Inmaculada Concepción – Reina del Cielo https://www.reinadelcielo.org Fri, 06 Dec 2024 19:05:58 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.3.9 La Inmaculada Concepción de la Virgen María https://www.reinadelcielo.org/la-inmaculada-concepcion-de-la-virgen-maria/ Fri, 06 Dec 2024 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=5811 ]]>

Sólo a Ella Dios le concedió el privilegio de haber sido preservada del pecado original, como un regalo especial para la mujer que sería la Madre de Jesús y madre Nuestra. Ella, desde el momento en que fue concebida por sus padres, por gracia y privilegios únicos que Dios le concedió, fue preservada de toda mancha.

Un poco de historia

El 8 de diciembre de 1854, el Papa Pío IX, promulgó un documento llamado Ineffabilis Deus” en el que estableció que el alma de María, en el momento en que fue creada e infundida, estaba adornada con la gracia santificante.

Desde entonces, esta es de las verdades que los católicos creemos, aunque a veces, no entendamos. Es lo que se llama Dogma o artículo de fe.

La Virgen María fue “dotada por Dios con dones a la medida de su misión tan importante” (Lumen Gentium). El ángel Gabriel pudo saludar a María como “llena de gracia” porque ella estaba totalmente llena de la gracia de Dios. Dios la bendijo con toda clase de bendiciones espirituales, más que a ninguna otra persona creada. Ella es “redimida de la manera más sublime en atención a los méritos de su Hijo“. (LG, n. 53)

La devoción a la Inmaculada Concepción es uno de los aspectos más difundidos de la devoción mariana. Tanto en Europa como en América se adoptó a la Inmaculada Concepción como patrona de muchos lugares.

María tiene un lugar muy especial dentro de la Iglesia por ser la Madre de Jesús. Sólo a Ella Dios le concedió el privilegio de haber sido preservada del pecado original, como un regalo especial para la mujer que sería la Madre de Jesús y madre Nuestra.

Con esto, hay que entender que Dios nos regala también a cada uno de nosotros las gracias necesarias y suficientes para cumplir con la misión que nos ha encomendado y así seguir el camino al Cielo, fieles a su Iglesia Católica.

Podemos aprender que es muy importante para nosotros recibir el Bautismo, que sí nacimos con la mancha del pecado original. Al bautizarnos, recibimos la gracia santificante que borra de nuestra alma el pecado original. Además, nos hacemos hijos de Dios y miembros de la Iglesia. Al recibir este sacramento, podemos recibir los demás.

Para conservar limpia de pecado nuestra alma podemos acudir al Sacramento de la Confesión y de la Eucaristía, donde encontramos a Dios vivo.

Hay quienes dicen que María fue una mujer como cualquier otra y niegan su Inmaculada Concepción. Dicen que esto no pudo haber sido posible, que todos nacimos con pecado original. En el Catecismo de la Iglesia Católica podemos leer
acerca de la Inmaculada Concepción de María en los números 490 al 493.

Para saber más acerca del dogma de la Inmaculada Concepción, consulta haciendo click aquí

El alma de María fue preservada de toda mancha del pecado original, desde el momento de su concepción.

María siempre estuvo llena de Dios para poder cumplir con la misión que Dios tenía para Ella.

Con el Sacramento del Bautismo se nos borra el pecado original.

Dios regala a cada uno de nosotros las gracias necesarias y suficientes, para que podamos cumplir con la misión que nos ha encomendado.

¡Virgen María, Madre Inmaculada, ruega por nosotros!


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Novena a la Inmaculada Concepción https://www.reinadelcielo.org/novena-a-la-inmaculada-concepcion/ Mon, 02 Dec 2024 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=8258 ]]> LA novena comienza el 30 de noviembre

PARA CONOCER NUESTRA NOVENA A LA INMACULADA, HAZ CLICK AQUI

Sólo a Ella Dios le concedió el privilegio de haber sido preservada del pecado original, como un regalo especial para la mujer que sería la Madre de Jesús y madre Nuestra. Ella, desde el momento en que fue concebida por sus padres, por gracia y privilegios únicos que Dios le concedió, fue preservada de toda mancha.

