pasión – Reina del Cielo https://www.reinadelcielo.org Fri, 03 May 2024 22:37:04 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.3.9 5 formas de saber si estás en el camino de la santidad https://www.reinadelcielo.org/5-formas-de-saber-si-estas-en-el-camino-de-la-santidad/ Fri, 03 May 2024 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=13908

Joshan Rodrigues, sacerdote de la diócesis de Bombay, se encuentra en Roma estudiando Comunicación Institucional y de la Iglesia en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz. Declara como propios tres importantes referentes: G.K. Chesterton, el obispo Fulton J. Sheen y el obispo Robert Barron. Y, efectivamente, siguiendo esos modelos, en su blog Musing in Catholic Land [Meditando en Tierra Católica] presta una gran atención a las tendencias culturales. Pero también a la búsqueda de la santidad, a la que lleva consagrados varios posts. Entre ellos, uno en el que plantea Una lista de comprobación de cinco puntos sobre la santidad:

1. Perseverancia, paciencia y mansedumbre

El primer signo es cuando Dios se convierte en la fuente de tu fortaleza interior, cuando estás firmemente anclado en Él. Esta actitud ayuda al cristiano a afrontar cualquier situación en la vida, por grave y desesperanzada que sea. Cuando “sabes” y “sientes” que Dios está contigo, entonces “¡Todo está bien!” (¿recuerdas a Aamir Khan en 3 Idiotas?).

3 idiots película

“Aal izz well… [All is well, Todo está bien]” es el lema de vida de Rancho [Aamir Khan], uno de los protagonistas de 3 Idiotas (Rajkumar Hirani, 2009), un gran éxito de Bollywood. “El corazón se asusta fácilmente”, dice Rancho, “así que tenemos que engañarlo. Por grande que sea un problema, tienes que decirle al corazón: no pasa nada, amigo; todo va a estar bien; todo está bien. No se resolverá el problema, pero encontrarás el valor para afrontarlo”. Ese Aal izz well se acaba convirtiendo en una de las canciones temáticas de la película.

Esa es la fuente de la fortaleza de los santos, que se enfrentan a toda hostilidad y violencia con amor y paz. Es también el signo de una persona con la que se puede contar, porque quienes tienen su fe en Dios son también fieles a los demás. Una persona así no responde al mal con venganza sino con amor. Una persona así protege el buen nombre de los demás. No juzga a los demás por sus faltas, sino por sus fortalezas. Siempre está dispuesto a aprender de los demás. ¡Si estás dispuesto a sufrir humillaciones por el bien de los demás, entonces te pareces a Cristo!

“Si Dios está con nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Rom 8, 31).

“La lengua es la que contamina a la persona entera y va quemando el curso de la existencia” (Sant 3, 6).

“Seas siempre más amigo de ser enseñado de todos que querer enseñar aun al que es menos que todos” (San Juan de la Cruz).

“Que aguantéis cuando sufrís por hacer el bien, eso es una gracia de parte de Dios” (1 Ped 2, 20).

2. Alegría y sentido del humor

Un cristiano santo siempre está lleno de alegría y con sentido del humor, porque alguien que tiene a Dios consigo nunca puede estar triste o abatido. Un auténtico signo del buen cristiano es que siempre irradia felicidad y risas. Cuando entra en una habitación trae sonrisas y buen rollo. Esta persona puede estar afrontando el momento más duro de su vida, y sin embargo nada puede destruir la alegría y confianza que están en él, porque sabe que, a fin de cuentas, ¡Dios me ama! Esa alegría trae una profunda seguridad, una serena esperanza y una satisfacción espiritual que el mundo no puede entender ni valorar.

El Papa Francisco recomienda rezar esta oración, atribuida a Santo Tomás Moro:

Concédeme, Señor, una buena digestión,
y también algo que digerir.
Concédeme la salud del cuerpo,
con el buen humor necesario para mantenerla.
Dame, Señor, un alma sencilla que sepa aprovechar
todo lo que es bueno, y que no se asuste fácilmente ante
el pecado, sino que encuentre el modo de poner
las cosas de nuevo en orden.
Concédeme un alma que no conozca el aburrimiento,
las murmuraciones, los suspiros y los lamentos y no
permitas que sufra excesivamente por ese ser tan
dominante que se llama: Yo.
Dame, Señor, el sentido del humor.
Concédeme la gracia de comprender las bromas,
para que conozca en la vida un poco de alegría y
pueda comunicársela a los demás.
Así sea.

