mar – Reina del Cielo https://www.reinadelcielo.org Fri, 20 Jan 2023 20:27:19 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.3.9 Los milagros de la Virgen de Bonaira https://www.reinadelcielo.org/los-milagros-de-la-virgen-de-bonaira/ Thu, 19 Jan 2023 20:11:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=26986 ]]> Las cosas de la vida me llevaron a vivir en Corso Buenos Aires, que es la capital de Argentina y sede de Bergoglio antes de Roma.

«Aire» es masculino. Y «viento» también. Los conquistadores, al desembarcar en el siglo XVI, bautizaron la zona con el nombre de Nuestra Señora de los Buenos Aires, no por estar empujados, precisamente, por vientos favorables, sino porque, siendo dueños también de Cerdeña, eran devotos de su Patrona, la Madonna de Bonaria (que significa lo mismo). También dediqué un episodio al estrecho vínculo que existe entre sardos y españoles, como ya saben los aficionados a KattolicoGiulio Dante Guerra dedicó un extenso artículo (que nadie ha podido superar) a Nuestra Señora de Bonaria en la revista Cristianitàallá por 1984. Me ha servido de inspiración para contar la intrigante historia.

El cese de la tormenta

Estamos el siglo XIV y son los tiempos de las guerras entre pisanos y aragoneses; los primeros poseían Cagliari, los segundos le contraponían Villa de Bonayra. Una vez derrotados los pisanos, de Villa solo quedaba la iglesia confiada a los mercedarios (orden española fundada para rescatar a los esclavos cristianos en manos islámicas).

El 25 de marzo de 1370 (nótese el día [la Anunciación]), un mercante español se topó con una tormenta. Arrojó su carga por la borda para aligerar el barco. Toda la carga se hundió, excepto una caja con el escudo mercedario: la caja tocó el agua y la tormenta cesó. Los marineros intentaron recuperarla, pero se les escapó y acabó en la playa.

Al desembarcar, nadie conseguía moverla; era imposible. Un niño llamó a los mercedarios, ya que al parecer la caja era suya. Llegaron dos de ellos y, sin esfuerzo, la levantaron. Entonces todos, asombrados, quisieron ver lo que había dentro. La abrieron y encontraron una imagen de la Virgen con el Niño. ¡Con una vela encendida en la mano! La llevaron de inmediato a la iglesia y después de una serie de milagros se convirtió en patrona, sobre todo, de los marineros. Los ex-votos se acumularon. Había maquetas de barcos que habían escapado de las olas o de los piratas, armas, balas de cañón, cadenas de esclavos liberados.

Imagen de la Virgen de Bonaira, con el Niño y la vela en la mano.

Incluso un «barquito» de marfil con jarcia de plata, regalo de una dama desconocida del siglo XV. Estaba colgado por el mástil, frente al altar y si lo hacían rotar volvía a su posición anterior. Además variaba según los vientosque soplaban en el Golfo de Cagliari: quienes se aventuraban en el mar sin tener esto en cuenta, siempre terminaban teniendo graves problemas.

En 1624, el general de los mercedarios tuvo que prohibir lo que para entonces se había convertido en un ritual lúdico y supersticioso. Finalmente, el objeto fue trasladado. Lo grandioso es que, antes de que la estatua llegara allí de forma prodigiosa, había otra imagen de la Virgen, también milagrosa, en el altar de la iglesia de Villa Bonayra. Era una Virgen bizantina con el Niño. Un soldado aragonés, presa del vicio del juego, hizo con ella una especie de pacto: «Si gano, vamos a medias, pero si pierdo, ¡pobre de ti!».

Por supuesto perdió y lo perdió todo, incluso su daga. Pero antes de entregársela al vencedor, quiso cumplir su infame promesa: entró en la iglesia y apuñaló furiosamente a la Virgen en el cuello. Y del punto golpeado brotó tanta sangre que manchó el uniforme del blasfemo, que fue detenido inmediatamente. El puñal permaneció colgado junto al altar de la que hoy todos llaman «Nuestra Señora del Milagro» hasta la llegada, en 1370, de la imagen que conocemos ahora. Esta última fue colocada en la capilla de la derecha. Pero al día siguiente apareció en el altar mayor y Nuestra Señora del Milagro, en la capilla.

