infierno – Reina del Cielo https://www.reinadelcielo.org Wed, 13 Sep 2023 06:45:29 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.3.9 ¿Qué es el purgatorio? https://www.reinadelcielo.org/que-es-el-purgatorio/ Wed, 13 Sep 2023 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=8040 ]]> Cuando nos morimos, puede ocurrir una de las siguientes tres cosas: Vamos al Cielo directamente, vamos al Infierno, o bien vamos al Purgatorio. El Purgatorio es un estado en el que se encuentra la persona que ha muerto en gracia de Dios pero que no está plenamente purificada, y donde se es purificado para disfrutar plenamente de la presencia de Dios. Se trata de una persona salvada que vive en el amor de Dios y la salvación pero no de una manera plena, ya que ha de esperar,a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo.

La Iglesia llama purgatorio a esta purificación final de los elegidos que es completamente distinta del castigo de los condenados. La Iglesia ha formulado la doctrina de la fe relativa al purgatorio sobre todo en los Concilios de Florencia (cf. DS 1304) y de Trento (cf. DS 1820; 1580). La tradición de la Iglesia, haciendo referencia a ciertos textos de la Escritura (por ejemplo 1 Co 3, 15; 1 P 1, 7) habla de un fuego purificador:

«Respecto a ciertas faltas ligeras, es necesario creer que, antes del juicio, existe un fuego purificador, según lo que afirma Aquel que es la Verdad, al decir que si alguno ha pronunciado una blasfemia contra el Espíritu Santo, esto no le será perdonado ni en este siglo, ni en el futuro (Mt 12, 31). En esta frase podemos entender que algunas faltas pueden ser perdonadas en este siglo, pero otras en el siglo futuro (San Gregorio Magno, Dialogi 4, 41, 3).

Esta enseñanza se apoya también en la práctica de la oración por los difuntos, de la que ya habla la Escritura: “Por eso mandó [Judas Macabeo] hacer este sacrificio expiatorio en favor de los muertos, para que quedaran liberados del pecado” (2 M 12, 46). Desde los primeros tiempos, la Iglesia ha honrado la memoria de los difuntos y ha ofrecido sufragios en su favor, en particular el sacrificio eucarístico (cf. DS 856), para que, una vez purificados, puedan llegar a la visión beatífica de Dios. La Iglesia también recomienda las limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia en favor de los difuntos:

«Llevémosles socorros y hagamos su conmemoración. Si los hijos de Job fueron purificados por el sacrificio de su padre (cf. Jb 1, 5), ¿por qué habríamos de dudar de que nuestras ofrendas por los muertos les lleven un cierto consuelo? […] No dudemos, pues, en socorrer a los que han partido y en ofrecer nuestras plegarias por ellos» (San Juan Crisóstomo, In epistulam I ad Corinthios homilia 41, 5).

El escapulario

Escapulario de la Virgen del Carmen

¿Qué hacer hacer para minimizar la estancia en el Purgatorio? Además de ser buenos hijos de Dios, tenemos una gracia especial con el Escapulario.

¿Qué es el Escapulario? Es un símbolo de la protección de la Madre de Dios a sus devotos y un signo de su consagración a María. Nos lo dio la Santísima Virgen. Se lo entregó al General de la Orden del Carmelo, San Simón Stock, el 16 de julio de 1251, con estas palabras: «Toma este hábito, el que muera con él no padecerá el fuego eterno».

Alude a este hecho el Papa Pío XII cuando dice: «No se trata de un asunto de poca importancia, sino de la consecución de la vida eterna en virtud de la promesa hecha, según la tradición, por la Santísima Virgen». El llamado “Privilegio sabatino”, reconocido por el Papa Pío XII, consiste en que la Virgen, a los que mueran con el Santo Escapulario y expíen en el Purgatorio sus culpas, con su intercesión hará que alcancen la patria celestial lo antes posible, o, a más tardar, el sábado siguiente a su muerte.

Oración por las almas del purgatorio

San Nicolás de Tolentino (ft img)

¿Necesitan nuestra oración las almas del Purgatorio? La respuesta es afirmativa. Hemos de pedir por ellas al Señor, a la Virgen María y a algunos Santos para que las benditas almas salgan pronto del Purgatorio. El abogado de las almas del Purgatorio es San Nicolás de Tolentino. Podemos rezarle con la siguiente oración:

¡Oh glorioso Taumaturgo y Protector de las almas del purgatorio, San Nicolás de Tolentino! Con todo el afecto de mi alma te ruego que interpongas tu poderosa intercesión en favor de esas almas benditas, consiguiendo de la divina clemencia la condonación de todos sus delitos y sus penas, para que saliendo de aquella tenebrosa cárcel de dolores, vayan a gozar en el cielo de la visión beatífica de Dios. Y a mi, tu devoto siervo, alcánzame, ¡oh gran santo!, la más viva compasión y la más ardiente caridad hacia aquellas almas queridas. Amén.

También podemos dirigirnos al Señor de la siguiente forma en favor de las almas del Purgatorio:

Dios omnipotente, Padre de bondad y de misericordia, apiadaos de las benditas almas del Purgatorio y ayudad a mis queridos padres y antepasados.

A cada invocación se contesta: ¡Jesús mío, misericordia!

Ayudad a mis hermanos y parientes.
Ayudad a todos mis bienhechores espirituales y temporales.
Ayudad a los que han sido mis amigos y súbditos.
Ayudad a cuantos debo amor y oración.
Ayudad a cuantos he perjudicado y dañado.
Ayudad a los que han faltado contra mí.
Ayudad a aquellos a quienes profesáis predilección.
Ayudad a los que están más próximos a la unión con Vos.
Ayudad a los que os desean más ardientemente.
Ayudad a los que sufren más.
Ayudad a los que están más lejos de su liberación.
Ayudad a los que menos auxilio reciben.
Ayudad a los que más méritos tienen por la Iglesia.
Ayudad a los que fueron ricos aquí, y allí son los más pobres.
Ayudad a los poderosos, que ahora son como viles siervos.
Ayudad a los ciegos que ahora reconocen su ceguera.
Ayudad a los vanidosos que malgastaron su tiempo.
Ayudad a los pobres que no buscaron las riquezas divinas.
Ayudad a los tibios que muy poca oración han hecho.
Ayudad a los perezosos que han descuidado tantas obras buenas.
Ayudad a los de poca fe que descuidaron los santos Sacramentos.
Ayudad a los reincidentes que sólo por un milagro de la gracia se han salvado.
Ayudad a los padres que no vigilaron bien a sus hijos.
Ayudad a los superiores poco atentos a la salvación de sus súbditos.
Ayudad a los pobres hombres, que casi sólo se preocuparon del dinero y del placer.
Ayudad a los de espíritu mundano que no aprovecharon sus riquezas o talentos para el cielo.
Ayudad a los necios, que vieron morir a tantos no acordándose de su propia muerte.
Ayudad a los que no dispusieron a tiempo de su casa, estando completamente desprevenidos para el viaje más importante.
Ayudad a los que juzgaréis tanto más severamente, cuánto más les fue confiado.
Ayudad a los pontífices, reyes y príncipes.
Ayudad a los obispos y sus consejeros. Ayudad a mis maestros y pastores de almas.
Ayudad a los finados sacerdotes de esta diócesis.
Ayudad a los sacerdotes y religiosos de la Iglesia católica.
Ayudad a los defensores de la santa fe.
Ayudad a los caídos en los campos de batalla.
Ayudad a los sepultados en los mares.
Ayudad a los muertos repentinamente.
Ayudad a los fallecidos sin recibir los santos sacramentos.

