Jesús – Reina del Cielo https://www.reinadelcielo.org Mon, 28 Oct 2024 12:56:00 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.3.9 Santos Judas Tadeo y Simón https://www.reinadelcielo.org/santos-judas-tadeo-y-simon/ Fri, 25 Oct 2024 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=10491

Oración a San Judas Tadeo, abogado de los casos desesperados

Apóstol gloriosísimo de Nuestro Señor Jesucristo,
aclamado por los fieles
con el dulce título de ABOGADO DE LOS CASOS DESESPERADOS,
hazme sentir tu poderosa intercesión
aliviando la gravísima necesidad en que me encuentro.
Por el estrecho parentesco
que te hace primo hermano de Nuestro Señor Jesucristo,
por la privaciones y fatigas que por El sufriste,
por el heroico martirio que aceptaste gustoso por su amor,
por la promesa que el divino Salvador hizo a Santa Brígida
de consolar a los fieles que acudiesen a tu poderosa intercesión,
obtenme del Dios de las misericordias
y de su Madre Santísima
la gracia que con ilimitada confianza te pido a Ti,
Padre mío bondadosímo,
seguro que me la obtendrás
siempre que convenga a la gloria de Dios
y bien de mi alma. Así sea.

Glorioso Apóstol San Judas Tadeo, ruega por nosotros. (Repetir 3 veces)

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Simón el Cananeo y Judas Tadeo

Los consideramos juntos, no sólo porque en las listas de los doce siempre están juntos (Cf. Mateo 10,4; Marcos 3,18; Lucas 6,15; Hechos 1,13), sino también porque las noticias que les afectan no son muchas, con la excepción de que el canon del Nuevo Testamento conserva una carta atribuida a Judas Tadeo.

San Judas Tadeo y Simón

Simón recibe un epíteto que cambia en las cuatro listas: mientras Mateo y Marcos le llaman «cananeo», Lucas le define «Zelotes». En realidad, los dos calificativos son equivalentes, pues significan lo mismo: en hebreo, el verbo «qanà’» significa «ser celoso, apasionado» y se puede aplicar tanto a Dios, en cuanto que es celoso del pueblo al que ha elegido (Cf. Éxodo 20, 5), como a los hombres, que arden de celo en el servicio al Dios único con plena entrega, como Elías (Cf. 1 Reyes 19,10).

Por tanto, es muy posible que este Simón, si no pertenecía propiamente al movimiento nacionalista de los zelotes, quizá se caracterizaba al menos por un celo ardiente por la identidad judía, es decir, por Dios, por su pueblo y por su Ley divina. Si esto es así, Simón es todo lo opuesto de Mateo, que por el contrario, como publicano, procedía de una actividad considerada totalmente impura. Es un signo evidente de que Jesús llama a sus discípulos y colaboradores de los más diversos estratos sociales, sin exclusión alguna. ¡A Él le interesan las personas, no las categorías sociales o las etiquetas! Y lo mejor es que en el grupo de sus seguidores, todos, a pesar de que son diferentes, convivían juntos, superando las imaginables dificultades: de hecho, Jesús mismo es el motivo de cohesión, en el que todos se encuentran unidos. Es una lección para nosotros, que con frecuencia tendemos a subrayar las diferencias y quizá las contraposiciones, olvidando que Jesucristo nos da la fuerza para superar nuestros conflictos. Hay que recordar que el grupo de los doce es la prefiguración de la Iglesia, en la tienen que encontrar espacio todos los carismas, pueblos, razas, todas las cualidades, que encuentran su unidad en la comunión con Jesús.

Por lo que se refiere a Judas Tadeo, recibe este nombre de la tradición, uniendo dos nombres diferentes: mientras Mateo y Marcos le llaman simplemente «Tadeo» (Mateo 10,3; Marcos 3,18), Lucas lo llama «Judas de Santiago» (Lucas 6,16; Hechos 1,13). El apodo Tadeo tiene una derivación incierta y se explica como proveniente del arameo «taddà’», que quiere decir «pecho», es decir, significaría que es «magnánimo», o como una abreviación de un nombre griego como «Teodoro, Teodoto». De él se sabe poco. Sólo Juan presenta una petición que planteó a Jesús durante la Última Cena. Tadeo le dice al Señor: « Señor, ¿qué pasa para que te vayas a manifestar a nosotros y no al mundo?». Es una pregunta de gran actualidad, que también nosotros le preguntamos al Señor: ¿por qué no se ha manifestado el Resucitado en toda su gloria a los adversarios para mostrar que el vencedor es Dios? ¿Por qué sólo se ha manifestado a sus discípulos? La respuesta de Jesús es misteriosa y profunda. El Señor dice: «Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él» (Juan 14, 22-23). Esto quiere decir que el Resucitado tiene que ser visto y percibido con el corazón, de manera que Dios pueda hacer su morada en nosotros. El Señor no se presenta como una cosa. Él quiere entrar en nuestra vida y por ello su manifestación implica y presupone un corazón abierto. Sólo así vemos al Resucitado.

A Judas Tadeo se le ha atribuido la paternidad de una de las cartas del Nuevo Testamento que son llamadas «católicas», pues no están dirigidas a una determinada Iglesia local, sino a un círculo mucho más amplio de destinatarios. Se dirige «a los que han sido llamados, amados de Dios Padre y guardados para Jesucristo» (versículo 1). La preocupación central de este escrito consiste en alertar a los cristianos ante todos los que toman como excusa la gracia de Dios para disculpar sus costumbres depravadas y para desviar a los demás hermanos con enseñanzas inaceptables, introduciendo divisiones dentro de la Iglesia «alucinados en sus delirios» (versículo 8), así define Judas a sus doctrinas e ideas particulares. Los compara incluso con los ángeles caídos, y con términos fuertes dice que «se han ido por el camino de Caín» (versículo 11). Además les tacha sin reticencias de «nubes sin agua zarandeadas por el viento, árboles de otoño sin frutos, dos veces muertos, arrancados de raíz; son olas salvajes del mar, que echan la espuma de su propia vergüenza, estrellas errantes a quienes está reservada la oscuridad de las tinieblas para siempre» (versículos 12-13).

Hoy quizá no estamos acostumbrados a utilizar un lenguaje tan polémico, que sin embargo nos dice algo importante. En medio de todas las tentaciones, de todas las corrientes de la vida moderna, tenemos que conservar la identidad de nuestra fe. Ciertamente, el camino de la indulgencia y del diálogo, que emprendió con acierto el Concilio Vaticano II, tiene que continuarse con firme constancia. Pero este camino del diálogo, tan necesario, no tiene que hacer olvidar el deber de recodar y subrayar siempre las líneas fundamentales irrenunciables de nuestra identidad cristiana.

Por otra parte, es necesario tener muy presente que nuestra identidad exige fuerza, claridad y valentía, ante las contradicciones del mundo en que vivismo. Por ello, el texto de la carta sigue diciendo así: «Pero vosotros, queridos, edificándoos sobre vuestra santísima fe y orando en el Espíritu Santo, manteneos en la caridad de Dios, aguardando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna. A unos, a los que vacilan, tratad de convencerlos…» (versículos 20-22). La carta se concluye con estas bellísimas palabras: «Al que es capaz de guardaros inmunes de caída y de presentaros sin tacha ante su gloria con alegría, al Dios único, nuestro Salvador, por medio de Jesucristo, nuestro Señor, gloria, majestad, fuerza y poder antes de todo tiempo, ahora y por todos los siglos. Amén» (versículos 24-25).

Se ve con claridad que el autor de estas líneas vive en plenitud la propia fe, a la que pertenecen realidades grandes, como la integridad moral y la alegría, la confianza y por último la alabanza, quedando todo motivado por la bondad de nuestro único Dios y por la misericordia de nuestro Señor Jesucristo. Por este motivo, tanto Simón el Cananeo, como Judas Tadeo nos ayudan a redescubrir siempre de nuevo y a vivir incansablemente la belleza de la fe cristiana, sabiendo dar testimonio fuerte y al mismo tiempo sereno.

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Fuente: Corazones.org


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Nuestra responsabilidad https://www.reinadelcielo.org/nuestra-responsabilidad/ Fri, 11 Oct 2024 11:14:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=528 Demasiadas veces nos ocurre lo mismo. En medio de conversaciones sobre las cosas de Dios surge el disgusto y rechazo hacia los católicos, en base a experiencias negativas con laicos o consagrados. Obviamente que de modo inmediato intentamos por todos los medios separar a la Iglesia, como un todo, de cualquier error que alguien en particular hubiera cometido, y argumentamos y contra argumentamos frente a la negativa a abrirse a la verdad.

La verdad es que es demasiado doloroso el mirar la historia y advertir que las grandes tribulaciones de la Iglesia han venido desde fuera, pero sin dudas facilitadas por nuestras propias falencias, errores y miserias. Ha sido siempre el mismo el costado que nos ha herido, el de la propia humanidad de los que configuramos el Cuerpo Místico de Cristo. ¿Y qué hace el Señor ante estos dolores?

Pues, sin dudas, llora.

Llora cuando los que debiéramos ser ejemplo de amor y unión, dividimos y alejamos. Llora cuando ve con dolor profundo como muchos que debieran ser consolados y recibidos con brazos amorosos, son espantados como si no fuéramos nosotros los mensajeros del amor. Llora cuando la paz que debiera brotar como un manantial es reemplazada por envidias, egoísmos y rencores.

Cruz de Iglesia

No hay manera de explicar el que en lugar de decir “miren como se aman”, se escuche de modo demasiado repetitivo ¿y son estos acaso dignos representantes de un Dios de Amor? Muchas personas se preguntan por qué Dios permite que estas cosas ocurran en Su propia Casa. Claro, ellos piensan que Dios interviene a cada instante en los actos de los que configuran su familia. No es así. El nos libera a nuestro propio albedrío, a nuestra propia voluntad, aunque eso signifique pasos de retroceso, en lugar de progreso.

