Meditaciones – Reina del Cielo https://www.reinadelcielo.org Sat, 29 Mar 2025 01:12:56 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.3.9 Falta oración https://www.reinadelcielo.org/falta-oracion/ Fri, 28 Mar 2025 13:21:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=500 Crisis económica global, epidemias de dengue, amenazas de pandemia por una influenza severa y ahora el corona virus que puede afectar a millones de personas alrededor del mundo. Pareciera que no faltan amenazas que se ciernan sobre nosotros, renovadas cada día. Es tal el temor, que una preocupación se superpone a la anterior, haciéndonos relativizar una respecto de la severidad de la que sigue.

Hace unos días comentábamos estos episodios, y una mujer de gran fe dijo: “Falta oración”. Me quedé mirándola con ojos curiosos, y pensé: si, de veras que falta oración. Es una inspiración del Espíritu Santo el comprender que la oración es el motor que mueve al mundo. Hace muchos años supe que nuestro amado Juan Pablo II había propiciado la instalación de un grupo permanente de religiosas que, alternándose en tan gran honor, oraran en forma permanente dentro del Vaticano. Propiamente allí, centro de la cristiandad, Juan Pablo quiso tener un “motor espiritual” que impulsara y protegiera su papado, que cubriera a la Iglesia toda.

Juan Pablo II comprendía muy bien la verdadera esencia que mueve al mundo, que no es más ni menos que la Misericordia de Dios. Nuestro Señor, Misericordioso hasta el extremo, se encuentra sujeto a Su propia Ley, que tiene a la Justicia como equilibrio necesario en el caso de que el hombre no permita que El actúe en Su Infinito Amor. El quiere ayudarnos, cuidarnos, protegernos, pero si somos tan irresponsables como para rechazar Su Gracia, no tiene más remedio que dejarnos sujetos a Su Justicia.

Y claro que este mundo hace lo imposible para merecer la Justicia de Dios, ahuyentando Su Misericordia. Ya lo dijo San Pío de Pietrelcina, que el “demonio es como un perro encadenado, por eso el hombre debe mantenerse alejado del perro en lo que es el alcance de su cadena”. La Gracia es el modo de dejar al mal y sus colmillos “fuera de alcance”. Pero, si somos tan tontos de acercarnos y de hasta jugar y hacernos amigos del perro, no nos quejemos de sus mortales mordidas.

Buscar a Dios

Nada es más poderoso para derretir el Corazón de Dios que la oración realizada con fervor y sinceridad, de modo permanente. Por la oración de unos pocos, Dios se abaja a perdonar a muchos. Es que El nos ama tanto que no puede dejar de darnos los recursos para que nos mantengamos a flote en medio de este mar de adversidades y dolor. Cuando nos sentimos llenos de miedo y angustia, el abrazo a Su Sagrado Corazón se realiza de modo perfecto en el diálogo sincero de las palabras de un corazón orante, palabras que suben al cielo como infalible recurso de salvación.

No, no nos quejemos de lo que ocurre, si no oramos lo suficiente. Claro que falta oración, si vivimos pensando que algo de lo que tenemos es nuestro. Familia, trabajo, salud, todo es Gracia de El. Nada es sostenible si es que no conectamos nuestra vida de modo indeleble y sutil, pero poderoso y efectivo, con el Sagrado Corazón del Señor. Cataclismos naturales, enfermedades, crisis económicas, gobiernos miserables y malvados, todo pasa si el pueblo cristiano honra el Amor de su Dios.

Falta oración, y esto se nota al ver los medios de difusión donde Dios no está solo ausente, sino mucho más grave, insultado y agredido en Su Amor. Ya no alcanza con ignorar a Dios, ahora se lo ofende a diario. Lo ofenden quienes se confiesan enemigos de Su Iglesia. Lo ofenden mucho más quienes proclaman ser Sus amigos y escandalizan al hombre con comportamientos dignos del peor enemigo. Burla y agravio invaden los oídos y ojos de nuestros hijos, sembrando cada vez más el mal que vendrá mañana. Mientras tanto, nos preocupamos del mal de hoy, sin siquiera detenernos a meditar sobre su origen. El perro nos sigue mordiendo, mientras jugueteamos demasiado cerca de sus colmillos.

Hemos hecho, como humanidad, todo lo necesario para sujetarnos a la Justicia de Dios, alejando de nosotros a Su Misericordia. Pero El, Eterno Amante, insiste una y otra vez con Sus actos de Amor, para convencernos de que tenemos una nueva oportunidad de volver a Su Casa. ¿Qué estamos esperando para organizarnos, para impulsar una ola de oración que derrita, una vez más, el Corazón del Señor?

Falta oración, y nosotros somos los destinatarios de esta mirada del Creador. Es a nosotros a quienes mira, es de nosotros de quienes espera. Miremos a nuestro alrededor, evidencias sobran.


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Enfrentar la enfermedad https://www.reinadelcielo.org/enfrentar-la-enfermedad/ Fri, 07 Mar 2025 16:23:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=334 Conocemos mucha gente que sufre enfermedades a nuestro alrededor, y casi todos hemos enfrentado en un punto de la vida un momento de preocupación por la salud física. ¿Cómo reaccionamos cuando llegan estas épocas de prueba?

Dios en su infinito amor quiere nuestro bien, y en ese plan permite que nos acose la enfermedad. ¿Por qué?