V. Dadles, Señor, a todas las almas el descanso eterno.
R. Y haced lucir sobre ellas vuestra eterna luz.
V. Que en paz descansen.
R. Amén.


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Este es el secreto de Fátima del que nadie habla https://www.reinadelcielo.org/este-es-el-secreto-de-fatima-del-que-nadie-habla/ Thu, 14 Jul 2022 13:31:04 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=26625 ¿Por qué la mayoría de la gente ignora el primero y el segundo de los tres secretos dados por Nuestra Señora en Fátima en julio de 2017? El primero es sobre el infierno. ¿Realmente deseamos prestar atención a esto? La respuesta parece ser no. La respuesta viene en la dirección que ha tomado el mundo, especialmente en los últimos años.

Primer secreto

En julio de 1941, Sor Lucía reveló los dos primeros secretos en sus memorias escritas, por orden de su obispo. Ella dijo: “El secreto se compone de tres partes distintas, dos de las cuales voy a revelar ahora. La primera parte es la visión del infierno.”

Lucía continuó con la descripción. “Nuestra Señora nos mostró un gran mar de fuego que parecía estar debajo de la tierra. Sumergidos en este fuego estaban demonios y almas en forma humana, como brasas transparentes, todo bronce ennegrecido o bruñido, flotando en la conflagración, ahora levantadas en el aire por las llamas que salían de su interior junto con grandes nubes de humo, cayendo por todos lados como chispas en un gran fuego, sin peso ni equilibrio, y entre gritos y gemidos de dolor y desesperación, que nos horrorizaban y nos hacían temblar de miedo. Los demonios se distinguían por su aterradora y repelente semejanza con temibles y desconocidos animales, todos negros y transparentes. Esta visión duró sólo un instante.”

¡Una vista horrible para cualquiera!

Mirando hacia atrás, Lucía explicó: “¿Cómo podemos estar lo suficientemente agradecidos con nuestra bondadosa Madre celestial, que ya nos había preparado prometiendo, en la primera Aparición, llevarnos al Cielo? De lo contrario, creo que nos habríamos muerto de miedo y terror.

“Luego miramos a Nuestra Señora, quien nos dijo con tanta bondad y tristeza: Vosotros habéis visto el infierno donde van las almas de los pobres pecadores. Para salvarlos, Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón”.

Allí mismo Nuestra Señora dio el remedio, el medio de seguridad, el camino seguro para evitar la conflagración eterna.

Aunque queremos centrarnos en esta parte del primer secreto, veamos lo que Nuestra Señora continuó diciendo en ese momento. Ella continuó:

Si se hace lo que os digo, muchas almas se salvarán y habrá paz. La guerra va a terminar: pero si la gente no deja de ofender a Dios, se desatará una peor durante el pontificado de Pío Xl. Cuando veáis una noche iluminada por una luz desconocida, sabed que esta es la gran señal que os da Dios que va a castigar al mundo por sus crímenes, por medio de la guerra, el hambre y las persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre.
Para evitarlo, vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Corazón Inmaculado y la Comunión reparadora de los Primeros Sábados. Si se escuchan mis peticiones, Rusia se convertirá y habrá paz; si no, esparcirá sus errores por el mundo, provocando guerras y persecuciones a la Iglesia. Los buenos serán martirizados; el Santo Padre tendrá mucho que sufrir; varias naciones serán aniquiladas. Al final, mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo Padre me consagrará Rusia, y ella se convertirá, y se concederá al mundo un período de paz.
Si bien hoy en día muchos no quieren “asustar” a los adultos con la idea o la palabra “infierno”, nuestro Señor no se avergonzó de usarla (consulte los Evangelios), y tampoco su Madre, todo para nuestro bien y triunfo final. en llegar al cielo.

Recuerde, estos videntes eran niños en ese momento. Lucía tenía 10 años, San Francisco 9 y Santa Jacinta 6.

Más tarde en el convento, Lucía le escribió a su obispo que la gente, “incluso los devotos… a veces tienen miedo de hablar del infierno a los niños para que no los asusten, pero Dios no dudó en mostrárselo a tres niños… sabiendo bien que se horrorizarían. hasta el punto de, casi me atrevería a decir, marchitarse de miedo.” Sin embargo, ¿cuántos adultos nunca se enteran?

Santa Jacinta responde

Tan conmovida estaba la niña, Jacinta, que respondió de inmediato.

“¡Lo siento mucho por los pecadores! ¡Si tan solo pudiera mostrarles el infierno! Ella exclamo. Ella agarraba a Lucía y le decía: “Yo me voy al Cielo, pero tú te quedas aquí. Si Nuestra Señora te lo permite, dile a todos cómo es el infierno, para que no cometan más pecados y no vayan al infierno”.

Otras veces, después de pensar un rato, decía: “¡Tanta gente cayendo al infierno! ¡Tanta gente en el infierno!”

Para calmarla, Lucía dijo: “¡No tengas miedo! vas al cielo”.

“Sí, lo tengo”, respondió Jacinta con calma, “¡pero yo quiero que toda esa gente vaya allí también!”.

Ella seguiría lo que Nuestra Señora pidió para ayudar a convertir a los pecadores y salvarlos del infierno. Por ejemplo, aunque estaba muy enferma, todavía asistía a Misa entre semana. Cuando Lucía le dijo con insistencia: “¡Jacinta, no vengas! No puedes, no eres capaz”. Su prima respondió: “¡Eso no importa! Voy por los pecadores que no van los domingos”.

Lucía creía que Dios le había dado a su joven prima una gracia especial a través del Inmaculado Corazón de María en este sentido. Jacinta “miraba el infierno, y había visto la ruina de las almas que en él caían”. La llevó a menudo a sentarse pensativa y exclamar: “¡Oh, diablos! ¡Infierno! ¡Cuánto lo siento por las almas que van al infierno! ¡Y la gente allá abajo, ardiendo viva, como leña en el fuego!