Rechazo de los barcos jacobinos

Intentaron volver a colocarlas varias veces, pero siempre las encontraban intercambiadas. A pesar de la buena guardia. Así que se rindieron ante otro prodigio y dejaron las dos imágenes donde querían estar.

Había tantos peregrinos que en el siglo XVIII se decidió construir una iglesia más grande. Pero intervino la Guerra de Sucesión española y en 1720 Cerdeña pasó (desgraciadamente, como hemos visto en el episodio dedicado a la Cerdeña hispana) a manos de los Saboya. Las obras comenzaron de nuevo, aunque de forma menos grandiosa. Pero no acabó allí la cosa.

En 1793, los barcos jacobinos aparecieron frente a Cagliari y comenzaron a disparar con cañones. Los sardos quitaron el velo que estaba ante la Virgen de Bonaria, lo izaron como bandera y expulsaron al enemigo.

Después llegó Napoleón, que se apoderó de Italia continental pero nunca llegó a pisar Cerdeña. María Cristina de Saboya, hija del rey Víctor Manuel I, nació en 1812 en Cagliari. Llegó a ser Reina de las Dos Sicilias, murió en Nápoles en olor de santidad y hoy es beata. Pero la revolución nunca duerme, y en 1832 los liberales consiguieron hacerse con el dinero que la fe popular había destinado al santuario y lo desviaron hacia obras que consideraban «más útiles». En 1866, la Italia unida, tras la supresión de las instituciones «inútiles», ordenó a los mercedarios que desalojaran y entregaran la iglesia al Estado. Solo la furiosa reacción popular de los sardos consiguió salvar al menos la iglesia, mientras que el antiguo convento fue alquilado a un posadero.

La devoción de los sardos a su patrona ha frustrado todos los intentos de manipulación a lo largo de la historia.

En 1869, las autoridades «laicas» intentaron actuar a hurtadillas: se apoderaron de todos los ornamentos preciosos de la iglesia y se los llevaron a la capital italiana, que entonces era Florencia. Pero no contaron con el capitán del barco(que por su terquedad debía de ser sardo): no quería embarcar nada sin un albarán y una estimación del valor del contenido. Lo cual frustraría la operación.

«Herencia y dominio de María»

Fue necesaria una petición popular para que los bienes sustraídos volvieran a su lugar legítimo. Y en 1870, dos coronas de oro, bendecidas por el beato Pío IX, fueron colocadas sobre la cabeza de la Virgen de Bonaria.

Los acontecimientos posteriores impusieron continuos parones en las famosas obras de la nueva iglesia, que no se terminó hasta 1926. Tras la última guerra, el papa Pío XII llamó a Cerdeña «herencia y dominio de María». En1970, Pablo VI fue a celebrar el sexto centenario de Bonaria, donde acogido por una gran multitud. Pero también por las pedradas de un pequeño grupo de ultracomunistas, signo de los tiempos. ¿Acabó así la historia? Quién sabe.

En 1937, frente a la playa de San Vero Milis (Oristano), se encontró una estatua de madera flotando, una Virgen con el Niño. Las marcas de quemaduras indicaban que procedía de España, donde la guerra civil hacía estragos. Una iglesia incendiada y una estatua arrojada al mar.

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Fuente: Cari Filii
Traducido por Verbum Caro.


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“Cristo de la mar”, canción https://www.reinadelcielo.org/cristo-de-la-mar-cancion/ Fri, 05 Feb 2021 13:20:13 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=25363 ]]> “Cristo de la mar” es una canción inspirada por Eli Aguilar, con música de Ricardo Dorado, que acaba de ver la luz y nos ilumina y eleva el espíritu.

Cantar, alabar y agradecer a Jesús su entrega y el habernos dado una vida nueva. “Hoy al fin resucitado, aquél Cristo de la mar…”

¿Qué tienes que agradecer o cantar al Hijo de Dios?
¡Disfruta de la canción!

