Mártir – Reina del Cielo https://www.reinadelcielo.org Fri, 22 Nov 2024 12:47:19 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.3.9 Santa Cecilia, virgen y mártir. Patrona de la música https://www.reinadelcielo.org/santa-cecilia-virgen-y-martir-patrona-de-la-musica/ Fri, 22 Nov 2024 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=10657

Santa Cecilia es miembro de la alta sociedad romana y se convierte al cristianismo. Ella ha consagrado su virginidad a Dios, pero sus padres conciertan una boda con el joven Valeriano. El marido, después de bautizarse, respeta la decisión de Cecilia. Ambos son apresados por enterrar los cuerpos de otros cristianos. Cecilia es condenada a muerte pero sobrevive milagrosamente en varias ocasiones. Finalmente es martirizada. Santa Cecilia convirtió a muchos paganos al cristianismo y es Patrona de los músicos

Santa Cecilia es una de las mártires de los primeros siglos más venerada por los cristianos. Se dice que el día de su matrimonio, mientras los músicos tocaban, ella cantaba a Dios en su corazón. Su fiesta se celebra el 22 de noviembre y es representada tocando un instrumento musical y cantando.

Oración a Santa Cecilia

Bendita Santa Cecilia, tu que has cantado con tu vida y tu martirio, glorias al Señor y eres venerada en la Iglesia como patrona de la música y del canto.
Ayúdame a ser testimonio  con mi voz y con la voz ser instrumento  y expresar la alegría del corazón que viene de hacer siempre la voluntad de Dios y vivir con coherencia nuestro ideal cristiano. 
Te doy mis fatigas y mis alegrías del trabajo, para que tu las pongas en las manos de la Santísima Virgen María, como canto armonioso de amor  para su hijo Nuestro Señor Jesucristo.
Amén.

Santa Cecilia 2

Santa Cecilia proviene de una familia de la alta sociedad romana, lo que no impide que se convierta al cristianismo. Su conversión cae como un terremoto entre los aristócratas de la ciudad, pues uno de los suyos, de los ricos y poderosos, se ha convertido a la religión de los esclavos, de los pobres. Y no sólo se convierte, sino que se convierte en una cristiana devota, activa y en un ejemplo.

Los padres de Cecilia la habían prometido en matrimonio con un joven llamado Valeriano. Tras la boda, ella informó a su marido de su decisión de permanecer virgen por amor a Dios y que un ángel protegía su virginidad. Valeriano le responde que si es cierto quiere ver al ángel, y Cecilia le invita a bautizarse para poder verlo. Valeriano es bautizado por el Papa Urbano, y desde entonces ambos se consagran vírgenes al Señor.

Los esposos, junto al hermano de Valeriano, son encarcelados por enterrar cristianos, cosa que estaba prohibida. El prefecto de la ciudad quiere condenar a Cecilia y busca cualquier excusa para ello. Cita a Cecilia y le pide una relación de bienes de su marido y de su hermano, pero ella lo ha entregado todo a los pobres. El juez, en vez de condenarla, le propone un pacto. Si Cecilia ofrece un sacrificio a los dioses romanos, la deja libre. Cecilia responde que no hay más Dios que el de los cristianos, y que los ídolos son patrañas.

El prefecto la condena a morir en la hoguera pero los verdugos, por más leña que echan al fuego, no consiguen que Cecilia muera. El juez ordena entonces que le corten la cabeza. La espada impacta tres veces en el cuello de la santa, pero aun así no muere. Tienen que pasar tres días para que santa Cecilia muera mártir. Durante esos tres días, consigue convertir a muchísimos paganos.

El culto a santa Cecilia se inicia en el siglo V, en la iglesia construida sobre lo que había sido la casa de la santa. En dicha iglesia había una comunidad de monjes que fueron los primeros que celebraban a diario los oficios cantados. En el oficio divino de santa Cecilia había una antífona que decía «Cantantibus órganis Cecilia virgo corde suo soli Domino decantabat…» (Al son de los órganos la virgen Cecilia cantaba en su corazón sólo al Señor”. A raíz de estas coincidencias, la Academia de la Música de Roma nombró a santa Cecilia como su patrona. Se extendió posteriormente su patronazgo en el mundo entero para los músicos.

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Fuente: Alfa y Omega


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Entender mejor al Sagrado Corazón de Jesús de la mano de Santa Teresita de Lisieux https://www.reinadelcielo.org/entender-mejor-al-sagrado-corazon-de-jesus-de-la-mano-de-santa-teresita-de-lisieux/ Mon, 21 Oct 2024 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=27350 ]]> En el mes de Junio, dedicado en la Iglesia al Sagrado Corazón de Jesús, en 2023 se celebra el 150 aniversario del nacimiento de Santa Teresa del Niño Jesús. La lectura de sus escritos durante este mes puede ser una buena ayuda para adentrarnos en el misterio del Corazón Divino y Humano de Jesús.

Santa Teresita es sin duda una de los grandes “Apóstoles del Corazón de Jesús” de nuestros tiempos. Ella no “sermonea” sobre el Corazón de Jesús, pero toda su doctrina espiritual tiene como fuente y como fin el Corazón de Jesús al que ama y enseña a amar.

Resumimos en 10 expresiones qué significa el Corazón de Jesús para Santa Teresita del Niño Jesús.

1) “Corazón a corazón”.

Para Teresita, el Corazón de Jesús es, ante todo, Jesucristo con el que trata personalmente de Corazón a corazón. Teresa vuela alto y quiere mostrarnos desde su propia experiencia como entiende el misterio del Corazón de Cristo, misterio que ella desvela y resume en su expresión: “Coeur a Coeur. Corazón a Corazón”.

“Yo no veo el Sagrado Corazón como todo el mundo. Pienso que el Corazón de mi Esposo es para mí sola, como el mío es para Él solo, y le hablo entonces en la soledad de este delicioso corazón a corazón esperando contemplarlo un día cara a cara” (Carta 122, a Celina).

2) “Necesito un corazón ardiendo de ternura”

Hablar del Corazón de Jesús en Teresa es situarse en el centro del misterio de la Encarnación. El Corazón de Jesús para ella es la respuesta a la necesidad que el corazón del hombre tiene de un Dios que hable su lenguaje, que comparta su misma suerte, que responda a la sed de amar y de ser amado.

“Necesito un corazón ardiendo de ternura
Amar todo en mí, incluso mi debilidad…
Necesito un Dios tomando mi naturaleza
¡Convertirse en mi hermano y poder sufrir!”
(Poesía 23)

3) “El amor del Corazón de Jesús ha alejado todo temor de mi corazón”

El Corazón de Jesús para Santa Teresita es expresión de la Misericordia Divina. “¡Ah! Mi querido Hermanito, ya que me fue dado comprender también el amor del Corazón de Jesús, te confieso que ha alejado todo temor de mi corazón. El recuerdo de mis faltas me humilla, me lleva a no apoyarme jamás en mi fuerza que es sólo debilidad, pero más aún este recuerdo me habla de misericordia y de amor» (Carta 247, al abate Belliére)

4) “La confianza nos debe llevar al amor”

El descubrimiento del Amor del Corazón de Jesús nos lleva por el camino de la confianza: “Junto a ese Corazón se aprende la valentía, y sobre todo su confianza. ¡Ay! ¡Cómo quisiera poder hacerte comprender lo que siento!… Es la confianza y nada más que la confianza lo que nos debe llevar al Amor…” (Carta 197, a Sor María del Sagrado Corazón)

La Comunidad de Bienaventuranzas puso música así a ese mensaje de confianza de Teresita: “Qu’il est doux d’appeler Dieu notre Père, Car Il n’est qu’Amour et Miséricorde, C’est la confiance et rien que la confiance, Qui doit nous conduire à l’Amour. Abba, Abba, mon Père, Je m’abandonne à Toi”; en castellano se canta: “Que dulce es el amor de Dios Padre; Él es todo amor y misericordia. La confianza, sólo la confianza, es la que nos conduce al amor. Abba, abba, oh Padre, me abandono a ti”.

