milagro – Reina del Cielo https://www.reinadelcielo.org Fri, 11 Oct 2024 08:30:49 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.3.9 San Juan XXIII, el Papa bueno https://www.reinadelcielo.org/san-juan-xxiii-el-papa-bueno/ Fri, 11 Oct 2024 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=9565 († 1963)
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En Roma, Italia, San Juan XXIII, Papa, cuya vida y actividad estuvieron llenas de una singular humanidad. Se esforzó en manifestar la caridad cristiana hacia todos y trabajó por la unión fraterna de los pueblos. Solícito por la eficacia pastoral de la Iglesia de Cristo en toda la tierra, convocó el Concilio Ecuménico Vaticano II. († 1963)

Fecha de beatificación: 3 de septiembre de 2000, por S.S. Juan Pablo II.
Fecha de canonización: 27 de abril de 2014, por S.S. Francisco
Memoria litúrgica: 11 de octubre

Su vida

Nació en el seno de una numerosa familia campesina, de profunda raigambre cristiana. Pronto ingresó en el Seminario, donde profesó la Regla de la Orden franciscana seglar. Ordenado sacerdote, trabajó en su diócesis hasta que, en 1921, se puso al servicio de la Santa Sede. En 1958 fue elegido Papa, y sus cualidades humanas y cristianas le valieron el nombre de “papa bueno”. Juan Pablo II lo beatificó el año 2000 y estableció que su fiesta litúrgica se celebre el 11 de octubre.

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Nació el día 25 de noviembre de 1881 en Sotto il Monte, diócesis y provincia de Bérgamo (Italia). Ese mismo día fue bautizado, con el nombre de Ángelo Giuseppe. Fue el cuarto de trece hermanos. Su familia vivía del trabajo del campo. La vida de la familia Roncalli era de tipo patriarcal. A su tío Zaverio, padrino de bautismo, atribuirá él mismo su primera y fundamental formación religiosa. El clima religioso de la familia y la fervorosa vida parroquial, fueron la primera y fundamental escuela de vida cristiana, que marcó la fisonomía espiritual de Ángelo Roncalli.

Recibió la confirmación y la primera comunión en 1889 y, en 1892, ingresó en el seminario de Bérgamo, donde estudió hasta el segundo año de teología. Allí empezó a redactar sus apuntes espirituales, que escribiría hasta el fin de sus días y que han sido recogidos en el «Diario del alma». El 1 de marzo de 1896 el director espiritual del seminario de Bérgamo lo admitió en la Orden franciscana seglar, cuya Regla profesó el 23 de mayo de 1897.

De 1901 a 1905 fue alumno del Pontificio seminario romano, gracias a una beca de la diócesis de Bérgamo. En este tiempo hizo, además, un año de servicio militar. Fue ordenado sacerdote el 10 de agosto de 1904, en Roma. En 1905 fue nombrado secretario del nuevo obispo de Bérgamo, Mons. Giácomo María Radini Tedeschi. Desempeñó este cargo hasta 1914, acompañando al obispo en las visitas pastorales y colaborando en múltiples iniciativas apostólicas: sínodo, redacción del boletín diocesano, peregrinaciones, obras sociales. A la vez era profesor de historia, patrología y apologética en el seminario, asistente de la Acción católica femenina, colaborador en el diario católico de Bérgamo y predicador muy solicitado por su elocuencia elegante, profunda y eficaz.

En aquellos años, además, ahondó en el estudio de tres grandes pastores: san Carlos Borromeo (de quien publicó las Actas de la visita apostólica realizada a la diócesis de Bérgamo en 1575), san Francisco de Sales y el entonces beato Gregorio Barbarigo. Tras la muerte de Mons. Radini Tedeschi, en 1914, don Ángelo prosiguió su ministerio sacerdotal dedicado a la docencia en el seminario y al apostolado, sobre todo entre los miembros de las asociaciones católicas.

En 1915, cuando Italia entró en guerra, fue llamado como sargento sanitario y nombrado capellán militar de los soldados heridos que regresaban del frente. Al final de la guerra abrió la «Casa del estudiante» y trabajó en la pastoral de estudiantes. En 1919 fue nombrado director espiritual del seminario.

En 1921 empezó la segunda parte de la vida de don Ángelo Roncalli, dedicada al servicio de la Santa Sede. Llamado a Roma por Benedicto XV como presidente para Italia del Consejo central de las Obras pontificias para la Propagación de la fe, recorrió muchas diócesis de Italia organizando círculos de misiones. En 1925 Pío XI lo nombró visitador apostólico para Bulgaria y lo elevó al episcopado asignándole la sede titular de Areópoli. Su lema episcopal, programa que lo acompañó durante toda la vida, era: «Obediencia y paz».

Tras su consagración episcopal, que tuvo lugar el 19 de marzo de 1925 en Roma, inició su ministerio en Bulgaria, donde permaneció hasta 1935. Visitó las comunidades católicas y cultivó relaciones respetuosas con las demás comunidades cristianas. Actuó con gran solicitud y caridad, aliviando los sufrimientos causados por el terremoto de 1928. Sobrellevó en silencio las incomprensiones y dificultades de un ministerio marcado por la táctica pastoral de pequeños pasos. Afianzó su confianza en Jesús crucificado y su entrega a él.

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En 1935 fue nombrado delegado apostólico en Turquía y Grecia. Era un vasto campo de trabajo. La Iglesia católica tenía una presencia activa en muchos ámbitos de la joven república, que se estaba renovando y organizando. Mons. Roncalli trabajó con intensidad al servicio de los católicos y destacó por su diálogo y talante respetuoso con los ortodoxos y con los musulmanes. Cuando estalló la segunda guerra mundial se hallaba en Grecia, que quedó devastada por los combates. Procuró dar noticias sobre los prisioneros de guerra y salvó a muchos judíos con el «visado de tránsito» de la delegación apostólica. En diciembre de 1944 Pío XII lo nombró nuncio apostólico en París.

Durante los últimos meses del conflicto mundial, y una vez restablecida la paz, ayudó a los prisioneros de guerra y trabajó en la normalización de la vida eclesiástica en Francia. Visitó los grandes santuarios franceses y participó en las fiestas populares y en las manifestaciones religiosas más significativas. Fue un observador atento, prudente y lleno de confianza en las nuevas iniciativas pastorales del episcopado y del clero de Francia. Se distinguió siempre por su búsqueda de la sencillez evangélica, incluso en los asuntos diplomáticos más intrincados. Procuró actuar como sacerdote en todas las situaciones. Animado por una piedad sincera, dedicaba todos los días largo tiempo a la oración y la meditación.

En 1953 fue creado cardenal y enviado a Venecia como patriarca. Fue un pastor sabio y resuelto, a ejemplo de los santos a quienes siempre había venerado, como san Lorenzo Giustiniani, primer patriarca de Venecia.

Tras la muerte de Pío XII, fue elegido Papa el 28 de octubre de 1958, y tomó el nombre de Juan XXIII. Su pontificado, que duró menos de cinco años, lo presentó al mundo como una auténtica imagen del buen Pastor. Manso y atento, emprendedor y valiente, sencillo y cordial, practicó cristianamente las obras de misericordia corporales y espirituales, visitando a los encarcelados y a los enfermos, recibiendo a hombres de todas las naciones y creencias, y cultivando un exquisito sentimiento de paternidad hacia todos. Su magisterio, sobre todo sus encíclicas «Pacem in terris» y «Mater et magistra», fue muy apreciado.

Convocó el Sínodo romano, instituyó una Comisión para la revisión del Código de derecho canónico y convocó el Concilio ecuménico Vaticano II. Visitó muchas parroquias de su diócesis de Roma, sobre todo las de los barrios nuevos. La gente vio en él un reflejo de la bondad de Dios y lo llamó «el Papa de la bondad». Lo sostenía un profundo espíritu de oración. Su persona, iniciadora de una gran renovación en la Iglesia, irradiaba la paz propia de quien confía siempre en el Señor. Falleció la tarde del 3 de junio de 1963.

Juan Pablo II lo beatificó el 3 de septiembre del año 2000, y estableció que su fiesta litúrgica se celebre el 11 de octubre [1], recordando así que Juan XXIII inauguró solemnemente el Concilio Vaticano II el 11 de octubre de 1962.

Puedes ver la película de la vida de San Juan XXIII, el Papa bueno

El milagro para su beatificación

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El hecho atribuido a la intercesión del Papa Bueno hace referencia a la inexplicable curación de una religiosa, Sor Caterina Capitani, enferma de una dolencia estomacal. Era el año 1966 (apenas tres años después de la muerte de Juan XXIII), cuando la entonces joven Caterina Capitani examinada por los médicos de Nápoles recibió el terrible diagnóstico: “Perforación gástrica hemorrágica con fistulación externa y peritonitis aguda”. Un caso a todas luces desesperado en el que el desenlace fatal había sido ya aceptado por la familia. Sin embargo, el 22 de mayo de 1966, las hermanas de la enferma, sabedoras de que Caterina era una ferviente admiradora de Juan XXIII, oraron pidiendo su intercesión mientras le colocaban una imagen del Papa sobre el estómago de Sor Caterina. Pocos minutos después, la monja, a la que ya habían administrado el sacramento de la unción de los enfermos, comenzó a sentirse bien y pidió comer.

Sor Caterina Capitani, quien falleció en marzo del 2010 (a la edad de 68 años), relató haber visto a Juan XXIII sentado al pie de su cama de enferma, diciéndole que su plegaria había sido escuchada. Días más tarde, una radiografía documentó la desaparición completa del mal que padecía. La ciencia, fue incapaz de dar una explicación a la curación, además en el estómago no le quedaron señales de las cicatrices causadas por la fístula. Una comisión de médicos calificó de “inexplicable científicamente” la curación de la religiosa.