Vidas

El Señor sabe muy bien que cuando nos regala prosperidad, gracias y progreso personal y familiar, solemos alejarnos de El. En esos momentos nos llenamos de soberbia y vanidad, creemos que el mérito de lo obtenido es nuestro y no de Dios. No agradecemos, no nos volvemos a El. En resumen: no aprovechamos la oportunidad para cimentar un camino de conversión basado en el agradecimiento y reconocimiento de que fue Dios el artífice de lo logrado. ¡Pero qué ciegos somos!. Nada bueno en este mundo proviene de alguien que no sea el propio Dios. Nuestras virtudes, nuestras aptitudes, lo aprendido, los bienes recibidos, todo proviene de Dios. Y si usamos para el bien esas habilidades naturales o adquiridas, si se transforman en buenas obras: también esas obras provienen de Dios, porque son el resultado de dones recibidos conjugados con el amor por los demás. ¡Reconozcamos de este modo que Jesús está vivo y actúa entre nosotros a través de todo lo bueno que acontece en nuestro día!.

En cambio, cuando Dios permite que la enfermedad u otras tribulaciones se ciernan sobre nuestra vida, pone grandes esperanzas en que eso sirva para nuestra conversión. Y la verdad es que es mucho más frecuente encontrar conversiones profundas originadas en la enfermedad, que en la prosperidad. Es que el reconocerse enfermo obliga a darse cuenta que no somos nada, es un camino a la humildad. Y de este modo, por el sendero de la pequeñez, se nos abre el corazón para poder pedir ayuda al Señor. También es cierto que la enfermedad suele provocar el efecto contrario: que la persona se enoje con Dios, y se aleje aún más de lo que estaba. Pero este es un riesgo que Dios toma, porque siempre es nuestra la opción, nuestro el libre albedrío. El pone las llamadas y los signos en nuestra vida, somos nosotros los que debemos reconocerlos y torcer el rumbo de nuestro destino.

Cruz

De este modo, quienes sufren enfermedad tienen en el sufrimiento un camino de purificar no sólo las propias faltas, sino las de muchas otras almas también. Son Cruces que, si se llevan con entrega al Señor y no con enojo hacia El, son tomadas por Dios como un regalo que agrada a Su Corazón amante. El Beato Don Orione solía rezar de este modo: “Señor, envíame más Cruces, quiero sufrir más en expiación de la poca disposición de los hombres a llevar Tu Cruz”. En realidad todos los grandes santos tuvieron esta actitud de entrega al sufrimiento, a las tribulaciones que Dios permitía en sus vidas.

El entendimiento humano sobre lo que es bueno o malo para nuestra vida es bien distinto del pensamiento de Dios: El sabe perfectamente qué es bueno para nosotros. Entreguemos, entonces, mansamente nuestra voluntad a la Divina Providencia. Quien encuentra en la enfermedad una vía de llegar a la salvación del alma, no podrá negar luego que Dios le ha hecho un gran bien, cuando se encuentre con El en el Reino. Viviendo aún en este mundo, en esta vida, ¿cómo podemos tratar de entender lo que es bueno o malo para nosotros?.

Veamos en la enfermedad propia o en la de quienes amamos un llamado a la conversión o a la profundización de la conversión. ¡O lisa y llanamente un llamado a la santidad!.

Oremos así:

“Señor, me entrego a Tu Voluntad. Tú sabes lo que es mejor para mi, yo no entiendo, ni pretendo entender. Sé que mi enfermedad es para mi bien, porque sana mi alma, y quizás, sólo quizás, tu querrás sanar mi cuerpo también. Pero eso lo dejo en Ti, Señor, con humildad y entrega. Y te agradezco también todo lo que haces por mi, para que finalmente mi corazón se empequeñezca y se abra, y deje paso a que sea Tu Divina Voluntad la que haga mi día”.


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Y el Señor lloró https://www.reinadelcielo.org/y-el-senor-lloro/ Fri, 28 Feb 2025 11:42:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=363 ]]> Hay un lugar en Jerusalén llamado Dominus Flevit, que quiere decir literalmente “El Señor lloró”. Dice la tradición que desde este punto observó Jesús la ciudad, y sabiendo lo que ocurriría en ella, lloró. El vino a ellos, a Su pueblo, y no dejó de decir palabra o de hacer milagro, tratando de convencerlos. Pero el pueblo elegido tuvo el corazón duro, y lo rechazó. Lo rechazó la gente común y también lo rechazaron los que estaban en el Templo sobre el monte Sión, los sacerdotes y doctores de la ley.

Rostro de Jesús (ft img) 2

Me pregunto qué siente Jesús en estos tiempos cuando nos mira a los cristianos, que somos Su pueblo nacido después de la Resurrección. La clave está en la observación que se hiciera sobre nuestros hermanos de la Iglesia primitiva, la de los primeros tiempos: “miren cómo se aman” (del teólogo Tertuliano, año 155-230). Somos los miembros del Cuerpo Místico de Jesús, y eso es una gran responsabilidad que debemos honrar en todo ámbito, en nuestras familias, trabajos, en todo momento. ¿Acaso quienes hoy nos ven como cristianos, como integrantes de la Iglesia de Cristo, exclaman con asombro ?miren cómo se aman??

Demasiadas veces escucho que gente alejada de Dios rechaza la invitación a volver al Señor con amargas palabras: “con Dios no tengo problemas, pero no tuve buenas experiencias con los que están en las primeras filas de los bancos de las iglesias, y luego llevan unas vidas que dan vergüenza”. Es obvio que resulta una muy práctica excusa el reaccionar de ese modo, pero también es cierto que muchos católicos damos un mal ejemplo en nuestro carácter de miembros de la Iglesia, como testigos vivos de Su amor. En realidad, espantamos a las ovejas, en lugar de atraerlas al rebaño.