5) “Tomar a Jesús por el Corazón”

La perfección para Teresita consiste en agradar al Corazón de Jesús, en “tomar a Jesús por el Corazón”. “Te aseguro que el Buen Dios es mucho mejor de lo que crees. Se contenta con una mirada, un suspiro de amor… Para mí, la perfección la encuentro muy fácil de practicar, porque he comprendido que sólo hay que tomar a Jesús por el Corazón…” (Carta 171, a Leonia)

6) “(En la Eucaristía) puedo descansar en tu Corazón”

El Corazón de Jesús late, para Teresita, en la Eucaristía.

“Y aún vives para mí en el Altar. Si no puedo ver el brillo de tu Rostro
Para escuchar tu voz llena de dulzura
Puedo, oh mi Dios, vivir por tu gracia
¡Puedo descansar en tu Sagrado Corazón!” (Poesía 23)

7) “Ser mártir de vuestro Amor ¡Dios mío!”

El Amor del Corazón de Jesús lleva a ofrecer la vida por amor. Esta ofrenda consiste para Teresa en dejar a Jesús que la ame cuanto Él desea y a través de ella este amor llegue a todos los hombres. “…me ofrezco como víctima de holocausto a vuestro Amor misericordioso, suplicándoos que me consumáis sin cesar, dejando desbordar en mi alma las oleadas de ternura infinita que se hallan encerradas en Vos, y que así llegue yo a ser Mártir de vuestro Amor, ¡Dios mío!”
(Acto de Ofrenda al Amor Misericordioso).

8) “Consolar a vuestro Sagrado Corazón”

El amor al Corazón de Jesús hace de Teresa una “misionera en el claustro”. La finalidad de su vida la presentaba ella. “Quiero trabajar por vuestro solo Amor, con el único objeto de agradaros, de consolar a vuestro Sagrado Corazón y de salvar las almas que os amarán eternamente” (Acto de ofrenda al Amor Misericordioso)

9) “La Madre que manda en tu Corazón”

Teresita ve en la Virgen aquella que tiene todo el poder sobre el Corazón de Jesús:
“Acuérdate también del poder asombroso con que tu excelsa madre manda en tu Corazón/
Acuérdate que un día, por su humilde palabra, cambiaste el agua simple en vino del mejor. (Poesía 24)

10) “Yo seré el Amor”.

El Corazón de Jesús para Teresa late en el corazón de la Iglesia. Esto le lleva a afirmar: “En el Corazón de mi Madre la Iglesia yo seré el AMOR” (Manuscrito B, 3vº).

A partir de esa exclamación de Teresita (“yo quiero ser el Amor”), Jesed canta en este vídeo al misterio de la Iglesia.

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Fuente: Religión en Libertad


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San Ramón Nonato, patrono de las embarazadas https://www.reinadelcielo.org/san-ramon-nonato-patrono-de-las-embarazadas/ Fri, 30 Aug 2024 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=7703

San Ramón nació de familia noble en Portell, cerca de Barcelona, España en el año 1200. Recibió el sobrenombre de non natus (no nacido), porque su madre murió en el parto antes de que el niño viese la luz. Con el permiso de su padre, el santo ingresó en la orden de los Mercedarios, que acababa de fundarse. San Pedro Nolasco, el fundador, recibió la profesión de Ramón en Barcelona.

Progresó tan rápidamente en virtud que, dos o tres años después de profesar, sucedió a San Pedro Nolasco en el cargo de “redentor o rescatador de cautivos”. Enviado al norte de Africa con una suma considerable de dinero, Ramón rescató en Argel a numerosos esclavos. Cuando se le acabó el dinero, se ofreció como rehén por la libertad de ciertos prisioneros cuya situación era desesperada y cuya fe se hallaba en grave peligro. Pero el sacrificio de San Ramón no hizo más que exasperar a los infieles, quienes le trataron con terrible crueldad. Sin embargo, el magistrado principal, temiendo que si el santo moría no se pudiese obtener la suma estipulada por la libertad de los prisioneros a los que representaba, dio orden de que se le tratase más humanamente. Con ello, el santo pudo salir a la calle, lo que aprovechó para confortar y alentar a los cristianos y hasta llegó a convertir y bautizar a algunos mahometanos. Al saberlo, el gobernador le condenó a morir empalado, pero quienes estaban interesados en cobrar la suma del rescate consiguieron que se le conmutase la pena de muerte por la de flagelación. San Ramón no perdió por ello el valor, sino que prosiguió la tarea de auxiliar a cuantos se hallaban en peligro, sin dejar escapar la menor ocasión de ayudarlos.

San Ramón Nonato

San Ramón encaró dos grandes dificultades. No tenía ya un solo centavo para rescatar cautivos y predicar el cristianismo a los musulmanes equivalía a la pena de muerte. Pero nada lo detuvo ante el llamado del Señor. Consciente del martirio inminente, volvió a instruir y exhortar tanto a los cristianos como a los infieles. El gobernador, enfurecido ante tal audacia, ordenó que se azotase al santo en todas las esquinas de la ciudad y que se le perforasen los labios con un hierro candente. Mandó ponerle en la boca un candado, cuya llave guardaba él mismo y sólo la daba al carcelero a la hora de las comidas. En esa angustiosa situación pasó San Ramón ocho meses, hasta que San Pedro Nolasco pudo finalmente enviar algunos miembros de su orden a rescatarle. San Ramón hubiese querido quedarse para asistir a los esclavos en Africa, sin embargo, obedeció la orden de su superior y pidió a Dios que aceptase sus lágrimas, ya que no le había considerado digno de derramar su sangre por las almas de sus prójimos.

A su vuelta a España, en 1239, fue nombrado cardenal por Gregorio IX, pero permaneció tan indiferente a ese honor que no había buscado, que no cambió ni sus vestidos, ni su pobre celda del convento de Barcelona, ni su manera de vivir. El Papa le llamó más tarde a Roma. San Ramón obedeció, pero emprendió el viaje como el religioso más humilde. Dios dispuso que sólo llegase hasta Cardona, a unos diez kilómetros de Barcelona, donde le sorprendió una violenta fiebre que le llevó a la tumba. El santo tenía aproximadamente treinta y seis años cuando murió el 31 de agosto de 1240. Cardona pronto se transformó en meta de peregrinaciones. Fue sepultado en la capilla de San Nicolas de Portell.

El Papa Alejandro VII lo incluyó en el Martirologio Romano en 1657. San Ramón Nonato es el patrono de las parturientas y las parteras debido a las circunstancias de su nacimiento.

La comisión nombrada por el Papa Benedicto XIV propuso suprimir del calendario general la fiesta de San Ramón por la dificultad de encontrar documentos fidedignos sobre su vida.

ORACIÓN PARA PEDIR SU PROTECCIÓN

¡Oh! Glorioso San Ramón, a cuyo poder sometió Dios la tierra y los elementos, la salud y la enfermedad, la vida y la muerte, hallando en vuestra poderosa intercesión, abogado las doncellas, sucesión las casadas, defensa los que se ven calumniados, cosecha los labradores, puerto los náufragos, redención los cautivos, vista los ciegos y fin todos los males; por aquel vuestro ardiente deseo de recibir el Santísimo Sacramento, que obligó a Jesucristo a daros de sus benditas manos la sagrada Comunión, os suplico intercedáis por mí para que merezca frecuentar este celestial convite, y recibirle por Viático al fin de mi vida, y sobre todo que pueda obtener la gracia especial que os pido y la eterna felicidad de la gloria. Amén.