Cuando Lucía la veía muchas veces pensativa y le preguntaba qué estaba pensando, Jacinta respondía muchas veces: “¡De la guerra que se avecina, y de toda la gente que se va a morir y se va al infierno! ¡Qué terrible! ¡Si tan solo dejaran de ofender a Dios, entonces no habría ninguna guerra y no irían al infierno!”

Los pecados de la carne son los que más ofenden a Dios, dijo Jacinta.

Sin embargo, Jacinta siempre hizo algo sobre los temores de los pecadores para salvarlos. Se arrodillaba y rezaba la oración que Nuestra Señora enseñó a los niños: Oh Jesús mío, perdónanos nuestros pecados; Sálvanos de los fuegos del infierno; lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.

Lucía describió cómo Jacinta permanecía de rodillas por largos períodos de tiempo, rezando la misma oración una y otra vez.

Al rezar el Rosario, los niños nunca se olvidaron de incluir después de cada decena la oración que Nuestra Señora también quiere que agreguemos después de cada decena del Rosario.

Mucho tiempo después, en una carta escrita en 1941, Lucía afirmaba a su obispo: “Ahora comprenderá Vuestra Excelencia cómo fue mi propia impresión que las palabras finales de esta oración se refieren a las almas en mayor peligro de condenación, o las que están más cerca de ella .”

Jacinta mostró la mayor compasión, especialmente por algún pecador, diciendo: “¡Debemos orar y ofrecer sacrificios a Nuestro Señor, para que se convierta y no vaya al infierno, pobre hombre!”

Incitaría a su prima y a su hermano Francisco a orar con ella por los pecadores. “¡Debemos orar mucho, para salvar almas del infierno!” ella repetiría. “¡Tantos van allí! ¡Tantos!”

Ella estaba siguiendo la directiva y recomendación de Nuestra Señora de Fátima de usar la práctica de la mortificación, diciendo: “Orad, orad mucho y haced sacrificios por los pecadores; porque muchas almas van al infierno, porque no hay quien se sacrifique y ore por ellas.”

En los momentos en que Jacinta estaba particularmente preocupada, su hermano Francisco le decía: “¡No pienses tanto en el infierno! En su lugar, piensa en Nuestro Señor y Nuestra Señora. No pienso en el infierno, para no tener miedo”.

No temía por sí misma, por supuesto, sino por los pecadores. Su actitud constante era: “Jesús mío, perdónalos y conviértelos. ¡Ciertamente no saben que están ofendiendo a Dios con todo esto! ¡Qué pena, Jesús mío! Rezaré por ellos”. Enseguida repitió la oración que la Virgen le había enseñado: “Oh, Jesús mío, perdónanos nuestros pecados…”

Sabemos que otro santo tomó todo esto en serio. Mons. Paola Carta recordando los pedidos de Nuestra Señora en Fátima y dijo: “La preocupación maternal del Inmaculado Corazón de María por las almas que van al infierno había invadido profunda y completamente el corazón del Padre Pío, quien hizo de su vida entera un gran sacrificio para nuestro Señor para arrebatar las almas de la condenación eterna”.

El obispo señala que en Fátima Nuestra Señora pidió especialmente el rezo del Rosario. “¿Y quién podría contar las horas que el Padre Pío pasó en oración por la conversión y salvación de los pecadores?”

Luego hubo devociones del primer sábado y “practicarlo toda nuestra vida por el bien de las almas de nuestros vecinos, así como la nuestra. Nuestra Señora nos dijo que las almas se pierden en el infierno porque no hay quien las repare por sus pecados. Ella nos implora en su nombre. ¿Cómo podemos negarla?

El Presidente Internacional del Apostolado Mundial de Fátima, Américo Pablo López-Ortiz, reveló que los videntes de Fátima descubrieron “el océano infinito de amor y misericordia que es Dios”, y a través del corazón de María, descubrieron “la misericordia infinita de Dios con los pobres pecadores y la terrible amenaza que enfrentan, la existencia del infierno, creado para aquellos que orgullosamente no aceptan la misericordia de Dios”.

El autor y escultor, el padre Thomas McGlynn, que estuvo en Fátima, creía: “La enormidad de la rebelión de la humanidad contra Dios y la aversión infinita de Dios por el pecado forman la base del mensaje de Fátima. Entonces Él da esperanza al pecador en la revelación de que Él aceptará el arrepentimiento hecho a través del Inmaculado Corazón de María. Fátima manifiesta el más incomprendido de los atributos divinos: la justicia y la misericordia”. Nuestra Señora “¡vino a decirnos cómo mantenernos fuera del infierno!”

¿Cuántos escuchan a Nuestra Señora?

Esperanza de evitar el infierno

Después de revelar este primer secreto, Lucía reveló el segundo al obispo, que es para todos nosotros. El segundo secreto ofrece una gran esperanza porque nos muestra el camino al cielo.

Lucía escribió: “La segunda parte se refiere a la devoción al Inmaculado Corazón de María”.

Recordando que “La Señora dijo que su Corazón Inmaculado será tu refugio y el camino que te llevará a Dios”, dijo Jacinta a Lucía. “¿No te encanta eso? ¡Su Corazón es tan bueno! ¡Cómo me encanta!”

Cuando Jacinta recogía flores silvestres, cantaba: “¡Dulce Corazón de María, sé mi salvación! ¡Inmaculado Corazón de María, convierte a los pecadores, salva las almas del infierno!”

Lucía le dijo al obispo: “Nuestra Señora nos dijo, en el secreto de julio, que Dios deseaba establecer en el mundo la devoción a su Inmaculado Corazón: Yo estaré contigo siempre, y mi Inmaculado Corazón será tu consuelo y el camino que te llevará. conducirte a Dios. Y Nuestra Señora garantizó, Al final mi Inmaculado Corazón triunfará.

Eso nos dará la vuelta y nos asegurará de que estamos en el camino al cielo.

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Fuente: National Catholic Register


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Infierno, Purgatorio y Cielo y lo más controvertido que creemos https://www.reinadelcielo.org/infierno-purgatorio-y-cielo-y-lo-mas-controvertido-que-creemos/ Fri, 21 Sep 2018 12:23:39 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=16190 No se entiende fácilmente la existencia de un Dios infinitamente bueno con la existencia de un infierno también eterno. El obispo auxiliar de Los Ángeles, Robert Barron, uno de los líderes más tecnológicos que tiene la Iglesia, conocido por sus apariciones en las redes sociales, en blogs y podcasts, reconoce que “incluso muchos cristianos que aceptan con agrado las doctrinas sobre el cielo y el infierno, encuentran la enseñanza sobre el purgatorio extravagante y arbitraria, sin fundamento bíblico”.

“Dios no envía a nadie al infierno, más bien la gente escoge ir allí libremente. Las puertas del infierno están siempre cerradas con llave, desde dentro”, señaló el escritor Lewis. “Si hay seres humanos en el infierno, es porque han insistido claramente en ello”, escribe Barron en un libro que ahora se ha traducido al español, Catolicismo, publicado por Rialp.

