Meditaciones – Reina del Cielo https://www.reinadelcielo.org Sat, 11 Jan 2025 00:20:42 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.3.9 Las cosas por su nombre https://www.reinadelcielo.org/las-cosas-por-su-nombre/ Fri, 10 Jan 2025 14:06:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=475 Ese deseo de modernizar todo, incluido aquello que responde a verdades eternas, está lastimándonos de modo invisible. Es un vicio de esta sociedad, que avanza lenta pero inexorablemente. Es como un intento de freír todo lo que nos rodea en el mismo aceite. De este modo todo termina teniendo el mismo sabor, sean papas, o un buen pescado. El gusto es el mismo, porque el aceite se ha ido impregnando de distintos sabores y ya no respeta la esencia del alimento que se sumerge en la moderna freidora eléctrica. Si nos dejamos alcanzar por este intento del mundo, ¡estamos fritos!

Este pensamiento vino a mi mente cuando por segunda vez escuché el mismo argumento. El intento era el de poner en un “contexto moderno” una frase de los Evangelios: una orden directa de Jesús a los apóstoles de ir y expulsar demonios. Sin dudas que es duro el explicar a la gente la existencia y acción de los espíritus malignos. Sin embargo su actuar es una verdad de fe, así como lo es la misión de sacerdotes exorcistas que cada Obispo debe disponer en su Diócesis.

Crucifijo en mano

La explicación que escuché es la de que en aquella época no había psicólogos ni psiquiatras, ni demasiados conocimientos científicos. Debido a ello, según esta particular visión, en las Escrituras se llamaba ?demonios? a las afecciones de tipo psiquiátrico, o aún a la epilepsia, o a determinadas afecciones de la personalidad que no se podía clasificar de otro modo. ¡Error! Jesús no llamaba a las cosas más que por su verdadero nombre. El expulsó a innumerable cantidad de demonios, incluso algunos de ellos intentaban entablar diálogo con El proclamándolo como el Hijo de Dios. Los demonios, obviamente, sabían demasiado bien quien era Jesús. Tan sólo recordemos cuando expulsó de una persona a una gran cantidad de espíritus malignos que fueron a alojarse a una piara de cerdos, los que se lanzaron por un barranco. Este es uno de los fragmentos más fuertes de los Evangelios.

De este modo si siguiéramos esta errada interpretación de las Escrituras, cuando Jesús enviaba a su gente a expulsar demonios, ¿es que acaso les encomendaba realizar terapia con las gentes? Debemos promover la claridad, no la confusión. Una cosa es una enfermedad psiquiátrica, y otra muy distinta es el actuar de los espíritus malignos, nos guste o no. San Luis Orione circulaba una vez por una ciudad en auto, y de repente lanzó una fuerte exclamación. ¿Qué es ese edificio? El conductor del vehiculo le dijo que era el hospital psiquiátrico del lugar. Don Luis dijo entonces que en estos lugares hay mucha gente con problemas médicos psiquiátricos reales, pero también muchos otros que en realidad tenían enfermedades espirituales, esto es infectaciones demoníacas o incluso posesiones.

La palabra (feat img)

Un tema difícil, es cierto, pero los cristianos debemos defender y predicar la verdad, aunque esta nos produzca incomodidades frente a un mundo que prefiere ignorarlas. Este mundo anhela explicarlo todo de acuerdo a los ojos de su ciencia, ciencia limitada y desprovista de fe. Dios es el que nos ha dado la medicina, y la psiquiatría, y tantas otras ayudas a las que debemos apelar cuando es necesario, porque es Él el que actúa por la mano de médicos y científicos. Dios nos ha dado todo, para nuestro beneficio, para que hagamos de este mundo un lugar de felicidad y crecimiento

Sin embargo, Dios nos ha dado también a los sacerdotes, más precisamente a los sacerdotes exorcistas, cuando de enfermedades espirituales se trata. El Bautismo, la oración, el ayuno, la Confesión y fundamentalmente la Eucaristía son las armas que El nos ha dado para mantener a raya a los espíritus malignos que tratan de promover la perdición de nuestra alma. Como decía San Pío de Pietrelcina, el demonio es como un perro encadenado, ¿quién sería tan tonto de ponerse al alcance de su mordida, sabiendo cual es la longitud de la cadena que lo sujeta?

Vivir en el mundo, sin ser del mundo, es nuestro desafío. Que el aceite en que el mundo nos trata de freír no nos toque. Que sus palabras, sus propuestas, sus modos, no nos alcancen. Tengamos la fe que nos permita ver a Dios en todos los momentos de nuestra vida, porque Él jamás nos deja solos, aunque nosotros no podamos, a veces, sentir Su Presencia.

Señor, danos Tu Gracia para que seamos modelos de Tu Amor, signos de Tu existencia.


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Al Estilo de Dios https://www.reinadelcielo.org/al-estilo-de-dios/ Sat, 04 Jan 2025 08:22:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=532 Se nota Su toque, ¿verdad? En cada cosa que Dios propicia, se nota Su estilo. El, no se contradice, nunca. Nos lo dijo ya cuando pasó por aquí, hace unos veinte siglos: el Reino de Dios está entre nosotros, y es como un grano de mostaza (Mateo 13, 31-35). Es como una pequeñísima semilla, mucho menor a las demás semillas, que crece de modo imperceptible y se hace una gran planta en la que anidan los pájaros. O es como la levadura, que se mezcla en cantidades ínfimas, y produce efectos inesperados en la masa que se hornea ante nuestra vista.

Sembrar

Su accionar es imperceptible, quizás un poco lento a los ojos humanos, pero poderoso. Meditemos en Su Nacimiento en Belén, una vida escondida en Nazaret, tres años de trabajo entre algunos testigos en un rincón perdido del mundo Romano, una Muerte horrenda en Jerusalén, una Resurrección atestiguada por una buena cantidad de amigos, la Ascensión ante la mirada sorprendida de los más cercanos. ¿Qué ocurrió luego? Primero muy lentamente, pero luego creciendo como un torbellino imparable, Su influencia en el mundo llegó a fracturar y triturar las culturas y volverse el Hombre más influyente en la historia de la humanidad.

El no necesitó victorias militares, títulos de realeza ni campañas publicitarias globales. ¿Cómo es que ocurrió esto? Difícil explicarlo, porque estos sorprendentes resultados obedecen a Su estilo, Su toque. Por supuesto, tenía que ser de ese modo, porque El es Dios, el Hombre-Dios. ¿Cómo podrían competir con El los emperadores, o reyes, o los magnates del mundo moderno? ¡Ni modo! Ni a los tobillos le llegan.

Él obra desde el silencio, desde lo pequeño, desde la humildad extrema. Sus obras avanzan siendo mayoritariamente ignoradas, hasta que adquieren una solidez que las hace imparables, indiscutibles. Los santos han sido Sus eficientes instrumentos porque fueron dóciles al dejarse moldear por Su Mano. Jesús fue con ellos un maestro en el arte de la tolerancia, la paciencia, la obediencia, el dejar hacer. No quiere decir esto no trabajar, sino todo lo contrario, trabajar mucho pero sin pretender acelerar los tiempos poniendo a riesgo la obra entera.

El Grano de mostaza crece, desarrolla sus raíces, antes de dejar aflorar en la superficie la copa que tendrá que resistir los vientos y las lluvias. Igual, las obras de Dios crecen en su estructura invisible antes de empezar a mostrar ramas y follaje a los ojos del mundo. Cuando una obra de Dios es acelerada por culpa de la ansiedad humana, promocionándola como si se tratase de un cantante de rock o un producto de consumo masivo, se pone a riesgo la totalidad del edificio.

Mostaza

No, Dios no actúa de ese modo, y cuando los hombres se equivocan y se apartan de Su estilo, El comienza a tomar distancia si es que el error no es corregido de modo inmediato. En el estilo de Dios no hay lugar para vanidades, ni para pretensiones de ser algo más que los demás. Y mucho menos para la propagación de un espíritu de división, criticando otras obras de Dios con el pretendido fin de ensalzar la propia.

El grano de mostaza es pequeño, y sin embargo sabe interiormente que tiene una misión importante. Pero no por eso se pavonea ante las demás semillas diciendo ?no se dejen engañar por mi pequeñez, pues yo seré un día más grande que todas ustedes?. El grano de mostaza se sabe pequeño, y se concentra en mantener esa pequeñez, porque sabe bien que su contribución al Reino de Dios crecerá de modo inadvertido y sustentado en la acción de Dios, no de los propios esfuerzos. La paciencia es la madre de su caminar.

Debemos aprender a conocer, a admirar, y a practicar el Estilo de Dios. La escuela donde se enseña esta maravillosa habilidad está alrededor nuestro. Baste con observar pacientemente la forma en que creció cualquier obra del Señor, o mejor aún, baste con observar como ha crecido la Obra de la Salvación en su completitud.

Sin presunciones, sin alharacas, sin pechos inflados, sin sabiduría humana. Con mucho silencio, con mucha observación, con mucha oración, con una mirada interior que nos dice: “Yo nada soy, ¿como podría entonces pretender saber los motivos y las respuestas a los planes del Señor?”. La pregunta a Dios nunca es ¿por qué?, sino ¿para qué? Aceptando Sus designios, particularmente Sus cruces, sólo debemos preguntar, ¿qué esperas de mi, Señor?


