perdición – Reina del Cielo https://www.reinadelcielo.org Sat, 18 Nov 2023 09:34:53 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.3.9 El odio https://www.reinadelcielo.org/el-odio/ Fri, 17 Nov 2023 10:12:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=7397 Leía en un hermoso libro de fe esta frase: “El odio es el testimonio que da de sí un alma perdida”. Es una expresión muy fuerte, pero absolutamente cierta, porque así como Dios es Amor, y así como el Reino de Dios es Amor, es también cierto que el infierno y su administrador son odio, absoluto odio. Reflexionar sobre esto es fundamental, porque todos somos tentados, de un modo u otro, a odiar.

Sabemos que Dios permite al maligno tentarnos, porque de ese modo somos probados y nos ganamos la Promesa Máxima, la salvación. Derrotar la tentación debe ser nuestra principal misión durante la vida en la tierra, un trabajo del que no podemos distraernos, jamás. De este modo vamos construyendo un camino que cada vez nos conduce de manera más clara a Jesús, a estar junto a Él en cada minuto de nuestra vida.

Cuando el odio entra en nuestros corazones, ponemos una barrera infranqueable entre Dios y nosotros. Para ser claros, nos colocamos del lado del mal, cerrando todo paso a la Luz del Señor. Es por eso que es tan importante reconocernos del lado de la oscuridad en cuanto aparecen signos de odio en nuestra alma, y empezar de inmediato a luchar para regresar junto a Aquel que nos espera con Rostro preocupado, a Aquel que es la Luz del mundo.

Silencio

Cuando el odio avanza dentro de nosotros, da cabida a toda clase de males que se manifiestan en nuestra forma de pensar, de hablar, de actuar. Estamos perdidos en un mar de oscuridad, y si bien podemos tener satisfacciones en lo humano, no hay forma en que podamos ser felices. La culpa nos inunda, nos bombardea de día y de noche, nos quita absolutamente la paz. Luchar con nuestros propios medios en ese contexto puede significar hundirnos aún más, si es que lo hacemos sin pedir y buscar la ayuda de Dios. Solo se sale del camino del odio pidiendo ayuda a Dios, abrazando Su llamado de Amor, de Paz.

El camino del odio recorre estaciones como los celos, la envidia, las murmuraciones, la depresión, la desesperación. Cuando odiamos a alguien, perdemos totalmente de vista nuestra historia, y nuestro futuro. Nos transformamos en un ser que, quienes nos rodean, no reconocen, ni nos reconocemos nosotros mismos. Pero si continuamos alimentando el camino del odio, llega un punto en que nos identificamos con ese sentimiento y lo abrazamos hasta hacernos como una nueva persona, alguien desconocido ante los demás. Nos transformamos en odio que camina, que respira, que vive.

La frase inicial, esa que dice que “el odio es el testimonio que da de sí un alma perdida”, fue dicha por Jesús mismo en Revelación Privada a Maria Valtorta en su maravillosa obra “Poema del Hombre-Dios”. De este modo, el Señor quiere mostrarnos que no hay lugar para el odio cuando vivimos en el Reino del Amor, que es el estado en que nos encontramos cuando unimos nuestra voluntad a la Voluntad de Dios. Un alma perdida es un alma muerta, un alma que ha perdido la unión con La Vida misma. Vivir el Reino de Dios en nuestras almas es vivir, respirar y caminar el Amor. Nos transformamos en Amor que camina, que respira, que vive.

Lo sé, en este momento estás hurgando en tu alma buscando rastros de odio, de resentimiento, de heridas pasadas que no cierran. Quizás encuentras demasiado, y te espantas de ello. Quizás no encuentres mucho, pero tampoco sientas que estás identificado con el Amor. Mi amigo, tienes que comprender que la vida es lucha, es pendular entre el Cielo y el infierno, siempre a un paso del precipicio, y sin embargo luchando por seguir adheridos a la rama del Árbol que nos da la Vida. El Árbol es Jesús mismo, que por Su Misericordia nos abre las puertas a Su Luz, tendiéndonos una Mano que nos rescata del fango, nos eleva de las tinieblas del odio.