ORACIÓN PARA UN FELIZ PARTO

Oh excelso patrono, San Ramón, modelo de caridad para con los pobres y necesitados, aquí me tenéis postrado humildemente ante vuestros pies para implorar vuestro auxilio en mis necesidades. Así como era vuestra mayor dicha ayudar a los pobres y necesitados en la tierra, socorredme, os suplico, oh glorioso San Ramón, en esta mi aflicción. A vos, oh glorioso protector acudo para que bendigáis al hijo que llevo en mi seno. Protegedme a mí y al hijo de mis entrañas ahora y durante el parto que se aproxima. Os prometo educarlo según las leyes y mandamientos de Dios. Escuchad mis oraciones, amante protector mío, San Ramón, y hacedme madre feliz de este hijo que espero dar a luz por medio de vuestra poderosa intercesión. Así sea.

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BibliografíaVida de los Santos, de Butler. Un santo para cada día, de Sgarbossa, Mario y Luigi Giovannini. Vidas de santos, nº 3, de Sálesman, Eliécer.
Fuentes: Corazones.org y Devocionario Católico


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San Maximiliano Kolbe https://www.reinadelcielo.org/san-maximiliano-kolbe/ Wed, 14 Aug 2024 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=27454

Apóstol de la Inmaculada – Mártir del amor en el abismo del dolor – “No hay amor más grande que dar la vida por sus amigos”(Jn 15, 13).

Cada 14 de agosto, se conmemora la festividad del Santo.

San Maximiliano Kolpe representa la santidad a través del martirio heroico sufrido en una total entrega a la Voluntad de Dios. El tuvo la presencia sobrenatural de La Virgen desde temprana edad, y supo responder a ese llamado con su vida, dándonos un ejemplo de lo que significa llevar la Cruz de Jesús con la esperanza de alcanzar El Cielo prometido. Veamos en su vida el ejemplo del carácter que debemos forjar frente a las adversidades, de las que muchas veces renegamos sin comprender que son nuestra escalera al Cielo mismo.

Nació el 7 de enero de 1894 en la pequeña ciudad de Zduńska Wola, ubicada en el centro de Polonia. En ese entonces dicha región se encontraba controlada por el imperio ruso. Su padre (Juliusz Kolbe) era tejedor de oficio, y su madre (Marianna Dąbrowska Kolbe) partera de profesión. Ambos eran fervientes devotos de la fe cristiana, por lo que rápidamente bautizaron al pequeño niño bajo el nombre de Rajmund Kolbe.

Las coronas

A la edad de 10 años, el pequeño niño tuvo una visión de la Virgen María, en donde le fueron enseñadas dos coronas: una roja, que simbolizaba el martirio, y una blanca que hacía lo propio en relación con la pureza y la perseverancia en la castidad. La Virgen le preguntó cuál de las dos coronas escogería, y él le contestó que aceptaría ambas dos.

Desde muy temprana edad, mostró una profunda devoción por la fe católica y un amor por la Madre de Dios que perduraría hasta el último de sus suspiros.

Vida Religiosa

En 1907 ingresó al pequeño seminario franciscano en Lwow (actualmente Lviv, Ucrania), donde inició su formación religiosa. En 1911 profesaría sus votos en la Orden de los Frailes Menores Conventuales, donde adoptaría el nombre de Maximiliano. En 1912 es enviado al Colegio Internacional Seraphicum en Roma, ciudad en donde obtendría más adelante ambos doctorados en filosofía y teología. El 28 de abril de 1918 es ordenado sacerdote de la iglesia católica, fecha en la cual celebraría su primera santa misa en la iglesia Sant´Andrea delle Fratte de Roma.

Apostolado de la Fe

El 16 de octubre de 1917, mientras se encontraba aún en Roma, Maximiliano funda la “Milicia de la Inmaculada” (Militia Immaculatae), una asociación que buscaba la conversión de los pecadores bajo la protección de la Virgen María Inmaculada. En palabras del Santo:

“Conquistar a todo el mundo, todos los corazones y cada persona individualmente para la Reina, no sólo del Cielo, sino también de la Tierra. Ello para otorgar la verdadera felicidad a los pobres desgraciados que la buscan en los placeres efímeros del mundo; este es nuestro objetivo”. Hrodna, Bielorrusia el 12 de septiembre de 1924

La milicia se expandió rápidamente por Europa y otras partes del mundo, convirtiéndose en corazón de su apostolado.

En 1919 regresaría a Polonia para comenzar a enseñar en el Seminario Franciscano de Cracovia, y ese mismo año fundaría la revista “Rycerz Niepokalanej” (El Caballero de la Inmaculada) en Hrodna, Bielorrusia. Esta revista se convirtió en una herramienta importante para difundir la devoción a la Virgen María y promover la enseñanza católica.

Luego, en 1927, estableció una versión más grande de la revista en Niepokalanów, que significa “Ciudad de la Inmaculada”, que fundó en Teresin, cerca de Varsovia y la cual llegó a albergar a más de 800 personas. Se convirtió en el epicentro de su apostolado, albergando un convento franciscano, una iglesia, una imprenta, talleres, una estación de radio y una farmacia. El complejo se dedicó a la oración, la educación y la evangelización, con un alcance masivo a través de la imprenta que producía diversas publicaciones religiosas y catequéticas en varios idiomas.

Impulsado por su ferviente devoción a la Virgen María, San Maximiliano emprendió misiones en otros países. En 1930, viajó a Japón, donde estableció una segunda “Ciudad de la Inmaculada” en Nagasaki y fundó una revista mariana en lengua japonesa. Tenía planes de expandir su apostolado a Corea, China e India, pero diversas dificultades impidieron su realización.

Arresto y martirio

Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial y la ocupación nazi de Polonia, el padre Maximiliano enfrentó dificultades y peligros, para finalmente ser arrestado junto a otros 41 hermanos un 19 de Septiembre de 1939. Pasó por tres campos de concentración, y finalmente fueron liberados el 8 de diciembre del mismo año, fecha en que se conmemora el día de la Inmaculada.

La guerra continuó, y los peligros fueron aumentando a medida que se profundizaba la ambición alemana. El 17 de febrero de 1941 el padre es nuevamente arrestado por la Gestapo, para ser trasladado el 28 de mayo del mismo año al campo de exterminio de Auschwitz, conocido por sus atrocidades y sufrimientos inimaginables.

A pesar del horror y el sufrimiento, Maximiliano supo sostener su actitud de amor y caridad hacia sus compañeros prisioneros, consolando a los desesperados, ofreciendo la reconciliación y administrando los sacramentos con el afán de fortalecer la fe y la esperanza de todos en medio de la adversidad.

En julio de 1941, cuando los generales nazis habían seleccionado ya a diez prisioneros para ser ejecutados en represalia por la fuga de uno de ellos, ante la súplica desesperada de uno de los diez (Franciszek Gajowniczek, casado y padre de familia), el padre Maximiliano pide voluntariamente tomar su lugar, alegando ser un sacerdote católico.

Maximiliano fue llevado al conocido “búnker del hambre”, una oscura y fría celda subterránea, junto con los otros nueve prisioneros. Todos enfrentaban la muerte por inanición. Durante este tiempo, supo mantener la calma, confortando a los demás prisioneros con rezos y oraciones católicas. Habían pasado ya dos semanas cuando sólo quedaban cuatro prisioneros, siendo él uno de ellos y el último en mantenerse con vida. Se sostenía con el alimento de la Fe, rezando permanentemente a la Virgen María. El padre fue ejecutado mediante una inyección letal el 14 de agosto de 1941.

Mantuvo su promesa de castidad, y fue martirizado tal como le había anticipado la Virgen María cuando tenía apenas 10 años de edad.

Devoción

El testimonio de amor y sacrificio de San Maximiliano Kolbe lo convirtieron en un mártir de la caridad. Su legado perdura en el corazón de todos los fieles y en las instituciones que supo fundar.

Fue beatificado en 1971 tras culminar con un decreto de virtudes heroicas que había sido iniciado en 1969. El 10 de octubre de 1982 Maximiliano es canonizado por el entonces Papa Juan Pablo II, y su vida continúa inspirando a millones de personas en todo el mundo, recordándonos el poder del amor, la fe y la esperanza incluso en aquellos momentos en donde la miseria y la oscuridad de la esencia humana parecían no tener límites.