Aquí puedes rezar la novena en honor a la Virgen del Carmen.

Inicio de la Novena

Comenzamos rezando: Por la señal de la Santa Cruz…

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Oraciones comunes para todos los días

Postrado humildemente con una firme esperanza en Dios, y en la poderosa protección de la Santísima Virgen, comenzara diciendo: Por la señal de la Santa Cruz, etcétera.

ACTO DE CONTRICIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Señor mío Jesucristo, Dios Hombre verdadero, Creador y Redentor mío. Por ser Vos quien sois, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; propongo firmemente nunca más pecar; apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta, restituir y satisfacer, si algo debiere. Ofrézcoos mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis pecados. Y como os suplico, así confío en vuestra bondad y misericordia infinita, me los perdonaréis por los merecimientos de vuestra preciosa sangre, pasión y muerte, y me daréis gracia para enmendarme, y para perseverar en vuestro santo servicio hasta la muerte. Amén.

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Dios te salve, María, llena de gracia y bendita más que todas las mujeres, Virgen singular, Virgen soberana y perfecta, elegida por Madre de Dios y preservada por ello de toda culpa desde el primer instante de tu Concepción: así como por Eva nos vino la muerte, así nos viene la vida por ti, que por la gracia de Dios has sido elegida para ser Madre del nuevo pueblo que Jesucristo ha formado con su sangre.

A ti, purísima Madre, restauradora del caído linaje de Adán y Eva, venimos confiados y suplicantes en esta novena, para rogarte que nos concedas la gracia de ser verdaderos hijos tuyos y de tu Hijo Jesucristo, libres de toda mancha de pecado.

Acordaos, Virgen Santísima, que habéis sido hecha Madre de Dios, no sólo para vuestra dignidad y gloría, sino también para salvación nuestra y provecho de todo el género humano. Acordaos que jamás se ha oído decir que uno solo de cuantos han acudido a vuestra protección e implorado vuestro socorro, haya sido desamparado. No me dejéis, pues, a mi tampoco, porque si me dejáis me perderé; que yo tampoco quiero dejaros a vos, antes bien, cada día quiero crecer más en vuestra verdadera devoción.

Y alcanzadme principalmente estas tres gracias: la primera, no cometer jamás pecado mortal; la segunda, un grande aprecio de la virtud cristiana, y la tercera, una buena muerte. Además, dadme la gracia particular que os pido en esta novena (hacer aquí la petición que se desea obtener)

Rezar a continuación la oración del día que corresponda.

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ORACIONES FINALES PARA TODOS LOS DÍAS

Oración final

Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A ti, celestial Princesa, Virgen sagrada María, te ofrezco en este día alma, vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía. Rezar tres Avemarías.

Tu Inmaculada Concepción, oh Virgen Madre de Dios, anunció alegría al universo mundo.

ORACIÓN. Oh Dios mío, que por la Inmaculada Concepción de la Virgen, preparaste digna habitación a tu Hijo: te rogamos que, así como por la previsión de la muerte de tu Hijo libraste a ella de toda mancha, así a nosotros nos concedas por su intercesión llegar a ti limpios de pecado. Por el mismo Señor nuestro Jesucristo. Amén.

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Día Primero

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN.

Inmaculada concepción (ft img)

Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como preservaste a María del pecado, original en su Inmaculada Concepción, y a nosotros nos hiciste el gran beneficio de libramos de él por medio de tu santo bautismo, así te rogamos humildemente nos concedas la gracia de portarnos siempre como buenos cristianos, regenerados en ti, Padre nuestro Santísimo.

Meditar y rezar la oración final.

Día Segundo

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN.

Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como preservaste a María de todo pecado mortal en toda su vida y a nosotros nos das gracia para evitarlo y el sacramento de la confesión para remediarlo, así te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas la gracia de no cometer nunca pecado mortal, y si incurrimos en tan terrible desgracia, la de salir de él cuanto antes por medio de una buena confesión.

