orar – Reina del Cielo https://www.reinadelcielo.org Fri, 06 Dec 2024 19:10:45 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.3.9 Oraciones para Adviento y Navidad https://www.reinadelcielo.org/oraciones-para-adviento-y-navidad/ Fri, 06 Dec 2024 09:50:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=10771 ]]>

Nuestra forma de preparar el corazón, para encontrarnos con Dios hecho un niño, es ponernos en oración y dejar que Él, con su presencia, ilumine nuestras vidas.

Aquí encontrarás una forma adecuada para meditar la Palabra de Dios, reflexionar y orar.

También puedes descargarte las oraciones en formato PDF, aquí


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Ora y labora https://www.reinadelcielo.org/ora-y-labora/ Fri, 12 Jul 2024 10:43:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=325 La oración y el trabajo son la forma en que Dios nos pide vivir la vida, en términos prácticos. Pero es importante ampliar el sentido de ambos términos, ya que llegado un punto oración y trabajo se funden hasta formar un mismo diálogo con Dios.

Orar no es sólo el acto de dedicar un espacio de nuestra vida diaria para dialogar con Dios en forma directa, o por medio de sus intercesores (la Virgen María, los ángeles y los santos). Si bien es cierto que las oraciones que cada uno de nosotros realiza son la base del diálogo con Dios, no olvidemos que la Santa Misa es la oración perfecta. Tener la Presencia Eucarística del Señor es un regalo que no podemos desaprovechar: debemos buscar expandir nuestra necesidad del Cuerpo de Jesús más allá del día domingo, ya que El no nos pone limitaciones a darse en forma diaria a nosotros.

orar y trabajar

Pero orar tiene un sentido más amplio aún: Dios espera que tengamos conciencia práctica de Su Presencia durante todo nuestro día, ya que Él se manifiesta desde lo pequeño hasta lo grande. Cuando tomamos conciencia durante el día de que una tentación se apodera de nosotros (¡y ocurre muy a menudo!) debemos detenernos y ver la situación desde los ojos de Dios. Ese simple gesto es una poderosa oración al Señor. Si además podemos hacer en ese instante una oración interior (yo suelo rezar un Ave María, la oración a San Miguel Arcángel o una invocación a la ayuda del Padre Pío o San Benito), entonces tendremos un doble gesto de unión con la Voluntad Divina, la Voluntad de Dios.

¿Cuántas veces al día podemos, de este modo, pensar en Dios?. Una vez más, Dios no nos pone límites, somos nosotros los que acotamos nuestras acciones. Si llegamos al extremo de poder vivir repitiendo muchas veces al día los pensamientos hacia Dios, o las invocaciones a Su ayuda, nos daremos cuenta que empezamos a vivir en unión con Dios. Y de a poco nuestra vida empezará naturalmente a cambiar, ya que será muy difícil caer en las tentaciones que irreversiblemente el mundo nos pone en el camino, como prueba. De este modo, tendremos una vida de completa oración, ya que tener a Dios presente es orar, y es una oración muy poderosa para nuestra sanación interior,

¿Pero qué hacemos primordialmente nosotros durante el día?. ¡Trabajamos!. Nuestra vida cotidiana es trabajo. De este modo, si tenemos a Dios presente, orar se transforma en trabajar y trabajar se transforma en orar.

ora et labora

Para aquellos a quienes por sus responsabilidades de trabajo o estudio no quedan muchos momentos disponibles para la oración formal, va la tranquilidad de saber que trabajar con Dios presente, ¡es orar también!.

Y para aquellos que dedican varias horas del día a la oración, y sienten que contribuyen poco a las cosas cotidianas del mundo, va la tranquilidad de saber que orar con el corazón es trabajar. ¡y nada menos que para la Viña del Señor!.

De este modo se unen el trabajo y la oración, ya que cuando se vive para y por Dios, conscientes de Su Presencia en lo cotidiano, entregándonos totalmente a El, todo lo que se hace es un diálogo permanente con el Señor.

Así, conscientes vivamente de la acción sensible de Dios en cada acto de nuestra vida, orar es trabajar y trabajar es orar.

¡Ora y labora, la unión perfecta de nuestra vida a la Voluntad de Dios, la unión indisoluble a los corazones de Jesús y María!


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Oraciones Tradicionales https://www.reinadelcielo.org/oraciones-tradicionales/ Tue, 09 Jul 2024 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=190 Padre Nuestro

Padre nuestro que estás en los Cielos; santificado sea Tu Nombre; venga a nosotros Tu Reino; hágase Tu Voluntad así en la tierra como en el Cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.
Amén.

 

Credo

Cruz de JesúsCreo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del Cielo y de la Tierra. Creo en Jesucristo Su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo; nació de Santa María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato; fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día resucitó entre los muertos; subió a los Cielos; está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso, desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo; la Santa Iglesia Católica, la Comunión de los Santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne, la vida eterna.
Amén.

 

Ave María

Dios te salve María; llena eres de Gracia; el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el Fruto de tu vientre Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.

 

Gloria

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.

 

Pésame

pensarPésame Dios mío y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido. Pésame por el infierno que merecí y por el Cielo que perdí, pero mucho más me pesa porque pecando ofendí a un Dios tan bueno y tan grande como Vos. Antes querría haber muerto que haberos ofendido, y propongo firmemente no pecar más y evitar todas las ocasiones próximas de pecado.
Amén.