La vida es convidar a los demás la Bella Noticia que nos trae Jesús, el Amor, que es la única arma que disuelve el odio hasta exterminarlo por completo. Donde había odio, Jesús planta jardines de paz, de consuelo, de alegría. Dios no solo arranca el odio de raíz, Él también planta en esa herida que quedó en nuestra alma una flor, una flor maravillosa que expele la más hermosa fragancia. Perfume de Reino, olor a Salvación, anticipo de nuestra felicidad eterna.

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Fuente: www.reinadelcielo.org


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Naturalizar el mal https://www.reinadelcielo.org/naturalizar-el-mal/ Fri, 11 Mar 2022 09:18:21 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=26364 Vivimos tiempos en que un líder de una potencia nuclear hace cosas que nadie imaginaba posibles. ¿Cómo puede ocurrir esto? ¿En estos tiempos? Quizás lo obvio está frente a nuestra vista, y es sólo cuestión de observar. Ese líder, hace no pocos años, encomendó a sus servicios secretos envenenar y asesinar a sus opositores políticos. Y lo hicieron. Con ese precedente, ¿qué podemos esperar haga en el futuro respecto de los millones de vidas humanas que sus actos ponen ante la muerte? Me pregunto también cómo su pueblo permitió o permite que siga gobernando, o cómo no lo detuvieron antes. Pero eso ya ocurrió muchas veces en la historia de la humanidad. Un líder similar hizo asesinar a lideres de su propio partido político, años antes de provocar él mismo la segunda guerra mundial. Y su pueblo no pudo, no supo o no quiso detenerlo. Hoy mismo tenemos lideres políticos que asesinan a personajes que les molestan, y nada malo les ocurre. Triste, pero es parte de nuestra realidad. ¿No tienen los países mecanismos para detener a estos monstruos? ¿Tan endeble es nuestra sociedad?

Volviendo a la situación en el este de Europa, en realidad la pregunta más inquietante que hoy me hago es cómo llegó a convertirse este hombre que acaba de iniciar una guerra tan sorprendente, en semejante monstruo. La respuesta es, paso a paso. Cayendo cada vez más profundo, en un proceso de naturalizar el mal. Cada vez pecados o crímenes más graves. Naturalizándolos, incorporándolos a la forma normal y correcta de actuar. Si miramos un poco su historia personal, este hombre se unió a edad joven al servicio secreto de su país. Un servicio secreto famoso por entrenar a sus agentes en la mentira, el asesinato, el engaño, la confabulación. Así se formó, y se hizo muy talentoso en eso, y de allí en más creció en una carrera que culminó en ser cabeza de una potencia nuclear. ¿Qué se puede esperar de este hombre a futuro, con semejante historia? Ahora tiene a su disposición un botón que dispara misiles nucleares de destrucción masiva a cualquier lugar de la tierra. Imaginemos cómo se siente en esta situación, siendo como es. Para él, lo normal y natural es asesinar, provocar, agredir, mentir, confabular, engañar. Una colección de males totalmente naturalizados. Así, seguirá su loca carrera hasta que algo lo detenga, porque él, sólo, no va a parar.

La historia de cómo este hombre se convirtió en un monstruo con tanto poder, me hace recordar una experiencia que viví de joven, la que vuelvo a recordar una y otra vez porque fue tremendamente triste para mí. Es acerca de un joven de buena familia, con educación y un futuro promisorio, que buscó mi consejo sobre cómo iniciar su vida laboral. Yo tenía treinta años entonces, pero ya había iniciado mi camino laboral, de tal modo que acepté guiarlo. Lo escuché, le di algunas ideas y guías, y él siguió volviendo a mí por algún tiempo a compartir experiencias, dudas, miedos. En ese momento, lo único malo que vi en él es cierta ansiedad por crecer rápido, una incipiente ambición de obtener logros inmediatos. Tuvo algún fracaso en un empleo, que por tener un mal jefe y querer avanzar demasiado pronto, culminó mal. Tuvo otro intento que fracasó, y algo empezó a ir peor. Alguien le propuso una forma de ganar dinero no del todo santa, y aceptó. Con los años pude conocer que se transformó en un delincuente cada vez más peligroso. Ingresó a la cárcel y salió varias veces, siempre con condenas por crímenes más violentos. Se hizo un asesino, violador de sus propias hijas, temido en la misma cárcel por los demás presos, por su perversidad y violencia extrema.

