profetas – Reina del Cielo https://www.reinadelcielo.org Sat, 24 Jun 2023 09:12:17 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.3.9 Como fue con los profetas https://www.reinadelcielo.org/como-fue-con-los-profetas/ Fri, 23 Jun 2023 10:00:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=548 ]]> Estudiar la historia del pueblo judío en el Antiguo Testamento es una de las experiencias más enriquecedoras que se puedan vivir. Se llega a sentir una gran familiaridad, una gran cercanía con el pueblo elegido que deambuló por aquella bendita región durante siglos, luchando y llorando, riendo y orando.

Alguien dijo que cuando se comprende la relación de parentesco que tenemos con ese pueblo, desde el corazón, uno se siente tan judío como el que más, o aún más. El sólo imaginarse a Jesús y María bailando al son de la música de Su pueblo en las bodas de Caná, nos da una fresca imagen de nuestro origen, nuestras raíces.

Tan profundas son esas raíces, que en el nacimiento de la iglesia, luego de la Ascensión del Señor, uno de los obstáculos más importantes que debieron superar los apóstoles y discípulos, fue el de entender y aceptar a la naciente iglesia como trascendente al pueblo judío. ¡Es que todos ellos eran judíos!. Con no pocas discusiones, y con la guía de la Virgen, se fue encontrando el camino. Sin dudas fueron de gran ayuda San Pablo, llamado el Apóstol de los gentiles, y San Lucas, el único Evangelista no judío. Poco a poco, la Iglesia se fue abriendo paso a todo el mundo, saliendo de Palestina como si fuera una pequeña Belén en la que nació el Cuerpo Místico de Cristo.

Creo que debemos entender, en nuestro corazón, que nosotros verdaderamente heredamos el legado del pueblo judío, que nosotros tomamos “la posta” y continuamos el camino trazado por Dios en la historia del hombre, hasta que llegue el fin de los tiempos. El pueblo elegido y marcado por Dios finalmente no supo reconocer al Verbo Encarnado enviado como parte de la propia Sangre y Linaje del Rey David, desde la pequeña Nazaret. ¿Y nosotros?. ¿No estaremos cometiendo los mismos errores, cayendo en los mismos abismos?. Somos el pueblo elegido, ahora ya no circunscrito a una raza, porque Jesús trajo la Buena Nueva para todas las naciones, abrió el legado de Su Padre a todos los pueblos, nos trajo la Salvación a todos. Y como pueblo elegido, también corremos el riesgo de no honrar la predilección que Dios tiene por nosotros.

Con esta idea en mente, les propongo analizar hoy una de las caídas que tuvo el pueblo de Dios, como consta en las Escrituras: no haber escuchado la Palabra de Dios recibida a través de los profetas, persiguiéndolos, y no cumpliendo lo que Dios les pedía por medio de ellos. Caída tras caída, Dios envió una y otra vez nuevos profetas, nuevos mensajeros, incluso el último llegó muy cerca del tiempo del mismo Jesús: Juan el Bautista, pariente del Señor, sangre de Su Sangre.

Amanecer 2

Si pensamos en la historia de ese pueblo elegido, veremos que en la herencia de sangre que reciben Jesús y María, hay sangre de profetas. Por las venas de ese pueblo corre la sangre de los profetas, por los que siempre Dios le habló a Su pueblo, a Su gente. Y ellos no trajeron palabras suaves ni felicitaciones, sino fuertes llamados a la fidelidad, a ser dignos integrantes de algo tan importante como ser la familia elegida por el Dios Único. Tan es así que muchos de ellos, la mayoría, sufrieron fuertes persecuciones de algunos de sus hermanos, que no aceptaban que un hombre les hable de ese modo, marcando sus miserias y errores, en nombre del mismo Dios. Varios, de hecho, murieron de modo violento en manos de su propia raza. ¡Nunca es fácil ser profeta!.

Y a nosotros, cristianos, pueblo elegido del Señor, ¿no se nos envían profetas?. ¡Claro que sí!. Dios ha enviado a través de los siglos cientos y cientos de santos, que han recibido el mensaje de Dios, Su Palabra, así como la dulce voz de Su Madre, la Santísima Virgen. ¿Y que hemos hecho nosotros con ello?. ¿Acaso los santos, verdaderos emisarios de Dios, son la guía de este mundo, el patrón de referencia?. ¿Acaso los líderes del mundo, al menos del mundo cristiano, utilizan las palabras y la vida de los santos como elemento fundamental para definir el modo de guiar a sus pueblos?. ¿O es que en las escuelas de este mundo, aún en las religiosas, se estudia a fondo la vida de los santos, sus vivencias, su ejemplo, sus experiencias místicas, como forma de educar a nuestros niños?. ¿Y en las universidades?. Mejor no seguir…