 

Anima Christhi (Alma de Cristo)

Alma de Cristo santifícame
Cuerpo de Cristo sálvame
Sangre de Cristo embriágame
Agua del costado de Cristo lávame
Pasión de Cristo confórtame
oh, Buen Jesús óyeme
dentro de Tus Llagas escóndeme
no permitas que me aparte de Ti
del maligno enemigo defiéndeme
en la hora de mi muerte llámame
y mándame ir a Ti
para que con Tus Santos te alabe
por los siglos de los siglos.
Amén.

 

Salve

Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra. Dios te Salve, a ti llamamos los desterrados hijos de Eva. A ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos. Y después de este destierro muéstranos a Jesús, Fruto Bendito de tu Vientre.

¡Oh Clementísima! ¡Oh piadosa! ¡Oh Dulce Virgen María!. Ruega por nosotros pecadores, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.

 

Bendita sea tu pureza

Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A ti Celestial Princesa, Oh Virgen Sagrada María, yo te ofrezco en este día alma, vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes Madre mía.
Amén.

 

El Magnificat,
el canto de María
(Lucas 1, 46-55)

MagnificatMi alma canta la grandeza del Señor, y mi Espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque Él miró con bondad la pequeñez de tu servidora.

En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡Su Nombre es Santo!
Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. Desplegó la fuerza de Su Brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes.
Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, Su servidor, acordándose de Su Misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre.
Amén.

 

Regina Coeli (Reina del Cielo)

Reina del cielo, alégrate, aleluya,
porque el que mereciste engendrar, aleluya,
resucitó como lo había dicho, aleluya.
Ruega por nosotros a Dios, aleluya.
Regocíjate y alégrate, Virgen María, aleluya,
porque verdaderamente resucitó el Señor, aleluya.

 

Oración por las almas del purgatorio
(Santa Gertrudis)

Padre Eterno, te ofrezco la Preciosísima Sangre de Tu Divino Hijo, Jesucristo, en unión con todas las Misas que se celebran en el mundo entero en este día, por todas las Benditas Ánimas del Purgatorio, por los pecadores en todas partes, por los pecadores en la Iglesia universal, por aquéllos en mi casa y en mi familia.
Amén.

 

Oración a los Ángeles Custodios

Angel de la guarda
dulce compañía
no me desampares
ni de noche ni de día
hasta que me entregues
en los brazos de Jesús y de María

Con tus alas me persigno
y me abrazo de la Cruz
y en mi corazón me llevo
al dulcísimo Jesús.

 

Oración de los Pastoricitos
(entregada por el Arcángel San Miguel a los tres niños en Fátima)

Pastorcitos de FátimaOh Dios mío, yo creo, espero, adoro y os amo. Y os pido perdón por todos los que no creen, no esperan, no adoran y no os aman. (tres veces).
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, os adoro profundamente, y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Alma, Sangre y Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los Tabernáculos de la tierra, en expiación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con las que El mismo es ofendido.
Y por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y por la intercesión del Inmaculado Corazón de María, te pido por la conversión de todos los pecadores.
Amén.

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La hora Santa https://www.reinadelcielo.org/la-hora-santa/ Fri, 01 Apr 2022 10:17:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=199 ]]> HORA SANTA
ORACIÓN

¡Oh Señor nuestro Sacramentado! Míranos aquí en Tu adorable Presencia. Venimos a bendecirte y alabarte en unión de los ángeles que invisiblemente rodean esa Hostia Divina.

Venimos a consagrarte esta Hora Santa, gozándonos de estar aquí, en Tu acatamiento, a gustar de Tu compañía y a conversar contigo, que tienes palabras de vida eterna.

Sí, Dios nuestro. Quisiéramos contemplarte a través de esa Hostia Santa con el tiernísimo afecto con que os miraba tu Madre: con aquella devoción con que os seguían tus discípulos, y muy singularmente el Discípulo Amado, cuando la noche de la Cena reclinó su cabeza sobre tu ardiente Corazón.

Nos sentimos felices de hallarnos junto a Ti, y queremos aprovechar todos los momentos de esta Hora Santa para hacerte compañía, que tu presencia nos hace tan agradable. Concédenos, oh Jesús, no dormirnos, como se durmieron tus apóstoles la noche tristísima de tu agonía en el Huerto de los Olivos.

Míranos, Señor; somos tus hijos, a quienes tantas veces habéis alimentado con tu mismo Cuerpo y Sangre.

¡Señor! Vuelve hacia nosotros tus ojos misericordiosos; pon en nuestros pensamientos una ráfaga de la luz de tu Rostro, y en nuestros corazones una centellita siquiera del fuego que abrasa tu dulcísimo Corazón.

Concédenos, oh Jesús, sentir hondamente la verdad de aquellas palabras del Real Profeta: “es mejor una hora en tu Casa, que mil años en compañía de los pecadores”.