San Maximiliano Kolbe, ruega por nosotros.

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Fuente: Nuestra Señora del Cielo


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San Lorenzo, diácono y mártir https://www.reinadelcielo.org/san-lorenzo-diacono-y-martir/ Fri, 09 Aug 2024 07:52:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=4880

Fiesta de san Lorenzo, diácono y mártir, que deseó ardientemente acompañar al papa Sixto II en su martirio. Según cuenta san León Magno, recibió del tirano la orden de entregar los tesoros de la Iglesia, y él, burlándose, le presentó a los pobres en cuyo sustento y abrigo había gastado abundantes riquezas. Por la fe de Cristo, tres días más tarde superó el tormento del fuego, y el instrumento de su tortura se convirtió en distintivo de su triunfo, siendo enterrado su cuerpo en el cementerio de Campo Verano, que desde entonces fue llamado con su nombre.

Tres días después del martirio del Papa San Sixtus II (7 de agosto) a quién servía, San Lorenzo también llegó a la gloria del martirio. Según la tradición, fue azado vivo sobre una parrilla.

San Lorenzo ha sido venerado tanto en el Oriente como en el Occidente como el más conocido de los diáconos romanos.

De el escribieron los santos Ambrosio, León el Grande, Agustín y otros. Por lo que es evidente que su martirio impresionó profundamente a la Iglesia y fue utilizado por Dios como una gran inspiración a la santidad. Según Prudencio, su muerte fue la muerte de la idolatría romana, que desde entonces declinó.

Breve Biografía

San Lorenzo (mártir), uno de los diáconos de la iglesia romana, fue una de las víctimas de la persecución de Valeriano en el año 258, al igual que lo fueron el Papa Sixto II y muchos otros clérigos romanos. A comienzos del mes de agosto del año 258, el emperador emitió un edicto ordenando matar inmediatamente a todos los obispos, curas y diáconos (“episcopi et presbyteriet diacones incontinenti animadvertantur” — Cipriano, Epist. lxxx, 1). Esta orden imperial se ejecuto inmediatamente en Roma. El 6 de agosto, el Papa Sixto II fue capturado en una catacumba y ejecutado de inmediato (“Xistum in cimiterio animadversum sciatis VIII id. Augusti et cum eo diacones quattuor.” Cipriano, ep. lxxx, 1). Otros dos diáconos, Felicísimo y Agapito, fueron ejecutados el mismo día.
En el calendario romano de fiestas del siglo IV su fiesta coincide con dicha fecha. Cuatro días más tarde, el 10 de agosto del mismo año, Lorenzo, el último de los siete diáconos, también sufrió la muerte de un mártir. La muerte de este santo mártir es en esa fecha según el calendario de Filocalo para el año 354.

Este almanaque es un inventario de las principales fiestas de los mártires romanos de mitad del siglo IV; también menciona la calle donde se encontraría su tumba, la Vía Tiburtina (“III id. Aug. Laurentii in Tibertina”; Ruinart, “Acta sincera”, Ratisbona, 1859, 632). Los itinerarios de las tumbas de los mártires romanos, como se dieron a conocer en el siglo VII, mencionan que este mártir fue enterrado en la Catacumba de Ciriaca en agro Verano (De Rossi, “Roma Sott.”, I, 178).

Desde el siglo IV, San Lorenzo ha sido uno de los mártires más venerados de la iglesia romana. Constantino el Grande fue el primero en erigir un pequeño oratorio sobre el lugar donde fue enterrado. El Papa Pelagio II (579-90) amplió y embelleció el lugar. El Papa Sixto III (432-40) construyó, en la cima de la colina donde fue enterrado, una gran basílica de tres naves cuyo ábside está apoyado en la vieja iglesia. En el siglo XIII, el Papa Honorio III convirtió los edificios en uno y así es como se encuentra la Basílica de San Lorenzo hoy en día. El Papa San Dámaso (366-84) escribió un panegírico en verso que se grabó en mármol y se colocó sobre su tumba. Dos contemporáneos de este Papa, San Ambrosio de Milán y el poeta Prudencio, dieron detalles concretos sobre la muerte de San Lorenzo. Ambrosio relata (De officiis min. Xxviii) cuando se le preguntó a San Lorenzo por los tesoros de la Iglesia, este, hizo comparecer a los pobres entre los que, en lugar de darles limosna, había repartido el tesoro; también contó que cuando se llevaban al Papa Sixto II para ejecutarlo, éste reconfortó a San Lorenzo que deseaba compartir su martirio, diciéndole que le seguiría en tres días. El santo Obispo de Milán también explica que San Lorenzo fue quemado hasta la muerte en una parrilla de hierro (De offic., xli). De igual manera, pero con más detalles poéticos, Prudencio describe el martirio del diácono romano en su himno a San Lorenzo (“Peristephanon”, Hymnus II).

El encuentro entre San Lorenzo y el Papa Sixto II, cuando éste último iba a ser ejecutado, según el relato de San Ambrosio, no es compatible con los informes contemporáneos sobre la persecución de Valeriano. La forma en que fue ejecutado –quemado en una parrilla de hierro al rojo vivo—también hace surgir importantes dudas. Las narraciones de Ambrosio y Prudencio se basan más en la tradición oral que en escritos. Es bastante posible que entre el año 258 y el final del siglo IV surgieran leyendas populares sobre esté diácono romano tan venerado y que algunas de esas historias hayan sido preservadas por estos dos autores. En cualquier caso, nosotros carecemos de medios para verificar en fuentes anteriores los detalles que derivan de San Ambrosio y Prudencio, o para establecer hasta que punto esos detalles se basan en la tradición histórica anterior. Probablemente, a principios del siglo VI se crearon otras versiones más completas sobre el martirio de San Lorenzo, y en estas narraciones muchos de los mártires de la Vía Tiburtina y de las dos Catacumbas de San Ciriaca en agro Verano y San Hipólito estaban relacionados de una forma romántica y totalmente legendaria.

Los detalles que se dan en estas Actas sobre el martirio de San Lorenzo y su actividad antes de su muerte carecen de credibilidad. Sin embargo, a pesar de las críticas a las últimas versiones de su martirio, no cabe duda de que San Lorenzo fuera un personaje histórico real ni de que el diácono fue martirizado; tampoco existen dudas sobre el lugar donde ocurrió ni sobre la fecha de su entierro. El Papa Dámaso construyó una basílica en Roma dedicada a San Lorenzo; ésta es la iglesia conocida como San Lorenzo en Dámaso. La iglesia de San Lorenzo en Lucina, también dedicada a este santo, aún existe. El día de San Lorenzo sigue siendo el 10 de agosto (fecha de su muerte). Aparece dibujado con la parrilla de hierro en la que se supone que fue asado hasta la muerte.

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Fuente: Corazones.org y Catholic.net

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Santa Cristina de Bolsena https://www.reinadelcielo.org/santa-cristina-de-bolsena/ Tue, 23 Jul 2024 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=4745 En Bolsena, ciudad de la Toscana, santa Cristina, virgen y mártir (s. inc.)

Etimológicamente: Cristina = Aquella que sigue a Cristo, es de origen latino.

Breve Biografía

Nació en Toscana, en la margen derecha del lago Bolsenaf, en un villorrio frecuentemente sacudido por elementos naturales y al mismo tiempo transformado por diversas culturas en el transcurso del tiempo.

Cristina es la hija de Urbano, gobernador pagano de la región y presentado por los libros antiguos como enemigo acérrimo de los cristianos. La niña se ha aficionado desde pequeña a aquello que cuentan de ese Cristo tan perseguido y maltratado; la curiosidad primera se cambia en pensamiento cuando descubre que son muchos los cristianos juzgados por su padre y condenados porque son fieles dispuestos a dar la vida por su ideal. Crece más y más la simpatía y a escondidas busca datos de unas señoras cristianas; la instruyen y la forman; se bautiza en secreto y toma el nombre de Cristiana.

