"Dios es testigo de que estoy profunda y sinceramente arrepentido. Pedir perdón es un acto de humildad, pues te reconoces radicalmente falible y responsable del mal causado a alguien". (ver artículo)
El error y la ofensa suelen acompañarnos, a pesar de no desearlo, pero también está el Don Divino del arrepentimiento y el perdón... Dios nos lo puede conceder... si lo pedimos... (ver artículo)