No, Dios no impide nuestros errores, aunque de modo misterioso interviene en aquellas encrucijadas en que Su Voluntad se encuentra condicionada por un desvío demasiado importante. Son puntos en que El envía a quienes recobran el aliento de Su Pueblo, como lo hizo con San Francisco en la pequeña iglesia de la Porciúncula. “Reconstruye mi Iglesia”, le dijo Dios ese día al Santo de Asís. Y ese pedido significa que había algo para reconstruir, algo estaba dañado.

Si miramos el paso de la historia veremos como muchas veces estuvo nuestra Iglesia al borde de problemas demasiado serios, como cuando Santa Catalina de Siena fue inspirada a rescatar al Pontífice de una situación histórica demasiado compleja. Ella, guiada por el Señor, luchó e insistió hasta cambiar la voluntad del Papa de su tiempo. Hoy, una vez más, El nos dice “reconstruye la Iglesia”. Y nosotros, ¿reconstruimos o miramos en otra dirección? ¿Edificamos o derruimos?

Duele. Duele porque se ve con claridad como Dios se decepciona de la falta de más miembros fieles de Su familia. Somos Católicos, con orgullo. Somos pilares de nuestra Iglesia, con la frente bien alta y la felicidad de poder decirlo con alegría en la voz. ¿Lo hacemos, o nos avergüenza el defender nuestro legado de miembros de la Casa de Pedro?

Cuando nos hablen mal de los católicos, recordemos que nosotros somos la Iglesia, por lo tanto están hablando mal de nosotros. Nadie puede negar la extraordinaria obra espiritual y también solidaria que la Iglesia Católica realiza en todo el mundo. ¿Quién se atreve a criticar a quienes realizan esa obra? ¿Quién se atreve a criticar a tantas Teresas de Calcuta que pueblan Capillas, Parroquias y Catedrales?

Los que realizan malas obras dentro de nuestra Iglesia no la representan. Estarán con nosotros, pero no son de los nuestros. De tal modo no podemos permitir se confunda la obra de Dios con las miserias de unos pocos, o de unos muchos, lo mismo da. Es grande nuestra responsabilidad. Dios no espera de nosotros un silencio cómplice ante esas críticas, ni mucho menos una mirada de asentimiento. El espera una valiente defensa de Su Casa, que es nuestra Casa también.

Señor, perdona nuestras cobardías y nuestras miserias, y danos un corazón valiente, para que seamos ejemplo de bien, reflejo de Tu Bondad.


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El grito de Dios https://www.reinadelcielo.org/el-grito-de-dios/ Fri, 04 Oct 2024 19:52:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=857 Pensaba que hay momentos en la vida en que nos sentimos infinitamente orgullosos de alguien que amamos de corazón. Si somos padres, vemos el gesto de un hijo o una hija que por primera vez nos sorprende con un signo de adultez, de madurez, y no podemos dejar de emocionarnos hasta las lágrimas mientras nuestro corazón exclama en un grito ¡ese es mi hijo!

En la vida matrimonial, hay momentos en que nos quedamos en silencio observando un gesto de nobleza o de ternura que proviene de nuestra esposa o esposo, y nuestro corazón se inflama de orgullo y grita ¡gracias Dios por haberme dado un matrimonio tan bendecido!

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Y por supuesto, nos suele ocurrir que ya maduros en la capacidad de admirar la verdadera sabiduría, advertimos un gesto de nuestro padre o nuestra madre, y viéndonos reflejados en ellos como en un espejo, nos derretimos en el orgullo de provenir de esa rama del árbol de la vida. Nuestra alma grita en agradecimiento por haber sido bendecidos en ellos.

Son momentos de recogimiento interior en los que la luz de la vida nos permite admirar lo esencial, lo que realmente hace la diferencia, desprovistos de la confusión del día a día. Nos ubicamos en nuestro centro y vemos con claridad, por un instante, aquello de bueno que Dios ve en el hombre. Pensemos que el Señor sufre con nuestros errores y con nuestras dudas, pero también se siente feliz cuando contempla gestos de amor y bien en nosotros, Su creación.

Esta relación tan extraordinaria que nos une a nuestro Creador es difícil de entender con una fe humana, o con pura razón. Hay que apelar a una fe sobrenatural, que trascienda los límites de la razón, para comprender la verdadera medida en que Dios nos ama. Si comprendiéramos de cuanto Amor es capaz Dios, yo creo que moriríamos en el acto porque no seríamos capaces de afrontar la tristeza de haberlo decepcionado tantas pero tantas veces.

Pero El nos ama tanto, que nos invita a ir descubriendo Sus misterios paso a paso, como un Verdadero Medico de Almas que da la medicina del modo que mejor haga a Su paciente. Como pacientes de ese Médico, debemos no solo aceptar su tratamiento sino que más importante aún, tomar Su medicina. ¿Cuál es esa medicina se preguntarán ustedes? Pues es Su Palabra, Su Palabra que es la fuente de la Vida Eterna.

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Así, Dios nos conoce hasta en el más recóndito rinconcito de nuestra alma. Hablamos de un conocimiento personal, intimo, porque Él nos mira y analiza a cada instante, hasta en lo más profundo de nuestro ser. Y aunque creamos que no lo merecemos, Su Infinito Amor nos hace objetos de Su tiempo y Su dedicación, a cada instante, ahora mismo.

Siente al Señor en tu corazón, ahora. Siente Su Mirada sobre la tuya, pero desde tu interior, porque allí está El. Dile, con sinceridad: “En Tu presencia Señor, me pongo en Tu Presencia. Aquí y ahora, abandono todas mis preocupaciones y pensamientos, abandono el mundo, y me pongo a Tu entera disposición. Habla, Señor, que Tu siervo escucha”. Estos diálogos son parte de la mística católica que durante siglos busca en la contemplación, el encuentro de la criatura con su Creador.

Con esa misma Mirada Divina que nos prodiga, a cada uno de nosotros, El mira también a la máxima obra de Su Creación, la más excelsa joya de Su Corona, la que una vez fuera simplemente María y hoy es la Reina del Cielo y la Tierra. Amada por Dios en forma plena, Ella lo hizo feliz en Su vida en la tierra, y lo hace feliz en el Cielo hoy también. María, nuestra Madre Celestial, hará feliz a Dios por toda la eternidad, sin medida, sin tiempo.

Meditando en esta especialísima relación entre nuestro Dios Trino y tan maravillosa Mujer, no pude dejar de imaginarme la reacción de nuestro Señor ante los gestos y los actos de esta Jovencita de Palestina, lo que siente Dios cuando mira el interior del Inmaculado Corazón de María. ¡Qué orgulloso está El de la respuesta que Ella da a Sus pedidos!

Por eso, se escuchó en el Reino el Grito de Dios retumbar en todas sus habitaciones:

¡Esa es Mi Hija!, gritó Dios Padre.
¡Esa es Mi Esposa!, exclamó alborozado el Espíritu Santo.
¡Esa es Mi Madre!, Dijo en lágrimas Jesús, mientras corría a abrazarla y levantarla en brazos como hace un Hijo orgulloso de Su Mamá.

Y yo, pequeño mortal admirado de la trascendencia de semejante escena, no puedo más que cerrar los ojos y en silencio agradecer a Dios, en Su Santísima Trinidad, por haberme hecho a mí, también, hijo de tan extraordinaria Madre.


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Transfiguración de Jesús https://www.reinadelcielo.org/transfiguracion-de-jesus/ Tue, 06 Aug 2024 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=15569 ]]>

Narra el santo Evangelio (Lc. 9, Mc. 6, Mt. 10) que unas semanas antes de su Pasión y Muerte, subió Jesús a un monte a orar, llevando consigo a sus tres discípulos predilectos, Pedro, Santiago y Juan. Y mientras oraba, su cuerpo se transfiguró. Sus vestidos se volvieron más blancos que la nieve, y su rostro más resplandeciente que el sol. Y se aparecieron Moisés y Elías y hablaban con Él acerca de lo que le iba a suceder próximamente en Jerusalén.

Pedro, muy emocionado exclamó: -Señor, si te parece, hacemos aquí tres campamentos, uno para Ti, otro para Moisés y otro para Elías.

Pero en seguida los envolvió una nube y se oyó una voz del cielo que decía: “Este es mi Hijo muy amado, escuchadlo”.

El Señor llevó consigo a los tres apóstoles que más le demostraban su amor y su fidelidad. Pedro que era el que más trabajaba por Jesús; Juan, el que tenía el alma más pura y más sin pecado; Santiago, el más atrevido y arriesgado en declararse amigo del Señor, y que sería el primer apóstol en derramar su sangre por nuestra religión. Jesús no invitó a todos los apóstoles, por no llevar a Judas, que no se merecía esta visión. Los que viven en pecado no reciben muchos favores que Dios concede a los que le permanecen fieles.

Se celebra un momento muy especial de la vida de Jesús: cuando mostró su gloria a tres de sus apóstoles. Nos dejó un ejemplo sensible de la gloria que nos espera en el cielo.

Un poco de historia

Transfiguración 3

Jesús se transfiguró en el monte Tabor, que se se encuentra en la Baja Galilea, a 588 metros sobre el nivel del mar.

Este acontecimiento tuvo lugar, aproximadamente, un año antes de la Pasión de Cristo. Jesús invitó a su Transfiguración Pedro, Santiago y Juan. A ellos les dio este regalo, este don.

Ésta tuvo lugar mientras Jesús oraba, porque en la oración es cuando Dios se hace presente. Los apóstoles vieron a Jesús con un resplandor que casi no se puede describir con palabras: su rostro brillaba como el sol y sus vestidos eran resplandecientes como la luz.

Pedro quería hacer tres tiendas para quedarse ahí. No le hacía falta nada, pues estaba plenamente feliz, gozando un anticipo del cielo. Estaba en presencia de Dios, viéndolo como era y él hubiera querido quedarse ahí para siempre.

