No, Dios no impide nuestros errores, aunque de modo misterioso interviene en aquellas encrucijadas en que Su Voluntad se encuentra condicionada por un desvío demasiado importante. (ver artículo)
Y mientras oraba, su cuerpo se transfiguró. Sus vestidos se volvieron más blancos que la nieve, y su rostro más resplandeciente que el sol. (ver artículo)
Cuando el mar más aúlla a nuestro alrededor, más nos debemos sujetar a la fe y la confianza, al amor y la esperanza que vienen del Señor. (ver artículo)