¿Cómo llegó a esto un joven formado en una buena familia, con una buena educación? Naturalizando el mal, en cada paso de su camino. Aceptando los malos hábitos como algo normal, hasta volverse él mismo, un monstruo.

Este caso extremo, vivido de tan cerca, me transformó. Me obliga aún hoy a observar todo, en mi mismo y en los demás, con temor. Como me dijo una vez una mística que amo mucho, Catalina Rivas, el precipicio moral y espiritual está siempre un paso, sólo un paso, delante nuestro. Cuando uno es consciente de esta realidad, de estos peligros, mira las cosas de otro modo, y ve. Así he visto jóvenes que dicen con orgullo que la única forma de crecer laboralmente es pisando la cabeza a los demás. Que manifiestan felices su talento para engañar, manipular y mentir, para lograr sus objetivos. Naturalizan el mal, lo incorporan, lo hacen parte de si mismos. U otros que hacen del conflicto una realidad cotidiana. Donde están, hay conflicto. Se transforman en el denominador común de múltiples situaciones conflictivas en distintos ámbitos y con personas diversas. Han naturalizado la agresión, la han incorporado a su ser.

También personas que hacen de la pereza y el ser servidos por los demás, una forma de vida. Siempre un motivo a mano para decir por qué no pueden hacer algo, o ayudar. Han naturalizado la pereza, y el ser servido, en lugar de servir. U otros que han incorporado la mentira como forma de manipular a los demás de tal manera, que ya son ellos mismos una gran mentira. Han naturalizado la mentira de tal modo que ya ni siquiera advierten cuando mienten y cuando dicen la verdad.

La lista es interminable, pero ustedes ya comprenden la idea. El naturalizar el mal, el vicio, es el camino a la perdición. Es ponerse en una senda que conduce a un precipicio moral y espiritual. Es por eso que Dios nos invita a conocernos a nosotros mismos, para encontrar estos vicios que hemos naturalizado, y transformarlos en virtud. ¡Todos los tenemos! Puede ser nuestra forma de comer, de tratar a los demás, la falta de paciencia, o acerca de donde poner el centro de gravedad de nuestra vida. Donde está lo más importante, y donde lo menos. Así, conocernos a nosotros mismos cómo Jesús nos invita a hacer, es hurgar en nuestro interior esas manchas de oscuridad que hemos permitido se adhieran a nuestra alma. Es descubrir en nosotros el vicio naturalizado, el mal naturalizado, y extinguirlo. Es, en definitiva, la conversión.

El mundo nos propone, cada vez más, naturalizar el mal. Nuestra propia sexualidad está siendo puesta en dudas, nuestra mirada sobre la honestidad en la forma en que uno se gana la vida, la gravedad de mentir y engañar a los demás como práctica cotidiana, el respeto con que debemos tratar a quienes nos rodean, nuestras obligaciones como padres o hijos, el respeto a la vida desde la concepción hasta la muerte natural. Esta sociedad cada día pone el mal como objetivo, por encima del bien. Está construyendo una nueva moral, la moral del pecado como objetivo de vida. Es demoníaco, de principio, a fin.

Tú estarás pensando en este momento en cómo se hace algo tan difícil como es el cambiar hábitos tan incorporados, tan parte de nosotros mismos. Para nosotros es imposible, pero con Dios, todo es posible. Es en la oración y la Eucaristía que todo esto se sana. Es en el confesionario donde se dejan todas estas alimañas espirituales, para que Jesús las queme en la hoguera del perdón. Es en la unión con la Madre de Dios, la Virgen Santísima, que encontramos el Camino de regreso a Casa. Jesús allí, junto a Su Mamá, nos espera.

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Autor: Reina del Cielo


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