Su canonización

El papa Juan XXIII tenía en su haber más de veinte curaciones inexplicables atribuidas a su intercesión, incluidas dos de las que su postulador estába convencido de que soportarían el riguroso examen del equipo de asesores médicos de la congregación.

Entre los casos más interesantes, está la historia de una mujer de Nápoles que en 2002 ingirió sin querer una bolsa de cianuro. Invocando al beato se salvó del envenenamiento sin dañar los riñones, o el bazo, y curando al mismo tiempo la cirrosis hepática.

Pero un segundo milagro comprobado no fue necesario. El 5 de julio de 2013 el Papa Francisco firmó el decreto en el cual se aprueba la votación a favor de la canonización del Beato Juan XXIII (Angelo Giuseppe Roncalli) realizada el día 2 del mismo mes y año en la sesión ordinaria de los Cardenales y Obispos de la Congregación para la Causa de los Santos.

Para conocer más sobre este proceso recomendamos leer el artículo ¿Por qué Juan XXIII será santo sin milagro?
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NOTA
[1] En el santoral los santos y beatos se inscriben en su fecha de muerte, día de su ingreso a la casa del Padre. La fiesta litúrgica no tiene que coincidir obligatoriamente con la fecha de recordación en el santoral.

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Fuente: Vatican.va


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Vida de San Antonio de Padua https://www.reinadelcielo.org/vida-de-san-antonio-de-padua/ Thu, 13 Jun 2024 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=6429 ]]>

San Antonio nació en Portugal, pero adquirió el apellido por el que lo conoce el mundo, de la ciudad italiana de Padua, donde murió y donde todavía se veneran sus reliquias. Así lo conocemos todos: San Antonio de Padua

León XIII lo llamó “el santo de todo el mundo”, porque su imagen y devoción se encuentran por todas partes.

Llamado “Doctor Evangélico“. Escribió sermones para todas las fiestas del año.

“El gran peligro del cristiano es predicar y no practicar, creer pero no vivir de acuerdo con lo que se cree”
—San Antonio

“Era poderoso en obras y en palabras. Su cuerpo habitaba esta tierra pero su alma vivía en el cielo” —Un biógrafo de ese tiempo.

Patrón de mujeres estériles, pobres, viajeros, albañiles, panaderos y papeleros. Se le invoca por los objetos perdidos y para pedir un buen esposo/a. Es verdaderamente extraordinaria su intercesión.

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Vino al mundo en el año 1195 y se llamó Fernando de Bulloes y Taveira de Azevedo, nombre que cambió por el de Antonio al ingresar en la orden de Frailes Menores, por la devoción al gran patriarca de los monjes y patrones titulares de la capilla en que recibió el hábito franciscano. Sus padres, jóvenes miembros de la nobleza de Portugal, dejaron que los clérigos de la Catedral de Lisboa se encargaran de impartir los primeros conocimientos al niño, pero cuando éste llegó a la edad de quince años, fue puesto al cuidado de los canónigos regulares de San Agustín, que tenían su casa cerca de la ciudad. Dos años después, obtuvo permiso para ser trasladado al priorato de Coimbra, por entonces capital de Portugal, a fin de evitar las distracciones que le causaban las constantes visitas de sus amistades.

No le faltaron las pruebas. En la juventud fue atacado duramente por las pasiones sensuales. Pero no se dejó vencer y con la ayuda de Dios las dominó. El se fortalecía visitando al Stmo. Sacramento. Además desde niño se había consagrado a la Stma. Virgen y a Ella encomendaba su pureza.

Una vez en Coimbra, se dedicó por entero a la plegaria y el estudio; gracias a su extraordinaria memoria retentiva, llegó a adquirir, en poco tiempo, los más amplios conocimientos sobre la Biblia. En el año de 1220, el rey Don Pedro de Portugal regresó de una expedición a Marruecos y trajo consigo las reliquias de los santos frailes-franciscanos que, poco tiempo antes habían obtenido allá un glorioso martirio. Fernando que por entonces había pasado ocho años en Coimbra, se sintió profundamente conmovido a la vista de aquellas reliquias y nació en lo íntimo de su corazón el anhelo de dar la vida por Cristo.

Poco después, algunos frailes franciscanos llegaron a hospedarse en el convento de la Santa Cruz, donde estaba Fernando; éste les abrió su corazón y fue tan empeñosa su insistencia, que a principio de 1221, se le admitió en la orden. Casi inmediatamente después, se le autorizó para embarcar hacia Marruecos a fin de predicar el Evangelio a los moros. Pero no bien llegó a aquellas tierras donde pensaba conquistar la gloria, cuando fue atacado por una grave enfermedad (hidropesía),que le dejó postrado e incapacitado durante varios meses y, a fin de cuentas, fue necesario devolverlo a Europa. La nave en que se embarcó, empujada por fuertes vientos, se desvió y fue a parar en Messina, la capital de Sicilia. Con grandes penalidades, viajó desde la isla a la ciudad de Asís donde, según le habían informado sus hermanos en Sicilia, iba a llevarse a cabo un capítulo general.

Aquella fue la gran asamblea de 1221, el último de los capítulos que admitió la participación de todos los miembros de la orden; estuvo presidido por el hermano Elías como vicario general y San Francisco, sentado a sus pies, estaba presente. Indudablemente que aquella reunión impresionó hondamente al joven fraile portugués. Tras la clausura, los hermanos regresaron a los puestos que se les habían señalado, y Antonio fue a hacerse cargo de la solitaria ermita de San Paolo, cerca de Forli. Hasta ahora se discute el punto de si, por aquel entonces, Antonio era o no sacerdote; pero lo cierto es que nadie ha puesto en tela de juicio los extraordinarios dones intelectuales y espirituales del joven y enfermizo fraile que nunca hablaba de sí mismo. Cuando no se le veía entregado a la oración en la capilla o en la cueva donde vivía, estaba al servicio de los otros frailes, ocupado sobre todo en la limpieza de los platos y cacharros, después del almuerzo comunal.

Mas no estaban destinadas a permanecer ocultas las claras luces de su intelecto. Sucedió que al celebrarse una ordenación en Forli, los candidatos franciscanos y dominicos se reunieron en el convento de los Frailes Menores de aquella ciudad. Seguramente a causa de algún malentendido, ninguno de los dominicos había acudido ya preparado a pronunciar la acostumbrada alocución durante la ceremonia y, como ninguno de los franciscanos se sentía capaz de llenar la brecha, se ordenó a San Antonio, ahí presente, que fuese a hablar y que dijese lo que el Espíritu Santo le inspirara. El joven obedeció sin chistar y, desde que abrió la boca hasta que terminó su improvisado discurso, todos los presentes le escucharon como arrobados, embargados por la emoción y por el asombro, a causa de la elocuencia, el fervor y la sabiduría de que hizo gala el orador.

San Antonio de Padua 4 (Light)

En cuanto el ministro provincial tuvo noticias sobre los talentos desplegados por el joven fraile portugués, lo mandó llamar a su solitaria ermita y lo envió a predicar a varias partes de la Romagna, una región que, por entonces, abarcaba toda la Lombardía. En un momento, Antonio pasó de la oscuridad a la luz de la fama y obtuvo, sobre todo, resonantes éxitos en la conversión de los herejes, que abundaban en el norte de Italia, y que, en muchos casos, eran hombres de cierta posición y educación, a los que se podía llegar con argumentos razonables y ejemplos tomados de las Sagradas Escrituras.

En una ocasión, cuando los herejes de Rímini le impedían al pueblo acudir a sus sermones, San Antonio se fue a la orilla del mar y empezó a gritar: “Oigan la palabra de Dios, Uds. los pececillos del mar, ya que los pecadores de la tierra no la quieren escuchar”. A su llamado acudieron miles y miles de peces que sacudían la cabeza en señal de aprobación. Aquel milagro se conoció y conmovió a la ciudad, por lo que los herejes tuvieron que ceder.

A pesar de estar muy enfermo de hidropesía, San Antonio predicaba los 40 días de cuaresma. La gente presionaba para tocarlo y le arrancaban pedazos del hábito, hasta el punto que hacía falta designar un grupo de hombres para protegerlo después de los sermones.

Además de la misión de predicador, se le dio el cargo de lector en teología entre sus hermanos. Aquella fue la primera vez que un miembro de la Orden Franciscana cumplía con aquella función. En una carta que, por lo general, se considera como perteneciente a San Francisco, se confirma este nombramiento con las siguientes palabras: “Al muy amado hermano Antonio, el hermano Francisco le saluda en Jesucristo. Me complace en extremo que seas tú el que lea la sagrada teología a los frailes, siempre que esos estudios no afecten al santo espíritu de plegaria y devoción que está de acuerdo con nuestra regla”. Sin embargo, se advirtió cada vez con mayor claridad que, la verdadera misión del hermano Antonio estaba en el púlpito. Por cierto que poseía todas las cualidades del predicador: ciencia, elocuencia, un gran poder de persuasión, un ardiente celo por el bien de las almas y una voz sonora y bien timbrada que llegaba muy lejos.