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Sagrada Familia, reflejo Trinitario https://www.reinadelcielo.org/sagrada-familia-reflejo-trinitario/ Fri, 27 Dec 2024 06:14:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=373 Fecha especial el Adviento, época que nos invita a abrir nuestro corazón a la alegría sin límites, a la felicidad plena de saber que Dios quiso hacerse como nosotros, para que podamos entender mejor Su amor, y llegar así a El. Hoy escuché una canción Navideña que me invitó una vez más a contemplar a la Sagrada Familia allí, en la Gruta de Belén. Así, año tras año, nuestro corazón se esfuerza por transportarse al lugar, a la lejana Belén en medio del censo, de caravanas que van y vienen. Con gran esfuerzo, sentimos que nos acercamos y logramos ver, a través de la abertura rocosa, aquella escena tantas veces anhelada por nuestra alma.

Amanecer

Y allí, en medio del frío y el calor de la Gruta, dos pequeñas personas contemplan a un Niño envuelto en las humildes ropas que Sus padres encontraron a mano. Tres almas reunidas en un punto minúsculo e ignorado dan vuelo a la mayor manifestación del Amor de Dios por el hombre. Misterio insondable que fue pensado por Dios antes del origen de los tiempos, y que al anunciarlo a Sus Ángeles produjo en ellos tremenda conmoción. Misterio eterno, que volaba sobre las aguas de la Creación mientras Dios abría el tiempo, nuestro tiempo.

Y así, después de que éste momento fuera esperado por todos los habitantes del Cielo por siglos, se abrió una pequeña luz en un rincón lejano de las montañas de Judá, en la antigua ciudad de David, Belén. Nosotros, lejano eco de aquellas épicas jornadas, apenas si podemos comprender que esas tres personitas que contemplamos en aquella fría gruta representan el acto más maravilloso de esta historia de Amor que es la historia del hombre, la historia de Dios y Su Criatura.

¡Allí está el Niño, contemplemos al Niño! Siglos de espera, de sueños de Realeza encarnada en Naturaleza Humana, estaban allí envueltos en gruesos paños de lino. Tres personas, tres simples personas estaban unidas en una representación que hacía que la tierra toda se vuelva cielo, por una fracción de eternidad. Jesús Niño, nacido hace instantes, sonríe a esos dos rostros que no salen del asombro, de la felicidad más suprema. Es que nada puede compararse a esa explosión de amor que conmueve los astros, las plantas, las piedras, las aguas de los mares, los corazones de quienes creen.

En un paralelo que transporta el gozo del Cielo a la tierra, esas tres almas representan en sus naturalezas humanas, a Dios mismo. José, humilde hombre de trabajo, representa con sublime dignidad al Padre que con Su Pensamiento ha concebido está maravillosa historia de Amor. María, pura e Inmaculada, esposa del Espíritu Santo, llena de El, Vaso de Amor Perfecto. A través de Ella el Espíritu de Dios nos muestra el Amor en su estado más Puro. Y Jesús, en Su Naturaleza Humana pequeña y naciente, nos trae al Verbo de Dios, la Palabra Eterna que nunca perecerá, que seguirá resonando con Su eco en los corazones de los hombres más allá del fin de los tiempos.

Natividad en Belén

Tres personitas, tres almas que unidas en una oración sobrenatural elevan los ojos al Cielo y se unen al Padre, con el Hijo, en el Espíritu Santo. Dios mismo está allí, unido Trinitariamente a esa Famila, Sagrada Familia. Son tres, y no es por coincidencia, sino que es un eslabón más de la larga cadena que compone el Plan de Dios, que se va desenrollando segundo a segundo, milenio a milenio.

Dios quiso ese día no sólo mostrarse hecho Hombre en Jesús, sino también estar representado como Padre, a través de la figura de San José. Y quiso también, pleno de ternura y para encandilarnos de amor, que veamos al Espíritu Santo invadiendo a la Madre de aquel Niño, hermosa embajadora del Amor de Dios que recorrerá sin detenerse Navidad tras Navidad hasta asegurarse de haber hecho lo imposible por enamorar hasta al último de sus hijos.

En esta Navidad que se acerca, contemplemos a la Familia de Jesús en la Gruta de las montañas de Judá. Veamos en estos tres enamorados hijos de Dios una manifestación de Dios mismo, un reflejo Trinitario que nos encandila y atrae. Los tres se miran, sonríen, se hablan de corazón a corazón. Unidos por lazos invisibles que reemplazan palabras por sentimientos, pequeños gestos son su lengua.Dios quiso estar allí, bajó en Su mayor Plenitud, y no dejó detalle librado al azar. Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo se posaron sobre esa Familia y la transformaron en nosotros, en nuestro legado. Así hoy, como dos mil años atrás, que nuestras familias sean un reflejo Trinitario, un trocito de Dios en la tierra.


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¿Qué tienes para ofrecerle a Dios? https://www.reinadelcielo.org/que-tienes-para-ofrecerle-a-dios/ Sat, 21 Dec 2024 11:43:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=604 ]]> Nuestro tiempo, nuestra inteligencia, nuestro esfuerzo, nuestros talentos, nuestro dinero, nuestra salud y vitalidad, nuestro amor. ¿Acaso algo de esto es nuestro? No, nada, absolutamente nada. Todo es de Dios, proviene de Dios. Nosotros mismos no somos nada, sin Dios. No perduramos un instante sin Su Voluntad de que sigamos vivos. Pongámoslo en claro, si Dios no contuviera la acción del mal sobre nosotros bajo la forma de enfermedad y penurias de todo tipo, pues nada seríamos. Todo lo que tenemos pertenece a Dios, que es el Creador y Único dueño de todo lo que vemos, de todo lo que somos.

De este modo, la pregunta en realidad debiera ser ¿Qué tienes para devolverle a Dios? Porque de El provienen todas las Gracias, materiales y espirituales, todo lo bueno que somos o tenemos. Cuando desarrollamos un talento, con esfuerzo, no hacemos más que sacar a la luz algo que Dios puso en nosotros mismos, como potencial. Cuando tenemos éxito laboral o profesional, y acumulamos dinero y bienes, gozamos de la Gracia de Dios que recompensa de éste modo el trabajo digno, bien hecho, con honestidad. Cuando caminamos y vivimos lozanamente, con salud y vitalidad, gozamos de la bondad del Señor que quiere que seamos parte de la maravillosa obra que El creó, en armonía y perfección.

Y sin embargo, qué miserables que somos. Empezando con nuestro tiempo: lo desperdiciamos en mil cosas vanas, como reuniones sociales, o simple distracción frente a un televisor o una revista. Y cuando dedicamos un minuto a nuestro Jesús, nos sentimos como si El hubiera arrancado una parte importante de nuestra vida. Medimos cada minuto que dedicamos a Dios, ya sea a través de la caridad y ayuda a los demás, como a la oración, o a estudiar y crecer en el conocimiento de Sus cosas. Y humanamente nos ufanamos de lo hecho, queremos crédito y reconocimiento, como si Jesús no mereciera le donemos toda nuestra vida, en agradecimiento por tanto amor recibido.

Monedas en la mano

También somos miserables con nuestro dinero: lo malgastamos en mil cosas vanas, ropas, salidas, cigarrillos, artefactos electrónicos de la más moderna y reciente tecnología, adornos y construcciones pasajeras. Mientras tanto, si ponemos un peso en la caridad lo miramos como si fuera un millón. ¡Cómo voy a poner tanto! No medimos con la misma vara el dinero que derrochamos, que el que donamos al Señor y a Sus hermanos, los que lo necesitan. Cuando viene a nuestra alma la idea de hacer alguna obra de caridad, estalla la pregunta en nuestro interior: ¿cómo voy a gastar tanto? Las dudas afloran de inmediato: mi esposo jamás justificaría que regale este dinero, mientras compramos ropas y zapatos carísimos sin musitar, o gastamos nuestro dinero en costosos cortes o teñidos de cabello. O también: mi esposa pensará que estoy loco si derrocho este dinero en obras de caridad, mientras fumamos como sapos o compramos finos zapatos o ropas sport. ¡Que grandes miserias anidan en nuestra alma!

Y nuestro esfuerzo: no somos capaces de dedicar nuestro sudor a ayudar a tantos niños necesitados, pero sí a nuestros propios hijos, por los que damos todo. Para unos si, para otros no. Un regalo de Navidad, un juguete, es para nuestros hijos la obligación de que sea lo mejor. Para otros niños pobres y humildes, con algo hecho o comprado así nomás, es suficiente. ¿Qué saben estos niños, de todos modos, de lo que es bueno, de lo que es perfecto o costoso? Ponernos a trabajar, para dar algo bueno a los demás, parece tiempo y esfuerzo desperdiciado. ¿Cómo voy a perderme tantas horas, o noches hasta tarde, si estoy tan ocupado u ocupada? Quizás pienso esto, mientras contamino mi alma mirando televisión o caminando por decimonovena vez por el corredor del mismo shopping mall.