Meditar y rezar la oración final.

Día Tercero

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN.

Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como preservaste a María de todo pecado venial en toda su vida, y a nosotros nos pides que purifiquemos más y más nuestras almas para ser dignos de ti, así te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas la gracia de evitar los pecados veniales y la de procurar y obtener cada día más pureza y delicadeza de conciencia.

Meditar y rezar la oración final.

Día Cuarto

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN.

Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como libraste a María de la inclinación al pecado y le diste dominio perfecto sobre todas sus pasiones, así te rogamos humildemente, por intercesión de María Inmaculada, nos concedas la gracia de ir domando nuestras pasiones y destruyendo nuestras malas inclinaciones, para que te podamos servir, con verdadera libertad de espíritu, sin imperfección ninguna.

Meditar y rezar la oración final.

Día Quinto

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN.

María Inmaculada (ft img)

Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como, desde el primer instante de su Concepción, diste a María más gracia que a todos los santos y ángeles del cielo, así te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos inspires un aprecio singular de la divina gracia que tú nos adquiriste con tu sangre, y nos concedas el aumentarla más y más con nuestras buenas obras y con la recepción de tus Santos Sacramentos, especialmente el de la Comunión.

Meditar y rezar la oración final.

Día Sexto

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN.

Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como, desde el primer momento, infundiste en María, con toda plenitud, las virtudes sobrenaturales y los dones del Espíritu Santo, así te suplicamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas a nosotros la abundancia de estos mismos dones y virtudes, para que podamos vencer todas las tentaciones y hagamos muchos actos de virtud dignos de nuestra profesión de cristianos.

Meditar y rezar la oración final.

Día Séptimo

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN.

Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como diste a María, entre las demás virtudes, una pureza y castidad eximía, por la cual es llamada Virgen de las vírgenes, así te suplicamos, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas la dificilísima virtud de la castidad, que tantos han conservado mediante la devoción de la Virgen y tu protección.

Meditar y rezar la oración final.

Día Octavo

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN.

Inmaculada Concepción 2 (ft img)

Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como diste a María la gracia de una ardentísima caridad y amor de Dios sobre todas las cosas, así te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas un amor sincero de ti, ¡oh Dios Señor nuestro!, nuestro verdadero bien, nuestro bienhechor, nuestro padre, y que antes queramos perder todas las cosas que ofenderte con un solo pecado.

Meditar y rezar la oración final.

Día Noveno

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN.

Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como has concedido a María la gracia de ir al cielo y de ser en él colocada en el primer lugar después de Ti, te suplicamos humildemente, por intercesión de María Inmaculada, nos concedas una buena muerte, que recibamos bien los últimos Sacramentos, que expiremos sin mancha ninguna de pecado en la conciencia y vayamos al cielo, para siempre gozar, en tu compañía y la de nuestra Madre, con todos los que se han salvado por ella.

Meditar y rezar la oración final.

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Fuente: Devocionario Católico


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«La Virgen aplastó la cabeza de la serpiente». Testimonio del P. Betancourt en un exorcismo https://www.reinadelcielo.org/la-virgen-aplasto-la-cabeza-de-la-serpiente-testimonio-del-p-betancourt-en-un-exorcismo/ Fri, 10 Dec 2021 13:38:03 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=26218 En la fiesta de la Inmaculada Concepción, la Iglesia recuerda la lectura de Génesis 3,15 en que Dios maldice a la serpiente y le dice: «Pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu estirpe y la suya; ella te herirá en la cabeza y tú le herirás en el talón».

Para la Iglesia esta profecía es un símbolo del poder de la Virgen María Inmaculada, inmune al pecado original que sí afecta a todos los demás hombres. Pero esa experiencia la tienen a veces los exorcistas cuando invocan el nombre de María.

Un caso que involucra a María, el demonio y la serpiente lo contó el sacerdote colombiano de la diócesis de Brooklyn Darío Betancourt, uno de los más famosos predicadores de la Renovación Carismática, fallecido a los 82 años el pasado viernes 3 de diciembre de 2021 en Estados Unidos, a causa del coronavirus.

