Novena – Reina del Cielo https://www.reinadelcielo.org Mon, 02 Dec 2024 18:09:34 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.3.9 Novena a la Inmaculada Concepción https://www.reinadelcielo.org/novena-a-la-inmaculada-concepcion/ Mon, 02 Dec 2024 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=8258 ]]> LA novena comienza el 30 de noviembre

PARA CONOCER NUESTRA NOVENA A LA INMACULADA, HAZ CLICK AQUI

Sólo a Ella Dios le concedió el privilegio de haber sido preservada del pecado original, como un regalo especial para la mujer que sería la Madre de Jesús y madre Nuestra. Ella, desde el momento en que fue concebida por sus padres, por gracia y privilegios únicos que Dios le concedió, fue preservada de toda mancha.

Aquí puedes rezar la novena en honor a la Virgen del Carmen.

Inicio de la Novena

Comenzamos rezando: Por la señal de la Santa Cruz…

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Oraciones comunes para todos los días

Postrado humildemente con una firme esperanza en Dios, y en la poderosa protección de la Santísima Virgen, comenzara diciendo: Por la señal de la Santa Cruz, etcétera.

ACTO DE CONTRICIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Señor mío Jesucristo, Dios Hombre verdadero, Creador y Redentor mío. Por ser Vos quien sois, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; propongo firmemente nunca más pecar; apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta, restituir y satisfacer, si algo debiere. Ofrézcoos mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis pecados. Y como os suplico, así confío en vuestra bondad y misericordia infinita, me los perdonaréis por los merecimientos de vuestra preciosa sangre, pasión y muerte, y me daréis gracia para enmendarme, y para perseverar en vuestro santo servicio hasta la muerte. Amén.

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Dios te salve, María, llena de gracia y bendita más que todas las mujeres, Virgen singular, Virgen soberana y perfecta, elegida por Madre de Dios y preservada por ello de toda culpa desde el primer instante de tu Concepción: así como por Eva nos vino la muerte, así nos viene la vida por ti, que por la gracia de Dios has sido elegida para ser Madre del nuevo pueblo que Jesucristo ha formado con su sangre.

A ti, purísima Madre, restauradora del caído linaje de Adán y Eva, venimos confiados y suplicantes en esta novena, para rogarte que nos concedas la gracia de ser verdaderos hijos tuyos y de tu Hijo Jesucristo, libres de toda mancha de pecado.

Acordaos, Virgen Santísima, que habéis sido hecha Madre de Dios, no sólo para vuestra dignidad y gloría, sino también para salvación nuestra y provecho de todo el género humano. Acordaos que jamás se ha oído decir que uno solo de cuantos han acudido a vuestra protección e implorado vuestro socorro, haya sido desamparado. No me dejéis, pues, a mi tampoco, porque si me dejáis me perderé; que yo tampoco quiero dejaros a vos, antes bien, cada día quiero crecer más en vuestra verdadera devoción.

Y alcanzadme principalmente estas tres gracias: la primera, no cometer jamás pecado mortal; la segunda, un grande aprecio de la virtud cristiana, y la tercera, una buena muerte. Además, dadme la gracia particular que os pido en esta novena (hacer aquí la petición que se desea obtener)

Rezar a continuación la oración del día que corresponda.

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ORACIONES FINALES PARA TODOS LOS DÍAS

Oración final

Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A ti, celestial Princesa, Virgen sagrada María, te ofrezco en este día alma, vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía. Rezar tres Avemarías.

Tu Inmaculada Concepción, oh Virgen Madre de Dios, anunció alegría al universo mundo.

ORACIÓN. Oh Dios mío, que por la Inmaculada Concepción de la Virgen, preparaste digna habitación a tu Hijo: te rogamos que, así como por la previsión de la muerte de tu Hijo libraste a ella de toda mancha, así a nosotros nos concedas por su intercesión llegar a ti limpios de pecado. Por el mismo Señor nuestro Jesucristo. Amén.

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Día Primero

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN.

Inmaculada concepción (ft img)

Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como preservaste a María del pecado, original en su Inmaculada Concepción, y a nosotros nos hiciste el gran beneficio de libramos de él por medio de tu santo bautismo, así te rogamos humildemente nos concedas la gracia de portarnos siempre como buenos cristianos, regenerados en ti, Padre nuestro Santísimo.

Meditar y rezar la oración final.

Día Segundo

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN.

Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como preservaste a María de todo pecado mortal en toda su vida y a nosotros nos das gracia para evitarlo y el sacramento de la confesión para remediarlo, así te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas la gracia de no cometer nunca pecado mortal, y si incurrimos en tan terrible desgracia, la de salir de él cuanto antes por medio de una buena confesión.

Meditar y rezar la oración final.

Día Tercero

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN.

Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como preservaste a María de todo pecado venial en toda su vida, y a nosotros nos pides que purifiquemos más y más nuestras almas para ser dignos de ti, así te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas la gracia de evitar los pecados veniales y la de procurar y obtener cada día más pureza y delicadeza de conciencia.

Meditar y rezar la oración final.

Día Cuarto

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN.

Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como libraste a María de la inclinación al pecado y le diste dominio perfecto sobre todas sus pasiones, así te rogamos humildemente, por intercesión de María Inmaculada, nos concedas la gracia de ir domando nuestras pasiones y destruyendo nuestras malas inclinaciones, para que te podamos servir, con verdadera libertad de espíritu, sin imperfección ninguna.

Meditar y rezar la oración final.

Día Quinto

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN.

María Inmaculada (ft img)

Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como, desde el primer instante de su Concepción, diste a María más gracia que a todos los santos y ángeles del cielo, así te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos inspires un aprecio singular de la divina gracia que tú nos adquiriste con tu sangre, y nos concedas el aumentarla más y más con nuestras buenas obras y con la recepción de tus Santos Sacramentos, especialmente el de la Comunión.

Meditar y rezar la oración final.

Día Sexto

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN.

Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como, desde el primer momento, infundiste en María, con toda plenitud, las virtudes sobrenaturales y los dones del Espíritu Santo, así te suplicamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas a nosotros la abundancia de estos mismos dones y virtudes, para que podamos vencer todas las tentaciones y hagamos muchos actos de virtud dignos de nuestra profesión de cristianos.

Meditar y rezar la oración final.

Día Séptimo

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN.

Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como diste a María, entre las demás virtudes, una pureza y castidad eximía, por la cual es llamada Virgen de las vírgenes, así te suplicamos, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas la dificilísima virtud de la castidad, que tantos han conservado mediante la devoción de la Virgen y tu protección.

Meditar y rezar la oración final.

Día Octavo

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN.

Inmaculada Concepción 2 (ft img)

Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como diste a María la gracia de una ardentísima caridad y amor de Dios sobre todas las cosas, así te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas un amor sincero de ti, ¡oh Dios Señor nuestro!, nuestro verdadero bien, nuestro bienhechor, nuestro padre, y que antes queramos perder todas las cosas que ofenderte con un solo pecado.

Meditar y rezar la oración final.

Día Noveno

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN.

Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como has concedido a María la gracia de ir al cielo y de ser en él colocada en el primer lugar después de Ti, te suplicamos humildemente, por intercesión de María Inmaculada, nos concedas una buena muerte, que recibamos bien los últimos Sacramentos, que expiremos sin mancha ninguna de pecado en la conciencia y vayamos al cielo, para siempre gozar, en tu compañía y la de nuestra Madre, con todos los que se han salvado por ella.

Meditar y rezar la oración final.

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Fuente: Devocionario Católico


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Novena por las almas del purgatorio https://www.reinadelcielo.org/novena-por-las-almas-del-purgatorio/ Sat, 02 Nov 2024 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=22159 Oración final para todos los días

Oh María, Madre de misericordia: acuérdate de los hijos que tienes en el purgatorio y, presentando nuestros sufragios y tus méritos a tu Hijo, intercede para que les perdone sus deudas y los saque de aquellas tinieblas a la admirable luz de su gloria, donde gocen de tu vista dulcísima y de la de tu Hijo bendito.

Oh glorioso Patriarca San José, intercede juntamente con tu Esposa ante tu Hijo por las almas del purgatorio.

V. No te acuerdes, Señor, de mis pecados. 
R. Cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
V. Dirige, Señor Dios mío, a tu presencia mis pasos.
R. Cuando vengas a purificar al mundo en fuego. 
V. Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellos la luz eterna.
R. Cuando vengas a purificar al mundo en fuego.

Padrenuestro.

V. De la puerta del infierno
R. Saca, Señor, sus almas.
V. Descansen en paz.
R. Amén.
V. Señor, oye mi oración.
R. Y llegue a ti mi clamor.

Oremos. Oh Dios mío, de quien es propio compadecerse y perdonar: te rogamos suplicantes por las almas de tus siervos que has mandado emigrar de este mundo, para que no las dejes en el purgatorio, sino que mandes que tus santos ángeles las tomen y las lleven a la patria del paraíso, para que, pues esperaron y creyeron en ti, no padezcan las penas del purgatorio, sino que posean los gozos eternos. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

V. Dales, Señor, el descanso eterno.
R. Y luzca para ellos la luz perpetua.
V. Descansen en paz.
R. Amén.

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DÍA PRIMERO 

Por la señal, etc.
Señor mío Jesucristo, etc.

Señor mío Jesucristo, que quieres que tengamos suma delicadeza de conciencia y santidad perfecta: te rogamos nos la concedas a nosotros; y a los que por no haberla tenido se están purificando en el purgatorio, te dignes aplicar nuestros sufragios y llevarlos pronto de aquellas penas al cielo. Te lo pedimos por la intercesión de tu Madre purísima y de San José.

Terminar con la oración final y el responso

DÍA SEGUNDO 

Por la señal, etc.
Señor mío Jesucristo, etc.

Señor mío Jesucristo, que eres cabeza de todos tus fieles cristianos que en ti nos unimos como miembros de un mismo cuerpo que es la Iglesia: te suplicamos nos unas más y más contigo y que nuestras oraciones y sufragios de buenas obras aprovechen a las ánimas de nuestros hermanos del purgatorio, para que lleguen pronto a unirse a sus hermanos del cielo.

Terminar con la oración final y el responso

DÍA TERCERO 

Por la señal, etc.
Señor mío Jesucristo, etc.

Señor mío Jesucristo, que a los que pecan castigas con justicia en esta vida o en la otra: concédenos la gracia de nunca pecar y ten misericordia de los que, habiendo pecado, no pudieron, por falta de tiempo, o no quisieron, por falta de voluntad y por amor del regalo, satisfacer en esta vida y están padeciendo ahora sus penas en el purgatorio; y a ellos y a todos llévalos pronto a su descanso.

Terminar con la oración final y el responso

DÍA CUARTO 

Por la señal, etc.
Señor mío Jesucristo, etc.

Señor mío Jesucristo, que exiges la penitencia aun de los pecados veniales en este mundo o en el otro: danos temor santo de los pecados veniales y en misericordia de los que, por haberlos cometido, están ahora purificándose en el purgatorio y líbralos a ellos y a todos los pecadores de sus penas, llevándoles a la gloria eterna.

Terminar con la oración final y el responso

DÍA QUINTO 

Por la señal, etc.
Señor mío Jesucristo, etc.

Señor mío Jesucristo, que a los regalados en esta vida, que no pagaron por su culpa o no tuvieron bastante caridad con el pobre, castigas en la otra con la penitencia que aquí no hicieron: concédenos las virtudes de la mortificación y de la caridad y acepta misericordioso nuestra caridad y sufragios, para que por ellos lleguen pronto a su descanso eterno.

Terminar con la oración final y el responso

DÍA SEXTO 

Por la señal, etc.
Señor mío Jesucristo, etc.

Señor mío Jesucristo, que quisiste que honrásemos a nuestros padres y parientes y distinguiésemos a nuestros amigos: te rogamos por todas las ánimas del purgatorio, pero especialmente por los padres, parientes y amigos de cuantos hacemos está novena, para que logren el descanso eterno.

Terminar con la oración final y el responso

DÍA SÉPTIMO 

Por la señal, etc.
Señor mío Jesucristo, etc.

Señor mío Jesucristo, que a los que no se preparan a tiempo para la muerte, recibiendo bien los últimos sacramentos y purificándose de los residuos de la mala vida pasada, los purificas en el purgatorio con terribles tormentos: te suplicamos, Señor, por los que murieron sin prepararse y por todos los demás, rogándote que les concedas a todos ellos la gloria y a nosotros recibir bien los últimos sacramentos.

Terminar con la oración final y el responso

DÍA OCTAVO 

Por la señal, etc.
Señor mío Jesucristo, etc.

Señor mío Jesucristo, que a los que vivieron en este mundo demasiado aficionados a los bienes terrenales y olvidados de la gloria, los retienes apartados del premio, para que se purifiquen de su negligencia en desearlo: calma, Señor misericordioso, sus ansias y colma sus deseos, para que gocen pronto de tu presencia, y a nosotros concédenos amar de tal manera los bienes celestiales, que no deseemos desordenadamente los
terrenos.

Terminar con la oración final y el responso

DÍA NOVENO 

Por la señal, etc.
Señor mío Jesucristo, etc.

Señor mío Jesucristo, cuyos méritos son infinitos y cuya bondad es inmensa: mira propicio a tus hijos que gimen en el purgatorio anhelando la hora de ver tu faz, de recibir tu abrazo, de descansar a tu lado y; mirándolos, compadécete de sus penas y perdona lo que les falta para pagar por sus culpas. Nosotros te ofrecemos nuestras obras y sufragios, los de tus Santos y Santas; los de tu Madre y tus méritos; haz que pronto salgan de su cárcel y reciban de tus manos su libertad y la gloria eterna.

Terminar con la oración final y el responso

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Fuente: Devocionario Católico


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Oraciones para pedir a Dios por tus difuntos https://www.reinadelcielo.org/oraciones-para-pedir-a-dios-por-tus-difuntos/ Wed, 30 Oct 2024 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=10618 ]]>

“Una flor sobre su tumba se marchita, una lágrima sobre su recuerdo se evapora. Una oración por su alma, la recibe Dios”, decía San Agustín. Cada 2 de noviembre la Iglesia recuerda con mucho cariño a los fieles difuntos y por ello te recomendamos estas oraciones por las almas de tus familiares que ya partieron a la Casa del Padre.

Por un niño

Señor, tú que conoces nuestra profunda tristeza por la muerte del (de la) niño(a) N., concede a quienes acatamos con dolor tu voluntad de llevártelo(a), el consuelo de creer que vive eternamente contigo en la gloria. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Por un joven

Ángel orando 2

Concede, Señor, la felicidad de la gloria eterna a tu siervo(a) N. a quien has llamado de este mundo cuando el vigor de la juventud embellecía su vida corporal; muestra para con él (ella) tu misericordia y acógelo(a) entre tus santos en el canto eterno de tu alabanza.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Por los padres y abuelos

¡Oh Dios! Nos mandaste honrar padre y madre. Por tu misericordia, ten piedad de mi padre (madre) y no recuerdes sus pecados. Que yo pueda verlo (la) de nuevo en el gozo de eterno fulgor. Te lo pido por Cristo nuestro Señor. Amén.

En caso de accidente o suicidio

Escucha, Señor, las súplicas de tu pueblo unidas a las lágrimas de dolor que sentimos por la muerte inesperada de nuestro(a) hermano(a) N., y haz que alcance tu misericordia y goce para siempre de la luz de aquella patria en que no hay más sufrimiento ni muerte. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oración en el cementerio el día de los fieles difuntos

La costumbre de visitar los cementerios el día de difuntos es una buena oportunidad para orar por ellos y afirmar nuestra fe en la resurrección. Proponemos para esta ocasión la siguiente celebración.