También en otras ocasiones los alejados reaccionan a las invitaciones recordando “a aquel sacerdote que cometió un acto que no es digno de un consagrado a Dios”. Con tan simple motivo descartan de plano toda aproximación a la Iglesia, olvidando que no es a hombre alguno que se busca en los Sacramentos, sino a Dios mismo. Por supuesto que esta gente no se molesta en descubrir o resaltar la figura de tantos sacerdotes santos que se encuentran en el camino. Para ellos es preferible quedarse con la imagen de aquel que no llevó su apostolado con dignidad, o al menos así lo parecía.

Mirada de Jesús

He dudado mucho hasta concluir sobre cual es la mejor forma de responder a estos planteos, que son tan frecuentes, lamentablemente. Negar que existan malos cristianos, laicos como consagrados, no tiene sentido ya que los ejemplos abundan. Tratar de argumentar sobre la proporción de malos sobre buenos es entrar en un debate interminable. Mi conclusión fue la de reconocer que, personas al fin, tenemos de los buenos y de los otros en nuestras filas, ¿cómo negarlo? Pero es fundamental dejar muy en claro que, frente a los que no representan dignamente su carácter de cristianos, Dios llora, como lloró en Jerusalén aquel día.

Si, el Señor llora con amargura cuando ve que aquellos que debemos unir, desparramamos, que aquellos que debemos amar, odiamos. Y llora aún más amargamente cuando ve que con una sonrisa de burla nos miran y dicen: “miren cómo se pelean”. Imaginen la tristeza de Jesús cuando es testigo de que, amparados en la falta de amor de algunos cristianos cercanos a Su Iglesia, muchos otros cristianos se alejan de El, dejándolo más sólo aún. Al alejarnos de la Iglesia nos alejamos de Jesús, quien más que nunca necesita de nuestro amor para construir un círculo de caridad cristiana alrededor de Su Templo.

Y yo, ¿a qué grupo pertenezco? Como me decía un sacerdote amigo, si tengo el “Currículum Católicus Vitae” y concurro asiduamente a los Sacramentos, mejor que lleve una vida que sea un testimonio de amor y unión. Que mi vida sea una invitación a acercarse a la religión. Y si me he alejado de la Iglesia por no sentirme a gusto con algunos de los que están en ella, mejor comprenda que al que he dejado sólo es a Jesús.

La Iglesia es Cristo, es muchísimo más que los hombres y mujeres que la conformamos como miembros activos. A la Iglesia se asiste al encuentro con Dios, porque la celebración de la Eucaristía es la oración perfecta, es el milagro continuo que se reproduce en todos los altares del mundo, día a día. Reflexionemos en lo que con gran ironía dijouna vez un miembro de una iglesia protestante: “si los católicos creyeran realmente que Jesucristo está presente en Cuerpo y Sangre en la Hostia Consagrada, en el Sagrario, debieran estar allí a tiempo completo, de rodillas y adorando”.

Y el Señor lloró.


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Darle valor al dolor https://www.reinadelcielo.org/darle-valor-al-dolor/ Thu, 27 Feb 2025 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=575 ]]> Es notable como la misma circunstancia en la vida de la misma persona, puesta en distintos planos espirituales, pueda tener significados tan diametralmente distintos. Déjenme explicarles qué es lo que trato de decir: mi cuadro se refiere a esos momentos en que el dolor oprime nuestro cuerpo o nuestra alma, bajo la forma de enfermedad, o angustia, o tantas otros modos de poner bajo una tonelada de concreto nuestra confianza en un futuro pleno de felicidad. Momentos de oscuridad, donde nos parece imposible que fuéramos felices en el pasado, o que tuviéramos la capacidad de tener una visión positiva encumbrada en nuestra alma.

En el Cielo, en ese momento, se produce un profundo silencio. Dios nos está mirando, a la expectativa de nuestra reacción. Y con El, todos los Ángeles y los santos miran extasiados el conmovedor momento que se puede contemplar: el Dios Creador y Omnipotente tiene puesta Su Mirada en una pequeña criatura allá abajo, con la esperanza de que ocurra algo maravilloso. La situación se transmite de corazón a corazón, todos esperan que esa alma tome el camino que Dios espera, que responda gloriosamente al momento de prueba.

Petición al cielo (ft img)

Pero, tristemente, en la mayor parte de las oportunidades fallamos y dejamos al Cielo todo con un rostro triste, empezando por nuestro amado Jesús. Sin comprender cual es el camino del amor, nos enojamos con Dios, o nos dejamos abrumar por la falta de esperanza, o buscamos soluciones humanas confiando en nuestras fortalezas personales, ignorando al que es el Único dueño de nuestras verdaderas fortalezas. Si simplemente fuéramos capaces de levantar la mirada al cielo y pedir ayuda a Dios, o elevar una oración. Dios, ante nuestro olvido de El, se vuelve triste a los suyos y encuentra consuelo en quienes están unidos a Su infinito Amor. El silencio envuelve ese instante, en que una oportunidad fue derrochada por un alma que no logra encontrar el camino correcto.

Pero, qué distinto es lo que ocurre cuando esa misma alma se despierta de su letargo, y envuelta en la humana oscuridad del miedo o el dolor, levanta la mirada y busca consuelo en Su Único Amor, nuestro Salvador. En ese instante una luz intensa ilumina el rostro de Jesús, que emocionado mira a Su Madre y la abraza. Ángeles y santos estallan en un único grito de alabanza a las glorias del Salvador, que tiene en ese instante una gota de la Sangre derramada en la Cruz, devuelta a Su Trono en forma del amor de Sus criaturas.

Pero una mayor alegría aún estalla en el Reino si esa misma alma sufriente entrega en ese instante su dolor a Dios en beneficio de las almas pecadoras, de las almas del purgatorio, de todos aquellos que necesitan de reparación y penitencia. Ese corazón, en lugar de orar para que el dolor se detenga, ofrece todo en ayuda de la obra de la Salvación, y así se transforma en alma corredentora.