Por otra parte, se afirmaba que estaba dotado con el poder de obrar milagros y, a pesar de que era de corta estatura y con cierta inclinación a la corpulencia, poseía una personalidad extraordinariamente atractiva, casi magnética. A veces, bastaba su presencia para que los pecadores cayesen de rodillas a sus pies; parecía que de su persona irradiaba la santidad. A donde quiera que iba, las gentes le seguían en tropel para escucharle, y con eso había para que los criminales empedernidos, los indiferentes y los herejes, pidiesen confesión. Las gentes cerraban sus tiendas, oficinas y talleres para asistir a sus sermones; muchas veces sucedió que algunas mujeres salieron antes del alba o permanecieron toda la noche en la iglesia, para conseguir un lugar cerca del púlpito. Con frecuencia, las iglesias eran insuficiente para contener a los enormes auditorios y, para que nadie dejara de oírle, a menudo predicaba en las plazas públicas y en los mercados.

Poco después de la muerte de San Francisco, el hermano Antonio fue llamado, probablemente con la intención de nombrarle ministro provincial de la Emilia o la Romagna. En relación con la actitud que asumió el santo en las disensiones que surgieron en el seno de la orden, los historiadores modernos no dan crédito a la leyenda de que fue Antonio quien encabezó el movimiento de oposición al hermano Elías y a cualquier desviación de la regla original; esos historiadores señalan que el propio puesto de lector en teología, creado para él, era ya una innovación. Más bien parece que, en aquella ocasión, el santo actuó como un enviado del capítulo general de 1226 ante el Papa, Gregorio IX, para exponerle las cuestiones que hubiesen surgido, a fin de que el Pontífice manifestara su decisión. En aquella oportunidad, Antonio obtuvo del Papa la autorización para dejar su puesto de lector y dedicarse exclusivamente a la predicación. El Pontífice tenía una elevada opinión sobre el hermano Antonio, a quien cierta vez llamó “el Arca de los Testamentos”, por los extraordinarios conocimientos que tenía de las Sagradas Escrituras.

Desde aquel momento, el lugar de residencia de San Antonio fue Padua, una ciudad donde anteriormente había trabajado, donde todos le amaban y veneraban y donde, en mayor grado que en cualquier otra parte, tuvo el privilegio de ver los abundantísimos frutos de su ministerio. Porque no solamente escuchaban sus sermones multitudes enormes, sino que éstos obtuvieron una muy amplia y general reforma de conducta. Las ancestrales disputas familiares se arreglaron definitivamente, los prisioneros quedaron en libertad y muchos de los que habían obtenido ganancias ilícitas las restituyeron, a veces en público, dejando títulos y dineros a los pies de San Antonio, para que éste los devolviera a sus legítimos dueños. Para beneficio de los pobres, denunció y combatió el muy ampliamente practicado vicio de la usura y luchó para que las autoridades aprobasen la ley que eximía de la pena de prisión a los deudores que se manifestasen dispuestos a desprenderse de sus posesiones para pagar a sus acreedores. Se dice que también se enfrentó abiertamente con el violento duque Eccelino para exigirle que dejase en libertad a ciertos ciudadanos de Verona que el duque había encarcelado. A pesar de que no consiguió realizar sus propósitos en favor de los presos, su actitud nos demuestra el respeto y la veneración de que gozaba, ya que se afirma que el duque le escuchó con paciencia y se le permitió partir, sin que nadie le molestara.

Después de predicar una serie de sermones durante la primavera de 1231, la salud de San Antonio comenzó a ceder y se retiró a descansar, con otros dos frailes, a los bosques de Camposampiero. Bien pronto se dio cuenta de que sus días estaban contados y entonces pidió que le llevasen a Padua. No llegó vivo más que a los aledaños de la ciudad. El 13 de junio de 1231, en la habitación particular del capellán de las Clarisas Pobres de Arcella recibió los últimos sacramentos. Entonó un canto a la Stma. Virgen y sonriendo dijo: “Veo venir a Nuestro Señor” y murió. Era el 13 de junio de 1231. La gente recorría las calles diciendo: “¡Ha muerto un santo! ¡Ha muerto un santo!.Al morir tenía tan sólo treinta y cinco años de edad. Durante sus funerales se produjeron extraordinarias demostraciones de la honda veneración que se le tenía. Los paduanos han considerado siempre sus reliquias como el tesoro más preciado.

San Antonio fue canonizado antes de que hubiese transcurrido un año de su muerte; en esa ocasión, el Papa Gregorio IX pronunció la antífona “O doctor optime” en su honor y, de esta manera, se anticipó en siete siglos a la fecha del año 1946, cuando el Papa Pío XII declaró a San Antonio “Doctor de la Iglesia”.

Se le llama el “Milagroso San Antonio” por ser interminable lista de favores y beneficios que ha obtenido del cielo para sus devotos, desde el momento de su muerte. Uno de los milagros mas famosos de su vida es el de la mula: Quiso uno retarle a San Antonio a que probase con un milagro que Jesús está en la Santa Hostia. El hombre dejó a su mula tres días sin comer, y luego cuando la trajo a la puerta del templo le presentó un bulto de pasto fresco y al otro lado a San Antonio con una Santa Hostia. La mula dejó el pasto y se fue ante la Santa Hostia y se arrodilló.

Iconografía

Por regla general, a partir del siglo XVII, se ha representado a San Antonio con el Niño Jesús en los brazos; ello se debe a un suceso que tuvo mucha difusión y que ocurrió cuando San Antonio estaba de visita en la casa de un amigo. En un momento dado, éste se asomó por la ventana y vio al santo que contemplaba, arrobado, a un niño hermosísimo y resplandeciente que sostenía en sus brazos. En las representaciones anteriores al siglo XVII aparece San Antonio sin otro distintivo que un libro, símbolo de su sabiduría respecto a las Sagradas Escrituras. En ocasiones se le representó con un lirio en las manos y también junto a una mula que, según la leyenda, se arrodilló ante el Santísimo Sacramento que mostraba el santo; la actitud de la mula fue el motivo para que su dueño, un campesino escéptico, creyese en la presencia real.

San Antonio es el patrón de los pobres y, ciertas limosnas especiales que se dan para obtener su intercesión, se llama “pan de San Antonio”; esta tradición comenzó a practicarse en 1890. No hay ninguna explicación satisfactoria sobre el motivo por el que se le invoca para encontrar los objetos perdidos, pero es muy posible que esa devoción esté relacionada con un suceso que se relata entre los milagros, en la “Chronica XXIV Generalium” (No. 21): un novicio huyó del convento y se llevó un valioso salterio que utilizaba San Antonio; el santo oró para que fuese recuperado su libro y, al instante, el novicio fugitivo se vio ante una aparición terrible y amenazante que lo obligó a regresar al convento y devolver el libro.

En Padua hay una magnífica basílica donde se veneran sus restos mortales.

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Bibliografía
Butler, Vida de los Santos.
Salesman, P. Eliécer, Vidas de los Santos.
Sgarbossa, Mario y Luigi Giovannini – Un Santo Para Cada Día
Fuente: Corazones.org


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La imagen milagrosa del Niño Jesús https://www.reinadelcielo.org/la-imagen-milagrosa-del-nino-jesus/ Mon, 22 Apr 2024 08:32:39 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=27868 La leyenda junto a la imagen dice

Esta es una imagen Milagrosa del Niño Jesús.
Se dice que un monje, el Beato Carlos de Foucauld (1858-1916), en el desierto, tomó una fotografía de la Sagrada Eucaristía mientras estaba expuesta. Al revelar la película apareció esta imagen del niño Jesús.

Tiempo después, Jesús le dijo al monje: “Prometo enviar mis bendiciones y mi paz a cada hogar donde se encuentre esta imagen”.


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Un milagro del Padre Pío le devolvió a la vida y explica lo que vio en el Cielo https://www.reinadelcielo.org/un-milagro-del-padre-pio-le-devolvio-a-la-vida-y-explica-lo-que-vio-en-el-cielo/ Fri, 18 Aug 2023 09:54:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=26645 Patrick Theillier, médico responsable del Departamento de Constataciones Médicas del Santuario de Lourdes de 1998 a 2009, publica en Experiencias cercanas a la muerte (Palabra) una carta escrita por el sacerdote francés Jean Derobert donde habla de su experiencia cercana a la muerte tras el fusilamiento que sufrió durante la guerra de Argelia en 1958 y el milagro sucedido después mediante la intercesión del padre Pío.

Se trata del testimonio acreditado que el sacerdote aportó con vistas a la canonización del padre Pío y que se reproduce íntegro a continuación.

Querido padre:

Me habéis solicitado un resumen por escrito de la evidente protección de la que fui objeto en agosto de 1958, durante la guerra de Argelia.

En aquel momento formaba parte de los servicios sanitarios del ejército. Había observado que, en los momentos importantes de mi vida, el padre Pío, que me había tomado como su hijo espiritual desde 1955, me hacía llegar una carta en la que me prometía su oración y apoyo. Lo hizo antes de mi examen en la Universidad Gregoriana de Roma, y lo volvió a hacer en el momento en que tuve que unirme a los combatientes de Argelia.

El momento del fusilamiento

Una noche, un comando del FLN (Frente de Liberación Nacional argelino) atacó nuestro pueblo y rápidamente fui arrestado. Me llevaron a una puerta junto a otros cinco militares y allí nos fusilaron.

Recuerdo que no pensé ni en mi padre ni en mi madre, a pesar de ser hijo único, sino que sólo experimenté una gran alegría puesto que “me disponía a ver lo que hay al otro lado”. Aquella misma mañana había recibido una carta del padre Pío con dos líneas manuscritas que decían: “La vida es una lucha, pero conduce a la luz” (subrayado dos o tres veces).

Inmediatamente experimenté la descorporeización.

Vi mi cuerpo a mi lado, que yacía, cubierto de sangre, entre mis camaradas asesinados. Y empecé una curiosa ascensión por una especie de túnel.

