maternidad – Reina del Cielo https://www.reinadelcielo.org Fri, 30 Aug 2024 17:51:45 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.3.9 El crimen del siglo https://www.reinadelcielo.org/el-crimen-del-siglo/ Fri, 30 Aug 2024 17:09:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=447 ]]> Extrañas épocas nos toca vivir, donde el hombre flota sobre nubes de confusión y crueldad. Vemos cómo, con gran despliegue mediático, el hombre del siglo veintiuno grita ¡salven a la ballena!, mientras con la misma voz reclama ¡maten a los bebés nonatos! Se preocupa y reclama por la lucha contra la contaminación de ríos, mares y aire, cuando al mismo tiempo y en nombre de la no contaminación de los derechos de las madres, proclama el exterminio de las pequeñas almas que puras e inocentes habitan los vientres sembrados con la semilla de la vida.

Muchas veces vemos como se defiende el derecho de las madres y la obligación social de atender circunstancias dolorosas, las que se propone resolver con el homicidio de los más débiles e inocentes, mientras se reclama el no carácter criminal de semejante actitud. ¿En que momento se produce el chispazo que da origen a la vida? ¿Al mes de la concepción, a los dos meses, en el propio instante de unirse la semilla paterno-materna? Todos tenemos acceso a documentos visuales tremendos, que no podemos mirar porque el alma estalla en nuestras retinas. Imágenes de fetos destrozados, pequeños cuerpecitos arrancados o succionados, lanzados al cesto de basura como si fueran un despojo sin valor alguno. Me pregunto, ¿quien puede ver semejantes imágenes y seguir defendiendo el homicidio de estas almitas? ¿Qué diferencia hay entre destrozar el cráneo de un bebé de uno o dos meses de concebido, o arrancar un bebé de un mes de nacido de los brazos de su madre en plena calle, y arrojarlo debajo de los automóviles que pasan? En ningún caso se pueden defender estos hijos de nuestra era, son almas inocentes, victimas de nuestro mundo.

Maternidad 4

El hombre ha tenido crímenes horribles en su conciencia, el peor de todos fue el Deicidio cometido contra Jesús, Hijo del Padre, Verbo Encarnado, dos mil años atrás. Pero este siglo sin dudas lleva sobre la conciencia del hombre el más horrible eco de la Crucifixión del Señor, que es la proliferación del asesinato de millones y millones de inocentes bebés en los vientres de sus madres. Este mundo confunde y arrastra a mujeres jóvenes a cometer el más horrible de los pecados, el asesinato de la carne de la propia carne. La culpa cae y se encarna en aquellos que tienen responsabilidad de conducción, de legislación, de ejecución de los abortos que proliferan entre las naciones. Pero también posa su mirada en todos aquellos que tienen la obligación moral de elevar su voz de reclamo, grito de vida.

¡Detengan este crimen, el mayor crimen de la humanidad en estos tiempos!

Jesús perdona, siempre perdona a aquellos que vuelven a Él con verdadero arrepentimiento, con ánimo de volver a Su rebaño. Aquellos que somos pecadores y hemos caído lo sabemos bien, Jesús no solo perdona, sino que también olvida. Pero el alma tarda mucho tiempo en sanar aquellas heridas que son más profundas. El pecado más difícil de sanar y olvidar es aquel que aquí llamamos el crimen del siglo, esto lo saben muy bien los sacerdotes, directores espirituales que ayudan a sanar heridas profundas. Pero ellos también saben que el mayor agradecimiento de un alma a su director espiritual es el de haber sido convencida de seguir adelante en un proyecto de vida, y ceder a la tentación de abortar.

Los silencios son complicidad, cuando Dios nos pone en lugares desde los que algo podemos hacer, sea poco o mucho. Lugares que nos obligan a ser valientes y comprometidos hijos de María, fieles a Ella, Madre Divina. Cada niño arrancado de un vientre materno es una espada que atraviesa su Inmaculado Corazón, y cada silencio de uno de sus hijos, cada acto de cobardía, es también una lágrima en su rostro atribulado.