Entre juego y travesura formal ha hecho algo que saca de quicio a su padre y será el motivo que la lleve al martirio; no se le ha ocurrido otra cosa que apañar las estatuillas de ídolos que su padre siempre ha conservado con esmero, casi como un patrimonio familiar, las ha tomado por suyas, las ha destrozado y ha dado el rico material de que estaban hechas a los pobres para remedio de su necesidad.

Santa Cristina  de BolsenaEl padre ha descubierto su condición y lleno de ira, al notar la rebeldía de la niña, la trata con peores modos que a los demás cristianos. “No se ha de decir en el mundo que una niña me dio la ley, ni que estos hechiceros de cristianos triunfan de nuestros dioses en medio de mi propia familia. Yo veré si sus hechizos pueden más que mis tormentos y si la paciencia de una hija ha de hacer burla de la cólera de un padre”. El gobernador manda usar con ella azotes y garfios admirándose de que Cristina persista en su actitud. Manda el desnaturalizado padre preparar un brasero ardiente para quemarla poco a poco; mas el brasero se hizo una hoguera que abrasó a los verdugos y a los curiosos cercanos. Puesta en la cárcel para que cambie por la lobreguez de la mazmorra, la oscuridad y el hambre; pero allí es consolada con luminosas apariciones de ángeles que le curan sus heridas y le prometen protección. El padre, a los pocos días, manda atarle al cuello una pesada piedra y arrojarla al lago; sin embargo un ángel la transporta a la orilla. Esa noche muere de un sofoco Urbano en su cama.

Mandan las autoridades un nuevo gobernador que se siente estimulado a proseguir el asunto Cristina presumiendo que su padre, por padre, no supo solventarlo. Se llama Dion y ya piensa en nuevas crueldades: estanque de aceite hirviendo mezclado con pez del que la niña Cristina es liberada. Luego la manda llevar al templo de Apolo para obligarle a ofrecer sacrificio, pero, ante el asombro de todos, el ídolo se derrumba y se hace polvo ante el mismísimo gobernador que muere en el acto ¡claro que los verdugos y miles de testigos presenciales proclaman espantados proclaman a gritos que es el de Cristina el único Dios!

El tercero de los gobernadores poderosos se llama Juliano quien, preocupado por el caso pendiente, lo ha estudiado con detenimiento llegando a la conclusión de que se trata de artificios, encantamientos y magia que todos los cristianos profesan. Por ello maquina nuevos procedimientos para hacer desistir a la niña Cristina de sus pertinaces rebeldías y conseguir que el poder romano y los dioses propicios terminen con la situación que ha puesto al borde del caos a la región. Mandó preparar un horno encendido donde mete a la niña para que el fuego la consuma; siete días la tiene allí sin conseguir que le suceda daño alguno. Luego será una habitación oscura plagada de serpientes, víboras y escorpiones venenosos de la que sale indemne y sin ningún picotazo, cantando alabanzas a Dios; la desesperación del mandatario llegó entonces al extremo de decretar cortarle la lengua, pero ¡oh prodigio! ahora canta más fuerte y mejor.

Y acude, arremolinándose, toda la comarca ante la contemplación evidente del triunfo que se comenta por todas partes de la debilidad cristiana ante la fortaleza y brutalidad romana. Basta un tronco caído en donde atan a la delicada niña para que las saetas atraviesen su cuerpo y ella decida, suplicándole al buen Dios, rendirle su espíritu con el martirio.

Dicen que sus restos se trasladaron de Toscana a Palermo de Sicilia donde es reverenciada.

¿Verosímil? Parece más bien como si la vida y la muerte martirial de Cristina hubiera servido de modelo para expresar la confrontación entre el bien y el mal, o lo que es lo mismo, entre fe cristiana y paganismo, entre la frágil niña Cristina y la personalidad experimentada y abrumadora de tres hombres de gobierno sucesivos -el primero su propio padre- con el mismo común empeño de demostrar que ellos pueden más. Parece como si se tratara de exaltar en Cristina aquello que debe ser real en todo cristiano -la fe en su Cristo y la confianza sin límite en su ayuda constante-, mientras que los gobernadores representan la obstinación ciega que rechaza el poder cada vez más evidente, como in crescendo, de Dios. Los verdugos y el pueblo serían los testigos que en la narración van a testificar con sus reacciones -esas que se intuyen llenas de emoción compasiva- dónde está la verdad y lo grande que es el poder de Dios. Da la sensación de que la Passio que narra la muerte de Cristina intenta también cargar motivos veterotestamentarios en donde parecen inspirarse algunos hechos que se narran. El hecho histórico del martirio sería la ocasión que motiva la amplia catequesis. De todos modos, estas consideraciones más parecen próximas a la labor pasada de los bolandistas; pero, en el caso de que hubieran sido los hechos tal como expresa la Passio, nos quedaría el regusto de disfrutar el aroma extraño que desprende la fidelidad del débil a las exigencias amorosas divinas que no entienden de edades y que perduran más allá de la muerte.

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Fuente: Archidiócesis de Madrid y Catholic.net

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Santa Águeda, virgen y mártir https://www.reinadelcielo.org/santa-agueda-virgen-y-martir/ Mon, 05 Feb 2024 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=25359

Como Santa Inés, Santa Cecilia y Santa Lucía, decidió conservarse siempre pura y virgen, por amor a Dios.

En tiempos de la persecución del tirano emperador Decio, el gobernador Quinciano se propone enamorar a Agueda, pero ella le declara que se ha consagrado a Cristo.

Para hacerle perder la fe y la pureza el gobernador la hace llevar a una casa de mujeres de mala vida y estarse allá un mes, pero nada ni nadie logra hacerla quebrantar el juramento de virginidad y de pureza que le ha hecho a Dios. Allí, en esta peligrosa situación, Agueda repetía las palabras del Salmo 16: “Señor Dios: defiéndeme como a las pupilas de tus ojos. A la sombra de tus alas escóndeme de los malvados que me atacan, de los enemigos mortales que asaltan.

El gobernador le manda destrozar el pecho a machetazos y azotarla cruelmente. Pero esa noche se le aparece el apóstol San Pedro y la anima a sufrir por Cristo y la cura de sus heridas.

Al encontrarla curada al día siguiente, el tirano le pregunta: ¿Quién te ha curado? Ella responde: “He sido curada por el poder de Jesucristo”. El malvado le grita: ¿Cómo te atreves a nombrar a Cristo, si eso está prohibido? Y la joven le responde: “Yo no puedo dejar de hablar de Aquél a quien más fuertemente amo en mi corazón”.

Entonces el perseguidor la mandó echar sobre llamas y brasas ardientes, y ella mientras se quemaba iba diciendo en su oración: “Oh Señor, Creador mío: gracias porque desde la cuna me has protegido siempre. Gracias porque me has apartado del amor a lo mundano y de lo que es malo y dañoso. Gracias por la paciencia que me has concedido para sufrir. Recibe ahora en tus brazos mi alma”. Y diciendo esto expiró. Era el 5 de febrero del año 251.

Desde los antiguos siglos los cristianos le han tenido una gran devoción a Santa Agueda y muchísimos y muchísimas le han rezado con fe para obtener que ella les consiga el don de lograr dominar el fuego de la propia concupiscencia o inclinación a la sensualidad.

Oración a Santa Águeda para pedir por el cáncer de mama

Señor Jesús, que has querido que tu mártir santa Agueda sea invocada como especial abogada de aquellas mujeres que se ven aquejadas con enfermedades en sus senos y en tu clemencia y bondad, que supera toda razón humana, te has dignado escuchar los ruegos de tus siervos por mediación de tan gran santa.