Sin embardo, es el éxtasis supremo el que brota en el Cielo cuando esa alma agradece el dolor del Señor, y pide aún más dolor, porque sabe que se trata de un honor inmerecido el de compartir la Cruz de Jesús aunque más no sea un instante. Esas almas agradecen el dolor, y piden más, piden llevar la cruz con humildad y silencio. Se puede decir que han llegado a la esencia de la santidad, al punto en que el alma ha comprendido la misión de vida en el paso por la tierra.

El Cielo canta y se pone de fiesta cuando un alma pasa la prueba, la alegría se contagia de uno a otro, porque una oveja perdida del rebaño ha vuelto a casa, ha entrado en las verdes praderas que el Buen Pastor nos ha preparado. Esa alma tiene que conservar ahora ese tesoro, y multiplicarlo, para lograr llegar al término de la vida terrenal con la llave de entrada al lugar de las eternas delicias.

Cuanta sencillez forma el pensamiento de Dios, tan distinto a nuestras complejas madejas intelectuales, a nuestros modos tan humanos de justificar nuestra falta de amor. ¡Si es tan sencillo! Para amar, sólo hace falta estar dispuesto a dejar de lado todas las necesidades terrenales, humanas, cuando el Señor quiere hacernos socios de Su Dolor. Darle valor al dolor, a nuestros miedos y angustias, y hacer sonreír a Dios, es fundamentalmente hacerle un favor a nuestra alma, que purificada avanzará por esta vida con mayor sabiduría, por medio de la gracia que nos concede el Espíritu Santo.


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Dos tórtolas ofrecidas en sacrificio https://www.reinadelcielo.org/dos-tortolas-ofrecidas-en-sacrificio/ Fri, 31 Jan 2025 10:09:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=298 ]]> La Redención tiene infinitas facetas para que nuestro corazón, en meditación, las descubra.

Cuando rezamos el cuarto misterio gozoso del Santo Rosario, por ejemplo, meditamos la Presentación de Jesús en el templo. Y sabemos que allí recordamos la celebración de un rito que el pueblo judío heredó de las leyes de Moisés: se presentaba a Dios al hijo primogénito en el Templo, en forma de sacrificio. Y la costumbre de los humildes era presentar dos tórtolas como ofrenda. Cuando aquel día José y María ofrecieron a Jesús en el Templo se vivió un anticipo de lo que ocurriría luego: el Cordero de Dios iba a ser verdaderamente ofrecido en sacrificio, para la Salvación de toda la humanidad. Allí el anciano Simeón profetizó a María que su corazón iba a ser traspasado por una espada, por el destino de Cruz que su Hijo iba a enfrentar.

Aquí se esconde un gran misterio: se ofrecieron entonces dos tórtolas como símbolo de sacrificio a Dios. Ellas representaban a Jesús y también a María. Se ofreció en sacrificio al Redentor y a la Corredentora, juntos inseparablemente en la obra de la Salvación. Dios Padre recibió la ofrenda de Su propio Hijo y también la de la Criatura más perfecta, verdadera Arca que contuvo y dio su naturaleza humana al Salvador.

Las dos tórtolas ofrecidas en sacrificio en Jerusalén dos mil años atrás unieron indisolublemente a Madre e Hijo en la obra de la Salvación, frente a Dios Padre. Jesús murió física y místicamente por nosotros en la Cruz, pero su Madre lo siguió en todo momento, de tal modo que también sufrió místicamente la Pasión de su Hijo amado. Así, el misterio de la Redención va unido al de la Corredención de María.

El único y verdadero Salvador de la humanidad no quiso en ningún momento tener a Su Madre lejos de él: espiritualmente ellos siempre estuvieron unidos, como lo están ahora. Estos tiempos son importantes para recibir de nuestra Madre Celestial el consuelo y la guía para que lleguemos a su Hijo. Porque, como dijo San Luis Grignon de Montfort, María es el camino más corto y seguro para llegar a Jesús.

¡Jesús y María, sean la Salvación del alma mía!


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El Pescador de hombres https://www.reinadelcielo.org/el-pescador-de-hombres/ Fri, 24 Jan 2025 10:41:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=481 El hombre se despertó de madrugada en esa ciudad que no era la suya, a la que había ido tantas veces. No podía dormir. Pensó, ¿dónde estoy? con esa extraña sensación del que viaja demasiado y termina perdiendo sentido de tiempo y lugar. Ah, se dijo a si mismo algo confundido, aquí estoy, en esta ciudad tan bendecida por la Mano de Dios. Pero no puedo dormir.

El Rosario sobre la mesita de luz del hotel llamó su atención. Es bueno rezar a estas horas, el Señor siempre lo necesita porque es el horario en que más cosas feas pasan y los buenos están durmiendo, así que es importarte llenar este espacio oscuro con oraciones ofrecidas simplemente por las intenciones del Señor, que El las use a Su mejor conveniencia.

El pensamiento atravesó su mente, “de paso ayudo a bendecir un poco esta ciudad”. El rechazo a la idea fue inmediato, ¿qué clase de bendiciones puedo pedir yo al Señor, si es que soy literalmente “un pecado” que camina? El Señor le respondió, muy breve y conciso: “eres un pescado”. Nuestro amigo se quedó sorprendido, estupefacto. Pero Señor, yo dije que soy un “pecado que camina”, ¿y cómo es que Tú me dices que soy un pescado? El Señor le volvió a responder, tan breve y con el mismo tono de la vez anterior: “yo te pesqué”.