Los personajes que hablaban con Jesús eran Moisés y Elías. Moisés fue el que recibió la Ley de Dios en el Sinaí para el pueblo de Israel. Representa a la Ley. Elías, por su parte, es el padre de los profetas. Moisés y Elías son, por tanto, los representantes de la ley y de los profetas, respectivamente, que vienen a dar testimonio de Jesús, quien es el cumplimiento de todo lo que dicen la ley y los profetas.

Ellos hablaban de la muerte de Jesús, porque hablar de la muerte de Jesús es hablar de su amor, es hablar de la salvación de todos los hombres. Precisamente, Jesús transfigurado significa amor y salvación.

Seis días antes del día de la Transfiguración, Jesús les había hablado acerca de su Pasión, Muerte y Resurrección, pero ellos no habían entendido a qué se refería. Les había dicho, también, que algunos de los apóstoles verían la gloria de Dios antes de morir.

Pedro, Santiago y Juan experimentaron lo que es el Cielo. Después de ellos, Dios ha escogido a otros santos para que compartieran esta experiencia antes de morir: Santa Teresa de Ávila, San Juan de la Cruz, Santa Teresita del Niño Jesús y San Pablo, entre otros. Todos ellos gozaron de gracias especiales que Dios quiso darles y su testimonio nos sirve para proporcionarnos una pequeña idea de lo maravilloso que es el Cielo.

Santa Teresita explicaba que es sentirse “como un pajarillo que contempla la luz del Sol, sin que su luz lo lastime.”

¿Qué nos enseña este acontecimiento?

Nos enseña a seguir adelante aquí en la tierra aunque tengamos que sufrir, con la esperanza de que Él nos espera con su gloria en el Cielo y que vale la pena cualquier sufrimiento por alcanzarlo.
A entender que el sufrimiento, cuando se ofrece a Dios, se convierte en sacrificio y así, éste tiene el poder de salvar a las almas. Jesús sufrió y así se desprendió de su vida para salvarnos a todos los hombres.
A valorar la oración, ya que Jesús constantemente oraba con el Padre.
A entender que el Cielo es algo que hay que ganar con los detalles de la vida de todos los días.
A vivir el mandamiento que Él nos dejó: “Amaos los unos a los otros como Yo os he amado”.
Habrá un juicio final que se basará en el amor, es decir, en cuánto hayamos amado o dejado de amar a los demás.

Dios da su gracia a través de la oración y los sacramentos. Su gracia puede suplir todas nuestras debilidades.

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Fuente: Catholic.net


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Promesas a los que cantan el “Ave Maris Stella” https://www.reinadelcielo.org/promesas-a-los-que-cantan-el-ave-maris-stella/ Wed, 17 Jul 2024 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=8509 Durante un levantamiento en Roma, un gentío llegó a la casa donde se hospedaba Santa Brígida. En seguida, la cabeza del bando habló violentamente de quemar viva a la santa. En ese instante, Santa Brígida recurrió a Nuestro Señor, preguntándole si ella debía huir y refugiarse en un lugar más seguro. Jesucristo la aconsejó diciendo que se quedara en ese mismo sitio. Jesús le dijo:

“No importa la premeditada acción que preparan de conspirar contra tu vida. Mi poder quebrantará la malicia de tus enemigos. Si Mis enemigos me crucificaron, es que Yo lo he permitido.” Luego, Nuestra Santísima Madre añadió: “Reúnanse en grupo, y cantad el Himno, “AVE MARIS STELLA”; y yo os guardaré de todo peligro.” (Este título significa: “SALVE, ESTRELLA DEL MAR”)

Aquí, dos versiones, ambas son traducciones de latín realizada por distintas personas, ambas son válidas.

Himno Ave Maris Stella Nº 1

(Salve, Estrella del mar)
Salve, del mar estrella,
Salve, madre sagrada
De Dios y siempre virgen.
Puerta del cielo santa.

Tomando de Gabriel
El Ave, Virgen alma,
Mudando el nombre de Eva,
Paces divinas trata.

La vista restituye,
Las cadenas desata,
Todos los males quita,
Todos los bienes causa.

Muéstrate madre, y llegue
Por ti nuestra esperanza
A quien, por darnos vida,
Nació de tus entrañas.

Entre todas piadosa,
Virgen, en nuestras almas,
Libres de culpa, infunde
Virtud humilde y casta.

Vida nos presta pura,
Camino firme allana;
Que quien a Jesús llega,
Eterno gozo alcanza.

Al Padre, al Hijo, al Santo
Espíritu alabanza;
Una a los tres les demos,
Y siempre eternas gracias.

Ave María Purísima, sin pecado concebida.
Ave María Purísima, sin pecado concebida.
Ave María Purísima, sin pecado concebida.

Himno Ave Maris Stella Nº 2

(Salve, Estrella del mar)

Salve, Estrella de mar
Gran Portal del cielo,
Eres siempre Virgen
Madre del Señor.

Pronunciando el Ave
La boca de Gabriel,
Cambia de Eva el nombre,
Y nos fundó en la paz.

Desliga a los cautivos.
Alumbra a los ciegos.
Despide nuestros males.
Danos dicha plena.

Muéstrate ser Madre,
Y ofrece nuestras preces
Al Verbo Encarnado,
En tu Seno Virginal.

Virgen escogida,
Madre más benigna,
Presérvanos sin culpa,
Virtuosos y apacibles.

Pedimos vida pura.
El camino asegura.
Y ver a Jesucristo,
En gozo sempiterno.

Gloria a Dios Padre;
Gloria a Dios Hijo;
Y al Santo Espíritu,
Dios, Uno y Trino.
Amén.

Ave María Purísima, sin pecado concebida.
Ave María Purísima, sin pecado concebida.
Ave María Purísima, sin pecado concebida.

Extracto, segundo sermón de San Bernardo: “El ángel fue enviado”

Arcángel Gabriel

«Oh tú, quienquiera que seas, que sabes que estás expuesto a los peligros del tempestuoso mar de este mundo más que lo que gozas de la seguridad de la tierra firme, no alejes tus ojos del esplendor de esta Estrella, de María Estrella del Mar, a menos que desees ser devorado por la tempestad.

Si los vientos de las tentaciones surgen, si eres arrojado a las rocas de las tribulaciones, mira esta Estrella, llama a María.

Si eres arrojado aquí y allá en las oleadas del orgullo, de la ambición, de las calumnias, de la envidia, levanta la mirada hacia esta Estrella, llama a María.

Si tú, aterrorizado por la magnitud de tus crímenes, perplejo ante el impuro estado de tu conciencia, y sacudido por el temor de tu Juez, empiezas a ser engullido por el abismo de la tristeza o el hoyo de la desesperanza, piensa en María; en todos tus peligros, en todas tus dificultades, en todas tus dudas piensa en María, llama a María. No serás confundido si la sigues, no desesperarás si le rezas, no te equivocarás si piensas en ella».

«Alza tus pensamientos y juzga con qué afecto quiere Él que honremos a María que ha llenado su alma con la plenitud de su bondad, de modo que toda esperanza, toda gracia, toda protección del pecado que recibamos la reconozcamos como viniendo a través de sus manos». «Veneremos a María con todo nuestro corazón y todas nuestras oblaciones, pues esa es la voluntad de quien ha hecho que recibamos todo por medio de María». «Hijos míos, ella es la escalera para los pecadores, ella es Mí mayor confianza, ella es todo el fundamento de mi esperanza».

Santo Tomás en su ensayo sobre la Salutación Angélica dice:

Ella es bendita entre todas las mujeres porque ella sola ha quitado la maldición de Adán, ha traído bendiciones a la humanidad, y ha abierto las puertas del Paraíso. Por eso es llamada María, nombre que significa “Estrella del Mar”, pues así como marineros conducen sus naves a puerto mirando las estrellas, así los Cristianos son llevados a la gloria por la intercesión de María».

San Buenaventura escribe en su Pharetra:

«Oh Santísima Virgen, así como todo el que te odia y es olvidado por ti necesariamente perecerá, así todo el que te ama y es amado por ti necesariamente será salvado».

El mismo Santo en su Vida de San Francisco habla así de la confianza de éste en la Bienaventurada Virgen:

«Amó a la Madre de nuestro Señor Jesucristo con un amor inefable, por ella nuestro Señor Jesucristo llegó a ser nuestro hermano, y por ella obtuvimos misericordia. Junto a Cristo colocó toda su confianza en ella, la miró como abogada propia y de su Orden y en su honor ayunó devotamente desde la fiesta de San Pedro y San Pablo hasta la Asunción».

Con estos santos juntaremos el nombre del Papa Inocencio III, quien fue eminentemente distinguido por su devoción a la Virgen, y no sólo celebró sus grandezas en sus sermones, sino que construyó un monasterio en su honor, y lo que es más admirable, en una exhortación que dirigió a su grey para que confíen en ella, usó palabras cuya veracidad fue luego ejemplificada en su propia persona. Así habló en su segundo sermón sobre la Asunción:

«Que el hombre que está sentado en la oscuridad del pecado mire la luna, que invoque a María para que ella interceda ante su Hijo, y le obtenga la compunción de corazón. Pues ¿quién que la haya alguna vez llamado en su desgracia no ha sido escuchado?».

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Fuente: Oraciones y devociones católicas


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Natividad de San Juan Bautista https://www.reinadelcielo.org/natividad-de-san-juan-bautista/ Mon, 24 Jun 2024 07:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=7241 ]]>

La Iglesia celebra el nacimiento de Juan (24 de junio) como algo sagrado y él es el único de los santos cuyo nacimiento se festeja; celebramos el nacimiento de Juan y el de Cristo.

Ello no deja de tener su significado, y, si nuestras explicaciones no alcanzaran a estar a la altura de misterio tan elevado, no hemos de perdonar esfuerzo para profundizarlo, y sacar provecho de él.