¿Qué puedo devolverle al Señor, de todo lo que El me ha dado? Esa es la pregunta. No sólo de lo que nos sobre, sino de aquello que nos cuesta, de lo que no tenemos en abundancia. Nos debiera dar vergüenza el tener tanto pero tanto, comparado con otros, y disfrutarlo sin más. Sin pensar en agradecer, en devolver, en compartir. ¡Qué egoístas que somos! El Señor sufre con nuestros corazones que están tan cerrados. Miremos hacia arriba, hacia el Cielo, y veamos Sus Ojos húmedos, que suplicantes nos piden:

Dame tu amor, dáselo a los que no tienen, comparte Mis Gracias, sé un ejemplo de Mi infinita Bondad, Mi entrega, Mi Misericordia. ¿Acaso no ves cómo te amo?


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Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen https://www.reinadelcielo.org/la-inmaculada/ Fri, 06 Dec 2024 13:21:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=491 Dicen los nicaragüenses, que “lo que causa gran alegría es la Inmaculada Concepción de María”. ¿Por qué se conmueven nuestros corazones al contemplar el origen de aquella jovencita de Palestina?

Nos dice Juan (1.1-1.3): «En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. Ella estaba en el principio con Dios. Todo se hizo por Ella y sin Ella no se hizo nada de cuanto existe». La Palabra a la que se refiere Juan es el Verbo de Dios, expresión pura de Su Voluntad Creadora. Cuando Dios dice “Hágase” y da así origen al mundo y vida al hombre, es en Su Palabra en que nos inserta en el tiempo como paso previo a la vida en la eternidad. Nosotros, los que estamos en el tiempo, vemos en el Eterno la expresión plena de aquello que no logramos comprender, porque somos limitados y sujetos a las leyes de la naturaleza creada por Su Palabra.

Inmaculada Concepción

Cuando el Pueblo Judío recibe las Tablas de la Ley en manos de Moisés en el Monte Sinaí, recibe la misma Palabra que en la Creación daba vida y ritmo a las cosas. El pueblo elegido conservó las Tablas en el Arca de la Alianza, testimonio de la Presencia del Dios Vivo que los había sacado de Egipto. En las Tablas que celosamente resguardaban estaba la Palabra, expresión del Verbo de Dios. Ellos tenían allí bien guardada la Voluntad de Dios expresada en La Ley, los Diez Mandamientos. Vagaron por el desierto durante años, perdidos en las dunas, pero cuando regresaban de noche a su campamento veían una columna de fuego que se elevaba al cielo, y marcaba el lugar donde el Arca estaba resguardada. Allí, en ese lugar Santo, ellos guardaban La Palabra, expresión del Verbo de Dios.

Pero no fue suficiente. Sublimada por el amor a Su criatura, la Palabra quiso hacerse como nosotros, quiso ser Hombre. Sin embargo, no podía ser resguardada en un lugar que no fuera digno de tal Realeza, porque el mismo Dios, Su Verbo, iba a unirse a la Creación que El mismo había hecho surgir de Su Pensamiento. Los judíos guardaban las tablas con total celo y veneración. ¿Dónde iba a ser resguardada la Palabra hecha Carne? Ya no eran tablas que contenían la Ley, sino el mismo Hombre-Dios, el Verbo de Dios hecho Carne, que visitaba al mundo.

Sin dudas que el Tabernáculo no era suficiente, hacía falta alga más, algo extraordinariamente puro y santo. La Palabra podría haberse hecho Hombre de adulto. Sin embargo quiso venir haciendo el mismo recorrido que todo hombre hace, desde un vientre materno. El Tabernáculo Santo, entonces, tenía que ser una Mujer, una nueva Eva, perfecta, Inmaculada. Desde el mismo instante de la Concepción, Ella tenía que ser pura, de tal modo de merecer ser el digno lugar donde habitaría el Verbo de Dios, durante nueve largos meses.

Annciación del ángel a María

Dios escogió muy bien Su Lugar, donde Él iba a formar Su Morada al llegar a este mundo. Su dignidad no admitía ninguna grieta, ninguna falla. El Templo Santo tenía que ser la mayor muestra de la Perfección Creadora de la que El mismo era capaz. Se esmeró, buscó las circunstancias y los modos más adecuados, y puso en este mundo a Aquella que sería digna de la más Alta Gracia, la de recibirlo en unión de Sangre y Carne.

¿Cómo algo tan pequeño y delicado podría contener al Autor de la Creación, al Eterno, al que todo lo sabe y todo lo puede? Inmaculada desde su Concepción, así tenía que ser Ella. Templo Santo, Refugio del Niño-Dios, Casa del Verbo de Dios, ningún pecado podía tocarla en su origen. Y Ella, santa desde su cuna, supo conservar la pureza y transitar una vida libre de pecado. Ella, la Llena de Gracia. ¿Cómo podría ser de otro modo, si su Vientre fue llamado a ser el Tabernáculo Santo donde el mismo Verbo que con Su Voluntad creó al mundo iba a ser invitado a unirse a Su propia Creación?

María, Casa de Dios, es Ella el Tabernáculo de Cristo, porque Ella es Madre de la Iglesia. María, Inmaculada Madre de la Eucaristía, de la Palabra hecha Carne. María, Madre mía, Madre nuestra, Casa del Pan, Hogar de la Palabra, Refugio Santo, Nueva Arca de la Alianza, Templo de la Iglesia, Tabernáculo donde habita Dios. Porque Dios quiso ser Hombre, y en un estallido de Trinitario Amor te eligió como Hija, Esposa, y Madre.

Y así, “la Palabra se hizo Carne, y habitó entre nosotros”. (Juan 1.14).


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¡Camina a Belén! https://www.reinadelcielo.org/camina-a-belen/ Thu, 05 Dec 2024 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=403 ]]> Mi esposa escribió, en momentos de dolor y sufrimiento, estas palabras de consuelo:

Si la incomprensión te pesa, camina a Belén.
Si la soledad te acompaña, camina a Belén.
Si la tribulación y el dolor inundan tu corazón, camina a Belén.
Si te sientes derrotado y el mundo te ha traicionado, camina a Belén,
porque allí se encuentra el Niño que para ti ha nacido,
y desde Su pobre cuna te muestra que viene a derrotar toda tristeza,
y darte una vida nueva,
para que en tu corazón siempre florezca el amor y la paz verdadera.

¡Oh Belén que en todos los corazones Jesús te quiere poner!

Hoy quiero meditar estas palabras, frase por frase, en la Luz de la Navidad que Jesús quiere poner en nuestras almas, para mejor preparación de nuestro corazón a la Venida del Niño que tanto esperamos.

Si la incomprensión te pesa, camina a Belén.

María y el niño

María caminaba en silencio, incomprendida por el mundo, y sin poder explicarle a la gente cual era la realidad que realmente la llenaba de gozo, y de dolor. El gozo y el dolor eran como un ramo de hermosas rosas que perfumaban su alma, pero llenas de espinas que hacían difícil tomarlas con las manos sin lastimarse. ¿Cómo borrar esa incomprensión sin decir que el Dios de lo alto había anidado en su Vientre? Las habladurías, las críticas de los familiares, las miradas esquivas, ¡cómo dolían en su alma! El silencio fue siempre el compañero fiel de María, por eso Ella caminó a Belén simplemente guardando estas cosas en su Corazón.

Si la soledad te acompaña, camina a Belén.

José y el burrito iban con Ella, y sin embargo la soledad la envolvía con más dureza que el frío del camino. José la miraba con palabras de consuelo, tratando de no mostrar el dolor que laceraba su interior. María estaba acompañada por la hermana soledad, esa amiga que se empeña en unirse a nosotros cuando más necesitaríamos el calor del mundo, las miradas comprensivas, los abrazos de bienvenida, el aceptar sin preguntar, el confiar sin saber. La hermana soledad nos llama entonces a cerrar los ojos y a ir de su mano por los estrechos senderos de nuestra alma, al encuentro del que nos espera en Su cuna de Belén.

Si la tribulación y el dolor inundan tu corazón, camina a Belén.

María, portadora en su vientre del más maravilloso Tesoro que jamás pudiera haber existido, fue rechazada como si fuera una molestia, un motivo de distracción para los que gozaban del calor de las posadas, de los hogares donde acudieron por ayuda. José estaba en su pueblo, en su Belén, y sin embargo no fue escuchado por sus propios familiares o amigos. ¡Cuánto dolor y tristeza hizo nido en los corazones de estas purísimas almas! Pero María sabía que el sufrimiento, cuando es extremo, anuncia la cercanía de grandes Gracias. ¡Ella, Nuestra Señora de la Alta Gracia, la Gracia de ser Madre del Salvador!

Si te sientes derrotado y el mundo te ha traicionado, camina a Belén,
porque allí se encuentra el Niño que para ti ha nacido,
y desde Su pobre cuna te muestra que viene a derrotar toda tristeza,
y darte una vida nueva,
para que en tu corazón siempre florezca el amor y la paz verdadera.