A/. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. T/. Amén

A/. Bendigamos al Señor que, por la resurrección de su Hijo, nos ha hecho nacer a una esperanza viva. T/. Bendito seas por siempre, Señor.

Orar - cementerio

A/. Hermanos: Todos tenemos familiares y amigos que han muerto. Hoy los recordamos a ellos y a todos los que han fallecido y los encomendamos a la misericordia de Dios. En este cementerio nos unimos para afirmar nuestra fe en Cristo que ha vencido la muerte y nuestra esperanza de que él vencerá también nuestra muerte y nos reunirá con nuestros seres queridos en su reino de gloria. Que esta celebración nos anime a ser fieles al Señor y a seguir los buenos ejemplos que nuestros familiares nos dejaron en su vida. Comencemos reconociendo nuestros pecados ante el Señor (momentos de silencio).

Tú que resucitaste a Lázaro del sepulcro, SEÑOR, TEN PIEDAD.
Tú que has vencido la muerte y has resucitado, CRISTO, TEN PIEDAD.
Tú que nos has prometido una vida eterna contigo, SEÑOR, TEN PIEDAD.
A/. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. T/: Amén.

L/. Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (6, 3-4. 8-9).

“Hermanos: Los que por el bautismo nos incorporamos a Cristo, fuimos incorporados a su muerte. Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte para que, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva… Por tanto, si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre él”. Palabra de Dios. T/. Te alabamos, Señor.

A/. Hermanos: Invoquemos con fe a Dios Padre todopoderoso que resucitó de entre los muertos a su Hijo Jesucristo para la salvación de todos.

  • Para que afiance al pueblo cristiano en la fe, la 28 esperanza y el amor, roguemos al Señor. Todos: TE LO PEDIMOS, SEÑOR.
  • Para que libere al mundo entero de todas sus injusticias, violencias y signos de muerte, roguemos al Señor.
  • Para que acoja e ilumine con la claridad de su rostro a todos los que han muerto en la esperanza de la resurrección, roguemos al Señor.
  • Para que reciba en su reino a N. y N. (se pueden decir nombres) y a todos los difuntos de nuestras familias, roguemos al Señor.
  • Para que nuestra visita y nuestras ofrendas de flores, velas y comida sean signos de nuestra fe en la vida más allá de la muerte, roguemos al Señor.
  • Para que la fe en Cristo mueva nuestros corazones para dar frutos de solidaridad y de justicia, roguemos al Señor.

A/. Oremos, hermanos, como Jesús mismo nos enseñó.

T/. Padre nuestro… Dios te salve María… Gloria al Padre…

A/. El Dios de todo consuelo, que con amor inefable creó al hombre y en la resurrección de su Hijo ha dado a los creyentes la esperanza de resucitar, derrame sobre nosotros su bendición. T/. Amén.

A/. Él nos conceda el perdón de nuestras culpas a los que vivimos en este mundo y otorgue a los que han muerto el lugar de la luz y de la paz. T/. Amén.

A/. Y a todos nos conceda vivir eternamente felices con Cristo, al que proclamamos resucitado de entre los muertos. T/. Amén.

A/. Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre. T/. Amén.

A/. Dales, Señor, el descanso eterno T/. Y brille para ellos la luz perpetua.

A/. Que las almas de todos los fieles difuntos por la misericordia de Dios descansen en paz. T/. Amén.

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Fuente: Aciprensa


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Novena a la Virgen del Pilar https://www.reinadelcielo.org/novena-a-la-virgen-del-pilar/ Tue, 08 Oct 2024 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=7964

Según una venerada tradición, la Santísima Virgen María se manifestó en Zaragoza sobre una columna o pilar, signo visible de su presencia. Esta tradición encontró su expresión cultual en la misa y en el Oficio que, para toda España, decretó Clemente XII. Pío VII elevó la categoría litúrgica de la fiesta. Pío XII otorgó a todas las naciones sudamericanas la posibilidad de celebrar la misma misa que se celebraba en España.

Aquí puedes rezar la novena en honor a la Virgen del Carmen.

Inicio de la Novena

Comenzamos rezando: Por la señal de la Santa Cruz…

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Oraciones comunes para todos los días

Postrado humildemente con una firme esperanza en Dios, y en la poderosa protección de la Santísima Virgen, comenzara diciendo: Por la señal de la Santa Cruz, etcétera.

ACTO DE CONTRICIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Señor mío Jesucristo, Dios Hombre verdadero, Criador y Redentor mío. Por ser Vos quien sois, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; propongo firmemente nunca más pecar; apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta, restituir y satisfacer, si algo debiere. Ofrézcoos mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis pecados. Y como os suplico, así confío en vuestra bondad y misericordia infinita, me los perdonaréis por los merecimientos de vuestra preciosa sangre, pasión y muerte, y me daréis gracia para enmendarme, y para perseverar en vuestro santo servicio hasta la muerte. Amén.

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

¡Oh Señor Omnipotente! en vuestra soberana presencia derramo todo mi corazón, implorando vuestra bondad: yo soy aquella oveja perdida que mi amado Jesús, como Pastor bueno, se afanó tanto en buscarla, la redimió con su preciosísima sangre, y la tomó sobre sus hombros, para volverla al redil de la Iglesia. ¿Permitiréis ahora que se pierda? ¡Ay de mí, me confundo a mí mismo! La causa verdaderamente es mía, porque se trata de mi eterna salud, pero también es vuestra, porque se interesa vuestra gloria. Mas entre tanto viva sobre la tierra, me hallo en la incertidumbre de mi salvación. En semejante conflicto, permitid, Señor, que desahogue con suspiros el profundo sentimiento que aflige mi corazón. Porque, qué me importará ganar el Universo, si me pierdo para siempre. Por esta causa tan importante, elevo mis fervorosos ruegos hasta el trono de vuestra gracia, suplicándoos que libréis mi alma de las furias del león infernal. En Vos confío, Madre piadosa, favorecedme en tan grave necesidad. Acordaos ¡oh graciosísima Virgen María! que jamás se ha oído decir de nadie, que habiéndose acogido a vuestra protección, pidiendo vuestro amparo, e implorando vuestra intercesión, se haya perdido. Animado yo con esta confianza, acudo a Vos: pecador como soy me presento gimiendo y suplicándoos, que me adoptéis para siempre como hijo, que toméis a vuestro cargo mi eterna salvación. No despreciéis mis palabras, Vos que sois Madre de la palabra eterna. Oídlas propicia, y despachadlas favorablemente, éste será todo mi consuelo sobre la tierra, y me inspirará la más segura confianza de ser colocado un día entre los Coros de los Angeles, donde alabaré para siempre a Dios mi Salvador, y cantaré eternamente las misericordias de mi excelsa Protectora. Así sea.

Rezar a continuación la oración del día que corresponda.

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ORACIONES FINALES PARA TODOS LOS DÍAS

Terminar cada día rezando cinco Avemarías y las oraciones finales:

Cinco Avemarías

  1. En alabanza de la hora en que María Santísima vino en carne mortal a Zaragoza. Avemaría.
  2. Por haberle erigido el Apóstol Santiago, por mandato de la Santísima Virgen, su santo Templo en Zaragoza, el primero del mundo dedicado a su nombre. Avemaría.
  3. Por habernos dejado como un don precioso su sagrada Imagen, que es nuestro amparo y consuelo en toda tribulación. Avemaría.
  4. Por el santo Pilar o Columna angélica, símbolo de la fortaleza y estabilidad de la fe católica en Zaragoza, hasta el fin del mundo. Avemaría.
  5. En acción de gracias por los infinitos beneficios que desde su venida nos ha dispensado como excelsa Protectora de nuestra España. Avemaría.

Ahora se pide al Señor, por la intercesión de la Santísima Virgen, la gracia particular que cada uno desea conseguir en esta Novena; y luego se dice la siguiente oración final:

Oración final

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¡Oh María! ¡Hija de Dios Padre!, amparad a la Iglesia, que desde su principio ha reclamado vuestra protección. Reconoced en ella la Esposa de Vuestro único Hijo, que la ha rescatado con el precio de toda su sangre. Haced que resplandezca con tal brillo de santidad, que pueda presentarse digna de su divino Esposo, y del precio con que fue redimida ¡Madre de Dios Hijo! que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. ¡Aurora brillante de este sol divino! disipad las tinieblas de la herejía y del cisma. Haced que todos sigan la luz de la verdad, y se apresuren a entrar en el seno de la verdadera Iglesia, donde juntamente con Jesús os conozcan con una viva fe, os invoquen con una esperanza firme, y os amen con un amor perfecto. ¡Esposa del Espíritu Santo, que ha reunido en un sólo rebaño y en una misma religión, tantas y tan diferentes naciones!, derramad sobre los Príncipes cristianos y sus ministros la abundancia de gracias, de que sois dispensadora. Penetrad sus corazones del espíritu de paz y de concordia, que al nacer vuestro hijo se anunció a la tierra: que nada emprendan contrario a la paz y libertad de vuestra Iglesia. ¡Oh María, Templo de la Santísima Trinidad, toda pura y sin mancha en vuestra Concepción! Mirad con ojos de misericordia a la nación española, vuestra nación predilecta, que tanto habéis distinguido de las demás; a pesar de sus pecados, continuad siempre en amarla: mantenedla en la fe católica, apostólica, romana: conservadla en la unidad católica, a fin de que defendida por vuestra gracia de todo error estando al abrigo de toda disensión, y consagrada a servir a vuestro Santísimo Hijo y a Vos con un culto digno, pueda marchar constantemente al fin que le habéis prometido, y merecer teneros siempre por su Protectora en la tierra, y por su Reina y Corona en el Cielo. Así sea.

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Día Primero

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN. ¡Oh Santísima Virgen María! ¡Vos en Zaragoza! Yo os saludo, Soberana Reina, en el día más feliz que vieron las naciones. ¡Grata memoria! Que pasando de generación en generación, mantiene por diecinueve siglos una devoción tierna, una piedad constante, y un agradecimiento. ¡Milagrosa venida! Que así transporta nuestros corazones en un santo júbilo, y excita en nosotros los más tiernos sentimientos de piedad y gratitud eterna. ¡Fineza admirable! ¡Predilección singular! ¡Exceso de amor! Cuando la Madre de Dios vivía aún en la famosa Ciudad de Jerusalén, oficiosamente ocupada en el cuidado de la naciente Iglesia, se dignó venir a Zaragoza a visitarnos en persona. Esta es la tradición más autorizada y respetable. En el año 40 de la Era cristiana, dominando el Imperio Romano, y predicando el Santo Evangelio en esta misma Ciudad, el Protomártir entre los Apóstoles nuestro Patrón Santiago, a tiempo que oraba con sus discípulos en las orillas del Ebro, a la media noche del dos de Enero, se le apareció la Santísima Virgen, Madre de Dios y Reina del Cielo, viviendo aún en carne mortal, llena de majestad, y acompañada de coros de Angeles, que cantaban diversas alabanzas. Los Angeles, según su piadosa tradición, traían su Sagrada Imagen y una Columna de jaspe, que hoy con tanta devoción veneramos. ¡Oh beneficio incomparable! ¿De dónde a nosotros tanto favor ¿Por qué es Zaragoza la predilecta? Cosas grandes se han dicho de ti, Ciudad Augusta; pero ninguna eleva tanto tu grandeza, como la venida de la Santísima Virgen en carne mortal. ¡Oh Ciudad de María! Este favor no dispensado a nación alguna, forma tu verdadera gloria, y cubre tu suelo clásico de honor, de riqueza, de nobleza, y la memoria de este prodigio inmortalizada en los fastos de la Iglesia, hará eterna tu gloria, y la de la nación española.

Oración final. ¡Oh Reina ¡Oh Madre! ¡Oh Señora! ¡Cuánto os debo por este beneficio tan singular! ¡Y cuán poco es lo que yo he hecho hasta aquí en obsequio vuestro! Mi alma se deshace en llantos de ternura, y siente infinitamente no haberos correspondido. Pero sois Madre de bondad, yo me acojo a vuestra protección, suplicándoos humildemente, que sin atender a mis iniquidades, sino sólo a vuestra misericordia, seáis mi intercesora y abogada para con Dios, y así mi alma, horriblemente deforme por la culpa, recobrará su belleza; herida de muerte, sanará; muerta espiritualmente, volverá a la vida; y como dice el Apóstol, se hará como una nueva criatura en Jesucristo. Esta, gracia principalmente os pido, y la particular que deseo en esta novena, si me conviene para el mayor bien de mi alma. Los Angeles os alaben. Amén.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena.
Terminar con las oraciones finales.

Día Segundo

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN. La Reina de los Cielos y Abogada nuestra, no sólo nos ha distinguido entre todas las naciones con su venida a Zaragoza, sino que para perpetuar la memoria de tan singular beneficio, mandó al Apóstol Santiago edificase un templo a nombre de tan gran Señora. El santo Apóstol, vuelve de su éxtasis y de su rapto por el resplandor de su presencia, oye las dulces palabras con que le habla de este modo: Santiago, este es el lugar que yo he elegido: aquí quiere el Omnipotente que dediques un templo, que llevando mi nombre, sea el suyo engrandecido. Este ha de ser mi templo y casa, mi propia herencia y posesión; en el se manifestará la virtud del Altísimo por mi intercesión y mis ruegos a favor de los que pidieren con verdadera fe y piadosa devoción. Aquí se obrarán prodigios, y portentos admirables, especialmente en aquellos que en sus necesidades invocaren mi favor. Mira también ese Pilar, él quedará aquí, y colocada sobre él mi propia Imagen. En testimonio de esta verdad y promesa, estará en este lugar con la fe, hasta el fin del mundo, y nunca faltará en esta Ciudad, quien venere el nombre de Jesucristo, mi Hijo. ¡Qué generosidad! ¡ Qué amor el que nos muestra la Santísima Virgen! La Reina del Cielo ha colocado su trono en Zaragoza Llegaos, hijos de la Iglesia, a este trono de misericordia, pedid con confianza favores y gracias, que esta tierna Madre está empeñada en vuestro bien. ¿Quién jamás la invocó en sus necesidades que no fuera luego socorrido ?

Oración final. Yo clamo, pues, a Vos, Madre amada; poderosa sois para librarme de la muerte eterna, como habéis librado a innumerables pecadores, alcanzándoles tiempo de penitencia inspirándoles arrepentimiento de sus culpas. Os ruego con toda la efusión de
mi corazón contrito y humillado, que os compadezcáis de este siervo infiel, que restituyáis a la amistad de Dios a este hijo ingrato, que arrepentido clama a Vos. Salvadme, Madre mía, no permitáis que perezca para siempre. Alcanzadme también la gracia particular que pido en esta Novena, si me conviene para el mayor bien de mi alma. Coros celestiales, ensalzad a María, como Reina suprema de los Cielos. Amén.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena.
Terminar con las oraciones finales.