De la nube que me rodeaba surgían rostros conocidos y desconocidos. Al principio aquellos rostros eran sombras; se trataban de personas poco recomendables, pecadores poco virtuosos. A medida que ascendía, los rostros con los que me encontraba eran cada vez menos luminosos.

Me sorprendía el hecho de poder caminar. Me dije que estaba fuera del tiempo y que por tanto había resucitado.

Me sorprendía poder ver todo lo que me rodeaba sin tener que mover la cabeza. Me sorprendía sentir el dolor de las heridas producidas por las balas de los fusiles. Y comprendí que habían penetrado en mi cuerpo tan deprisa que no pude sentirlas.

De pronto, mis pensamientos se dirigieron a mis padres. Inmediatamente me encontré en mi casa, en Annecy, en la habitación de mis padres, a los que contemplé mientras dormían. Intenté hablarles, pero sin éxito. Recorrí el apartamento y advertí que un mueble había sido cambiado de sitio. Unos días después escribí a mi madre y le pregunté por qué había cambiado aquel mueble. Ella me contestó por carta: “¿Cómo lo sabes?”.

Pensé en el Papa Pío XII, al que conocía bien (estudié en Roma) y, de pronto, me encontré en su habitación. Acababa de acostarse. Hablamos intercambiando pensamientos, pues era un hombre muy espiritual. Continué mi ascensión hasta que me encontré en medio de un paisaje maravilloso, envuelto en una luz dulce y azulada. Sin embargo, no había sol, “porque el Señor los alumbrará”, como dice el Apocalipsis.

Vi a miles de personas, todas de unos treinta años, pero me encontré con algunas a las que había conocido cuando estaban vivas. Una había muerto con ochenta años y parecía tener treinta, otra había muerto con dos años y todas tenían la misma edad.

Dejé aquel “paraíso” repleto de flores extraordinarias y desconocidas en la tierra. Y ascendí aun más. Allí perdí mi naturaleza humana y me convertí en una “gota de luz”.

Vi a muchas otras “gotas de luz” y supe que una era San Pedro, otra Pablo, otra Juan, o un apóstol, o un santo.

Después vi a María, maravillosamente bella con su manto de luz, que me recibió con una sonrisa indecible. Detrás de ella estaba Jesús, maravillosamente bello, y detrás, una zona de luz que supe que era el Padre, y en la que me sumergí.

Allí sentí la satisfacción total de todos mis deseos. Conocí la dicha perfecta.

De vuelta a la vida

Y bruscamente me encontré en la tierra, con el rostro en el polvo, entre los cuerpos cubiertos de sangre de mis camaradas.

Advertí que la puerta ante la que me encontraba estaba acribillada de balas, las balas que me habían atravesado el cuerpo, que mis ropas estaban agujereadas y cubiertas de sangre, que mi pecho y mi espalda estaban manchados de sangre prácticamente seca y ligeramente viscosa. Pero que estaba intacto. Fui a ver al comandante con aquella pinta. Él se acercó a mí y gritó: “¡Milagro!”.

Sin duda, esta experiencia me marcó mucho. Más tarde, cuando, liberado del ejército, fui a visitar al padre Pío, este me divisó desde lejos en la sala de San Francisco. Me hizo un gesto para que acercara y me ofreció, como siempre, una pequeña muestra de cariño.

El sacerdote Jean Derobert con el padre Pío; se convirtió en uno de sus hijos espirituales.

A continuación me dijo estas sencillas palabras: “¡Ay! ¡Cuánto me has hecho pasar! ¡Pero lo que viste fue muy bello!”. Y ahí se acabó su explicación.

Ahora puede entenderse por qué no tengo miedo a la muerte… Porque sé lo que hay al otro lado.

[Jean Derobert fue hijo espiritual del padre Pío. Falleció en el año 2013 y escribió un libro sobre la vida de este santo titulado Padre Pío, transparente de Dios. El padre Pío fue canonizado en 2002 por el Papa Juan Pablo II con el nombre de San Pío de Pietrelcina. Este artículo fue publicado originariamente en ReL en agosto de 2016]

En el vídeo (en francés, largo) Jean Derobert habla del padre Pío en una visita a Quebec.

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Fuente: Religión en Libertad


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Nuestro amor por María https://www.reinadelcielo.org/nuestro-amor-por-maria/ Fri, 18 Aug 2023 08:31:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=13367 ]]> Muchísimas cosas hermosas se pueden decir de nuestra Madre del Cielo, empezando por reconocerla como la criatura más extraordinaria que jamás creó Dios. Ella ha sido colocada sólo por debajo de La Santísima Trinidad, por encima de ángeles y hombres. Por algo es Ella la Reina del Cielo y de la Tierra, Reina de los ángeles, Reina del Purgatorio, Reina nuestra. ¡Madre de Dios mismo! ¿Acaso se puede pensar a una persona como nosotros teniendo el privilegio de ser elegida como Madre de Aquel que ha creado el universo y todo lo que allí habita?

¡Ella es también nuestra Madre, como nos la dio el mismo Jesús al pie de la Cruz aquel Viernes por la tarde en Jerusalén! Y nosotros, inspirados por el Espíritu Santo, Aquel de quien nuestra Madre está llena, la amamos y la buscamos como Puerta del Cielo, como Escalera Santa que nos eleva hasta los portales de la Casa con muchas habitaciones que Dios Padre nos prepara en el Reino prometido.

La Virgen María 3

Pero porque somos débiles y reconocemos nuestra necesidad, también vemos en Ella a nuestra Abogada, la que nos defenderá ante el Justo Juez cuando nos toque el día de rendir cuentas. Jesús, el Rey del Universo, será quien decida nuestro destino aquel día, ante las acusaciones del maligno y del testimonio de nuestra propia vida rodeados de pecado. María, nuestra Abogada, será quien tenga la misión de convencer a Jesús de que tenemos los méritos necesarios para alcanzar la Vida Eterna. Y Ella tiene, en ese rol de Abogada, la capacidad de cambiar la opinión de Jesús, el Juez.

Sí, mis hermanos, María como nuestra Abogada puede modificar la Voluntad de Dios mismo por medio de sus argumentaciones de Madre enamorada de sus hijos. Pero la pregunta que nos debemos hacer es, ¿Cómo es que Nuestra Madre Celestial es capaz de hacer que el mismo Dios modifique Su opinión, y cambie Su Voluntad respecto de una decisión que afecta nuestra vida?

Para responder esta pregunta debemos transportarnos a ese maravilloso momento en que Jesús, en los inicios de Su vida pública, transforma el agua en vino ante la solicitud de Su Madre. Está claro en el texto Evangélico que Jesús, en un inicio, no tenía intención de intervenir, e incluso Su reacción ante el pedido no es exactamente la de alguien que dice “por supuesto Madre, ya lo estaba por hacer de todos modos”. Sin embargo Ella, sin perder tiempo en argumentaciones, solicita a los sirvientes que se limiten a hacer lo que Jesús les diga. Jesús, puestas así las cosas, se dirige a las ánforas con agua, y hace el milagro que ya todos conocemos, allá en Caná de Galilea.

¿Cómo es la relación entre esta pequeña mujer y el mismo Dios, que con pedido semejante arranca del Cielo un milagro orientado simplemente a no producir una incomodidad o un mal momento en la boda de un pariente? Lo primero que debemos comprender es el toque maternal de este milagro. No es la curación de un ciego, ni la liberación de un poseso. Es una ayuda doméstica para que la unión matrimonial que inicia una nueva familia no se vea afectada por infortunio alguno. ¿Comprendes el toque materno y del todo humano de este milagro? Las bodas de Caná pueden definirse como el milagro mariano por excelencia, porque Dios lo realiza por intercesión de María, la Niña de Nazaret Madre del mismísimo Verbo Encarnado. Un milagro pensado por una Madre preocupada hasta en los más mínimos detalles que hacen a la vida de sus hijos.

Y es justamente aquí donde debemos detenernos para analizar la forma particular que tiene María para interceder ante Dios con los pedidos que nosotros le hacemos. Jesús, el Hombre-Dios, tiene dos naturalezas bien diferenciadas, pero indisolublemente unidas por otra parte. El es Hombre, y también es Dios. De tal modo que por un momento debemos concentrarnos en Su lado humano, Su Naturaleza humana que lo hace persona como nosotros salvo en el hecho de que El nunca pecó. Y pensemos en la relación que nosotros, como personas, tenemos con nuestra mamá terrenal.

Virgen María 5 (ft img)

Nuestra mamá terrenal ha sido quien más se ha preocupado de nosotros desde que nacimos, desde que tenemos memoria. Ella nos cuida, nos protege y muchas veces nos sobreprotege. Ella no duerme por las noches cuando nos amenaza un problema, un dolor o una necesidad. Pero por sobre todas las cosas, Ella sabe cómo pedirnos algo. Porque, como bien sabemos, ¿quién se atreve a decirle que no al pedido de nuestra mamá? Ella nos mira a los ojos, nos abraza y nos besa, y nos pide cosas que sabemos son por nuestro bien, aunque no queramos hacerlas. Nos incomoda, pero al fin de cuentas sabemos que es mamá, que ella va a estar siempre haciéndonos esos planteos, esos pedidos para evitar que arriesguemos nuestra salud, nuestra vida, o nuestro futuro.

Jesús, ayer, hoy y siempre, sigue siendo aquel Joven de Galilea sujeto a una relación con Su Madre, exactamente igual a la de todos nosotros con nuestra mamá. Jesús Hombre no puede decirle que no a los pedidos de Su Mamá, como te ocurriría a ti o a mi frente a los pedidos de nuestra propia mamá. La diferencia, es que Jesús es también Dios, además del Joven Hijo de aquella hermosa mujer de Nazaret.