Anunciación de la Virgen

El estallido de dolor ante la traición de los cercanos, y de los lejanos, y el fracaso ante los ojos del mundo, fue reemplazado por un estallido de Gloria. María vio esos Ojos que la miraban desde un montoncito de paja y polvo, y comprendió que todo había tenido sentido, como anticipando la Cruz que como espada iba a atravesar su Corazón, pero también viendo las puertas del Reino de Dios que se abrirían ante la reconciliación de Dios con Su Criatura. María vio como el camino a Belén derrotó los dolores del mundo e invitó a la Gloria de los angeles que nos cantan a nosotros aún hoy sobre la “paz a los hombres de buena voluntad, a los que verdaderamente aman al Señor”.

¡Oh Belén que en todos los corazones Jesús te quiere poner!

Ayer, hoy y siempre, la humildad de Belén es puesta por Jesús en nuestro pesebre interior, nuestro corazón. Como lo hizo María, Él espera de nosotros obediencia heroica, humildad en el silencio, entrega en el dolor, aceptar sin comprender, caminar sin ver el camino, oración aún cuando duela, caminar aunque las piedras traspasen nuestros pies. Belén está delante de nosotros, fulgurante, majestuosa, aunque escondida a los ojos del mundo.

Ese es nuestro secreto, compartido con María. Belén, nuestra Belen Celestial, en la que el Niño por nacer nos espera. Hermano, hermana, no mires atrás.

¡Sólo camina a Belén!


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El Gran Camarógrafo https://www.reinadelcielo.org/el-gran-camarografo/ Fri, 22 Nov 2024 09:47:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=506 #Mirada #Jesús]]> Me dijo alguien alguna vez que para comprender a una persona, había que descubrir ?para quien es que está filmando?. La teoría de este hombre es que todos tenemos alguien que realmente nos importa, y que esa persona es como ?un camarógrafo interior? que nos está capturando con su cámara todo el tiempo. Decía este hombre que si descubríamos cual era esa ?cámara?, comprendíamos cual es el motor interior de ese individuo, lo que nos daría la capacidad de comprender su comportamiento, sus orientaciones y motivaciones personales.

Una teoría bastante peculiar, sin dudas. Pero con los años comprendí que algo de razón tiene, ya que es evidente que no nos interesa la imagen que proyectamos ante todo el mundo por igual. Muchas personas se desesperan ante la imagen que de ellos tiene su jefe en el mundo laboral, a tal extremo que terminan haciendo una marioneta de si mismos. Nuestro superior jerárquico representa una cámara muy típica de la sociedad moderna, porque en esa ?toma? tan particular de nuestra película se concentra muchas veces nuestra carrera profesional, así como el salario y la estabilidad laboral.

Para muchos otros, el camarógrafo es su padre, o su madre, quizás ya fallecidos desde hace años. Quieren progresar y acumular méritos mundanos, con el anhelo manifestado en aquella frase: ¡si me vieran mis padres! Para otras personas es la esposa o el esposo la fuente de atención. El deseo de poder demostrar éxito laboral, o inteligencia, o méritos sociales, constituye muchas veces el motivador de los comportamientos.

Sin embargo, algunas personas están tan llenas de vanidad que literalmente filman para todo el mundo, es decir que quieren lucir exitosas, inteligentes, bellas y socialmente aptas ante todo el que las rodea. Evidentemente que se transforman así en individuos vacíos de contenido, superficiales, sin profundidad ni capacidad de representar a un ser auténtico y fiel a una esencia sostenible en el tiempo. O sea, son personas ?de plástico?.

Camarógrafo

La importancia de saber para quien es que filmamos radica en comprender donde están puestos nuestros más profundos anhelos y motivaciones, donde está ubicado nuestro motor interior. El problema es que las más de las veces, ese motor está simplemente puesto en una ubicación errónea. Una definición amplia de lo que es la verdadera sabiduría debería llevarnos a comprender que nuestro único y verdadero camarógrafo interior, es Dios. ¿Acaso no es El quien nos contempla todo el tiempo con la lente del Amor?

Jesús, nuestro Gran Camarógrafo, nos observa con una atención imposible de comprender por nosotros. Su Mirada es permanente, y personal. El nos estudia con ojos de Hermano, expectante de cada paso, cada bocanada de aire que infla nuestros pulmones, cada latir de nuestro corazón. El se entristece cuando encendemos un cigarrillo, se preocupa cuando comemos algo que nos puede hacer mal, se llena de amargura cuando decimos palabras que hieren. Y en particular, se llena de dolor cuando lo olvidamos y actuamos para otros camarógrafos, envaneciéndonos como pavos reales, o tratando de impresionar al ?mundo?, imitando las propuestas que desde allí nos bombardean a diario.

En nadie debemos poner nuestra confianza, porque no hay hombre ni mujer que pueda dejar de fallarnos en algún momento. Sólo en Dios debemos apoyarnos, porque El es nuestra única fuente de confianza. Es cierto que algunas personas representan en nuestra vida una ayuda importante para comprender y llegar a Dios, pero no es en ellas en quien debemos poner nuestra ultima confianza, sino en quien ellas representan, que es nuestro Buen Jesús.

Pensemos en los santos que colman los altares de la Iglesia, ¿en quien pusieron ellos su confianza, sino en Dios? ¿Ante la mirada de quien actuaron ellos sus vidas, sino en la del Rey del Universo? ¿Quién fue su fuente de fortaleza en la adversidad, consuelo en el dolor, riqueza en la pobreza, alegría en la redención? Los santos pudieron amar, porque se liberaron de la preocupación del ?que dirán?. No se desesperaron por lo que la gente pensara de ellos, sino que dedicaron su vida a amar a las personas como testimonio del infinito amor de Dios. Ellos son testigos del Amor de Dios, y es ese el mayor mérito que acumularon en sus almas.

Las cámaras del mundo nos invitan a lucir exitosos, adinerados, inteligentes, poderosos, seductores, independientes. Mientras tanto, nuestro Jesús nos pide humildad, pequeñez, paciencia, fe y esperanza en el amor. Si, Jesús es nuestro Único Camarógrafo. No nos debemos preocupar ni afanar por lo que el mundo piense, pida o diga de nosotros, porque sólo Dios cuenta. Y si algo del mundo nos atrae o produce alegría, debe ser porque en ello, Dios se alegra también.

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Autor: Reina del Cielo


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Cuando se pierde un alma https://www.reinadelcielo.org/cuando-se-pierde-un-alma/ Fri, 15 Nov 2024 11:45:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=449 ]]> Dios tiene modos de hablarnos, sutiles, diálogos inefables que sólo el alma que los experimenta puede comprender. Todos podemos tener esos diálogos, sin palabras, con sentimientos que el Señor inspira en nuestro corazón. Hoy creí tener uno de esos diálogos mientras asistía a la Misa dominical. A veces se siente muy fuerte nuestra asistencia a Misa, más que otras, y hoy fue uno de esos días en que el Señor me tenía absorbido en meditaciones profundas. Le pedía perdón o le agradecía, le pedía ayuda o simplemente me dejaba acariciar por Sus suaves manos, que tocan el alma.

Así, mientras se cantaba el Santo antes de la Consagración, tenía los ojos cerrados y disfrutaba del momento que se aproximaba. De repente el sacerdote interrumpe el canto y la Misa, abro los ojos y veo a una madre desesperada junto a él. El sacerdote nos dijo a todos que esa madre buscaba a su niño de dos años, perdido. Ví en esos ojos, en ese gesto, el dolor y la preocupación. ¡Su hijo estaba perdido! En medio de una iglesia atestada de público, ella pensaba que quizás alguien se lo había llevado, quien sabe donde. ¡Mi niño, donde está mi niño!, gritaba desde lo más profundo de su corazón. De inmediato una mano se alzó entre la multitud, la madre corrió y pasó junto a nosotros con el niño en brazos. La odisea, breve dolor de madre angustiada, había terminado.

Jesús y la samaritana

Todo culminó tan rápido como se había iniciado. Mas sin embargo, yo supe de inmediato lo que Jesús quería decir a mi alma: esa madre me mostró cuan fuerte es el sentimiento de protección de un hijo, cuanta fuerza emana de una mujer que supo llevar en su vientre al que ahora esté perdido. El pensamiento estalló en mi interior como un rayo, porque el amor de esa madre, amor imperfecto de criatura, no puede compararse al Amor de Dios por cada uno de nosotros. Dios, infinito y eterno en Su Amor, Amor perfecto y puro, tiene un Corazón que ama mucho más intensamente que el de aquella madre, o el de cualquier otra madre. Pude ver en un instante el dolor que Dios siente cuando un alma, cualquiera sea, se pierde. El también estalla de dolor y horror cuando uno de nosotros se pierde, cuando nuestra alma se aparta de El rumbo a la oscuridad.

