origen – Reina del Cielo https://www.reinadelcielo.org Thu, 15 Feb 2024 18:00:22 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.3.9 El origen y la devoción de Lourdes https://www.reinadelcielo.org/el-origen-y-la-devocion-de-lourdes/ Thu, 15 Feb 2024 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=15539 ]]>

El germen del origen y la devoción de Lourdes se basa en una persona y unos hechos: Bernardita Soubirous y las apariciones de la Virgen.

En el siglo XIX Lourdes era una pequeña aldea de 4.000 habitantes en la que se mezclaban cualificados profesionales (abogados, médicos, notarios…) con oficios más humildes (obreros, canteros, artesanos, molineros…). Los molinos eran muy numerosos, ubicados dentro y fuera de la ciudad, al lado del río Gave.

Virgen de Lourdes 2 (ft img)

En uno de estos molinos, en el Molino de Boly, nació Bernardita Soubirous el 7 de enero de 1844. Durante 10 años, ella y su familia residieron y trabajaron allí. A partir de 1854, una serie de acontecimientos van a poner a prueba la moral de la familia. El padre, Francisco, pierde un ojo en accidente de trabajo. Luego, será acusado de haber robado sacos de harina. Esto le costaría ocho días de cárcel. Más tarde, la sequía castiga a la región durante dos años. La falta continua de cosechas de trigo hace que los molinos se paren totalmente y el negocio acabe en la ruina.

Por aquellas fechas, una epidemia de cólera asola Lourdes, causando varios muertos y centenares de afectados, entre ellas Bernardita, que sufrirá las consecuencias del cólera y la tuberculosis durante toda su vida.

La familia Soubirous, sumida en la miseria, se ve obligada a abandonar el molino y trasladarse a una dependencia de una antigua cárcel (“le cachot” o calabozo).

En 1858, cuando Bernardita tenía 14 años, la Virgen se le apareció en 18 ocasiones. La primera fue el 11 de febrero. Bernardita y otras dos niñas fueron a recoger leña. De repente, en la gruta donde se encontraba, vio una luz con forma de una joven. La Aparición y Bernardita no intercambian palabra alguna, hacen la señal de la cruz. La segunda fue el 14 de febrero. La Señora le sonríe, pero sigue sin hablar. En la tercera, el 18 de febrero, Bernardita le pregunta su nombre. La Aparición no se lo dice de momento y le propone una cita diaria durante quince días. Del 19 al 23 de febrero tienen lugar las apariciones cuarta, quinta, sexta y séptima. La Señora y Bernardita se hablan, son citas de confidencias. Mientras, las autoridades acusan a la pequeña joven de perturbar el orden público y la amenazan con la cárcel. Del 24 de febrero al 1 de marzo se producen las siguientes apariciones, de la octava a la doceava.

Es aquí donde Bernardita, guiada por la Señora, descubre en la gruta la fuente donde beber y lavarse. Al principio es agua fangosa, pero pronto sale clara y limpia. Del 2 al 4 de marzo se producen las tres siguientes, en donde la Señora le dice a Bernardita que vaya y diga a los sacerdotes que se construya una capilla para que la gente venga en procesión. El 25 de marzo se produce la decimosexta aparición, en la cual la Señora le revela su nombre, la Inmaculada Concepción. El 7 de abril es la decimoséptima aparición, en la que Bernardita recibe a la Virgen con una vela, la luz de Pascua. El 16 de julio tiene lugar la última aparición, la despedida. Bernardita ya sabe que esta es la última vez que va a ver a la Inmaculada Concepción.

Estos hechos dieron lugar a las primeras peregrinaciones y al posterior levantamiento de una capilla, que finalmente se convertiría en el actual santuario. La Gruta de las Apariciones y la Basílica de la Inmaculada Concepción constituyen el original santuario. Posteriormente, se fueron añadiendo iglesias y edificios hasta completar lo que es hoy, pero siempre teniendo como referencia la Gruta y la basílica. Hoy en día, el Santuario de Lourdes es uno de los que más peregrinos y visitas recibe. Gentes de cualquier raza y lengua, de cualquier creencia y cultura acuden a la llamada del Mensaje de Lourdes.

