providencia – Reina del Cielo https://www.reinadelcielo.org Fri, 27 Sep 2019 11:44:04 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.3.9 Un cineasta católico nos dice: «Dios no falla» https://www.reinadelcielo.org/un-cineasta-catolico-nos-dice-dios-no-falla/ Fri, 27 Sep 2019 11:44:04 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=23218 «De repente, me encontraba muerto de frío por las calles de Villa María del Triunfo buscando un bebé donde fuera…».

Hace ya más de diez años un día poco después de mi Confirmación estaba caminando por una cancha del colegio San Agustín y le pregunté a Dios: «¿Cómo puedo devolver todo el bien que haces por mí?». La respuesta fue casi inmediata y desde entonces sé que mi vocación es la de contar historias que devuelvan la mirada hacia Él.

El camino ha estado lleno de subidas y bajadas, muchas ganancias, pero también muchas perdidas. Sin embargo, en todo este tiempo, Dios ha sido muy bueno con nosotros. Sin esperarlo, con el primer cortometraje realizado con «BienAventurados Films» obtuvimos el primer lugar en el «Festival Mirabile Dictu» realizado en el Vaticano y además, fuimos premiados en los dos festivales de cine que tuvieron lugar en la Jornada Mundial de la Juventud de Panamá: «The Iñigo Film Festival» y «Goodness Reigns».

Hoy les comparto mi más reciente trabajo, llamado «Host: Hijacked». Antes de verlo me gustaría que leyeras el artículo completo para comprender el propósito de esta producción y cómo Dios nos permitió lograrlo.

El primer obstáculo 

En nuestro primer año hemos realizado más de 10 cortometrajes y si bien fue toda una aventura, hubo un tema que siempre estuvo en contra: el dinero. ¿Cómo realizar producciones que puedan llevar mensajes trascendentes a todos —de manera gratuita— si siempre van a existir altos costos de producción?

Intenté mantenerme firme y muy confiado en la providencia por muchos meses, pero luego de estar endeudado por más de lo que podría pensar, me topé fuertemente con la impotencia de ver cómo los procesos y costos de la producción audiovisual me sobrepasaban inmensamente. Pensé: «Quizás llegué a mi límite, hemos podido ser instrumentos con nuestro primer proyecto y llegamos a muchas personas, quizás Dios quiere que lo dejemos ahí».

Sin embargo, de manera muy inesperada, surgió la posibilidad de participar en un concurso internacional con un premio importante en equipos audiovisuales que nos permitiría seguir produciendo. Creo que nunca dudé tanto sobre algo en este camino, pues eso implicaría realizar un cortometraje sin ningún mensaje trascendente, sino pensado exclusivamente para «ganar un premio». Pensé que quizás Dios no querría eso de mí, pero luego de pensarlo y orar mucho, me decidí.

Lo que Dios me recordó

Hoy pienso de vuelta en ese momento y solo oigo un grito muy fuerte de parte de Dios: «Miren que los envío como ovejas en medio de lobos. Sean, pues, astutos como las serpientes, y sencillos como las palomas». (Mt 10, 16)

En pocas palabras, Dios me dijo que me arriesgara, que aprovechando los medios del mundo hiciera lo que en ese momento era necesario y que Él se encargaría del resto. Fue así que iniciamos un proceso de producción completamente agotador y accidentado (sobre el cual podría escribir mil historias). Sin embargo, hubo un hecho que me marcó mucho y que espero sea motivo de bendición para quien esté leyendo esto.

El actor providencial

Estábamos con el equipo de producción grabando en Villa María del Triunfo, con los recursos muy limitados con los que contaba, y nos faltaba solo una escena para terminar. Sin embargo, hacía falta un actor para poder grabarla: un bebé.

El bebé que había confirmado inicialmente se puso mal la noche anterior, conseguimos otro y tuvo un pequeño incidente que le impidió llegar. Conseguimos uno último, pero llegó y se sentía tan mal que tuvo que retirarse antes de siquiera empezar a grabar.

Llegaron las 3pm, hora final del rodaje y el equipo debía retirarse, pero nos seguía faltando la escena del bebé. Por un instante pasó por mi cabeza ese temor que sé que siempre estará presente: «Quizás es el final del camino. Quizás hasta aquí llegaste. Quizás te equivocaste y Dios no quería esto».

Sin embargo, haciendo fuerza contra ese primer instinto, hice lo único que racionalmente me parecía indicado: salí a buscar un bebé por las calles. Y de repente, me encontraba muerto de frío por las calles de Villa María del Triunfo buscando un bebé donde fuera.