Robert Barron (Chicago 1959), doctor en Teología y máster en Filosofía y es obispo auxiliar de Los Ángeles desde 2015.

Monseñor Barron considera que “no podemos declarar con total certeza que nadie, ni siquiera Judas o Hitler, haya escogido cerrar con llave definitivamente la puerta al amor divino”. Y prosigue: “La liturgia nos anima a rezar por todos los muertos, y como la ley de la oración es la de la fe, hay que agarrarse a la esperanza de que todos se salven”.

Purgatorio

Almas del purgatorio 4 (ft img)Para muchos cristianos, el purgatorio aparece como un residuo de la Edad Media, una enseñanza supersticiosa y superflua, sin claro soporte bíblico. Según el Catecismo de la Iglesia Católica, los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque estén seguros de su eterna salvación, sufren después de la muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del Cielo.

La Iglesia llama “purgatorio” a esta purificación final de los elegidos (CIC 1030-1031).

Sin duda, la palabra purgatorio no está en la Escritura, “pero tampoco lo están Encarnación y Trinidad”, aclara Barron. Y sin embargo se puede argumentar que las semillas de la idea del purgatorio sí se encuentran en las Escrituras , en el libro de los Macabeos (2 Mac 12, 44-46).

El cielo

El cielo no tiene siempre buena fama entre los pensadores: Marx y Freud apuntan a la existencia del cielo “como señal de ingenuidad”.

El obispo Barron cree que “parte del genio de la tradición católica reside en no rechazar nada”. Todo lo que se trata en un compendio sobre catolicismo (Dios, Jesús, la Iglesia, los sacramentos, la liturgia…) “está ahí para llevar a la gente al cielo”, recuerda este obispo estadounidense.

El cielo es el destino y el sentido que alienta a tantos creyentes, y ha sido imaginado de muchas maneras. Hay muchas imágenes del cielo en la Biblia y en la tradición: el banquete, la boda, el vino del Reino, la luz, la paz, la casa del Padre, el paraíso, la Jerusalén celestial, el descanso eterno, el refrigerio… (CIC 1027).

“Muchos cristianos son más platónicos que bíblicos al concebir el fin de la vida espiritual como salirse de este mundo e ir al cielo”, apunta Barron.

El obispo Barron, de 59 años, sugiere “pensar en el cielo como una especie de juego”, con muchos participantes en torno a un objetivo común, y con todas sus capacidades y energías totalmente empeñadas.

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Fuente: Aleteia.org


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¿Existe el purgatorio? ¿Sale en la Biblia? https://www.reinadelcielo.org/existe-el-purgatorio-sale-en-la-biblia/ Fri, 13 Apr 2018 12:12:17 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=12274

Si se llega a la eternidad debiendo algo, el alma se tendrá que purificar

La verdad del purgatorio, aunque no esté mencionada explícitamente en la Biblia, se entrevé en la misma.

En la sagrada escritura hay muchos elementos que ayudan a fundamentar la convicción de que nada impuro, manchado o imperfecto puede entrar en contacto con Dios, que no se puede acceder a Dios sin pasar a través de algún tipo de purificación cuando sea necesaria.

Veamos sólo algunos de estos elementos. En la epístola a los hebreos, que habla de los ejemplos de fe en la historia sagrada, se mencionan a unos mártires; más concretamente el texto dice: “Unos fueron torturados, rehusando la liberación por conseguir una resurrección mejor” Hebreos 11,35.

Y estos mártires no pueden ser otros que los siete hermanos Macabeos que murieron seguros de la resurrección en la vida futura: “Es preferible morir a manos de hombres con la esperanza que Dios otorga de ser resucitados de nuevo por Él…” (2 Mac. 7, 14).

De manera pues que en el pueblo de Israel ya había conciencia de que la muerte no es el fin, de que hay una resurrección y esta tiene que ser a un vida de gloria. Resurrección que hay que favorecer; de consecuencia ya había consciencia de una recompensa para los que mueren sin pecado o en gracia de Dios.

Y como en muchos casos no se muere con el alma pulcra pues es necesaria una purificación, es necesario purgar el pecado.

alma del purgatorioY los que quedan son conscientes de que con su oración pueden ser solidarios con los que mueren para ayudarles en dicha purificación.

Es lo que vemos claramente en el 2 Macabeos 12. Aquí se da por cierto que existe una purificación después de la muerte. Judas Macabeo efectuó una colecta para tener lo necesario a fin de que se ofreciera un sacrificio expiatorio por el pecado de unos soldados caídos.

“Esta enseñanza se apoya también en la práctica de la oración por los difuntos, de la que ya habla la Escritura: “Por eso mandó [Judas Macabeo] hacer este sacrificio expiatorio en favor de los muertos, para que quedaran liberados del pecado” (2 M 12, 46).

Desde los primeros tiempos, la Iglesia ha honrado la memoria de los difuntos y ha ofrecido sufragios en su favor, en particular el sacrificio eucarístico, (cf DS 856) para que, una vez purificados, puedan llegar a la visión beatífica de Dios.

La Iglesia también recomienda las limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia en favor de los difuntos: llevémosles socorros y hagamos su conmemoración.

Si los hijos de Job fueron purificados por el sacrificio de su padre, (cf. Jb 1,5) ¿por qué habríamos de dudar de que nuestras ofrendas por los muertos les lleven un cierto consuelo?

No dudemos, pues, en socorrer a los que han partido y en ofrecer nuestras plegarias por ellos (San Juan Crisóstomo, hom. in 1 Cor 41,5)” (Catecismo, 1032).

Es pues doctrina segura la existencia de un estado transitorio de purificación obligatorio para aquellos que, habiendo muerto en gracia de Dios, necesitan mayor purificación para llegar a la santidad necesaria para entrar en la realidad celestial.

En el Antiguo Testamento hay muchos ejemplos en los que se ve que lo que está destinado a Dios debe ser lo mejor, lo perfecto.

Almas del purgatorio 4 (ft img)Uno de estos ejemplos es la calidad de la ofrenda de Abel aceptada con agrado por parte de Dios (Gn 4, 8); o por ejemplo, en el plano sacrificial, lo que entra en contacto con Dios debe ser lo perfecto, es el caso de los animales destinados para la inmolación (Lv 22, 22).

Pero más que las cosas son las personas que quieren tener su eterno destino en Dios las que deben ser perfectas, sin mancha.

En el plano institucional es la integridad física de los ministros del culto (Lv 21, 17-23). A esta integridad física o personal de los ministros del culto debe corresponder una entrega total a Dios por parte de todo el pueblo de acuerdo con las grandes enseñanzas del Deuteronomio.

Se trata de amar a Dios con todo el ser, con pureza de corazón y con el testimonio de las obras (Dt 10, 12 ss).