_______________
Fuente: Catholic.net

]]>
La Expectación del Parto https://www.reinadelcielo.org/la-expectacion-del-parto/ Tue, 19 Dec 2023 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=27653

El gozo esperanzado que poseyó Santa María por el futuro próximo de su parto.

Cuando se espera algún acontecimiento importante que trae consigo tristeza y pena la reacción espontánea de la persona normal es de temor acompañado a veces por la congoja y angustia que tiende a aumentarse por la fantasía ante la consideración de los males futuros previsibles. Cuando por el contrario se prevé la llegada de un bien que tiene una entidad considerable se vive en una espera atenta y presurosa que va desde el anhelo y la ansiedad hasta la euforia acompañada de una prisa impaciente. A mayor mal futuro, más miedo; a mejor bien futuro, más esperanza gozosa.

Algo de esto pasó al Pueblo de Israel que conocía su carácter de transitoriedad funcional, al menos en los círculos más creyentes o especializados en la espiritualidad premesiánica. El convencimiento de que la llegada del Mesías Salvador era inminente hizo que muchos judíos piadosos vivieran en una tensión de anhelo creciente —basta pensar en el anciano Simeón— hasta poder descubrir en Jesús al Mesías que se había prometido a la humanidad desde los primeros tiempos posteriores al Pecado. Era todo un Adviento.

Y como el Mesías llega por la Madre Virgen, es imposible preparar la Navidad prescindiendo de la contemplación del indecible gozo esperanzado que poseyó Santa María por el futuro próximo inmediato de su parto. Eso es lo que se quiere expresar con “La Expectación del Parto”, o “El día de Santa María” como se le llamó también en otro tiempo, o “Nuestra Señora de la O” como popularmente también se le denomina hoy.

Fue en España, concretamente en Toledo, en el décimo concilio que se celebró en el año 656, siendo S. Eugenio III el obispo de aquella sede y que posteriormente un muy devoto de la Virgen María —San Ildefonso- se tomó bastante en serio propagar.

La intuición del pueblo denominando a la expectante Doncella joven “Virgen de la O” está basada en la directa contemplación de las obras pictóricas o esculturales que presentan piadosamente la natural redondez abultada de la Virgen grávida.

El origen del título es no obstante más espiritual, más fino, más litúrgico y menos somático. Tiene su origen en que las antífonas marianas del rezo de vísperas comienzan con la O: O Sapientia, O Adonai, O Enmanuel… veni!

Se me ocurre advertir una vez más que tienen un notable valor catequético las dignas representaciones de los misterios de la fe, y que, en ocasiones, enseñan al pueblo sencillo más que los libros y la misma liturgia. Es bueno tenerlo en cuenta a la hora de atender las peticiones de las modas iconoclastas que a temporadas van vienen por las iglesias.

___________________
Fuente: Catholic.net


]]>
San Valentín y el origen del día de los enamorados https://www.reinadelcielo.org/san-valentin-y-el-origen-del-dia-de-los-enamorados/ Thu, 11 Feb 2021 11:06:15 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=20033

San Valentín existió, fue real y disponemos incluso de numerosos testimonios arqueológicos sobre su figura. Se trató de un valiente sacerdote que casó en secreto a cientos de soldados con sus parejas a pesar de la prohibición del emperador Claudio II.

El Día de San Valentín no es una invención de los grandes almacenes. Más allá del marketing, los regalos, los viajes y las cenas románticas, se esconde una historia tan singular como fascinante que merece ser conocida. El 14 de febrero simbolizó el propósito de un Papa de acabar con ciertas costumbres paganas que aún se practicaban en Roma, y ensalzar así la figura de un valiente sacerdote.