El señor de nuestra historia rió, y el Señor de la Historia rió también. Rieron juntos. Si, soy tu pescado, le dijo, y Tú, nadie menos que Tú, eres mi Pescador. Nuestro amigo se quedó absorto en sus pensamientos, alegre de saber que él mismo era la presa de Jesús. Y entonces recordó el signo, aquel signo que precedió a la Cruz, y que fue la forma en que se reconoció al pueblo cristiano y a Cristo mismo durante los primeros siglos de la Iglesia: el Pez. Aquel signo representaba lo que él era, no un pez, sino un pescado. Y se sintió parte de esa Iglesia primitiva, se sintió en una catacumba viendo ese signo pintado una y otra vez en las paredes alumbradas por la tenue luz de las lámparas de aceite.

Pescador de hombres

Y luego recordó cómo había sido pescado por Jesús. Se imaginó al Señor pensando cual era la mejor estrategia para atrapar a Su presa, para que ese pez que andaba suelto por las peligrosas aguas del mar del mundo, mordiera su anzuelo y fuera recogido a su barca, la misma barca que San Juan Bosco viera en sus sueños, la gran Barca de la Iglesia. Jesús pensó: tengo que usar el mejor señuelo, el que tenga el color y el sabor adecuados, el que mejor llame la atención de Mi presa. El estudió al hombre, miró sus costumbres, sus gustos, sus hábitos, y trazó Su plan.

El buen pescador sabe muy bien que debe tener absolutamente todo en cuenta antes de abordar su desafío: el horario del día, la transparencia y temperatura del agua, la profundidad a la que hay que buscar a la presa, y en función de ello elige su señuelo. Los que son realmente buenos pescadores diseñan y construyen ellos mismos sus señuelos, utilizando materiales que encuentran aquí y allá. Ellos miran y sopesan una y otra vez de qué modo serán capaces de atraer la atención del pez buscado, y luego se lanzan a su misión con perseverancia, hasta hacer morder el anzuelo a su presa. ¡Entonces la alegría vale doble!

Jesús sabía muy bien lo que Su presa necesitaba, la había observado durante demasiados años nadar lejos de El. De tal modo que esta vez eligió utilizar el mejor señuelo del que disponía, uno literalmente irresistible. El lo llama de diversos modos, como Señuelo Santo, o Estrella de la Mañana, o también Rosa Mística, aunque lo más habitual es que lo llame simplemente Mamá. Con gran expectativa nuestro Pescador de hombres lanzó a las aguas del mundo a Su Gran Señuelo, y atrapó a Su presa esta vez. El pequeño hombre mordió el anzuelo con ganas, y aunque luego se resistió como todo buen pez que no quiere volverse pescado, no lo soltó nunca más.

Y así fue como se transformó en un orgulloso pescado, presa del Pescador de hombres, atrapado por no poder resistir el llamado del Señuelo Santo, de la Madrecita del mismo Dios. Nuestro amigo vio todo esto con tanta claridad que no pudo más que sonreír, abrazarse a la Cruz del Rosario, y sentirse feliz de comprender la profundidad de aquel signo que nos representa, el Pez, Ictis, símbolo de Jesucristo, Pescador de hombres. Así lo conocieron, así se presentó al mundo Él desde la barca de Pedro, la misma Barca que dos mil años después sigue transportándolo por los mares del mundo, mientras El sigue pescando a hombres y mujeres de buena voluntad.


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Iglesia Gloriosa, viva, triunfante https://www.reinadelcielo.org/iglesia-gloriosa-viva-triunfante/ Fri, 17 Jan 2025 09:32:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=348 ]]> El mismo Jesús nos legó la Iglesia: el Señor se colocó como Cabeza de Ella y la dotó de absolutamente todo lo necesario para que tenga vida eterna, como los Sacramentos o las Sagradas Escrituras, la Palabra de Dios, todo.

El también nos dejó a Sus apóstoles para que la conduzcan terrenalmente, para que la cuiden como se cuida a una Esposa amada. Y la iglesia creció, se desplazó a lo largo de los siglos atravesando por el centro la historia del hombre, con sus dones espirituales otorgados por el Mismo Dios, y también con todos los aspectos humanos que provinieron de nuestra intervención en su crecimiento. Se fue desarrollando paso a paso, etapa por etapa, todo tuvo su momento. Momentos de gloria, momentos de sufrimiento, momentos de heroísmo, momentos de confusión aportada por el hombre, que culminaron varias veces en los cismas que la llenaron de llagas. Pero Ella siguió y sigue adelante, a través de todas las dificultades, por el sencillo motivo de que Dios mismo la custodia, la preserva. Las fuerzas del mal no prevalecerán sobre Ella, como lo dicen las Escrituras.

Sin embargo, en la actualidad mucha gente comete el error de ver a nuestra iglesia con un cristal estrictamente racionalista, humano, desprovisto de una mirada espiritual, que trascienda los aspectos visibles a los sentidos y a la razón del hombre. El hombre, tristemente, encuentra así dificultades en percibir la permanente y sensible acción de Dios sobre Su Iglesia.

¿Pero, es visible la acción de Dios en Su Santa Iglesia, o es invisible?.

Dios salva

¡Es visible, vaya que si es visible!. Pensemos, por un instante: ¿cuales son los nombres de muchas de las iglesias que pueblan nuestras ciudades?. En innumerables casos son advocaciones Marianas: Guadalupe, Fátima, Lourdes, La Salette, y tantas otras. ¿Y de donde provienen esos nombres?. De manifestaciones de la Madre de Dios a los hombres, en distintos lugares, a lo largo de los siglos. Y si ingresamos a nuestras iglesias, ¿qué vemos?. Imágenes, de santos. San Antonio, San Francisco, Santa Bernardita, Santa Rita y muchos más. ¿Acaso no están las vidas de muchos de estos santos plenas de manifestaciones celestiales, de dones otorgados por el mismo Dios?. Los santos son un regalo que Dios nos hace, testimonio vivo de Su Presencia, y también testimonio vivo de la acción sensible de Dios en nuestro mundo, de lo que muchos llaman milagros.