Sospecho que estamos tratando a los santos y los mensajeros de Dios de estos tiempos de un modo parecido a lo que hizo nuestro hermano pueblo judío con los profetas, sólo que nosotros no los perseguimos físicamente, sino que los callamos, los ignoramos, que quizás es peor aún. Porque el pueblo Judío siempre tuvo gente santa que seguía la palabra del Señor y daba eco a la voz de los profetas. Por eso los líderes del pueblo solían encontrarse en una situación incómoda, cuando el profeta ponía a la luz del pueblo la mala conducción que se estaba realizando. Los profetas resultaban incómodos, porque el pueblo creía y los escuchaba. En cambio, nosotros no tenemos esa capacidad de escuchar y sacar a la luz del mundo todo lo que Dios nos dice a través de los santos, de Sus mensajeros. ¡Ni siquiera los conocemos!.

Temo que estemos fallándole una vez más a nuestro Dios: El nos envía mensajero tras mensajero, y nosotros, hacemos en gran medida oídos sordos. Mientras estamos a tiempo, ¡corrijamos nuestro rumbo!


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Natividad de Nuestra Señora https://www.reinadelcielo.org/natividad-de-nuestra-senora/ Wed, 01 Apr 2015 20:46:49 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=3778 Los testimonios o reflexiones publicados en esta sección son responsabilidad de quien los firma. Al publicarlos www.reinadelcielo.org no está emitiendo ninguna opinión sobre la veracidad de lo dicho, sino que sólo ha entendido que sus contenidos no contienen nada que atente contra las verdades de la fe y la moral y sí entiende que pueden ser favorables para el crecimiento espiritual de nuestros lectores. El juicio final sobre los hechos publicados corresponde a la Iglesia, a la que nos sometemos.

La redacción de Reina del Cielo


Pensar en la Natividad de Nuestra Madre María, es algo que nos lleva eleva a contemplar las maravillas de Dios obradas en cada ser humano, aunque en este caso ponemos atención lo que Él hizo sobre su elegida, la Madre de Jesús.

Monseñor Esteban Puig (ft img)Es así que les presentamos dos reflexiones de Mons. Esteban Puig, Vice Gran Canciller de la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo de Perú. Así mismo la USAT ha publicado sus libros: La aurora en América (1999); Es hora de caminar: vida de Santo Toribio de Mogrovejo (2006); Marcando huellas (folleto ilustrado, 2007). Asimismo ha editado el libro del P. Antonio San Cristóbal Los retablos post-barrocos de San Pedro de Lloc y de Lambayeque (2008) y San Juan María Vianney, espejo de párrocos y sacerdotes (selección; 2010).

A continuación pueden leer estas dos profundas reflexiones acerca de la Natividad de Nuestra Señora, Reina y Madre.


 

REINA Y MADRE
VI
La Natividad de Nuestra Señora  (I)

El corazón  se  estremece de alegría al vislumbrar ya que la Niña María estaba prefigurada en el A.T. por mujeres que desempeñan papeles importantes en los planes de Dios: Ana, la madre de Samuel (cfr 1 S 1), Débora, Rut, Judit y Ester; el vellocino que se cubre de rocío por la acción de Dios ha sido interpretado de modo alegórico que sería una concepción virginal de Santa María (cfr Jc 6,37)  y, también, se le apropiaba el nombre de la Hija de Sión  (cfr. Zc 2,14),

Muchos siglos habían pasado desde que los hombres y mujeres israelitas anhelaban la llegada del Mesías que desde los inicios del mundo Dios había prometido que nacería el Redentor, el Salvador que liberaría  la humanidad entera del pecado, del mal, de la muerte, del dolor.  El pueblo de Israel deseaba que llegara ya el tan deseado Mesías. Pero todavía el círculo era muy amplio, muy distante de la mente y del corazón de tan esperado acontecimiento. El pueblo de Israel había sido escogido como el pueblo de la Promesa y, a través de los Profetas, recibían las predicciones divinas que señalaban que una doncella, descendiente del linaje de David “concebiría y daría luz un hijo, a quien pondría por nombre Emmanuel, que significa Dios con nosotros (Is 7, 14). Los piadosos Israelitas, generación tras  generación, evocaban con alegría  el nacimiento de la Madre del Mesías “aquella que ha de dar a luz”, como explicaba Miqueas apoyándose en la Profecía de Isaías.

