

Sólo la providencial visita a su pequeña celda de un sacerdote católico logró que se reabriera el caso y se demostrara su inocencia. (ver artículo)
Cuando Jesús oró en el Getsemani, pudo ver y conocer todos los pecados del hombre, de todos los hombres, de todos los tiempos, pasados, presentes y futuros.
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