Juan nace de una anciana estéril; Cristo, de una joven virgen. El futuro padre de Juan no cree el anuncio de su nacimiento y se queda mudo; la Virgen cree el del nacimiento de Cristo y lo concibe por la fe. Esto es, en resumen, lo que intentaremos penetrar y analizar; y, si el poco tiempo y las pocas facultades de que disponemos no nos permiten llegar hasta las profundidades de este misterio tan grande, mejor os adoctrinará aquel que habla en vuestro interior, aun en ausencia nuestra, aquel que es el objeto de vuestros piadosos pensamientos, aquel que habéis recibido en vuestro corazón y del cual habéis sido hechos templo.

Bautismo de Jesús 2

Juan viene a ser como la línea divisoria entre los dos Testamentos, el antiguo y el nuevo. Así lo atestigua el mismo Señor, cuando dice: La ley y los profetas llegaron hasta Juan. Por tanto, él es como la personificación de lo antiguo y el anuncio de lo nuevo. Porque personifica lo antiguo, nace de padres ancianos; porque personifica lo nuevo, es declarado profeta en el seno de su madre. Aún no ha nacido y, al venir la Virgen María, salta de gozo en las entrañas de su madre. Con ello queda ya señalada su misión, aun antes de nacer; queda demostrado de quién es precursor, antes de que él lo vea. Estas cosas pertenecen al orden de lo divino y sobrepasan la capacidad de la humana pequeñez. Finalmente, nace, se le impone el nombre, queda expedita la lengua de su padre. Estos acontecimientos hay que entenderlos con toda la fuerza de su significado.

Zacarías calla y pierde el habla hasta que nace Juan, el precursor del Señor, y abre su boca. Este silencio de Zacarías significaba que, antes de la predicación de Cristo, el sentido de las profecías estaba en cierto modo latente, oculto, encerrado. Con el advenimiento de aquel a quien se referían estas profecías, todo se hace claro. El hecho de que en el nacimiento de Juan se abre la boca de Zacarías tiene el mismo significado que el rasgarse el velo al morir Cristo en la cruz. Si Juan se hubiera anunciado a sí mismo, la boca de Zacarías habría continuado muda. Si se desata su lengua es porque ha nacido aquel que es la voz; en efecto, cuando Juan cumplía ya su misión de anunciar al Señor, le dijeron: ¿Tú quién eres? Y él respondió: Yo soy la voz que grita en el desierto. Juan era la voz; pero el Señor era la Palabra que en el principio ya existía. Juan era una voz pasajera, Cristo la palabra eterna desde el principio.

De los Sermones de San Agustín
Del oficio de lectura, 24 de junio, La Natividad de san Juan Bautista
La voz del que clama en el desierto

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San Juan Bautista nació seis meses antes de Jesucristo. En el primer capítulo de San Lucas se narra que Zacarías era un sacerdote judío casado con Santa Isabel y no tenían hijos porque ella era estéril. Estando ya de edad muy avanzada, el ángel Gabriel se le apareció a Zacarías de pie a la derecha del altar.

El mensajero divino le comunicó que su esposa iba a tener un hijo, que sería el precursor del Mesías, y a quien pondría por nombre Juan. Zacarías dudó de esta noticia y Gabriel le dijo que quedaría mudo hasta que todo se cumpla.

Meses después, cuando María recibió el anuncio de que sería madre del Salvador, la Virgen partió a ver a su prima Isabel y se quedó ayudándole hasta que nació San Juan.

Así como el nacimiento del Señor se celebra cada 25 de diciembre, cercano al solsticio de invierno (el día más corto del año), el nacimiento de San Juan es el 24 de junio, alrededor del solsticio de verano (el día más largo). Así, después de Jesús los días van a más y después de Juan, los días van a menos hasta que vuelve “a nacer el sol”.

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Oración

Oh Dios, que suscitaste a san Juan Bautista para que preparase a Cristo, el Señor, un pueblo bien dispuesto, concede a tu familia el don de la alegría espiritual y dirige la voluntad de tus hijos por el camino de la salvación y de la paz. Por nuestro Señor Jesucristo.
Amén.


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Junio, mes del Sagrado Corazón https://www.reinadelcielo.org/junio-mes-del-sagrado-corazon/ Wed, 12 Jun 2024 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=153 En el mes de Junio, dedicado al Sagrado Corazón de Jesús, le entregamos en ofrenda este ramo de Amor.

Nardo del 1ro de Junio:
¡Oh Sagrado Corazón, Luz en este mundo de oscuridad!

Meditación: Corazón Sagrado, enllagado y martirizado por nuestros pecados, sé nuestra Luz para vivir sólo en Ti, y así poder seguir nuestro camino para llegar un día a habitar junto al Padre Celestial.

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Que sepamos plasmar en nuestro pobre corazón, lo que nos enseñó el Hijo de Dios. Meditemos cuán poco sabemos de El.

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

Nardo del 2 de Junio:
¡Oh Sagrado Corazón, Llama ardiente!

Meditación: El Corazón de mi Jesús tanto amó, que en llama de fuego se presentó para purificar, para salvar, para amarÂ…¡Pero quién lo ha de mirar!. Si muchos lo llegamos hasta a despreciar, a no buscar, a ignorar, pues no queremos que nos venga a señalar las miserias y tibiezas que nuestro pobre corazón encierra. Seamos ardientes amantes de Cristo, consumidos por el Fuego de Su Amor, para poder así limpiar nuestro corazón y llegar a servir a nuestro Dulce Señor.

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Hagamos una buena confesión, ofreciéndosela al Sagrado Corazón de Jesús.

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

Nardo del 3 de Junio:
¡Oh Sagrado Corazón, refugio del Niño Dios!

Meditación: En una Doncella latía un Pequeño que renovaría la tierra vacía, ya que en ella sembraría semillas para llenarla de Vida. Aquel pequeño Corazón era el Sol que con Su calor nos enseñaría lo que es el Amor, con Su Luz a no perdernos en la oscuridad, con Su Omnipotencia a aumentar nuestra Fe, con Su silencio el valor de hacernos pequeños y con Su Presencia la Única Senda, pues El es el Rey.

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Comulguemos pidiéndole al Señor tener un corazón pequeño, y que sea El nuestro único sustento.

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

Nardo del 4 de Junio:
¡Oh Sagrado Corazón, cuan manso y humilde sos!

Bautismo de Jesús

Meditación: ¡Ay! de nosotros los hombres, todos queremos ser SEÑORES, si, con mayúsculas, Â…no queremos ser pequeños, debemos competir, ser los mejores, hinchar nuestro corazón de orgullo, llenarnos de vanidad. Ser mansoÂ… eso es de débiles, de aquellos que poco saben, que no poseen imagen. Pero a pesar de eso, sabes Señor, te lo digo al oído, con vergüenza: “Yo soy cristiano, he sido bautizadoÂ…”.

¡Oh! mi Dulce Señor, cuanto te he profanado si estoy lleno de estos pensamientos mundanos. Tú, el Corazón más humilde y el más sublime, el más manso, el Todopoderoso. Tú nuestro Dios hermoso, mi Dulce Esposo. Me olvidé de Tu Imagen, por ser yo la imagen de un dios pagano, de aquel que produce el escarnio de lo que Tú en mi pusiste de santo. ¡Perdóname Señor!.

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Ofrezcamos una jornada de silencio, comparando la vida de Jesús con la nuestra.

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

Nardo del 5 de Junio:
¡Oh Sagrado Corazón, qué tierno sos!

Meditación: Dicen que una vez la Santísima Virgen a un niño se le presentó, le habló del Amor y de su Corazón, pero el niño que sorprendido la escuchaba se atrevió a preguntarle por el Niño Dios. De tal modo, una conversación parecida a ésta se escuchó:

Perdón, Virgen María, ¿pero si voy al Cielo voy a poder jugar con el Niño Jesús?. La Virgen sonriendo contestó: “Sí, en el Cielo se te da todo lo que buscas con un corazón de niño”. El pequeño prosiguió: ¿Al fútbol también podré jugar con El?. La Virgen contestó: Si así lo deseáis… El niño: Ah, pero siempre va a ganar Jesús, porque El es el mejor, es Dios. La Virgen, llena de ternura, contestó: “No, mi amor, porque en el Cielo no hay competencia y mi Jesús siempre deja ganarÂ…”. A lo que el niño, poniéndose a llorar respondió: “Entonces yo no quiero ganar, sólo quiero ser como Jesús…”.

¡Qué lección la de la Madre de Dios!. Ella nos muestra la humildad y la ternura del Corazón de Su Hijo, que todo nos da, nos deja hasta querer ¨ganar¨ para que podamos aprender a ser como El, y ver que el Rey, todo Poder, trabaja en la pequeñez. ¿Qué nos queda entonces a nosotros?.

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Que tratemos de ser niños guiados por la voz de nuestra Madre, practicando la humildad.

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

Nardo del 6 de Junio:
¡Oh Sagrado Corazón, valiente y obediente!

Meditación: Oh Delicioso Señor, que nos enseñaste desde Tu ímpetu juvenil a combatir, cuando a Tu Madre confiaste, a Tus dulces doce años, que a los doctores explicabas las cosas de Tu Padre. Eras apenas un niño, pero en Ti el Amor había vencido a todo temor, ya que cumplías con obediencia el Querer de Quien te había enviado. No importaban los escarnios, las burlas ni tu pequeñez, pues la Sabiduría y el Amor habían de vencer. ¡Que vergüenza la de mi pobre alma siempre llena de temor para defender las cosas de mi Dios, tanto con la voz como con el testimonio que doy! ¿Y no es el miedo acaso falta de Fe?, pues yo nada soy, todo lo es y lo hace el Señor. Entonces si El habita en mí, y me hace vivir, sólo tengo que servir para llegar a ser un instrumento y un puente hacia el Cielo.

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Seamos discípulos del Señor haciéndolo conocer más y más, prediquemos a un hermano para que pueda encontrar a Cristo en su corazón.

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

Nardo del 7 de Junio:
¡Oh Sagrado Corazón, qué sensible y sencillo sos!