Te doy gracias Señor por tu compasión y te pido que nos asista tu misericordia. Concede a cuantos se acercan a esta imagen de tu virgen santa Agueda, la paz que necesitan y el remedio que solo tú puedes dar y que libra al mal y al cuerpo de males y enfermedades.

Concédenos que los ruegos y méritos de santa Agueda ayuden a tantas almas que sufren afligidas en sus cuerpos el terrible mal del cáncer te encomiendo en especial a (nombrar a la persona que padece enfermedad).

Dígnate a escuchar nuestras súplicas, que son las que santa Agueda lleva en sus manos y te presenta. Concédeles el consuelo que necesitan y especialmente la curación que tanto anhelan, si es tu santa voluntad. Concédenos imitar a santa Agueda en la fortaleza, en la constancia y en la resignación, para que como ella podamos merecer una día la recompensa eterna de estar en la gloria, donde vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén

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Fuente: ACI Prensa


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San Esteban, primer mártir https://www.reinadelcielo.org/san-esteban-primer-martir/ Tue, 26 Dec 2023 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=5919 ]]> San Esteban es el más representativo de un grupo de siete compañeros. La tradición ve en este grupo el germen del futuro ministerio de los diáconos, si bien hay que destacar que esta denominación no está presente en el libro de los Hechos de los Apóstoles.

La importancia de Esteban, en todo caso, queda clara por el hecho de que Lucas, en este importante libro, le dedica dos capítulos enteros.

La narración de Lucas comienza constatando una subdivisión que tenía lugar dentro de la Iglesia primitiva de Jerusalén: estaba formada totalmente por cristianos de origen judío, pero entre éstos algunos eran originarios de la tierra de Israel, y eran llamados “hebreos”, mientras que otros procedían de la de fe judía en el Antiguo Testamento de la diáspora de lengua griega, y eran llamados “helenistas”.

De este modo, comenzaba a perfilarse el problema: Los más necesitados entre los helenistas, especialmente las viudas desprovistas de todo apoyo social, corrían el riesgo de ser descuidadas en la asistencia de su sustento cotidiano.

San Esteban 2

Para superar estas dificultades, los apóstoles, reservándose para sí mismos la oración y el ministerio de la Palabra como su tarea central, decidieron encargar a “a siete hombres, de buena fama, llenos de Espíritu y de sabiduría” para que cumplieran con el encargo de la asistencia (Hechos 6, 2-4), es decir, del servicio social caritativo.

Con este objetivo, como escribe Lucas, por invitación de los apóstoles, los discípulos eligieron siete hombres. Tenemos sus nombres. Son: “Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo, Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Pármenas y Nicolás, prosélito de Antioquia. Los presentaron a los apóstoles y, habiendo hecho oración, les impusieron las manos” (Hechos 6,5-6).

El gesto de la imposición de las manos puede tener varios significados. En el Antiguo Testamento, el gesto tiene sobre todo el significado de transmitir un encargo importante, como hizo Moisés con Josué (Cf. Números 27, 18-23), designando así a su sucesor.

Siguiendo esta línea, también la Iglesia de Antioquía utilizará este gesto para enviar a Pablo y Bernabé en misión a los pueblos del mundo (Cf. Hechos 13, 3). A una análoga imposición de las manos sobre Timoteo para transmitir un encargo oficial hacen referencia las dos cartas que San Pablo le dirigió (Cf. 1 Timoteo 4, 14; 2 Timoteo 1, 6).

El hecho de que se tratara de una acción importante, que había que realizar después de un discernimiento, se deduce de lo que se lee en la primera carta a Timoteo: “No te precipites en imponer a nadie las manos, no te hagas partícipe de los pecados ajenos” (5, 22).

Por tanto, vemos que el gesto de la imposición de las manos se desarrolla en la línea de un signo sacramental. En el caso de Esteban y sus compañeros se trata ciertamente de la transmisión oficial, por parte de los apóstoles, de un encargo y al mismo tiempo de la imploración de una gracia para ejercerlo.

Lo más importante es que, además de los servicios caritativos, Esteban desempeña también una tarea de evangelización entre sus compatriotas, los así llamados “helenistas”.

Lucas, de hecho, insiste en el hecho de que él, “lleno de gracia y de poder” (Hechos 6, 8), presenta en el nombre de Jesús una nueva interpretación de Moisés y de la misma Ley de Dios, relee el Antiguo Testamento a la luz del anuncio de la muerte y de la resurrección de Jesús.

Esta relectura del Antiguo Testamento, relectura cristológica, provoca las reacciones de los judíos que interpretan sus palabras como una blasfemia (Cf. Hechos 6, 11-14). Por este motivo, es condenado a la lapidación. Y san Lucas nos transmite el último discurso del santo, una síntesis de su predicación.

Lapidación de Esteban

Como Jesús había explicado a los discípulos de Emaús que todo el Antiguo Testamento habla de Él, de su cruz y de su resurrección, de este modo, san Esteban, siguiendo la enseñanza de Jesús, lee todo el Antiguo Testamento en clave cristológica.

Demuestra que el misterio de la Cruz se encuentra en el centro de la historia de la salvación narrada en el Antiguo Testamento, muestra realmente que Jesús, el crucificado y resucitado, es el punto de llegada de toda esta historia. Y demuestra, por tanto, que el culto del templo también ha concluido y que Jesús, el resucitado, es el nuevo y auténtico “templo”.

Precisamente este “no” al templo y a su culto provoca la condena de san Esteban, quien, en ese momento –nos dice san Lucas–, al poner la mirada en el cielo vio la gloria de Dios y a Jesús a su derecha. Y mirando al cielo, a Dios y a Jesús, san Esteban dijo: “Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del hombre que está en pie a la diestra de Dios” (Hechos 7, 56).

Le siguió su martirio, que de hecho se conforma con la pasión del mismo Jesús, pues entrega al “Señor Jesús” su propio espíritu y reza para que el pecado de sus asesinos no les sea tenido en cuenta (Cf. Hechos 7,59-60).

El lugar del martirio de Esteban, en Jerusalén, se sitúa tradicionalmente algo más afuera de la Puerta de Damasco, en el norte, donde ahora se encuentra precisamente la iglesia de Saint- Étienne, junto a la conocida École Biblique de los dominicos.

Al asesinato de Esteban, primer mártir de Cristo, le siguió una persecución local contra los discípulos de Jesús (Cf. Hechos 8, 1), la primera que se verificó en la historia de la Iglesia. Constituyó la oportunidad concreta que llevó al grupo de cristianos hebreo-helenistas a huir de Jerusalén y a dispersarse.

Expulsados de Jerusalén, se transformaron en misioneros itinerantes. “Los que se habían dispersado iban por todas partes anunciando la Buena Nueva de la Palabra” (Hechos 8, 4). La persecución y la consiguiente dispersión se convierten en misión.

El Evangelio se propagó de este modo en Samaria, en Fenicia, y en Siria, hasta llegar a la gran ciudad de Antioquía, donde, según Lucas, fue anunciado por primera vez también a los paganos (Cf. Hechos 11, 19-20) y donde resonó por primera vez el nombre de “cristianos” (Hechos 11,26).

En particular, Lucas especifica que los que lapidaron a Esteban “pusieron sus vestidos a los pies de un joven llamado Saulo” (Hechos 7, 58), el mismo que de perseguidor se convertiría en apóstol insigne del Evangelio.

Esto significa que el joven Saulo tenía que haber escuchado la predicación de Esteban, y conocer los contenidos principales. Y san Pablo se encontraba con probabilidad entre quienes, siguiendo y escuchando este discurso, “tenían los corazones consumidos de rabia y rechinaban sus dientes contra él” (Hechos 7, 54).

Podemos ver así las maravillas de la Providencia divina: Saulo, adversario empedernido de la visión de Esteban, después del encuentro con Cristo resucitado en el camino de Damasco, reanuda la interpretación cristológica del Antiguo Testamento hecha por el primer mártir, la profundiza y completa, y de este modo se convierte en el “apóstol de las gentes”.