Y esta integridad debe ir más allá de la vida presente para entrar en la comunión perfecta y definitiva con Dios, con el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob (Ex 3, 6), con el Dios en quien todos viven.

Es lo que asegura también Jesús hablando de la resurrección: “Y que los muertos resucitan lo ha indicado también Moisés en lo de la zarza, cuando llama al Señor el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. No es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para él todos viven” (Lc 20, 37-38).

El Salmo 50, el salmo penitencial por antonomasia, nos habla en clave de purificación interior: si el pecador confiesa y reconoce la propia culpa (v. 6), y pide insistentemente ser purificado o ‘lavado’ (vv. 4. 9. 12 y 16), podrá proclamar la alabanza divina (v. 17).

Y una de las características de la figura del Siervo de Yahvéh es su función de interceder y expiar en favor de muchos; al término de sus sufrimientos, él «verá la luz» y «justificará a muchos», cargando con sus culpas (Is 53, 11).

Almas del purgatorio (ft img) 3Pasando ya al Nuevo Testamento, Jesucristo también nos insinúa varias veces de la realidad del purgatorio cuando dice, por ejemplo: “Mientras vas donde las autoridades con tu adversario, aprovecha la caminata para reconciliarte con él, no sea que te arrastre ante el juez y el juez te entregue al carcelero, y el carcelero te encierre en la cárcel. Yo te aseguro que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último centavo” (Lc 12, 58-59). Aquí la cárcel es el sinónimo del purgatorio de donde se saldrá una vez se ha pagado toda deuda.

Jesús hace referencia por tanto a una purificación temporal de la que se saldrá cuando termine. Esta purificación no puede ser ni el infierno ni en el cielo, pues entre otras cosas son realidades eternas de las que no se saldrá.

Es decir si no arreglamos las cosas mientras vamos de camino a la eternidad y se llega a ella debiendo algo, el alma se tendrá que purificar.

Y el Apóstol San Pablo habla de un fuego purificador y del valor de la obra de cada uno, que se revelará el día del juicio: “Si la obra de uno construida sobre el cimiento (sobre Cristo) resiste, recibirá la recompensa. Mas aquel cuya obra quede abrasada sufrirá el daño. Él, no obstante, quedará a salvo, pero como quien pasa a través del fuego” (1 Co 3, 14-15).

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Fuente: Aleteia.org


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La fe en Dios lo sacó del infierno https://www.reinadelcielo.org/la-fe-en-dios-lo-saco-del-infierno/ Fri, 02 Mar 2018 17:49:45 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=11429 ]]>

Uno de los músicos más reconocidos en Argentina, Juanse, ex líder de la banda “Ratones paranoicos“, nos habla sobre su presente y su show con los Ratones Paranoicos en el último Cosquín Rock. Además, habló de los excesos durante su etapa más rockstar y de su fe hacia Dios que lo sacó del infierno.

Llega sobre la hora con su look habitual: gorra, lentes y un buzo oscuro con capucha. Lo acompañan Las Fieras Lunáticas, el resto de los músicos con los que comparte escenario desde su salida de Ratones Paranoicos. Como quien incursionó en la música desde muy chico (a los 8 años agarró la guitarra), estudia los movimientos y se anticipa a las preguntas. “No vine a hablar de Ratones”, aclara mientras se sienta y bebe una botella de agua. En el fondo, sabe que su pedido se vuelve imposible, y más por la reciente presentación de la banda en Cosquín Rock.

La primera pregunta apunta a eso, a la banda que recorrió el mundo y que él mismo fundó con apenas 11 años en Villa Devoto. Minutos antes de subir al escenario de Espacio Clarín para tocar sus mejores temas, Juanse se expresa sobre Mar del Plata: “Venir a esta ciudad es reivindicar viejas épocas. Creo que los argentinos deberíamos tener un parate anual y descansar acá para que el turismo crezca. Y si encima hay rock and roll, mejor”.

—¿Cómo viviste volver a tocar con el resto de Los Ratones en Cosquín?

Estuvo muy bueno. La pasamos muy bien y estamos siempre alertas.

—Es inevitable que no te pregunte por Ratones con quienes compartiste casi 30 años de tu vida. ¿Qué es lo primero que se te viene a la cabeza cuando te nombran a la banda?

Banda JuanRock and roll puro, en su estado más esencial que es el del trabajo, el compañerismo, y haber estado muchos años juntos en la ruta, en todos los lugares del mundo. Prácticamente nos quedó solamente Israel, Rusia y todo lo que es el Gofo Pérsico. (Se ríe) Uno cuando es chico tiene esa imaginación infantil de decir: ´¿Qué voy a hacer o qué me va a pasar? Me gustaría esto o lo otro´. Una vez soñé que manejaba una moto por una autopista que recién ahora tiene la forma que imaginé en aquel sueño y otra vez soné que estaba en España y jamás había ido en mi vida. Después de muchos años decís: ´Estuve en tantos lugares. Soy un agradecido de Dios por todo´.

—Bueno, pero todo lo que soñaste lo fuiste alcanzando. Habrás imaginado ser un rockstar y llegaste a serlo…

Sí, pero fue otra situación y otro momento de la vida. En la adolescencia uno se va poniendo objetivos, pero hay que demostrar también cómo construis tu vida alrededor de otros valores.

–¿Cuál fue tu mayor salto en lo personal durante el cambio de Los Ratones a Las Fieras?

Ratones nunca fue una banda ni premiada ni reconocida. Obviamente hemos vendido millones de discos, cosa que no es habitual en el mercado argentino y menos siendo una banda de rock and roll. Grabé un disco solista que se llamaba “Energía divina” y fue la primera vez que me nominaron para un Grammy y no fui ¡obviamente! Ahí me di cuenta que también hay una opción en todo y no me refiero al premio, sino a la forma en que uno encara su propia vigencia interior. Si el artista quiere permanecer, tiene que reconocerse a sí mismo como vigente y no traicionarse nunca.

—Mencionas mucho la falta de reconocimiento a Los Ratones, ¿sentís una cierta decepción por eso?

No, para nada, estamos contentísimos con eso. Por eso duramos 30 años porque es justamente lo que hace que el rock and roll funcione. A Chuck Berry nunca le dieron nada. Ahora está en el hall de la fama, pero jamás fue reconocido. Y mucho menos pretendería ser premiado ahora.

—¿Ser solista fue para vos una realización personal?

Sí, es lo más lindo que hay. Desde lejos, se puede confundir con cierto egoísmo, pero es al revés: le estás dando posibilidades a otros músicos de estar con vos. Obviamente el público busca también material de Los Ratones porque es lo que me hizo llegar hasta acá y hablar con vos. La otra cosa que está buena es que no estamos obligados a romper ningún récord de nada. Tocar con la gente que uno quiere no tiene precio.

—¿Te pesa más el fanatismo de la gente?