No tenemos forma de detener con nuestros esfuerzos individuales este crimen que se multiplica y avanza como una marea sangrienta, salvo nuestra oración permanente y reparación por los pecados del mundo. Sin embargo, sí podemos hacer muchas cosas con nuestro esfuerzo colectivo, con humildad y coraje siguiendo a nuestros pastores que son quienes llevan la lámpara en alto para iluminar el camino. No callemos a nuestra conciencia, que a cuatro vientos grita:

¡No maten a los bebés!

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Aborto y Fe, conceptos irreconciliables https://www.reinadelcielo.org/aborto-y-fe-conceptos-irreconciliables/ Fri, 16 Feb 2024 09:19:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=11376 ]]> La ciencia ha sido clara: la vida humana se origina en el momento de la concepción. Sin lugar a dudas. Ya ese minúsculo conjunto de células tiene lo necesario para ser llamado Ser Humano. Abundan las fotografías de fetos en etapas tempranas del embarazo que exponen la clarísima distinción de órganos aun en tan iniciales momentos. Eso da por tierra la discusión de si abortar luego de tal o cual semana es más o menos homicidio. Cualquier aborto es un crimen, porque se arrancan los organos y la vida misma de una vida humana insertada en el seno de una madre.

Las discusiones de si la madre quiso o no quiso el embarazo, son obviamente legítimas. Sin embargo, ¿vamos a incurrir en homicidio para resolver esa cuestión? Como dijo un político americano con ironía respecto de los abortistas: “me resulta curioso que todos los que conozco que defienden el aborto, ya habían nacido”. O sea, ¿Cómo consultamos la opinión de todos aquellos que fueron cercenados de la posibilidad de continuar su vida y desarrollarse como adultos? Es muy fácil opinar sobre asesinar a otro, si es que uno ya pasó esa etapa y no fue sometido a semejante crimen.

Y todo esto sin haber siquiera introducido ningún razonamiento vinculado a la fe. Seamos claros a este respecto: es absolutamente indubitable que el aborto no es compatible con la fe cristiana. Es un pecado gravísimo que pone una línea divisoria entre los que están con Dios, y los que están contra El. No hay otra forma de verlo.

La Madre Teresa de Calcuta ha dicho: el resultado del aborto será la tercera guerra mundial. Yo opino que el país más pobre es el que mata a los niños no nacidos para poder tener placeres y cosas extras. Temen tener que alimentar a Un niño más.

Nosotros desde www.ReinadelCielo.org difundimos los mensajes de la Virgen María en Medjugorje como La Reina de la Paz, entre tantas otras revelaciones privadas. Ella no solo está preocupada por el aborto que avanza en todo el mundo, sino por la amenaza que representa a las almas de madres y padres abortistas. Mirjana Dragicevic, una de los seis videntes de Medjugorje, a la pregunta de si la Santísima Virgen había mencionado el aborto en Estados Unidos, contestó: No sólo en Estados Unidos si no en todo el mundo. La Santísima Virgen dijo que no hay pecado para Dios que no pueda ser perdonado. Pero para el aborto hay que hacer penitencia toda la vida, no sólo la Madre si no también ambos padres, madre y padre. Dios perdona todos los pecados, incluyendo el aborto. Dios sólo pide que uno regrese a Él y busque Su amor y su perdón.

Otro de los videntes de Medjugorje, Iván Dragicevic, habló de sus experiencias con la Virgen María al mencionar que el aborto causa profundo dolor a la Madre de Dios. En su testimonio Iván reforzó la dignidad de toda vida humana desde la concepción hasta la muerte natural. Dijo que el gran número de abortos en el mundo producen lágrimas en los ojos de la Virgen María, que nos llama a respetar la vida desde el momento de la concepción hasta la muerte natural.

De este modo, Dios nos advierte a través de Su Madre que el pecado del aborto es mucho más grave que otros pecados, porque es un crimen contra un alma totalmente pura, inocente, y por eso requiere ser confesado a un sacerdote con verdadero arrepentimiento, pero luego de ello realizar mucha penitencia durante todo el resto de la vida.

El aborto es el gran pecado de nuestros tiempos ya que configura un verdadero genocidio, porque  a traves de ello se persigue a un generico de seres humanos indefensos y dispersos por el mundo entero. Como católicos practicantes, no podemos apoyar ninguna política de estado que esté a favor del aborto, ni votar a candidatos que lo aprueben.