La ley se cumple, enseña él, en la cruz de Cristo. Y la fe en Cristo, la comunión con el amor de Cristo, es el verdadero cumplimiento de toda la Ley. Este es el contenido de la predicación de Pablo.

Él demuestra así que el Dios de Abraham se convierte en el Dios de todos. Y todos los creyentes en Cristo Jesús, como hijos de Abraham, se convierten en partícipes de las promesas. En la misión de san Pablo se cumple la visión de Esteban.

La historia de Esteban nos dice mucho. Por ejemplo, nos enseña que no hay que disociar nunca el compromiso social de la caridad del anuncio valiente de la fe. Era uno de los siete que estaban encargados sobre todo de la caridad. Pero no era posible disociar caridad de anuncio.

De este modo, con la caridad, anuncia a Cristo crucificado, hasta el punto de aceptar incluso el martirio. Esta es la primera lección que podemos aprender de la figura de san Esteban: caridad y anuncio van siempre juntos.

San Esteban nos habla sobre todo de Cristo, de Cristo crucificado y resucitado como centro de la historia y de nuestra vida. Podemos comprender que la cruz ocupa siempre un lugar central en la vida de la Iglesia y también en nuestra vida personal.

En la historia de la Iglesia no faltará nunca la pasión, la persecución. Y precisamente la persecución se convierte, según la famosa fase de Tertuliano, fuente de misión para los nuevos cristianos.

Cito sus palabras: “Nosotros nos multiplicamos cada vez que somos segados por vosotros: la sangre de los cristianos es una semilla” (Apologetico 50,13: “Plures efficimur quoties metimur a vobis: semen est sanguis christianorum).

Pero también en nuestra vida la cruz, que no faltará nunca, se convierte en bendición. Y aceptando la cruz, sabiendo que se convierte y es bendición, aprendemos la alegría del cristiano, incluso en momentos de dificultad. El valor del testimonio es insustituible, pues el Evangelio lleva hacia él y de él se alimenta la Iglesia.

San Esteban nos enseña a aprender estas lecciones, nos enseña a amar la cruz, pues es el camino por el que Cristo se hace siempre presente de nuevo entre nosotros.


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Santa Lucía, virgen y mártir https://www.reinadelcielo.org/santa-lucia-virgen-y-martir/ Wed, 13 Dec 2023 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=8391

Santa Lucía, virgen y Mártir, Fiesta 13 de diciembre. Es muy antigua la devoción a Santa Lucía tanto en el oriente como en el occidente. Su nombre figura en el canon de la misa romana, lo que probablemente se debe al Papa Gregorio Magno.

De acuerdo con “las actas” de Santa Lucía, nuestra santa nació en Siracusa, Secilia (Italia), de padres nobles y ricos y fue educada en la fe cristiana. Perdió a su padre durante la infancia y se consagró a Dios siendo muy joven. Sin embargo, mantuvo en secreto su voto de virginidad, de suerte que su madre, que se llamaba Eutiquia, la exhortó a contraer matrimonio con un joven pagano. Lucía persuadió a su madre de que fuese a Catania a orar ante la tumba de Santa Agata para obtener la curación de unas hemorragias. Ella misma acompañó a su madre, y Dios escuchó sus oraciones. Entonces, la santa dijo a su madre que deseaba consagrarse a Dios y repartir su fortuna entre los pobres. Llena de gratitud por el favor del cielo, Eutiquia le dio permiso. El pretendiente de Lucía se indignó profundamente y delató a la joven como cristiana ante el pro-consul Pascasio. La persecución de Diocleciano estaba entonces en todo su furor.

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El juez la presionó cuanto pudo para convencerla a que apostatara de la fe cristiana. Ella le respondió: “Es inútil que insista. Jamás podrá apartarme del amor a mi Señor Jesucristo”.

El juez le preguntó: “Y si la sometemos a torturas, ¿será capaz de resistir?”.

La jovencita respondió: “Sí, porque los que creemos en Cristo y tratamos de llevar una vida pura tenemos al Espíritu Santo que vive en nosotros y nos da fuerza, inteligencia y valor”.

El juez entonces la amenazó con llevarla a una casa de prostitución para someterla a la fuerza a la ignominia. Ella le respondió: “El cuerpo queda contaminado solamente si el alma consciente”. Santo Tomás de Aquino, el mayor teólogo de la Iglesia, admiraba esta respuesta de Santa Lucía. Corresponde con un profundo principio de moral: No hay pecado si no se consiente al mal.

No pudieron llevar a cabo la sentencia pues Dios impidió que los guardias pudiesen mover a la joven del sitio en que se hallaba. Entonces, los guardias trataron de quemarla en la hoguera, pero también fracasaron. Finalmente, la decapitaron. Pero aún con la garganta cortada, la joven siguió exhortando a los fieles para que antepusieran los deberes con Dios a los de las criaturas, hasta cuando los compañeros de fe, que estaban a su alrededor, sellaron su conmovedor testimonio con la palabra “amén”.

Aunque no se puede verificar la historicidad de las diversas versiones griegas y latinas de las actas de Santa Lucía, está fuera de duda que, desde antiguo, se tributaba culto a la santa de Siracusa. En el siglo VI, se le veneraba ya también en Roma entre las vírgenes y mártires más ilustres. En la Edad Media se invocaba a la santa contra las enfermedades de los ojos, probablemente porque su nombre está relacionado con la luz. Ello dio origen a varias leyendas, como la de que el tirano mandó a los guardias que le sacaran los ojos y ella recobró la vista.

Cuando ya muchos decían que Santa Lucia es pura leyenda, se probó su historicidad con el descubrimiento, en 1894, de la inscripción sepulcral con su nombre en las catacumbas de Siracusa. Su fama puede haber sido motivo para embelezar su historia pero no cabe duda de que la santa vivió en el siglo IV.

El nombre de Lucía significa “luz”. Dante Alighieri en la Divina Comedia atribuye a Santa Lucía el papel de gracia iluminadora.

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Oración a Santa Lucía por las enfermedades en los ojos

Rezar 3 Padrenuestro, 3 Ave María y 3 Gloria.

Oh Gloriosa Santa Lucía, Virgen y Mártir, tú glorificaste grandemente al Señor prefiriendo sacrificar tu vida en lugar de ser infiel. Ven en mi ayuda y, a través del amor de la Gracia de nuestro Señor, sálvanos de todas las debilidades de los ojos y del peligro de perderlos.

– Nombrar aquí su intención –

Que por tu poderosa intercesión, podamos pasar nuestra vida en la paz del Señor y poder verle con nuestros ojos transfigurados en el eterno esplendor de la Patria Celestial.
Amén.

Santa Lucía, ruega por nosotros y por los más necesitados. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor.
Amén.

Lucía de Fátima

El 1917 una joven pastorcita llamada Lucía, del poblado de Fátima, Portugal fue la mayor de los tres videntes de la Virgen Santísima que allí se apareció. Mientras los otros dos murieron pequeñitos, Lucia entró en el convento y es hoy hermana Carmelita. Los mensajes y visiones que ella recibió de la Virgen tienen una gran importancia reconocida por los Papas.
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Fuente: Corazones.org


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Alfred Heiss, mártir por su fe católica https://www.reinadelcielo.org/alfred-heiss-martir-por-su-fe-catolica/ Fri, 01 Dec 2023 22:53:09 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=27630 ]]> Alfred Andreas Heiss (1904-1940) fue ejecutado por negarse a prestar juramento a Hitler, al igual que una treintena de personas, entre las cuales el más conocido es el campesino austriaco Franz Jägerstätter, beatificado por la Iglesia católica en 2007; no es casualidad que, para la película dedicada a este campesino, Terrence Malick eligiera el título Vida oculta (A Hidden Life, 2019), pues prácticamente todos estos objetores, y con ellos también Alfred Heiss, pasaron inadvertidos durante decenios.

