Cuando vemos el gesto de un hijo o una hija que nos sorprende con un signo de madurez, no podemos dejar de emocionarnos hasta las lágrimas mientras nuestro corazón exclama en un grito ¡ese es mi hijo! (ver artículo)
Algunas personas pudieron de testimoniar el contacto del Cielo en forma directa, otros recibimos referencias diversas de la Presencia de Dios aquí. (ver artículo)