ACTO DE REPARACIÓN

consgración a Dios (ft img)

Divino Salvador de las almas: cubiertos de confusión nuestros rostros nos arrodillamos en tu presencia soberana, dirigiendo una mirada al solitario Tabernáculo, donde permaneces cautivo de amor, nuestros corazones se conmueven al contemplar la soledad y olvido en que os tienen tus criaturas. ¿Habréis derramado en balde vuestra Sangre bendita? ¿Será inútil tanto amor? Pero ya que nos has permitido esta noche unir nuestras reparaciones a las tuyas, y acompañarte en tu Sacramento, donde Tu, que sois el Sol del mundo, irradias silenciosamente sobre nosotros a todas las horas la luz de la verdad, el calor del amor divino, la belleza de lo sobrenatural y la fecundidad generosa de todo bien; ya que te has dignado escogernos de entre todos los hombres para gozar de tu compañía y amistad, permítenos por los que no os bendicen o blasfeman de Ti, oh pacientísimo Señor Jesús, adorarte por todos aquellos que os tienen olvidado, e implorar para ellos de la infinita misericordia de tu Corazón indulgencia para sus olvidos y para sus crímenes.

· Oh Jesús! Por nuestros pecados, los de nuestros padres, hermanos y amigos, y por los del mundo entero: Perdón, Señor, perdón.

· Por las infidelidades y sacrilegios, por los odios y rencores: Perdón, Señor, perdón.

· Por las blasfemias; por la profanación de los días santos: Perdón, Señor, perdón.

· Por las impurezas y escándalos: Perdón, Señor, perdón.

· Por los hurtos e injusticias, por las debilidades y respetos humanos: Perdón, Señor, perdón.

· Por las desobediencias a la Santa Iglesia: Perdón, Señor, perdón.

· Por los crímenes de los esposos, las negligencias de los padres y las faltas de los hijos: Perdón, Señor, perdón.

· Por los atentados contra el Romano Pontífice: Perdón, Señor, perdón.

· Por las persecuciones levantadas contra los obispos, sacerdotes, religiosos y sagradas vírgenes: Perdón, Señor, perdón.

· Por los insultos a vuestras imágenes, profanación de los templos, abuso de los Sacramentos y ultrajes al Augusto Tabernáculo: Perdón, Señor, perdón.

· Por los crímenes de la prensa impía y blasfema, y por las horrendas maquinaciones de las sectas tenebrosas: Perdón, Señor, perdón.

· Por los justos que vacilan, por los pecadores que resisten a la gracia, y por todos los que sufren: ¡Piedad, Señor, piedad!

¡Perdón, Señor, y piedad por el más necesitado de vuestra gracia; que la luz de tus divinos ojos no se aparte jamás de nosotros; encadena a la puerta del Tabernáculo nuestros inconstantes corazones; danos a sentir algo del calor divino de tu Pecho, y que nuestras almas se derritan de amor y arrepentimiento. Amén

MEDITACIONES

I. Tu me llamas, ¡oh Jesús!, para ser testigo de tu agonía; yo lo deseo con ardor. Tu me mandas que vele y ore contigo durante esta hora: yo lo deseo de todo corazón pero, ¡ay!, conocida os es mi debilidad. Sosténme. Sin Ti seria más débil aún de lo que fueron tus Apóstoles. ¡Oh alma mía, no pierdas un momento de hora tan preciosa y santa! Con el Corazón de Jesús, adora al Eterno Padre. Yo vengo, ¡Dios eterno e infinitamente Santo!, a postrarme en compañía de tu querido Hijo delante de vuestra suprema Majestad, y anonadarme en presencia de tu grandeza; os ofrezco su agonía, y los intensos dolores de su Corazón para satisfacer a tu justicia y llorar mis pecados y los de todos los hombres, y, a fin de que te sea mi oración más agradable, la uno a la que hizo Jesús en el huerto.

II. Para comprender el dolor que sintió Jesucristo en el huerto de Getsemaní, sería necesario penetrar la grandeza de su amor. Amaba infinitamente a su Eterno Padre, y le veía ultrajado cruelmente por los hombres. Amaba profundamente a los hombres y los veía criminales y destinados a suplicios eternos. ¡Qué desconsolador para el más sensible de los corazones! ¿Qué le sugirió su infinito amor? Reparar los ultrajes hechos a su Padre, redimir y librar a los hombres de los castigos merecidos, poniéndose en lugar de ellos para sobrellevar el rigor de los suplicios que merecían. «Todos los hombres juntos no son capaces, ¡oh Padre mío!, de satisfacer a vuestra justicia, e indignas son de Ti las víctimas que podrán ofreceros; aquí me tienes, pues, dice Jesús: «Tu no rechazarás este holocausto. Herid, omnipotente Dios; tu justicia ultrajada sea satisfecha y el pecado del hombre expiado.» El Padre acepta la ofrenda de su Hijo; le carga con todas las iniquidades de los hombres, y desde entonces ya no le mira como el objeto de sus complacencias, sino como víctima cargada con todos los pecados del mundo. En ese mismo instante se siente Jesucristo como oprimido por el peso formidable de nuestras iniquidades. ¡Qué horrible y qué amargo cáliz para el Santo de los Santos! ¿Lo beberá? En cuanto le acerca a sus labios, su alma siente dolor, cae en mortal tristeza, le abruman la angustia y el tedio, y de él se apodera el terror. «Padre mío, exclama, desviad de mí este cáliz»; sin embargo de ello, Jesús bebe el cáliz de la amargura. Crece el dolor y quiere compartirlo con tres de sus Apóstoles: «Mi alma, les dice, está mortalmente triste; velad, pues, y orad conmigo.»