3. Audacia y pasión

Cruz de Cristo

Déjenme enseñarles este punto mostrando cómo un cristiano no debe ser. El mayor obstáculo a la evangelización es una mentalidad de miedo y falta de entusiasmo entre los cristianos al hablar de su fe. Podemos paralizarnos por un exceso de prudencia, siempre queriendo jugar sobre seguro, sin querer jamás alejarnos demasiado de la playa. Nos negamos a mirar a la realidad a los ojos y, por el contrario, nos tienta huir hacia un “espacio seguro”. Esto puede tener muchos nombres: individualismo, espiritualismo, adicción, vivir en “mi” mundo, rechazo a nuevas ideas y perspectivas, pesimismo, dogmatismo, etc. Somos como Jonás; no queremos ir donde el Señor quiere que vayamos. Pero Dios nunca tiene miedo. ¡Es un valiente! Siempre es más grande que nuestros planes y esquemas. Quiere que seamos audaces y que tengamos el coraje de hacer cosas que nadie más quiere hacer, de decir las cosas que nadie más quiere decir. No digas “deja las cosas como están”.

Pidamos la valentía de compartir nuestras historias cristianas con otros y dejar de intentar que nuestra vida cristiana sea un museo de memorias. Como señala inteligentemente el Papa Francisco, no es que Jesucristo esté a nuestras puertas llamando para que le dejemos entrar, es que ya está dentro de nosotros y llamando desde dentro para que le dejemos salir de nuestra rancia y anticuada auto-centralidad.

4. En comunidad

Un símbolo e indicador de nuestra sociedad hoy es la forma en la que los más jóvenes van por la calle, con los auriculares puestos, los ojos en su smartphone, absortos en otro mundo y ausentes al mundo que realmente les rodea. La santidad no se vive en solitario, se vive en común con otros. Esto es mucho más difícil, como experimentamos en las familias, los lugares de trabajo, en la parroquia e incluso en las comunidades religiosas.

Aislarme de los demás es lo contrario de la santidad. En el matrimonio, cada uno de los esposos se convierte en la fuente de santificación del otro. Una persona santa es alguien que puede vivir los mandamientos cuando está con otros. La santidad tiene también que ver con prestar atención a las pequeñas cosas. Una comunidad santa es una cuyos miembros prestan atención a las pequeñas necesidades de todos. Un Gran Amor en las cosas pequeñas. Dios está en los detalles. Jesús pidió a sus discípulos que prestasen atención a los detalles: que una oveja se había perdido, que la viuda ofrecía dos pequeñas monedas, que había que ahorrar aceite para las lámparas en caso de que el novio se retrasase, de tener el fuego encendido y el pescado cocinándose mientras esperaba a los discípulos al amanecer.

5. En constante oración

¿Recuerdas cuántas horas puedes pasarte hablando o escribiéndote con esa persona tan especial en tu vida? ¿Cómo esa persona está siempre en tu mente? Pues bien, si esa otra persona es Dios, eso es oración. Si dices que amas a Dios, pero no sientes que estás hablando con Él, ¿es un amor de verdad? No puede alcanzarse la santidad sin tener hilo directo con Dios. No es imprescindible que las oraciones sean siempre en el sentido tradicional, usando las fórmulas establecidas o largas devociones. Lo importante es cuánto tiempo estás a solas con Dios, hablándole. ¡Reza sin cesar! También es oración ponerte tranquilamente ante el fuego del Señor y dejar que caliente tu corazón. ¡Estate tan cerca de Él que puedas coger su fuego sin quemarte!

La oración también es silencio; es leer la Palabra de Dios y “recordar” que todo lo ha hecho por mí y por los demás. Piensa en tu propia historia cuando reces y encontrarás la misericordia. La oración también es petición e intercesión. Se convierte en una señal de nuestra dependencia de Dios y también en una expresión de nuestro amor a los demás. Cuando rezamos por los demás (incluso por quienes no nos gustan), acogemos sus vidas, sus problemas más profundos, su bienestar, y sus sueños más elevados. En la oración encontrarás la fuerza para perdonar.

Finalmente, esta oración debe conducirnos a la Eucaristía, a recibir a Jesús en la Santa Comunión. Es ahí donde lo humano y lo divino se reúnen.

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Fuente: Religión en Libertad


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Dejó de ser ateo por un amigo y un Via Crucis callejero https://www.reinadelcielo.org/dejo-de-ser-ateo-por-un-amigo-y-un-via-crucis-callejero/ Fri, 02 Nov 2018 22:04:11 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=17074

Hasta los 22 años, Nathaniel Hurd era “ateo, llana y simplemente”. Su familia no era religiosa, ni siquiera le habían bautizado. Le parecía que todas las cosas relacionadas con Dios eran tonterías que no merecían ninguna atención. Simplemente, el tema no le interesaba y lo miraba con cierto desprecio. La moral familiar católica le parecía especialmente ajena y equivocada.