La promesa cumplida

Luego de dar los primeros pasos vino rápidamente a mí el recuerdo de la promesa que Dios me había hecho: «Yo me encargo». Y en medio de la calle, me di un momento para orar y «recordarle» a Dios que me dijo que Él se iba a encargar y que confiaba plenamente en que de algún modo Él pondría a las personas indicadas para poder encontrar ese bebé. Necesitaba terminar ese proyecto para poder ganar ese premio y para seguir produciendo para Él.

Pregunté a algunas personas en la calle, sin éxito, y a los pocos minutos me topé con un salón de belleza. Pensé que podría ser ahí el lugar indicado, aunque no había bebés a la vista. Dudé unos instantes, luego entré y pregunté a las encargadas: «¿Viven por aquí?».

Finalmente, tuve una de las conversaciones más agradables de mi vida y resultó que la hija de una de las encargadas tenía un bebé de dos meses y aunque vivía un poco más lejos, justo estaba de visita cerca. A los pocos minutos llegó Nayely, su esposo José y el pequeño Omar: el actor que llegó para dar testimonio de la providencia de Dios.

No podía contener la emoción de ver tan claramente cómo Dios se manifestaba, por lo que me aseguré de que toda la familia del pequeño Omar supiera que encontrarlo en ese momento fue algo completamente providencial. Logramos terminar de grabar y le di a Nayely el poco dinero que había podido conseguir para el pago del pequeño actor.

A los pocos días ella me contó que justo un día antes habían tenido un problema económico y que ese monto era lo que necesitaban para poder cubrir los gastos que tenían: simplemente era Dios que no se cansa de dar.

El gran reto de estos días

Pudimos finalizar la realización del cortometraje y quedó un producto bastante simpático. Actualmente estamos en competencia con más de 1.500 cortometrajes de todo el mundo y aunque al principio parecía imposible, yo le sigo repitiendo a Dios: «Tú me dijiste que te encargarías, así que confío en tu promesa».

Hoy nos encontramos en el puesto 17 de 1.679 cortometrajes. La votación dura hasta fin de septiembre y nos ayudaría muchísimo si pudiesen votar por nuestro cortometraje (puedes hacerlo en este enlace) para poder continuar este loco camino que Dios nos ha puesto delante.

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Fuente: Catholic-link
Artículo escrito por Cristian García


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El velero https://www.reinadelcielo.org/el-velero/ Fri, 18 Jan 2019 12:07:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=309 Ancla, brújula y vela. Tres herramientas que nuestra vida espiritual requiere para poder navegar en este mundo, adaptándonos a las cambiantes condiciones que este mar tumultuoso nos propone cada día.

El ancla es muy importante cuando arrecian los vientos de la tentación, cuando el tentador hace uno de sus tantos esfuerzos para arrancarnos y llevarnos hacia las rocas, hacia la destrucción. Es cierto que nuestra naturaleza humana conlleva el pecado de origen, por lo que la batalla durará mientras tengamos vida, pero también es verdad que cuanto más nos hayamos dejado arrastrar por los vientos de la tentación y más cerca de los acantilados estemos, más difícil es la Salvación. El ancla es muy importante, porque es nuestra fe la que debe mantenernos a pie firme, evitando caer en las tentaciones, evitando ser arrastrados por la fuerza del que nos instiga a realizar los más variados actos que entristecen a Dios. ¡Resistir!. ¡Resistir!. Esa es la clave cuando el tentador nos empuja con violencia hacia su rumbo, cuando todo a nuestro alrededor parece gritar que es “lógico y natural” ir en el curso que el mundo indica. Ser fuertes, no ceder, esa es la misión del ancla que sostiene y defiende al velero en la tempestad.

Barco al cieloLa brújula es el instrumento que necesitamos cuando es hora de navegar, de poner un rumbo cierto a la nave, y no se sabe cual es el destino correcto que nos lleve a mares tranquilos, a la Paz del Señor. A veces sopla una brisa que nos desorienta, no podemos identificar si es un viento seguro, que nos lleva por la senda del bien, o si es una falsa opción, una senda atractiva pero incierta en su destino final. Es entonces cuando hay que apelar a la brújula espiritual: la oración. El diálogo directo con el Señor, o a través de Su Madre o de Santos y Angeles actuando como intercesores, constituye la verdadera brújula espiritual. En la oración no sólo daremos gracias y encontraremos consuelo, sino que pediremos ayuda y orientación a Dios, pediremos que El nos muestre los signos que hagan nuestro rumbo cierto y confiable. Y Dios nos dirá que tracemos el rumbo en base a nuestro norte magnético: el amor. Cuando veamos los frutos del amor en un rumbo, y me refiero al verdadero amor como lo definió San Pablo, estemos confiados en que ése es el camino seguro.

