noche oscura – Reina del Cielo https://www.reinadelcielo.org Fri, 14 Apr 2023 17:39:36 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.3.9 Eres lo que oras https://www.reinadelcielo.org/eres-lo-que-oras/ Fri, 14 Apr 2023 08:00:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=25937 ]]> Me llevó mucho tiempo comprenderlo. Demasiado. ¿Cuántas veces nos ha pedido y sigue pidiendo la Virgen que oremos? En cada aparición de Maria, siempre el mismo pedido: oren. Por eso, ahora finalmente comprendo que verdaderamente “soy, lo que oro”. Y vale para ti también: Eres, lo que oras. Te lo repito. Eres, lo que oras.

Mira, sin oración, tu alma empieza a desfallecer hasta literalmente volverse como una rama seca de un árbol. Aun allí, adherida al tronco, pero seca, inerte, porque sin oración te desconectas de la Fuente de la Vida, que es Dios mismo, quedándote expuesto a todo mal, a toda tentación, a toda caída, a toda enfermedad del cuerpo y del alma.

Sé que te es difícil comprender la verdadera dimensión sobrenatural del acto de orar, pero mi querido hermano, debes abrir los ojos a la realidad espiritual invisible a nuestra vista humana, y comprender que en el centro de nuestra vida está la necesidad de orar. Orar, con el corazón, cada día, incesantemente, convencidos de estar hablando con Dios mismo, cara a Cara. No lo ves, pero Él está allí, esperando, escuchando.

Sé bien que en este instante estás tratando de comprender esto con una mente humana, pero debes mirar las cosas de otro modo, y aceptar que la oración actúa de maneras tan diversas, que ni tu ni yo las podemos imaginar. Por eso te propongo que, sabiendo que no podemos conocer o comprender todo el invisible mundo que se abre cuando oramos, hablemos sin embargo hoy de corazón a corazón sobre las maravillas que ocurren en ti cuando inicias el dialogo con tu Dios.

La clave se esconde en esta pregunta: ¿Por qué necesita Dios que ores?

La respuesta es simple: El no necesita nada, absolutamente nada, y mucho menos algo que tu o yo podamos darle. Tampoco Dios pide oración para El, para guardarla en un cofre o coleccionarla de algún modo, o llenar un álbum de recuerdos con tu foto en la portada. No. El necesita que oremos porque sabe muy bien que los que necesitan oración, somos nosotros. El sabe que la oración es la acción de nuestra voluntad que abre la puerta de nuestro corazón a Su sanación como Medico de las almas.

Si, mi hermano: lo maravilloso de todo esto es que la oración es la llave que sólo nosotros tenemos, que abre de par en par nuestro interior para que Dios entre allí, para que El habite en nosotros. Por eso, debes aceptar que tú necesitas la oración, no Dios. El Señor, como un caballero que es, no va a entrar si tú no abres la puerta, porque El jamás obliga. Es Su Ley, tú oras haciendo uso pleno de tu voluntad, y sólo entonces, Dios responde.

Dichas así las cosas, orar puede ser visto también como pedir a Dios que comience a podar una enredadera que se ha enroscado en tu interior, bloqueando más y más el paso de la Luz Divina, y cercenando tu capacidad de ver la realidad, de escuchar a Dios. Porque la oración hecha desde el corazón es un arma que desata una batalla en tu interior, y es una lucha donde Dios combate contigo contra tus apegos al mundo, tus ansiedades, tus miedos, tus tendencias naturales a caer. Sin oración eres como un ciego que trata de conducirse sin tropezar. Imposible. Totalmente imposible. Es por eso que cuando Dios envía a Su Madre con palabras que penetran a través de esa maraña de mundanidades que te ahogan, Ella siempre opta por comenzar el diálogo con un mensaje: ora, ora sin cesar. Ella sabe muy bien que sin podar esa asfixiante enredadera espiritual que te ahoga, no podrás escuchar a su Hijo, no podrás vivir a pleno los Sacramentos, y mucho menos vivir una vida de Gracia, en Gracia.

