José – Reina del Cielo https://www.reinadelcielo.org Fri, 02 Feb 2024 07:07:59 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.3.9 Presentación de Jesús en el Templo https://www.reinadelcielo.org/presentacion-de-jesus-en-el-templo/ Fri, 02 Feb 2024 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=5949 El Evangelio de Lucas (Lucas 2, 22-35) nos recuerda cómo José y María, siguiendo la tradición y lo prescrito en la ley de Moisés, presentan al Niño Jesús en el Templo de Jerusalén. Simeón, un hombre piadoso del templo, los recibió y reconoció en Jesús al Mesías anunciado, a quien esperaba. Aquél hombre, inspirado por el Espíritu Santo, hace la siguiente oración:

Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz; porque han visto mis ojos tu salvación, la que has preparado a la vista de todos los pueblos, luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel […] Este niño será motivo de caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción, y una espada te atravesará el alma a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.

Así, igual que Simeón, también nosotros podemos reconocer a Dios que se hace presente en nuestras vidas. Te invitamos a hacer la siguiente oración y meditación que te ayudará a reflexionar sobre estos momentos de la vida de Jesús.

Oración introductoria

ángeles de Dios la Virgen y el Niño (ft img)

Señor, quiero tomar conciencia
de tu presencia y cercanía junto a mí.

Señor, cambia mi corazón frío de piedra
por un corazón caliente de carne,
que sepa descubrirte y ver tu Amor
en mis hermanos, en la eucaristía,
en un nuevo amanecer,
en la brisa suave…

que en todo lo que me rodea,
me asombre de tu Amor.

Amen

Petición

Niño Jesús, ayúdame a encontrarte en los demás, en la Eucaristía. Y concédeme ser consciente de tu presencia en mi corazón.

Meditación del Papa Francisco

El Pueblo de Dios es invitado en cada época histórica a contemplar esta luz. Luz que quiere iluminar a las naciones. Así, lleno de júbilo, lo expresaba el anciano Simeón. Luz que quiere llegar a cada rincón de esta ciudad, a nuestros conciudadanos, a cada espacio de nuestra vida.

“El pueblo que caminaba en tinieblas ha visto una gran luz”. Una de las particularidades del pueblo creyente pasa por su capacidad de ver, de contemplar en medio de sus “oscuridades” la luz que Cristo viene a traer. Ese pueblo creyente que sabe mirar, que saber discernir, que sabe contemplar la presencia viva de Dios en medio de su vida, en medio de su ciudad. Con el profeta hoy podemos decir: el pueblo que camina, respira, vive entre el “smog”, ha visto una gran luz, ha experimentado un aire de vida. […]

¿Cómo es esta luz que transita nuestras calles? ¿Cómo encontrar a Dios que vive con nosotros en medio del “smog” de nuestras ciudades? ¿Cómo encontrarnos con Jesús vivo y actuante en el hoy de nuestras ciudades pluriculturales? (Homilía de S.S. Francisco, 26 de septiembre de 2015).

Reflexión

Muchas veces, con la agitación del día, no percibo la presencia de Cristo, olvido que Él está siempre a mi lado. Vivo la vida pensando en mis problemas, dificultades, responsabilidades… es decir, en mi egoísmo; no me doy cuenta de que Él quiso permanecer en la eucaristía por amor a mí, y que tengo el mayor tesoro: ¡la vida de gracia y su permanencia fiel en mi corazón!

Cristo escogió la forma más sencilla y necesaria para hacerse sacramentalmente presente. Un simple pedazo de pan que es su cuerpo, comida y bebida para mi peregrinar rumbo al cielo.

Propósito

Hoy haré una visita a Cristo Eucaristía o una comunión espiritual durante algunos instantes de silencio.

Diálogo con Cristo

Señor, Simeón y Ana esperaron toda la vida para verte y yo te tengo presente en la Eucaristía y en mi corazón por la vida de gracia. Ayúdame a valorar la eucaristía, mi amistad contigo, y a estar decidido a morir antes que ofenderte.