Y finalmente la vela. Cuando los vientos del tentador hayan pasado y cuando la brújula nos indique el rumbo correcto, encontraremos el soplo del viento de Dios que hinchará nuestras velas espirituales y nos llevará presurosos hacia los mares del Señor. Nuestra nave se deslizará rápida y segura, confiada y estable, pese a las olas y las corrientes que atravesemos en nuestro derrotero. Y las velas son nuestras obras: nuestro trabajo en la Viña del Señor, el diario alabar a Dios a través de nuestros actos de vida. Las velas se hinchan con el viento y lo transforman en fuerza que mueve la nave, en acción. Están firmemente sujetas al casco del barco a través del palo y el resto de la arboladura. Del mismo modo, las virtudes y talentos que Dios nos dio son como la estructura del velamen del barco, todo puesto al servicio de capturar el viento Divino y transformarlo en acción, en obras que son manifestaciones concretas y tangibles del amor de Dios por nosotros. Como el barco, somos un instrumento que transforma el soplo del Espíritu Santo en acción, en resultados palpables para beneficio del Plan de Dios.

¿Ya adivinaste quien está detrás del ancla, la brújula y la vela?.

Es el Espíritu Santo nuestra ancla y fortaleza cuando la tentación intenta arrastrarnos, es nuestra brújula que nos marca la Divina Voluntad cuando no encontramos el rumbo, y es el viento que hincha nuestras velas y nos da verdadera vida, porque sopla en la dirección que más nos conviene, llevándonos a los mares a los que Dios desee llevarnos, guiados por la Divina Providencia.


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Oración a San José para conseguir vivienda https://www.reinadelcielo.org/oracion-a-san-jose-para-conseguir-vivienda/ Fri, 26 Aug 2016 09:54:29 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=7683 ¿Qué mejor que recurrir a san José, padre de la Sagrada Familia, cuando necesitamos un techo? Si fue el encargado por Dios de velar por María y su Hijo, ¿cómo no iba estar pendiente con igual cuidado de cada uno de los hijos de Dios?

Con humildad y discreción, ofreció su vida para buscar sin descanso el mejor refugio donde proteger a su mujer y su hijo.

Al igual que María es nuestra Madre que vela por nosotros, san José nos arropa con toda su atención paternal y, como padre de familia, quiere garantizar el equilibrio material para todos sus hijos en la tierra.

Aquí tienen unas palabras muy sencillas para dirigirse a san José y conmover su corazón de padre.

Esta oración es una novena, lo que significa que está pensada para ser recitada cada día durante nueve días, como un niño optimista que repite incansablemente su deseo a su padre hasta que por fin se lo concede.

San José, siempre entregado a su Santa Familia, puede terminar consintiendo si cada día esta oración va acompañada de un Padrenuestro, de un Ave María y de un Gloria al Padre.

Así, además de ayuda, se sorprenderán descubriendo una amistad más profunda con san José y una mayor confianza en la Providencia.

La oración a San José

Glorioso y buen san José,
tú que has conocido todo tipo de tribulaciones
para encontrar alojamiento para María y Jesús.

Recuerda tu preocupación hacia ellos,
tus diligencias y las puertas cerradas que encontraste
mientras acompañabas al Niño Jesús camino del censo
luego al exilio y, por fin, de vuelta al país.

En la precariedad,
siempre te encargaste de las condiciones materiales,
expresando así tu amor y preocupación,
tu presencia fiel y protección hacia María y Jesús.

Vela por mis diligencias para encontrar alojamiento,
que la búsqueda sea fácil y clara;
cuida en especial por mi relación con los propietarios
y las condiciones de arrendamiento.

Que esta nueva vivienda sea un entorno acogedor, tranquilo,
con buenos vecinos y buenas relaciones entre todos.
Que todos los que vengan a mi casa (nuestra casa),
sean recibidos por tu presencia.
Introduce en este lugar el amor de Jesús y de María.
Amén

Concluimos la oración con un Padrenuestro, un Ave María y de un Gloria al Padre.

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Fuente: Aleteia.org


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