Dicen los historiadores que el día de los enamorados fue un invento, una hábil estratagema del Papa Gelasio I por terminar con aquellas fiestas que se celebran en la Roma del siglo 495 d. C en honor al dios romano Lupercus, protector de la fertilidad y los rebaños e identificado con el lobo sagrado de Marte. Los pastores y gran parte de la población esperaban con ansia la llegada de esos días contenidos entre el 13 y el 15 de febrero para dar sus honores a la loba que amamantó (según la leyenda) a los fundadores de Roma: Rómulo y Remo.

La élite católica sitúo de forma expresa su propia festividad el 14 de febrero intentando abolir dicha tradición pagana. Sin embargo, esa decisión por acabar con los ritos arcaicos relacionados con la fertilidad, se mantuvo durante siglos, quedando así para la historia la festividad del día de los enamorados. No obstante, eso sí, esta celebración fue eliminada del calendario católico en 1969 durante el papado de Pablo VI.

El Concilio Vaticano II pensó que se entremezclaba demasiado el mito con la leyenda. Sin embargo, el papa Francisco quiso en el 2014 recuperar esa festividad y darle una vez más, un sentido religioso. Celebró una misa donde acudieron cientos de parejas para homenajear a una figura: San Valentín.

¿Quién fue San Valentín?

san Valentín 3

San Valentín existió. Los arqueólogos han encontrado una catacumba situada en la viale Maresciallo Pilsudski (el barrio de Pinciano en Roma) dedicada a esta figura. Asimismo, el culto a su persona aparece también en otros países como en la iglesia parroquial de la Asunción de Santa María en Chelmno, Polonia; en la iglesia Stephansdom en Viena, en Malta y también en la iglesia del Beato John Duns Scotus en Glasgow, Escocia.

Su historia, el relato que trazó esta festividad tan especial, se inicia en la Roma del siglo III.

El emperador Claudio II, el hombre que prohibió el matrimonio a los soldados

En el siglo III a. C el Imperio Romano se batía con numerosos problemas. El primero era la férrea incursión de los godos. Lo segundo, era una escasez de mano de obra tanto para el campo como en las filas del ejército. El emperador necesitaba por tanto soldados fuertes entregados a la causa y por ello, dictaminó una ley tan inusual como llamativa.

Prohibió a los soldados que se casaran. Según él, un hombre sin familia está más comprometido con su emperador y centrado en la batalla. El tercer problema para el Imperio, eran también los cristianos, a los cuales perseguía, torturaba y asesinaba. Fue en este contexto donde emergió con fuerza una figura muy singular.

Un sacerdote valiente

Cuadro de San Valentín

En textos como Legenda Sanctorum de Jacobus de Voragine y en la Crónica de Nuremberg, 1493 se habla de un sacerdote de gran carácter y valentía que no solo protegía a los cristianos. Además, defendía el matrimonio tradicional y casaba en secreto a los soldados con sus parejas.

Aquello alzó la ira del estado y San Valentín fue llevado ante el juez Asterio de Roma para ser juzgado. Este le indicó que si en verdad era santo, que curara la ceguera de su hija. San Valentín así lo hizo, y con ello no solo se libró de la muerte, sino que convirtió al cristianismo a Asterio y toda su familia.

No obstante, esta felicidad y el alivio por salvar la vida duró poco. Tiempo después, el emperador Claudio lo apresaría de nuevo. Estaba cansado de sus desafíos, lleno de ira ante un hombre que estaba adquiriendo una fama excesiva.

Fue rápidamente juzgado y condenado a muerte. No obstante, antes de ser martirizado, a Valentín se le permitió escribir una carta a esa joven a la que había devuelto la vista. Para muchos fue una carta de amor, para otros una despedida. Fuera como fuera, con esa misiva se asentó también la tradición del envío de cartas y notas a las personas que amamos en esta fecha.

Tras esa última concesión, el sacerdote fue golpeado públicamente con palos y piedras. Después, sería decapitado en la Puerta de Flaminia el 14 de febrero de 269 d.C. ante toda la plaza.

