oración de San Juan María Vianney – Reina del Cielo https://www.reinadelcielo.org Fri, 02 Aug 2024 18:52:39 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.3.9 Santo Cura de Ars https://www.reinadelcielo.org/santo-cura-de-ars/ Fri, 02 Aug 2024 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=1857 San Juan María Vianney, el Santo Cura de Ars, nació cerca de Lyon el año 1786. Tuvo que superar muchas dificultades para llegar por fin a ordenarse de sacerdote. Se le confió la parroquia de Ars, en la diócesis de Belley y la llevó adelante con una activa predicación, la mortificación, la oración y la caridad promovió, de un modo admirable, un gran crecimiento espiritual. Estaba dotado de unas cualidades extraordinarias como confesor, lo cual hacía que los fieles acudiesen a él de todas partes, para escuchar sus santos consejos.

Los padres Balley y Groboz fueron muy importantes en la vocación sacerdotal de san Juan María Vianney. Aquellos dos conocieron al santo cuando, ocultando su identidad por la gran persecución a sacerdotes y religiosas que hubo en Francia en 1790, trabajan de panadero uno y de cocinero el otro.

El Cura de Ars y la Eucaristía

A pesar de las dificultades que encofró a la hora de su formación sacerdotal, fue ordenado el 13 de Agosto de 1815. Juan Vianney fue elevado al sacerdocio, a esa inefable dignidad de la que tan frecuentemente hablaba diciendo: “El Sacerdote solo será entendido en el cielo”; tenía 29 años de edad.
Desde 1818 a 1859 fue destinado al pueblecito de Ars, que se encuentra en una planicie ondulada, que tiene en su centro una pequeña colina donde se encuentra la Iglesia, sirviéndole como de plataforma. En el 1815 consistía de unas 40 casas. Su iglesia estaba extremadamente dañada y de igual condición estaba la rectoría, que se encontraba a un lado del valle.

Los habitantes de aquél pueblo no tenían una formación firme en la fe y tenían como prioritario el vivir la vida sin demasiada preocupación por la cosas de Dios. Sin embargo, el santo cura resolvió hacer todo lo posible para remediar el estado deplorable de aquellos corazones.

Le costaba muchísimo preparar sus sermones e instrucciones. Su memoria no le ayudaba a retener lo que tenía que decir, así que pasaba noches enteras en la pequeña sacristía, en la composición y memorización de sus sermones de Domingo; en muchas ocasiones trabajaba 7 horas corridas en lo que iba a predicar. Este gran esfuerzo y la Gracia de Dios, fueron los que llevaron, poco a poco, a que aquellos parroquianos fueran abriendo, cada vez más, el corazón al Señor y así convirtieran sus vidas a Cristo.

Tan grande fue la influencia del Cura de Ars, que llegó una época donde toda taberna de Ars tuvo que cerrar sus puertas por la falta de personas. En tiempos subsecuentes, modestos hoteles se abrieron para acomodar a los extraños, y a estos el Santo Cura no se opuso.

Tanto triunfo espiritual se vio atacado por el mal, pero el Cura de Ars resistió, dando el buen combate espiritual para resistir y que siga brillando la luz de Cristo en las almas a él confiadas, en aquella parroquia.

Cura de Ars

Cuenta la historia que una mañana el demonio incendió la cama del San Juan de Ars. El santo se disponía a revestirse para la Santa Misa cuando se oyó el grito de “fuego, fuego”. El solo le dio las llaves del cuarto a aquellos que iban a apagar el fuego. Sabía que el demonio quería parar la Santa Misa y no se lo permitió. Lo único que dijo fue “El villano, al no poder atrapar al pájaro le prende fuego a su jaula”. Hasta el día de hoy los peregrinos pueden ver, sobre la cabecera de la cama, un cuadro con su cristal con las marcas de las llamas de fuego.

Finalmente, se puede decir que el santo sacerdote se pasó la vida (41 años de párroco en Ars) en una continua batalla con el pecado a través de su trabajo en el confesionario. El gran milagro de Ars era el confesionario. Miles de personas acudían al pueblo de Ars para ver al Santo Cura, pero especialmente para confesarse con él y así vivir en la plena Gracia de Dios.

Falleció el 4 de agosto de 1859, día en que se celebra, en toda la Iglesia, por los méritos de este santo cura párroco, el día del párroco

LA  ORACIÓN

El Santo Cura de Ars decía: “Hermosa obligación del hombre: orar y amar”.