¿Y nuestras oraciones?. Empecemos por el Santo Rosario. ¿De donde proviene?. De una revelación que la Virgen le hace a Santo Domingo Guzmán, con el agregado de las innumerables apariciones donde María nos invita a rezar el Rosario en forma cotidiana. ¿Y la devoción a la Divina Misericordia, al Jesús Misericordioso?. Todo esto se lo reveló Jesús a Santa Faustina Kowalska, en el siglo XX en Polonia. ¿Y nuestro amor por el Sagrado Corazón de Jesús?. Revelado por el Señor a Santa Margarita María de Alacoque hace varios siglos en Francia. ¿Y el Inmaculado Corazón de María?. La Virgen develó este misterio a los tres pastorcitos en Fátima, Portugal, en 1917.

A veces Dios confirmó a los hombres los Dogmas que la iglesia proclamaba, como cuando María se presentó como la Inmaculada Concepción a Santa Bernardita pocos años después de proclamado el Dogma, en Lourdes, Francia, en el siglo XIX. La inspiración de Dios también ayudó a los pastores de la iglesia, como cuando Su Santidad León XIII compuso la conocida oración a San Miguel Arcángel. Este santo Papa tuvo una visión profética sobre los peligros que amenazarían a la religión Católica en el futuro, y conmocionado compuso de inmediato esta oración como exorcismo para la protección de la Iglesia.

Jesús ante las personas (ft img)

De este modo podemos ver que Dios nunca dejó sola a Su Santa Iglesia. Ella está Viva, por Sus venas corre la Sangre del mismo Cristo, ya que Ella es el Cuerpo Místico del Señor. También es Su Santa Esposa, con la que el Cordero de Dios se desposará llegado el momento, como lo anuncian las Escrituras. ¿Cómo iba el Señor a dejar sola a Su Esposa, la Iglesia, frente a tantas tribulaciones que le plantea el mundo?.

Sepamos ver la Gloria de Dios derramada sobre nuestra amada Iglesia, en forma permanente a lo largo de los siglos. ¿Cómo no verla en la actualidad, derramada en forma de un intenso Pentecostés, con la Gracia del Espíritu Santo abierta sobre quienes lo invitan y reciben con alegría?. ¿Cómo no verla en las múltiples manifestaciones celestiales que nos han colmado de Amor Divino en las décadas recientes?. ¿Cómo no verla en la creciente cantidad de santos que son proclamados y elevados a los altares?. El Señor cuida a Su Esposa, la viste de gala, la adorna con Sus regalos y, por sobre todas las cosas, la protege y fortalece para que pueda enfrentar los tiempos que vienen, y culminar, una vez más, con una gran victoria.


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Las cosas por su nombre https://www.reinadelcielo.org/las-cosas-por-su-nombre/ Fri, 10 Jan 2025 14:06:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=475 Ese deseo de modernizar todo, incluido aquello que responde a verdades eternas, está lastimándonos de modo invisible. Es un vicio de esta sociedad, que avanza lenta pero inexorablemente. Es como un intento de freír todo lo que nos rodea en el mismo aceite. De este modo todo termina teniendo el mismo sabor, sean papas, o un buen pescado. El gusto es el mismo, porque el aceite se ha ido impregnando de distintos sabores y ya no respeta la esencia del alimento que se sumerge en la moderna freidora eléctrica. Si nos dejamos alcanzar por este intento del mundo, ¡estamos fritos!

Este pensamiento vino a mi mente cuando por segunda vez escuché el mismo argumento. El intento era el de poner en un “contexto moderno” una frase de los Evangelios: una orden directa de Jesús a los apóstoles de ir y expulsar demonios. Sin dudas que es duro el explicar a la gente la existencia y acción de los espíritus malignos. Sin embargo su actuar es una verdad de fe, así como lo es la misión de sacerdotes exorcistas que cada Obispo debe disponer en su Diócesis.

Crucifijo en mano

La explicación que escuché es la de que en aquella época no había psicólogos ni psiquiatras, ni demasiados conocimientos científicos. Debido a ello, según esta particular visión, en las Escrituras se llamaba ?demonios? a las afecciones de tipo psiquiátrico, o aún a la epilepsia, o a determinadas afecciones de la personalidad que no se podía clasificar de otro modo. ¡Error! Jesús no llamaba a las cosas más que por su verdadero nombre. El expulsó a innumerable cantidad de demonios, incluso algunos de ellos intentaban entablar diálogo con El proclamándolo como el Hijo de Dios. Los demonios, obviamente, sabían demasiado bien quien era Jesús. Tan sólo recordemos cuando expulsó de una persona a una gran cantidad de espíritus malignos que fueron a alojarse a una piara de cerdos, los que se lanzaron por un barranco. Este es uno de los fragmentos más fuertes de los Evangelios.

De este modo si siguiéramos esta errada interpretación de las Escrituras, cuando Jesús enviaba a su gente a expulsar demonios, ¿es que acaso les encomendaba realizar terapia con las gentes? Debemos promover la claridad, no la confusión. Una cosa es una enfermedad psiquiátrica, y otra muy distinta es el actuar de los espíritus malignos, nos guste o no. San Luis Orione circulaba una vez por una ciudad en auto, y de repente lanzó una fuerte exclamación. ¿Qué es ese edificio? El conductor del vehiculo le dijo que era el hospital psiquiátrico del lugar. Don Luis dijo entonces que en estos lugares hay mucha gente con problemas médicos psiquiátricos reales, pero también muchos otros que en realidad tenían enfermedades espirituales, esto es infectaciones demoníacas o incluso posesiones.