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Fuente: Canal de YouTube y Eli Aguilar


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Historia del milagroso Dulce Niño Jesús de Belén, de Santa Tecla de El Salvador https://www.reinadelcielo.org/historia-del-milagroso-dulce-nino-jesus-de-belen-de-santa-tecla-de-el-salvador/ Fri, 02 Aug 2019 11:45:46 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=22957 ]]> El Convento de Belén fue construido en la ciudad de Santa Tecla, El Salvador, a mediados del siglo XIX, por el Coronel León Castillo, en cumplimiento de una promesa a la Virgen del Carmen, de la cual era sumamente devoto. En 1864 vinieron a El Salvador los Padres Capuchinos, quienes tomaron posesión del convento y de la Iglesia, a los que dieron el nombre de convento e Iglesia de Belén.

Posteriormente el convento fue habitado por la Srita. Pilar Velásquez y las numerosas niñas a las que ésta, en su inmensa caridad acogía. El convento, entonces, pasó a llamarse Hospicio de Belén. En 1915 las niñas fueron trasladadas al Hospicio Guirola.

En febrero de ese mismo año, doña Clara del Carmen Quirós toma posesión del Convento de Belén, en nombre del Arzobispo de San Salvador, Monseñor Antonio Adolfo Pérez y Aguilar, para fundar en él la Congregación de Carmelitas de San José. Doña Clara tomó el nombre religioso de Madre Clara María de Jesús.

Desde entonces, el Convento de Belén ha sido casa de las Religiosas Carmelitas de San José y de allí toma su nombre la milagrosa imagen del Niño Jesús que se venera en su templo y que es conocido como EL DULCE NIÑO JESÚS DE BELÉN.

Después de la represión por parte del gobierno del levantamiento campesino de 1932, la pobreza se abatió sobe los hogares humildes del occidente del país. Los habitantes de la zona, normalmente de origen indígena, vivían pobremente, esforzándose por ganar el pan de cada día.

Efraín, niño excepcional

En Izalco, una de las zonas más castigadas, vivía una familia muy humilde, formada por Julia y sus cuatro hijos, Efraín de 12 años, Josefita de 10, Angélica de 8 y Patrocinio de 8 años, el padre de los niños, había muerto para los acontecimientos de enero y febrero de 1932.

Efraín era un niño excepcional: Humilde, sincero, honesto, trabajador y muy religioso. Por las tardes, desde que hizo su primera comunión, se le veía pasar algunos ratos en oración en la antigua Iglesia Parroquial de La Asunción.

Temprano, todas las mañanas marchaba con su tío, Juan Nepomuceno, hacia las costas del departamento de Sonsonate, a las playas cercanas al puerto de Acajutla, a pescar, extraer ostras y otros productos del mar, para luego venderlos en Sonsonate o en Izalco.

Una mañana, Efraín y su tío, se dirigieron a la pequeña playa de La Flor, cerca del puerto de Acajutla. La diminuta bahía de La Flor, parece un rinconcito donde hacen su nido las olas del mar, se encuentra rodeada de altas rocas, en las que se incrustan numerosas formaciones de concha nácar y madrépora, que aumentan la belleza del paisaje.

Todo anunciaba que aquel sería un día ordinario, como uno de tantos. Procuraría trabajar intensamente mientras el sol no fuera muy fuerte, para luego irse a la ciudad a vender el pescado, las ostras, las conchas, etc. Y llevaría a su madre el producto de la venta para que comprara lo necesario para la comida de todos.

Efraín llevaba en su cebadera algunos instrumentos que le permitían arrancar de la roca las ostras que después ofrecería a los clientes en la ciudad. Mientras Juan Nepomuceno lanzaba la atarraya en las aguas del mar, Efraín se dedicaba a subir y bajar por las rocas buscando arrancando aquí y allá una ostra. De pronto, a la luz del día que se iniciaba, vio adherido a las rocas, un pequeño objeto que brillaba cuando le daban los nacientes rayos del sol. El hecho llamó la atención del muchacho, que se fue acercando lentamente para investigar de qué cosa se trataba.

Al llegar al lugar en donde se encontraba el objeto que había llamado su atención, Efraín no podía comprender lo que estaba contemplando. Se trataba de una pequeñísima y delicada imagen del Niño Dios que se encontraba adherida a una concha de nácar que a su vez estaba incrustada en una roca.