Es una cuestión seria de conciencia, porque aborto y fe son dos términos absolutamente irreconciliables.


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El misterio que rodea a la Virgen más difundida del mundo https://www.reinadelcielo.org/el-misterio-que-rodea-a-la-virgen-mas-difundida-del-mundo/ Fri, 13 Jan 2023 11:55:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=20830

La Virgen con el niño del pintor italiano Roberto Ferruzzi es una de las más conocidas del mundo y se cree que la más reproducida. Todo ello a pesar de no haber sido pintada por uno de los grandes artistas de la historia y que en estos momentos se desconoce donde se encuentra la pintura original, si es que sigue existiendo.

Sin embargo, detrás de esta imagen de la Virgen, que originariamente no fue pintada como tal, hay una historia muy llamativa y eso que apenas tiene poco más de un siglo. El conocido periodista Antonio Socci la recoge de manera pormenorizada en este artículo en su página web:

El misterio de la Virgen más famosa del mundo, una maraña de vidas

Es extraño: la Virgen con niño más popular y difundida en el mundo en el siglo XX, fue pintada por un italiano. No uno de los grandes de nuestra pintura, como Botticelli, Rafael, Leonardo, Caravaggio o Bellini, sino por un pintor nacido en 1853 y que muy pocos conocen: Roberto Ferruzzi.

Estampilla Virgen María

Se dice que es la imagen sagrada más reproducida en el mundo (incluso en un sello de Dubai), pero no se sabe dónde está el cuadro original. Precisamente, para encontrarlo, hace unos días se hizo un insólito llamamiento en el programa de Rai3, Chi l’ha visto? (¿Quién lo ha visto?”).

En espera de que se resuelva el misterio, detrás hay una historia que hay que contar y que, desde Venecia, llega hasta las dos Américas. Una conmovedora maraña de vidas.

Roberto Ferruzzi nació en Sebenico, en Dalmacia, territorio que antiguamente formaba parte de la república de Venecia y que, en el siglo XIX, estaba bajo dominio del imperio de los Hagsburgo. Su padre, rico abogado, fue administrador público de la ciudad. Roberto estudió humanidades y después Derecho en la correspondiente facultad, en Padua.

Sin embargo, su verdadera pasión era la pintura. Así que en 1879 decidió mudarse a vivir a las Colinas Euganeas, en Luvigliano, donde se dedicó a pintar, reuniendo a su alrededor un cenáculo de amigos y artistas.

El pintor no tenía la intención de pintar una Virgen con niño, sino sólo una imagen de ternura materna; de hecho, lo tituló Maternidad.

Se cuenta que un día le pidió a una muchacha del lugar, Angelina Cian, que posara para él mientras sostenía en sus brazos a su hermanito de pocos meses. Ella era la segunda de quince hijos. El Véneto del siglo XIX era una tierra pobre y en las familias de campesinos, las hijas mayores hacían de madres a sus hermanos más pequeños.

El cuadro ganó en 1897 la segunda Bienal de Venecia y se hizo famoso, por lo que fue vendido en varias ocasiones, a un precio muy alto, hasta que fue adquirido por los hermanos Alinari, los célebres fotógrafos de Florencia, que a su vez lo vendieron, pero no se sabe a quién (no hay constancia del nombre en los archivos).

Parece ser que acabó en manos de un embajador americano que lo envío a Estados Unidos en una nave que, durante la Segunda Guerra Mundial, fue hundida por los alemanes, por lo que el cuadro se perdió. Sin embargo, hay quien afirma que el cuadro en realidad llegó a destino y que forma parte, aún hoy, de una colección privada en Pensilvania.

Hay que decir que los Alinari, al venderlo, se reservaron todos los derechos de reproducción de la obra al intuir su potencialidad.

Fue precisamente a causa de sus reproducciones fotográficas que esta obra se difundió de manera tan extraordinaria, convirtiéndose rápidamente en un icono sagrado, una Virgen con niño, porque la Italia de esa época era católica y vio enseguida, en esa joven con el niño, a la Madre de Jesús.

Mientras tanto, Angelina, ya adulta, se había casado con el veneciano Antonio Bovo, con el que se había trasladado a California en 1906. El matrimonio tuvo diez hijos, pero la prematura muerte de su esposo dejó a la joven viuda en una situación durísima.