P. Darío Betencourt

Darío Betancourt fue predicador itinerante durante unos 50 años, predicó en más de cien países en español, inglés, francés, italiano y portugués. Nació en Medellín, Colombia, en 1939 y pasó allí su infancia. Su familia, muy religiosa, se mudó a Estados Unidos y estudió en Nueva York, Psicología en la Universidad de Fordham de los jesuitas, filosofía y teología en la Universidad Gregoriana de Roma y Teología Moral en la Pontificia Academia Alfonsiana de Roma.

En 1967 conoció la Renovación Carismática y la efusión del Espíritu a través de un grupo de puertorriqueños en Nueva York a los que había tratado con desdén pero que oraron por él. Como predicador carismático, su obispo le dio permiso para dedicarse a un apostolado viajero e itinerante. Era popular sobre todo por su ministerio de oración de sanación corporal o interior, y a veces de liberación, pero no solía realizar exorcismos.

Cuando en una entrevista en TeleAntioquía (Colombia) le preguntaron por el caso espiritual más difícil que había abordado contó la historia que vamos a relatar.

Un joven endemoniado

«A un joven casado una mujer le hizo un maleficio. Le dio a beber algo y pidió que le entrara el diablo. Él lo tomó y sintió como su fuera licor, se le puso la cara caliente, caliente. Sintió en ese momento atracción por esa mujer y eso dañaba a su matrimonio. También le afectaba al trabajo, a su empresa. Era un muchacho creyente y buscó un sacerdote», explica Betancourt en esa entrevista.

«El caso es que el cardenal de Nueva York me mandó al joven y me dijo: ‘hágale un exorcismo’. Es la única vez en mi vida que hice un exorcismo. No se pueden hacer sin autorización del obispo. Empecé a hacerle la oración. Estuve con eso una semana. Ya el sábado, cansado, a las 7 de la noche, dije: ‘ay, Virgen María, madrecita, ayúdanos en esto, que yo ya no sé qué rezar», recuerda el sacerdote.

Apenas dijo eso, el endemoniado empezó a proferir blasfemias:

– A esa hija de… ni la mencione, porque la odio – decía el poseído, o el demonio dentro de él.

– Ah, ¿y por qué es eso? – preguntó el sacerdote.

Porque me quebró la cabeza. A todos los he podido engañar. Ella solo es humana, no ningún dios, pero a ella no la he podido tocar. Yo estoy encima de ella, yo soy ángel, ella sólo es humana. Pero no la pude engañar. Me siento fallido, me siento humillado por ella.

– Ah, así que te quebró la cabeza y te humilló… -comentó el padre Betancourt. Y entonces empezó de nuevo las oraciones pero esta vez invocaba también a la Virgen.

¡Llagas y sangre de Jesús, hijo de María, ayudadnos! -rezó el sacerdote.

«Y ahí sí el joven pegó una carrera hasta el baño y en el baño dijo: ¡¡padre Darío, corra, corra! Mira lo que salió’. Y en el baño, dando vueltas en la taza había una culebra verde tan gruesa como este dedo. Le vi que tenía los ojitos negros. Y le dije: ‘¡la Virgen María te vuelve a aplastar la cabeza con las llagas y la sangre de su hijo Jesús’. Y cuando dije eso le estallaron los ojitos negros y se volvió la taza negra. Tuve que buscar un machete para partirla y que se fuera», explica el sacerdote.

Betancourt recomendaba invocar el poder de las llagas, de la sangre, del nombre de Jesús («porque Él dijo: ‘en mi nombre curarán enfermos y expulsarán demonios’, y su nombre es Jesús; Cristo o Señor son títulos, Él pide usar su nombre, Jesús») e invocarlo como ‘hijo de María’ «porque el demonio a la Virgen María le tiene pánico, como acabo de decir».