Quienes, entre 1940 y 1945, se negaron a prestar el juramento de fidelidad a Adolf Hitler cuando fueron llamados al Ejército, un juramento que exigía “obediencia incondicional al Führer del Reich y Pueblo Alemán, Adolf Hitler”, fueron condenados a muerte por tribunales de guerra.

Tráiler de ‘Vida oculta’ (2019) de Terrence Malick, sobre Franz Jägerstätter, un caso similar al de Alfred Heiss.

Alfred Andreas Heiss nació el 18 de abril de 1904 en Triebenreuth, un pueblo de Baviera. Era el sexto hijo de Johann Heiss, de profesión tejedor, y Kunigunda Turbanisch; fue bautizado en la Iglesia católica al día siguiente de su nacimiento. Tras finalizar sus primeros estudios en el pueblo, asistió a la Escuela de Comercio de Bamberg. En abril de 1918, con 14 años, comenzó a trabajar en las oficinas municipales de Stadtsteinach. Más tarde lo haría en los Seguros de Enfermedad de la misma ciudad, y, desde el 1 de junio de 1924, en una empresa de aluminio de Burgkunstadt. Cuando ésta se declaró en quiebra, en 1930, se trasladó a Berlín en busca de trabajo.

En Berlín obtuvo un puesto en la Administración pública, primero en el Tribunal de Trabajo y después en la Fiscalía de Berlín. Además, comenzó a ayudar como estenógrafo a un sacerdote muy conocido, Helmut Fahsel. Probablemente fue este encuentro lo que llevó a Alfred Heiss a tomarse en serio su fe.

Helmut Fahsel (1891-1983) fue bautizado protestante, aunque en su juventud era agnóstico. La lectura de Santo Tomás de Aquino le llevó a la fe católica, ingresando en la Iglesia en 1914. Se ordenó sacerdote en 1920.

Aunque había sido educado en la religión católica, hasta su llegada a Berlín no hay indicios de que las cuestiones religiosas o políticas desempeñaran un papel importante en la vida de Heiss. En 1932, se afilia al partido confesional católico Zentrum porque éste “era el partido que defendía los intereses de mi religión”.

Heiss criticaba la política e ideología nacionalsocialistas, en particular las medidas dirigidas contra la Iglesia, las tendencias germanizantes y paganizantes, que él consideraba como un avance del ateísmo. También se oponía a la doctrina nazi de la raza, que presentaba al hombre nórdico como ser superior. Heiss participa en actos públicos del Berlín católico, como la Convención Católica de 1934.

Como en casi toda Alemania, los nazis ocuparon puestos de poder en el pueblo natal de Heiss, Triebenreuth. En septiembre de 1934, durante unas vacaciones, se produjo una discusión política en la cervecería del alcalde nazi Josef Degen. Alfred Heiss fue denunciado y detenido por la Gestapo. Aunque fue absuelto en el juicio, su solicitud de reincorporación a la Administración pública fue rechazada. Consiguió un modesto trabajo en la oficina de recaudación de impuestos de las parroquias católicas de Berlín.

Durante estos años, Alfred Heiss intensifica su práctica cristiana; escribe a sus padres: “En el este de Berlín hay una capilla dedicada a Cristo Rey, en un barrio obrero, probablemente uno de los más pobres de Berlín. En esta capilla, el Santísimo está expuesto ininterrumpidamente, día y noche, para su adoración. Siempre hay personas allí adorando. En esa capilla es donde comencé el año 1936”.

El 14 de junio de 1940 recibe la carta de incorporación a la Wehrmacht y es asignado a un batallón de infantería en una ciudad de Silesia llamada Glogau. Sin embargo, se niega a hacer el saludo nazi y a llevar un uniforme con la cruz gamada. En su declaración, según el escrito de acusación, declaró que “como el nacionalsocialismo tiene una postura anticristiana, rechaza servir como soldado al Estado nacionalsocialista, a pesar de las advertencias legales”. Aunque se perdieron las actas del proceso, se sabe que el Tribunal de Guerra le condenó a la pena de muerte el 20 de agosto, por ”actos que socavan la capacidad de defensa”.

Pasó los últimos días hasta la ejecución en la cárcel de Brandenburg-Görden, donde escribió su última carta, dirigida a su padre -la madre había fallecido a comienzos de julio-, su hermana, su cuñado y su sobrina: “Mañana temprano daré mis últimos pasos. Que Dios me sea compasivo. Lo que os pido es que os mantengáis firmes a Cristo y su Iglesia. Adiós. Alfred Andreas”. La sentencia se ejecutó el 24 de septiembre, a las 5.50 de la mañana.

En agosto de 1945, la Conferencia episcopal alemana decidió recopilar los ataques que había sufrido la Iglesia durante el Tercer Reich. El párroco de Stadtsteinach, Ferdinand Klopf, escribió a la diócesis de Bamberg: “Alfred Andreas Heiss fue detenido por negarse a cumplir el servicio militar, que rechazó exclusivamente por motivos religiosos a pesar de conocer las consecuencias; fue condenado a muerte y murió valientemente como un verdadero mártir. Documentos y cartas obran en poder de sus familiares en Triebenreuth”.

Sin embargo, el obispado de Bamberg no tomó medidas para recuperar la memoria de Heiss. Fue su hermana Margarethe Simon (1900-1981) quien se encargó de colocar una placa con la foto de su hermano en la capilla de Cristo Rey, que se construyó en Triebenreuth en 1957. La hija de Margarethe, Gretl Simon (1929-1980) y su esposo Wilhelm Geyer (1921-1997) solicitaron al Museo de Stadtsteinach que se instalara una exposición permanente sobre Heiss. Anton Nagel, director de dicho museo, diseñó la exposición.

Solo en 1987, Thomas Breuer encontró el informe del párroco Ferdinand Klopf en el archivo diocesano de Bamberg y lo publicó, junto con los documentos del museo de Stadtsteinach, en un breve folleto, en 1989. Como resultado de esta publicación, en julio de 1990 se colocó una placa conmemorativa junto a la de los caídos en la Primera y la Segunda Guerra Mundial; dice: “En recuerdo de Alfred Andreas Heiss, nacido en Triebenreuth en 1904, ejecutado el 24 de septiembre de 1940 en Brandenburgo. Murió por permanecer fiel a su fe”.

En esta época comienza el reconocimiento oficial de aquellos que se habían negado a prestar juramento a Hitler. En 1991 un tribunal revocó por primera vez una sentencia de muerte, la que se dictó contra el padre palotino Franz Reinisch, quien actualmente está en proceso de canonización. En virtud de una ley de 1998 comenzaron a derogarse las sentencias de muerte impuestas por los tribunales de guerra nazis contra los objetores de conciencia.

El 24 de abril de 2014 se colocó una “piedra de tropiezo” (una placa que se incrusta en el pavimento para recordar a víctimas del nazismo, muchos de ellos judíos llevados a campos de exterminio) en la Georg-Wilhelm-Strasse de Berlín, frente a la casa número 3. Dice: “Aquí vivió Alfred Andreas Heiss, nacido en 1904, quien se negó a prestar el servicio militar como resistencia cristiana. Sentencia de muerte 20-8-1940, ejecutado 24-9-1940, cárcel de Brandenburgo”. En la ceremonia de colocación, el párroco Maximilian Wagner hizo una breve semblanza de su vida. La ceremonia concluyó con una oración: “Alfred Andreas Heiss cumplió la misión que le encomendaste y entregó su vida. Tú le has llamado a Ti como amigo. Vive contigo con un amor cumplido de todo corazón, de toda el alma y con todos sus pensamientos”.

Alfred Heiss sigue siendo, aún hoy, un ejemplo de la primacía de la conciencia y de mantenerse fiel a la verdad, incluso si eso conlleva la pérdida de la vida.

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Fuente: Religión en Libertad


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