Cuando María le pide algo a Jesús, El, en Su naturaleza humana ve a esta Mujer como Su Mamá terrenal que le hace pedidos irresistibles, transportándolo nuevamente a recuerdos de Su infancia en Nazaret. Y como Hombre, no puede decir que no a los pedidos de Su Mamá, como le ocurrió aquel día en Caná de Galilea. Jesús, Resucitado y Glorificado, aún sigue siendo aquel Joven educado y formado por esta Madre ejemplar. Nosotros tendemos a verlo distante allá en el Cielo, pero la verdad es que El sigue siendo también tan cercano y similar a nosotros como cuando caminaba por la tierra.

Pero Jesús es también Dios, por lo que los pedidos de Su amorosa Madre llegan de inmediato a la Santísima Trinidad. Y allí es donde ocurre la maravilla: Jesús les comunica los pedidos de Su Mamá al Espíritu Santo y a Su Padre Creador. Y ocurre que ninguno de Ellos se resiste a los pedidos de María, porque es que de los Tres surgió ese enamoramiento de la fidelidad, pureza y perfección en todas las virtudes humanas posibles que Ella demostró durante su vida, que hizo que juntos como Trinidad decidieran hacerla Reina de todo lo Creado. Los Tres se derriten por Ella, porque encuentran a María como la más maravillosa evidencia de la perfección en el Amor, del poder del Amor. ¡No existen palabras para expresar el amor que María despierta en la Santísima Trinidad, en Dios Uno y Trino!

Puestas así las cosas, mi amigo, lo único que tenemos que hacer es orar fervorosamente a nuestra Madre Celestial, para convencerla de que eleve a Su Hijo nuestros pedidos. Ella nos escuchará, y decidirá cuales ruegos son dignos de semejante tratamiento excepcional. Pero sepamos de antemano que cuando la convencemos, Jesús responde igual que aquel día en la boda en Caná de Galilea. Nosotros, mientras tanto, sigamos el consejo que Ella nos da, igual que lo hizo en Caná: “Sólo hagan lo que Jesús les diga”.

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Autor: www.reinadelcielo.org


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San Pantaleón, médico y mártir https://www.reinadelcielo.org/san-pantaleon-medico-y-martir/ Thu, 27 Jul 2023 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=7491

San Pantalón, médico mártir de 29 años de edad (275 – 305). Su fiesta se celebra el 27 de julio. Se lo conoce especialmente por la reliquia de su sangre que se licúa todos los años. Intercede por la buena salud. Pantaleón significa en griego “el que se compadece de todos”.

Médico nacido en Nikomedia (actual Turquía). Fue decapitado por profesar su fe católica en la persecución del emperador romano Diocleciano, el 27 de julio del 305.

Lo que se sabe de San Pantaleón procede de un antiguo manuscrito del siglo VI que está en el Museo Británico. Pantaleón era hijo de un pagano llamado Eubula y de madre cristiana. Pantaleón era médico. Su maestro fue Euphrosino, el médico mas notable del imperio. Fue médico del emperador Galerio Maximiano en Nicomedia.

Conoció la fe pero se dejó llevar por el mundo pagano en que vivía y sucumbió ante las tentaciones, que debilitan la voluntad y acaban con las virtudes, cayendo en la apostasía. Un buen cristiano llamado Hermolaos le abrió los ojos, exhortándole a que conociera “la curación proveniente de lo más Alto”, le llevó al seno de la Iglesia. A partir de entonces entregó su ciencia al servicio de Cristo, sirviendo a sus pacientes en nombre del Señor.

San Pantaleón

En el año 303, empezó la persecución de Diocleciano en Nikomedia. Pantaleón regaló todo lo que tenía a los pobres. Algunos médicos por envidia, lo delataron a las autoridades. Fue arrestado junto con Hermolaos y otros dos cristianos. El emperador, que quería salvarlo en secreto, le dijo que apostatara, pero Pantaleón se negó e inmediatamente curó milagrosamente a un paralítico para demostrar la verdad de la fe. Los cuatro fueron condenados a ser decapitados. San Pantaleón murió mártir a la edad de 29 años el 27 de julio del 304. Murió por la fe que un día había negado. Como San Pedro y San Pablo, tuvo la oportunidad de reparar y manifestarle al Señor su amor.

Las actas de su martirio nos relatan sobre hechos milagrosos: Trataron de matarle de seis maneras diferentes; con fuego, con plomo fundido, ahogándole, tirándole a las fieras, torturándole en la rueda y atravesándole una espada. Con la ayuda del Señor, Pantaleón salió ileso. Luego permitió libremente que lo decapitaran y de sus venas salió leche en vez de sangre y el árbol de olivo donde ocurrió el hecho floreció al instante. Podría ser que estos relatos son una forma simbólica de exaltar la virtud de los mártires, pero en todo caso, lo importante es que Pantaleón derramó su sangre por Cristo y los cristianos lo tomaron como ejemplo de santidad.

En Oriente le tienen gran veneración como mártir y como médico que atendía gratuitamente a los pobres. También fue muy famoso en Occidente desde la antiguedad.

Se conservan algunas reliquias de su sangre, en Madrid (España), Constantinopla (Turquía) y Ravello (Italia).

El Milagro de su sangre

Sangre de san Pantaleón

Una porción de su sangre se reserva en una ampolla en el altar mayor del Real Monasterio de la Encarnación en Madrid de los Austrias, junto a la Plaza de Oriente, Madrid, España. Fue tomada de otra más grande que se guarda en la Catedral italiana de Ravello. Fue donada al monasterio junto con un trozo de hueso del santo por el virrey de Nápoles. En Madrid lo custodian las religiosas Agustinas Recoletas dedicadas a la oración. Hay constancia de que la reliquia ya estaba en la Encarnación desde su fundación en el año 1616.

La sangre, en estado sólido durante todo el año, se licuefacciona [o ocurre el fenómeno de licuefacción], como la sangre de San Jenaro, sin intervención humana. Esto ocurre en la víspera del aniversario de su martirio, o sea, cada 26 de julio. Así ha ocurrido cada año hasta la fecha de este escrito, 2005, cuando se celebran 1700 años de su martirio. En ese año el milagro tuvo lugar mientras las religiosas oraban en el coro del templo y ante la presencia de cientos de visitantes. El monasterio abre las puertas al público para que todos sean testigos. En algunas ocasiones, la sangre ha tardado en solidificarse para señalar alguna crisis, como ocurrió durante las dos guerras mundiales.

Muchas veces se ha intentado explicar el fenómeno mediante mecanismos netamente naturales, como la temperatura o las fases de la luna. Sin embargo, ninguna de las explicaciones ha resultado satisfactoria para la ciencia. La iglesia no se ha definido sobre el milagro. Las hermanas dicen sencillamente que es “un regalo de Dios”.

Para facilitar la vista del público y evitar el deterioro de la reliquia, en el 1995 las monjitas instalaron monitores de televisión que aumentan diez veces la imagen de la cápsula que contiene la sangre del santo.

La sangre de un médico mártir se licúa. ¿Qué nos dice Dios con este portento?.

Acaso no necesitamos este testimonio valiente de quien dio su vida por la fe. Su sangre nos recuerda nuestra propia responsabilidad de vivir la fe en un tiempo donde tantos caen en la apostasía o simplemente en la indiferencia. Cuanto necesitamos el ejemplo de San Pantaleón, quien supo vivir su profesión al servicio de Jesucristo.

Oración para pedir un milagro de salud

san-pantaleon 2

Oh Dios Omnipotente, Tu que nos das salud
y eres nuestra fortaleza,
no nos desampares en esta ocasión,
no apartes tu mirada de este siervo tuyo que te necesita,
no dejes que la enfermedad agote más su cuerpo
y por la intercesión del milagroso médico Pantaleón,
conforta el cuerpo y el alma de …(nombrar al enfermo)
que ahora está padeciendo una dura enfermedad.

Padre Todopoderoso que con amor nos cuidas
envía tu poder curativo para que … (nombrar al enfermo)
recobre la salud.

Señor, por la intercesión del joven San Pantaleón,
que por defender tu honor y no abandonar su fe
cayó bajo los crueles golpes de sus perseguidores,
te pedimos ayudes a … (nombrar al enfermo)
para que en breve recupere su vitalidad
y salga de su cuerpo toda enfermedad,
para que pueda alabarte y bendecirte
por los siglos de los siglos.

Te lo pedimos por tu Hijo Jesús,
que es la salud y Luz del mundo.
Así sea.

Rezar tres Padrenuestros, Avemaría y Gloria.
Repetir la oración y los rezos tres días seguidos.

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Fuente: Corazones.org


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Notre Dame du Haut, donde la Virgen resucitó a un niño sin bautizar https://www.reinadelcielo.org/notre-dame-du-haut-donde-la-virgen-resucito-a-un-nino-sin-bautizar/ Sat, 03 Jun 2023 16:55:23 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=27338 La frontera entre Francia y Suiza esconde una interesante advocación mariana y uno de los templos modernos más sorprendentes de cuantos se han construido en Europa en el siglo pasado: la capilla de Le Corbusier.

La colina de Notre Dame du Haut se sitúa en Ronchamp (Francia), al sur del Parque Natural Regional de Ballons des Vosges. Un lugar de gran interés histórico, artístico y espiritual, que acoge dos grandes peregrinaciones: el 15 de agosto y el 8 de septiembre (la Asunción y la Natividad de la Virgen).
El niño que resucitó

Más de 80.000 visitantes pasan a lo largo del año por la colina de Notre Dame du Haut. Un lugar que es propiedad privada y pertenece a la Asociación para el Trabajo de Notre Dame du Haut. Unas cuarenta familias y un sacerdote compraron esta capilla en el siglo XIX, que había sido vendida como bien nacional durante la Revolución Francesa.