El P. Betancourt contó esta experiencia en esta entrevista en TeleAntioquía, a partir del minuto 12

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Fuente: Cari Filii


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Novena a María Auxiliadora https://www.reinadelcielo.org/novena-a-maria-auxiliadora/ Wed, 13 May 2020 07:56:54 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=24542 Maria Auxilium Christianorum, es una advocación de la Virgen María y que lleva su nombre desde el año 345 cuando Juan Crisóstomo, tomó fuerza con el Papa Pío V en el siglo XVI y fue definitivamente popularizada con el desarrollo de las obras educativas y apostólicas de Don Bosco y María Mazzarello en el siglo XIX.

Aquí puedes rezar la novena en honor a la Virgen del Carmen.

Inicio de la Novena

Comenzamos rezando: Por la señal de la Santa Cruz…

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Oraciones comunes para todos los días

ACTO DE CONTRICIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío: porque sois la Infinita Bondad, os amo, Señor, más que a todas las cosas y más que a mí mismo. Me pesa entrañablemente de haberos ofendido; y por vuestro amor, y porque así lo queréis y me lo mandáis, perdono de todo corazón a todos mis enemigos, para que Vos, Señor, uséis conmigo de perdón y misericordia y olvidéis mis pasadas ofensas. Os ofrezco mi vida, mis obras y mis trabajos en satisfacción de todos mis pecados. Concédeme la gracia de perseverar en vuestro amor y servicio hasta la muerte. Amén.

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

¡Oh María Auxiliadora, vengo a postrarme humildemente a tus plantas, para tributarte mi homenaje de amor y gratitud! Indigno soy de recibir nuevos favores de tu mano amorosísima, pues no he correspondido a las innumerables gracias que me has dispensado a cada paso. Olvidando mi ingratitud y no pensando más que en tu amor y benignidad, vengo a implorar nuevamente tus auxilios. Concédeme la gracia que deseo…, si no es contraria a la Voluntad de Dios. No me desampares, Madre mía, robustece mi voluntad para que no me aparte del verdadero camino de la virtud; ilumina mi entendimiento para que comprenda cuánto me amas, y santifícame para que logre, mediante tu valiosísimo socorro, alabarte por toda la eternidad. Así sea.

Rezar a continuación la oración del día que corresponda.

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ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

¡Dios te salve Reina, Madre de misericorida y auxilio de los cristianos! Pobre hijo de Eva, a quién me dirigiré en este valle de llanto sino a Tí que eres vida, dulzura y esperanza nuestra! A Tí se eleva mi grito: A TI CLAMAMOS!, a tus pies deposito el peso de mis afanes: A TI SUSPIRAMOS!… Ea, pues, Señora, manifiéstate como lo fuiste siempre, poderosa Abogada: inclina tus ojos maternales sobre mí que te amo tanto, ¡Oh Madre!, hoy más que nunca necesito de tu misericordia y de tu santo auxilio…! ¡Ah! vuelve hacia mí esos ojos tan misericordiosos y quedaré contento… Es verdad, yo soy culpable, pero Tú eres Santa: ¡Oh CLEMENTE! Yo soy ingrato, pero Tú eres buena! ¡OH PIADOSA! Yo soy rebelde, pero Tú eres dulce! ¡Oh DULCE VIRGEN MARIA! No mires mis culpas y pecados y acuérdate sólo de tu bondad: ¡MUESTRATE QUE ERES MADRE! Yo me abandono y entrego a Tí como un niño se abandona confiado en los brazos de su madre.

María, Auxilio de los Cristianos
Ruega por nosotros

En el nombre del Padre, …

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Día Primero

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN. ¡Oh Soberana Señora del Cielo y poderosa Auxiliadora de los cristianos!, por aquella profundísima humildad con que fuiste a servir a Santa Isabel siendo ya, realmente, Madre de Dios, ayúdame a copiar y grabar en mi alma tan bella virtud y a conseguir de tu Divino Hijo la gracia que te pido… Las culpas que he cometido, mis infidelidades y malas tendencias, la incertidumbre de perseverar en la amistad de Dios, no son, por desgracia, suficientes motivos para inspirarme un bajo concepto de mí mismo; pero Tú ayúdame, oh Madre, y haz que siendo pospuesto, no me resienta; olvidado, me goce; alabado, no me ensoberbezca; a fin de que pueda obtener lo que te imploro, representarte dignamente en la tierra y ser tu corona en el Cielo. Amén.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena y rezar un Padrenuestro, un Avemarías, un Gloria y terminar con la oración final.