Día Tercero

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN. Grande y digno de toda nuestra gratitud es el beneficio que nos dispensó la soberana Reina de los Angeles con su venida a Zaragoza, pero también es digno de todo nuestro aprecio, el monumento eterno, la memoria perenne de habernos dejado su sagrada Imagen como un don precioso del Cielo. ¡Oh! ¿Cómo hemos de olvidar beneficios tan singulares, si tenemos siempre a nuestra consideración un recuerdo perpetuo de las finezas de su maternal amor para con nosotros? Acudimos a los pies de tan gran Señora. ¿Pero con qué confianza? Acudimos a derramar toda la efusión de nuestro corazón, en todas nuestras angustias y tribulaciones. Y apenas llegamos a su soberana presencia, ¡oh qué consuelo experimenta luego nuestro afligido espíritu! ¡Oh, cómo se desahoga nuestro corazón en tiernos suspiros! ¡Oh qué ternura, qué dulce consuelo sentimos, cuándo nos postramos en su cámara Angelical! Nuestra alma se enajena de gozo al considerar que en este propiciatorio quedó nuestra benigna Ester, con la vara de oro del celestial Asuero en sus manos, para alcanzarnos favores y gracias. En esta casa de Angeles, a los pies del trono de la Reina celestial, es donde se han enjugado las lágrimas de tantos afligidos, donde se han templado los gemidos de tantos desconsolados, y donde se han acallado los clamores de tantos desesperados. Todo esto publica a cada paso la gratitud de los españoles más piadosos, y de cuantos verdaderos adoradores acuden a admirar de cerca esta gloriosa Jerusalén, quienes ven cumplido en este santo Templo, de María del Pilar, lo que pedía Salomón al Señor en la dedicación de su santo Templo, cuando decía: “si el extraño y el que no es de tu pueblo, viniere de lejos atraído de la fama de tu grande nombre, y te adorare en este lugar, tú le oirás desde tu firmísima habitación, y cumplirás todas las cosas, por las que el peregrino te invocare, para que todos reconozcan y respeten su sagrado nombre, como lo hace tu querido pueblo.”

Oración final. ¡Oh Madre amorosa! Yo, aunque hijo ingrato, pero defensor de vuestras glorias, publicaré a voz en grito, por todo el universo, que cuantos os han invocado en sus necesidades y peligros, han experimentado los auxilios y consuelos que generosamente derramáis sobre los que os imploran con fervor. ¡Pero cuánto mas nosotros que somos vuestros favorecidos, y que tantas pruebas tenemos de vuestra bondad y compasión! Cuantas veces hemos exclamado ¡oh ,Madre de Dios del Pilar, sed nuestro amparo y consuelo en nuestra tribulación!, otras tantas nos habéis consolado. Continuad, Madre compasiva, en favorecernos, y principalmente calmad nuestros temores en la hora de nuestra muerte. ¡Oh cómo nos angustia la memoria de aquel momento terrible! Consoladora de los afligidos, asistidnos en aquella hora de turbación, y disipad todos nuestros temores. Proteged a vuestros hijos y devotos. Recibidnos en vuestros brazos, y muramos en ellos, para resucitar felizmente a la vida eterna. Concededme también la gracia particular que os pido en esta Novena, si me conviene para el mayor bien de mi alma. Criaturas todas de la tierra, saludad a María como gran Señora del universo. Amén.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena.
Terminar con las oraciones finales.

Día Cuarto

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN. Zaragoza posee una rica alhaja, un precioso tesoro, una sagrada Columna, que la ennoblece, la protege, la honra y la ilustra. ¿De quién ha recibido este regalo tan magnifico, este don tan apreciable, sino de María? Esta es toda tu felicidad, Católica España, nación magnánima. La Reina celestial fijó en Zaragoza esta misteriosa Columna, significando a los siglos futuros, que perpetuaba gloriosamente entre nosotros el precioso depósito de la fe que nos había confiado. El orbe católico admira la firmeza de esta Columna, que se ha conservado inmoble, en el mismo lugar que señaló la Santísima Virgen, sin que las conquistas de los romanos, el odio de los herejes, el furor de los árabes, haya turbado su permanencia. Todo certifica la grandeza de su fundamento, y la fuerza poderosa de nuestra Princesa. La India, el Asia, el Africa, sacudieron el yugo de Jesucristo. El universo entero se admiró de verse arriano, en expresión de San Jerónimo. Pero la ciudad de María, fundada sobre la firme Columna, no ha perdido como Jerusalén, su primitivo esplendor. La antorcha de la fe, que la Santísima Virgen encendió en su venida, no se ha extinguido. Innumerables Mártires que forman la gloria de la religión, y el honor de Zaragoza, fueron sacrificados en su defensa.

Oración final. ¡Oh Madre de Dios del Pilar! Haced que veneremos esta Columna de nuestra gloria, anuncio de tantas felicidades. Sea nuestra fe semejante a su firmeza y peleemos con valor contra los enemigos de nuestra alma, que confiando en el auxilio que nos significa esta misteriosa Columna, venceremos. Cúmplase así, Madre de los españoles, haced que perseveremos constantes en la fe, y si fuere necesario, muramos en su defensa, imitando el glorioso ejemplo que nos dejaron nuestros mayores, y así conseguiremos la palma y la corona que está prometida a los vencedores, y cantaremos el triunfo uniéndonos para siempre con el coro de los mártires. Concededme, Madre piadosa, la gracia particular que os pido en esta Novena, si conviene para mi salvación. Los Angeles os alaben. Amén.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena.
Terminar con las oraciones finales.

Día Quinto

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN. ¡La misma Reina de los Cielos y abogada nuestra es la Fundadora de este Templo augusto! Si nuestros mayores vieron en los primeros siglos de la salud cristiana, esa Arca de la nueva Alianza, colocada en la humilde Silo, y bajo un pobre techo edificado por el Protomártir entre los Apóstoles, nuestro Patrón Santiago, y sus santos discípulos, nosotros la adoramos ya elevada a la majestad y magnificencia de este admirable y suntuoso Templo. ¡Oh Trono! ¡Oh monumento de la Reina Celestial! Este es el primer templo del mundo dedicado en honor de la Santísima Virgen. Su célebre invocación del Pilar, ha sido llevada a todas las naciones del Universo, con gloria de su nombre. ¡Oh Ciudad augusta! Tú verás aumentarse la devoción de los fieles, y el orbe católico será un emulo de las glorias de este Templo. Porque no es un edificio, en que haya sólo que admirar la magnificencia, como en el Templo de Salomón la maravilla de su fábrica, no; su grandeza es tanto más excelsa, cuanto que no toma su origen de las obras de los hombres.

Oración final. ¡Oh Reina Celestial! Si me sorprende la riqueza y primor de vuestro magnífico Tabernáculo, más bien admiro los tesoros celestiales que en este Propiciatorio dispensáis a vuestros devotos. ¡Oh templo Angélico! Gentes d todas las naciones vienen de lejos atraídas de la fama y honor de tu nombre, y se postran a los pies del trono de la Madre de Dios del Pilar los pueblos más distantes de la tierra. Los reyes católicos dejan su trono y vienen a Zaragoza a adorar tu santa Imagen, ofrecen sus fervientes votos y consiguen dones y gracias singulares, y transportados de gozo exclaman, que son mayores los tesoros celestiales que en su santo Templo dispensa la Santísima Virgen, que la fama misma de su nombre. ¡Oh Madre tierna! Mostrad que sois nuestra Madre; haced que se oiga vuestra voz en favor mío, y bastará para que yo sea dichoso; ponedme a la sombra de vuestra protección, y estaré seguro. Alcanzadme de vuestro divino Hijo la gracia de no pecar más mortalmente, sí de servir con fidelidad y amor a mi Dios y Señor, para que después de haberos visitado con devoción en vuestro santo Templo, sea el fruto de mi corazón gozar de vuestra compañía en el Templo de la gloria. Concededme también la gracia que deseo en esta Novena, si conviene al bien de mi alma. Coros celestiales, ensalzad a María, corno Reina suprema de los Cielos. Amén.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena.
Terminar con las oraciones finales.

Día Sexto

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN. Por respeto a la Majestad del Señor que habitaba el templo de Jerusalén, no entraban los Judíos sin purificarse antes. Los Levitas, aunque consagrados al culto del Señor, no pasaban del atrio destinado para los sacrificios. A los Sacerdotes les permitía entrar en el Santuario a ofrecer el incienso sobre el altar de oro, pero rara vez tenían este honor. Sólo el sumo Sacerdote entraba en el Santo de los Santos una sola vez en el año. Estas precauciones asombrosas se dirigían todas a dar una alta idea de la divinidad, y a inspirar el respeto que se le debía en el Templo. Pero estas precauciones son más para nosotros, que por una gracia inefable, poseemos en nuestros templos la realidad que se simbolizaba en aquellas nobles figuras. Por ellas nos enseña el Señor que al acercarnos al Santuario, debemos sentirnos penetrados de un religioso temblor, humillarnos y confundirnos, considerando la infinita Majestad de nuestro Dios y la vileza de nuestro ser. Mas si este religioso pensamiento, debe excitar mi fe, mi respeto y veneración a todos los templos; este Propiciatorio y Cámara Angelical erigida en Zaragoza por mandato de la Santísima Virgen, tienen otra excelencia, otra dignidad y privilegio grande, que debe excitar en mí sentimientos y demostraciones de un santo temor, de una humildad profunda, de un sumo respeto y veneración, porque éste es el lugar que la Reina de los Cielos eligió para su culto, aquí fijó sus virginales plantas, aquí permanecen sus ojos y su corazón hasta el fin de los siglos. Adoremos esta tierra santa, santificada con la presencia de Dios y de la Santísima Virgen, y exclamemos con el Patriarca Jacob: ¡Oh cuán terrible es este lugar, verdaderamente ésta es la casa de Dios, y la puerta del Cielo! Así se excitaban nuestros mayores. ¡Con qué respeto, con qué modestia, con qué devoción asistían a este Santo Templo! Pero, ¿como ha desaparecido la fe y la piedad de nuestros Padres? ¡Ah, en los días más grandes y misteriosos, se advierten mayores excesos de lujo, de vanidad, y de presunción!

Oración final. ¡Oh gran Señora! Temo el castigo debido a mis profanaciones, porque considero que mi Señor y Vos sois celosísimo del honor de vuestra santa Casa, y que las irreverencias que se cometen en ella las llama el Señor abominaciones pésimas. Libradme, Madre amorosa, no permitáis que el Señor descargue sobre mí los anatemas con que amenaza a los profanadores de su santo Templo. Yo me aplicaré todo a reformar mi conducta en una materia de tanta importancia. Asistiré con todo el respeto que pide la presencia del Señor. No olvidaré jamás que el Templo santo está destinado únicamente a la oración y a la celebración de los más augustos y terribles misterios, y así entraré en él con el mayor recato, con una suma modestia y religioso respeto, y o adoraré en espíritu y en verdad. Sea así, Madre tierna y haced por vuestra poderosa intercesión, que tenga el debido cumplimiento cuanto os ofrezco. Concededme también la gracia particular que deseo, si conviene para mi salvación. Criaturas todas de la tierra, saludad a María como gran Señora del Universo. Amén.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena.
Terminar con las oraciones finales.

Día Séptimo

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN. ¡Qué ideas tan sublimes me hacen concebir la grandeza, la hermosura, el primor y ornato de tan santo Templo, magnífico Tabernáculo de la Madre de Dios! ¡La santidad de este sitio y de su peculiar elección; los himnos y cánticos de alabanza que se le tributan; la concurrencia y devoción de los fieles! Aquí se invoca su santo nombre: aquí resuenan sus altos privilegios: aquí se ostenta su bondad y su clemencia. ¿Qué diré del aparato, la magnificencia y solemnidad con que se celebran los augustos misterios de nuestra Religión? ¡Oh templo angélico! Tú arrebatas mi pensamiento, y me representas otro templo más suntuoso, el templo vivo de mi alma, su grandeza, su excelencia, su inmortalidad, y la santidad con que debo conservarla. Sí. Yo soy el templo que Dios eligió para su habitación. Así lo dice el Apóstol. El supremo Artífice levantó ese templo vivo para su morada, y lo consagró para sí Jesucristo por el Bautismo. Pero ¡oh gran Dios! ¡Cuánto más augusto, más noble y perfecto que este material tabernáculo que miramos! Las expensas y precio de su fábrica, fueron los de su propia sangre. El ara es mi corazón en que Vos queréis ser honrado. El fuego que ha de consumir las víctimas de mis afectos desarreglados es la caridad, y la misma la que ha de exhalar hasta el Cíelo el incienso y los perfumes de fervorosos suspiros. La lámpara que ilumina es la fe, que brilla entre una sagrada obscuridad, que le hace más venerable. Las columnas que le sostienen, la esperanza; sus joyas, los dones infusos del divino Espíritu; y todos sus ornamentos y vestiduras, la rica estola de la gracia santificante. El Sacerdote elegido por Dios para los sacrificios, y para alimentar de continuo el fuego sagrado del Altar es cada uno de los fieles. ¡Qué dignidad la nuestra, cristianos! ¡Qué hermosura la de un alma, que es templo animado de Dios, y sobre la cual bajó el Espíritu Santo para hacer en ella perpetua mansión!

Oración final. ¡Oh Madre del supremo Criador! Vuestro Dios e Hijo al contemplar la hermosura de una alma que él posee para la Gracia, se manifiesta enamorado y como asombrado de su belleza. Pero ¡ah! ¿dónde está la primera excelencia y dignidad de un alma? ¿Dónde el primor de este Templo vivo consagrado a Dios en el Bautismo? ¿Qué se ha hecho del brillo del oro de las virtudes? ¡Ay de mí! El ha quedado profanado por la culpa, el humo del pecado le dejó enteramente obscurecido. Ya no se ve allí señal alguna de la bella imagen de Dios y esta hija de Sión, de cuya hermosura el Señor se complacía tanto, es ya fea y abominable a sus divinos ojos. ¡Oh cuán digna es de lástima mi pobrecita alma! Haced, Señora, que vuelva a su Dios, y recobre su dignidad y hermosura con el llanto y la penitencia. Ayudadme y socorredme, Madre amorosa, en tanta necesidad; y haced que cuantas veces o visite en este Templo material, pida cuenta a mi alma del adelantamiento espiritual que debo hacer en el camino de la virtud y perfección cristiana. Renovad mi espíritu, purificad mis afectos, santificad el templo interior de mi alma, y así mereceré cantar vuestras alabanzas en el templo de la Gloria. Concededme la gracia que os pido en esta Novena, si conviene al bien de mi alma. Los ángeles os alaben. Amén.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena.
Terminar con las oraciones finales.

Día Octavo

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN. ¡Oh Reina de los Cielos! Apenas brillasteis como estrella mística sobre Zaragoza, esparcisteis vuestros resplandores sobre toda la nación española; y cuando Vos, aurora divina, iluminasteis este mismo sitio, se anunció el Evangelio, se levantó el estandarte de la Cruz, y el culto supersticioso fe despreciado: así se transformó en un lugar de Religión y de piedad el que antes lo había sido de abominación. Nuestros mayores, sumamente agradecidos, excitaron su celo ardiente, su piedad extremada, y los cultos más fervorosos hacia Vos, como a su celestial Protectora. Su ardiente celo no se limitó a frecuentar a todas horas el templo Angélico, sino que extendieron sus solícitos esmeros en contribuir a la magnificencia, primor y ornato de esta casa de ángeles, hasta hacerla una de las maravillas del mundo, y digna habitación de la Madre de Dios, que la había honrado con su presencia. Y no sólo en los felices días de la tranquilidad y de la paz, sino también en las más sangrientas persecuciones y en las más urgentes angustias, conservaron siempre puro y jamás profanado, este sagrado asilo de su refugio, no dudando sacrificar lo más precioso en su conservación y su defensa. ¡Oh devoción, celo y cultos fervorosos de nuestros mayores! Otras naciones han estado, si no enemigas, al menos entibiadas en la veneración y obsequio de la Santísima Virgen, pero la católica España se ha visto cada vez más solícita y Zaragoza más fina en el honor de Su amada Protectora. Nunca, jamás, se ha podido entibiar en los zaragozanos este celo por el objeto de su devoción, cada vez más constantes han dado bien claros testimonios de que nadie podía separarlos de la Columna Angélica en que fueron exaltados.