Año tras año, el círculo se iba estrechando. Después del exilio en Babilonia la expectación mesiánica era más intensa y apasionada en Israel. Una emoción incontenible, enorme se extendía por aquellas tierras donde nacería el Mesías. Los salmos cantaban aleluyas: “Ahora sé que el Señor salva a su Ungido” (Sal 20/19, 7) “Yo mismo he Ungido  a mi Rey en Sion mi monte santo….Tú eres mi Hijo. Yo te he engendrado hoy. Pídeme y te daré en herencia las naciones” (Sal. 2, 6-8). “Destilad cielos el rocío de la alto, derramad nubes la justicia que se abra la tierra y germinará la salvación… (Is 45, 8). “Eres el más hermoso de los hijos de Adán, en tus labios se ha derramado la gracia. A tu diestra está la reina, adornada con oro de Ofir” (Sal 45/44, 3. 10). “Mira a mi siervo, a quien sostengo, mi elegido en quien se complace mi alma” (Is 52, 13). “Tendrá piedad del débil y del desvalido y salvará la vida de los indigentes” “Salvará sus almas de la opresión  y la violencia, pues su sangre será precioso a sus ojos.” (Sal 72/71, 13-14) “El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: ”Tú eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec” (Sal 110/109, 4) “El me invocara: Tu eres mi Padre, mi Dios, la Roca de mi salvación. Yo lo constituiré me primogénito, el más eximo entre los reyes de la tierra” (Sal 89/88, 27-28) El circulo de las Promesa se ha concentrado en un punto luminoso: ¡El Mesías está cerca! Y los libros Santos describen ya aspectos concretos de este Mesías. “Saldrá un vástago de la cepa de Jesé… (Is  11,1), nacerá en Belén de Judá, (Mi 5, 1-3), “un Niño nos ha nacido…” (Is 9,5),  entrará en Jerusalén montado sobre un asno (Zac 9, 9-10) será coronado de espinas, araran sus espaldas los pecadores, “varón de dolores…,  y en las puertas del gran suceso el anciano Simeón el Espíritu Santo  le comunica que no morirá hasta que vea al Mesías y Ana, la que con lágrimas y rezos pregona la redención de Israel.

Tantos elogios y suplicas al Mesías esperado por ser verdadero hombre debe  nacer de una mujer, tendrá una Madre, y además será la “engendradora” (Teotókos), Madre de Dios verdadero.  ¡Madre! Esta mujer Madre entra en la historia. Es una persona real, no mitológica ni  divina. Esa María la mujer Virgen y Madre. ¡Salve!

(Agosto 2014 )

 

REINA Y MADRE
VII
La Natividad de Nuestra Señora (II)

       Vino al mundo una Niña. No sabemos en qué lugar. Dicen algunos en Galilea o en la ciudad santa de Jerusalén. Otros en Jerusalén. Parece lo más probable pues cerca de la piscina llamada en hebreo Betzata o “probática” en griego, por estar cerca de la puerta de las ovejas que tiene cinco pórticos,  aquella en la que el pobre inválido que padecía una enfermedad desde hacía treinta y ocho años, contestará  a Jesús que le preguntaba “¿Quieres curarte? -sabiendo que  llevaba mucho tiempo intentando entrar en el agua pero no tenía a nadie que le metiera en la piscina cuando el ángel bajaba y la removía- el buen hombre le dijo:  “No tengo a nadie que me meta en la piscina” (cfr. Jn 5, 5-8). Cerca de ella  se han  encontrado las ruinas de una basílica bizantina del siglo V, edificada sobre la casa sobre la llamada casa de Santa Ana.

La liturgia ha inscrito los nombres de los padres de santa María en la Misa que se celebra el día de la Natividad de la Santísima Virgen María. Además, hay un libro apócrifo, no aceptado por la Iglesia como inspirado por Dios, del siglo II el Protoevangelio de Santiago que nos también da los nombres de sus padres, Joaquín y Ana. Una tradición antigua habla de san Joaquín y de santa Ana como padres de la Virgen Niña María. Por esto la liturgia pone en labios de María estas palabras del A.T. “me establecí en Sión. En la ciudad amada me dio descanso, y en Jerusalén está mi potestad” (Sir  24, 15). La esperanza de Israel en el deseado de las naciones, el futuro Mesías, ahora está a punto de ser una realidad pues los tiempos ya se habían cumplido y una doncella, María, sería la aurora resplandeciente que daría a luz al verdadero Príncipe de la paz.

Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la Ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos” (Gal 4, 4-5) Y Dios, bondadosísimo, Dios de todo consuelo, elije a su Hija, Madre, Virgen y Esposa. Y María – de Ilustre linaje, la criatura más bella y pura entre todas las mujeres, concebida sin pecado original, santísima y llena de gracia-,  vino a nuestra tierra sencillamente, humildemente, silenciosamente… el mundo no lo supo entonces. El mundo siguió dando vueltas…dormía la tierra.

(Septiembre 2014)

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