Día Segundo

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN. ¡Oh dulcísima Auxiliadora!, que por nuestra salvación sufriste al pie de la Cruz angustias mortales, concédeme la gracia que te pido… y dígnate hablar a mi alma el lenguaje del amor y del sacrificio. Ya lo ves, oh Madre, por pequeño que sea todo trabajo me espanta; la más leve aflicción me fastidia, y casi me resisto a persuadirme de que la paciencia nos es a todos necesaria y de que sólo por el camino de la tribulación se va al Paraíso.— ¡Ah! querida Madre mía, infunde en mi alma una viva compasión por tus dolores, y ayúdame a abrazar voluntariamente la cruz de cada día en descuento de mis pecados y para merecer el reino de los Santos. Amén.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena y rezar un Padrenuestro, un Avemarías, un Gloria y terminar con la oración final.

Día Tercero

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN. ¡Oh clementísima Reina y Auxiliadora de los cristianos! Con las más ardientes súplicas vengo a pedirte la gracia que necesito… y me concedas además la santa dulzura, que es el ropaje de la humildad y la virtud predilecta del Sacratísimo Corazón de Jesús. Débil y orgulloso como soy, jamás llegaría a revestir mi alma de este encantador ropaje sin tu misericordia. Ayúdame a ser cortés en el trato, dulce en el sentir y en el hablar, bueno con todos y especialmente con quien se me manifieste frío y maligno, a fin de procurarte una complaclencia a Tí y a tu dulcísimo Jesús. Amén.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena y rezar un Padrenuestro, un Avemarías, un Gloria y terminar con la oración final.

Día Cuarto

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN. ¡Oh María Auxiliadora! Virgen purísima, espejo sin mancha, vivo reflejo de la luz de Dios! ¡ Ah! concédeme la gracia que te imploro… e inspírame el más grande amor hacia la bella virtud de los Angeles. Y puesto que para conservarla es vano todo propósito sin la fuga de las ocasiones, te suplico, oh dulce Madre mía, me socorras diariamente con tu santo auxilio para que huya de toda ocasión de pecado. Entretanto me ofrezco todo a Tí, y Tú oh Inmaculada Auxilliadora, haz que viviendo yo en la mortificación, en la humildad y en la oración, sea como un ángel en la tierra y goce un día con ellos en la gloria del Paraíso. Amén.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena y rezar un Padrenuestro, un Avemarías, un Gloria y terminar con la oración final.

Día Quinto

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN. ¡Oh María Auxiliadora, gloriosa Madre de Dios! Por aquella unión que tu alma santísima tuvo con el Señor desde el primer instante de tu Inmaculada Concepción, ¡ah!, concédeme la gracia que te pido… y haz que yo empiece, a lo menos desde este instante, a amar de veras a Jesús con amor generoso, puro y constante. Y por aquel solemne mandato que Jesús nos dió de amarnos alcánzame una sincera caridad para con mi prójimo tanto que me interese prácticamente por su bien y sea fácil en perdonarle, excusarle y también de prevenirle en sus necesidades del alma y del cuerpo, para hacerme siempre más digno de Tí, Auxiliadora de los cristianos. Amén.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena y rezar un Padrenuestro, un Avemarías, un Gloria y terminar con la oración final.