No se sabe qué ocurrió: tal vez un derrumbe psicológico, un agotamiento nervioso, la cuestión es que Angelina acabó en un manicomio, donde murió en 1972.

Los hijos crecieron en un orfanato. La segunda hija, que llevaba el nombre de la Virgen, María, al crecer eligió la vocación religiosa y se hizo monja con el nombre de Ángela María Bovo (quiso el nombre de Ángela en honor a su madre).

Fue en 1984, durante un viaje que hizo a Italia, a Venecia, para conocer a los familiares de sus padres, cuando la religiosa descubrió, gracias a sus ancianas tías, que su madre había sido la modelo de la imagen de la Virgen más famosa del mundo.

Hay otro lado de la historia. El pintor Roberto Ferruzzi murió en 1934 en Luvigliano, donde aún lo consideran una gloria local y donde cultivan la esperanza de encontrar el cuadro original de la Virgen (ha sido esta ciudad la que ha lanzado el llamamiento en ¿Quién lo ha visto?).

Roberto Ferruzzi
Roberto Ferruzzi

En Venecia vive y trabaja un bisnieto del pintor, que lleva su mismo nombre. Roberto Ferruzzi jr., galerista y experto en arte, me cuenta la historia de su familia: “Mi abuelo Ferruccio, hijo del pintor de la Virgen, era anticuario. Al ser un irredentista (del término italiano irredentismo, de ‘irredento’, “no liberado”; hace referencia, en sentido estricto, al irredentismo italiano, un movimiento político italiano posterior a 1870 que reivindicaba para el Reino de Italia las tierras “no rescatadas” del Imperio austrohúngaro -Dalmacia, Istria, Trentino- y más tarde, por extensión, de todos los territorios que se consideraban italianos), vendió todas las propiedades que tenía en Sebenico y combatió contra Austria, como voluntario, en la Primera Guerra Mundial”.

Al hijo de Ferruccio, nacido en Venecia en 1927, se le impondrá el nombre de Roberto, como su abuelo, y como él pondrá, después, a su hijo (el galerista veneciano).

También el segundo Roberto Ferruzzi (Bobo para los amigos) fue pintor. Hizo distintos viajes a diferentes países y continentes y se especializó en grandes mosaicos murales. En 1957 fue a América Latina, trabajando sobre todo en Chile donde representó en sus cuadros la vida cotidiana de la gente pobre que, en esos años, veía en todas las esquinas de las calles. Los últimos, los abandonados.

Fue debido a esto por lo que conoció y entabló amistad con el más grande de los poetas chilenos, Pablo Neruda, que recibió el Premio Nobel de Literatura en 1971.

Roberti Ferruzzi jr, que nació precisamente en Santiago de Chile, recuerda: “Sí, Neruda era amigo de mi padre. Recuerdo que, cuando era embajador en París, venía a casa a vernos. Ambos compartían una especial sensibilidad hacia los más pobres”.

En 1966 Neruda, con ocasión de una exposición en Santiago de su amigo Bobo Ferruzzi, escribió:

“Bobo Ferruzzi, veneciano, descubrió esta América dolorosa, la sintió, la vivió y la expresó con energía y ternura. Porque hay amor en la visión de este veneciano amargado. Ha pintado con colores clásicos, los mismos que lucían en las túnicas los ángeles, la tristeza de los recovecos remotos, de los hombres maltratados y olvidados. Que el intenso mensaje de Bobo Ferruzzi narre y cante en el mundo, porque la verdad de su pintura nos descubre la trágica belleza que los dioses transitorios desearían esconder. Y no para que los pueblos no sufran, sino para que no se sepa. La pintura de Bobo Ferruzzi ha roto los candados y ha iluminado los rincones con una luz azul”.

En el fondo, también el abuelo -pintando a Angelina y su hermanito- había inmortalizado la pobre gente del Veneto del siglo XIX con la luz del cielo.

Esa imagen es el icono de una pobre muchacha judía que en Nazaret, hace dos mil años, se convirtió en la Madre de Dios: era a ella a la que rezaban, y a la que amaban, los pobres del Véneto del siglo XIX y los del Chile del siglo XX.