Jesús y María

Meditación: Me parece entrever por una ranura de la casa de Nazaret a un Joven trabajador que con habilidad modelaba un rústico trozo de madera; en el aire se percibe un rico olor a viruta frescaÂ…parece absorto. De repente y ante una suave voz levanta Su cabezaÂ…es el Rostro de Mi Señor, que diligente y obediente responde al llamado de Su Madre. En la otra habitación, en su lecho un anciano agonizante respira agitadamenteÂ…es el pobre papá José. En la Mirada Amorosa de aquel Joven Niño se reflejan tanto amor, tanto dolor, tanta paz. Entre tiernos cuidados y santas lágrimas José inicia su marcha, hasta que se abra la Puerta de la Morada Santa.

¿Somos capaces de imitar la sencillez y el amor que el Señor prodigó a todos los que tocó en Su vida terrena?. ¿O escapamos en el mundo de hoy del cuidado de los ancianos y necesitados?. Justificándonos en que tenemos nuestro trabajo y en que no podemos angustiarnos tanto, ni siquiera podemos dar una sonrisa para aquel que agoniza. ¡Tenemos que vivirÂ…vivir para morir!. Amar de verdad es dar todo hasta desgarrar nuestro mísero corazón en ofrenda al Señor, como lo hizo el Redentor.

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Demos cuidado y amor a un anciano necesitado, como lo hizo y lo hace el Señor.

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

Nardo del 8 de Junio:
¡Oh Sagrado Corazón, que enviaste al Espíritu Santo!

Meditación: Jesús que nos enviaste tu Santo Espíritu, que nos permitiste por Tu inmenso Amor ser templos del mismo Dios, para así vivir en Ti y recibir a la Divinidad en nuestra pobre casa, llenándola de gracias. Que seamos vasijas de barro, purificadas por el Fuego ardiente de Dios, para que Sus dones se derramen en nuestras almas. ¡Oh que sublime posesión sería ésta, ser poseídos por el Espíritu Divino que nos guía y renueva como verdadera Iglesia!.

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Pidamos la efusión del Espíritu Santo sobre cada uno de nosotros y sobre toda la Iglesia.

“Ven, Espíritu Santo, ven, por medio de la poderosa intercesión del Corazón Inmaculado de María, Tu Amadísima Esposa, ven¨” (se repite tres veces).

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

Nardo del 9 de Junio:
¡Oh Sagrado Corazón, fuente inagotable de amor!

Meditación: Jesús tanto nos amó que no sólo hasta Su última gota de Sangre derramó, obedeciendo la Voluntad del Padre que lo envió, sino que también desde la Cruz nos dejó a Su Santísima Madre, a la más Bella Mujer que jamás existiría, para que sea nuestra guía. En Pentecostés, Ella, confirmando su apostolado, está reunida con los discípulos esperando la venida del Paráclito, cumpliendo así con lo señalado por su Divino Hijo. Así la Criatura más Perfecta, la Inmaculada, la Llena de Gracia, se convierte en Madre de la Iglesia, participando del misterio de la Corredención. Ella ve con dolor y con amor todas las asechanzas, tropiezos y persecuciones que el enemigo prepara frente a nosotros, interponiéndose para nuestra protección como la Mujer Vestida de Sol, y señalando el camino del regreso de Cristo.

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Recemos el Rosario a la Santísima Virgen, para que sea nuestra protectora y nuestra guía.

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

Nardo del 10 de Junio:
¡Oh Sagrado Corazón, modelo de virtudes sos!

Jesús en el cielo

Meditación: Jesús, que desde pequeño fuiste perfecto, que corrías y cantabas dando al mundo esperanza, pues ya se acercaba la Primera Santa Pascua. La Luz del Sol se ocultaba en Tu interior, cubierta con pétalos de humildad y obediencia al Creador. ¿Por qué no entendemos los hombres que tenemos que imitarte, que es un honor llevar Tu imagen, y que debemos dejarnos modelar por Tus Benditas Manos de Carpintero, para llegar a ser a semejanza de Nuestro Maestro?. ¡Qué honor el nuestro!. Pero qué bajo que caemos, pues cuan pocos son los que quieren ser como Cristo, Nuestro Rey Divino. Cambiemos nuestro pobre corazón por Su Sagrado Corazón, sabiendo que recibiremos todos los gozos, pues así el Señor habitará en nosotros, y tendremos la dicha de participar en la Santa Llaga, pues la humanidad hoy le clava nuevamente en Su Sagrado Corazón la lanza.

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Leamos la Santa Palabra para conocer más profundamente cómo es Nuestro Señor, y así llegar a ser Su imitación

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

Nardo del 11 de Junio:
¡Oh Sagrado Corazón, desgarrado en el Huerto!

Meditación: Señor, estás soloÂ…solo desde hace 20 siglosÂ…solo hoyÂ…solo en el GetsemaníÂ…solo en Tu sufrimiento. Como en aquel tiempo, sentís frío, el frío del abandono, el frío del dolor, el frío de la falta de fe y amor. Frío y soledad en el HuertoÂ…frío y soledad en el Sagrario. Los hombres de hace dos mil años y los hombres del mundo actual se olvidaron del Maestro, de que nos hiciste Tus amigos, y nos tomaste como hermanos. Tú, el mismo Dios, te hiciste pequeño. Tú, el Dueño, el Hombre Dios, has sido nuevamente olvidado por todos aquellos que decimos ser Tus testigos, que te seguimos, pero nos quedamos dormidos. ¡Somos tibios!. Nuevamente no oramosÂ…como antañoÂ…no te acompañamos ni reparamos las ofensas que a través del pecado desgarran Tu Sagrado Corazón. Por todo ello Señor, Mi Dios, perdón.

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén

Florecilla: Adoremos al Señor en el Sagrario, meditando particularmente respecto de todo lo que El nos da, y también sobre nuestras faltas de caridad.

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

Nardo del 12 de Junio:
¡Oh Sagrado Corazón, escarnecido por nuestros pecados!

Meditación: SeñorÂ…en la oscuridad del Getsemaní, la Luz de Tu Presencia. SeñorÂ…que sentías en aquella brisa fría la cercanía de Tu agonía. SeñorÂ…te veo arrodillado y orando, Tu respiración se aceleraÂ…puedo sentir el dolor de Tu Corazón, de ese Corazón que en ese instante sintió todos los pecados, los más sucios, los más inmundos, los cometidos y por cometer. Señor, allí Tu Corazón se atravesó. Pobre Mi Señor, el Puro, el Santo, soportando y sintiendo cada pecado. SeñorÂ…estás llorandoÂ…Sangre. Señor, de Tu Santa Frente cual pequeños rubíes gotas de Sangre caen. ¡Oh Señor perdón!, perdón por las espinas de mis pecados y las de mis hermanos, perdón Señor porque continuamos tu martirioÂ…perdón Padre porque a pesar de habérnoslo dado, al Sacrificio de Tu Hijo lo hemos olvidado.

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Trabajemos con humildad haciendo un examen de conciencia, recordando y meditando los pecados capitales: soberbia, vanidad, avaricia, gula, lujuria, envidia, ira.

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

Nardo del 13 de Junio:
¡Oh Sagrado Corazón, obediente hasta la muerte!

Cruz de Jesús

Meditación: La oscuridad del Huerto parece que se hace más espesaÂ…y allí Tu Figura excelsa, mi Pobre Jesús, agoniza. La Sangre Bendita cae sobre la roca fría, y hasta parece una alegoría, el corazón del hombre endurecido cual piedra fría, y sobre él cae el Sudor y el Llanto Santo que del pecado nos limpia. Como amoroso y dolorido canto te oigo decir: “Padre, si es posible que pase de Mí éste Cáliz, pero que se haga Tu Voluntad y no la Mía”. La Oblación de Amor ya ha sido dadaÂ…se entrega el HijoÂ…se desgarra el PadreÂ… “por Amor, a Su propio Hijo entregó”. La Voluntad de Nuestro Unico y Trino Dios es dar todo por amor. Si, por amor a esta pobre criatura que soy yo, que tantas veces lo negó, que solo quiere bien vivir, y que me sirvan a mí, que no me importa conocerlo y que con mis miserias y egoísmos he construido ídolos en el lugar del Santo Templo.

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Pidamos al Señor vivir cumpliendo Su Santa Voluntad, y aprender a amar. Leamos y reflexionemos la Primera Carta a los Corintios, 13.

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

Nardo del 14 de Junio:
¡Oh Sagrado Corazón, que amas el silencio!

Meditación: Jesús, que viniste al mundo a sufrir, pero antes debías con nosotros convivir. El Niño de Nazaret, el Hombre del Calvario, en el silencio y la mortificación cumplías la Voluntad del Creador. Sólo hablaste para enseñar, aconsejar y para mostrar al Dios de la Verdad. ¡Pero hoy Señor, a todos nos gusta hablar, todos creemos que sabemos, a pesar de que estamos en el desierto. ¡Cine, televisión y permanente conversación han quitado de nuestro corazón el lugar que necesitás Vos!. No queremos oír, solo queremos hacernos respetar, hemos perdido el don de escuchar…somos sordos de corazón. Y Tú, Jesús, permaneces callado porque ya has hablado, y aun cuando hoy quieres con nosotros conversar, no te queremos escuchar. Nos estás esperando como en el Calvario, pero te seguimos abandonando. ¿Sabes Señor, lo que yo creo que ocurrió?: Te hemos sacado de nuestro templo y en Tu lugar nosotros mismos nos hemos puesto. ¡Oh Señor!, permítenos sentir en nuestro corazón el amoroso susurro de Tu Santo Espíritu, para que estos sordos del siglo XXI volvamos a conversar con Vos y cumplamos con el Divino Querer, haciendo el bien. Que podamos repetir: “Señor, habla, que Tu siervo escucha”.

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Hagamos una jornada de silencio tanto exterior como interior, alejándonos del ruido del mundo para poder escuchar la Voz de Dios.

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

Nardo del 15 de Junio:
!Oh Sagrado Corazón, Corazón del Uno y Trino Dios!