El niño era una filigrana delicadísima, digna de Benvenuto Cellini, elaborada a base de nácar y madrépora. El rostro del Niño de Belén, es realmente admirable y de una belleza sorprendente. Sus cabellos rizados, hechos de madrépora, entre los que se insinúa la coronita del Rey de los Judíos nacido en Belén. El rostro de nácar con unos ojitos oscuros graciosísimos, una diminuta boquita rosa (diminuto rubí), una nariz respingona y las mejillas ligeramente sonrosadas.

¿Se trata de artificio humano? ¿De un prodigio Celestial elaborado por las manos de los mismos ángeles?

El pequeño Niño de Belén tiene las manitas sobre el pecho, pero en el brazo derecho, cosa extraordinaria, tiene estrechada una ovejita que nos recuerda que es el Buen Pastor, el que da la vida por las ovejas. Se trata de una imagen tan hermosa, que es muy difícil, casi imposible, pensar que sea obra de mano humana.

Del pecho hacia abajo se encuentra cubierto con trocitos de conchas, que simulan una cobija con la que la Santísima Virgen lo habría envuelto al nacer, como lo narra el evangelio de San Mateo.

En su totalidad, la venerada y milagrosa imagen, no pasa de unos cinco centímetros de largo, por unos tres de ancho. Actualmente se encuentra recostada sobre las valvas de una concha abierta, como lo estaría aquel lejano y bendito día en que fue encontrada en la playa de La Flor.

Loco de alegría Efraín, tomó su martillito, su cincel y el cuchillito y con el mayor cuidado fue arrancando de la roca la primorosa imagen y una vez que lo logró, lo envolvió en su pañuelo y lo guardó en la cebadera.

Por el momento no dijo nada de su hallazgo a su tío Juan Nepomuceno, quería que la primera que viera  a su Niño Dios fuera su mamá Julia.

Aquella humilde familia de Izalco,  consideró una bendición de Dios el hallazgo de la imagen del Niño Dios, pero no comprendieron totalmente el significado religioso y devocional de la misma. Hacerlo ver a las comunidades Cristianas, estaba reservado a las Carmelitas de San José, tal era el designio del Señor.

Madre Clara María, muchos años antes, habló de la llegada del Niño del Mar en su acróstico sobre María:

  • Mar que nos dio esta perla
  • Anacarada concha
  • Ruborosa, entreabierta
  • Imitas a las ondas
  • Al querellarte a solas.

Payín, como lo llamaban sus hermanas al pequeño Efraín, murió al poco tiempo, dejando a su familia al Niño de Belén. Cada navidad, la madre, doña Julia, sacaba de una pequeña cajita de cedro, en la que guardaba celosamente, la imagen y la colocaba en el Nacimiento, entre la Virgen María y San José. La pequeña imagen del niño de Belén, era para la señora Julia y sus hijas, el recuerdo del hijo que había muerto de una enfermedad desconocida a los quince años de edad. Dios se lo llevó consigo a Efraín para que su alma pura e inocente, no se contaminara con la maldad de este mundo.

Algunos años después, un día 10 de diciembre de 1948, llegaron a la ciudad de Izalco, un grupo de hermanas y novicias Carmelitas de San José, entre las que se encontraba la Reverenda Madre Paula del Divino Salvador, Madre Fidelina del Crucificado Romualdo, también estaban algunas religiosas jóvenes como las Hermanas Julia Vides, Angélica Cano, Herminia de Jesús, una hermana llamada Mariana y la Madre María Luisa Tobar, que es quien aporta estos datos.

La razón del viaje era realizar apostolado en Izalco unos días, que era el lugar de origen de la Madre Fidelina del Crucificado. La primera etapa de la misión, suponía visitar todos los hogares del barrio de Dolores. La navidad estaba muy cerca y en la mayoría de las humildes viviendas habían colocado los nacimientos, al estilo en que suele hacerse en nuestro país.

La noche de navidad, salieron las hermanas a visitar todavía algunos hogares. Entre ellos estaba el de la Señora Julia; las hermanas entraron a la casa, saludaron y se dirigieron al pequeño pesebre para hacer un poco de oración por aquella familia en la que ya había nacido el Niño Jesús.

Al mirar al Dulce Niño de Belén que habían colocado en el pesebre, Madre Paula llamó la atención de las hermanas sobre Él diciendo: ¡miren hermanas qué cosa tan linda!