III. ¡Oh, qué horrores se le presentan a los ojos! Ve todos los poderes del infierno desencadenados contra él, y a todos los pecadores armados contra su sagrada persona. Ve acercarse las iniquidades del mundo; vendido por uno de sus discípulos, negado por otro y abandonado de todos. Ve las cadenas, los azotes, los clavos, las espinas y la cruz que le preparan y cargan sobre sus débiles hombros, y camina por el calvario hasta el monte, donde, clavado en el madero, exclama: «Perdónalos, porque no saben lo que hacen.» «Padre mío, Padre mío, en tus manos encomiendo mi espíritu.»

¡Oh Jesús mío, crucificado por mis culpas en ese madero de ignominia! Perdóname, porque, arrepentido, me postro a tus plantas llorando mis pecados. Cuando contemplo tu Corazón derramando sangre divina, tiembla mi alma pecadora; cuando veo tus pies y tus manos clavados y tu sagrada cabeza cubierta de espinas, me confundo y anonado, porque yo fui la causa de tu dolor.

Oración joven(ft img)

IV. Considera, alma mía, que un Dios adorado en el cielo por los Angeles es ultrajado en la tierra por los pecadores; un Dios de infinita grandeza, es clavado en una cruz; en el cielo, delicias; aquí, sudor de sangre. ¡Oh Jesús, tanto como habéis amado a los hombres, y los hombres no se compadecen de Ti! Tu amor a nosotros fue tanto, que quisiste quedarte en la Sagrada Eucaristía para consolarnos y fortalecernos. Haz, Señor, que todos te amemos con amor puro y santo para que tu Corazón reine en el nuestro y seamos tu digna morada.

Bendito sea vuestro santo nombre en todo el universo; sea tu Sagrado Corazón amado y adorado de todos los hombres; sea tu Iglesia honrada, respetada y salga siempre victoriosa de tus enemigos; no se extinga jamás entre nosotros la antorcha de la fe, antes resplandezca con nuevo brillo; todos nuestros hermanos permanezcan unidos a la Iglesia Católica Romana; los separados de ella se conviertan a la verdad, todos los hombres respeten vuestro Evangelio, tus misterios, tus altares; y que nos sea, en fin, provechosa la sangre derramada en el Huerto y en el Calvario.

¡Oh, Salvador y Redentor mío! Haced que florezca vuestra Santa Religión y renazca la fe en las almas. No cese vuestra luz de iluminar los pueblos donde vuestra Ley ha brillado con tanto esplendor. Envíanos el ángel que vuestro discípulo amado vio atravesando el cielo con el Evangelio en la mano para evangelizar a los habitantes de la tierra y decirles: «Temed al Señor y tributadle los homenajes que le son debidos.» Danos Santos y haced que nuestro corazón sea semejante al vuestro.

¡Oh María! Hijos tuyos somos: muestra que eres nuestra Madre, reconciliándonos con tu Hijo Jesús. Angeles tutelares de esta nación, Santos protectores de nuestra amada Patria: venid en nuestro socorro, preservados del naufragio, sed nuestros intercesores para con Dios y suplicadle nos conceda sus misericordias y su amor. Sea el Corazón de Jesús conocido, amado y adorado en todo el universo. Amén.


ORIGEN DE LA HORA SANTA

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La hora santa es una practica de origen divino. En una de sus apariciones a Santa Margarita María de Alacoque Jesús le dijo; “Todas las noches del jueves al viernes te haré participar de la mortal tristeza que quise padecer en el Huerto de los Olivos; tristeza que te reducirá a una especie de agonía más difícil de soportar que la muerte. Y para acompañarme en aquella humilde plegaria, que entonces presenté a mi Padre, te postrarás con la faz en tierra, deseosa de aplacar la cólera divina y en demanda de perdón por los pecadores”.

Pío XI, al comienzo del año Santo, exhortó al ejercicio de la Hora Santa como un “obligado y amoroso recuerdo de las amargas penas que el Corazón de Jesús quiso soportar para la salvación de los hombres”. Ya antes, en su carta encíclica sobre la expiación que todos deben al Sagrado Corazón de Jesús “Miserentissimus Redemptor” (8-V-1928) señaló: el Corazón de Jesús “para reparar las culpas recomendó esto, especialmente grato para El: que usasen las súplicas y preces durante una hora (que con verdad se llama Hora Santa), ejercicio de piedad no sólo aprobado, sino enriquecido con abundantes gracias espirituales”. En otra ocasión explicó que “su fin principalísimo es recordar a los fieles la pasión y muerte de Jesucristo, e impulsarles a la meditación y veneración del ardiente amor por el cual instituyó la Eucaristía (memorial de su pasión), para que purifiquen y expíen sus pecados y los de todos los hombres”. (21-III-1933).