Geoffrey Chaucer y la tradición romántica del día de San Valentín

El historiador William Federer explica que esa visión algo dramática de San Valentín con su martirio y su final, fue suavizada gracias a los poemas de Geofrey Chaucer. Este escritor, filósofo, diplomático y poeta inglés, nos hizo asociar esta festividad con el amor cortés. Así y, de algún modo, la visión más religiosa perdió su estela original para tornarse más cercana, romántica y detallista.

Geoffrey de Chaucer nos describe en su poema Parlement of Foules (1382) cómo un amado ofrece a su amada una carta en el día de San Valentín. Más tarde, ya encontramos otros testimonios sobre cómo esta práctica fue asentándose en la corte inglesa y después en la francesa.

Así, el duque de Orléans le enviaría a su esposa una carta con un emotivo poema para recordarle su amor en esta fecha mientras se encontraba retenido en la Torre de Londres durante la batalla de Agincourt. Como vemos, la festividad de esta fecha encierra una serie de historias cuya tradición se ha mantenido firme a pesar de los siglos.

Al fin y al cabo, el amor es esa fuerza incombustible que siempre nos inspira y nos da la vida. Celebremos por tanto el San Valentín no solo cada 14 de febrero, sino cada día del año.

___________________
Fuente: La mente es maravillosa


]]>
De dónde vengo y quién soy https://www.reinadelcielo.org/de-donde-vengo-y-quien-soy/ Fri, 29 May 2015 08:12:14 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=4208

Una seguidora de de Reina del Cielo comparte con nosotros esta hermosa historia.
¡Muchas gracias! ¡Disfruten de la lectura!


Pedro era el pordiosero más pobre de la aldea. Cada noche dormía en el zaguán de una casa diferente, frente a la plaza central del pueblo.

Cada día se recostaba debajo de un árbol distinto, con la mano extendida y la mirada perdida en sus pensamientos.
Cada tarde comía de la limosna o de los mendrugos que alguna persona caritativa le acercaba.

Sin embargo, a pesar de su aspecto y de la forma de pasar sus días, Pedro era considerado por todos, el hombre más sabio del pueblo, quizás no tanto por su inteligencia, sino por todo aquello que había vivido.

Una mañana soleada, el rey en persona apareció en la plaza. Rodeado de guardias, caminaba entre los puestos de frutas y baratijas buscando nada en concreto.

Riéndose de los mercaderes y de los compradores, casi tropezó con Pedro, que dormitaba a la sombra de una encina.
Alguien le contó que estaba frente al más pobre de sus súbditos, pero también frente a uno de los hombres más respetados por su sabiduría.

Corona y espada de ReyEl rey, divertido, se acercó al mendigo y le dijo: “Si me contestas una pregunta te doy esta moneda de oro.”
Pedro lo miró, casi despectivamente, y le dijo:

“Puede quedarse vos con su moneda, ¿para qué la querría yo? ¿Cuál es su pregunta?”

Y el rey se sintió desafiado por la respuesta y en lugar de una pregunta banal, se despachó con una cuestión que hacía días lo angustiaba y que no podía resolver. Un problema de bienes y recursos que sus consejeros no habían podido solucionar.

La respuesta de Pedro fue justa y creativa. El rey se sorprendió; dejó su moneda a los pies del mendigo y siguió su camino por el mercado, meditando sobre lo sucedido.

Al día siguiente el rey volvió a aparecer en el mercado.
Ya no paseaba entre los mercaderes, fue directo a donde Pedro descansaba, esta vez bajo un olivar.
Otra vez el rey hizo una pregunta y otra vez Pedro la respondió rápida y sabiamente.
El soberano volvió a sorprenderse de tanta lucidez. Con humildad se quitó las sandalias y se sentó en el suelo frente a Pedro.