Todas las hermanas fijaron su mirada en la rara belleza de aquel Niño Dios, hecho todo de conchas marinas. Quedaron fascinadas por el Dulce Niño Jesús.

Madre Paulita pidió a la señora Julia que le permitiera ver de cerca aquel primor de Niño. La señora con gran cuidado lo tomó del pesebre y lo puso en la mano de la religiosa Carmelita. Era tan pequeño que cabía perfectamente en el hueco de la mano de la superiora general de las Carmelitas de San José. Al tenerlo en la mano Madre Paula del Divino Salvador, recordó un sueño que había tenido una noche antes y que explicaba este encuentro de las Carmelitas con el Niño de Belén.

“Unos días antes de partir, Madre Paulita soñó que un niño muy pequeño, extendía hacia Ella sus bracitos y le decía en su lengua infantil: Llévame contigo y dame a conocer. La Madre no comprendió entonces el significado de aquel sueño, lo entendió esa Nochebuena, teniendo al Niño Jesús entre sus manos”.

Madre María Luisa Tobar, testigo presencial de aquellos acontecimientos, los narra de la siguiente manera

“…Entonces Madre Paula le pidió a la señora Julia que se lo prestara para traerlo a Belén, para que lo vieran todas las hermanas, a lo que ésta respondió que no, que hasta el Padre Castillo, párroco del lugar le daba $300 colones para que se lo vendiera, eso es bastante dinero, sobre todo para mí que soy pobre, pero no, yo no se lo vendo, porque es un recuerdo de mi hijo; él lo encontró cuando tenía 13 años y murió cuando tenía 15.

Pero al final, la humilde señora aceptó y lo prestó. Regresamos al convento de Belén y la Reverenda Madre Paulita entró primero, trayendo en una cajita de medicinas al pequeño Niño de Belén, al que contemplaba su ternura y admiraba su belleza; estaba embelesada con la pequeña imagen que traía en sus manos.

En cuanto la gente de los alrededores, se enteró de que las Hermanas habían traído a Belén un Niño Dios que se había encontrado en una concha en las rocas de la playa de La Flor, se acercaron en gran número para maravillarse de aquel prodigio. Y allí mismo el Niño de Belén comenzó a conceder sus favores a los fieles, curando a algunos que padecían enfermedades crónicas.”

Las Madres Carmelitas, sin embargo, no quisieron exponer al Niño a la veneración de los fieles, hasta que fuera aprobado por el señor Arzobispo de San Salvador, Monseñor Luis Chávez y González.

Al día siguiente de regresar de Izalco, Madre Paula del Divino Salvador, acompañada de madre Margarita de Jesús Ayala, se presentó en el Palacio Episcopal, llevando consigo al Niño de Belén, para informar de lo sucedido al Señor Arzobispo y pedir su licencia para exponerlo por un tiempo a la veneración de los fieles en la Iglesia de Belén.

El prudente arzobispo de San Salvador, de santa memoria, pidió que le dejaran la imagen para examinarla detenidamente y decidir si se podía presentar para que los fieles le rindieran culto de veneración.

Pasados unos días,  Monseñor Chávez y González se apersonó en el Convento de Belén,  para devolver la imagen del Dulce Niño, que había sido examinada detenidamente en sus contenidos iconográficos, sin hallar nada que fuera contrario a la fe católica.

“Yo estaba en la portería, recuerda Madre María Luisa Tobar y Monseñor me pidió que llamara a Sor Paula; yo toqué la campana, y mientras llegaba, Monseñor que tenía al Niño entre sus manos le decía: Mirá Chiquitín, esta casa se les está cayendo a las monjas y no tienen para levantarla, tenés que hacer algo”.

En ese momento se presentó Madre Paula del Divino Salvador, que era la Superiora General y Monseñor Luis Chávez y González le entregó la venerada imagen, autorizando para que se le rindiera culto en la Iglesia de Belén, que también se encontraba en muy mal estado. Fue el Arzobispo el que bautizó al Niño con el título de Niño Jesús de Belén, Salvador del Mundo, y autorizó la jaculatoria con que se le invoca desde entonces:

“Dulce Niño de Belén, Salvador del Mundo, ¡Sálvanos!, ¡Sálvanos!”