Meditación: Corre una brisa fresca y parece que junto al pequeño río algo de naturaleza despierta…es el Jordán…un pequeño gentío, allí está el Bautista…se acerca imponente mi Jesús, sin pompas, con sencillez pues es el Verdadero Rey. Se miran, se dicen unas pocas palabras y en ese instante el Cielo habla…se abrieron los Cielos y descendió el Espíritu de Dios. Al mismo tiempo se oyó una Voz que desde el Cielo dijo: “Este es Mi Hijo, el Amado, este es Mi Elegido” (Mateo 3-16).

La misma Trinidad se presentaba en la tierra Santa, mostrándonos en lo pequeño un gran misterio. Tres personas distintas y Un sólo Dios. Jesús, al decirle Sus discípulos “muéstranos al Padre” respondería: “hace tanto tiempo estoy entre ustedes y todavía no me conocen”. Nuestra limitada naturaleza no puede entender la ilimitada magnificencia de Dios, Uno en el Otro está, y el mismo Corazón es de nuestro Unico Dios. Pidamos al Corazón del Hijo conocer el Amor del Padre, y encerrarnos en El, cubiertos con las Alas del Espíritu Santo.

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Hagamos la oración de los pastorcitos de Fátima: Oh Dios mío, yo creo, espero, adoro y Os amo y Os pido perdón por todos los que no creen, no esperan, no adoran y no Os aman (repetir tres veces). Santísima Trinidad, Padre Hijo y Espíritu Santo, Os adoro profundamente y Os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los Tabernáculos de la tierra en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los cuales El mismo es ofendido, y por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y por la intercesión del Inmaculado Corazón de María Os pido por la conversión de los pecadores. Amén

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

Nardo del 16 de Junio:
¡Oh Sagrado Corazón, traicionado, enllagado, martirizado y destrozado!
San Pío de Pietrelcina

Meditación: Oh Señor, casi no te reconozco, ¿por qué he sido tan cruel contigo, si eres El Cristo?. Estás encarnizado, eres una llaga viva, te han flagelado…y te han vestido de rey de burlas, envuelto en un manto púrpura. Perdón, perdón Jesús porque yo te puse ahí.Â…estas desfigurado, tan sólo Tu hermosa y tierna Mirada apacigua la vergüenza de mi alma. Ojos tristes sí, ojos tristes de mi Jesús que ven lo que soy, lo que fui y todo lo que seré. Pero Tú, Señor, lo haces para darme, darme el perdón, darme Tu Amor y regalarme la Vida con Tu agonía.

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Ofrezcamos un sacrificio al Señor haciendo algo que sea de Su agrado, pero que nos cueste, recordando que “tu mano derecha no debe saber lo que hace tu mano izquierda”.

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

Nardo del 17 de Junio:
!Oh Sagrado Corazón, taladrado por clavos!

Meditación: Llegaste Señor…es la cima del Gólgota, la montaña de nuestra maldad y miserias. La regaste con Tu Preciosísima Sangre, y ahora Señor, en la hora en que el infierno todo te destroza, es el momento de Tu Victoria, el supremo misterio que comenzaste en el Huerto. La mañana se pone oscura, parece que el cielo ha perdido toda hermosura. El Madero, Tu Madre, Juan, y algunas pocas mujeres y discípulos te acompañan en Tu momento final. Los soldados han comenzado su trabajo y taladran en Tu Santo Cuerpo los clavos, te han desnudado. Pobre mi Señor, pobre mi Amor, se desgarra aún más Tu Corazón, y el de Tu Santa Madre despedazándose está…quisiera gritar “¡basta ya!”, pero al igual que hoy, ya nadie detendrá Tu Pasión. ¡No quieren parar, no quieren escuchar!.

¿Y saben, hermanos?, el Calvario de ayer y hoy es parte del plan más sublime de Amor que hizo nuestro Dios para nuestra salvación, es el Triunfo del Corazón. Si, del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María. Y así ayer como hoy, mi Señor, quiero bajarte de la Cruz, quiero sacarte los clavos que yo mismo te he clavado con mi pecado. Permíteme morir por Ti para resucitar en Ti.

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Que podamos morir a nuestra voluntad, sacando afuera todo lo que no es de Dios, y viviendo cada instante como lo haría el Señor .

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

Nardo del 18 de Junio:
!Oh Sagrado Corazón, sediento de amor!

Tengo Sed

Meditación: Jesús, Jesús…ya sobre la tierra te han elevado, no puedes sostener Tu Cabeza, de Ella Sangre gotea…de Tu Santa Boca salen hilos de Sangre. Señor, te escucho decir: “tengo sed…”, pero me miras a mi, ¿Señor, tienes sed de mí?, ¿de esta pobre criatura?. Repites “tengo sed…”, sí, Señor, sed de amor, sed de éste pobre amor que te niego yo…perdón Señor, ¡perdón Mi Dios!. Mi Cristo, mi amado, escúchame bien, ya que te lo digo de corazón: “Jesús en Ti confío, perdona todos mis olvidos, “Jesús en Ti confío”, perdona porque te he hecho un “mendigo”, un mendigo de amor, que espera a mi pobre corazón.

Padre, míralos. Mira a Tu Hijo aún mancillado, mira a Su Madre también Crucificada, cambia nuestro corazón para que siendo hijos Tuyos, te llenemos de orgullo.

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Hagamos una Hora Santa de Adoración Eucarística.

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

Nardo del 19 de Junio:
¡Oh Sagrado Corazón, Corazón Misericordioso!

Meditación: El viento arrecia, parece que la tierra se pone desierta, todo se oscurece…se va la Luz del mundo, y te escucho decir: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen…” y de repente se oye un grito desgarrador: “Padre, en Tus Manos encomiendo Mi Espíritu”. Mi Dulce Jesús ha muerto, mi Dios ha muerto…lo hemos matado. De nuestro corazón aún hoy lo arrancamos, la tierra tiembla…por eso nuevamente están aquí las tinieblas. Tu Cuerpo Santo cuelga inerte, pero a pesar del temor, un soldado con la lanza abre Tu Costado, y brotan de Él Tu última gota de Sangre, y Agua. La Sangre de la Redención, el Agua del Perdón. Así la Luz de Tu Misericordia nos baña en los sublimes Sacramentos que dejaste en Tu Iglesia Santa. Señor, mi Jesús amado, mi Redentor, me atrevo a pedirte a Vos que me liberes hoy y me enseñes a pedir perdón, para mi sanación, bañándome con los Rayos de Tu Misericordioso Corazón. Que goce así de la Nueva Jerusalén que algún día veré.

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Recemos la coronilla a La Divina Misericordia dada por el mismo Jesús a Sor Faustina Kowalska.

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

Nardo del 20 de Junio: ¡Oh Sagrado Corazón, Corazón del Supremo Amor!
Fiesta de Nuestra Señora de La Consolata

Meditación: Oh Señor, todo se ha consumado, todo nos has dado…la tierra ha crujido cual grito dado por la creación. Ha muerto el Salvador, el Hijo de Dios, lo hemos matado. Tú, mi Amado, mi Buen Jesús todo enllagado, con Tu Cuerpo destrozado te encuentras colgado, Tus Ojos se han cerrado…el cruel suplicio ha terminado. Te bajan de la Cruz, y Tu Pobre Santa Madre, desgarrada, te recibe en sus Brazos. Con gemidos y llanto, se ha atravesado su Santo Corazón por una espada de dolor. Parece acunarte como lo hacía en las claras mañanas de Belén, Ella te besa y te acaricia, tratando de devolverte la vida. Señor, permíteme besarte y acariciarte como lo hace Tu Madre, porque Tú por mí te entregaste. Permíteme dar todo por mis hermanos, aunque tenga que pasar por un calvario. Permíteme estar contigo, aún cuando no lo merezco, pues he dejado que mi corazón se ponga duro y maltrecho. Permíteme acompañarte en el dolor, porque así es el Verdadero Amor: compartir el sufrimiento y ser consuelo.

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Meditemos sobre los últimos momentos de la Pasión del Señor y el dolor de Su Santa Madre.

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

Nardo del 21 de Junio:
¡Oh Sagrado Corazón, Indulgente y Glorioso!

María a los pies de Jesús crucificado

Meditación: Señor, a pesar de que Tu Corazón ya no latía, Tu Madre sabía que volverías. Ella con gran Dolor te aguardaba en oración, Ella esperaba, destrozada y angustiada, Ella confiaba en Tu Palabra. Señor de la Esperanza, Señor de la Verdad que enseñas a Tu Iglesia, a pesar de su tibieza, que Tu Palabra no pasará, que todo se cumplirá. Por eso aquella Dulce Muchacha de Nazaret, la Joven Madre de Belén, la Dolorosa del Calvario, nos mostraría que con amor y Fe que te volveríamos a ver. Es por eso que a Ella te presentaste para consolarla y alegrarla, pues El Santo, Su Hijo Amado, había Resucitado. ¡Cuál no fue el Gozo de aquella Santa Madre!. Alegrémonos con María pues Jesús está vivo, en Cuerpo y Alma, vivo hace dos mil años y vivo hoy. No prediquemos a un Cristo Muerto, ya que ¡el Señor Resucitó!. ¡Gloria a Dios!.

Y Este Señor está a nuestro lado, porque la Santa Palabra cumpliéndose está. Él nos dijo: “…donde dos o más estén reunidos en Mi Nombre, Yo estaré en medio de ellos”. Hagamos lo que nos ordena nuestro Señor: “vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva…éstas son las señales que acompañarán a los que crean: en Mi Nombre echarán demonios y hablarán nuevas lenguas, tomarán con sus manos serpientes y si beben algún veneno, no les hará daño, impondrán las manos sobre los enfermos y quedarán sanos…” (Marcos 16, 15-20). Cristo está vivo, es el Único Dios y todo lo hace El, es el Señor que sigue haciendo milagros y acompañándonos…seamos sus humildes instrumentos.