Y sin embargo, diez años después estaba a punto de hacerse sacerdote católico en Washington. ¿Qué sucedió? Todo empezó conociendo católicos inteligentes y devotos… y después cristalizó con un Viernes Santo muy especial, en el que le invitaron a un Via Crucis.

Nathaniel, que fue asesor de política internacional en el Capitolio, en Washington, y después ha trabajado en ayuda humanitaria internacional, ha contado su itinerario de fe, ya con 41 años, en Signposts, de CHnetwork.org. En ocasiones anteriores lo explicó en Radio María de EEUU y otros foros.

Un amigo inteligente: hablaba con precisión, sin vaguedades

nathaniel Hurd en claseEn la universidad, con 22 años, conoció a un compañero católico muy inteligente. Se hicieron muy amigos. “Teníamos un montón de conversaciones sobre Dios y la fe. Como ateo, lo que querrías es desdeñar al creyente como, básicamente, un idiota. Eso es lo fácil, por pereza. En este caso no podía hacerlo”. Su amigo tenía doble titulación en Psicología y Clásicas, “cum laude”, títulos y era realmente listo.

“Tuve que escuchar de verdad. Había precisión en lo que decía de Dios y la fe. No eran las vaguedades que creo que muchos ateos asocian con los creyentes. Así que al final del verano perdí mi certeza de que Dios no existe y me mantuve abierto a esa posibilidad”. La posibilidad de que existe Dios, un Creador Todopoderoso y que ama a los hombres y su creación.

Más adelante conoció a otro católico firme y coherente. “Impresionaba no solo por su integridad sino por su completitud. Se encontraba a gusto tanto en el museo como en un estadio deportivo”. Le parecía humanamente interesante.

Bautizado, pero cristiano a su manera…

Después de dos años y medio como agnóstico abierto, en 2002 dio el paso de bautizarse como episcopaliano (anglicanos de EEUU, muy liberales en doctrina). Quería saber más, leía mucho sobre la fe… y se hacía preguntas.

En 2004, al llegar Viernes Santo, un amigo católico le preguntó: “¿tienes algún buen plan para este Viernes Santo?” Y juntos acudieron a un Via Crucis organizado por el movimiento Comunión y Liberación, por las calles de Nueva York, ciudad cosmopolita y descristianizada. De Brooklyn a Manhattan fueron con miles de fieles que cantaban, leían meditaciones, fragmentos de la Escritura, en el marco del skyline y el río. “Era extremadamente conmovedor”.

La Pasión… y una pregunta de Jesús

“Esa fue la primera vez que me di cuenta, de verdad, de lo que Cristo había hecho por mí. Pienso que haber visto ‘La Pasión de Cristo’ unos días antes pudo hacerme pensar algo en ello. Pero ese día Él me hizo una pregunta muy clara: ‘yo hice esto por ti, ¿qué haces tú en tu vida diaria por mí?'”.

Fue a Misa de Pascua con unos amigos católicos, convencido de que tenía que hacer algo especial. “Si vas a ir a una misa católica en algún momento del año, a esa es a la que debes ir”, invita. “Me impactó el poder y la belleza de la liturgia. Y volví al día siguiente. Y empecé a revisar todas las razones por las que hasta entonces había estado cerrado a la Iglesia Católica”.

“Yo quería seguir al Señor en todos los aspectos de mi vida. Había intentado seguirme a mí mismo, y no había salido muy bien. Dije: ‘vamos a probar y confiar en Él’.”

La Iglesia que Jesús dejó para enseñar

Toda su conciencia moral, desde niño, se había forjado en multitud de fuentes… excepto la enseñanza católica. Las ideas sobre matrimonio, familia, moral… Nathaniel tenía ideas muy claras -simplemente tomadas de la cultura moderna- sobre lo que la Iglesia debía pensar en estos temas.

“Pero al final, entendí que en 2004 tenía que haber una forma de saber qué es lo que Cristo quería de mí, qué es lo que Cristo enseñaba, para mí y para los demás. Y esa forma, ese camino… ¡es su Iglesia! Y estaba muy claro que ésta era la Iglesia de Jesucristo, y que si había un desacuerdo entre la Iglesia y mi postura, el error será mío, no de la Iglesia”.