La palabra (feat img)

Un tema difícil, es cierto, pero los cristianos debemos defender y predicar la verdad, aunque esta nos produzca incomodidades frente a un mundo que prefiere ignorarlas. Este mundo anhela explicarlo todo de acuerdo a los ojos de su ciencia, ciencia limitada y desprovista de fe. Dios es el que nos ha dado la medicina, y la psiquiatría, y tantas otras ayudas a las que debemos apelar cuando es necesario, porque es Él el que actúa por la mano de médicos y científicos. Dios nos ha dado todo, para nuestro beneficio, para que hagamos de este mundo un lugar de felicidad y crecimiento

Sin embargo, Dios nos ha dado también a los sacerdotes, más precisamente a los sacerdotes exorcistas, cuando de enfermedades espirituales se trata. El Bautismo, la oración, el ayuno, la Confesión y fundamentalmente la Eucaristía son las armas que El nos ha dado para mantener a raya a los espíritus malignos que tratan de promover la perdición de nuestra alma. Como decía San Pío de Pietrelcina, el demonio es como un perro encadenado, ¿quién sería tan tonto de ponerse al alcance de su mordida, sabiendo cual es la longitud de la cadena que lo sujeta?

Vivir en el mundo, sin ser del mundo, es nuestro desafío. Que el aceite en que el mundo nos trata de freír no nos toque. Que sus palabras, sus propuestas, sus modos, no nos alcancen. Tengamos la fe que nos permita ver a Dios en todos los momentos de nuestra vida, porque Él jamás nos deja solos, aunque nosotros no podamos, a veces, sentir Su Presencia.

Señor, danos Tu Gracia para que seamos modelos de Tu Amor, signos de Tu existencia.


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Al Estilo de Dios https://www.reinadelcielo.org/al-estilo-de-dios/ Sat, 04 Jan 2025 08:22:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=532 Se nota Su toque, ¿verdad? En cada cosa que Dios propicia, se nota Su estilo. El, no se contradice, nunca. Nos lo dijo ya cuando pasó por aquí, hace unos veinte siglos: el Reino de Dios está entre nosotros, y es como un grano de mostaza (Mateo 13, 31-35). Es como una pequeñísima semilla, mucho menor a las demás semillas, que crece de modo imperceptible y se hace una gran planta en la que anidan los pájaros. O es como la levadura, que se mezcla en cantidades ínfimas, y produce efectos inesperados en la masa que se hornea ante nuestra vista.

Sembrar

Su accionar es imperceptible, quizás un poco lento a los ojos humanos, pero poderoso. Meditemos en Su Nacimiento en Belén, una vida escondida en Nazaret, tres años de trabajo entre algunos testigos en un rincón perdido del mundo Romano, una Muerte horrenda en Jerusalén, una Resurrección atestiguada por una buena cantidad de amigos, la Ascensión ante la mirada sorprendida de los más cercanos. ¿Qué ocurrió luego? Primero muy lentamente, pero luego creciendo como un torbellino imparable, Su influencia en el mundo llegó a fracturar y triturar las culturas y volverse el Hombre más influyente en la historia de la humanidad.

El no necesitó victorias militares, títulos de realeza ni campañas publicitarias globales. ¿Cómo es que ocurrió esto? Difícil explicarlo, porque estos sorprendentes resultados obedecen a Su estilo, Su toque. Por supuesto, tenía que ser de ese modo, porque El es Dios, el Hombre-Dios. ¿Cómo podrían competir con El los emperadores, o reyes, o los magnates del mundo moderno? ¡Ni modo! Ni a los tobillos le llegan.

Él obra desde el silencio, desde lo pequeño, desde la humildad extrema. Sus obras avanzan siendo mayoritariamente ignoradas, hasta que adquieren una solidez que las hace imparables, indiscutibles. Los santos han sido Sus eficientes instrumentos porque fueron dóciles al dejarse moldear por Su Mano. Jesús fue con ellos un maestro en el arte de la tolerancia, la paciencia, la obediencia, el dejar hacer. No quiere decir esto no trabajar, sino todo lo contrario, trabajar mucho pero sin pretender acelerar los tiempos poniendo a riesgo la obra entera.

El Grano de mostaza crece, desarrolla sus raíces, antes de dejar aflorar en la superficie la copa que tendrá que resistir los vientos y las lluvias. Igual, las obras de Dios crecen en su estructura invisible antes de empezar a mostrar ramas y follaje a los ojos del mundo. Cuando una obra de Dios es acelerada por culpa de la ansiedad humana, promocionándola como si se tratase de un cantante de rock o un producto de consumo masivo, se pone a riesgo la totalidad del edificio.

Mostaza

No, Dios no actúa de ese modo, y cuando los hombres se equivocan y se apartan de Su estilo, El comienza a tomar distancia si es que el error no es corregido de modo inmediato. En el estilo de Dios no hay lugar para vanidades, ni para pretensiones de ser algo más que los demás. Y mucho menos para la propagación de un espíritu de división, criticando otras obras de Dios con el pretendido fin de ensalzar la propia.

El grano de mostaza es pequeño, y sin embargo sabe interiormente que tiene una misión importante. Pero no por eso se pavonea ante las demás semillas diciendo ?no se dejen engañar por mi pequeñez, pues yo seré un día más grande que todas ustedes?. El grano de mostaza se sabe pequeño, y se concentra en mantener esa pequeñez, porque sabe bien que su contribución al Reino de Dios crecerá de modo inadvertido y sustentado en la acción de Dios, no de los propios esfuerzos. La paciencia es la madre de su caminar.