Jesús te ama, tú lo sabes bien. Él te mira y desea que estés en Sus Brazos, abrazo espiritual que protege y alimenta. Cuando entregas tu alma al pecado, a la caída al fondo de los fosos insondables de la oscuridad espiritual, El quisiera detener todo lo que ocurre, interrumpir el curso de la historia. Que alguien levante sus brazos y diga: “aquí está, conmigo, no te preocupes Señor”. Pero no es así en el caso de nuestro abandono de Su protección, no hay brazos que se eleven, no hay quien te devuelva al nido de amor que El te ofrece. Jesús puede llamarte, gritarte a través de la prosperidad, o del dolor, o a través del envío de Sus mensajeros de amor, o con suaves caricias a tu corazón. Es tu alma la que debe optar, porque así es la Ley que El nos ha dado. Ley de libre albedrío, del ejercicio de nuestra propia voluntad.

No hay modo de que el Señor te recoja nuevamente, si no eres tú el que torne la mirada hacia Su Rostro y le pida abrir Sus Brazos para volver ansioso a pedir perdón por el abandono. Como aquella madre que desesperada buscó y buscó a su hijo en medio de la multitud, así es que Jesús te llama y te invita a volver. Me dirás que tú tienes a Jesús en tu corazón, pero yo creo que las paredes del mundo se interponen a menudo entre tú y El. Ni siquiera los más grandes santos han sido capaces de estar con Jesús a tiempo completo, por lo que tú no puedes pretender ser totalmente fiel al Señor.

Nuestra vida debe ser un permanente buscar a Jesús, porque para El también es una búsqueda permanente de nuestra alma. Jesús nos busca, como esa madre en la iglesia, en medio de la multitud del mundo. Es una búsqueda que tiene que funcionar en dos sentidos. Desde el Señor, está garantizada, pero desde nosotros, es un interrogante de vida completa, un desafío diario. El Señor está allí, esperando que corramos a Sus Brazos. Por cada uno de nosotros, sin excepción, El lucha, busca. Nosotros, a veces lo recordamos, otras lo ignoramos, muchas veces lo traicionamos. Pero, ¿cuándo estamos más felices que al estar en Sus Brazos, seguros de Su amistad?


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¡Explosión de Santos! https://www.reinadelcielo.org/explosion-de-santos/ Thu, 31 Oct 2024 11:00:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=346 Me dijo un amigo: tengo la impresión de que durante los tiempos de Juan Pablo II, nuestro amado Pontífice, se han visto más Canonizaciones que en otros tiempos de la Iglesia. Y también parece que, en promedio, toma menos tiempo para canonizar a las almas que llegan a los altares, desde su muerte, que en los siglos previos. ¡Qué enorme gracia nos concede Dios!

El obrar del Espíritu Santo, activo en los hombres y en el resto de la Creación, nos regala ésta verdadera explosión de almas santas.

¿Cuál será el sentido de este maravilloso florecer del jardín de Dios, dentro del plan Celestial?. Seguramente existen muchos motivos, pero uno en particular atrapa mi atención: evidentemente el mundo no está bien, a pesar de los permanentes esfuerzos de Dios en recogernos y ayudarnos a volver al camino marcado por la Sangre del Redentor. Una de las formas que tiene el Señor de tratar de ayudarnos, es la de ofrecernos variados modos de llegar al Reino, a través de la existencia de distintos santos que iluminan nuestra vida.

Cada santo representa un distinto modelo de camino, de llegada a la santidad que Dios espera de nosotros. Por supuesto que Cristo, verdadero Dios y verdadero Hombre, nos mostró en Su Naturaleza Humana la perfección que Su Naturaleza Divina le infundió. Así, en la vida de Cristo se pueden advertir infinitas facetas de Virtud que se pueden explorar como modos de progresar espiritualmente. ¡Es cuestión de elegir la virtud que más se aproxime a los dones naturales que a cada uno de nosotros Dios nos dio, y seguirla!. Pero Dios no se queda allí: nos da más. El Señor toma cada una de Sus Virtudes Divinas, y moldea uno o varios santos en cada una de ellas, para que tengamos modelos mas cercanos a nosotros a quienes imitar. Como si fueran bastones en los cuales apoyarnos para poder caminar por el sendero de la Luz.

Todos los Santos

De éste modo, ¡tenemos santos para todos los gustos!. Habrá quienes se sientan más identificados con la sencillez de Santa Teresita, o con la fuerza de San Pablo o María Magdalena, o con la sabiduría de San Agustín, o con el infinito amor Eucarístico del Padre Pío. ¡Que interminable lista!. Así, es fundamental entender que la existencia de las almas santas tiene dos lecturas paralelas, pero inseparables una de la otra:

Por una parte, los santos son un regalo de la criatura a su Creador. Es la alegría de Dios al ver que pocos, pero al menos algunos de sus hijos, le son fieles. Y por otra parte, son regalos de Dios a los hombres, para que éstas almas se transformen en faros que iluminan la profunda noche que habita en este mundo.

¿Y por qué Dios acelera y aumenta la cantidad de santos que nos regala en estos tiempos?. Yo diría que todos estos nuevos santos son como cuerdas, como sogas que Dios suelta desde el Cielo, hacia la tierra. Son invitaciones a que escalemos por la soga que más nos agrade, que subamos por ella al Reino de Dios. Que tomemos una de estas gruesas y fuertes sogas con nuestras manos, y ascendamos con ganas hacia Dios. Tienes muchas a tu alcance, todas ellas llevan escritos nombres de santos. ¡Elige una, y escala con todas tus fuerzas!

El Señor, nuestro Padre que nos ama y nos cuida, nos arroja cada vez más y más de estas sogas, y lo hace cada vez más rápido. ¿Por qué será?


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Las benditas almas del purgatorio https://www.reinadelcielo.org/las-benditas-almas-del-purgatorio/ Fri, 25 Oct 2024 06:03:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=601 Mucha gente se pregunta sobre el sentido que tiene la existencia del Purgatorio, dentro del Plan de Dios. En realidad, la existencia del Purgatorio es la consecuencia natural de varios factores que Dios introdujo cuando, haciendo uso de Su Omnipotencia Creadora, dio forma final al hombre como punto máximo de Su Obra.

En primer lugar, Dios hizo al hombre a Su imagen y semejanza en muchos aspectos, uno de los cuales y quizás el central, es haberle dado una voluntad propia. La Voluntad de Dios, Su Fiat Creador, hizo al mundo, y así Dios quiso que también el hombre tuviera su propia voluntad, como El la tiene. Naturalmente que esto da origen al libre albedrío que todos tenemos, puerta abierta a nuestra libertad de optar entre el bien y el mal.

Como consecuencia de esta libertad que Dios nos da, surgen la Misericordia y la Justicia Divinas, las cuales no pueden ser vistas separadamente, nunca, ya que se complementan y unen. Dios es infinitamente Misericordioso, pero también es infinitamente Justo. La Misericordia de Dios se refleja, de este modo, en Su infinita capacidad de perdonarnos, si nos arrepentimos, y también en el Amor que El vuelca sobre el mundo todo el tiempo, tratando de salvarnos. La Cruz es el punto máximo de la Misericordia de Dios Padre hacia Nosotros, a través de la cual entregó la Vida de Su Hijo Amado, por nuestra salvación. Y también es un acto de infinita Misericordia el Pentecostés, a través del cual Dios nos envió Su Santo Espíritu para que nos guíe e inspire, como miembros de Su Santa Iglesia.

Pero, sin la Justicia Divina, la Misericordia estaría incompleta. Dios debe diferenciar a los justos, aquellos que le son fieles, de aquellos que haciendo uso de su libre albedrío, optaron por el camino de la oscuridad. Ejercer la Justicia Divina es motivo de tremendo dolor para Dios, ya que El prefiere que los hombres nos salvemos todos, y no tener que acudir a Su Justicia. Pero, no es El quien nos condena, sino somos nosotros los que nos alejamos de El y de Su promesa del Reino, lo rechazamos. Si entregamos nuestra voluntad a Dios, haciendo lo que El desea y no lo que nosotros deseamos, nos unimos a El y Su Amor. En cambio, si tomamos el camino de la soberbia, y creyéndonos un dios rechazamos lo que Dios espera de nosotros, haciendo nuestra propia voluntad, nos alejamos del Amor y nos sujetamos a la Justicia del Creador. La Justicia Divina, de este modo, es necesaria para poder diferenciar el distinto uso que las almas hacemos del libre albedrío que Dios nos dio como Don supremo.


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El Cielo y el infierno

cielo e infierno

Puestas así las cosas, tenemos nuestro libre albedrío, reflejo de poder ejercer nuestra propia voluntad, y también tenemos la Misericordia y la Justicia de Dios, en un balance perfecto. Dios hizo entonces un lugar de infinito y eterno premio para aquellos que, haciendo uso de su voluntad, son fieles y aman a Dios, amando a los semejantes como a si mismos. Quienes completan el circulo del amor y la entrega de la propia voluntad a los deseos de Dios, llegan después de esta vida pasajera al Reino Eterno, a gozar de las delicias de Dios junto a los santos y los ángeles, y por supuesto junto a la Virgen Santísima.