No, porque no me exhibo y estoy tranquilo. Tengo mis actividades normales como cualquier persona. Sí reconozco que ser famoso es como ser Batman; de golpe tenes que ponerte el traje y salir con el batimóvil, pero así es este oficio y trato de santificarlo de la mejor manera posible.

—Como rockstar habrás tenido tus momentos de excesos ¿no?

La imagen del rockstar reventado ya está un poco perimida.

—¿Tocaste fondo alguna vez?

Sí, porque yo era una especie de maestro esotérico entonces llegué a creer que tenía mucho poder. Lo que más le agradezco a Dios es haberme sacado del infierno.

—¿Fue esa tu mayor lucha de vida?

No, no me costó nada porque tengo a Cristo y a la Virgen conmigo. Ellos hicieron que yo cambiara.

—¿Tu apego a la fe fue de siempre?

Sí, de siempre. Vos fíjate lo fuerte que es que me lo siguen preguntando. Es una manifestación de la cual doy testimonio permanentemente porque yo tampoco la comprendo ni pretendo comprenderla, sino que la siento. Sí trato de comunicarle a los demás que se puede hacer todo lo que uno hace en su vida habitual, pero santificando todo, desde lavar un vaso hasta tocar o construir un edificio.

—¿El rock nacional está muriendo para vos?

No sé, yo todavía me siento bien (ironiza). Ya van a aparecer nuevas bandas, siempre aparecen.

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Fuente: Clarín

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La muerte, su sentido y por qué no temerle https://www.reinadelcielo.org/la-muerte-su-sentido-y-por-que-no-temerle/ Fri, 24 Nov 2017 19:14:17 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=10679 ]]>

Si muchos viesen morir a nuestros pacientes no temerían la muerte.

Noviembre es un mes en el que la Iglesia nos invita a pensar en la muerte. No en vano empieza con la celebración de los santos (los que han alcanzado el Paraíso ganado en la tierra) y la conmemoración de los fieles difuntos. El sacerdote Aldo Trento, acostumbrado a verle los ojos a la muerte en la clínica para enfermos terminales que dirige en Asunción del Paraguay, reflexiona en Tempi sobre la importancia de meditar en la muerte cuando aún hay tiempo, para afrontarla mejor a su llegada:

«In omnibus operibus tuis, memorare novissima tua, et in aeternum non peccabis [En tus acciones ten presente tu final, y así jamás cometerás pecado]». (Eclesiástico 7, 36).

Los Novísimos son cuatro: Muerte, Juicio, Infierno y Paraíso

Padre Aldo Trento visita enfermoEste pensamiento me acompaña desde los años del seminario, cuando en la última meditación de cada retiro espiritual el predicador nos hablaba de la muerte. Y confieso que sentía un gran miedo. Pero a la edad que ya tengo y estando, además, enfermo, no digo que la desee pero pensar en ella me da paz, me permite vivir intensamente cada instante teniendo la mirada fija en Jesús Eucaristía.

Todas las noches, cuando me voy a la cama, una cama de plaza y media en la que hay espacio para un crucifijo de un metro, lo giro hacia mí y recito los Misterios dolorosos del rosario. Contemplar en cada instante Su sufrimiento me permite reconocer también en el mío el significado último, sin el cual el dolor sería insoportable. Una vez terminado el rosario, apoyo el crucifijo en su almohada, me doy la vuelta y, terminadas las letanías en honor de la Virgen, por fin, después de muchos años, duermo en paz. Un pequeño gesto, el de dormir en compañía del crucifijo, que además de darme ánimos al mirar el rostro de Aquel por quien vale la pena sufrir, me recuerda el destino final que, sin embargo, va más allá de la cruz.

El hospital es, a la vez, un gran recurso para mantener viva esta memoria y un desafío continuo a la razón de la vida, porque hace que me tome en serio la realidad, que abrace el valor de cada instante en el que, en mi libertad, se juega el destino final: «Dios, que te creó sin ti, no te salvará sin ti», diría San Agustín. La clínica Casa Divina Providencia-Don Luigi Giussani, que acoge a enfermos terminales y pobres, es la memoria viva y palpitante que demuestra que estamos hechos para un más allá, para la eternidad. El filósofo Horkheimer diría: «Somos peregrinos del Absoluto»; no como Heidegger, que definía al hombre como un «ser para la muerte», ni como Sartre, que lo veía como «una pasión inútil». En nuestra clínica todo pide eternidad. No existe el miedo a la muerte, porque en cada uno de los pacientes está claro que la muerte es un volver al lugar de donde hemos partido.

El padre Antonio Sepp (1655-1733), el conocido como “genio de las Reducciones”, describía en su diario esta ataraxia que caracterizaba a los guaraníes ante la muerte:

«Todos los días visitamos entre veinte y treinta enfermos [¿quién lo hace hoy?], les ofrecemos los Santos Sacramentos, asistimos a los moribundos, consolamos a los padres y a las madres de familia […]. Mi alma se enternece cuando visito y contemplo a estos pobrecillos, sobre todo cuando, con mi Crucifijo en mano, intento animar a un moribundo. Entonces no puede evitar decir: “Espero poder morir yo también como ellos”. Porque he visto morir a muchos hombres en Europa, también a religiosos, pero poquísimos lo han hecho como estos. No se puede describir con cuánta paz y serenidad de conciencia, con que virtuosidad del cuerpo y del espíritu mueren estos indios. El indio no mostrará tampoco signos de impaciencia o molestia después de haber pasado por una larga y dolorosa enfermad, ni emitirá un sólo gemido de dolor o un suspiro, nunca llorará o gritará… En el lecho del dolor no le preocupan ni su amada esposa ni sus queridos hijos, cuyos suspiros no le rompen el corazón. No le preocupan el dinero ni los bienes materiales, que debe abandonar. No tiene que pagar deudas ni hacer testamento, no le preocupan los enemigos porque casi no tiene. Puedo afirmar que no creo que exista bajo el sol una raza que entregue el alma de manera tan digna y serena como estos pobres y sencillos indígenas, abandonados y despreciados por el mundo».

Si uno supiera como mueren nuestros pacientes, podría confirmar lo que escribió el padre Sepp hace trescientos años.

Padre Aldo Trento con niñoLos guaraníes consideran que la muerte es recoger en un único e inefable acto toda la historia de la palabra de un hombre, que en este acto supremo se convierte en Palabra y entra a formar parte de la gran Palabra divina, la que estaba presente en el momento en que fue concebido, que lo vio nacer y, después, renacer en cada una de las etapas de su vida. Para los jefes de la tribu, la muerte no es la última y más difícil de las pruebas de la vida terrena, generalmente considerada como prueba para el alma y preparación a la vida verdadera en la casa de los dioses (nuestro Paraíso, la llamada «tierra sin maldad»).