Día Sexto

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN. ¡Oh Virge Auxiliadora, Madre de la verdadera Sabiduría, Esposa del Espíritu Santo!, Tú que eres esplendísimo faro de luz eterna, concédeme la gracia que te imploro…, y envía a mi alma un rayo de luz celestial. Sí; yo te pido, oh Madre, aquella ciencia divina que edifica, y que es compañera de la caridad y maestra de la humildad; aquella ciencia que hará que me conozca a fondo a mí mismo y que me eleva al amor de Dios; aquella ciencia que despierta la contricción en mi corazón y me excita a detestar mis culpas pasadas y presentes. ¡Oh María Auxiliadora!, obténme este don del Espíritu Santo, para que se perfeccione en mí la fe y yo camine seguro por la senda del Paraíso. Amén.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena y rezar un Padrenuestro, un Avemarías, un Gloria y terminar con la oración final.

Día Séptimo

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN. ¡Oh tiernísima Madre y Auxiliadora mía!, concededme la gracia que te pido… A pesar de que me veo lleno de pecados y miserias, al pensar en Jesús Sacramentado, siento en el alma un fuerte deseo del bien para agradarle; pero yo quisiera que este sentimiento no fuera homenaje de un instante solamente. Tú pues, Madre clementísima, que depués de la Ascención de Jesús encontraste en la Sagrada Eucaristía tu única delicia sobre la tierra, dame una fe viva, y enciéndeme en ardentísimo amor hacia este Divino Tesoro, para que lo tenga siempre en la mente y en el corazón, hasta el día que lo vea manifiesto en el Cielo. Amén.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena y rezar un Padrenuestro, un Avemarías, un Gloria y terminar con la oración final.

Día Octavo

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN. ¡Oh María Auxiliadora!, celestial Aurora que nos has anunciado a Jesús, Sol de Justicia, concédeme la gracia que te pido… y enséñame las íntimas y suaves finezas de la devoción al Sacratísimo Corazón de Tu Divino Hijo, devoción que eleva en seguida las almas a la más alta perfección, que es el mejor modo de consolar a Aquél que ha amado a los hombres y que es de ellos tan poco amado. Sí, Madre mía, enséñame a conocerle, a amarle y a nunca más ofenderle. Alcánzame su amor, y no me queda otra cosa que desear. Eternamente te agradeceré este favor. Amén.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena y rezar un Padrenuestro, un Avemarías, un Gloria y terminar con la oración final.

Día Noveno

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN. ¡Oh Virgen incomparable! que por la asombrosa victoria de Lepanto, resplandeciste con el nuevo título de Auxiliadora… Oh Madre benigna, poderoso auxilio de los cristianos, concédeme la gracia que te pido… y vuelve a tus antiguas victorias en estos tiempos de osada impiedad. Guarda piadosamente al Vicario de Jesucristo en la tierra, santifica a los Eclesiásticos y a los Religiosos, y apresura la hora de la misericordia para todos y del triunfo de la Iglesia Católica, a fin de que todo el mundo te aclame a Tí, su Madre y su Reina, y a tu Jesús, su Rey y Salvador. Amén.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena y rezar un Padrenuestro, un Avemarías, un Gloria y terminar con la oración final.

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Fuente: ACI Prensa


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Bartolomé Esteban Murillo, el gran pintor de la Purísima https://www.reinadelcielo.org/bartolome-esteban-murillo-el-gran-pintor-de-la-purisima/ Fri, 08 Dec 2017 19:41:06 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=10793

Se celebra el cuarto centenario del nacimiento de Bartolomé Esteban Murillo (1617-1682), el gran pintor de la Purísima y uno de los genios del Barroco español.

 

 

Con motivo del Año Murillo, en Sevilla se está haciendo un esfuerzo por divulgar la obra de este pintor y explicar una de sus expresiones más sublimes: las imágenes de la Inmaculada Concepción de la Virgen. En MurilloEnSevilla.com, @MiguelPerezM explica algunos hechos básicos.