La definición del Cielo que nos da el Catecismo de la Iglesia Católica es:

“El Cielo es la participación en la naturaleza Divina, gozar de Dios por toda la eternidad, la última meta del inagotable deseo de felicidad que cada hombre lleva en su corazón. Es la satisfacción de los más profundos anhelos del corazón humano y consiste en la más perfecta comunión de amor con la Trinidad, con la Virgen María y con los Santos. Los bienaventurados serán eternamente felices, viendo a Dios tal cual es.”

El Cielo, de este modo, es el lugar perfecto donde las almas gozamos en Presencia de Dios, en un estado de felicidad perpetuo, en perfecta unión y Adoración.

Pero, ¿qué hacer con aquellos que desobedecieron y no obraron de acuerdo a la Voluntad de Dios?. Aquellos que repitieron el grito del arcángel caído, “¡no serviré!”, el grito de la soberbia y el rechazo a Dios, por Justicia Divina son enviados al lugar de la condenación eterna, el infierno. La existencia del infierno es una verdad Bíblica que no puede negarse, como no puede ningún cristiano negar la existencia del demonio, ya que también él es parte de las Escrituras. Infinito dolor le causa a Dios que una sola alma se pierda por toda la eternidad, ya que Su Plan es que todos nos salvemos. Y así El nos ha dado todo lo necesario para que nos redimamos, para que lleguemos al Reino con El. Pero, si a pesar de toda la Misericordia Divina que nos ha inundado de dones, empezando por la Presencia Eucarística de Dios en todos los Sagrarios de la tierra, insistimos en apartarnos de Dios, la Misericordia entonces da paso a la Justicia Divina: el Señor es lento para enojarse, como Dice la Biblia, pero no es un Dios tibio, y mucho menos injusto.

Así como en el Cielo se goza en Presencia de Dios, el más grande tormento en el infierno es la ausencia de Dios, por toda la eternidad. El Cielo es el lugar del perpetuo y perfecto amor, mientras el infierno es el lugar donde el odio y el rechinar de dientes perduran eternamente. El infierno, de este modo, es la expresión del balance perfecto entre Misericordia y Justicia Divina, ya que representa la contracara del premio que Dios da a las almas justas, a quienes se entregaron en nombre del Amor, que es Dios. Si hay un premio para los que voluntariamente vivieron en el Amor, así el infierno representa la condena para quienes voluntariamente vivieron en el odio y rechazo a Dios.


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El Purgatorio

Almas del purgatorio

Tenemos ahora nuestro libre albedrío, la Misericordia y la Justicia Divina, el Cielo y el infierno. ¿Qué es entonces el Purgatorio?. ¡Es una de las obras más maravillosas que ha hecho Dios!. ¿Qué ocurre con aquellas almas que no llegaron a hacer todo lo necesario para llegar al Reino, pero tampoco han dejado de amar a Dios totalmente?. Son las almas que buscaron a Dios por el camino del amor, pero no pudieron vencer todas sus pasiones humanas, no pudieron hacer que el amor limpie todas las impurezas de su alma, y les permita volar al Señor. Dios, dando una vez más una hermosa muestra de Su Infinita Misericordia y Justicia, crea el Purgatorio.

¿Qué es el Purgatorio entonces?. Es el lugar donde se purifican nuestras impurezas, aquellas manchas que no permiten que nuestra alma se presente ante Dios. Puesto en términos simples: así como los ángeles fueron creados como espíritus puros, y por eso están en presencia de Dios Adorándolo y Alabándolo, el hombre fue creado originalmente puro en cuerpo y alma, pero cayó por el pecado de Adán y Eva. De allí en más el hombre nace con el pecado original manchando su alma, y tiene como Don de Dios su vida para optar y elevar el alma hasta llegar a la muerte en estado de pureza espiritual tal que le permita llegar al Reino como alma santa. Sólo siendo absolutamente pura puede un alma estar en Presencia de Dios, en el Cielo, como lo están los ángeles. ¡Qué difícil es esto!. Algunas almas ingresan directamente al Cielo, pero otras deben primero limpiar sus impurezas en el Purgatorio. Se sube al Cielo con el alba blanca, con un ropaje espiritual totalmente puro. Este es el sentido del Purgatorio, es una ayuda que Dios nos da para completar lo que no hicimos en nuestra vida en la tierra, purgando los pecados y falta de amor en que incurrimos.

El momento más importante de nuestra existencia

A través de Santa Gertrudis, los escritos de los santos, la teología y otras fuentes de revelación privada aprobadas por la iglesia, tenemos referencias de cómo es el purgatorio, de cómo las almas esperan allí el momento de subir a Dios.

Sabemos así que en el momento de la muerte, nuestra alma tiene una visión de Dios, una visión no completa pero que a las claras es del Creador. El alma entonces reacciona de acuerdo a como llevó su vida: quienes conocen y aman a Dios, quienes son santos y tienen el alma totalmente pura, buscan a Dios, se sienten atraídos por El. El Señor entonces se presenta a ellos en toda Su Omnipotencia y los eleva a Su Reino, haciendo pleno uso de Su Justicia y Misericordia. ¡Qué maravilloso momento para el alma!. Sin dudas este es el instante más feliz de la existencia de una persona, el de ser aceptado por Jesús en Su Casa. Es el momento conocido como el Juicio Particular, cuando Jesús ejerce Su Poder de Justo Juez.

Otros hermanos, en ese instante sublime, se sienten atraídos por Dios, ese inmenso Faro de amor que se les manifiesta los llama, pero se dan cuenta que no son dignos, que no tienen el alma suficientemente limpia para poder estar en Su Presencia. Entonces sienten la necesidad de ir al lugar donde puedan purificar esas manchas, el Purgatorio, antes de poder subir como almas santas a contemplar a Dios en Su Casa. El deseo de llegar a Dios es infinito, pero también es infinita la conciencia de que sólo estando purificados se puede acceder al lugar de las eternas delicias. El Señor, entonces, por obra de Su Misericordia les da el premio de tener la certeza de poder entrar al Reino, pero también por obra de Su Justicia respecto de quienes se entregaron totalmente a la Voluntad de Dios, los envía al lugar de purificación de las penas como paso previo y necesario. El Purgatorio, de este modo, es una hermosa y perfecta manifestación del equilibrio entre la Misericordia y la Justicia de Dios. Las almas que acceden al Purgatorio son benditas, ¡porque ya están salvadas!. Saben que se ganaron la promesa de Jesús, la promesa de sentarse a Su Mesa en Su Casa. Por eso, el sufrimiento que enfrentan está compensado por la esperanza de saber que llegará su turno de gozar, y más importante aún, saben que han sido salvas del lugar de la condenación eterna.

En cambio, quienes en vida odiaron a Dios y a sus semejantes, rechazaron todas las invitaciones Divinas a vivir unidos al Amor que Dios nos propone, rechazan en ese instante esta visión de Dios, no la aceptan, y culminan su existencia terrenal siendo lanzados a la condenación eterna. ¡Triste, pero así es!. Nuestra alma siempre ha sido tocada por Dios de un modo u otro, nadie puede decir que no tuvo ninguna señal respecto de la necesidad de vivir una vida de amor y justicia. Por supuesto, como bien nos lo dijo el Señor a través de la parábola de los talentos, Cristo nos juzga de acuerdo a lo que recibimos. A más enseñanza, dones, talentos o gracias, más nos reclama Jesús. Si transformamos todo lo que Dios nos dio (empezando por la vida) en egoísmo, envidias, división, rebeldía, odio, desenfreno de pasiones carnales y perversidad, nos estamos condenando nosotros mismos. Es la Justicia de Dios la que opera, pero son las propias almas las que con sus actos llegan a ese momento con un corazón que busca o rechaza a Dios. El infierno y su patrón, el arcángel caído satanás, existen como directa consecuencia de la Justicia de Dios, que recae sobre aquellos que son infieles a nuestro Padre Bueno, habiendo tenido todo para ser buenos hijos y llegar a compartir Su Mesa, Su Reino.


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Cada uno se gana lo propio

Bueno

También sabemos que no hay un solo Purgatorio, ni un solo Cielo, ni un solo infierno. En cierta medida se puede decir que cada uno de nosotros tendrá un lugar particular que nos ganamos con nuestros actos y gestos durante la vida, un lugar propio. Así, podemos decir que el infierno se divide en seis niveles, que hay tres niveles de Purgatorio y siete niveles de Cielo. ¿Alguna vez escuchaste hablar del séptimo Cielo?. Pues es el grado más alto de santidad al que puede llegar un alma, arriba de todo. Eso no quiere decir que los santos que están en los distintos niveles de santidad o de Cielo no se ven, ya que todas las almas santas están en comunión permanente, en perfecta unión. En el Cielo todo es felicidad, paz y gozo. Sin embargo, hay almas más santas que otras, y también es mayor el premio de Jesús a aquellos que fueron más puros, más fieles, que sufrieron cruces más grandes y las entregaron a Dios en reparación de los pecados de la humanidad.

