Paz de Dios – Reina del Cielo https://www.reinadelcielo.org Sat, 03 Jun 2023 10:51:42 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.3.9 Se apagó el amor https://www.reinadelcielo.org/se-apago-el-amor/ Thu, 01 Jun 2023 12:43:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=308 Veo al mundo como un avión que se quedó sin combustible, que todavía vuela, pero tiene un destino de catástrofe si no logra arrancar sus motores nuevamente. Planea, parece vivo, y lo hace en un silencio majestuoso, casi con vanidad y algo de soberbia. Como si dijera: ahora sí, mírenme volar por mis propios medios.

¡Qué tonto!. No se da cuenta que, cual canto de cisne, el silencio y armonía que lo rodean sólo son una advertencia de que algo terrible va a desencadenarse. ¡Es que no puede subsistir sin sus motores!.

El motor del mundo es el amor, el amor que parece haberse apagado en los corazones de los pueblos, y haber sido reemplazado por las vanidades, el materialismo y el individualismo. Es cierto que el mundo sigue planeando con soberbia y autonomía, pero sin su motor poco podrá hacer.

¡Se apagó el amor!.

amor recuperado

Ya no parece ser el amor el que alimenta la relación en las familias, sino el deseo de saber más, tener más, poder más, disfrutar más. Es como una loca carrera hacia la nada, hacia el vacío. Y tampoco parece ser el amor el que alimenta el trabajo de los hombres: el deseo de servir al otro, el ansia de hacer las cosas lo mejor posible porque así debe ser, por más pequeñas que sean. La especulación y la competencia dominan al hombre, en muchos aspectos. Hacer las cosas sin pedir nada a cambio, ayudar sin esperar, unir a la gente por amor y no por el deseo de obtener algo. Algunas veces sentimos que si alguien hace algo por nosotros, luego vendrá la exigencia de devolver favor por favor. Y hasta nos surge el horrible sentimiento de preferir no recibir ayuda, para no deber nada a nadie. ¡Es el espíritu de desamor que nos invade, nos corroe por dentro!.

Se apagó el amor. ¿Y cómo se puede seguir sin amor?. Se puede seguir por un tiempo, como le ocurre al avión que tiene sus motores apagados, pero va camino a estrellarse. Este mundo, sin amor, es como un cuerpo que parece vivo, pero en realidad está muerto. No tiene un alma viva, si es que no tiene amor. La resurrección del alma es encontrar el amor de Dios, y es EL el que hace arrancar nuestros motores para poder volar majestuosos, entregados a Su Potencia Salvadora, hacia el Reino de Cristo. El Espíritu Santo, fuente de todo bien, no puede actuar si no le hacemos un lugar en nuestro interior. Y como El es Espíritu de Amor, el espacio para que nos pueda invadir se abre cuando nuestro corazón se deja tocar por el Amor de Dios.

Señor, resucita a este mundo. Insúflale el Amor de los Dos Corazones, Tu Sagrado Corazón y el Inmaculado Corazón de Tu Amadísima Madre. Que el Amor vuelva a abrasar los corazones de los pueblos, para que Tu Santo Espíritu pueda entrar en nosotros y guiarnos por los seguros senderos marcados por Tu Palabra. Pon a este mundo desierto en el Horno de Tu Sagrado Corazón, para que se queme todo mal, y pueda volver a ser un Jardín, donde vivamos en Paz contigo. Espíritu Santo, ven a mi, ven a mi vida, tómame y hazme Tu instrumento, un instrumento de Tu Amor.


]]>
Felicidad humana y felicidad espiritual https://www.reinadelcielo.org/felicidad-humana-y-felicidad-espiritual/ Fri, 02 Sep 2016 13:04:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=353 ]]> Felicidad humana, buscada, añorada. Esquiva como una mariposa que vuela sobre nosotros, hermosa y fulgurante, pero difícil de asir con las manos. Más nos esforzamos, más alto ella vuela, o se la lleva el viento, o se va detrás de alguna flor que la atrae más que revolotear sobre nuestras cabezas. Felicidad humana, motivo de nuestros desvelos, de nuestros esfuerzos, de tantas decepciones y caídas. Pero cuando se la encuentra, que hermosa es. Son esos momentos donde el mundo parece detenerse, donde todo es perfecto, pleno de armonía. En esos instantes sabemos bien que en pocas horas o minutos quizás, nos encontraremos de nuevo en el llano, listos para empezar otra vez. Como esas mañanas de lunes, luego de un hermoso día de domingo, donde nos vemos a nosotros mismos en el espejo mientras cepillamos nuestros dientes. ¿Cómo puede ser todo tan distinto, tan chato y deprimente, si ayer mismo yo estaba tan feliz?