“Pedro, te necesito,” le dijo. “Estoy agobiado por las decisiones que como rey debo tomar. No quiero perjudicar a mi pueblo y tampoco ser un mal soberano. Te pido que vengas al palacio y seas mi asesor. Te prometo que no te faltará nada, que serás respetado y que podrás partir cuando quieras… por favor.”

Por compasión, por servicio o por sorpresa, el caso es que Pedro, después de pensar unos minutos, aceptó la propuesta del rey.

Esa misma tarde llegó Pedro al palacio, en donde inmediatamente le fue asignado un lujoso cuarto a escasos doscientos metros de la alcoba real. En la habitación, una tina de esencias y con agua tibia lo esperaba.

Durante las siguientes semanas, las consultas del rey se hicieron habituales.
Todos los días, a la mañana y a la tarde, el monarca mandaba llamar a su nuevo asesor para consultarle sobre los problemas del reino, sobre su propia vida o sobre sus dudas espirituales. Pedro siempre contestaba con claridad y precisión.

El recién llegado se transformó en el interlocutor favorito del rey. A los tres meses de su estancia ya no había medida, decisión o fallo que el monarca no consultara con su preciado asesor.

Obviamente esto desencadenó los celos de todos los cortesanos que veían en el mendigo-consultor una amenaza para su propia influencia y un perjuicio para sus intereses materiales.

Un día todos los demás asesores pidieron audiencia con el rey. Muy circunspectos y con gravedad le dijeron.

“Tu amigo Pedro, como tú le llamas, está conspirando para derrocarte.”

“No puede ser” dijo el rey. “No lo creo.”

El Rey y el mendigo“Puedes confirmarlo con tus propios ojos,” dijeron todos. “Cada tarde a eso de las cinco, Pedro se escabulle del palacio hasta el ala Sur y en un cuarto oculto se reúne a escondidas, no sabemos con quién. Le hemos preguntado a dónde iba alguna de esas tardes y ha contestado con evasivas. Esa actitud terminó de alertarnos sobre su conspiración.”

El rey se sintió defraudado y dolido. Debía confirmar esas versiones.

Esa tarde a las cinco, aguardaba oculto en el recodo de una escalera.
Desde allí vio cómo, en efecto, Pedro llegaba a la puerta, miraba hacia los lados y con la llave que colgaba de su cuello abría la puerta de madera y se escabullía sigilosamente dentro del cuarto.

“¿Lo vísteis?” gritaron los cortesanos, “lo vísteis?”

Seguido de su guardia personal el monarca golpeó la puerta.

“¿Quién es?” dijo Pedro desde adentro.

“Soy yo, el rey,” dijo el soberano. “Ábreme la puerta.”
Pedro abrió la puerta.

No había nadie allí, salvo Pedro.

Ninguna puerta, o ventana, ninguna puerta secreta, ningún mueble que permitiera ocultar a alguien.

Sólo había en el suelo un plato de madera desgastado; en un rincón una vara de caminante y un crucifijo; en el centro del cuarto, una túnica raída colgando de un gancho del techo.

“¿Estás conspirando contra mí, Pedro?” preguntó el rey.

“¿Cómo se le ocurre, majestad?” contesto Pedro. “De ninguna forma, ¿por qué lo haría?”

“Pero vienes aqui cada tarde en secreto. ¿Qué es lo que buscas si no te ves con nadie? ¿Para qué vienes a este cuchitril a escondidas?”

Pedro sonrió y se acercó a la túnica raída que pendía del techo. La acarició y le dijo al rey:

“Hace sólo seis meses cuando llegué, lo único que tenía era esta túnica, este plato y esta vara de madera” dijo Pedro.
“Ahora me siento tan cómodo en la ropa que visto, es tan confortable la cama en la que duermo, es tan halagador el respeto que me vos me dáis y tan fascinante el poder que regala mi lugar a vuestro lado… que vengo cada día para estar seguro de no olvidarme de dónde vine y quién soy, y vengo a agradecérselo al Señor.”

]]>