Dichas con tal simpleza las cosas, mi hermano, debes comprender que mientras rezas se están cortando cadenas en tu interior, derrumbando muros, sanando heridas, abriendo grietas por las cuales pueda entrar allí la Luz de Dios. Mientras rezas estás abriéndote a que Dios trabaje en ti mismo, combatiendo tus egoísmos, tus vanidades, y acercándote más y más a un momento donde la Gracia del Espíritu Santo pueda inundarte sin restricciones, sin limitaciones. Ese es el poder de la oración, que abre las puertas al Señor para que El limpie y prepare tu alma para recibir la Bendición de Dios mismo, en todo Su Poder.

Te confieso que con gran tristeza he observado que demasiadas veces traté de resolver mis problemas solo, sin oración. Ya hundido en la angustia y la falta de esperanza, volví a la oración, para contemplar como en pocos días El Señor no sólo me dio la fortaleza para atravesar las pruebas, sino que El mismo removió los obstáculos que me estaban angustiando. Dios mismo me dijo ese día que Él estaba esperando mi oración, para liberar Su Misericordia y acudir en mi rescate.

Así, he comprendido finalmente que, sin oración, no soy nada, porque la oscuridad de no estar unido a Dios es más profunda que cualquier noche sin luna ni estrellas. Cuanto más rezo, en cambio, más crece mi abandono en El Señor, en Su Providencia, en Sus Consuelos, en el regalo de tener a Su Madre conmigo. En definitiva, en la esperanza del Reino, porque no hay nada más grande que poder estar un día unido a Él, en el Cielo.

Eres lo que oras, mi querido hermano. Ante cualquier desafío de la vida, responde con más oración. Ante cualquier tristeza o depresión, ora con más insistencia. Aun ante las cosas buenas que Dios te da, ora más y más, porque, en definitiva, todo viene de Dios, ya que nosotros no tenemos nada, ni somos nada. Solo somos en El, cuando le abrimos la puerta de nuestro corazón para que El anide allí dentro, y le dé propósito a nuestra vida, haciendo Su Divina Voluntad. Y eso, solo ocurre, si oras hasta transformarte tú mismo, en oración. Porque, al fin del día, tú eres lo que oras.

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Autor: Reina del Cielo


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Cuando arrecia la tormenta https://www.reinadelcielo.org/cuando-arrecia-la-tormenta/ Fri, 18 Jun 2021 16:08:01 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=5682 Estaba tan tranquilo mi Señor, que pensaba que ya nada malo me podía volver a ocurrir. Tenía una alegría sincera, y no era la felicidad de tener todo bajo control, sino la extraña sensación de haber sido capaz de llegar a un puerto seguro. Como un barco que logra lanzar el ancla en una bahía abrigada de los vientos del mar abierto, para poder poner el pie en tierra y buscar el calor de una casa acompañada de buena comida y amigos. Amigos que me hagan sentir seguro, amado y esperado.

Y de repente, mi Señor, la tormenta se echó sobre mí con toda su fuerza, una vez más. Imprevistamente me encontré en mar abierto, arrancado del calor del hogar para sentir nuevamente la confusión de haber perdido la seguridad, la paz, el cobijante calor del hogar. No quiero pasar por esto, no estoy preparado, porque la herida que sufrí la vez anterior todavía no ha sanado, aun me duele y ya estoy nuevamente expuesto a una nueva herida, quizás peor que las anteriores.

La tormenta arrecia, por fuera y dentro de mí también, aquí mismo. Los golpes se suceden uno tras otro, es difícil de explicar lo difícil que es sentir que me has abandonado Señor. A pesar de que te he visto a mi lado tantas veces, ahora estas tan lejos que ni siquiera tengo certeza de que pueda volverte a oír, y hasta me asaltan dudas de que realmente existas.