La Madre de los pobres y de los olvidados había cantado

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

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Fuente: Cari Filii
(Traducción de Elena Faccia Serrano)


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Los hijos adoptivos https://www.reinadelcielo.org/los-hijos-adoptivos/ Fri, 18 Mar 2022 09:47:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=359 ]]> Muchas veces he escuchado intercambios de opinión sobre la cuestión de adoptar hijos cuando un matrimonio no puede tenerlos de modo natural. En semejantes momentos las dudas y los miedos se abalanzan sobre la pareja, y mientras algunas veces ambos piensan del mismo modo, en muchas oportunidades se producen divergencias que dilatan o eliminan la posibilidad de incorporar nuevas almas al seno familiar.

Hace poco tiempo pude vivir este proceso en la carne de una persona muy cercana. Así, puedo dar testimonio de la angustia que vivía este hombre con anterioridad a la adopción, y la transformación que se produjo en su vida con posterioridad a haber traído a una hermosa alma, santa y feliz, a su casa. Literalmente, es como si se tratase de dos personas distintas, antes y después, porque el corazón de este novel papá estalló en una fanfarria de alegría incontenible. Es notable el percibir que sus ojos ven otro mundo, otra realidad, porque a toda hora él se admira de la maravilla de Dios que es tener un hijo. Es como si nada existiera más que el amor por ese pequeño en su vida ¡E imaginen ustedes cómo está su esposa, y como están unidos ellos en el amor que nació de modo tan repentino!

Familia unida

Me admiraba sobre la poderosa transformación de la que es capaz el hacer una obra tan santa como lo es adoptar un hijo, porque se advierten los efectos maravillosos que se derraman sobre el matrimonio ante el fruto de decisión tan meditada. Es evidente que hay mucha más reflexión en la adopción de un niño, que en la decisión de tener un hijo de modo natural, en el promedio de los casos. Y si bien el amor por un hijo no se compara a nada, creo que el amor por un hijo adoptivo es mucho más fuerte, porque se fundamenta en la convicción profunda de llevar adelante un acto de amor. Los matrimonios encuentran en la adopción una fuente de nueva vida en unión, y los niños adoptados se adormecen en los arropamientos de nidos cálidos y bien cuidados, verdaderos palacios donde la vida florece esperanzada y bien regada de amor y sonrisas. La adopción es, así, una manifestación de cuan bueno puede ser el hombre cuando se lo propone

Sí, adoptar a un hijo es una decisión maravillosa y agradable a los ojos de Jesús. Una expresión del amor que un matrimonio es capaz de dar, cuando hay una sintonía en el deseo de dar frutos de bien y abundancia. Como fue en Nazaret, dos mil años atrás. Un humilde carpintero se había desposado con una buena y hermosa joven del lugar. Ella fue elegida para desposar al Amor de Dios hecho Persona, al Espíritu Santo que descendió sobre su Vientre y dejó allí la Semilla de la que crecería el Salvador del mundo. José, el buen y humilde carpintero, dudó y meditó, pero finalmente creyó en Ella.

San José (ft img)

José se hizo entonces el padre adoptivo de Jesucristo, Dios hecho Hombre. Ellos estuvieron unidos desde el primer momento, porque Dios había elegido a la mejor Madre terrenal, pero también al mejor padre. El carpintero de Nazaret fue el padre adoptivo del Niño Dios, y lo amó como ningún padre terrenal puede amar, unido a María, hasta que Dios lo llamó junto a El.

Dios se hizo Hombre, y quiso ser Hijo de un padre adoptivo, de José el carpintero. María fue Mamá de Jesús y esposa de José, Ella fue entonces Madre de Dios, y él fue padre adoptivo del Mesías. Unidos en tan perfecta familia, anduvieron los polvorientos caminos de Galilea en una vida simple y plena de manifestaciones de fe, porque nada en ellos se interponía a su maravillosa misión.

Veamos en la paternidad adoptiva de José el llamado a formar una familia cristiana, con nuestros hijos naturales, o con aquellos que el amor de Dios nos ofrezca en el camino. Ellos serán foco de amor y de unión, savia verde que revitaliza la vida, signo que da sentido al existir, impulso que abre sendas nuevas y permite ver el camino con claridad. Nada, entonces, parecerá imposible, ni siquiera tener un hijo.