Sin embargo, la presencia cristiana en la colina se remonta al comienzo de la evangelización de la zona en el siglo IV. Cuando se construyó un santuario dedicado a María sobre el altar de una deidad pagana. Pero, no fue hasta 1428 cuando la intercesión de la Virgen fue fundamental para que un niño volviera de la muerte para recibir el Bautismo y luego volver a morir horas después.

Este hecho despertó la devoción popular y los benedictinos erigieron un nuevo templo en honor a la Virgen. Durante la Edad Media la capilla se convierte en la iglesia parroquial de Ronchamp y de los pueblos vecinos. Con la construcción de una nueva iglesia en el centro del pueblo, el cerro se convierte en un lugar de peregrinación.

Ya en el siglo XIX, el obispo de Besancon, diócesis a la que pertenece, se encargó de decorar el lugar de peregrinación. En 1913 un incendio la destruyó. Reconstruida en 1920, la capilla fue una vez más dañada por los bombardeos en septiembre de 1944.
Reflejo de «alegría interior»

Es entonces cuando los descendientes de aquellas primeras familias que compraron la capilla inician su remodelación. Y contactan con el afamado arquitecto suizo Le Corbusier. En la primavera de 1950, Le Corbusier se pone manos a la obra, inspirándose en la historia del lugar. El 4 de abril 1954 se colocó la primera piedra y el 25 de junio de 1955 fue inaugurada.

«Quería crear un lugar de silencio, oración, paz, y de alegría interior», dijo Le Corbusier el día de la inauguración. La Catedral de Notre-Dame du Haut está construida en blanco y con vidrieras de colores. La azotea, inspirada en el caparazón del cangrejo es de hormigón en bruto. En la capilla se conserva una estatua de madera policromada de la Virgen, que data de finales del siglo XVII.

Además de la capilla, el arquitecto construyó en la colina el refugio del peregrino y la casa del capellán. Desde 2009 una comunidad contemplativa de hermanas clarisas vive en la colina y ofrece presencia espiritual permanente. Las hermanas reciben a los visitantes y peregrinos de todo el mundo para compartir y orar con ellos. En 2011 se construyó un monasterio para las hermanas diseñado por Renzo Piano.

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Fuente: Cari Filii


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Los Milagros Eucarísticos: Límites y aspectos positivos https://www.reinadelcielo.org/los-milagros-eucaristicos-limites-y-aspectos-positivos/ Thu, 23 Feb 2023 19:46:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=27080

Presento antes de nada algunos límites acerca de los Milagros Eucarísticos y después indico el valor de los aspectos positivos.

1) Límites

  • Nuestra Fe no está fundada en los Milagros Eucarísticos sino en el anuncio del Señor Jesucristo, contenido en la Fe gracias a la acción del Espíritu Santo.

    Creemos por haber creído en la predicación (cfr. Gal 3,5): ” Fides ex auditu, auditus autem per verbum Christi” (Rom 10, 17): “La Fe depende de la predicación y la predicación a su vez actúa por la Palabra de Cristo”. “Creer es un acto del intelecto que, con la ayuda de la voluntad movida por Dios por medio de la gracia, da el propio consenso a la verdad divina” (S. TOMÁS, Suma Teológica, II-II, q.2, a.9, c).

    Nuestra fe en la Eucaristía tiene como centro a Cristo, que durante su predicación ha pre-anunciado su instauración y después la ha instituido celebrando con sus Apóstoles la Última Cena el Jueves Santo.

    Desde entonces, la Iglesia, fiel al mandato del Señor: “Haced esto en memoria mía” (1 Cor 11,24), siempre ha celebrado con fe y devoción la Eucaristía, sobre todo el domingo, día de la Resurrección de Jesús, y continuará haciéndolo “hasta que venga” (1 Cor 11,26).
  • Ni tampoco existe una obligación para el cristiano de creer en los Milagros Eucarísticos. Estos no comprometen obligatoriamente la fe de los fieles, así sean reconocidos oficialmente por la Iglesia. Cada fiel conserva la libertad de opinión: ningún cristiano está obligado a creer en alguna de las revelaciones privadas, ni siquiera cuando son aprobadas por la Iglesia.
  • Sin embargo, como principio el creyente no debe excluir que Dios puede intervenir de un modo extraordinario en cualquier momento, lugar, acontecimiento, persona. Lo difícil es discernir si en este hecho singular se ha verificado la intervención auténtica y extraordinaria de Dios.
  • La prudencia de la Iglesia frente a fenómenos extraordinarios (como los Milagros Eucarísticos), está plenamente justificada. Se puede incurrir en los siguientes riesgos, entre otros:
    • Suponer que Dios se ha olvidado de decirnos cualquier cosa en la institución de la Eucaristía.
    • Hacer pasar a un segundo plano la Eucaristía dominical.
    • Atribuir excesiva importancia al aspecto milagroso, extraordinario, teniendo como consecuencia la desvalorización de lo cotidiano en la vida del creyente y de la Iglesia.
    • Dar fácilmente crédito a sugestiones y engaños…

La eventual aprobación eclesiástica de un Milagro Eucarístico contiene los siguientes elementos:

  • El hecho no contiene nada que contraste con la Fe y las buenas costumbres.
  • Es lícito hacerlo público.
  • Los fieles son autorizados a adherirse de forma prudente al Milagro.

Aunque si ninguno es obligado a creer, el creyente se mostrará respetuoso en las verificaciones del Milagro Eucarístico, cuya autenticidad ha sido reconocida por la Iglesia.

2) Aspectos positivos

Los Milagros Eucarísticos pueden constituir una ayuda útil y fructuosa en nuestra vida de Fe. Por ejemplo pueden:

  • Ayudar a trascender lo visible, lo sensible, y admitir la existencia “de otro mundo”, “de un más allá”.

    Precisamente porque es reconocido como un hecho extraordinario, el Milagro Eucarístico no encuentra explicación en los hechos y razonamientos científicos, va a la razón humana e interpela al hombre haciéndolo “ir más allá” de lo sensible, de lo visible, de lo humano, es decir, lo hace aceptar que hay algo que es incomprensible, humanamente inexplicable sólo con la razón, no demostrable científicamente.
  • Ofrecer la ocasión de hablar, en particular en la catequesis, de la Revelación Pública y de su importancia para la Iglesia y el cristiano.

    Los Milagros Eucarísticos se refieren a eventos extraordinarios ocurridos después de la institución de la Eucaristía por parte de Cristo, después del final del Nuevo Testamento, es decir, después del final de la Revelación pública.

¿Qué es la Revelación pública?

La Revelación pública es aquella:

  • operada progresivamente por Dios a partir de Abraham y a través de los profetas, hasta Jesucristo.
  • testimoniada en las dos partes de la Biblia: El Antiguo y el Nuevo Testamento.
  • destinada a todos los hombres y a todo hombre, de todo tiempo y lugar.
  • radicalmente diferente por esencia, y no sólo por grado, de las llamadas revelaciones privadas.
  • concluida con Cristo en el Nuevo Testamento, al cual la Iglesia se siente vinculada.

¿Por qué la Revelación pública es concluida con Cristo?

Porque Jesucristo es el mediador y plenitud de la Revelación.

“Él siendo Hijo Unigénito de Dios hecho hombre, Él es la Palabra perfecta y definitiva del Padre. Con la venida del Hijo y el don del Espíritu, la Revelación ya se ha cumplido plenamente, aunque la fe de la Iglesia deberá comprender gradualmente todo su alcance a lo largo de los siglos”. (COMPENDIO, n 9)

“Muchas veces y de muchos modos habló Dios en el pasado a nuestros Padres por medio de los Profetas; en estos últimos tiempos nos ha hablado por medio de su Hijo”. (Hb 1, 1-2).

Cristo el Hijo de Dios hecho hombre es, por lo tanto, la Palabra única, perfecta y definitiva del Padre, el cual en Él dice y dona todo y no habrá otra Palabra que ésta.

“Porque en darnos, como nos dio a su Hijo, que es una Palabra suya, que no tiene otra, todo nos lo habló junto y de una vez en esta sola Palabra, y no tiene más que hablar”. ( San Juan de la Cruz)

“La economía cristiana, por tanto, como alianza nueva y definitiva, nunca cesará, y no hay que esperar ya ninguna revelación pública antes de la gloriosa manifestación de nuestro Señor Jesucristo”. (CONCILIO VATICANO II, Cost., Dogm. Dei Verbum, 4)

¿Cuáles son las consecuencias que produce la Revelación Pública?