Realizó el Curso de Iniciación Cristiana para adultos y en la Vigilia Pascual de 2005 entraba plenamente en la Iglesia Católica. Dedicó varios años a examinar si tenía vocación sacerdotal en un programa de la arquidiócesis de Washington, pero en 2010 entendió que estaba llamado a la vida laical y familiar.

Ha trabajado como asesor y profesor en política internacional y en organizaciones de ayuda internacional, especialmente con refugiados en Irak, Jordania, Líbano, Etiopía, Somalia y Sudán.

Hoy recomienda a quien le pregunta la siguiente dieta espiritual: misa diaria, confesarse con regularidad, dejar un rato para reflexionar en silencio y así renovar la relación con Dios.

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Fuente: Religión en Libertad


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Actuar y creer – Del actor de “La Pasión” https://www.reinadelcielo.org/actuar-y-creer/ Sun, 01 Apr 2018 09:07:52 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=871 ]]> Si te dijeran que tienes que actuar en una película y que, para ello, debes soportar un hombro dislocado, algunos latigazos, padecer una pulmonía, que un rayo caiga cerca de ti y que tengas que hacerte una cirugía en el corazón: ¿Estarías dispuesto a aceptar el papel del personaje que te toca interpretar?

Eso es lo que le pasó a Jim Caviezel, mientras duró el rodaje de la película “La Pasión de Cristo”, dirigida por Mel Gibson. Mira el testimonio de aquél actor que, más que un premio a la mejor actuación, encontró una profunda fe y un amor grande por Jesús.

Te dejamos con su testimonio
(Después de la presentación (el primero minuto y medio del video), comienzan los subtítulos)


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El stress que Jesús sufrió en su pasión y muerte https://www.reinadelcielo.org/el-stress-que-jesus-sufrio-en-su-pasion-y-muerte/ Fri, 25 Mar 2016 13:24:38 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=4108 ]]> Sufrió mucho. Más de lo que creemos. Hablamos del estrés sufrido por el “Jesús hombre”, el Jesús de la historia. El suplicio y la muerte en la cruz del Galileo crucificado en tiempo de Herodes Antipas fue más prolongado del que se desprende de la lectura literal de la biblia. ¿Está mal la biblia? No, porque no es un libro de historia; su foco está puesto en los hechos y en el contenido religioso.

Pero hacer una “Historia Clínica” requiere de precisión cronológica. Veamos: de acuerdo con la tradición católica, la cena con los discípulos, que resultó ser la última, tuvo lugar el Jueves Santo y al día siguiente Jesús moriría en la cruz a manos de la autoridad romana. La cena según los apóstoles fue la cena pascual.

Ahora bien ¿qué hechos suceden entonces? Jesús instituye la eucaristía. Luego de la cena Jesús se va a orar al Monte de los Olivos o Getsemani. Es traicionado por uno de los suyos, Judas Iscariote, y arrestado por los romanos. Los soldados lo llevan frente a Anás, ex sumo sacerdote de la época de Herodes el grande y suegro de Caifas. Luego, ante la presencia de Caifás. Fue sometido a un juicio sumario en el Sanedrín, supremo tribunal compuesto por 71 miembros, donde se lo condena.

De ahí lo llevan frente al procurador Poncio Pilato, quien lo envía al otro extremo de la ciudad de Jerusalén para ser interrogado por Herodes Antipas. Éste lo envía nuevamente a Poncio Pilato. Luego Jesú en la cruzvendrá el episodio del plebiscito de Barrabás, cuando el procurador decide que sea el “pueblo” el que elija quién sería ejecutado y quién no. Jesús queda así condenado. ¿Pudieron suceder todos estos hechos entre la noche del Jueves Santo y la crucifixión de las 9 de la mañana del viernes? Evidentemente no. ¿Cuál es la solución al problema? La respuesta está en el calendario de los católicos y en el de los judíos.
Resulta que sabemos por los rollos del Mar Muerto, papiros del siglo I A.C. encontrados en las cuevas de Qumran, al norte del Mar Muerto, en 1946, que en la época de Jesús existían dos calendarios: uno antiguo y uno moderno. En el moderno, las fiestas judías pueden coincidir con cualquier día de la semana, pero en el antiguo siempre coincidían con el día miércoles ya que así lo indicaba el libro del Génesis.

El calendario antiguo era el usado por los pobres. Jesús era pobre y a ellos se dirigía. Jesús usaba el calendario antiguo. En consecuencia, la pascua judía en época de Jesús fue un miércoles. El miércoles judío no comienza a las 0 hs. del día miércoles, sino el día anterior con la salida de la primera estrella. Es decir que si la última cena fue en la pascua y coincide con el día miércoles, la última cena fue en realidad el martes a la noche.