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Fuente: Catholic.net


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Sagrada Familia, reflejo Trinitario https://www.reinadelcielo.org/sagrada-familia-reflejo-trinitario/ Fri, 22 Dec 2023 09:13:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=373 Fecha especial el Adviento, época que nos invita a abrir nuestro corazón a la alegría sin límites, a la felicidad plena de saber que Dios quiso hacerse como nosotros, para que podamos entender mejor Su amor, y llegar así a El. Hoy escuché una canción Navideña que me invitó una vez más a contemplar a la Sagrada Familia allí, en la Gruta de Belén. Así, año tras año, nuestro corazón se esfuerza por transportarse al lugar, a la lejana Belén en medio del censo, de caravanas que van y vienen. Con gran esfuerzo, sentimos que nos acercamos y logramos ver, a través de la abertura rocosa, aquella escena tantas veces anhelada por nuestra alma.

Amanecer

Y allí, en medio del frío y el calor de la Gruta, dos pequeñas personas contemplan a un Niño envuelto en las humildes ropas que Sus padres encontraron a mano. Tres almas reunidas en un punto minúsculo e ignorado dan vuelo a la mayor manifestación del Amor de Dios por el hombre. Misterio insondable que fue pensado por Dios antes del origen de los tiempos, y que al anunciarlo a Sus Ángeles produjo en ellos tremenda conmoción. Misterio eterno, que volaba sobre las aguas de la Creación mientras Dios abría el tiempo, nuestro tiempo.

Y así, después de que éste momento fuera esperado por todos los habitantes del Cielo por siglos, se abrió una pequeña luz en un rincón lejano de las montañas de Judá, en la antigua ciudad de David, Belén. Nosotros, lejano eco de aquellas épicas jornadas, apenas si podemos comprender que esas tres personitas que contemplamos en aquella fría gruta representan el acto más maravilloso de esta historia de Amor que es la historia del hombre, la historia de Dios y Su Criatura.

¡Allí está el Niño, contemplemos al Niño! Siglos de espera, de sueños de Realeza encarnada en Naturaleza Humana, estaban allí envueltos en gruesos paños de lino. Tres personas, tres simples personas estaban unidas en una representación que hacía que la tierra toda se vuelva cielo, por una fracción de eternidad. Jesús Niño, nacido hace instantes, sonríe a esos dos rostros que no salen del asombro, de la felicidad más suprema. Es que nada puede compararse a esa explosión de amor que conmueve los astros, las plantas, las piedras, las aguas de los mares, los corazones de quienes creen.

En un paralelo que transporta el gozo del Cielo a la tierra, esas tres almas representan en sus naturalezas humanas, a Dios mismo. José, humilde hombre de trabajo, representa con sublime dignidad al Padre que con Su Pensamiento ha concebido está maravillosa historia de Amor. María, pura e Inmaculada, esposa del Espíritu Santo, llena de El, Vaso de Amor Perfecto. A través de Ella el Espíritu de Dios nos muestra el Amor en su estado más Puro. Y Jesús, en Su Naturaleza Humana pequeña y naciente, nos trae al Verbo de Dios, la Palabra Eterna que nunca perecerá, que seguirá resonando con Su eco en los corazones de los hombres más allá del fin de los tiempos.

Natividad en Belén

Tres personitas, tres almas que unidas en una oración sobrenatural elevan los ojos al Cielo y se unen al Padre, con el Hijo, en el Espíritu Santo. Dios mismo está allí, unido Trinitariamente a esa Famila, Sagrada Familia. Son tres, y no es por coincidencia, sino que es un eslabón más de la larga cadena que compone el Plan de Dios, que se va desenrollando segundo a segundo, milenio a milenio.

Dios quiso ese día no sólo mostrarse hecho Hombre en Jesús, sino también estar representado como Padre, a través de la figura de San José. Y quiso también, pleno de ternura y para encandilarnos de amor, que veamos al Espíritu Santo invadiendo a la Madre de aquel Niño, hermosa embajadora del Amor de Dios que recorrerá sin detenerse Navidad tras Navidad hasta asegurarse de haber hecho lo imposible por enamorar hasta al último de sus hijos.

En esta Navidad que se acerca, contemplemos a la Familia de Jesús en la Gruta de las montañas de Judá. Veamos en estos tres enamorados hijos de Dios una manifestación de Dios mismo, un reflejo Trinitario que nos encandila y atrae. Los tres se miran, sonríen, se hablan de corazón a corazón. Unidos por lazos invisibles que reemplazan palabras por sentimientos, pequeños gestos son su lengua.Dios quiso estar allí, bajó en Su mayor Plenitud, y no dejó detalle librado al azar. Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo se posaron sobre esa Familia y la transformaron en nosotros, en nuestro legado. Así hoy, como dos mil años atrás, que nuestras familias sean un reflejo Trinitario, un trocito de Dios en la tierra.


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