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Que testimoniemos a nuestros hermanos que Jesús está vivo, cumpliendo sus mandatos.

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

Nardo del 22 de Junio:
¡Oh Sagrado Corazón, Corazón Eucarístico!

Meditación: ¡Oh Señor, Oh Mi Amor!. Que aquel Jueves Santo te quisiste quedar entre nosotros perpetuado en el Pan Sagrado. Señor, te conviertes en nuestro Alimento para que algún día veamos el Cielo. Cuántos hoy del Supremo Regalo se han olvidado y lo han despreciado, cuántos hermanos están profanando Tu Cuerpo Santo. Sabes, Señor, muy pocos creen que estás en el Pan Vivo, que el Vino en Tu Sacratísima Sangre se ha convertido…¡oh Mi Cristo, cuántos corazones perdidos!.

Señor que nos obsequias en las Especies Santas la Vida de las almas, qué pocas de ellas Te besan cuando en ellas entras. Jacinta de Fátima te llamaba el Jesús Escondido, al saber que estabas en el Pan Bendito. ¡Oh Señor, que renuevas el Supremo Sacrificio y te ofreces permanentemente para nuestra salvación!. Te pido perdón por todos los que no sabemos verte presente en el Pan de Dios y no te damos permanente adoración!.

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Ofrezcamos una mortificación al Señor por todos los ultrajes y sacrilegios cometidos contra Su Santísimo Cuerpo y Sacratísima Sangre.

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

Nardo del 23 de Junio:
¡Oh Sagrado Corazón, abundancia de Amor!

Meditación: ¡Oh Señor!. Quién pudiera conocerte verdaderamente a Vos, Señor que te hiciste Hombre y pescador, para enseñarnos a trabajar en el Amor. ¡Oh Señor!, que a todos buscas. Tú, el Rey, te sentabas en una barca y desde el lago de Galilea enseñabas Tu Palabra. Tú, que a los leprosos curabas y sanabas las almas. Tu mirada era sólo Amor y ofrenda del dolor que causaba el hedor de las almas putrefactas. Tú, Señor, que conoces todos nuestros pecados pero a pesar de eso nos sigues amando. Tú, que por nosotros te sigues dando, para que volvamos a Tu lado. Tú, Señor, que por gran Misterio nos quieres dar un corazón nuevo para nacer a Vos y vivir en unión con Nuestro Creador. Señor, que nos regalas la esperanza de habitar algún día en eterna alabanza en la Morada Santa, permite a este siervo Tuyo tirar las redes para llevar a mis hermanos hacia Tus Benditas Manos.

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Pidamos al Señor, en humilde oración, que podamos ayudar a la conversión de nuestros hermanos.

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

Nardo del 24 de Junio:
¡Oh Sagrado Corazón, que te hiciste mi hermano!

Volto santo

Meditación: Pobre, mi Jesús, que con dulzura nos quieres llevar a la Tierra Prometida. ¿Sabes, Señor, qué pienso cuando aún te miro clavado en el Madero…cuando veo Tu Corazón sangrar?. Con un suspiro lleno de dolor quisiera bajarte de la Cruz, sacarte esos clavos, borrar de Tu Frente todos los pecados que desfiguraron Tu Amado Rostro Santo. Y Tú, con esa Mirada pides amor en un mundo que se olvidó de Dios, que sólo busca el placer, la vanidad, no pensar en los demás para vivir en el yo. Señor, qué lejos de Tus enseñanzas Tú nos viniste a liberar, a mostrar que teníamos que morir a nosotros mismos para vivir en Cristo. Señor, darse por los demás hasta morir. Sí, Tú me lo viniste a decir y yo lo olvidé, el mundo me hizo sordo de corazón y dejé de oír Tu Voz. Creí que yo solo podía, que triunfaría y viviría la buena vida. ¿Qué vida, Señor, si así yo moría, y a pesar de que todo tenía me encontraba con el alma vacía?. Jesús, mi amado, Jesús, mi hermano que todo nos has dado, hazme escuchar Tu hermosa Voz como mi hermano mayor que me miras y me guías, y eres fuente de verdadera alegría. Porque sabes, mi Señor, aún cuando todo me sacaras, si aun tengo Tu Mirada. destella mi alma porque sé que Tú me amas.

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Seamos sencillos y regalemos sonrisas y consuelo a todos los que están sufriendo, aún cuando nosotros estemos en el huerto.

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

Nardo del 25 de Junio:
!Oh Sagrado Corazón, fuente de unión!

Meditación: ¿Señor, me dejas espiar por una rendija en Tu vida…?. Te veo caminando por la pequeña Nazaret, pero no pareces un rey…tampoco un juez. Te ves esbelto, fuerte, de rostro hermoso. Tu mirada es profunda…miras los corazones de todos los hombres. Junto a Ti algunos discípulos van caminando, creo que son Pedro, Santiago y Juan…los escucho hablar de otros hermanos que han encontrado, y dicen que no tienen un corazón sano. De repente los miras y con imponente voz interrumpes su conversación. Se Te escucha decir: “no os quiero ver juzgar, sino sólo amar y predicar para cambiar lo que está mal…”. Los discípulos hacen silencio, pues ha hablado el Maestro.

Y ahora me imagino, Señor, verte caminar aquí…a mi lado, y que yo también voy hablando de mis hermanos. Señor, Tú me dirías lo mismo y me recordarais Tus enseñanzas: “…así como juzguéis seréis juzgados…”, o aquella otra: “…el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra…”. Señor, creo que no soportaría Tu Mirada, pues cómo verías mi alma, la verías manchada. Señor, yo también voy a hacer silencio, para sacar de mi corazón todo lo que no es bueno y poder seguir así las enseñanzas de mi Maestro. Señor, no permitas que yo ponga discordia, porque conozco Tu gran Misericordia. Haz que busque la unión como símbolo de amor, para ser Uno como lo sos Vos con el Creador y el Espíritu de Santificación.

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Oremos para que descienda el Espíritu Santo sobre nosotros, y que por Su intermedio nos sigamos purificando, conociendo todo aquello en lo que a Dios no agradamos.

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

Nardo del 26 de Junio:
!Oh Corazón Sagrado, amado reposo de las almas!

Meditación: ¿Sabes, Señor?, cuando te miro Tu sabes que sonrío, pues veo Tu Dulzura y Poder. Yo sé que eres mi Rey, sé cuánto me conoces y me quieres, que estás junto a mi y me sigues, que evitas que caiga, y que consuelas mi alma. Cuando tengo dolor, cuando la oscuridad me quiere atrapar, Te me acercas y Tu mano me das, y es entonces cuando siento cuánto me cuidas. Y me dices: “descansa ya, pues Yo, el Amor, estoy junto a vos”. Es allí cuando se disipa mi aflicción y siento Tu calor, me siento dichoso y mi alma goza. Y el dolor y la noche ya no están, pues Tú lo permitiste para que vea mi debilidad y conozca Tu Fortaleza. El sufrimiento que purifica, la oscuridad que hace ver la Luz, porque allí siempre estas Tú.

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Preparemos y seamos un Altar a Jesús, tanto físico como espiritual, para agradecer cuánto nos da.

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

Nardo del 27 de Junio:
¡Oh Sagrado Corazón, confianza y amor!

Divina Misericordia

Meditación: Jesús, mi corazón se ha puesto triste…porque Tú, que tanto nos quisiste, que nos redimiste, nos miras a través de los siglos y nos dices lleno de dolor y de amor: “…la falta de confianza lastima mis entrañas…”. Señor, Tú sabes lo que siento cuando te veo clavado y muriendo por Amor, pero sin recibir amor, pues hoy nuevamente te lo negamos. No confiamos en Vos, no creemos que eres el único Dios, no vivimos para Vos, pues si te amáramos confiaríamos en Ti, y Tú serias nuestro único descanso. Señor, mi amado, Tu sabes que te amo y que por ti clamo, pero también sabes cuan pequeño es mi amor, pues muchas veces te he negado. Hoy Te pido perdón, y como sabes bien que Tú eres mi querer, te pido que aumentes mi fe, que me bañes en el manantial de Tu amor, para ser así el más fiel a mi Rey. Que sea como Tu Mamá: fiel por toda la eternidad. Y hoy te digo despacito y al oído, a Ti, Mi Cristo, a Ti, Mi Señor Bendito: “Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío. Sé mío”.

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Digamos varias veces al día “Sagrado Corazón de Jesús en Ti confío, más aumenta mi fe”.

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

Nardo del 28 de Junio:
¡Oh Sagrado Corazón!

Meditación: Oh Señor, que no sólo nos mostraste los secretos de Tu Corazón, sino que nos regalaste el Corazón de Tu Madre, la Mujer Perfecta, la Llena de Gracia, la Virgen Purísima que regaría la tierra a través de su llanto, para limpiarla de todo pecado. En la aridez flores de pureza crecerían, cultivadas por Tu Madre Bendita. María, que iluminas las tinieblas de ésta tierra yerra, con la pura nieve que cae de Tu Inmaculado Corazón, con una promesa de misericordia y perdón, haz que se abra nuestro corazón para la conversión, para esperar con alegría, en medio de toda tribulación, el Triunfo de Tu Inmaculado Corazón, por Ti profetizado .

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Hagamos en este día las consagraciones al Inmaculado Corazón de María y al Sagrado Corazón de Jesús.

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

Nardo del día 29 de Junio:
¡Oh Sagrado Corazón, Potestad Sublime!
Fiesta de San Pedro y San Pablo

Meditación: Oh Jesús, Mí Buen Pastor, que nos buscas como a ovejas en la tierra desierta, que nos cuidas y nos proteges, y Tu cayado levantas para evitar que el maligno hiera a Tus corderitos. Señor, que me buscas en la noche oscura y me libras de toda amargura. Amando siento Tu Presencia, y todo lo demás desaparece; es Tu Gran Poder el que me marca el camino y me guía como a un niño. Esa Luz dorada que de Ti se desprende, y cual luciérnagas hermosas, como estrellas fugaces veo las luces de Tus Angeles. Entonces siento que Tú, Mi Dios, todo eres, todo puedes, pues eres el Rey. Señor, que a pesar de mi pequeñez a mi casa vienes, para llevarme a Ti.