Oración final. ¡Oh Madre poderosa! ¡Cómo os habéis manifestado defensora del honor de este delicioso tálamo que os preparó el Salomón divino! Vos hicisteis, que a toda costa se conservase respetada esta Arca del testamento entre tantos Filisteos enemigos. Haced que agradezcamos este celo, esta bondad, estos triunfos del poder ejercido desde ese Pilar santo, y repitamos a Vos, nuestra amada Protectora, aquellas consoladoras palabras: Tú eres la gloria de esta Jerusalén, la alegría de este Israel, la honra inestimable de este pueblo tuyo, y así os empeñaremos a que Vos pronunciéis a nuestro favor aquellos dulces acentos; vosotros sois mis amados, mi gozo y corona. Esta será nuestra completa felicidad en esta tierra de miserias, y nos inspirará la segura confianza de entonar eternamente vuestros cánticos en el reino de la Gloria. Sea así, Madre piadosa, y concededme la gracia que os pido, si me
conviene. Coros celestiales, ensalzad a María como Reina suprema de los Cielos. Amén.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena.
Terminar con las oraciones finales.

Día Noveno

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN. ¡Soberana Reina de los ángeles! no ceso de admirar los singulares beneficios que en todo tiempo habéis dispensado a esta gloriosa Jerusalén, y mi alma se enajena de gozo al considerar que Vos habéis sido siempre el objeto más tierno de la gratitud española. ¡Oh gran Señora! Los españoles han estado siempre reconocidos a vuestros beneficios, y ha multiplicado obsequios los más fervorosos, en que os habéis complacido. La venerable antigüedad nos asegura, que en Zaragoza jamás han faltado verdaderos adoradores que, postrados ante la celestial Columna, os han ofrecido sus homenajes. La concurrencia al templo Angélico, las continuas adoraciones, las cesiones magnificas, las ricas joyas, los votos y ofrendas, todo confirma la gratitud más fina. ¡Qué solemnes festividades! ¡Cuántas oraciones en vuestro obsequio! ¡Con qué júbilo entonaban nuestros mayores vuestras alabanzas! ¡Con qué devoción oraban privadamente por todos los ángulos de vuestro magnífico Propiciatorio! ¡Cómo derramaban lágrimas de ternura en el afecto de su devoción! ¿Qué no hicieron en vuestro obsequio aquellos buenos hijos, los Fernandos, los Felipes, los Alfonsos, los Carlos, y cuánto se han empeñado todos los españoles en alabaros y ensalzaros como excelsa Protectora de nuestra España? ¡Pero ah!, ¿cómo se ha apagado entre nosotros aquel fuego que se comunicó a nuestros Monarcas y a tantos que veneraron agradecidos a la Reina del Cielo, en la cámara angelical de Zaragoza? ¡Prelados santos, héroes justos de la antigüedad, que llorabais en este sitio en el exceso de vuestra ternura! ¿Por qué no dejasteis a vuestros hijos, como otro Elías a su discípulo, el espíritu de vuestra devoción?

Oración final. ¡Oh excelsa Protectora! ¿Es esta la ciudad que produjo una serie innumerable de mártires? ¿Es esta la patria de los Valeros, de los Vicentes, de los Braulios? Dónde está el esplendor que le adquirieron los Torcuatos, Segundos, Indalecios y de más discípulos de nuestro Apóstol Santiago? Vos les comunicasteis el espíritu de su fervor, Vos les dispensasteis dones y gracias celestiales, Vos les colmasteis de prosperidades y bendiciones. ¡Oh Madre compasiva! ¿No habréis reservado siquiera una sola bendición para nosotros? ¿Acaso nos habréis olvidado? ¿Pero cómo puede una madre olvidar a sus hijos? Ya sé que Vos os desdeñaréis de recibir unos corazones esclavos de la vanidad, tributarios del vicio, y las alabanzas proferidas por unas lenguas que a cada paso blasfeman vuestro santo nombre. Pera volved los ojos sobre vuestro reino, mirad a vuestra amada ciudad. Mostrad que sois nuestra Madre. Aquí tenéis vuestros hijos postrados ante Vos, derramando lágrimas de contrición, y asidos con lazo el más fuerte de amor a vuestra sagrada Columna; no os dejaremos, ni nos separaremos de vuestra presencia, hasta que nos deis vuestra bendición. ¡Oh Madre de Dios del Pilar! Esta esperanza nos anima, esta protección nos alienta. Yo, Señora, el más indigno siervo, me consagro todo a Vos desde esta hora, para que dispongáis de mí a vuestro arbitrio. Admitid este cordial obsequio, y contadme en el dichoso número de vuestros esclavos, sellando mi frente con la preciosa marca de vuestro dulcísimo nombre, para que el cielo y la tierra vean que lo soy. Confieso, mi adorada Reina, que me hace indigna de esta gracia, el notable descuido que he tenido en obsequiaros, y en imitar vuestras virtudes. Pero sois Madre tierna y compasiva, y sabéis perdonar semejantes agravios. ¡Oh Reina celestial!

He concluido la súplica que os he hecho en este devoto Novenario. Espero con confianza, que me habréis concedido cuanto he pedido, siendo todo a mayor honra y gloria de Dios, obsequio vuestro, y bien de mi alma. Conformo mi voluntad con la vuestra, y no quiero, sino lo que Vos queráis. ¡ Oh Madre amada! Me despido de Vos con lágrimas de ternura, alcanzadme el perdón de mis culpas, dadme vuestra bendición, cubridme con vuestro manto. No despreciéis mis súplicas, pues ya os entono himnos de gloria en testimonio de mi gratitud. Acordaos del Jefe supremo y pastor universal de la Iglesia, y de nuestro Prelado diocesano. Bendecid a los reyes católicos y príncipes de nuestro reino. Derramad vuestros dones sobre nuestra España eminentemente católica. Mirad desde el Cielo, visitad y haced florecer esta viña, que plantó vuestra diestra sagrada. Mostraos Madre de los españoles, guardad vuestros hijos en este valle de lágrimas, y conducidlos al reino eterno de la Gloria. Criaturas todas de la tierra, saludad a María, como gran Señora del Universo. Amén.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena.
Terminar con las oraciones finales.

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Fuente: Devocionario Católico


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Novena a Nuestra Señora de las Mercedes https://www.reinadelcielo.org/novena-a-nuestra-senora-de-las-mercedes/ Mon, 16 Sep 2024 06:11:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=10194 Inicio de la Novena

Comenzamos rezando: Por la señal de la Santa Cruz…
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Oraciones comunes para todos los días

ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS DÍAS

Soberana Virgen María, Reina de los Ángeles, Emperatriz de los cielos, elegida Madre de Dios, concebida en gracia, a quien rinden veneración todos los coros de los Ángeles y Santos del cielo. A Ti me acerco para rogarte que, puesto que bajaste del cielo a la tierra declarando que eres Madre de Merced y de las Misericordias, usa tu piedad con este humilde devoto tuyo. Y para más obligarte, Madre de pecadores, consuelo de los afligidos, socorro de todas las necesidades, me consagro una vez más a ti, como esclavo y servidor tuyo. Dirígeme, encamíname y ampárame, Señora y Madre mía, para que acierte a servirte y logre lo que en esta novena pido y deseo, si es del agrado de tu precioso Hijo Jesús, que vive y reina con Dios Padre, en unidad del Espíritu Santo, Dios por todos los siglos de los siglos. Amén

Rezar a continuación la oración del día que corresponda.

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ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

ORACIÓN

Salutaciones. Yo te venero con todo el corazón, Virgen Santísima de la Merced, sobre todos los Ángeles y Santos del Paraíso, como Hija del Eterno Padre y te consagro mi alma con todas sus potencias. Dios te salve, María…

Yo te venero con todo el corazón, Virgen Santísima de la Merced, sobre todos los Ángeles y Santos del Paraíso, como Madre de Dios Hijo y te consagro mi cuerpo con todos sus sentidos. Dios te salve, María…

Yo te venero con todo el corazón, Virgen Santísima de la Merced, sobre todos los Ángeles y Santos del Paraíso, como Esposa del Espíritu Santo y te consagro mi corazón con todos sus afectos, pidiéndote que me obtengas de la santísima trinidad todos los medios y gracias que necesito para mi salvación eterna. Dios te salve, María…

Oración. ¡Oh, Bendita Virgen María de la Merced! ¿Quién podrá darte las debidas gracias y alabanzas por la solicitud tan maternal con que siempre has atendido a todas las almas? ¿Qué alabanzas podrá tributarte el frágil mortal que no haya aprendido de ti, Madre mía?

Dígnate aceptar nuestras plegarias que con todo fervor te dirigimos para agradecerte tantos y tan grandes favores que hemos recibido de tu maternal bondad. Son pobres y desproporcionadas a tus beneficios, pero no pongas tus ojos en ellos, piensa más bien que somos tus hijos y que, como hijos muy amantes te las dirigimos. A recibirlas alcánzanos el perdón de nuestros pecados y redímenos del castigo por ellos tenemos merecido. Escucha propicia nuestras plegarias y haz que consigamos la dicha eterna.

Recibe nuestras ofrendas, accede a nuestras súplicas, disculpa nuestras faltas, pues eres la única esperanza de los pecadores. Por tu intercesión ante tu Hijo esperamos el perdón de nuestros pecados y en ti, oh Madre celestial, tenemos toda nuestra esperanza. Virgen excelsa de la Merced; socorre a los desgraciados, fortalece a los débiles, consuela a los tristes, ruega por nuestra Patria, intercede por el Papa, por los Obispos, por los Sacerdotes, por los presos y sus familias; que experimenten tu protección maternal todos cuantos se acerquen a ti con devoción y confianza. Está siempre dispuesta a escuchar las oraciones de los que acuden a tus plantas, de manera que vean siempre cumplidos sus deseos. Ruega sin cesar por todo el pueblo cristiano tú, oh Virgen dichosa, que mereciste llevar en tus entrañas purísimas al Redentor del mundo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén

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Día Primero

Comenzar con las oraciones comunes para todos los días.

Señor, Dios Omnipotente y Misericordioso, que así para librar a tu pueblo escogido de la esclavitud de Egipto hablaste a Moisés en el monte Horeb, desde una zarza que ardía sin consumirse, así mismo hablaste en Barcelona al Patriarca San Pedro Nolasco para que rescatase a los cautivos cristianos, siendo la mensajera tu Santísima Madre, la Virgen María, que bajó del cielo y desde el primer instante de su vida fue como zarza milagrosa, pues jamás la tocó la llama de la culpa, ni perdió la hermosura de la gracia, ni su original pureza; te ruego que por la intercesión de la misma Santísima Madre tuya, no se abrase mi cuerpo en las llamas de la impureza, ni se manche mi alma con el pecado de la sensualidad, para que, a imitación de esta celestial Señora, exhale mi corazón fragancias de pureza.

Concluimos:Pídase la gracia que se desea obtener. Terminar con la oración final para todos los días.
Ir a las oraciones finales.

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Día Segundo

Comenzar con las oraciones comunes para todos los días.

Rey soberano, Padre de Misericordia y Dios de todo consuelo, que con la virtud de la vara de Moisés diste a conocer al Faraón la eficacia de tu Divino Poder, pues con ella fue quebrantada la dureza de aquel perverso corazón y consiguió la libertad tu pueblo escogido; humildemente te rogamos, por la intercesión de la virgen Santísima de la Merced, refrenes mis pasiones y ablandes la dureza de mi pobre corazón, para que, logrando con tu gracia quebrantar las cadenas de mis culpas, me vea libre de la esclavitud del pecado; y concediéndome la merced de tu caridad y justicia, me des también el don de la perseverancia final, para merecer y lograr la gloria eterna. Amén.

Concluimos:Pídase la gracia que se desea obtener. Terminar con la oración final para todos los días.
Ir a las oraciones finales.

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Día Tercero

Comenzar con las oraciones comunes para todos los días.

Poderosísimo Señor y Padre compasivo que después de librarlos del cautiverio, diste a los israelitas una columna de esperanza y consuelo, pues durante el día, en forma de nube los defendía de los rayos y ardores del sol, y por la noche, en figura de fuego, les iluminaba para librarlos de todo riesgo y peligro; humildemente te suplico por mediación de María Santísima de la Merced, que consigamos vernos libres de los rigores de tu justicia y merezcamos, por tu piedad, el fuego del divino amor que abrase siempre nuestros corazones y sirva de luz que disipe las sombras de nuestra ignorancia para que no perdamos nunca el camino del cielo. Amén.

Concluimos:Pídase la gracia que se desea obtener. Terminar con la oración final para todos los días.
Ir a las oraciones finales.

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Día Cuarto

Comenzar con las oraciones comunes para todos los días.

¡Dulcísimo Jesús, Dios infinito, hijo Unigénito de María!; pues manifestaste a los hombres que te es agradable el título de la Merced con que veneramos a tu Santísima Madre: haz, Señor, que experimentemos el Poder de este celestial nombre y singular devoción, y que la Reina del cielo y tierra nos defienda del enemigo infernal y de todas sus asechanzas y tentaciones, para que acertemos a servirte en esta vida y después podamos cantarte himnos de alabanza por toda la eternidad. Amén.

Concluimos:Pídase la gracia que se desea obtener. Terminar con la oración final para todos los días.
Ir a las oraciones finales.

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Día Quinto

Comenzar con las oraciones comunes para todos los días.

Clementísimo Señor, Padre amoroso y benignísimo creador nuestro, somos pecadores y por ellos merecedores de castigo en este mundo y en el otro, más por tu infinita misericordia, nos concedes un refugio seguro en la protección de tu Santísima Madre; continúa derramando sobre cuantos la veneramos como a Madre de Merced y Misericordia tus divinas bendiciones, para que, libres de los peligros de este mundo, lleguemos con su protección, al Puerto seguro de la Gloria. Amén.

Concluimos:Pídase la gracia que se desea obtener. Terminar con la oración final para todos los días.
Ir a las oraciones finales.

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Día Sexto

Comenzar con las oraciones comunes para todos los días.

Señor, Dios de la Misericordia, que por medio de la reina Esther libraste a los israelitas de la sentencia de muerte dictada por Asuero; te rogamos, piadoso dueño de nuestras almas, que por la intercesión de la Santísima Virgen María de la Merced, nos libres de la muerte del pecado, concediéndonos la libertad de los Hijos de Dios y vivir en gracia hasta que podamos gozar eternamente en la gloria. Amén.

Concluimos:Pídase la gracia que se desea obtener. Terminar con la oración final para todos los días.
Ir a las oraciones finales.

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Día Séptimo

Comenzar con las oraciones comunes para todos los días.

Eterno y Omnipotente Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, que coronaste a la Santísima Virgen María de estrellas y la vestiste de Gloria y Majestad, dándole poder contra todos nuestro enemigos; te suplicamos con la mayor confianza, nos otorgues el favor de considerarnos como devotos y esclavos de tan esclarecida Señora, pues la invocamos como Madre de la Merced y Misericordia, para que así nos veamos libres de las asechanzas del enemigo infernal ahora y en la hora de nuestra muerte y podamos conseguir la Gloria eterna. Amén.