He aquí algunas:

  • El Dios de los cristianos es creíble, confiable, sobre el fundamento de la Escritura, y no en virtud de los mensajes dados sucesivamente a algunos creyentes.
  • No se debe esperar de parte de Dios otra manifestación o revelación nueva, sino el retorno glorioso de Cristo, que inaugurará “nuevos cielos y una tierra nueva” (2 Pe 3,13), consintiendo a Dios Padre ser “todo en todos” (1 Cor 15,28).
  • La Iglesia está vinculada al evento único de la Historia Sagrada y a la palabra de la Biblia, y su misión es la de garantizar, interpretar, profundizar, testimoniar la Revelación Pública. Y esto sucede gracias a la particular asistencia del Espíritu Santo, que la guía y la conduce a conocer siempre mejor aquel tesoro que es Cristo Jesús.
  • La Revelación pública exige nuestra Fe: “En ella, por medio de la palabra humana y de la comunidad viva de la Iglesia, Dios mismo nos habla; habla a todos los hombres de cualquier raza, lengua, nación, tiempo y lugar. La Fe en Dios y en su Palabra es distinta de cualquier otra fe, creencia, opinión humana. La certeza de que Dios habla me da la seguridad de encontrar la verdad misma; una certeza que no puede verificarse en ninguna forma de conocimiento humano. Es la certeza sobre la cual construyo mi vida y a la cual me confío al morir” (CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Mensaje de Fátima, Pág. 34).
  • Sin embargo, aunque si la Revelación está acabada, no está completamente explicitada; tocará a la Fe cristiana conocerla mejor, profundizar más sobre ella, encarnarla continuamente, testimoniarla a todos con fidelidad y coraje. Así podrá comprender gradualmente todo su alcance a lo largo de los siglos.
  • Los Milagros Eucarísticos pueden ayudar a conocer y a vivir la Fe que tiene su centro en Cristo, y en Cristo-Eucaristía: son realmente útiles porque están íntimamente orientados a Cristo y no son autónomos; pueden fortalecer la fe personal de los creyentes y también la de los no creyentes. Por tanto son una ayuda para la fe porque nos conducen a la Eucaristía instituida por Cristo y celebrada en la Iglesia dominicalmente. Ellos deben servir a la Fe. No deben, ni pueden añadir nada al único y definitivo don de Cristo-Eucaristía, pero pueden convertirse en una humilde llamada de atención, a la vez que en una rica profundización en la fe; una ayuda que se ofrece pero que no es obligatorio aceptar.
  • Los Milagros Eucarísticos pueden invitar a conocer, a apreciar y a amar la Eucaristía.

Pueden ayudar a la persona a redescubrir el misterio, la belleza y la riqueza de la Eucaristía, que como dice el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, aprobado y publicado en junio de 2005 por el Papa Benedicto XVI:

“Es fuente y culmen de toda la vida cristiana. En ella alcanzan su cumbre la acción santificante de Dios sobre nosotros y nuestro culto a Él. La Eucaristía contiene todo el bien espiritual de la Iglesia: el mismo Cristo, nuestra Pascua. Expresa y produce la comunión en la vida divina y la unidad del Pueblo de Dios. Mediante la celebración eucarística nos unimos a la liturgia del cielo y anticipamos la vida eterna”. (n. 274)

  • No podemos olvidar ni omitir jamás que la Eucaristía es el verdadero y gran Milagro cotidiano inagotable. Ella:
    • Es un Sacramento: Los sacramentos son signos sensibles y eficaces de la gracia, instituidos por Cristo y confiados a la Iglesia, a través de los cuales se nos otorga la vida divina (…) son eficaces ex opere operato (“por el hecho mismo de que la acción sacramental se realiza”), porque es Cristo quien actúa en ellos y quien da la gracia que significan, independientemente de la santidad personal del ministro (COMPENDIO del CEC, nn. 224.229).
    • Es el Sacramento dominical por excelencia: Es evidente que el Milagro más difundido y al alcance de todos es aquel que se realiza en nuestras iglesias cada vez que se celebra la Santa Misa.

      “Es el sacrificio mismo del Cuerpo y de la Sangre del Señor Jesús, que Él instituyó para perpetuar en los siglos, hasta su segunda venida, el sacrificio de la Cruz, confiando así a la Iglesia el memorial de su Muerte y Resurrección. Es signo de unidad, vínculo de caridad y banquete pascual, en el que se recibe a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la vida eterna”. (COMPENDIO, 271)

      Sin duda, el Milagro más importante y estrepitoso es el que se realiza cada vez que se celebra la Eucaristía, en el cual Jesucristo se hace presente “de modo único e incomparable”. Está presente, en efecto, de modo verdadero, real y sustancial: con su Cuerpo y con su Sangre, con su Alma y su Divinidad. Cristo, en su plenitud, Dios y hombre, está presente en ella de manera sacramental, es decir, bajo las especies eucarísticas del pan y del vino”. (COMPENDIO, n. 282)

      Haciendo presente y actual Su Sacrificio en la Cruz, Él se hace nuestro alimento y nuestra bebida, con Su Cuerpo y Su Sangre, uniéndose a nosotros y viviendo entre nosotros, se transforma en el viático de nuestro peregrinar terreno hacia la patria eterna. Es este el misterioso milagro por excelencia, que estamos invitados a celebrar sobre todo cada domingo, en la comunidad eclesial, partiendo el único pan, que -como afirma San Ignacio de Antioquía- “es fármaco de inmortalidad, antídoto contra la muerte, remedio para vivir en Jesucristo para siempre”.
  • Es oportuno valorar también los Santuarios de los Milagros Eucarísticos reconocidos por la Iglesia como lugares de celebraciones litúrgicas (en particular del Sacramento de la Reconciliación), lugares de oración y de espiritualidad eucarística, de catequesis y de práctica de la caridad.
  • Los Milagros Eucarísticos se manifiestan y actúan relacionados con la piedad popular.

    Con frecuencia provienen de la piedad popular e inciden en ella dándole nuevos impulsos y brindándole nuevas formas de manifestación. Esto no excluye que tengan efectos en la misma liturgia, como por ejemplo, la institución de las fiestas del Corpus Domini. La liturgia es el criterio, es la forma vital de la Iglesia que se nutre directamente del Evangelio.

S.E.R. Mons. Raffaello Martinelli
Rector del Colegio Eclesiástico Internacional San Carlos
Oficial de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

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Fuente: Miracoli Eucaristici


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Los milagros de la Virgen de Bonaira https://www.reinadelcielo.org/los-milagros-de-la-virgen-de-bonaira/ Thu, 19 Jan 2023 20:11:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=26986 ]]> Las cosas de la vida me llevaron a vivir en Corso Buenos Aires, que es la capital de Argentina y sede de Bergoglio antes de Roma.

«Aire» es masculino. Y «viento» también. Los conquistadores, al desembarcar en el siglo XVI, bautizaron la zona con el nombre de Nuestra Señora de los Buenos Aires, no por estar empujados, precisamente, por vientos favorables, sino porque, siendo dueños también de Cerdeña, eran devotos de su Patrona, la Madonna de Bonaria (que significa lo mismo). También dediqué un episodio al estrecho vínculo que existe entre sardos y españoles, como ya saben los aficionados a KattolicoGiulio Dante Guerra dedicó un extenso artículo (que nadie ha podido superar) a Nuestra Señora de Bonaria en la revista Cristianitàallá por 1984. Me ha servido de inspiración para contar la intrigante historia.

El cese de la tormenta

Estamos el siglo XIV y son los tiempos de las guerras entre pisanos y aragoneses; los primeros poseían Cagliari, los segundos le contraponían Villa de Bonayra. Una vez derrotados los pisanos, de Villa solo quedaba la iglesia confiada a los mercedarios (orden española fundada para rescatar a los esclavos cristianos en manos islámicas).

El 25 de marzo de 1370 (nótese el día [la Anunciación]), un mercante español se topó con una tormenta. Arrojó su carga por la borda para aligerar el barco. Toda la carga se hundió, excepto una caja con el escudo mercedario: la caja tocó el agua y la tormenta cesó. Los marineros intentaron recuperarla, pero se les escapó y acabó en la playa.

Al desembarcar, nadie conseguía moverla; era imposible. Un niño llamó a los mercedarios, ya que al parecer la caja era suya. Llegaron dos de ellos y, sin esfuerzo, la levantaron. Entonces todos, asombrados, quisieron ver lo que había dentro. La abrieron y encontraron una imagen de la Virgen con el Niño. ¡Con una vela encendida en la mano! La llevaron de inmediato a la iglesia y después de una serie de milagros se convirtió en patrona, sobre todo, de los marineros. Los ex-votos se acumularon. Había maquetas de barcos que habían escapado de las olas o de los piratas, armas, balas de cañón, cadenas de esclavos liberados.

Imagen de la Virgen de Bonaira, con el Niño y la vela en la mano.

Incluso un «barquito» de marfil con jarcia de plata, regalo de una dama desconocida del siglo XV. Estaba colgado por el mástil, frente al altar y si lo hacían rotar volvía a su posición anterior. Además variaba según los vientosque soplaban en el Golfo de Cagliari: quienes se aventuraban en el mar sin tener esto en cuenta, siempre terminaban teniendo graves problemas.

En 1624, el general de los mercedarios tuvo que prohibir lo que para entonces se había convertido en un ritual lúdico y supersticioso. Finalmente, el objeto fue trasladado. Lo grandioso es que, antes de que la estatua llegara allí de forma prodigiosa, había otra imagen de la Virgen, también milagrosa, en el altar de la iglesia de Villa Bonayra. Era una Virgen bizantina con el Niño. Un soldado aragonés, presa del vicio del juego, hizo con ella una especie de pacto: «Si gano, vamos a medias, pero si pierdo, ¡pobre de ti!».

Por supuesto perdió y lo perdió todo, incluso su daga. Pero antes de entregársela al vencedor, quiso cumplir su infame promesa: entró en la iglesia y apuñaló furiosamente a la Virgen en el cuello. Y del punto golpeado brotó tanta sangre que manchó el uniforme del blasfemo, que fue detenido inmediatamente. El puñal permaneció colgado junto al altar de la que hoy todos llaman «Nuestra Señora del Milagro» hasta la llegada, en 1370, de la imagen que conocemos ahora. Esta última fue colocada en la capilla de la derecha. Pero al día siguiente apareció en el altar mayor y Nuestra Señora del Milagro, en la capilla.