Lo que Murillo innovó

Murillo cambia el estilo de representar a María triunfante que habían traído pintores anteriores a él como Pacheco o Velázquez. ¿La gran novedad? Viste a María de blanco, con una túnica sencilla e inmaculada, y le da vuelo al manto azul. De la lectura del Apocalipsis toma solo la luna bajo sus pies y, para representar aquello de que iba ‘vestida de sol’, coloca una luz anaranjada tras cada Inmaculada, prescindiendo de la corona de estrellas que sí usaron Pacheco y Velázquez.

Santa Beatriz de Silva, encerrada en el baúl por la Reina

¿En qué se basa esta representación que se hace de la Inmaculada? Para ello tenemos que conocer a Santa Beatriz de Silva (1437-1492), dama de la corte de Isabel de Portugal (esposa de Juan II de Castilla). La reina, celosa porque creía que su marido miraba a Beatriz con deseo, la encerró durante días en un baúl cerrado a cal y canto. Allí, se le apareció la Virgen para decirle que todo saldría bien, y que cuando saliera fundara una orden (las Concepcionistas). Beatriz contaría que la Virgen se le había aparecido con túnica blanca y manto azul, como luego vestirían las monjas concepcionistas, y como pinta Murillo a la madre de Cristo.

Vista de cerca, a los monjes no les gustaba

Una de las primeras Inmaculadas que pintó Murillo fue ‘La Colosal’, que por suerte conservamos en el Museo de Bellas Artes de Sevilla. Se hizo para el arco de la iglesia del Convento de San Francisco, que estaba donde hoy se abre la Plaza Nueva. Dice la tradición que cuando Murillo presentó el cuadro, a los franciscanos no le gustó demasiado. Pero Murillo sabía que su cuadro no estaba realizado para ser visto a ras de suelo. Una vez que se colocó a su altura, los monjes cambiaron su visión sobre la obra. No hay que obviar que este lienzo mide tres metros de ancho y casi cuatro y medio de alto. Por algo es ‘La Colosal’. De hecho, su tamaño fue lo que hizo que el napoleónico Mariscal Soult no pudiera llevársela durante la invasión francesa, y se quedara recluida en el Alcázar.

Las obras que devolvió Pétain a Franco

La Inmaculada llamada ‘de los Venerables’ –y mal llamada ‘de Soult’ por su expoliador– regresó a España en 1940, pero nadie desde nuestro país la había reclamado. ¿Cómo podía ser? En aquella época, Francia estaba siendo invadida por las tropas nazis, y un gobierno colaboracionista dirigido por el Mariscal Pétain se había establecido en Vichy traicionando a la república francesa. Pétain quería el apoyo de la España de Franco, y por ello se propuso como estrategia un intercambio de cuadros entre el Prado y el Louvre.

Un día de diciembre, avisaron a los encargados del Patrimonio de España que fueran a la localidad francesa de Port Bou. Para agilizar el acuerdo, Pétain mandaba a Franco la Inmaculada de los Venerables a España. Debió llegar en tren, pero las lluvias lo impidieron, por lo que fue cargada en un camión sin escolta en el que llegó hasta el lugar de la cita. Un día antes del día de la Inmaculada, el cuadro llegaba en un vagón de tren precintado a Madrid. Por cierto, un año más tarde Pétain mandaría a España otra obra maestra expoliada: la Dama de Elche.

La hija sorda y monja de Murillo

Corre desde siempre la tradición de que Murillo tomó para algunas de sus Inmaculadas rostros conocidos. Pero dentro de esas teorías, debemos detenernos en la similar faz que tienen las llamadas ‘de Walpole’ (Hermitage de San Petersburgo) y ‘del Coro o niña’ (Museo de Bellas Artes).

Aunque puede resultar a simple vista sensato decir que ambas tienen el mismo rostro, Santiago Montoto se atrevía en los años 20 a decir que ambas tuvieron como modelo a la hija de Murillo, Francisca María. La última de sus hijas, que dicen que era sorda de nacimiento, entró en el convento de Madre de Dios como monja, y decían que la añoranza del pintor de su hija fue lo que propició que le pusiera su rostro a estas dos representaciones de la Inmaculada Concepción.

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Fuente: Cari Filii


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