Debemos aprender a conocer, a admirar, y a practicar el Estilo de Dios. La escuela donde se enseña esta maravillosa habilidad está alrededor nuestro. Baste con observar pacientemente la forma en que creció cualquier obra del Señor, o mejor aún, baste con observar como ha crecido la Obra de la Salvación en su completitud.

Sin presunciones, sin alharacas, sin pechos inflados, sin sabiduría humana. Con mucho silencio, con mucha observación, con mucha oración, con una mirada interior que nos dice: “Yo nada soy, ¿como podría entonces pretender saber los motivos y las respuestas a los planes del Señor?”. La pregunta a Dios nunca es ¿por qué?, sino ¿para qué? Aceptando Sus designios, particularmente Sus cruces, sólo debemos preguntar, ¿qué esperas de mi, Señor?


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Sagrada Familia, reflejo Trinitario https://www.reinadelcielo.org/sagrada-familia-reflejo-trinitario/ Fri, 27 Dec 2024 06:14:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=373 Fecha especial el Adviento, época que nos invita a abrir nuestro corazón a la alegría sin límites, a la felicidad plena de saber que Dios quiso hacerse como nosotros, para que podamos entender mejor Su amor, y llegar así a El. Hoy escuché una canción Navideña que me invitó una vez más a contemplar a la Sagrada Familia allí, en la Gruta de Belén. Así, año tras año, nuestro corazón se esfuerza por transportarse al lugar, a la lejana Belén en medio del censo, de caravanas que van y vienen. Con gran esfuerzo, sentimos que nos acercamos y logramos ver, a través de la abertura rocosa, aquella escena tantas veces anhelada por nuestra alma.

Amanecer

Y allí, en medio del frío y el calor de la Gruta, dos pequeñas personas contemplan a un Niño envuelto en las humildes ropas que Sus padres encontraron a mano. Tres almas reunidas en un punto minúsculo e ignorado dan vuelo a la mayor manifestación del Amor de Dios por el hombre. Misterio insondable que fue pensado por Dios antes del origen de los tiempos, y que al anunciarlo a Sus Ángeles produjo en ellos tremenda conmoción. Misterio eterno, que volaba sobre las aguas de la Creación mientras Dios abría el tiempo, nuestro tiempo.

Y así, después de que éste momento fuera esperado por todos los habitantes del Cielo por siglos, se abrió una pequeña luz en un rincón lejano de las montañas de Judá, en la antigua ciudad de David, Belén. Nosotros, lejano eco de aquellas épicas jornadas, apenas si podemos comprender que esas tres personitas que contemplamos en aquella fría gruta representan el acto más maravilloso de esta historia de Amor que es la historia del hombre, la historia de Dios y Su Criatura.

¡Allí está el Niño, contemplemos al Niño! Siglos de espera, de sueños de Realeza encarnada en Naturaleza Humana, estaban allí envueltos en gruesos paños de lino. Tres personas, tres simples personas estaban unidas en una representación que hacía que la tierra toda se vuelva cielo, por una fracción de eternidad. Jesús Niño, nacido hace instantes, sonríe a esos dos rostros que no salen del asombro, de la felicidad más suprema. Es que nada puede compararse a esa explosión de amor que conmueve los astros, las plantas, las piedras, las aguas de los mares, los corazones de quienes creen.

En un paralelo que transporta el gozo del Cielo a la tierra, esas tres almas representan en sus naturalezas humanas, a Dios mismo. José, humilde hombre de trabajo, representa con sublime dignidad al Padre que con Su Pensamiento ha concebido está maravillosa historia de Amor. María, pura e Inmaculada, esposa del Espíritu Santo, llena de El, Vaso de Amor Perfecto. A través de Ella el Espíritu de Dios nos muestra el Amor en su estado más Puro. Y Jesús, en Su Naturaleza Humana pequeña y naciente, nos trae al Verbo de Dios, la Palabra Eterna que nunca perecerá, que seguirá resonando con Su eco en los corazones de los hombres más allá del fin de los tiempos.

Natividad en Belén

Tres personitas, tres almas que unidas en una oración sobrenatural elevan los ojos al Cielo y se unen al Padre, con el Hijo, en el Espíritu Santo. Dios mismo está allí, unido Trinitariamente a esa Famila, Sagrada Familia. Son tres, y no es por coincidencia, sino que es un eslabón más de la larga cadena que compone el Plan de Dios, que se va desenrollando segundo a segundo, milenio a milenio.

Dios quiso ese día no sólo mostrarse hecho Hombre en Jesús, sino también estar representado como Padre, a través de la figura de San José. Y quiso también, pleno de ternura y para encandilarnos de amor, que veamos al Espíritu Santo invadiendo a la Madre de aquel Niño, hermosa embajadora del Amor de Dios que recorrerá sin detenerse Navidad tras Navidad hasta asegurarse de haber hecho lo imposible por enamorar hasta al último de sus hijos.

En esta Navidad que se acerca, contemplemos a la Familia de Jesús en la Gruta de las montañas de Judá. Veamos en estos tres enamorados hijos de Dios una manifestación de Dios mismo, un reflejo Trinitario que nos encandila y atrae. Los tres se miran, sonríen, se hablan de corazón a corazón. Unidos por lazos invisibles que reemplazan palabras por sentimientos, pequeños gestos son su lengua.Dios quiso estar allí, bajó en Su mayor Plenitud, y no dejó detalle librado al azar. Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo se posaron sobre esa Familia y la transformaron en nosotros, en nuestro legado. Así hoy, como dos mil años atrás, que nuestras familias sean un reflejo Trinitario, un trocito de Dios en la tierra.


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