Concluimos:Pídase la gracia que se desea obtener. Terminar con la oración final para todos los días.
Ir a las oraciones finales.

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Día Octavo

Comenzar con las oraciones comunes para todos los días.

Amantísimo Dios y piadoso Señor, que para librar del castigo de la muerte a tu siervo Nabal, dispusiste que bajara del monte la prudente Abigail, para postrarse ante el Rey David; te suplicamos rendidamente que por los ruegos de la hermosísima y prudente Virgen María de la Merced, tu Madre, que bajó del monte de la gloria a la ciudad de Barcelona para dar consuelo a todos los afligidos y libertad a los cautivos cristianos, nos libres de todo peligro de cuerpo y alma y nos concedas entrada segura en la gloria celestial. Amén.

Concluimos:Pídase la gracia que se desea obtener. Terminar con la oración final para todos los días.
Ir a las oraciones finales.

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Día Noveno

Comenzar con las oraciones comunes para todos los días.

Dios y Señor de todo el Universo, que compadecido de nuestras miserias te dignaste bajar a redimirnos de la esclavitud del pecado haciéndote hombre en las purísimas entrañas de María; te rogamos por ese infinito amor tuyo, que pues elegiste a la Virgen Madre tan pura y tan misericordiosa, hagas que ella derrame sobre todos tus devotos la lluvia de sus bondades, para que mereciendo subir pro la senda de las virtudes, logremos, por la intercesión de la virgen María de la Merced, gozar de la Bienaventuranza Eterna, adorándote en tus moradas celestiales, donde vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo, y eres Dios por los siglos de los siglos. Amén.

Concluimos:Pídase la gracia que se desea obtener. Terminar con la oración final para todos los días.
Ir a las oraciones finales.

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Fuente: Caholic.net


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Novena a Nuestra Señora del Cielo https://www.reinadelcielo.org/novena-a-nuestra-senora-del-cielo/ Thu, 12 Sep 2024 06:05:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=25013 ]]>

Presentación

El 15 de septiembre de 1999, cercana a la ciudad de Belén de Escobar, Provincia de Buenos Aires, República Argentina, un pequeñísimo grupo de tres misioneros dan inicio a la veneración de Nuestra Santísima Madre, bajo la advocación de Nuestra Señora del Cielo.

Hoy, miles de personas se sienten atraídas por Ella.
¿Por qué? Porque son cientos los testimonios de conversión y sanación, testimonios que se van multiplicando ante la presencia y devoción a Nuestra Hermosa Señora.

Día a día como pequeños que se cobijan junto a Su Madre crece también el número de misioneros. De aquella mamá y sus dos niños que iniciaron este camino, hoy son cientos de misioneros trabajando en esta gran Obra del Señor y Su Madre.

Esta Novena, ofrece la posibilidad de introducirnos en la espiritualidad de esta Misión. Conforme la vamos rezando, apoyados en la Santa Palabra, las meditaciones, las oraciones, de la Mano Purísima de María, Intercesora y Abogada Nuestra iremos caminando hacia Jesús. 

¿Cómo rezarla? 

Sugerimos: empezar todos los días 6 de cada mes para terminar el día 15 con una hora de Adoración ante Jesús Sacramentado y la Santa Misa, de ser posible. Conmemorando el 15 de septiembre, su aniversario.
Se puede rezar de manera individual o en los Grupos de Oración.

  1. Señal de la Cruz
  2. Invocación al Espíritu Santo: 
    Ven Espíritu Santo, ven, por medio de la poderosa intercesión del Corazón Inmaculado de María, tu Amadísima Esposa, Ven. (Tres veces)
  3. Oración Inicial para todos los días pidiendo la intercesión de Nuestra Señora del Cielo. 
  4. Lectura de la Santa Palabra siguiendo el Evangelio del día.
  5. Meditación para cada día.
  6. 1 Padre Nuestro, 1 Ave María, Gloria
  7. Oración Final para todos los días: El Magníficat

Oración Inicial

Madre María, Nuestra Señora del Cielo, hoy me consagro para la noche y el día, en una palabra, para toda mi vida, pues solo tuyo soy y todo lo espero de vos y de Tu Amado Hijo, Jesús. Pues me consagro y te pido la Gracia que tanto necesito (Se pide la Gracia…………..) y también te pido que tu Inmaculado Corazón derrame todas sus gracias sobre mí y todos mis hermanos, para que lleguemos a la Gloria de la Resurrección, por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Oración Final

El Magnificat: La mayor alabanza al Unico y Trino Dios
El Magníficat, el canto de María (Lucas 1, 46-55)

Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi Espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque Él miró con bondad la pequeñez de tu servidora.

En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡Su Nombre es Santo

Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. Desplegó la fuerza de Su Brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes.

Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, Su servidor, acordándose de Su Misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre.
Amén.

Día 1

  • Señal de la Cruz
  • Invocación al Espíritu Santo: 
    Ven Espíritu Santo, ven, por medio de la poderosa intercesión del Corazón Inmaculado de María, tu Amadísima Esposa, Ven. (Tres veces).
  • Meditación

María, Señora mía, dame fuerza en mis caídas e ilumina mi vida. Tú que eres Madre de esperanza, dame fortaleza y templanza en mis duras batallas, y cuando mi alma caiga levántala con la fe que supiste vos tener para que nuevamente pueda ver y seguir a Jesús, Nuestro Rey. Amén.

Oración

Mi Buen Dios, los días “7” te pedimos, por medio de la reparación al Corazón Inmaculado de María, por los que no creen, te lo pedimos ¡Oh Señor! Amén, Amén.

Oración Final 

1 Padre Nuestro, 1 Ave María, Gloria

Día 2

  • Señal de la Cruz
  • Invocación al Espíritu Santo: 
    Ven Espíritu Santo, ven, por medio de la poderosa intercesión del Corazón Inmaculado de María, tu Amadísima Esposa, Ven. (Tres veces).

Meditación

Dulce Señora y Soberana mía, ayúdame para que sepa hacer oración que cimiente mi camino. Haz que mi alma sea un castillo de fe y esperanza, y que en tu amor siempre arda. Amén.

Oración

¡Oh! Mi Amado y Dulce Señor, el Portal de Mi Amor, entrad en mi corazón para lavarlo y guardadlo sólo Vos, mi Dios. Amén.

1 Padre Nuestro, 1 Ave María, Gloria

Oración Final 

Día 3

  • Señal de la Cruz
  • Invocación al Espíritu Santo: 
    Ven Espíritu Santo, ven, por medio de la poderosa intercesión del Corazón Inmaculado de María, tu Amadísima Esposa, Ven. (Tres veces).

Meditación

Nuestra Señora del Cielo, Madre de Jesús y Madre nuestra, que nos acaricias permanentemente con tu delicado amor, haz que permanezcamos en vos, como Seguro Refugio que nos regala Dios. Y auméntanos a través de los Inmaculados Latidos de Tu Corazón la confianza en Jesús, Nuestro Señor. Amén.

Oración

Mi Divino Sagrado Corazón, hacedme un corazón nuevo para amarte con fervor y encontrar ese Gran Dulzor que escondéis en Vuestro Interior. Fortaléceme, cuídame y hazme conforme a lo que Vos solo queréis. 
Amén

1 Padre Nuestro, 1 Ave María, Gloria

Oración Final 

Día 4

  • Señal de la Cruz
  • Invocación al Espíritu Santo: 
    Ven Espíritu Santo, ven, por medio de la poderosa intercesión del Corazón Inmaculado de María, tu Amadísima Esposa, Ven. (Tres veces).

Meditación

María, la Preciosa Madre de Belén, haz que la oración se transforme en el canto de mi corazón para alabar a Jesús, Mi Salvador. Y que con esperanza y gozo clame al Señor diciendo: ¡Ven Jesús, ven! 
Amén.

Oración

Devoción a la Reina del Cielo:
La luz de mi Soberana que llene todas mis mañanas y que en ellas yo haga gala de quien cubre mi alma. Salve Reina del Cielo, Salve mi Bella María, sé tú mi única guía a través de mi vida que ofrezco a Ti, Madre Divina.
Amén.

1 Padre Nuestro, 1 Ave María, Gloria

Oración Final 

Dia 5

  • Señal de la Cruz
  • Invocación al Espíritu Santo: 
    Ven Espíritu Santo, ven, por medio de la poderosa intercesión del Corazón Inmaculado de María, tu Amadísima Esposa, Ven. (Tres veces).

Meditación

Madre de los pequeños, Madre de los que no tienen consuelo haz que la pureza, la oración y el amor verdadero sean la fortaleza que cubra el corazón de jóvenes y niños. Guárdalos en Tu Inmaculado Corazón para sean sanos de cuerpo y alma, y felices en Cristo.
Amén.

Oración

Espíritu Santo, dame los siete Dones para no caer en la tentación.
Amén.

1 Padre Nuestro, 1 Ave María, Gloria

Oración Final 

Día 6

  • Señal de la Cruz
  • Invocación al Espíritu Santo: 
    Ven Espíritu Santo, ven, por medio de la poderosa intercesión del Corazón Inmaculado de María, tu Amadísima Esposa, Ven. (Tres veces).

Meditación

Madre de la Palabra, Nuestra Señora del Cielo, tú que ves nuestro esfuerzo, haz que vivamos la Santa Palabra y vistamos nuestro corazón de Fiesta pues Cristo Reina. Que sepamos amasar nuestra alma, convirtiéndola en pan que se brinde a los demás.
Amén

Oración

Oración al Divino Niño en acto de súplica ¡Oh! Divino Niño, escucha mi súplica para que llegue hasta Tu Corazón y me renueve siempre en El. Te pido que tengas piedad de nosotros y que nos lleves a una vida de santidad.
Amén 

1 Padre Nuestro, 1 Ave María, Gloria

Oración Final 

Día 7

  • Señal de la Cruz
  • Invocación al Espíritu Santo: 
    Ven Espíritu Santo, ven, por medio de la poderosa intercesión del Corazón Inmaculado de María, tu Amadísima Esposa, Ven. (Tres veces).

Meditación

Nuestra Señora del Cielo, Mujer vestida de Sol, que llevas en tu santo seno, al Dios del Amor, llámanos cuando perdamos el camino, socórrenos en nuestra debilidad para que a través tuyo el Niño Dios nos pueda cuidar.
Amén

Oración

Virgen Dulcísima, me atrevo a prometerte hacer todo el esfuerzo en no ofenderte más. Yo, ________________ te ofrezco todos mis dolores y penas que tenga en este día y en todos los días de mi vida, hasta el de la hora de mi muerte. Y termino pidiéndote conocerte más, saber amarte más y sentirte más para llegar a una vida de santidad.
Amén 

1 Padre Nuestro, 1 Ave María, Gloria

Oración Final 

Día 8

  • Señal de la Cruz
  • Invocación al Espíritu Santo: 
    Ven Espíritu Santo, ven, por medio de la poderosa intercesión del Corazón Inmaculado de María, tu Amadísima Esposa, Ven. (Tres veces).

Meditación

“Sagrado Corazón de Jesús, en Vos Confió”. María Mujer Pura y Fiel, que este sea el canto que repitan siempre mis labios. Ayúdame a amar a Jesús como lo amaste tú, ayúdame a creer en Jesús como creíste tú y ayúdame a espera en Jesús como esperaste tú.
Amén

Oración

Dios Mío, siempre cuídame hasta que llegue al Cielo. ¡Cuídame! 
Amén 

1 Padre Nuestro, 1 Ave María, Gloria

Oración Final 

Día 9

  • Señal de la Cruz
  • Invocación al Espíritu Santo: 
    Ven Espíritu Santo, ven, por medio de la poderosa intercesión del Corazón Inmaculado de María, tu Amadísima Esposa, Ven. (Tres veces).

Meditación

Nuestra Señora del Cielo, Madre del esfuerzo ayúdame a mejorar cada día siguiendo tus preciosos pasos y que así llegue a ser santo. Que la Eucaristía y la confesión fortalezcan y limpien mi corazón, para que Dios habite en mi interior.
Amén

Oración

¡Oh! mi Buen Dios, mi Rey y Salvador, hoy te pido perdón, pero sé que de Tu Corazón no solo brota el agua del perdón, sino la otra luz que es de la Victoria por Tu Sangre que derramaste en la Pasión. Es la Sangre de la Victoria, del Único, Trino y mismo Dios.
Amén 

1 Padre Nuestro, 1 Ave María, Gloria

Oración Final

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Fuente: Nuestra Señora del Cielo


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Novena a la Natividad de la Virgen María https://www.reinadelcielo.org/novena-a-la-natividad-de-la-virgen-maria/ Mon, 02 Sep 2024 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=26769 Se reza del 30 de agosto al 7 de septiembre.]]> Oración preparatoria para todos los días

¡Oh María santísima! elegida y destinada ab eterno por la augustísima Trinidad para Madre del unigénito Hijo del Padre, anunciada por los Profetas, esperada de los Patriarcas, y deseada de todas las gentes; sagrario y templo vivo del Espíritu Santo, sol sin mancha, porque fuisteis concebida sin pecado original, Señora del cielo y de la tierra, Reina de los Ángeles; nosotros humildemente postrados os veneramos, y nos alegramos de la solemne conmemoración anual de vuestro felicísimo Nacimiento; y de lo mas íntimo de nuestro corazón os suplicamos que os dignéis benigna venir a nacer espiritualmente en nuestras almas, para que cautivadas estas por vuestra amabilidad y dulzura, vivan siempre unidas a vuestro dulcísimo y amabilísimo Corazón.

Pedir la gracia que deseo alcanzar de María en esta Novena.

Oración final para todos los días

¡Oh graciosísima Niña! que con vuestro feliz nacimiento habéis consolado al mundo, alegrado al cielo y aterrado al infierno; habéis dado ayuda a los caídos, consuelo a los tristes, salud a los enfermos y alegría a todos; os suplicamos con los mas fervorosos afectos que renazcáis espiritualmente con vuestro santo amor en nuestras almas; renovad nuestro espíritu para que os sirvamos, encended de nuevo nuestro corazón para que os amemos; y haced florecer en nosotros aquellas virtudes con las que podamos hacernos siempre mas agradables a vuestros benignísimos ojos. ¡Oh María! Sed para nosotros María, haciéndonos experimentar los saludables efectos de vuestro suavísimo Nombre; sírvanos la invocación de este Nombre de alivio en los trabajos, de esperanza en los peligros, de escudo en las tentaciones, de aliento en la muerte. Sea el Nombre de María como la miel en la boca, la melodía en el oído, y el júbilo en el corazón. Amén.

Concluir con un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

´Día Primero: Virgen María, ¡Bendita Tú entre todas las mujeres!

Comenzar con al Oración preparatoria para todos los días ⬆

Oración

Tú que fuiste predestinada desde toda la eternidad, y elegida entre todas las mujeres, para ser la Madre del Hijo de Dios, por lo cual Dios infundió en tu alma todas las virtudes y el Espíritu Santo te colmó con todos sus dones e inflamó tu corazón en el amor de Dios. Te ruego, -ya que dicen que amarte es señal de predestinación-, que enriquezcas mi alma con el amor, las virtudes y frutos que necesito, para que mi vida sea digna de hija de Dios y de hija tuya, para que imitándote a Ti, vaya uniendo más y más estrechamente mi voluntad a la Voluntad de Dios y así como con tu “Sí” a Su Voluntad dio inició la Historia de la Salvación , al tomar carne el Hijo de Dios en tus entrañas por obra del Espíritu Santo, también yo, haga de mi vida un “sí”, y pueda emplear mi vida en el amor y servicio de Él y de la Iglesia, convirtiéndome en instrumento de salvación para los demás.