Se trata por tanto de dedicar una hora a meditar los misterios cuando Cristo se sintió sólo y débil, como nosotros, y pide al Padre aparte el cáliz. Una hora para acompañarle, como el Ángel del huerto, en cuanto podemos, místicamente, junto al sagrario. Es una hora para volcar en su Sagrado Corazón todos nuestros afanes y sufrimientos, y recibir su gracia para sobrellevarlos. Una hora en definitiva, para agradecer su sacrificio y aprender de El.

PRÁCTICA DE LA HORA SANTA

Muchas personas no practican esta devoción porque envuelve un gran sacrificio. Esta devoción no es obligatoria. Pío XI facilitó el tiempo para la Hora Santa al fijarlo desde la puesta del sol hasta su salida, aunque la hora más indicada es la de once a doce en la noche del jueves a viernes. Cualquier lugar es válido aunque es preferible la Iglesia y ante el sagrario a ser posible.

En cuanto a las oraciones, no hay nada fijo establecido, pero a juzgar por las palabras de Nuestro Señor a santa Margarita, lo más propio parece ser la meditación de su amarga Pasión y Agonía, su grandísima humillación, su infinito amor no correspondido, y los ultrajes hechos a su divina Majestad.

La Hora Santa se puede llenar por tanto, con varias devociones, como por ejemplo: leer por espacio de quince minutos la agonía de Nuestro Señor y luego meditar otros tantos minutos lo leído; o hacer el devoto ejercicio del Vía Crucis o del Rosario doloroso. Sea cual sea la devoción elegida lo importante es que debe ofrecerse todo ello por la conversión de los pecadores, tal y como Jesús mismo manifestó a santa Margarita.


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Hágase Tu Voluntad https://www.reinadelcielo.org/h%e2%a8%a1se-tu-voluntad/ Fri, 17 Jul 2020 10:37:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=281 ¿Cuántas veces hemos rezado “hágase Tu Voluntad, así en la tierra, como en el Cielo”? ¿Y hemos realmente entendido el profundo sentido de esta oración hecha por Jesús, Dios hecho Hombre, a Su Padre?

Quizás hemos escuchado alguna vez que el crecimiento espiritual verdadero pasa por borrar nuestro ego, llegar a la muerte de nuestro yo, vencer a nuestra propia voluntad, reemplazándola por nuestra total entrega a la Voluntad de Dios. Ser instrumentos de Dios en la tierra implica vencer a nuestro propio interés, haciendo que nuestros pensamientos y nuestras acciones estén totalmente inspiradas por la Voluntad Divina, por el deseo de obrar en beneficio del interés de Dios, ya no el nuestro. Sin dudas que esto implica dejar atrás todos los apegos que tenemos al mundo, ya que por allí pasa toda la manifestación de nuestro interés personal. Cuando uno llega a entender que sólo Dios cuenta, entiende que ni siquiera los afectos más profundos por nuestros seres queridos, pueden ser interpuestos a la realización de la Voluntad de Dios. ¿Por qué?. Porque solo Dios Es, solo Dios cuenta. Todo lo demás debe ser puesto a Su entera disposición, a Su Voluntad, uniendo nuestro querer al querer de Dios, haciendo que nuestro interés personal sea reemplazado por el interés de Dios.

¿Cuántas veces al día nos miramos a nosotros mismos desde los ojos de Dios?. ¿Entendemos que somos hijos, de entera Realeza, del mismo Dios?. Si actuamos haciendo honor a nuestro origen Real, somos verdaderos instrumentos de nuestro Creador, somos una manifestación de Él en la tierra.

Por eso, cuando recemos “hágase Tu Voluntad, así en la tierra como en el Cielo”, entendamos que estamos invitando a nuestro propio interés a desvanecerse, para poder nadar a pleno en el Divino Querer del mismo Dios, para compartir con Él Su Realeza, para ser parte de Su Reino, al unirnos plenamente a Su Voluntad, así en la tierra como en el Cielo.

Agradezco a los escritos de Luisa Picarreta (entregados a ella por el mismo Jesús) por haberme inspirado en este texto, primera meditación dedicada a la Reina del Cielo. María se unió a la Voluntad de Dios durante toda su vida, transformándose en un fiel reflejo del Divino Querer, de la Voluntad del Creador..

La biografía de Luisa Picarreta se encuentra publicada en nuestra sección libros electrónicos.


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Oraciones para la Cena de Navidad https://www.reinadelcielo.org/oraciones-para-la-cena-de-navidad/ Fri, 20 Dec 2019 09:26:38 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=5901 En familia compartimos la mesa, en torno al Niño Dios que viene a salvarnos. Con estas oraciones bendecimos nuestra cena.

Encendemos un cirio en medio de la mesa, como signo de la presencia de Jesús entre nosotros. Y le damos gracias a Dios por habernos enviado a su Hijo Jesucristo.

  • Gracias Padre, que nos amaste tanto que nos diste a tu Hijo.
    Señor, te damos gracias.
  • Gracias Jesús por haberte hecho niño para salvarnos.
    Señor, te damos gracias.
  • Gracias Jesús, por haber traído al mundo el amor de Dios.
    Señor, te damos gracias.
  • Señor Jesús, Tú viniste a decirnos que Dios nos ama y que nosotros debemos amar a los demás.
    Señor, te damos gracias.
  • Señor Jesús, Tú viniste a decirnos que da más alegría el dar que el recibir,
    Señor, te damos gracias.
  • Señor Jesús, Tú viniste a decirnos que lo que hacemos a los demás te lo hacemos a Ti.
    Señor, te damos gracias.
  • Gracias María, por haber aceptado ser la Madre de Jesús.
    María, te damos gracias.
  • Gracias San José, por cuidar de Jesús y María.
    San José, te damos gracias.