Hay una sintonía impresionante entre los guaraníes que aún no han encontrado a Jesús y nosotros. Éste es el motivo por el cual, en nuestra clínica, la persona más importante es el sacerdote, al que llaman «Pai», es decir, «Padre». Hace trece años que estoy con ellos y he acogido a 2.010 pacientes terminales; a 1.503 de ellos los he acompañado en el momento de su muerte, es decir, en el momento de su vuelta a esa Palabra que los creó. Es impresionante el vínculo con las primeras palabras del Prólogo de San Juan. Los veo morir -el 90% de ellos tienen menos de 60 años- y no hay signos de desesperación en ninguno de esos rostros. La fe católica ha exaltado al máximo el concepto positivo de la muerte, que ven como el encuentro con el «Logos».

«Vendrá la muerte y tendrá tus ojos», escribía Pavese, pero hoy ya no tengo miedo gracias a mis hijos, que llevan en la sangre la certeza de ser peregrinos del Absoluto. La Iglesia, en el mes de noviembre, nos recuerda esos Novísimos y por esto, decía Eliot, el hombre de hoy la odia, porque es la única que le recuerda su destino. «Memento mori» era el saludo de los monjes, un saludo que ponía en marcha la razón porque les situaba ante las grandes preguntas del destino final. Y no olvidemos que el artículo más importante del Credo es el último: «Creo en la Resurrección de la carne y la vida eterna. Amén».

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Fuente: Religión en Libertad
Traducción de Helena Faccia Serrano


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¿De qué hay que purgarse en el purgatorio? https://www.reinadelcielo.org/de-que-hay-que-purgarse-en-el-purgatorio/ Thu, 29 Jun 2017 15:56:29 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=9694 Muchos católicos no saben bien qué es eso tan misterioso que llamamos Purgatorio, porque lo hemos escuchado de pequeños en la catequesis, en casa, en algunas oraciones, etc.

Respondiendo en pocas palabras, el Purgatorio es el estado en el que van todas las almas, que, aún muriendo en gracia de Dios, no han llegado en su vida a purificar el daño que han ocasionado con sus pecados.

Pero… ¿De qué hay que “purgarse”? ¿No se supone que se nos perdonan todos los pecados en la confesión?

almas del purgatorio (ft img) 2Con la confesión quedan perdonados nuestros pecados y quedamos libres del castigo eterno que nos merecíamos. Pero la confesión no repara el daño que hemos ocasionado. Ése, debemos repararlo nosotros con nuestras buenas obras o con nuestro sacrificio.

Entenderlo es tan fácil como pensar que rompimos un vidrio de la casa del vecino. Corremos a su casa y le pedimos perdón. Nuestro vecino nos perdona de todo corazón y seguimos siendo tan amigos como antes. Pero… ¡el vidrio sigue igual de roto!

Los que aún estamos vivos, podemos reparar el daño que hemos ocasionado con los grandes medios que nos ofrece la Santa Madre Iglesia como los sacramentos, la oración diaria a Dios, las obras de misericordia, la predicación de la Palabra de Dios, las indulgencias plenarias, la vida de caridad y de santidad.

El otro modo, que es la forma menos recomendable para reparar la pena temporal, es pasar por el Purgatorio.

Cuentan de santos que han tenido la visión del Purgatorio que hubiesen preferido sufrir lo más terrible de esta vida por mil años, que estar un solo día en el Purgatorio. Allí se va para una purificación en profundidad, una limpieza que cuesta grandes pesares y malestares, pero necesaria para nuestra buena salud.

El purgatorio existe, debe existir porque nadie entra a las Bodas del Reino de los Cielos con la piel y la ropa llena de mugre. Es necesario entrar con el mejor vestido. Y en donde se nos lava hasta el punto de quedar dignos para el paraíso y con el traje adecuado, es en el Purgatorio. Nadie nos obligó a ensuciarnos, lo hicimos por libre disposición. Pero si queremos ser buenos invitados, no se nos ocurrirá entrar indignamente presentados, desearemos estar limpios, muy limpios, como se merece el Esposo de las Bodas.

El Purgatorio, por tanto, existe y es más que un lugar, es un estado de purificación, con un fuego que nos arrancará nuestros errores de raíz y los disolverá en su fuego, con el dolor de los que se sanan de una herida.

No es para nada igual que el Infierno, pues en el Infierno reinan el odio y la desesperación eterna y en el Purgatorio reinan el amor y la esperanza, la firme convicción de la salvación eterna. Todo allí será sufrir pero sólo para lograr amar verdaderamente al Señor que nos esperará con los brazos abiertos en su eterno Convite Celestial.


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15 frases del Papa que alertan sobre el demonio y el infierno https://www.reinadelcielo.org/15-frases-del-papa-que-alertan-sobre-el-demonio-y-el-infierno/ Thu, 11 May 2017 11:19:07 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=9448

El Papa Francisco, abiertamente nos ha alertado acerca de la existencia del infierno, la presencia del demonio y de sus distintas maneras de hacer que nos desviemos de los caminos de Dios.

15 frases en las que el Santo Padre nos ha alertado acerca de la presencia de este poderoso enemigo del hombre.

1.- Satanás el seductor

“Satanás siempre trata de destruir al hombre: aquel hombre que Daniel veía allí, en la gloria, y que Jesús decía a Natanael que vendría en la gloria. Desde el inicio la Biblia nos habla de esto: de esta seducción para destruir, de Satanás” (Homilía en Santa Marta 29/09/2014)

2.- Las tentaciones de Satanás

Luchas contra Dios (ft img)“También nosotros somos objeto del ataque del demonio, porque el espíritu del mal no quiere nuestra santidad, no quiere el testimonio cristiano, no quiere que seamos discípulos de Jesús. ¿Y cómo hace el espíritu del mal para alejarnos del camino de Jesús con su tentación? La tentación del demonio tiene tres características y nosotros debemos conocerlas para no caer en las trampas. ¿Cómo hace el demonio para alejarnos del camino de Jesús? La tentación comienza levemente, pero crece: siempre crece. Segundo, crece y contagia a otro, se transmite a otro, trata de ser comunitaria. Y, al final, para tranquilizar el alma, se justifica. Crece, contagia y se justifica” (Homilía en Santa Marta 11/04/2014)

3.- El diablo siembra envidia y celos

“Es triste cuando en una familia los hermanos no se hablan por una tontera, porque el diablo, de una tontera hace que se vuelva un mundo. Luego, tantas veces las enemistades duran muchos años. Y se destruye esa familia: los padres sufren porque los hijos no se hablan, o la esposa de un hijo no habla con el otro… Celos, envidias… Esto lo siembra el diablo” (Santa Misa en la parroquia romana de San Miguel Arcángel en Pietralata, 09/02/2015)

4.- El demonio y el dinero

“Lo repito yo: ¡el dinero es el estiércol del diablo! Cuando el dinero se vuelve un ídolo, controla las decisiones del hombre y entonces lo arruina y lo condena” (Encuentro con la Confederación de cooperativas italianas, 28 de febrero de 2015)