Rezar tres Ave María en honor de la SantísimaTrinidad y Gloria.

Concluir con la Oración final para todo los días ⬆

´Día Segundo: Virgen María, siempre inmaculada, “bendito el Fruto de tu vientre”.

Comenzar con al Oración preparatoria para todos los días ⬆

Oración

Tú que desde el primer instante de tu concepción fuiste preservada por Dios de toda mancha de pecado y llena de gracia , para que llegada la “Plenitud de los tiempos” su Divino Hijo, llevando a cumplimiento el plan providencial de la Santísima Trinidad sobre la salvación de los Hombres, se encarnase en Ti por obra del Espíritu Santo, quedando Tú introducida ya desde aquel primer anuncio en el Misterio de Cristo tu Hijo para siempre. Te suplico por tu Inmaculada Concepción que me concedas Tu auxilio para que mantenga siempre mi alma limpia de pecado y el Espíritu Santo pueda formar Contigo y en Ti a Jesús en mi corazón y llena de sus dones como Tu, sea una digna morada de la Santísima Trinidad.

Rezar tres Ave María en honor de la SantísimaTrinidad y Gloria.

Concluir con la Oración final para todo los días ⬆

´Día Tercero: Virgen María, Modelo de humildad y de obediencia a la Voluntad de Dios.

Comenzar con al Oración preparatoria para todos los días ⬆

Oración

Tú que te llamaste a Ti misma “esclava del Señor”, Tú que te gozaste en tu pequeñez, que Te consagraste del todo a Ti misma, ¡con todo tu ser a la Persona y a la obra salvífica de Jesús!, haciendo de tu vida no sólo un continuo canto de amor, de alabanza y de gratitud a Dios, sino también un continuo acto de servicio, cooperando así en la redención con humildad y fidelidad. Te suplico que me alcances del Señor que llena de ese amor, llena de fe y con un corazón humilde y generoso, pueda a ejemplo Tuyo, hacer de mi vida un continuo acto de servicio a su Persona y a su misión salvadora, siendo instrumento de salvación en sus Manos para otros y para la total y completa instauración de su Reino y de la Iglesia en el mundo, para que así un día Contigo pueda proclamar las grandezas de Dios y cantar por siempre sus Misericordias.

Rezar tres Ave María en honor de la SantísimaTrinidad y Gloria.

Concluir con la Oración final para todo los días ⬆

´Día Cuarto: Virgen María, Maestra de oración y de silencio, primera oyente y discípula de Jesús.

Comenzar con al Oración preparatoria para todos los días ⬆

Oración

Tú que como nadie conociste y viviste los Misterios de la Encarnación y de la Redención, Tú que guardaste y meditaste en tu Corazón con fe, esperanza y amor, las palabras que te fueron dichas de parte de Dios y los acontecimientos que constituyeron los Misterios de la infancia y de la vida de Jesús, descubriendo poco a poco a través de todo ello los misteriosos e inefables designios de Dios Padre sobre la salvación de los hombres Te ruego que me alcances de Dios esa fe fuerte , firme e indestructible, esa esperanza contra toda esperanza y ese amor ardiente, pleno y total que adornaron tu Corazón, para que acepte siempre en mi vida los misteriosos designios de la Voluntad de Dios, vea en todo su Providencia que sólo desea mi bien y sea para otros testimonio de fe y de esperanza.

Rezar tres Ave María en honor de la SantísimaTrinidad y Gloria.

Concluir con la Oración final para todo los días ⬆

´Día Quinto: Virgen María, madre, auxilio, salud, refugio, consuelo, socorro, abogada de todos aquellos que te necesitan y acuden a Ti con confianza y amor.

Comenzar con al Oración preparatoria para todos los días ⬆

Oración

Tú que yendo a visitar a tu prima Sta. Isabel y luego en las Bodas de Caná, me diste ejemplo de amor ,de generosidad y solidaridad con el prójimo, manifestándose en ambos momentos a través de Ti, la Divinidad y el poder de Jesús. Enséñame a tener ese espíritu de generosidad y de solidaridad para con todos los que forman parte de mi vida, con todos aquellos que de algún modo necesiten mi ayuda, especialmente con los mas pobres y también en aquellas necesidades por muy lejanas que estén en las que sea necesario el “milagro” y el poder de la caridad; que como Tú y con tu ayuda también yo lleve a Jesús allí adonde vaya , para que descubran a través de mí “sierva inútil”, el poder y la misericordia de Jesús y como Tú en mi oración presente siempre y sin cesar a Dios Padre las necesidades de los hombres y del mundo.

Rezar tres Ave María en honor de la SantísimaTrinidad y Gloria.

Concluir con la Oración final para todo los días ⬆

´Día Sexto: Virgen Santísima de los Dolores.

Comenzar con al Oración preparatoria para todos los días ⬆

Oración

Tú que como nadie viviste, “sentiste” y sufriste en Tu Corazón de Madre , el desamor, la persecución, la calumnia , la dolorosísima Pasión y Muerte que sufrió Jesús por nuestra salvación, alcánzame del Espíritu Santo la fe, el amor y el don de fortaleza que llenaron tu Corazón en aquellos momentos, para que también yo acepte con amor y una los sufrimientos de mi vida, a los de Jesús y a los Tuyos, para completar en mi carne -como decía S. Pablo- lo que le falta a su Pasión en bien de la Iglesia y por la salvación de las almas.

Rezar tres Ave María en honor de la SantísimaTrinidad y Gloria.

Concluir con la Oración final para todo los días ⬆

Día Séptimo: Virgen María, Madre de Dios y Madre de todos los Hombres.

Comenzar con al Oración preparatoria para todos los días ⬆

Oración

Tú que estuviste junto a Jesús clavado en la Cruz, y sin duda te asociaste con entrañas de Madre a su sacrificio, y te ofreciste con Él al Padre para la salvación de todos los Hombres , engendrándonos como hijos tuyos al pie de la Cruz en la persona de S. Juan a costa de dolores tan inmensos y amargos, defiende nuestra causa con tu protección maternal y tu intercesión “omnipotente” ante Dios. Obtennos a los que amamos y seguimos a Jesús el incesante socorro de su gracia, para que nos mantengamos fieles a las exigencias y a los compromisos de nuestro Bautismo y demos testimonio de Él con toda nuestra vida y para que podamos luchar contra los enemigos de nuestra salvación y no nos alejemos de Él por el pecado. Y ya que eres Madre de Bondad y de Misericordia ora sin cesar por tantos Hombres, que viven en pecado, cerrados a su Misericordia; de espaldas a Él o negando su existencia. “Pon” ante Dios Padre, los brazos de Jesús abiertos en la Cruz, para que mantenga siempre sus brazos abiertos dispuestos a acoger en un abrazo de amor y de perdón a todos los hombres por los que Jesús entregó su vida, aunque sea en el último instante de las suyas. Madre de los pecadores y Madre de la Vida, ruega por nosotros.

Rezar tres Ave María en honor de la SantísimaTrinidad y Gloria.

Concluir con la Oración final para todo los días ⬆

Día Octavo: Virgen María, Madre y Modelo de la Iglesia.

Comenzar con al Oración preparatoria para todos los días ⬆

Oración

Tú que unida como una discípula más, a los Apóstoles y discípulos en el Cenáculo, esperaste orando e invocando sin cesar, el Don del Espíritu Santo prometido por Jesús antes de su Ascensión al Cielo. Alcánzame, que unida en oración con la Iglesia, implore a Dios que se realice en Ella un Nuevo Pentecostés, que El la una en la paz y en el amor y renueve y transforme los corazones de todos los cristianos, para que llenos de sus dones nuestra vida sea un testimonio de fe, de esperanza y de amor como la tuya y seamos ejemplo de santidad en este mundo tan secularizado, adonizado y alejado de Dios, para que así los Hombres crean que Jesús es el Salvador, el Hijo enviado, predilecto y amado del Padre y escuchando su voz, crean y amen al Padre, y aceptando la Salvación vivan como salvados.

Rezar tres Ave María en honor de la SantísimaTrinidad y Gloria.

Concluir con la Oración final para todo los días ⬆

Día Noveno: Virgen María, Reina y Señora de los Ángeles.

Comenzar con al Oración preparatoria para todos los días ⬆

Oración

Tú que fuiste Asunta en cuerpo y alma al Cielo, y coronada como Reina y Señora de Cielos y Tierra y gozas ya sentada a la diestra de Jesús de la Unión , de la Gloria eterna y del Amor de la Santísima Trinidad . Guíame acompáñame y protégeme en mi peregrinaje de la fe hacia la vida eterna, para que no me aparte de Jesús, único y verdadero Camino hacia el Padre y en la hora de la muerte experimente tu poderosa intercesión y protección maternal .y así Contigo pueda alabar, adorar y gozar de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo por toda la eternidad.

Rezar tres Ave María en honor de la SantísimaTrinidad y Gloria.

Concluir con la Oración final para todo los días ⬆

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Fuente: ACI Prensa


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Novena a San Agustín https://www.reinadelcielo.org/novena-a-san-agustin/ Fri, 23 Aug 2024 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=7639 Vida de San Agustín

Nació en Africa del Norte en 354, hijo de Patricio y Santa Mónica. El tuvo un hermano y una hermana, y todos ellos recibieron una educación cristiana. Su hermana llegó a ser abadesa de un convento y poco después de su muerte, San Agustín escribió una carta dirigida a su sucesora incluyendo consejos acerca de la futura dirección de la congregación. Esta carta llego a ser posteriormente la base para la “Regla de San Agustín”, en la cual San Agustín es uno de los grandes fundadores de la vida religiosa.

A través de la poderosa intercesión de su madre Santa Mónica, la gracia triunfó en la vida de San Agustín. El mismo comenzó a asistir y a ser profundamente impactado por los sermones de San Ambrosio en el Cristianismo. Durante un largo tiempo, San Agustín deseó ser puro, pero el mismo le manifestó a Dios, “Hazme puro … pero aún no” (Confesiones, Capítulo 8). Un día cuando San Agustín estaba en el jardín orando a Dios para que lo ayudara con la pureza, escuchó la voz de un niño cantándole: “Toma y lee; toma y lee” (Confesiones, Capítulo 8). Con ello, el se sintió inspirado a abrir su Biblia al azar, y leyó lo primero que llego a su vista. San Agustín leyó las palabras de la carta de San Pablo a los Romanos capítulo 13:13-14: “nada de comilonas y borracheras; nada de lujurias y desenfrenos … revestíos más bien del Señor Jesucristo y no os preocupéis de la carne para satisfacer sus concupiscencias.” Este acontecimiento marcó su vida, y a partir de ese momento en adelante el estuvo firme en su resolución. 

En el año 387, San Agustín fue bautizado en la fe Católica. Poco después de su bautismo, su madre cayó muy enferma y falleció poco después de cumplir 56 años, cuando San Agustín tenía 33.

Para conocer más de la vida de San Agustín, entra aquí

Aquí puedes rezar la novena en honor a Santa Mónica.

Inicio de la Novena

Comenzamos rezando: Por la señal de la Santa Cruz…

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Oraciones comunes para todos los días

 

ORACIÓN INCIAL PARA TODOS LOS DÍAS

Peregrino y enfermo vuelvo a ti, Dios mío, cansado de peregrinar fuera, y agobiado por el peso de mis males. He experimentado que lejos de tu presencia no hay refugio seguro, ni satisfacción que dure, ni deseo que dé fruto, ni bien alguno que sacie los deseos del alma que creaste. Aquí estoy, pobre y hambriento. ¡Dios de mi salud! Ábreme las puertas de tu casa: perdóname, recíbeme, sáname de todas mis enfermedades, úngeme con el óleo de tu arrepentido. ¡Oh Verdad! ¡Oh belleza infinitamente amable! ¡Qué tarde te amé, hermosura siempre antigua y siempre nueva! ¡Qué tarde te conocí! ¡Qué desdichado fue el tiempo en que no te amé ni conocí! (Confesiones X)

Rezar a continuación la oración del día que corresponda.

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Día Primero

Comenzar con la oración inicial para todos los días.

“La fe cristiana, poniendo el amor en el centro, ha asumido lo que era el núcleo de la fe de Israel, dándole al mismo tiempo una nueva profundidad y amplitud”. (Benedicto XVI, DCE.1)

Lectura Bíblica:  Mt 5:8-9
“Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.”

Reflexión  de San Agustín
“Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios”. Este ese fin de nuestro amor: fin con que llegamos a la perfección, no fin con el que nos acabamos. Se acaba el alimento, se acaba el vestido; el alimento porque se consume al ser comido; el vestido porque se concluye tejiéndolo”. (S 53,6).

Oración
Te pedimos señor que busquemos siempre tener un corazon puro, íntegro, limpio de pecado, limpio de otros intereses que no sean los intereses de Dios.

Pedir la gracia que se desee conseguir en la Novena por intercesión de San Agustín.

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Día Segundo

Comenzar con la oración inicial para todos los días.

“En su muerte en la cruz se realiza ese ponerse Dios contra sí mismo, al entregarse para dar nueva vida al hombre y salvarlo: esto es amor en su forma más radical. ”. (Benedicto XVI, DCE.12)

Lectura Bíblica: 1Jn 3,2
“Amados, ahora somos hijitos de Dios, y aun no está a la vista lo que seremos. Sabemos que cuando se manifieste, seremos semejantes a Él, porque lo veremos tal cual es…”.

Reflexión de San Agustín
“Ama para ver; lo que vas a ver no es algo de poco precio, no es algo que se lo lleva el viento. Verás a Aquél que hizo cuanto amas. Y si esas cosas son hermosas, cómo será quien las hizo?”
(S 22A,4).

Oración
Padre aumenta nuestro amor y  enséñanos a amar, a descubrirte presente en nuestros hermanos, en lo sencillo de todos los días, para poderte amar  como tú lo haces con nosotros tus hijos.

Pedir la gracia que se desee conseguir en la Novena por intercesión de San Agustín.

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Día Tercero

Comenzar con la oración inicial para todos los días.

“… el amor a Dios y al prójimo están realmente unidos: el Dios encarnado nos atrae a todos hacia sí.” (Benedicto XVI, DCE.14)

Lectura Bíblica: Lc 10, 25-27
Y entonces un maestro de la Ley  se levantó y le preguntó para ponerlo a prueba: Maestro ¿Qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?. Jesús le pregunto a su vez ¿Qué está escrito en la Ley?, ¿Qué lees en ella? Él le respondió “amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a  tu prójimo como a ti mismo”. Has respondido exactamente, le dijo Jesús, obra así y alcanzarás la vida.

Reflexión San Agustín
“Para que sepamos amar a Dios, ha de conocérsele; y para que el hombre sepa amar al prójimo como a sí mismo, debe primeramente, amando a Dios, amarse a sí mismo”. (CS 118,8,2)

Oración
Señor te pedimos que estemos siempre dispuestos a vivir en el amor como vos nos enseñaste, dando tu vida por todos, entregando tu tiempo, tus esfuerzos y tus anhelos para transmitir el mensaje de Dios.

Pedir la gracia que se desee conseguir en la Novena por intercesión de San Agustín.
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Día Cuarto

Comenzar con la oración inicial para todos los días.