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Seis conmovedoras reflexiones del corazón de una madre que perdió a su hijo https://www.reinadelcielo.org/seis-conmovedoras-reflexiones-del-corazon-de-una-madre-que-perdio-a-su-hijo/ Fri, 24 Aug 2018 13:16:54 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=15834

Me siento agradecida por cada uno de mis hijos, los tres que se encuentran a mi lado y aquél que partió prematuramente al lado de Dios. Las 10 semanas que estuvó en mi vientre marcaron mi vida para siempre.

Hablar de una pérdida, de un aborto espontáneo, es casi un tabú, las madres que perdemos a un hijo en el vientre tenemos aún pocos espacios en donde compartir esta experiencia y encontrar consuelo. Personalmente, creo que no se habla lo suficiente del dolor, de la angustia, del anhelo grande y de la culpa que trae una experiencia tan honda.

Jamás imaginé que pudiera existir un dolor tan inexplicable. Una pena tan grande que pareciera que te va a partir por dentro. La impotencia y el asombro de ver la vida de tu hijo irse entre tus dedos (literalmente), y no poder hacer nada. La culpa que se siente por creer que no has sido suficiente. Tantos sentimientos, tantas preguntas juntas, anhelos, sueños y expectativas que nunca verán la luz. Nombres que se quedaron flotando en el aire, pequeños detalles que se quedan casi huérfanos. Una maternidad y una paternidad trunca, hermanos que ahora juegan en sus sueños.

Este tiempo ha sido un tiempo duro, pero a la vez de una riqueza espiritual muy grande. Dios en su infinita bondad permitió que encontrara a una persona maravillosa, que vive a miles de kilómetros de distancia, pero que me acompañó y me ayudó a atravesar este duro camino casi de la mano. Encontré a Karen Edminsten por una de esas diosidencias (las casualidades no existen), le escribí porque el título de su libro, “After a miscarriage. A catholic woman’s companion to healing and hope” (Luego de una pérdida. Una compañía para la mujer católica hacia la esperanza y sanación). Me pareció muy interesante pero no estaba disponible en mi país. Le conté un poco de mi historia y no solo me envió una copia de su libro, sino que tuvo la delicadeza de acompañarme con sus oraciones y palabras de aliento siempre que recurrí a ella.

1. La pena no se puede vivir a solas

Virgen con niño en brazosPareciera que luego de una pérdida nadie puede entender lo que estás viviendo, es como si de pronto tu vida se hubiera detenido pero en el resto del mundo todo siguiera igual. Las palabras de consuelo suenan vacías, te cansas de tanto llorar y si pudieras salir corriendo de donde estás, lo harías. Las preguntas son interminables y si no te haces dueña de ellas en algún punto, corres el riesgo de hacer que la herida no solo no sane sino se haga más onda. Una pérdida puede generar un trauma tan grande que incluso puede llevarte a la depresión, no dudes en buscar ayuda profesional si así lo requieres.

Aunque parezca que nadie puede entender lo que vives, es necesario que dejes que los demás entren en tu vida. Abre tu corazón herido y deja que entren, permite que te vean herida y frágil, llora y abraza el consuelo, así este consuelo no sea de la medida que esperabas. Déjate amar, el amor es la mejor medicina. Busca ayuda y déjate ayudar. Hablar de lo sucedido ayudará mucho.

Para las que hemos perdido un bebé en el vientre ayuda mucho que el resto lo reconozca, que reconozca el dolor a través de un mensaje, una tarjeta o una visita breve. Gracias de todo corazón a los que estuvieron cerca y respetaron mis tiempos.

2. Tu esposo también sufre, aunque no lo demuestre como tú

Ver llorar a mi esposo es algo que no sucede con frecuencia. Admiro su fortaleza y la capacidad de dar vuelta a la página que tiene. Siempre he considerado esto como algo muy sano de hacer, sin rencor y con amor. Y sin embargo, ahora cómo quisiera que se eche a llorar conmigo, que extrañe de la misma manera en que extraño yo. Me ha costado tiempo entender que él también sufre y que nuestra familia no hubiera funcionado si es que él no hubiera escogido la cordura a pesar de su dolor. El nos ha llevado en hombros a todos y ha secado cada una de mis lágrimas. El que él no sufra en el mismo modo en que lo hago yo, no significa que no sufra en lo absoluto. Sus ilusiones y el amor por ese hijo al que hablaba desde el primer momento en que supo que habitaba en mi vientre, también se han roto.