Gracias Padre por esta Noche de Paz, Noche de Amor, que Tú nos has dado al darnos a tu Hijo, te pedimos que nos bendigas, que bendigas estos alimentos que dados por tu bondad vamos a tomar, y bendigas las manos que los prepararon, por Cristo Nuestro Señor,

Amén.

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Oración de la familia ante el Nacimiento en la Nochebuena (Antes de las 12)

Lector 1:
Querido Padre, Dios del cielo y de la tierra:

Niño Jesús

En esta noche santa te queremos dar gracias por tanto amor. Gracias por nuestra familia y por nuestro hogar. Gracias por las personas que trabajan con nosotros.

Bendícenos en este día tan especial en el que esperamos el nacimiento de tu Hijo. Ayúdanos a preparar nuestros corazones para recibir al Niño Jesús con amor, con alegría y esperanza. Estamos aquí reunidos para adorarlo y darle gracias por venir a nuestro mundo a llenar nuestras vidas.

Hoy al contemplar el pesebre recordamos especialmente a las familias que no tienen techo, alimento y comodidad. Te pedimos por ellas para que la Virgen y San José les ayuden a encontrar un cálido hogar.

Lector 2:
Padre bueno, te pedimos que el Niño Jesús nazca también en nuestros corazones para que podamos regalarle a otros el amor que Tu nos muestras día a día. Ayúdanos a reflejar con nuestra vida tu abundante misericordia.
Que junto con tus Ángeles y Arcángeles vivamos siempre alabándote y glorificándote.

(En este momento alguien de la familia pone al Niño Jesús en el pesebre o si ya esta allí se coloca un pequeño cirio o velita delante de El).

Lector 3:
Santísima Virgen Maria, gracias por aceptar ser la Madre de Jesús y Madre nuestra, gracias por tu amor y protección. Sabemos que dia a dia intercedes por nosotros y por nuestras intenciones, gracias Madre.

Querido San José, gracias por ser padre y protector del Niño Jesús, te pedimos que ruegues a Dios por nosotros para que seamos una familia unida en el amor y podamos ser ejemplo de paz y reconciliación para los demás.
Amén

Rezar: 1 Padre Nuestro, 1 Ave Maria, 1 Gloria

Fuente: Navidad es Jesús

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Padre Celestial, gracias por enviar a Tu Hijo Jesús a la tierra. No sólo celebramos su nacimiento en un pesebre, sino también la razón de Su venida – Su muerte en la cruz. Te damos gracias por proveer vida eterna a cada uno de los que aceptan Su regalo de salvación.

Padre, te doy gracias por mi familia. La vida no es siempre fácil para nosotros, pero sabemos que Tú siempre estás con nosotros. Como dice Tu Palabra, Tú nunca nos dejarás ni nos abandonarás. Gracias por el amor que nos mantiene unidos y por siempre satisfacer nuestras necesidades. Acércanos más en el año por venir. Te amamos y deseamos que nuestra celebración hoy sea memorable. En el nombre de Jesús.
Amén.

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Fuente: Catholic.net


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La luciérnaga https://www.reinadelcielo.org/la-luci%ea%b3%aeaga/ Thu, 14 Nov 2019 18:53:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=401 ]]> Una oscuridad asfixiante nos envuelve, no se ve nada alrededor, nada que nos permita comprender las realidades espirituales que permanentemente hacen refugio en nuestras mentes, en nuestra alma. Lo único que se ve y escucha hace referencia al mundo, a sus requerimientos y pretensiones. Se oyen voces que claman por diversión, por progreso, o poder, por belleza, y particularmente por dinero, más y más dinero.

En medio de ese ruido nos invade la sensación de que nuestra miserable contribución a frenar esta locura no produciría ningún efecto. Seriamos una voz ahogada por tanto grito, un clamor ridiculizado, sepultado bajo toneladas de risotadas y miradas intimidatorias. La idea repiquetea en nuestra cabeza, como un aguijón que no nos permite dormir en paz. Y sin embargo, nos vemos a nosotros mismos unidos a ese carnaval de vanidades, y confundidos por tanta búsqueda desenfrenada, ahogamos nuestra conciencia y nos dejamos arrastrar.

El Señor nos dijo que cuando quisiéramos orar, debíamos cerrar la puerta de nuestra habitación y, a solas, hablar con El. Esta verdad Evangélica es y seguirá siendo la mayor clave para la oración contemplativa, para logar el encuentro con el Señor que habita dentro de nosotros. El sabe muy bien que debemos salirnos del ruido del mundo para poder dialogar como amigos, como hermanos, de corazón, a Corazón.

Y es en ese encuentro interior donde veo a la luciérnaga invitándome a comprenderla, a seguirla. Este pequeño insecto, fruto de la Creación, tiene la increíble capacidad de producir luz. Es como un pequeño faro nocturno que se enciende y se apaga, dando a las noches más oscuras la hermosa textura de su presencia destacándose sobre un telón negro y profundo.