Rechazo de los barcos jacobinos

Intentaron volver a colocarlas varias veces, pero siempre las encontraban intercambiadas. A pesar de la buena guardia. Así que se rindieron ante otro prodigio y dejaron las dos imágenes donde querían estar.

Había tantos peregrinos que en el siglo XVIII se decidió construir una iglesia más grande. Pero intervino la Guerra de Sucesión española y en 1720 Cerdeña pasó (desgraciadamente, como hemos visto en el episodio dedicado a la Cerdeña hispana) a manos de los Saboya. Las obras comenzaron de nuevo, aunque de forma menos grandiosa. Pero no acabó allí la cosa.

En 1793, los barcos jacobinos aparecieron frente a Cagliari y comenzaron a disparar con cañones. Los sardos quitaron el velo que estaba ante la Virgen de Bonaria, lo izaron como bandera y expulsaron al enemigo.

Después llegó Napoleón, que se apoderó de Italia continental pero nunca llegó a pisar Cerdeña. María Cristina de Saboya, hija del rey Víctor Manuel I, nació en 1812 en Cagliari. Llegó a ser Reina de las Dos Sicilias, murió en Nápoles en olor de santidad y hoy es beata. Pero la revolución nunca duerme, y en 1832 los liberales consiguieron hacerse con el dinero que la fe popular había destinado al santuario y lo desviaron hacia obras que consideraban «más útiles». En 1866, la Italia unida, tras la supresión de las instituciones «inútiles», ordenó a los mercedarios que desalojaran y entregaran la iglesia al Estado. Solo la furiosa reacción popular de los sardos consiguió salvar al menos la iglesia, mientras que el antiguo convento fue alquilado a un posadero.

La devoción de los sardos a su patrona ha frustrado todos los intentos de manipulación a lo largo de la historia.

En 1869, las autoridades «laicas» intentaron actuar a hurtadillas: se apoderaron de todos los ornamentos preciosos de la iglesia y se los llevaron a la capital italiana, que entonces era Florencia. Pero no contaron con el capitán del barco(que por su terquedad debía de ser sardo): no quería embarcar nada sin un albarán y una estimación del valor del contenido. Lo cual frustraría la operación.

«Herencia y dominio de María»

Fue necesaria una petición popular para que los bienes sustraídos volvieran a su lugar legítimo. Y en 1870, dos coronas de oro, bendecidas por el beato Pío IX, fueron colocadas sobre la cabeza de la Virgen de Bonaria.

Los acontecimientos posteriores impusieron continuos parones en las famosas obras de la nueva iglesia, que no se terminó hasta 1926. Tras la última guerra, el papa Pío XII llamó a Cerdeña «herencia y dominio de María». En1970, Pablo VI fue a celebrar el sexto centenario de Bonaria, donde acogido por una gran multitud. Pero también por las pedradas de un pequeño grupo de ultracomunistas, signo de los tiempos. ¿Acabó así la historia? Quién sabe.

En 1937, frente a la playa de San Vero Milis (Oristano), se encontró una estatua de madera flotando, una Virgen con el Niño. Las marcas de quemaduras indicaban que procedía de España, donde la guerra civil hacía estragos. Una iglesia incendiada y una estatua arrojada al mar.

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Fuente: Cari Filii
Traducido por Verbum Caro.


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Se abre el proceso para canonizar a Ignacio Echeverría, el “héroe del monopatín” https://www.reinadelcielo.org/se-abre-el-proceso-para-canonizar-a-ignacio-echeverria-el-heroe-del-monopatin/ Fri, 13 Jan 2023 20:05:03 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=26973 Comienza el proceso para una posible causa de beatificación y canonización del español Ignacio Echeverría. El conocido como “héroe del monopatínfue acuchillado el 3 de junio de 2017 por tres yihadistas. Se enfrentó a ellos para salvar la vida de un policía en Borough Market, junto al puente de Londres (Reino Unido).

Era principios de verano cuando Ignacio Echeverría y dos amigos más volvían de pasar la tarde practicando con el skate, querían ir a cenar al centro de Londres. De camino, se cruzaron con una persona que se tambaleaba herida, junto a ella, había tres terroristas apuñalando a una mujer y a un policía que habían caído al suelo.

Cuarta vía a la santidad

Ignacio, de 39 años, se bajó de la bicicleta, cogió su monopatín y, en lugar de huir, corrió hacia los atacantes para salvar la vida de las personas que estaban en el suelo. Los terroristas se volvieron contra él y le apuñalaron por la espalda causándole la muerte.

“Os comunico la grata noticia de que se está comenzando ya el proceso para la posible causa de canonización de Ignacio Echeverría. Para ese proceso son muy necesarios dos tipos de testimonios: el de los que conocisteis a Ignacio, que podéis exponer cómo era Ignacio y como le veíais vosotros. Pero también son muy convenientes los testimonios de las personas que aun no conociendo a Ignacio, han visto en su vida y en su muerte, un ejemplo y una ayuda para mejorar la propia vida y la de los demás”, escribió recientemente en Twitter Joaquín Echeverría, padre de Ignacio.

Un mes después de que Ignacio muriera, el Papa Francisco introdujo una nueva posibilidad para canonizar a un miembro de la Iglesia: “La del ofrecimiento de la propia vida de aquellos que impulsados por el amor aceptan libre y voluntariamente una muerte cierta y en un breve plazo” (Motu Proprio Maiorem hac dilectionem de 2017). El ofrecimiento de la “propia vida” se unía así a otras tres causas ya existentes: el martirio, las virtudes heroicas y las causas excepcionales.

Para ser santo por esta cuarta vía, a la que podría pertenecer el caso de Ignacio, es necesario:

a) Ofrecimiento libre y voluntario de la propia vida y heroica aceptación de una muerte cierta y en breve plazo.

b) Existencia de un vínculo entre el ofrecimiento de la propia vida y la muerte prematura.

c) Ejercicio, al menos en grado ordinario, de las virtudes cristianas antes del ofrecimiento de la propia vida y, luego, hasta la muerte.

d) Existencia de la fama de santidad y de signos de ella, al menos después de la muerte.

e) Necesidad del milagro para la beatificación, sucedido después de la muerte del Siervo de Dios y por su intercesión.

Las personas que conocieron en vida a Ignacio Echeverría aseguran que se trataba de un católico convencido con un alma justa. “Era una persona de principios, era todo bondad. La persona más recta que yo he conocido. Sensible, generoso y casi siempre sonriente”, dijo uno de sus familiares en su día.

Profundamente cristiano

Daniel Sevillano, párroco de la iglesia de San Miguel de Las Rozas, la parroquia de Ignacio Echeverría, lo conocía bien. Dijo de él que acudía todos los domingos a misa y pertenecía a Acción Católica. “Era una persona tímida y profundamente cristiana, con la mirada te decía muchas cosas”, comentó poco después de los atentados.

Monopatín que portaba Ignacio Echeverría cuando fue apuñalado.

“Era un hombre religioso; todos los domingos iba a misa. Era recto; trabajó en prevención de delitos económicos y de lavado de dinero y muchas veces se jugó su trabajo para que se hicieran correctamente las cosas o por dejar por escrito su desacuerdo. Era jovial y le gustaba hacer deporte con gente de todas las edades. Tenía doble titulación en Derecho, por la Complutense y la Sorbona, de París. Era muy metódico y constante”, comentó su hermano Joaquín.

Su trabajo, precisamente, consistía en adaptar directivas europeas bancarias contra la corrupción, el blanqueo y la financiación terrorista. Ignacio vigilaba y valoraba operaciones sospechosas de suponer financiación terrorista. Se pasaba las horas entre papeles e investigaciones de movimientos de grandes cantidades de dinero provenientes de Yemen, Líbano, Irán o Arabia Saudí. Estaba familiarizado con las tramas y grupos terroristas y viajó varias veces a Argelia a negociar con otros bancos.

Una persona íntegra

“Era un tío con las ideas muy claras, que no se callaba aunque tuviera delante un directivo con 40 años de carrera”, comentó en su día Paco Soler, compañero y amigo. Soler recuerda un día en el que discutió con un jefe para defender el trabajo que estaba haciendo. “Iba con sus ideas hasta el final. Por eso no me extraña lo que hizo”, añadió.

Ignacio Echeverría cuenta con varios lugares públicos a los que se les ha puesto su nombre. La reina Isabel II le condecoró en 2018 con la ‘George Medal’, la distinción para los actos de “gran valentía” del reino británico.

Puedes ver aquí una entrevista a Joaquín Echeverría, padre de Ignacio.

Si algo llamó la atención durante aquellos días de junio de 2017, además del impresionante ejemplo de Ignacio, fue la reacción calmada de su propia familia. Su hermana, que se desempeñó como portavoz mientras se identificaba el cuerpo de Ignacio, asombró al mundo por la templanza de sus palabras en medio de un drama tan agudo. Un entorno familiar muy creyente que, sin duda, le permitió a Ignacio ofrecer su vida por los demás, y a su familia estar serena durante aquel duro trance.

Puedes ver aquí el agradecimiento de la familia de Ignacio Echeverría a las autoridades británicas y españolas durante aquellos días de 2017.

Oración por la intercesión de Ignacio Echeverría:

Oh Dios, que otorgaste a tu siervo Ignacio un amor tan grande a Ti y a los demás, que le llevó a dar su vida para salvar la de otros, convirtiéndose en el héroe del monopatín, y en un ejemplo de generosidad para todos, especialmente para los jóvenes.

Dígnate glorificar a tu hijo Ignacio y concédeme por su intercesión la gracia que te pido (pídase la gracia que se desea obtener). Amén.

Padre nuestro, Ave María y Gloria.

(Oración para la devoción privada).

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Fuente: Religión en Libertad


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