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Comulguemos agradeciendo a Jesús por todas las gracias que derrama a través de Su Sagrado Corazón.

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

Nardo del 30 de Junio:
¡Oh Sagrado Corazón, Camino, Verdad y Vida!

Meditación: Sabes, Señor, me parece verte en una colina de la hermosa Galilea. Vestido de blanco estás, el manto no llevas, Tus discípulos están descansando y el cielo se está pintando de un rojo tornasolado. Se levanta un rico olor a tierra mojada, y sobre la colina en que pones Tu mirada un trigal se alza, parece como que el campo se ha vestido de dorado para alabar al Dios de lo alto. En la otra colina, sencillas flores multicolores esparcidas la tapizan, y sonríen al nuevo día. Más allá hay un campo ralo en el que no crece ningún sembrado. Señor, me parece que me quieres decir que el mundo así está. A pesar de que toda la tierra fue regada con la Santísima Sangre de Mi Señor, en muchos lugares la semilla no germinó pues no se trabajó con fe y amor. Fue entonces que la planta murió y la tierra en desierto se convirtió. La otra colina en la que germinan flores sencillas son las que han luchado en un campo no tan trabajado, pero donde los talentos a Dios se han presentado y El los ha premiado. El trigal del cual se saca el Pan son todos aquellos a quienes el Señor eligió para ser Sus testigos, y que se vistieron de dorado, abrazándose con nardos pues junto a El su vida han entregado.

Señor, que en la Santa Llaga de Tu Corazón nos abrazas a todos con el Fuego del Amor, escóndenos allí hoy, para evitar que caigamos en el mal. Purifícanos cual metal, para que alcancemos la Verdadera Vida en la Tierra Prometida.

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Llenemos el altar que hemos preparado de flores físicas y espirituales, y cantemos en alabanza al Corazón del Amor, que es Jesús, Nuestro Redentor.

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, EN TI CONFÍO, MÁS AUMENTA MI FE


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El Amor de los Amores https://www.reinadelcielo.org/el-amor-de-los-amores/ Fri, 31 May 2024 11:31:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=534 #AmoraDios #Meditación]]> Estoy enamorado, de Ti, Jesús. ¿Cómo se puede enamorar uno tanto de alguien, como me he enamorado de Ti? Es que Tú juegas Tus juegos de un modo sorprendente, desanudando los atoramientos de mi vida de tal modo que resulta imposible no ver que eres Tú el que está detrás de todo eso. ¿Y por qué lo haces, si no es porque me amas infinita, personal e inequívocamente?

Rostro de Cristo

¿Y yo? A mi me cuesta moverme, arrancar, poner mi cuerpo y mi alma en el camino para volver a pisar las piedras que tanto lastiman mis pies. Y es que me pregunto, ¿cuánto voy a trabajar por Ti antes de quejarme de lo pesado de la mochila, del sol que quema mi frente, de la sed que abrasa mi garganta? No hay quejas, no puede haberlas, porque descalzo y lleno de sudor Tú caminas a mi lado y me animas con miradas que lo dicen todo.

Me hieren con las miradas, con las palabras, con los pensamientos. No dejan que mi sonrisa se mantenga más que unos instantes, para luego ser derrocada por una lluvia de palabras que duelen en el corazón. Es que, ¿cuánto voy a sufrir antes de pedirte que los quites de mi vista? Si es que a Ti te han clavado tantas espinas, y sin embargo nos hiciste bienaventurados por dejar que nuestra carne sea traspasada por algunas espinas también. No, no te pido nada, te miro y me sorprendo una y otra vez ante tanta capacidad de amarme.

Hablan, hablan y siguen hablando. Quiero contestar, quiero gritarles, pedirles que callen si es que no tienen alguna palabra amable para decir. ¿Cuánto tiempo voy a resistir este silencio que me amordaza, antes de pedirte que me dejes expresar todo lo que siento en el alma? Nada te pido, si es que Tú callaste cuanto podrías haber gritado Tu inocencia, Tu Divinidad, Tu poder. Las habladurías retumban y enferman Tu rebaño, pero no seré yo el que se sume a tan cruel forma de herir Tu Corazón amante.

Cristo en la cruz

Fracaso una y otra vez en todo lo que intento, pareciera que no soy capaz de hacer nada bien. Y me pregunto, ¿cuánto tiempo voy a resistir antes de pedirte, al menos, un poco de éxito y seguridad? ¿Cómo podría esperarlo, si es que Tú naciste en una miserable y fría cueva, que con Tu Presencia se transformó en el lugar más santo de esta tierra, junto a aquel montículo de rocas donde te elevaste clavado en un Madero? Nada puedo pedirte, porque Tú me hiciste bienaventurado en el hambre y en la sed, en el llanto y la injusticia.

Te miro y me pregunto, ¿cuánto voy a llorar sin enojarme contigo? Ríos, mares, océanos de lágrimas pueden correr por mis mejillas sin que pueda atreverme a dudar de Tus propósitos en mi vida. ¿Cómo podría sentir que has dejado de amarme? ¿Como podría pensar que algo, de tanto dolor que se abalanza sobre mi, no es producto de Tu maravilloso plan para salvar mi alma?

Señor, estoy enamorado de Ti, y por eso dejo que seas Tú el que marca la senda que camino. No hay nada que me ocurra que Tú no permitas, o que simplemente promuevas con sutiles actos que advierto aquí, y allá. Quiero ser santo, Señor, quiero ser bueno y si me lo permites, quiero ser aunque más no sea un poco, si un poco, como Tú.


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Imágenes de Jesús https://www.reinadelcielo.org/imagenes-de-jesus/ Mon, 27 May 2024 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=5107 #dibujos]]> Conocer a Jesús de Nazaret en persona, en esta época, a todos nos hubiera gustado. Poder hablar con él, hacerle un sin fin de preguntas y poder abrazarlo son algunas de cosas que nos encantaría poder realizar.

Hoy, vivamente lo encontramos en la Eucaristía y eso es una Gracia infinita. Aún así, poder ver las imágenes que presentamos a continuación nos ayudan a elevar el pensamiento y poder imaginar al Hijo de Dios y sus gestos de amor, los cuales siguen, seguramente, igual de patente entre nosotros.

¡Disfruta de estas representaciones de Jesús!

 

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La indisoluble unión de Jesús y María https://www.reinadelcielo.org/la-indisoluble-union-de-jesus-y-maria/ Fri, 26 Apr 2024 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=323 En los Evangelios queda muy claro que María, con absoluta humildad, ha dejado TODO el lugar para que sea Su Hijo Dios quien nos regale con Su Vida y Su Palabra, el ejemplo y el testimonio necesarios para entender como tenemos que vivir nuestra vida. Por eso es que hay tan escasas referencias a la Madre de Dios en las escrituras.

¿Por qué entonces María ha acentuado en los últimos siglos su influencia sobre nosotros, con sus diversas apariciones y manifestaciones? ¿Por qué éste cambio, frente a la reducida participación directa que Ella tiene en las Escrituras?

María Reina de la Paz

La clave está en la Santa Biblia: desde el Génesis al Apocalipsis (del inicio al fin de las Escrituras) se hace permanente referencia a la Mujer que vencerá a la serpiente antigua, al dragón. Parece muy claro que en el plan de Dios María es una puerta fundamental en el camino de lucha contra el mal que invade al mundo. Mientras satán lucha por arrancarnos de nuestro destino de realeza, como hijos legítimos del Padre, es un misterio el porqué es una Criatura “asunta” al Reino de los Cielos (por el poder de Dios) quien debe liderar semejante batalla.

Es que Jesús y María están unidos en el plan celestial desde el mismo Fíat de la Creación.

Jesús es Dios hecho hombre, mostrándonos cómo debe ser vivida la vida, como ejemplo supremo a imitar. El nos redimió con Su muerte en la Cruz. Y con Su Resurrección, nos reafirmó en la esperanza de la vida eterna, derrotando al mal.

María, entregada desde su propia Inmaculada Concepción a la Voluntad de Dios, venció al mal manteniéndose pura en su paso por la vida de criatura. Así, lo que Adán y Eva no pudieron hacer en el paraíso terrenal (obedecer a la Voluntad de Dios) lo logra María, como señal de triunfo en la entrega de la Criatura al querer del Dios Creador.

Así María es la Criatura perfecta que nos muestra como desde un origen humano, se llega a vivir una vida de total entrega a la Voluntad de Dios, derrotando al mal.

asunsión de la Virgen

Ambos, inseparablemente, nos muestran un lado Divino que da testimonio de nuestra Realeza como hijos de Dios, y un lado humano a través del cual debemos encontrar el sendero de regreso a la Patria Celestial. Nos muestran como derrotar al mal.

No hay que olvidar que después de la Ascensión de Cristo, María tuvo un liderazgo poco visible pero efectivo sobre los apóstoles. Después del Cenáculo, cuando descendió el Espíritu Santo, todos quedaron unidos en la nueva Iglesia alrededor de la figura de la Madre de Dios. ¡Como no estarlo!.

Como nos recomendó San Luis de Montfort: nosotros debemos ser los apóstoles de estos tiempos.

No nos sorprendamos entonces de ver a Jesús y María indisolublemente unidos y activamente presentes en estos tiempos. Y tampoco de ver a María como incansable trabajadora, ya que Ella es, por mandato Celestial, Capitana del Ejército de Luz en la lucha contra las tinieblas que intentan oscurecer los corazones.

María es nuestra embajadora ante la Santísima Trinidad.

Es nuestra intercesora y abogada, defensora de nuestras almas, tolerante frente a nuestras debilidades, Madre de la Misericordia.

Jesús es Dios, pero desde Su Naturaleza Humana: ¿como puede resistirse a los pedidos de Su Mamá?


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