Es que nuestra naturaleza humana es así. Somos volátiles y efímeros en nuestro querer. Buscamos esa felicidad, y cuando la alcanzamos nos acostumbramos a ella y le hallamos defectos de inmediato. Si, es lindo, pero no es tan perfecto como pensaba. Y de hecho, empezamos a soñar con otro tipo de felicidad, y vamos abandonando la felicidad encontrada, pequeña o grande. Queremos más, y más. Cuanto soñamos en comprar ese auto, pero cuando lo tenemos, deseamos otro mejor o distinto. Y así con todo, con todo.

Nuestro problema es que estamos atados al gusto de ser humanos, al gusto por los placeres humanos. Y esto es como un ancla que nos tira hacia abajo, nos sujeta a la tierra. En realidad, la meta de nuestra vida es hacernos espíritu, tenemos que atarnos al gusto por lo espiritual, que nos hará elevarnos livianos y sencillos, sin atadura alguna al gusto por lo terrenal. La realidad es que también somos espíritu, pero nuestra naturaleza humana tapa y sofoca a nuestro pobre costado espiritual, que pugna por imponerse. Una lucha de vida que forma parte de nuestra prueba de amor, es el precio que debemos pagar para poder llegar a adquirir el derecho de vivir con el Amor de los Amores, eternamente.

Deseo de DiosCuando logramos descubrir la felicidad del espíritu comenzamos a recorrer el camino de ascenso espiritual. El gozo del espíritu es muy distinto a la felicidad humana. Es profundo, interior, pleno de paz, hace hinchar nuestro pecho de unas tremendas ganas de gritar, de gritar nuestro amor por Dios, nuestra alegría de reconocernos Sus amigos, Sus hijos, Sus elegidos. Este gozo del alma barre poco a poco todas las necesidades de felicidad humana, la que va pareciendo cada vez más como vacía, vana, pasajera, vulgar. Autos, casas, dinero, viajes, todo va siendo reemplazado por un deseo ardoroso de estar unido y en paz con el Creador.

Despojados de todo deseo material, de todo deseo de afecto humano, de toda necesidad pasajera. Esa es la perfección a la que debemos apuntar en nuestro ascenso espiritual. Por supuesto que seguiremos viviendo en el mundo, rodeados de las cosas del mundo, pero sin ser del mundo. Estar en el mundo, sin ser del mundo. A veces estamos tan apegados que somos, simplemente, mundo. En realidad debemos ser, simplemente, espíritu. Espíritu que vive en el mundo, que come, que trabaja, que utiliza las cosas materiales y los afectos humanos para materializar el amor por Dios, y el amor por los demás. Amor que sube y que baja, que sale y vuelve, amor que es espíritu.

Cuando llegamos a este punto, podemos darnos cuenta que una cena en un restaurante bonito no se puede comparar a un instante de adoración Eucarística, a un momento de oración intenso, o a la alegría de la sonrisa de aquel a quien dimos lo que no tiene, lo que le falta. Sin grandes fuegos de artificio, ni tapas en los diarios, ni publicidades rimbombantes, la felicidad espiritual nos espera, clama por nosotros. Felicidad que es cruz, que es entrega, que es saberse amado aunque duela lo humano. Lo humano gritará, pedirá atención, querrá ser el centro de nuestra vida nuevamente, no se rendirá jamás, mientras vivamos. Esta es, en sencillas palabras, la batalla de nuestra vida, la que define nuestro destino eterno.

Señor, que puedes quemar mis impurezas humanas con Tu fuego abrasador. Leva las anclas que me sujetan a este mundo, arranca estas cadenas que me atan a las columnas de la vanidad y la sensualidad. Dame Tu fortaleza, cúbreme con Tu escudo, permíteme descubrir el gozo de la felicidad espiritual, para que el gozo de saberme amado por Vos arranque de raíz mi unión con el fango que intenta retenerme. Hazme ver la belleza de todo lo Tuyo, y el horror de aquello que me aleja de Vos. Cura mi ceguera espiritual y envuelve mi corazón con las llamas de Tu Sagrado Corazón. Hazme, simplemente, tuyo.


]]>