3. El poder tan grande de una vida tan pequeña

En este tiempo, en que en el continente el discurso anti vida cobra relevancia. El valor de una vida tan pequeña habla aún más fuerte. «No es una vida, es tan solo un cúmulo de células» Y yo pienso: ¿No somos todos acaso un cúmulo de células, de órganos y de tejidos? Efectivamente somos eso y más. ¿Cómo alguien tan pequeño ha ocasionado tal revolución en nuestras vidas? ¿Cómo es que nos hemos planteado el valor del presente y el sentido de la existencia? Mi pequeña vida, mi hijo ha dejado una huella tan grande que es imposible borrarla, su vida, así de chiquita le ha dado tanto a la nuestra. Sus hermanos lo llaman, lo amaron desde que les dimos la noticia de su llegada, tiene un lugar especial e insustituible en nosotros. Así como la vida de tantos bebés que partieron pronto. Hemos aprendido que el amor trasciende tiempo y espacio.

Es verdad que un sinnúmero de afirmaciones contradictorias inundan el ambiente: «un feto no es un niño» Ciertamente no lo es, lo que no significa que no sea mi hijo o que no sea un ser humano. «El ser humano surge en el momento en que se establece la relación amorosa entre la madre y ese ser que está creciendo en ella» ¿Quiere decir que si no te aman no existes? ¿Solo existen aquellos que son amados? Todos somos amados. Mi hijo fue amado desde el minuto cero… El valor de la vida es un misterio porque es un don, una potencia y una realidad siempre amada, infinitamente amada.

4. Tú no tienes la culpa

bebé milagroMi hijo vive, tiene un nombre, una identidad, es una persona concreta que existirá por siempre. Yo espero por el día en que lo pueda mirar de frente y compartir con él la eternidad. Esa a la que hemos sido llamados todos, el regalo inmenso que Dios nos ha dado a través del sacrificio de su propio hijo Jesucristo. La muerte no tiene la última palabra. Si fue un aborto espontáneo recuerda que tú no tuviste la culpa. No te des vueltas en ideas que ahora no hacen sentido: si sólo me hubiera cuidado más, si hubiera comido mejor, si no hubiera hecho deporte, si no me hubiera caído, si fuera más joven… Tú no tienes la culpa, no hay nada que puedas hacer, más que honrar la vida que te ha sido dada y atesorar el breve pero precioso tiempo que estuvieron juntos. No vas a encontrar una explicación del por qué de lo sucedido, es lamentable y doloroso, pero cuando todo haya pasado descubrirás que, por más que no lo entiendas, todo tuvo un sentido.

5. La belleza del dolor luego de que este ha pasado

Mirando atrás, la experiencia de dolor está presente aún, el recuerdo hace que las lágrimas afloren inmediatamente, pero empieza a aparecer también una experiencia de gratitud. Gratitud por la experiencia del amor, de recibir el don de la vida, de valorar el momento presente, de amar en primera persona, de dejarse amar y consolar. Y aunque no encuentre más palabras para explicar esto, creo que es algo que con el tiempo (distinto para cada persona) y de la mano de Dios, empezarás a experimentar.

6. No temas pedir ayuda y buscar consuelo

Yo no lo sabía, pero existen instancias y apostolados dentro de la Iglesia católica que están al servicio de las madres que han perdido un hijo en el vientre. Puedes hacer una pequeña liturgia, colocarle un nombre, hay personas que pueden ayudarte; el Instituto IRMA, El apostolado de las lágrimas de Hanna y muchísimas instancias más. No estás sola en esto, recurre a tu director espiritual, a un sacerdote de confianza, a tu parroquia. María Santísima es quién mejor puede entender por lo que estás pasando, recuerda que ella perdió a su hijo en la Cruz para que nosotros ganáramos la vida eterna. Ella conoce tu sufrimiento.

«Que los hijos se reciban como vienen, como Dios los manda, como Dios permite»
(Papa Francisco)

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Fuente: Catholic-link


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