“Amor a Dios y amor al prójimo se funden entre sí: en el más humilde encontramos a Jesús mismo y en Jesús encontramos a Dios.” (Benedicto XVI, DCE.15)

Lectura  Bíblica: 2 Cor  5, 14-15
El amor de Cristo nos apremia, al considerar que si uno sólo murió por todos, entonces todos han muerto. Y el murió por todos, a fin de los que viven no vivan más para si mismos, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.

Reflexión San Agustín
“Amad, pero pensad qué cosa améis. El amor de Dios y el amor del prójimo se llama caridad; el amor del mundo y el amor de este siglo se denomina concupiscencia. Refrénese la concupiscencia; excítese la caridad”. (CS 31,2,5).

Oración
Señor Jesús danos un corazón generoso, capaz de acudir al servicio de todo el que necesita, un corazón capaz de movilizarse al encuentro del que está solo o abandonado.

Pedir la gracia que se desee conseguir en la Novena por intercesión de San Agustín.
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Día Quinto

Comenzar con la oración inicial para todos los días.

“Él nos ha amado primero y sigue amándonos primero; por eso, nosotros podemos corresponder también con el amor. Dios no nos impone un sentimiento que no podamos suscitar en nosotros mismos”. (Benedicto XVI, DCE.17)

Lectura Bíblica: 1Jn 4, 7-8
Queridos míos, amémonos unos a los otros, porque el amor procede de Dios y el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor.

Reflexión San Agustín
“Deseaste oro, amaste el oro; ¿acaso por amarlo tienes oro? ¿Qué es eso, qué es lo que amas? Amando deseas, deseando buscas, encontrando te atormentas”
(S 68,10).

Oración
Señor Jesus te pedimos que nos renueves desde adentro convirtiéndonos al hombre nuevo, siguiendo tus huellas, guiados por Aquel que nos anima, que nos acompaña y nos enseña a vivir en la caridad que es el amor que nos transmitió tu vida.

Pedir la gracia que se desee conseguir en la Novena por intercesión de San Agustín.
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Día Sexto

Comenzar con la oración inicial para todos los días.

“Él nos ama y nos hace ver y experimentar su amor, y de este « antes » de Dios puede nacer también en nosotros el amor como respuesta.” (Benedicto XVI, DCE.17)

Lectura Bíblica: 1 COR 13, 1-2
Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe. Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas,  si no tengo amor, no soy nada.

Reflexión de San Agustín
“Tened, pues, fe acompañada de amor. Ese es el vestido nupcial. Amaos mutuamente quienes amáis a Cristo; amad a los amigos, amad a los enemigos.” (S 90,9)

Oración
Señor de la Vida  ayúdanos a vivir el mandamiento del amor, siguiendo tus pasos, tus opciones, tu estilo y forma de amar; sintiendo compasión activa por el otro, comprometiéndose con el dolor ajeno, haciéndose próximo del  que sufre y está abandonado

Pedir la gracia que se desee conseguir en la Novena por intercesión de San Agustín.
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Día Séptimo

Comenzar con la oración inicial para todos los días.

“La historia de amor entre Dios y el hombre consiste precisamente en que esta comunión de voluntad crece en la comunión del pensamiento y del sentimiento…” (Benedicto XVI, DCE.17)

Lectura Bíblica: 1, Cor 13,3-7
Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada. El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece,  no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

Reflexión de San Agustín
“Examina primero si ya sabes amarte a ti mismo; Cuando esto sea, te dejaré amar al prójimo como a ti mismo. Pero si aún no sabes amarte a ti mismo no engañes al prójimo como a ti mismo te estás engañando.” (S 128,5)

Oración
Señor que nos conozcamos como tu nos conoces, para poder manifestarlo en la práctica concreta y real de cada día amando en el hoy y ahora, amando a todos a través del servicio, la donación y la entrega de lo mejor de cada uno para el bien de los demás.

Pedir la gracia que se desee conseguir en la Novena por intercesión de San Agustín.
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Día Octavo

Comenzar con la oración inicial para todos los días.

“Sólo el servicio al prójimo abre mis ojos a lo que Dios hace por mí y a lo mucho que me ama. Los Santos han adquirido su capacidad de amar al prójimo de manera siempre renovada gracias a su encuentro con el Señor eucarístico y, viceversa, este encuentro ha adquirido realismo y profundidad precisamente en su servicio a los demás. ” (Benedicto XVI, DCE.18)

Lectura Bíblica: 1, Cor 13, 8-10
El amor no pasará jamás. Las profecías acabarán, el don de lenguas terminará, la ciencia desaparecerá; porque nuestra ciencia es imperfecta y nuestras profecías, limitadas. Cuando llegue lo que es perfecto, cesará lo que es imperfecto.

Reflexión de San Agustín
“Mi peso es mi amor; él me lleva doquiera soy llevado” (C 13,9,10)

Oración
Señor enséñanos a amar como tú lo hiciste, con  paciencia y pasión, con coraje y valentía, con gestos y actitudes, de palabra y de obra, con la vida y con la entrega.

Pedir la gracia que se desee conseguir en la Novena por intercesión de San Agustín.

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Día Noveno

Comenzar con la oración inicial para todos los días.

“El amor crece a través del amor. El amor es « divino » porque proviene de Dios y a Dios nos une y, mediante este proceso unificador, nos transforma en un Nosotros, que supera nuestras divisiones y nos convierte en una sola cosa, hasta que al final Dios sea  todo para todos” (Benedicto XVI, DCE.18)

Lectura Bíblica: 1, cor 13, 11-13
Mientras yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño, pero cuando me hice hombre, dejé a un lado las cosas de niño. Ahora vemos como en un espejo, confusamente; después veremos cara a cara. Ahora conozco todo imperfectamente; después conoceré como Dios me conoce a mí. En una palabra, ahora existen tres cosas: la fe, la esperanza y el amor, pero la más grande de todas es el amor.

Reflexión de San Agustín
“No os exhorto a que tengáis fe, sino a que tengáis amor.” (S 90,8)

Oración
Señor Jesús, maestro bueno, danos un corazón abierto para acoger tu Palabra, y que ella nos impregne desde el interior, para que manifestemos el amor que has derramado en nuestros corazones con  gestos y hechos concretos

Pedir la gracia que se desee conseguir en la Novena por intercesión de San Agustín.

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Novena a Santa Mónica, modelo de las madres cristianas https://www.reinadelcielo.org/novena-a-santa-monica-modelo-de-las-madres-cristianas/ Thu, 22 Aug 2024 06:54:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=7597 Vida de Mónica

La Iglesia venera a Santa Mónica, esposa y viuda. Su único hijo fue San Agustín, doctor de la Iglesia. Su ejemplo y oraciones por su hijo fueron decisivas. El mismo San Agustín escribe en sus Confesiones: “Ella me engendró sea con su carne para que viniera a la luz del tiempo, sea con su corazón, para que naciera a la luz de la eternidad” Por su parte, San Agustín es la principal fuente sobre la vida de Santa Mónica, en especial sus Confesiones, lib. IX.

Mónica nació en Africa del Norte, probablemente en Tagaste, a cien kilómetros de Cartago, en el año 332.

Sus padres, que eran cristianos, confiaron la educación de la niña a una institutriz muy estricta. No les permitía beber agua entre comidas para así enseñarles a dominar sus deseos. Mas tarde Mónica hizo caso omiso de aquel entrenamiento y cuando debía traer vino de la bodega tomaba a escondidas. Cierto día un esclavo que la había visto beber y con quien Mónica tuvo un altercado, la llamó “borracha”. La joven sintió tal vergüenza, que no volvió a ceder jamás a la tentación. A lo que parece, desde el día de su bautismo, que tuvo lugar poco después de aquel incidente, llevó una vida ejemplar en todos sentidos.

Santa Mónica (ft img)

Sus padres la casaron con un ciudadano de Tagaste, llamado Patricio. Era éste un pagano que no carecía de cualidades, pero era de temperamento muy violento y vida disoluta. Mónica le perdonó muchas cosas y lo soportó con la paciencia de un carácter fuerte y bien disciplinado. Por su parte, Patricio, aunque criticaba la piedad de su esposa y su liberalidad para con los pobres, la respetó y, ni en sus peores explosiones de cólera, levantó la mano contra ella.

Mónica explicó su sabiduría sobre la convivencia en el hogar: “Es que cuando mi esposo está de mal genio, yo me esfuerzo por estar de buen genio. Cuando el grita, yo me callo. Y como para pelear se necesitan dos, y yo no acepto la pelea, pues… no peleamos”. Esta fórmula se ha hecho célebre en el mundo y ha servido a millones de mujeres para mantener la paz en casa.

Mónica recomendaba a otras mujeres casadas, que se quejaban de la conducta de sus maridos, que cuidasen de dominar la lengua por ser esta causante en gran parte de los problemas en la casa. Mónica, por su parte, con su ejemplo y oraciones, logró convertir al cristianismo, no sólo a su esposo, sino también a su suegra, mujer de carácter difícil, cuya presencia constante en el hogar de su hijo había dificultado aún más la vida de Mónica. Patricio murió santamente en 371, al año siguiente de su bautismo.

Muy afligida por la conducta de su hijo, Mónica no dejó por ello de embarcarse para Roma; pero al llegar a esa ciudad, se enteró de que Agustín había partido ya para Milán. En Milán conoció Agustín al gran obispo San Ambrosio. Cuando Mónica llegó a Milán, tuvo el indecible consuelo de oír de boca de su hijo que había renunciado al maniqueísmo, aunque todavía no abrazaba el cristianismo. La santa, llena de confianza, pensó que lo haría, sin duda, antes de que ella muriese.

Mónica había querido que la enterrasen junto a su esposo. Por eso, un día en que hablaba con entusiasmo de la felicidad de acercarse a la muerte, alguien le preguntó si no le daba pena pensar que sería sepultada tan lejos de su patria. La santa replicó: “No hay sitio que esté lejos de Dios, de suerte que no tengo por qué temer que Dios no encuentre mi cuerpo para resucitarlo”.

Era el año 387. Agustín le cerró los ojos de Mónica y contuvo sus lágrimas y las de su hijo Adeodato, pues consideraba como una ofensa llorar por quien había muerto tan santamente. Pero, en cuanto se halló solo y se puso a reflexionar sobre el cariño de su madre, lloró amargamente. El santo escribió: “Si alguien me critica por haber llorado menos de una hora a la madre que lloró muchos años para obtener que yo me consagre a Ti, Señor, no permitas que se burle de mí; y, si es un hombre caritativo, haz que me ayude a llorar mis pecados en Tu presencia”.

Aquí puedes rezar la novena en honor a Santa Mónica.

Inicio de la Novena

Comenzamos rezando: Por la señal de la Santa Cruz…

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Oraciones comunes para todos los días

Acto de contrición

Señor mío Jesucristo, divino Redentor y Salvador de las almas, que por las piadosas lágrimas de vuestra sierva Mónica os dignasteis convertir enteramente a Vos el corazón de su hijo Agustín, y desde el día de su total y dichosa conversión le inspirasteis que hiciera siempre frutos de verdadera penitencia; por las lágrimas benditas de aquella madre y por la sincerísima conversión de aquel bienaventurado hijo, conceded, misericordioso, a nuestras almas aquel dolor de verdadera contrición que alcanza con seguridad el perdón de toda culpa; aquel llanto de sincero arrepentimiento que borra toda inquietud y toda mancha, y el hacer tales frutos de penitencia que devuelvan la justificación y la paz a nuestro espíritu contrito y humillado que de veras se convierte a Vos y desea veros desenojado para siempre. Amén.

ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS DÍAS

¡Oh gloriosa Santa Mónica, espejo de esposas, modelo de madres, consuelo de viudas, mujer admirable, a quien Dios infundió el espíritu de oración y concedió aquel don de lágrimas con que supisteis hacer violencia al Dios de las misericordias para que se compadeciera de vuestros gemidos, escuchara vuestras plegarias y os concediera el fin de todos vuestros deseos! A vuestras plantas venimos hoy, las que sufrimos y lloramos en los tristes caminos de la vida, a suplicaros que nos alcancéis el espíritu de oración que vos tuvisteis y la compunción que merecen nuestras culpas, para que, derramando con humildad nuestro corazón ante el Dios de toda piedad y misericordia, alcancemos la gracia de vivir la santa vida que vos vivisteis en la tierra, y merezcamos la gloria que vos gozáis ahora en el cielo, en compañía de nuestros padres, esposos e hijos, y de todos los que por la sangre y el afecto nos pertenecen y son en Jesucristo, Señor nuestro, amados y queridos de nuestro corazón. Amén.

Rezar a continuación la oración del día que corresponda.

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ORACIONES FINALES PARA TODOS LOS DÍAS

¡Gloriosísima y bienaventurada Santa Mónica, grande en la paciencia, magnánima en la esperanza y dichosa en el triunfo, mujer sabia y prudente, que supiste edificar tu casa y en ella resplandeciste como el sol cuando amanece en las alturas del cielo, y en todo fuiste ejemplo esclarecido de mujer cristiana! Ahora, que estás ya en la «tierra de los que viven para siempre», «donde no hay llantos, ni gemidos, ni dolor alguno», acuérdate de las que todavía gemimos y lloramos en el valle donde tú gemías y llorabas, e intercede ante el Señor para que tenga compasión de tantas madres y esposas en sus tribulaciones y trabajos, y para que recoja nuestros gemidos y escuche nuestras plegarias, y nos conceda, como a ti, el fin de todos nuestros deseos, y merezcamos, un día, reinar y descansar en la gloria como tú, rodeadas de todos los seres queridos de nuestro corazón, y bendecir, así, contigo las eternas misericordias del Señor por los siglos de los siglos. Amén.

V. Ruega por nosotros, bienaventurada Santa Mónica.

R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.

¡Oh Dios, consolador de los afligidos y salud de los que en Ti esperan, que aceptaste misericordiosamente las piadosas lágrimas de la bienaventurada madre Mónica por la conversión de su hijo Agustín! Concédenos por la intercesión de entrambos que lloremos nuestras pecados y encontremos la indulgencia de tu gracia. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

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Día Primero

Comenzar con las oraciones comunes para todos los días.

Señor, Dios omnipotente, que os complacisteis en adornar a vuestra escogida sierva Santa Mónica, desde su tierna infancia, con los dones amables de la modestia, de la castidad y del pudor; por lo que ella os agradó con estas preciosísimas virtudes, concededme la gracia de amarlas y practicarlas como ella, para que como ella os sirva y os agrade, mi Dios y mi Señor, en medio de la vanidad y corrupción de este siglo, y así merezca conseguir los premios que tenéis reservados a vuestros escogidos en la eterna bienaventuranza. Amén.

Tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias.

Pedir la gracia que se desee conseguir en la Novena por intercesión de la bienaventurada Santa Mónica.

Terminar con las oraciones finales.

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Día Segundo

Comenzar con las oraciones comunes para todos los días.

¡Oh Dios de infinita gloria y majestad, que inefablemente os complacíais en los sentimientos de piedad y devoción con que os amaba y servía vuestra fidelísima sierva Santa Mónica, cuando con tanto gusto prefería las delicias secretas de la oración y del recogimiento a las tiernas caricias de sus deudos y a todos los halagos seductores del siglo y de la carne! Concededme, por la intercesión de aquella vuestra sierva devotísima, la gracia de que yo os ame y os sirva sin pecado hasta la muerte, y que prefiera siempre la dicha de agradaros a todas las vanidades y deleites de la tierra, y así merezca disfrutar un día las eternas y purísimas delicias de la gloria. Amén.

Tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias.

Pedir la gracia que se desee conseguir en la Novena por intercesión de la bienaventurada Santa Mónica.

Terminar con las oraciones finales.

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Día Tercero

Comenzar con las oraciones comunes para todos los días.

¡Oh Dios infinitamente amable y adorable, que de tal modo infundisteis en el corazón de vuestra amantísima sierva Santa Mónica el celo de vuestra gloria y de la salud de las almas, que, siendo esposa atribulada y afligida, supo beber en silencio el cáliz de sus tribulaciones, y con sus santísimos ejemplos y prudentísimos consejos supo edificar y consolar a muchas madres y esposas! Por lo que os agradó con su heroica paciencia, concededme que sepa yo igualmente sufrir en silencio mis trabajos y edificar con mis palabras y ejemplos a mis prójimos, a fin de que en todo de corazón os sirva, y de todas las cosas que me aproveche para mi santificación, y gloria vuestra, conforme a los designios de vuestra adorable voluntad. Amén.

Tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias.

Pedir la gracia que se desee conseguir en la Novena por intercesión de la bienaventurada Santa Mónica.

Terminar con las oraciones finales.
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Día Cuarto

Comenzar con las oraciones comunes para todos los días.

¡Oh Dios clementísimo y misericordiosísimo que en el corazón maternal de Santa Mónica os dignasteis infundir el espíritu de la humildad y la oración para que en constante súplica rogara en vuestra presencia por la salvación de su esposo y la conversión de su querido hijo Agustín! Por lo mucho que ella os agradó con su oración y sus lágrimas, concededme aquel mismo espíritu de humildad y oración que ella tuvo, para que sepa yo rogar ante vuestro divino acatamiento por las grandes necesidades de mi alma y de todos los que me están por Vos encomendados, y de Vos merezca alcanzar para mi y para ellos, primero, vuestra gracia, y después, la gloria. Amén.

Tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias.

Pedir la gracia que se desee conseguir en la Novena por intercesión de la bienaventurada Santa Mónica.

Terminar con las oraciones finales.
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Día Quinto

Comenzar con las oraciones comunes para todos los días.

¡Oh Dios omnipotente y en las promesas fidelísimo, que os dignasteis inspirar a vuestra sierva Santa Mónica una fe tan grande acerca de la conversión de su hijo Agustín, que, en los días de su tribulación, aseguraba a su propio hijo que él había de venir adonde ella estaba, e hicisteis que se cumpliese la profecía de un santo Obispo que al ver la fe y las lágrimas de Mónica dijo: ” Es imposible que hijo de tantas lágrimas perezca!”. Por lo mucho que os agradó la fe de aquella santa madre, concededme que tenga yo tanta en vuestro poder y misericordia que alcance lo que os pido en esta Novena, y por ello os glorifique mi alma por los siglos de los siglos. Amén.

Tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias.

Pedir la gracia que se desee conseguir en la Novena por intercesión de la bienaventurada Santa Mónica.

Terminar con las oraciones finales.
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Día Sexto

Comenzar con las oraciones comunes para todos los días.

¡Oh Dios omnipotente y Padre de toda consolación, que os dignasteis alentar tanta esperanza en el corazón de vuestra sierva Santa Mónica, que en los días más amargos de su tribulación, cuando su hijo más se alejaba de Vos, nunca dejó de esperar con grande confianza el cumplimiento de sus deseos y la consecución de vuestras misericordias! Concededme por su intercesión y méritos aquella firme esperanza que ella tuvo, para que jamás desfallezca yo en mi oración y merezca conseguir lo que os pido para consuelo de mi alma y gloria vuestra. Amén.

Tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias.

Pedir la gracia que se desee conseguir en la Novena por intercesión de la bienaventurada Santa Mónica.

Terminar con las oraciones finales.
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Día Séptimo

Comenzar con las oraciones comunes para todos los días.

¡Oh Dios, infinitamente bueno y digno de ser amado, que de tal modo consolasteis a vuestra sierva Santa Mónica en las últimas horas de su vida, que, viendo a su lado al hijo de su alma, Agustín, convertido totalmente a Vos y santificado por las aguas del Bautismo, exclamaba que ya nada le quedaba que hacer en este mundo sino volar a Vos para amaros y poseeros para siempre! Por aquel tan grande amor con que os amaba la madre de Agustín sobre la tierra, concededme os ruego, ¡oh mi buen Dios!, que os ame yo como ella, y que de tal modo viva desprendida de todas las cosas y lazos de este mundo, que nada desee fuera de Vos, y así merezca poseeros y gozaros por los siglos de los siglos. Amén.

Tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias.

Pedir la gracia que se desee conseguir en la Novena por intercesión de la bienaventurada Santa Mónica.

Terminar con las oraciones finales.
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Día Octavo

Comenzar con las oraciones comunes para todos los días.

¡Oh Dios de los escogidos y predestinados, que os dignasteis conceder a vuestra sierva Santa Mónica una muerte tan dulce y tan dichosa en tierra extraña, que, sin cuidarse de las honras de su cuerpo, sólo pensó en entregar a Vos el alma, y encargó a su hijo Agustín que dejando descansar su cuerpo en la tierra dondequiera que ella falleciese, no se olvidara de rogar durante los días de su vida por el alma de su madre ante el altar del Señor! Por la preciosa muerte de aquella santa madre, concededme la dicha de morir en Vos y para Vos, como verdadera hija de la Iglesia, de suerte que consiga entrar en Posesión de la bienaventuranza, donde me vea rodeada de mi esposo, de mis hijos y de todos los seres queridos de mi corazón, y juntamente con ellos alabe allí por siempre vuestras misericordias. Amén.

Tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias.

Pedir la gracia que se desee conseguir en la Novena por intercesión de la bienaventurada Santa Mónica.

Terminar con las oraciones finales.
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Día Noveno

Comenzar con las oraciones comunes para todos los días.

¡Oh Dios, que siempre te complaces en la gloria de tus Santos y te muestras en ellos admirable, para que sean venerados de las gentes, y así, en el traslado de las santas reliquias de vuestra sierva Mónica, desde el puerto de Ostia a la Ciudad Eterna, os dignasteis honrarla con el júbilo de los pueblos que la saludaban a su paso, con la devoción de tantas madres que salían a ofrecerle sus hijos y sus lágrimas, y la acompañasteis en aquel glorioso viaje con los prodigios de vuestra omnipotencia, haciendo, por su mediación, grandes milagros! Por el suave aroma que exhalan en vuestra presencia los restos venerados de aquella mujer santa y admirable, dignaos despertarme de mi tibieza, resucitarme a vuestra gloria y concederme cuanto os pido para mi salud eterna y la de todos aquellos que Vos habéis puesto bajo mi amor y cuidado. Glorificad de este modo vuestro nombre

Tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias.

Pedir la gracia que se desee conseguir en la Novena por intercesión de la bienaventurada Santa Mónica.

Terminar con las oraciones finales.

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Fuente: Corazones.org y Caholic.net


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Novena a la Virgen del Carmen https://www.reinadelcielo.org/novena-a-la-virgen-del-carmen/ Tue, 09 Jul 2024 06:11:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=7344 El 16 de julio se celebra la fiesta de la Virgen del Carmen. María tiene en esta manifestación una identificación clara con la orden de los Carmelitas y con San Simón Stock del Monte Carmelo, a quien la Virgen le entregó el escapulario. Y los carmelitas tienen, entre otros, el mérito de haber llevado esta advocación mariana a todos los estratos del pueblo cristiano. En el siglo XII algunos eremitas se retiraron al Monte Carmelo con San Simón Stock.

Aquí puedes rezar la novena en honor a la Virgen del Carmen.

Inicio de la Novena

Comenzamos rezando: Por la señal de la Santa Cruz…

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Oraciones comunes para todos los días

ACTO DE CONTRICIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Ntra. Sra. del Carmen

Dios mío y Señor mío, postrado delante de vuestra Majestad Soberana, con todo mi ser, con toda mi alma y todo mi corazón te adoro, confieso, bendigo, alabo y glorifico. A ti te reconozco por mi Dios y mi Señor; en Ti creo, en Ti espero y en Ti confío me has de perdonar mis culpas, y dar tu gracia y perseverancia en ella, y la gloria que tienes ofrecida a los que perseveran en tu amor. A Ti amo sobre todas las cosas. A Ti confieso mi suma ingratitud y todas mis culpas y pecados, de todo lo cual me arrepiento y te pido me concedas benignamente el perdón. Pésame, Dios mío, de haberos ofendido, por ser Vos quien sois. Propongo firmemente, ayudado con vuestra divina gracia, nunca más pecar, apartarme de las ocasiones de ofenderos, confesarme, satisfacer por mis culpas y procurar en todo serviros y agradaros. Perdóname, Señor, para que con alma limpia y pura alabe a la santísima Virgen, Madre vuestra y Señora mía, y alcance por su poderosa intercesión la gracia especial que en este Novena pido, si ha de ser para mayor honra y gloria vuestra, y provecho de mi alma. Amén.

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre también de los pecadores, y especial Protectora de los que visten tu sagrado Escapulario; por lo que su divina Majestad te engrandeció, escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico me alcances de tu querido Hijo el perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis necesidades, el consuelo de mis aflicciones y la gracia especial que pido en esta Novena, si conviene para su mayor honra y gloria, y bien de mi alma: que yo, Señora, para conseguirlo me valgo de vuestra intercesión poderosa, y quisiera tener el espíritu de todos los ángeles, santos y justos a fin de poder alabarte dignamente; y uniendo mis voces con sus afectos, te saludo una y mil veces, diciendo: (rezar tres avemarías)

Rezar a continuación la oración del día que corresponda.

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ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

Virgen santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra protectora de tu santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh hermosura del Carmelo! Míranos postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección. Te recomiendo las necesidades de nuestro Santísimo Padre, el Papa, y las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación y las de todo el mundo, las mías propias y las de mis parientes y amigos. Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores, herejes y cismáticos como ofenden a tu divino Hijo, y a tantos infieles como gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad. Así sea.

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Día Primero

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que fuiste figurada en aquella nubecilla que el gran Profeta de Dios, Elías, vio levantarse del Mar, y con su lluvia fecundó copiosamente la tierra, significando la purísima fecundidad con que diste al mundo a tu querido Hijo Jesús, para remedio universal de nuestras almas: te ruego, Señora, me alcances de su majestad copiosas lluvias de auxilios, para que mi alma lleve abundantes frutos de virtudes y buenas obras, a fin de que sirviéndole con perfección en esta, vida, merezca gozarle en la eterna. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia…

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena.
Terminar con la oración final.

Día Segundo

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que por tu singular amor a los Carmelitas los favoreciste con tu familiar trato y dulces coloquios, alumbrándolos con las luces de tu enseñanza y ejemplo de que dichosamente gozaron. Te ruego, Señora, me asistas con especial protección, alcanzándome de tu bendito Hijo Jesús luz para conocer su infinita bondad y amarle con toda mi alma; para conocer mis culpas y llorarlas para saber como debo comportarme a fin de servirle con toda perfección; y para que mi trato y conversación sean siempre para su mayor honra y gloria y edificación de mis prójimos. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia…

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena.
Terminar con la oración final.

Día Tercero

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

Ntra. Sra. del Carmen 2

ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que te dignaste admitir con singular amor el obsequio filial de los Carmelitas, que entre todos los mortales fueron los primeros que en tu honor edificaron un templo en el Monte Carmelo, donde concurrían fervorosos a darte culto y alabanza. Te ruego, Señora, me alcances sea mi alma templo vivo de la Majestad de Dios, adornado de todas las virtudes, donde El habite siempre amado, adorado y alabado por mi, sin que jamás le ocupen los afectos desordenados de lo temporal y terreno. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia…

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena.
Terminar con la oración final.

Día Cuarto

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que para mostrar tu especialísimo amor a los Carmelitas les honraste con el dulce nombre de hijos y hermanos tuyos, alentando con tan singular favor su confianza, para buscar en ti, como en amorosa Madre, el remedio, el consuelo y el amparo en todas sus necesidades y aflicciones, moviéndoles a la imitación de tus excelsas virtudes. Te ruego, Señora, me mires, como amorosa Madre y me alcances la gracia de imitarte, de modo que dignamente pueda yo ser llamado también hijo tuyo, y que mi nombre sea inscrito en el libro de la predestinación de los hijos de Dios y hermanos de mi Señor Jesucristo. Así Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia…

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena.
Terminar con la oración final.

Día Quinto

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que para defender a los Carmelitas, tus hijos, cuando se intentaba extinguir la sagrada Religión del Carmen, mostrando siempre el amor y singular predilección con que los amparas, mandaste al Sumo Pontífice, Honorio III, los recibiese benignamente y confirmase su instituto, dándole por señal de que esta era tu voluntad y la de tu divino Hijo, la repentina muerte de dos que especialmente la contradecían. Te ruego, Señora, me defiendas de todos mis enemigos de alma y cuerpo, para que con quietud y paz viva siempre en el santo servicio de Dios y tuyo. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia…

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena.
Terminar con la oración final.

Día Sexto

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que para señalar a los Carmelitas por especiales hijos tuyos, los enriqueciste con la singular prenda del santo escapulario, vinculando en él tantas gracias y favores para con los que devotamente lo visten y cumpliendo con sus obligaciones, procuran vivir de manera que imitando tus virtudes, muestran que son tus hijos. Te ruego, Señora, me alcances la gracia de vivir siempre como verdadero cristiano y cofrade amante del santo escapulario, a fin de que merezca lograr los frutos de esta hermosa devoción. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia…

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena.
Terminar con la oración final.

Día Séptimo

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

Ntra. Sra. del Carmen 3

ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que en tu santo Escapulario diste a los que devotamente lo visten, un firmísimo escudo para defenderse de todos los peligros de este mundo y de las asechanzas del demonio, acreditando esta verdad con tantos y tan singulares milagros. Te ruego, Señora, que seas mi defensa poderosa en esta vida mortal, para que en todas las tribulaciones y peligros encuentre la seguridad, y en las tentaciones salga con victoria, logrando siempre tu especial asistencia para conseguirlo. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia…

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena.
Terminar con la oración final.

Día Octavo

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que ejerces tu especial protección en la hora de la muerte para con los que devotamente visten tu santo escapulario, a fin de que logren por medio de la verdadera penitencia salir de esta vida en gracia de Dios y librarse de las penas del infierno. Te ruego, Señora, me asistas, ampares y consueles en la hora de mi muerte, y me alcances verdadera penitencia, perfecta contrición de todos mis pecados, encendido amor de Dios y ardiente deseo de verle y gozarle, para que mi alma no se pierda ni condene, sino que vaya segura a la felicidad eterna de la gloria. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia…

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena.
Terminar con la oración final.

Día Noveno

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que extendiendo tu amor hacia los Carmelitas, aún después de la muerte, como piadosísima Madre de los que visten tu santo escapulario consuelas sus almas, cuando están en el Purgatorio, y con tus ruegos consigues salgan cuanto antes de aquellas penas, para ir a gozar de Dios, nuestro Señor, en la gloria. Te ruego, Señora, me alcances de su divina Majestad cumpla yo con las obligaciones de cristiano y la devoción del santo escapulario, de modo que logre este singularísimo favor. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia…

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena.
Terminar con la oración final.

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Fuente: Devocionario Católico


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