En el vacío del abandono, en medio de la noche más negra de mi alma, la tormenta hace destrozos y arranca sentimientos de enojo, de furia, que rápidamente se disipan para dar lugar al miedo, a la desesperación, a la muerte de la fe. El viento destructor es tan frio que mata todo lo que toca, deja una sensación de vacío y silencio interior semejante a una roca cubierta de escarcha y hielo. Toco y busco vida, pero el vacío en mi pecho parece decirme que todo está perdido, que ya no hay esperanza. Un corazón muerto, yermo.

Jesús puerto seguro

En ese punto límite cuestiono todo lo que siempre me has enseñado, Señor. Hasta dudo de mis diálogos contigo, quizás fueron pérdida de tiempo y signo de locura. Si, empiezo a creer que Tus Caminos fueron un engaño, una falsa idea instalada en mi mente. Quizás Tu Palabra fue un espejismo de mi imaginación, porque aquí ya no hay nada, solo esta tormenta tremenda que arranca y rompe todo lo que me dio seguridad en el pasado.

Y justamente cuando más arrecia la tormenta, cuando he decidido solo confiar en mis propias fuerzas, es que veo el engaño al que he sido arrojado, una vez más. Ya no esperaba nada, solo me dejaba mecer por los golpes que una y otra vez me sacudían como una hoja muerta. Y sin embargo algo se encendió dentro de mí, una pequeña luz, una chispa en medio de la oscuridad. Creí que era solo mi imaginación, pero no, allí estaba nuevamente. Un anhelo de seguir, una repentina ilusión de levantarme y hacer frente al viento arrasador. El hielo que cubre mi alma empieza a transformarse en agua, quiere derretirse ante el calor que asoma por debajo de la carne de mi corazón, que quiere volver a latir.

Esa luz repentina que pones en medio de la tormenta, ese calor casi imperceptible que hace latir nuevamente a mi corazón, ese renacer de la esperanza cuando todo está perdido. ¡Debes ser Tú, mi Señor! No hay otro que pueda hacer eso, nadie puede imponerse a la desesperanza como Tú, porque Tú eres la Esperanza misma. No es que no arrecie la tormenta, es solo que sé bien que Tú eres el Dios de las tormentas, Tú las haces y las deshaces y no hay fuerza o contrariedad que pueda superar a Tu Voluntad.

¡Señor, aquí está Tu siervo, Tu siervo Te escucha mi Señor, rescátame de este pozo de desesperación!

Y suavemente te digo al oído, cuando te pones a mi lado: Una Palabra tuya bastará para sanarme, Señor. No hace falta que entres a mi casa, porque mi fe se ha restablecido y ya no confiaré en mis fuerzas, sino solo en Tu Poder, mi Dios. Mi alma canta, se alegra por todas Tus maravillas, porque iluminaste mi noche y te impusiste a mis miedos. ¡Ya no temo a la tormenta que ruge a mi alrededor! Sé que nada ocurre sin que Tú así lo permitas, o lo desees. Por eso confío en que nada me puede pasar, a mí que soy Tu siervo, Tu hermano, Tu hijo.

Mi Señor, cuando más arrecia la tormenta, más feliz me siento de ser capaz de confiar en Tu Presencia, en Tu cuidado. Los vientos arrasadores solo alimentan mi alegría de saberme amado por Ti, de saberme Tu hermano, de poder compartir el dolor del Dios del Dolor. Dame Señor de lo que necesito, Tú me conoces en lo más profundo de mi corazón, hurga en mi alma ennegrecida y pon allí el brillo de Tu Amor para que la aurora me encuentre aferrado a Ti.

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La Madre Teresa se sintió totalmente abandonada por Dios https://www.reinadelcielo.org/la-madre-teresa-se-sintio-totalmente-abandonada-por-dios/ Fri, 08 Apr 2016 12:38:35 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=6667 Hay muchas cosas sobre la Beata Madre Teresa de Calcuta que podrían llamarse “heroicas”, como su incansable servicio a los más pobres entre los pobres y su valiente testimonio ante millones de personas sobre lo que es vivir el Evangelio. Sin embargo, el P. Brian Kolodiejchuk, postulador de la causa de canonización de la Madre Teresa, dijo:

Hay una cosa sobre la fundadora de las Misioneras de la Caridad que está por encima del resto: su experiencia de la oscuridad espiritual, como un sentirse totalmente abandonada por Dios durante gran parte de su vida.