Consideradlo, hijos míos: el tesoro del hombre cristiano no está en la tierra, sino en el cielo. Por esto, nuestro pensamiento debe estar siempre orientado hacia allí donde está nuestro tesoro.

El hombre tiene un hermoso deber y obligación: orar y amar. Si oráis y amáis, habréis hallado la felicidad en este mundo.

La oración no es otra cosa que la unión con Dios. Todo aquel que tiene el corazón puro y unido a Dios experimenta en sí mismo como una suavidad y dulzura que lo embriaga, se siente como rodeado de una luz admirable.

En esta íntima unión, Dios y el alma son como dos trozos de cera fundidos en uno solo, que ya nadie puede separar. Es algo muy hermoso esta unión de Dios con su pobre criatura; es una felicidad que supera nuestra comprensión.

Nosotros nos habíamos hecho indignos de orar, pero Dios, por su bondad, nos ha permitido hablar con él. Nuestra oración es el incienso que más le agrada.

Hijos míos, vuestro corazón es pequeño, pero la oración lo dilata y lo hace capaz de amar a Dios. La oración es una degustación anticipada del cielo, hace que una parte del paraíso baje hasta nosotros. Nunca nos deja sin dulzura; es como una miel que se derrama sobre el alma y lo endulza todo.

En la oración hecha debidamente, se funden las penas como la nieve ante el sol.

Otro beneficio de la oración es que hace que el tiempo transcurra tan aprisa y con tanto deleite, que ni se percibe su duración. Mirad: cuando era párroco en Bresse, en cierta ocasión, en que casi todos mis colegas habían caído enfermos, tuve que hacer largas caminatas, durante las cuales oraba al buen Dios, y creedme, que el tiempo se me hacía corto.

Hay personas que se sumergen totalmente en la oración como los peces en eI agua, porque están totalmente entregadas al buen Dios. Su corazón no esta dividido. ¡Cuánto amo a estas almas generosas! San Francisco de Asís y santa Coleta veían a nuestro Señor y hablaban con del mismo modo que hablamos entre nosotros.

Nosotros, por el contrario, ¡cuántas veces venimos a la Iglesia sin saber lo que hemos de hacer o pedir! Y, sin embargo,
cuando vamos a casa de cualquier persona, sabemos muy bien para qué vamos. Hay algunos que incluso parece como si le dijeran al buen Dios: “Sólo dos palabras, para deshacerme de ti…” Muchas veces pienso que cuando venimos a adorar al Señor, obtendríamos todo lo que le pedimos si se lo pidiéramos con una fe muy viva y un corazón muy puro.

TE AMO, OH MI DIOS

Te amo, Oh mi Dios.
Mi único deseo es amarte
Hasta el último suspiro de mi vida.
Te amo, Oh infinitamente amoroso Dios,
Y prefiero morir amándote que vivir un instante sin Ti.
Te amo, oh mi Dios, y mi único temor es ir al infierno
Porque ahí nunca tendría la dulce consolación de tu amor,
Oh mi Dios,
si mi lengua no puede decir
cada instante que te amo,
por lo menos quiero
que mi corazón lo repita cada vez que respiro.
Ah, dame la gracia de sufrir mientras que te amo,
Y de amarte mientras que sufro,
y el día que me muera
No solo amarte pero sentir que te amo.
Te suplico que mientras más cerca estés de mi hora
Final aumentes y perfecciones mi amor por Ti.
Amén.

Juan Maria Vianney
(Cura de Ars)


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Como el Cura de Ars https://www.reinadelcielo.org/como-el-cura-de-ars/ Fri, 29 Jul 2022 07:30:24 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=837 ]]>

Hablamos de San Juan Bautista María Vianney, más conocido como el Cura de Ars. Dios hizo de él algo muy especial, de hecho para mucha gente es el modelo de párroco, el párroco universal al que todos aspiramos como ejemplo de pastor que nos guía aquí, en el campo de batalla cotidiano que es el mundo.

El Curita de Ars sufrió todas las adversidades imaginables antes de ser ordenado sacerdote. Dios no lo había dotado mucho, en términos de inteligencia o capacidad de aprender, y así le costaba demasiado el idioma latín que en esa época del siglo XIX era la lengua de la Iglesia. No lograba aprobar sus exámenes en el seminario, de hecho no había mucha motivación en sus superiores para dejarlo avanzar y llegar a su ordenación sacerdotal.