Entonces, ahora sí la cronología cierra.

Jesús fue arrestado por los romanos el martes a la noche y lo crucificaron a las 9 de la mañana del viernes. Por tanto, pasaron entre la cena y la crucifixión dos días y medio. Así sí todos los hechos descriptos pudieron históricamente suceder. Esto significa que el estrés de Jesús desde la última cena fue más prolongado del que hubiéramos pensado inicialmente. En tanto ello no solamente debió haber elevado la adrenalina en sangre sino también el cortisol, que es la hormona del estrés. Esta situación sensibilizó mucho el sufrimiento del futuro crucificado.

Luego vendría el suplicio, los latigazos y las espinas. El azote de los romanos era realizado con lo que entonces se conocía como f lagrum: se trata de un instrumento de tortura constituido por un mango con un numero variable de tiras de cuero que en general tenían en sus extremos bolas de plomo o huesos de algún animal. El daño de los azotes laceraba la piel, el tejido celular subcutáneo y la capa muscular del azotado.

La corona de espinas también genera un dolor intenso por la lesión de los filetes nerviosos del nervio trigémino y occipital. Los azotes y las espinas también producen importante hemorragia. A ésta altura el daño psicológico y emocional es evidente.
Llega entonces el momento de “la subida a la cruz”.

Pasión de Jesús (feature img)

Los romanos debieron primeramente extender los brazos de Jesús sobre el patibulum cuando todavía estaba en el suelo y luego lo clavaron al madero. Flexionaban la mano sobre el antebrazo y en el pliegue de la muñeca era atravesado con un seco golpe un clavo de 15 a 20 centímetros de longitud. La lesión del nervio mediano produce un dolor urente y desgarrante. Es decir, los clavos del crucificado pasaban por las muñecas y no por la palma de las manos. Un clavo que pase por las palmas de las manos de un crucificado no podría sostener un cuerpo.

Una vez que los romanos clavaron los brazos de Jesús en el patíbulo, parte horizontal de la cruz, debieron subirlo a la estipe o palo vertical. Luego llegaría el momento de clavar sus pies. Aquí se utilizaba un solo clavo, que atravesaba ambos talones para fijarlos a la madera. El clavo serviría así de punto de apoyo, soportando el peso del cuerpo de Jesús.

Debemos imaginar el intenso dolor al momento de ser atravesado por el clavo y el suplicio consecuente. Las autoridades romanas querían que Jesús sufriera. No querían que muriese rápidamente, querían que el martirio de la crucifixión matase lentamente a Jesús. Lo lograron. Jesús no murió rápidamente. Expertos en crucifixión, los romanos clavaron los pies de Jesús tomando la precaución de que las piernas quedaran ligeramente flexionadas, tal cual puede verse en un crucifijo. Si las piernas hubiesen permanecido extendidas, o incluso si no se hubiesen clavado los pies en la pieza vertical de la cruz, la persona habría muerto rápidamente ya que, al estar con el cuerpo colgado sostenido solo por los brazos, no podría haber respirado, produciendo asfixia inmediata.

Jesús debía extender sus piernas, parándose sobre sus talones crucificados soportando el dolor para así poder respirar. Cuando los romanos querían que un crucificado muriese rápidamente no tenían más que quebrar sus piernas, así el cuerpo suspendido no podría haber resistido más allá de algunos minutos.

El estrés de los días de detención y el suplicio de los latigazos y la corona de espinas con el dolor y la hemorragia ya condicionaba una situación clínica crítica. El intenso dolor y la pérdida de sangre generaban una situación de shock cardiovascular. La piel se encuentra pálida, fría y sudorosa. La presión arterial es prácticamente imperceptible. Los riñones dejan de funcionar y se acumulan sustancias tóxicas en la sangre.

La frecuencia respiratoria normal es de 12 a 14 respiraciones por minuto. Jesús, a esta altura, debía respirar entre 30 y 40 veces por minuto en un intento por compensar la falta de aire. En su sangre faltaba el oxígeno vital y aumentaba el anhídrido carbónico y su toxicidad. La piel toma un color azul violáceo que se hace evidente en los labios y en los extremos de los fríos dedos. La entrada de aire a los pulmones se hace mínima. Se presentan arritmias cardíacas severas y sobreviene finalmente el paro cardiorespiratorio.

Así murió Jesús hace más de 2000 años a las 3 de la tarde de un viernes. Fue un antes y un después de Cristo.

Para los creyentes comenzaba una era de fe.

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Fuente: Daniel López Rosseti en Valores Religiosos

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