El P. Kolodiejchuk, miembro de la rama sacerdotal de los Misioneros de la Caridad, fundado por la futura santa en 1989, dijo a ACI Prensa que, pasar por esta oscuridad y seguir adelante con su labor a favor de los demás, “es realmente muy heroico”.

Como se recuerda, uno de los primeros pasos para declarar a alguien santo es determinar sus virtudes heroicas. En ese sentido, el postulador dijo que la vida entera de la Madre Teresa fue vivida heroicamente, algo que se desprende de los testimonios.

Pero el aspecto más heroico de la vida y la vocación de la Madre Teresa —agregó el religioso— son los más de 50 años de oscuridad y abandono que sentía después de recibir lo que ella denomina “una llamada dentro de la llamada”, para salir de las Hermanas de Loreto y fundar las Misioneras de la Caridad.

Así, aunque era común ver a la religiosa albanesa sonriendo, en su carta a su director espiritual en 1957, la beata escribió:

“Llamo, me aferro, quiero, y no hay quien responda. Donde intento elevar mis pensamientos al cielo, hay tal convicción de vacío que esos mismos pensamientos retornan como cuchillos afilados y dañan mi alma”.
“Amor –la palabra-, no trae nada. Me dicen que Dios vive en mí, y todavía la realidad de oscuridad y frialdad y vacío es tan grande que nada toca mi alma”.

Madre Teresa de Calcuta 3La Madre Teresa había orado fervientemente para compartir el sufrimiento de Jesús, y muchos, incluyendo a su director espiritual, creyeron que sus sentimientos de rechazo y abandono eran un espejo de la propia experiencia de Cristo de la soledad y la desolación durante su pasión y muerte.

Debido a la profundidad y duración de desierto espiritual de la Madre Teresa, muchos la han aclamado como una gran mística cuando se trata el tema de la oscuridad espiritual.

El mismo P. Kolodiejchuk dijo que la Madre Teresa era “una gran mística, pero también muy concreta, muy en la tierra”. Señaló que una gran cantidad de personas “piensan que los santos están en algún lugar en las nubes místicas”, pero esto no era cierto en la Madre Teresa, que era espiritual, pero también atenta y activa en la vida de los demás.

Recordó que desde el primer momento en que la conoció, la mayor de las cualidades distintivas de la Madre Teresa fue “este sentido que era en realidad ‘madre’”, pues ser madre era algo importante para ella, y fue la única manera en que fue llamada.

Así, cuando la Madre Teresa fue elegida por primera vez superiora general de las Misioneras de la Caridad, su respuesta inmediata después de las felicitaciones fue decir “Oh, eso no significa nada, el título. No, yo quiero ser una madre”.

La religiosa también puso un gran énfasis en la ternura de Dios, dijo el P. Kolodiejchuk, recordando que “tierna” era una de sus palabras favoritas, incluso más que “misericordia”.

“Ella hablaría más sobre el tierno amor de Jesús y su misericordia; su consideración, su presencia, su compasión… Así misericordia era una palabra en su vocabulario, pero con esta cualidad especial de ternura”.

“Incluso en la oscuridad ella todavía tenía un sentido íntimo de la ternura de Dios para con nosotros” —dijo el sacerdote— que recitó una oración que la Madre Teresa solía enseñar para que otros repitieran: “Jesús, en mi corazón, creo en tu tierno amor por mí. Te amo.”

En ese sentido, el P. Kolodiejchuk también dijo que es providencial el hecho que la canonización de la religiosa se lleve a cabo durante el Jubileo de la Misericordia, ya que la misión principal de las Misioneras de la Caridad es responder al capítulo 25 del Evangelio de Mateo, que enumera las obras de misericordia.

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Fuente: Aciprensa
Traducido y adaptado por Eduardo Berdejo. Publicado originalmente en CNA.

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