La luciérnaga es pequeña, y sin embargo se la puede ver claramente, destacándose a la distancia. En realidad, su mérito no es tanto la luz que emana de su pequeño cuerpo de tanto en tanto, sino el de atreverse a brillar pese a estar envuelta en la oscuridad de la noche. Este pequeño animal nos recuerda que aún en medio de la noche más profunda hay una esperanza de claridad, de luminosidad. Así, la atención de todas las miradas se dirige a ella sin dudar, porque en medio de tanta sombra, no hay otra cosa que atraiga nuestra atención como su hermoso resplandor.

Nosotros, envueltos en la oscuridad del mundo, tenemos miedo de brillar. Tenemos quizás miedo de no ser vistos, o comprendidos, o de ser ahogados por la noche. Y sin embargo, como la luciérnaga, debemos brillar para que la oscuridad se abra a nuestro paso, para que el contraste entre nuestro actuar y el del mundo permita que todos vean en ello el signo del amor y la paz. No vale la timidez, el miedo, el exceso de prudencia, cuando se trata de brillar en la oscuridad. ¿Qué cosa mala nos puede pasar, si estamos brillando en Nombre de Aquel que creó todo lo que nos rodea?

La luciérnaga no se deja intimidar por la oscuridad reinante. Todo lo contrario, es en la oscuridad en que ella lleva a cabo el propósito para el que fue creada. Sin oscuridad, la luz que emite la luciérnaga no tendría ningún merito, ni sentido. Igual nosotros, que tenemos la Palabra como luz que ilumina y corta la oscuridad, debemos usarla para dar testimonio de nuestra misión en la vida.

Porque, si pasamos por este mundo sin hacer brillar la luz que nos ha dado nuestro Maestro a través de Su Palabra, ¿acaso tiene propósito la vida?


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Encontró a Cristo tras 12 años de búsqueda https://www.reinadelcielo.org/encontro-a-cristo-tras-12-anos-de-busqueda/ Sat, 20 Apr 2019 12:30:27 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=7690 ]]> Soy Emmanuelle. Es el nombre que recibí en mi bautismo. Conocí a Jesús cuando era más pequeña. Mi historia empieza junto a un portal de Belén. Solía sentarme toda la noche junto al nacimiento para contemplar al niño. Por entonces aún no le conocía, pero me sentía feliz observando la cueva del portal y el árbol de Navidad.

Con el paso de los años, decidí conocer mejor el cristianismo, pues algo me atraía hacia Cristo y sentía que Él vivía en mí, aunque no pudiera verle.

Decidí ir a la iglesia a descubrirlo. Era una pequeña iglesia armenia en Trípoli. Mis padres no sabían nada de esto. Un joven, que más tarde se convertiría en mi amigo, me ofreció una Biblia. Yo abrí una página al azar y leí este pasaje (Mateo 6:6):

“Pero tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre en secreto. Y tu Padre, que ve lo que haces en secreto, te dará tu premio. Y al orar no repitan ustedes palabras inútiles, como hacen los paganos, que se imaginan que cuanto más hablen más caso les hará Dios. No sean como ellos, porque su Padre ya sabe lo que ustedes necesitan, antes que se lo pidan. Ustedes deben orar así: ‘Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre…’”.

La oración me encantó y desde entonces no pude parar de repetirla.

Mujer orandoAsí pasó un año. Pedí al Señor que me mandara alguna señal si Él quería que yo fuera cristiana. Al día siguiente, de vuelta a casa del colegio, vi desde lejos algo brillando en el suelo. Era un pequeño icono de Cristo. Lo guardé para mí.

Pasados unos años, murió un amigo mío. Era cristiano. Tuve muchos problemas después de su muerte, la mayoría problemas emocionales y depresión. Una noche tuve un sueño en el que Cristo estaba de pie en un monte ante una multitud de gente. Entonces Él me sonreía y me decía: “Estoy llegando…”.

Me desperté de aquel sueño como si me hubiera ayudado a recuperar mis fuerzas y mis ganas de retomar mi búsqueda. Al día siguiente fui a una iglesia ortodoxa y le pedí al sacerdote que me acompañara en mi travesía, pero pronto tuve que enfrentarme con nuevos problemas que me alejaban de la Iglesia.

Caí otra vez en la depresión y otra vez me alejé de Cristo, pero Él volvió de nuevo para sacarme de mi aflicción. Siempre estaba conmigo el joven al que conocí la primera vez que fui a la iglesia y que me dio una Biblia. Así que siempre regresaba a la Iglesia gracias a él…

Me enfrenté a la persecución tanto dentro como fuera de mi familia. Aguanté palabras muy crudas, pero luché con todo mi corazón por Aquel a quien amaba.

Actué con sabiduría con mi familia, tal y como me recomendó Jesús; sus palabras eran muy claras para mí, en todos los momentos de mi vida, me susurraba al oído y me fortalecía. Decidí entrar a formar parte de organizaciones cristianas y círculos de oración. Busqué a Cristo entre mis amigos de la escuela donde estudiaba y encontré el amoroso espíritu de Cristo…

Entonces empecé a prepararme para el bautismo. Mi búsqueda de Jesús había durado 12 años y aquí me veis ahora, cristiana y miembro de la Iglesia maronita.

