El abrazo que Dios nos regala aquí abajo, entre nosotros, es entonces un anticipo de los abrazos que Él mismo nos promete para cuando por Su Misericordia lleguemos a Su Presencia. (ver artículo)
«El Padre Pio es realmente una gran alma, uno de esos hombres extraordinarios que Dios envía de vez en cuando a la tierra para convertir a los hombres» (Benedicto XV). (ver artículo)