Del mismo modo tenemos niveles en el lugar de la purificación: el tercer nivel de Purgatorio, el más bajo, es el que está más cerca del infierno, y es donde van las almas que tienen más faltas para purificar. Se puede decir que es donde van los que se salvaron por poco. Por supuesto allí las penas son más grandes, quizás parecidas a las del infierno, pero con la infinita diferencia de saber que esas almas ya están salvadas, mientras las del infierno estarán allí para toda la eternidad. En cambio, el Purgatorio más alto, el que está más cerca del Cielo, es el lugar donde se da el último respiro antes de subir al Cielo. Es la antesala del Reino, donde se purgan las últimas manchas del alma, las más leves. Las almas pueden subir de nivel en nivel de acuerdo a como van purgando sus faltas, o subir directamente al Cielo desde el nivel inferior o desde el nivel medio, dependiendo de los actos que hagamos los que aun estamos con vida, respecto de esas almas.

El infierno, finalmente, también tiene sus niveles: los más profundos son para aquellos que han odiado más, han traicionado más, y probablemente han recibido más de Dios. Alguna vez leí que en el infierno más profundo, en el más tenebroso, está el alma de Judas. Siendo un discípulo de Jesús, habiendo recibido en forma directa tanto del mismo Hijo de Dios, lo traicionó y envió a la Muerte. Judas recibió toda la formación necesaria para ser uno de los doce apóstoles, para ser un santo en los altares de la iglesia. En cambio, culminó su existencia como el mayor traidor de la historia de la humanidad, entregando a la muerte a Dios hecho Hombre, y sin arrepentirse de ello acabó con su propia vida, en medio del mayor odio por si mismo, Dios y sus semejantes. Como la parábola de los talentos nos enseña, Judas recibió mucho, y no sólo no dio nada a cambio, sino que odió inmensamente a quien lo amaba como a un hermano. Y así fue arrojado al lugar más profundo, al más oscuro.


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Las visitas de La Virgen

Visita de la Virgen al purgatorio

Las almas del Purgatorio no ven a Dios hasta subir al Reino, pero si reciben la gracia de ser visitadas por la Virgen, quien acompañada por San Miguel Arcángel, las consuela, aliviando el dolor que las sofoca. Los ángeles custodios de las almas las acompañan en el Purgatorio como lo hicieron en vida, dándoles también consuelo, así como irán con ellas al Reino el día en que ingresen allí glorificadas.

Por la intercesión de la Virgen, particularmente en los días de Fiesta de la Iglesia (Semana Santa principalmente, pero también Navidad, y en cada día de fiesta) Dios libera almas en mayor cantidad, como acto de Misericordia, acortando las penas. Y esto no es por el mérito de las almas que allí purgan (no hay posibilidad de acumular méritos frente a Dios en el Purgatorio), sino por la intercesión de la Virgen y los santos y por las oraciones de los que aún estamos aquí y pedimos por esas almas. Las almas, de este modo, no pueden hacer nada desde el Purgatorio para acortar o aliviar sus penas, ya que su tiempo se agotó al haber llegado a la muerte. Sin embargo, los que estamos aún en vida en la tierra podemos hacer mucho por ellas. Nuestra oración, nuestro amor, nuestros ruegos a Dios, alivian y acortan sus penas.

Nuestro amor por las almas hace que ellas sufran menos, o suban antes al Cielo. Pero, muy importante también es saber que si bien las almas no pueden hacer nada por ellas mismas, si pueden obtener ayuda de Dios para nosotros, para que el Señor nos socorra. Las almas son poderosas ayudantes de quienes oran por ellas: esa es una gracia que Dios les concede, ayudar a los que aún estamos en la tierra. De este modo, podemos hacer un excelente “negocio” espiritual: oremos muchísimo por las almas, y ellas nos devolverán ese enorme regalo de amor, pidiendo a Dios por nosotros. Santa Catalina de Bologna dijo: “He recibido muchos y grandes favores de los Santos, pero mucho más grandes de las Santas Almas (del Purgatorio)”.

María, la Santa Madre de Dios, es el puente de unión entre las almas y Su Hijo, por lo que a Ella y a San Miguel Arcángel es a quienes debemos pedir mayor intercesión ante Dios, por el acortamiento del sufrimiento de las almas. Y las almas tienen a María como su Madre, su ayuda. La Reina del Cielo, la Omnipotencia Suplicante, intercede ante Jesús por los ruegos e intenciones de las almas benditas.


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La unión con las almas del Purgatorio

Santa Gertrudis la grande

Las almas pueden, cuando Dios les concede esa gracia, manifestarse de diversos modos a nosotros, pidiendo por nuestra oración, perdón y acompañamiento. Santa Gertrudis la Grande recibió muchas revelaciones de Jesús, y también muchas gracias obtenidas a través de las almas. Ella fue, de este modo, un instrumento que Dios les concedió a las almas purgantes, revelándose así muchos de los misterios que aquí relatamos y también los pedidos de ayuda y oración. El propio Jesús le reveló a Santa Gertrudis ésta oración, diciéndole que El liberaría mil almas del Purgatorio cada vez que se dijera:

“Eterno Padre, te ofrezco la Preciosísima Sangre de Tu Divino Hijo, en unión con todas las Misas celebradas hoy en todo el mundo, por todas las Santas Almas del Purgatorio. Amén”.
Santa Gertrudis fue ferozmente tentada por el demonio cuando estaba por morir. El espíritu demoníaco nos reserva una peligrosa y sutil tentación para nuestros últimos minutos. Como no pudo encontrar un asalto lo suficientemente inteligente para ésta Santa, él pensó en molestarla en su beatífica paz sugiriéndole que iba a pasar larguísimo tiempo en el Purgatorio, puesto que ella desperdició sus propias indulgencias y sufragios en favor de otras almas. Pero Nuestro Señor, no contento con enviar Sus Angeles y las miles de almas que ella había liberado, fue en Persona para alejar a Satanás y confortar a Su querida Santa. El le dijo a Santa Gertrudis que a cambio de lo que ella había hecho por las almas benditas, la llevaría directo al Cielo y multiplicaría cientos de veces todos sus méritos.

Las almas tienen en nosotros a quienes pueden ayudarlas a sufrir menos, por lo que buscan que tengamos presente su existencia, su dolor y sufrimiento, y también su bendición de ser almas que ya están salvadas. Cuando un familiar nuestro fallece, debe ser motivo de inmensa alegría pensar que el alma está en el Purgatorio, que se ha salvado. Pero también, y mucho más importante aún, es la necesidad urgente y apremiante de orar e implorar a Dios por esta alma, para que sea liberada.

Cuando un alma tiene que purgar las penas derivadas de lo que le hizo a alguien que aún está vivo (falta de amor u ofensas), tiene en el perdón de esa persona el modo directo de acortar el sufrimiento. Por eso es que las almas están particularmente atentas a la oración de estos familiares o amigos con los que mantienen ataduras originadas en la falta de amor que tuvieron en vida. Buscan el perdón, el restablecimiento de la cadena de amor que no sólo ayuda al alma purgante, sino al que está en la tierra aún, porque el rencor, el resentimiento y el odio dañan a esa alma también. En definitiva, lo que une a las almas purgantes con nosotros es el amor. Nuestro amor hacia ellas acorta sus penas, y el amor de ellas hacia nosotros obra ante Dios, para que El nos ayude en las pruebas físicas y espirituales que enfrentamos en la vida terrenal que aún debemos recorrer.


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¡Ayudemos a las almas!

Ayudar a las almas del purgatroio

Es nuestra obligación suprema, como cristianos, ayudar a las almas purgantes a ser liberadas con prontitud. No sólo las de nuestros familiares y amigos están allí esperando nuestra ayuda, sino las de millones de almas que agradecerán multiplicando por mil los favores recibidos, cuando entren al Reino y puedan interceder por nuestras propias almas ante Dios. Debemos ser conscientes que los sufrimientos del Purgatorio son indecibles, como paso previo al entendimiento de la necesidad de acortar su pena. Tan lastimoso es el sufrimiento de ellas que un minuto de ese horrible fuego parece ser un siglo.

Aquí está lo que los mas grandes doctores de la iglesia nos dicen acerca del Purgatorio:

Santo Tomás de Aquino, el príncipe de los teólogos, dice que el fuego del Purgatorio es igual en intensidad al fuego del infierno, y que el mínimo contacto con él es mas aterrador que todos los sufrimientos posibles de esta tierra.

San Agustín, el más grande de todos los santos doctores, enseña que para ser purificadas de sus faltas, previo a ser aceptadas en el Cielo, las almas después de muertas son sujetas a un fuego más penetrante, más terrible que nadie pueda ver, sentir o concebir en esta vida. Aunque este fuego está destinado a limpiar y purificar al alma, dice el Santo Doctor, aún es más agudo que cualquier cosa que podamos resistir en la Tierra.

San Cirilo de Alejandría no duda en decir que “sería preferible sufrir todos los posibles tormentos en la Tierra hasta el día final que pasar un solo día en el Purgatorio”.

¿Y cómo podemos ayudar a las almas?. La forma más efectiva es pedir Misas por ellas, la Sagrada Eucaristía, la Sangre de Cristo es el modo más poderoso de liberarlas por anticipado.