Solía amar a un joven que no era cristiano. Me quería mucho, pero no creía en Cristo… Yo le hablaba de mi gran amor por Cristo y de mi fuerte creencia en su gloriosa Resurrección. El chico empezó acosarme y, puestos a elegir entre él y Cristo, ¡escojo a Cristo! Escuché a Jesús que me decía: “El que pone la mano en el arado y sigue mirando atrás, no sirve para el reino de Dios”. Y continué mi camino.

Surgieron algunos problemas previos a la fecha de mi bautismo. Yo estaba cansada, pero Jesús no me abandonó.

Vi en un sueño que iba por un camino y que una luz se me aparecía y me daba dos versos del libro de Job antes de volver a desaparecer. Entonces me di cuenta de que aquel era el camino de las dificultades y los problemas, porque ese es el camino del amor.

Libro de oraciónTuve otro sueño: me encontraba en una iglesia abandonada en una zona musulmana que los cristianos abandonaron tras la guerra civil. Vi a muchas personas camino de la oración, así que entré en la iglesia. Estaba llena, pero aun así me abrí paso e intenté encontrar un asiento en el primer banco. El sacerdote dio un paso hacia mí y me sonrió, diciendo: “A ti te conozco desde hace mucho”. Era Cristo, le reconocí por la sonrisa en sus ojos…

Antes navegaba mucho por internet para conocer a personas convertidas al cristianismo. Descubrí que hay millones de personas en el mundo árabe que creen en Cristo, algunos en secreto y otros abiertamente… Me di cuenta de que la mano del Señor trabaja en la oscuridad, a pesar de las muertes y los crímenes diarios.

Elegí el nombre de “Emmanuelle”, que significa “Dios con nosotros” porque esa es la verdad.

Recé mucho el día de mi bautismo. Fue un día precioso. Sentí una felicidad que nunca antes había experimentado. No podía escuchar nada de lo que sucedía a mi alrededor, mi corazón gritaba de alegría y, así, me convertí en una persona nueva.

Hoy vivo en esta paz con mi iglesia y mis compañeros creyentes, en una comunidad donde compartimos el pan de vida que Jesús nos ofreció en la cruz y en su gloriosa Resurrección. Hoy vivo en paz mi vida gracias a la luz que ha entrado en mi corazón, gracias a Jesús, que vino a aliviarnos de nuestras cargas y darnos amor y paz… Amén.

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Fuente: Aleteia.org


 

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“El Gran Secreto”, el libro para obtener de Dios lo que pedimos https://www.reinadelcielo.org/el-gran-secreto-el-libro-para-obtener-de-dios-lo-que-pedimos/ Fri, 12 Jan 2018 13:15:30 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=10980 “El Gran Secreto”, es un libro que nos da un testimonio de al confianza y providencia con la que Dios nos trata y cuida.

El libro comienza contando lo siguiente:

Un día estaba preocupado porque no tenía dinero para pagar la matrícula en el colegio de mi hija. Era una situación muy dificil y no sabía qué hacer. Conversé con Vida, mi esposa y de pronto recordé estas palabras de Jesús: “Pedid y se os dará”.

“¡Caramba!”, me dije, “¡ésta es mi solu- ción!”

Una inspiración interior me hizo sentir que todo se resolvería. Cruzando la calle de mi casa estaba una residencia estudiantil. Allí tenían un ora- torio con el Santísimo expuesto. Resolví cruzar, para hablar con Jesús y recordarle esta promesa suya.

Aún me veo cruzando, emocionado, con la certeza que Jesús me escucharía. Me senté en una de las bancas y le dije sin preámbulos: “Mira Jesús, ya sabes que no puedo pagar la matrícula de mi hija. Ayúdame. Tú dijiste: “Pedid y se os dará”. “Y yo necesito que me ayudes. Espera…”.

Abrí mi Biblia y encontré el pasaje en Mateo 7. Se lo leí en voz alta a Jesús: “Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá”…

Puedes continuar leyendo el libro:

 

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Fuente: ISSUU


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Bendición irlandesa https://www.reinadelcielo.org/bendicion-irlandesa/ Thu, 04 Jan 2018 20:16:18 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=10983 Que guardes en tu corazón con gratitud el recuerdo precioso de las cosas buenas de la vida.

Que los caminos se abran a tu encuentro,
que el sol brille sobre tu rostro,
que la lluvia caiga suave sobre tus campos,
que el viento sople siempre a tu espalda.

Que guardes en tu corazón con gratitud
el recuerdo precioso
de las cosas buenas de la vida.

Que todo don de Dios crezca en ti
y te ayude a llevar la alegría
a los corazones de cuantos amas.

Que tus ojos reflejen un brillo de amistad,
gracioso y generoso como el sol,
que sale entre las nubes
y calienta el mar tranquilo.

Que la fuerza de Dios te mantenga firme,
que los ojos de Dios te miren,
que los oídos de Dios te oigan,
que la Palabra de Dios te hable,
que la mano de Dios te proteja,
y que, hasta que volvamos a encontrarnos,
otro te tenga, y nos tenga a todos,
en la palma de su mano.

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Fuente: Aleteia.org


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