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Sin embargo, era evidente que su principal virtud era una voluntad inquebrantable de llegar a ordenarse sacerdote, pese a todos los obstáculos y limitaciones que se le presentaban en el camino. A duras penas y con escasa voluntad, lo ordenaron sacerdote pero lo enviaron al peor pueblo que se podía imaginar en esa época: Ars. En la Francia de aquellos tiempos Ars no solo era un pequeño lugar, sino también uno totalmente alejado de Dios, donde iban muchos de los alrededores a hacer sus cosas poco honestas, porque allí se concentraba la diversión de la comarca.

Con tan negativas perspectivas, fue a parar como párroco de Ars nuestro nobel Juan Bautista. De inmediato empezó a trabajar y nunca cesó de hacerlo, recibiendo de Dios signos de toda clase. Con Dios hizo el Cura de Ars un equipo inquebrantable que obró de día y de noche. El Cura de Ars ponía su esfuerzo y su ignorancia, Dios ponía Su inspiración, Su Gracia y Sus milagros. El resultado fue poderoso: no sólo la conversión de Ars, sino de toda la comarca vecina.

Con el tiempo, las multitudes acudieron a Ars a confesarse y escuchar Misa, fenómeno similar al ocurrido en el siglo XX con nuestro amado Padre Pio de Pietrelcina. El Cura de Ars y el Padre Pio comparten mucho, deben pasar abundante tiempo juntos en el Cielo en la actualidad, unidos en la Comunión de los Santos. ¿Cómo es que este sacerdote pasó de ser un casi fracasado seminarista a transformarse en el modelo de Párroco universal?

Dios no quiso que él sea un gran teólogo, ni que sea particularmente inteligente, sino que sea puro de corazón. Como nuestro Papa Francisco, que no quiere grandes pompas ni vestuarios, sino hablar a nuestra gente con la sencillez del Santo de Asís, que fue tan sencillo que ni siquiera sacerdote aceptó ser. La línea entre San Francisco y el Cura de Ars es muy clara, es la sencillez del corazón que permite a Dios obrar y mostrar claramente que es El el que está detrás de todo.

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Jesús quiere que lo veamos en los sencillos, que de ese modo se transforman en simples instrumentos al servicio de Su obra. No son las grandes formalidades las que facilitan el actuar del Espíritu Santo, ni las grandes interpretaciones teológicas las que llegan al común de la gente y le hacen comprender y sentir el Amor de Dios. Son los simples actos de caridad cristiana y sencillez del corazón los que nos hacen comprender al Pobre de Nazaret, El que no tenía un lugar para reposar Su Cabeza.

Riquezas del mundo, pobrezas del alma humana, gritos de nuestro espíritu que busca sobreponerse a tanto daño infligido por el pecado original, que nos arrastra una y otra vez a las miserias de nuestro ser. Jesús nos recuerda en el Cura de Ars que no somos nada, que cuanto mas pequeños y sencillos nos hagamos, más se verá brillar Su Obra a través de nuestras manos y nuestra boca.

No nos esforcemos por ser “más”, sino todo lo contrario. ¡Menos es más! Cuando más nos humillemos a nosotros mismos, nos hagamos como un tinterillo del que Dios extrae la tinta para escribir Su Historia, más seremos dignos de ser reconocidos como trabajadores de Su Viña. Dios es artífice de nuestro destino, si es que en la negación de nosotros mismos lo dejamos brillar a El. En nuestros actos se verá entonces al Señor, porque seremos “Otros cristos”.

El Cura de Ars, como modelo de materia prima que para nada parecía servir, fue transformado en luz que alumbra los siglos e ilumina el camino de tantos. Nosotros debemos mirarlo y comprender las formas en que Dios actúa, a través de su testimonio de vida. Una y otra vez Jesús nos dice lo mismo:

“Niégate a ti mismo, toma tu cruz, y sígueme”


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Te amo oh mi Dios, canción al Santo Cura de Ars https://www.reinadelcielo.org/te-amo-oh-mi-dios-cancion-al-santo-cura-de-ars/ Wed, 18 May 2016 21:41:45 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=6933 El Grupo Magnificat, de la Diócesis de Papantla, Poza Rica de Hidalgo, Veracruz, México, comparte con nosotros una canción en honor a San Juan María Vianney, el Santo Cura de Ars.

Alma Delia Mercado, quien nos escribe, nos dice que esta canción es “una oración al Santo Cura de Ars, San Juan María Vianney, que el Señor nos ha permitido musicalizar precisamente en el año sacerdotal en el año 2010”

Alma y el Grupo Magnificat declaran que hacen “todo por el Corazón de Jesús, a través del Corazón de María”.

A continuación la canción y un audio que contiene, en primer lugar, una meditación mariana.

 

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