Con relación a la Misa, es bueno recordar un hermoso ejemplo narrado por el santo Cura de Ars, San Juan Bautista Vianney, a sus parroquianos: “Hijos míos, un buen sacerdote había tenido la desgracia de perder un amigo muy querido. Por eso rezó mucho por la paz de su alma. Un día Dios le hizo saber que su amigo estaba en el Purgatorio y sufría terriblemente. Este santo sacerdote pensó que no podía hacer algo mejor que ofrecer el Santo Sacrificio de la Misa por su querido difunto. En el momento de la Consagración, tomó la Hostia entre sus manos y dijo: “Padre Santo y Eterno, en tus manos divinas está el alma de mi amigo en el Purgatorio y en mis pobres manos de ministro tuyo está el Cuerpo de Tu Hijo Jesús. Pues bien, Padre Bueno y Misericordioso, libra a mi amigo y yo te ofrezco a Tu Hijo junto con todos los méritos de Su Gloriosa Pasión y Muerte”. Este pedido fue escuchado. De hecho, en el momento de la elevación, él vio que el alma de su amigo subía al Cielo resplandeciente de gloria. Dios había aceptado la ofrenda”.

“Por eso hijos míos, concluyó el santo Cura de Ars, cuando queramos liberar a nuestros seres queridos que están en el Purgatorio, hagamos lo mismo. Ofrezcamos al Padre, por medio del Santo Sacrificio, a Su Hijo Dilecto, junto con todos los méritos de Su Pasión y Muerte, así no podrá rechazarnos nada”.

También es efectiva la oración por ellas del Santo Rosario o repetir la oración de Santa Gertrudis. Aunque más no sea acordarse de ellas, conversar interiormente, pedir a Dios repetidas veces por ellas, es efectivo. Cuando se pasa cerca de un cementerio, saludarlas y pedir a Dios por ellas, es también muy importante. Difundir la importancia de reconocer y ayudar a las almas, reducir la enorme ignorancia que existe sobre tan fundamental tema, es también un modo poderoso de socorrerlas.

De este modo, toda ocasión es buena; se puede decir que quien viva con las almas del Purgatorio presentes en su corazón durante toda la vida, tendrá a la hora de la muerte una multitud de almas santas que lo vendrán a buscar para interceder ante Dios por el acortamiento de su purificación, o quizás para ir directamente al Reino. ¡En agradecimiento por la ayuda recibida!. San Alfonso María Liguori decía que, aunque las santas Almas no pueden ya lograr méritos para sí mismas, pueden obtener para nosotros grandes gracias. No son, formalmente hablando, intercesores, como lo son los Santos, pero a través de la dulce Providencia de Dios, pueden obtener para nosotros asombrosos favores y librarnos de los demonios, enfermedades y peligros de toda clase.

Imaginemos la alegría de esas almas, cuando nosotros les damos alivio con nuestras oraciones, cuando pedimos a Dios por ellas damos muestras de amor, anudamos nuestros corazones a los de las almas. Y cuando una de ellas entra al Reino, ¡qué alegría la de Jesús, María, los santos y ángeles!. Imaginen que sonrisa nos prodiga Dios si es que nuestras oraciones o Misas ayudaron a esa alma a gozar de la felicidad eterna. ¡Qué mejor obra podemos hacer en vida que ayudar a las almas purgantes!. De nuestra parte, es una demostración de fe (porque creemos que ellas están allí), de esperanza (sabemos que nuestras oraciones las consolarán y liberarán) y caridad perfecta (es el amor por nuestros hermanos ya fallecidos). ¡Es un gran proyecto, espiritualmente hablando!


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Las almas se manifiestan

María Simma

A lo largo de los siglos, Dios ha permitido que las almas se manifiesten a muchas personas, algunas santas, otras simples personas como tú y yo. San Pío de Pietrelcina tenía muchas visiones de almas purgantes que Jesús liberaba por sus oraciones y sufrimientos. Las almas iban a agradecerle a San Giovanni Rotondo cuando ingresaban al Cielo. En la actualidad vive en Austria una mujer llamada María Simma. Ella recibe desde hace décadas la visita de centenares de almas purgantes que le piden ayuda y oración, que le revelan cómo es el Purgatorio y otros misterios de Dios, que le explican cuestiones del mundo actual. Es muy buena revelación privada, apoyada por el Obispo y por el confesor de María, recomendamos la lectura del Libro de Sor Emanuel sobre María Simma, y también el de Nicky Elz, “Sáquennos de aquí”.

Como nos relata María Simma, cuando las almas se presentan y piden oración, es muy común que busquen a aquellas personas que rezan mucho por ellas, porque Dios les permite manifestarse y pedir ayuda. También es frecuente que busquen a aquellos con los que tienen deudas de amor pendientes, y traten de hacer que su presencia haga que la persona perdone, y rece por esta alma. María Simma relata muchos casos de encuentros con almas purgantes en los libros mencionados, así como se encuentran relatos similares en las descripciones de las vidas de muchos santos.

Pero, en mi experiencia personal, mucha gente tiene ejemplos de la presencia de almas del Purgatorio en sus familias, quizás abuelos, padres, tíos a aún hermanos o hijos. Tal vez por ignorancia éstas historias se ocultan, o quizás por miedo a lo desconocido. El objetivo de éste escrito es también que usted se familiarice, se enamore mejor dicho, de las almas. Son las mejores amigas de nuestra alma, con las que podemos entablar una amistad profunda y fructífera, no hay que temerles, todo lo contrario. Como ejemplo, les voy a contar dos casos en los que me llegaron testimonios en forma directa (y quizás de este modo ustedes entiendan mi especial amor e interés por las almas benditas del Purgatorio, las que evidentemente buscan mi ayuda en la difusión de sus verdades):

Una tía mía Religiosa que tiene más de ochenta años, nos contó hace poco tiempo, hablando de las almas del Purgatorio, un hecho que le ocurrió a ella personalmente. Durante muchos años estuvo enferma, sufriendo en el convento, y también bajo el mando de una madre superiora que tenía un carácter muy estricto, particularmente con ella. Mi tía solía esconderse en un rincón del convento para encontrar algo de paz, de sosiego. Luego de muchos años, ya muerta la madre superiora, ella tuvo la gracia de recibir otra madre superiora que la consoló en su enfermedad y sufrimientos, que le dio un amor de madre. Un día, mi tía fue al rincón donde solía refugiarse por años, y se encontró con la madre superiora fallecida frente a ella, la que con una mirada profundamente sufriente le extendía su mano. Mi tía huyó, no pudo enfrentar la situación. La madre superiora nueva, ante el relato de lo ocurrido, le dijo que si volvía a suceder tal hecho, era su obligación consolar a la religiosa fallecida. Al tiempo, y en el mismo lugar, se repite la situación. Mi tía, en esta nueva oportunidad, tomó la mano extendida ante ella, y la sintió como si fuera de fuego. Entonces le dijo a su superiora: “¿se siente mejor, madre?”. Y ella le respondió: “mucho mejor”, desapareciendo de la vista de mi tía. Saquen sus conclusiones sobre la enseñanza que nos deja este relato. Mi tía está muy feliz después de lo ocurrido: Dios le dio la gracia de manifestarle una parte de Su mundo sobrenatural, y ella pudo perdonar y reconciliarce con quien tuvo desencuentros por años y años.

Mi otro relato: hace un tiempo compartía con un grupo de compañeros de trabajo una cena, y hablaba con gran entusiasmo sobre las almas del Purgatorio, sobre las almas amadas. Las cinco o seis personas que me escuchaban tenían en sus rostros mezcla de incredulidad, sorpresa, y otros sentimientos del mismo vecindario. De repente, vi que uno de ellos tenía sus ojos desorbitados y me decía: ”¡no puedo creer lo que estoy escuchando!. Yo no soy muy creyente, pero mi esposa si. Y desde hace muchos años que ocurre algo extraño en mi casa: mi esposa se despierta en la madrugada, y ve a su abuela ya fallecida que se encuentra sentada al pie de la cama, con rostro triste y sin decir nada. Mi esposa, entonces, se limita a orar hasta que la abuela desaparece”.

No les puedo explicar con palabras el rostro de los demás comensales. Le expliqué a este hombre que lo que vivía su esposa era una gracia de Dios, que quizás se relacionaba con algún hecho que la abuela vivió con su esposa, o quizás simplemente con que su esposa tiene un gran Don de oración que es buscado por el alma de la abuela. Este sorprendido hombre dijo entonces: “cuando mi esposa tenía ocho años presenció una fuerte pelea entre su madre y su abuela, que culminó cuando la abuela le propinó un fuerte golpe en el rostro a su madre. Mi esposa, con sus ocho añitos, nunca pudo perdonar a su abuela”. Quedó claro entonces el motivo de la presencia de ésta alma en la casa de éste hombre.

Seamos amigos de las almas benditas, oremos y obremos por ellas, estemos conscientes de su necesidad de ser socorridas. Un día estaremos inmensamente felices de haberlo hecho, podremos ver entonces la importancia de haber sido iluminados oportunamente por Dios sobre tan grande Don que El nos concede: vivamos unidos, en la Comunión de los santos, a las almas del Purgatorio y del Cielo, porque junto a ellas conformamos la Iglesia de Cristo.


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