La Señora Julia, no sin algunas reticencias, donó a las Hermanas Carmelitas de San José, la imagen del Dulce Niño de Belén, comprendiendo, desde la fe, que en la Iglesia de Belén estaría expuesto a la veneración de los fieles y que desde su trono de amor, distribuiría sus dones y sus beneficios a manos llenas. Las religiosas, por su parte, se comprometieron a educar a los tres hijos de la viuda pobre, Josefita, Angélica y Patrocinio.

Una vez que fue puesto el Niño de Belén a la veneración de los fieles, su fama de milagroso se fue extendiendo por todo el país y hasta por los países vecinos, de donde cada día venían numerosas peregrinaciones a rezar y pedir favores al Dulce Niño de Belén. De aquella visita, todos regresaban consolados a sus hogares.

Al año de albergar la Iglesia de Belén la imagen del Niño Jesús,  se presentó el ilustre filántropo Don Walter Thilo Deininger, para ofrecer a las hermanas, construir a sus expensas la nueva Iglesia de Belén y más tarde, la casa religiosa de las hermanas Carmelitas de San José. La oración del Santo Arzobispo, había sido escuchada por el Niño de Belén.

Las devociones populares tienen sus altibajos; lo mismo ha ocurrido con el Dulce Niño de Belén, parece que hubo un tiempo, esos difíciles años posconciliares, en que la devoción hizo crisis, pero conforme las aguas han tornado a su cauce, y se han profundizado los fundamentos bíblicos y teológicos de la devoción a los misterios de la infancia del Señor, la devoción al Niño Jesús, ha ido aumentando de manera extraordinaria en el pueblo de Dios. Actualmente son cientos de personas las que mensualmente visitan la Iglesia de Belén para pedir sus favores y presentar sus acciones de gracias al milagroso Niño Jesús de Belén, Salvador del Mundo.

Su fiesta se celebra el 2 de enero, dentro del tiempo litúrgico de Navidad y en su templo se congregan miles de personas que ya sea individualmente, como familias o en peregrinación, quieren celebrar el amor del Padre, manifestado en Cristo Jesús.

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Fuente: Extracto del libro «Pequeña historia del Dulce Niño Jesús de Belén», de Roberto Bolaños Aguilar


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“Sálvame, Señora”, oración a la Virgen del Carmen https://www.reinadelcielo.org/salvame-senora-oracion-a-la-virgen-del-carmen/ Thu, 06 Jul 2017 16:33:27 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=9789

SÁLVAME, SEÑORA

Lo mismo que los marineros,
que luchan en el mar,
las olas de la vida me golpean,
y ya no sé ni hacia dónde caminar.

Poco a poco a mi alrededor,
todo parece que se va a derrumbar,
y es como si ya nada me pudiera ofrecer seguridad, solo cuando estoy
a tu lado, encuentro verdadera paz.

Cada mañana te despiertas con noticias de paro,
y no sabes hasta cuando, podrás seguir con tu trabajo, puede que
ahora echemos de menos, lo que antes hemos despilfarrado.

Porque todos pensábamos
que lo que teníamos hasta estos momentos,
tenía pinta de ser eterno,
pero sólo Tú Señor lo eres, y lo demás, solo un reflejo.

Estrella de la mañana,
hermosa Flor del Carmelo,
llena con tu fragancia,
las preocupaciones de nuestro suelo,
porque sólo si tu nos acompañas,
podremos salir de este agujero,
en el que el afán de poder y dinero,
nos está dejando casi con lo puesto.

Madre del Carmelo,
ampara a todos las familias,•
sé Tú nuestro lucero, Ilumínanos el sendero,

que nos lleve a la solución,

de todos nuestros desvelos.

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Por Carmen Navarrete

SÚPLICA PARA TIEMPOS DIFÍCILES

Ntra. Sra. del Carmen“Tengo mil dificultades: ayúdame.
De los enemigos del alma: salvame.
En mis desaciertos: ilumíname.
En mis dudas y penas: confórtame.
En mis enfermedades: fortaléceme.
Cuando me desprecien: anímame.
En las tentaciones: defiéndeme.
En horas difíciles: consuélame.
Con tu corazón maternal: ámame.
Con tu inmenso poder: protégeme.
Y en tus brazos al expirar: recíbeme.
Virgen del Carmen, ruega por nosotros.
Amén.”


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