligerar la carga de muchas personas que viven en Londres y en otras partes del mundo.

“Las hermanas nunca hablan de ellas mismas”, observa Irastorza. “En lo único en lo que están interesadas es en ayudar a otras personas a través de la oración. Su testimonio ha sido una gran lección para mí, puesto que me han enseñado la serenidad y el abandono a la voluntad de Dios”.

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Fuente: Religión en Libertad
(Publicado en el National Catholic Register, traducción del inglés por Elena Faccia Serrano)


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Festejan su matrimonio dando de cenar a 160 personas necesitadas https://www.reinadelcielo.org/festejan-su-matrimonio-dando-de-cenar-a-160-personas-necesitadas/ Fri, 26 Jul 2019 16:45:57 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=22925 Ana Paula Meriguete y Victor Ribeiro, de Guarapari, de Guarapari, Brasil, se casaron el 16 de febrero de este año, tras dos años y medio de noviazgo, y decidieron extender la celebración a sus convicciones religiosas y su compromiso con obras sociales: cinco días después del matrimonio, ofrecieron una cena festiva para 160 personas necesitadas, entre niños y familias, atendidas por acciones de apoyo en el Centro Social de Santa Mónica.

“Empezamos a rezar para ver lo que Dios quería de nosotros. Y, al rezar, empezamos a tener varias confirmaciones. No fue solo una acción solidaria. Para mí, fue conmovedor de principio a fin. Cuando entró la primera familia, nos emocionamos mucho. Y yo se que fue muy importante y emocionante para ellos también. Renuncié a algo a cambio de la paz que Dios dejó en mi corazón”. 

Ana Paula Meriguete

“Durante la cena, los niños e incluso los padres de ellos nos venían a abrazar y a felicitar. Vivimos aquello realmente como nuestra fiesta de bodas. Recibimos mucho más de lo que damos. Salimos de ahí llenos. Cuando terminó la cena, nos miramos el uno al otro y fue una sensación de realización. El sentimiento es de gratitud”.  

Victor Ribeiro

La inspiración vino durante una misa en que se entonó “O meu Reino tem muito a dizer” (Mi Reino tiene mucho que decir), de J. Thomaz Filho y Frei Fabreti. Un pasaje del canto, evocando el evangelio de Lucas, dice:

“Si una cena quieres proponer / no invites amigos, hermanos y otros más / Sal a la calle y busca a quien / no pueda recompensarte / que tu gesto será recordado por Dios”. 

Si al principio la pareja se topó con alguna resistencia de amigos que pensaban que la idea era “una locura”, cada vez más personas se apresuraron a ayudarlos a medida que el tiempo pasaba y se sentían inspirados por la iniciativa.

Victor comenta:“Empezamos a sumar fuerzas. Los amigos llevaron la música en vivo, una empresa prestó sus sillas, otras los manteles, la decoración, los voluntarios. Conseguimos personas para ayudar a preparar la cena. Al final, conseguimos algo mucho mejor de lo que esperábamos”. 

Como admiten los filósofos, “el bien se difunde a sí mismo”. ¡Ayudemos a difundir cada vez más el bien!

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Fuente: Aleteia


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