5.- El diablo nos lanza flechas encendidas

“Sin fe no se puede ir adelante, no se puede defender la salvación de Jesús, necesitamos el escudo de la fe, porque el diablo no nos tira flores, sino flechas encendidas, para asesinarnos. Tomen el casco de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios. Y a elevar constantemente toda clase de oraciones y súplicas, animadas por el Espíritu” (Homilía en Santa Marta, 30 de Octubre de 2014)

6.- Aprender a luchar contra el demonio

“El príncipe de este mundo, el diablo, no quiere nuestra santidad, no quiere que sigamos a Cristo. Algunos de ustedes, quizás, no lo sé, podría decir: «Pero Padre, que antiguo es usted: hablar del diablo en el siglo XXI». Y no debemos ser ingenuos, ¿eh? Debemos aprender del Evangelio como se lucha contra el demonio” (Homilía en Santa Marta, 11 de Abril de 2014)

7.- No confundir la presencia demoníaca

Jesús vence al demonio (ft img)“En aquel tiempo se podía confundir una epilepsia con la posesión del demonio; ¡pero es también cierto que existía el demonio! Y no tenemos derecho a simplificar tanto las cosas, diciendo: “Todos estos no estaban endemoniados; eran enfermos psíquicos”. ¡No! La presencia del demonio está en la primera página de la Biblia y la Biblia acaba también con la presencia del demonio, con la victoria de Dios sobre el demonio.” (Homilía en la Capilla de Santa Marta, 10 de Octubre de 2013)

8.- ¡Cuidado con hacer tratos con el demonio!

“San Pedro lo decía: “Es como un león feroz, que gira a nuestro alrededor”. Es así. “¡Pero, Padre, usted está un poco anticuado! Nos asusta con estas cosas…” No, ¡yo no! ¡Es el Evangelio! Y esto no son mentiras: ¡es la Palabra del Señor! Pidamos al Señor la gracia de tomar en serio estas cosas. Él ha venido a luchar por nuestra salvación. ¡Él ha vencido al demonio! ¡Por favor, no hagamos tratos con el demonio! Él busca volver a casa, tomarnos en posesión… ¡No relativizar, vigilar! ¡Y siempre con Jesús! (Homilía en la Capilla de Santa Marta, 10 de Octubre de 2013)

9. El diablo existe, no es un mito

“A esta generación y a muchas otras se les ha hecho creer que el diablo era un mito, una figura, una idea, la idea del mal ¡pero el diablo existe y nosotros debemos combatir contra él! ¡lo dice San Pablo, no lo digo yo! ¡Lo dice la Palabra de Dios! Aunque no estamos muy convencidos de ello” (Homilía en Santa Marta, 30 de Octubre de 2014)

10.- El demonio no quiere nuestra santidad

También nosotros somos tentados, también nosotros somos objeto del ataque del demonio, porque el espíritu del mal no quiere nuestra santidad, no quiere el testimonio cristiano, no quiere que seamos discípulos de Jesús. ¿Y cómo hace el espíritu del mal para alejarnos del camino de Jesús?: con su tentación” (Homilía en Santa Marta, 11 de Abril de 2014)

11.- El demonio es astuto y busca dividir

“La astucia del diablo es precisamente hacernos creer que no existe… Sabemos que el diablo divide, no solamente nos separa de Dios, sino que separa a las personas, las familias; separa además también de la realidad, porque a veces tenemos situaciones de alienación, también mental, que son secundarias a la actividad demoníaca extraordinaria” (Mensaje a la Asociación Nacional de Exorcistas, 27 de octubre de 2014)

12.- Saber defender de los ataques del diablo

Jesús expulsa a los demonios (ft img)“Jesús habla claramente, que los diablos vuelven, siempre. También al final de la vida, Jesús nos da el ejemplo de esto. Y para custodiar, para vigilar, para que no entren los demonios, es necesario saber recogerse, es decir, entrar en silencio ante sí mismos y ante Dios, y al final de la jornada preguntarse: ¿Qué cosa ha sucedido hoy en mi corazón? ¿Ha entrado alguien que no conozco? ¿La llave está en su lugar? Y esto nos ayudará a defendernos de tantas maldades, incluso de las que nosotros podemos hacer, si entran estos demonios, que son muy astutos, y al final nos estafan a todos” (Homilía en Santa Marta, 10 de Octubre de 2014)

13.- El diablo nos distrae con placeres pasajeros

“El diablo que suele esconder sus engaños bajo la apariencia de la sofisticación, de la fascinación por ser “moderno”, “como todo el mundo”. Con todo esto, el diablo nos distrae con el señuelo de placeres efímeros y de pasatiempos superficiales, mientras malgastamos los dones que Dios nos ha dado jugando con artilugios triviales y encerrándonos en nosotros mismos” (Santa Misa en el Rizal Park de Manila, 18 de enero 2015)

Y las siguientes dos frases que he dejado para el final, aunque no hablan directamente sobre el demonio, hacen mención del charco donde vive: el infierno. Y aunque las palabras del Papa Francisco pueden parecer un poco duras al principio, contienen la esencia de todo cristiano: la exhortación al prójimo a la conversión, a pedir la misericordia de Dios.

14. Arrepiéntanse o los perros del infierno beberán su sangre

“Cuando leemos en los periódicos que este es un corrupto, y que ese otro también, que ha cometido un acto corrupto, y que la comisión ilegal va de aquí para allá… Y tantas cosas, también de algunos prelados… Como cristianos nuestro deber es pedir perdón por ellos y pedir que el Señor les dé la gracia de arrepentirse para que no mueran con el corazón corrupto, porque si no los perros del infierno se beberán su sangre” (Homilía en Santa Marta, 27 de junio de 2014)

15.- Aún tienen tiempo de cambiar y no terminar en el infierno

“¡Por favor, cambien de vida, conviértanse, dejen de hacer el mal! Y nosotros rezamos por ustedes: conviértanse. Lo pido de rodillas. Es por su bien. Esta vida que ahora viven, no les dará placer, no les dará alegría, no les dará felicidad. El poder, el dinero que ahora poseen de tantos negocios sucios, de tantos crímenes mafiosos, es dinero ensangrentado, es poder ensangrentado, y no podrán llevarlo a la otra vida. Conviértanse: aún es tiempo para no terminar en el infierno” (Vigilia de oración con familiares de víctimas inocentes de las mafias, 22 de marzo de 2014)

¿Qué dirán ahora los que siguen promoviendo el falso mensaje del Papa afirmando que él había dicho que no existía el infierno o el demonio?

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Fuente: Píldoras de fe


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Sacerdote salvado del infierno por la Virgen María https://www.reinadelcielo.org/sacerdote-salvado-del-infierno-por-la-virgen-maria/ Fri, 23 Oct 2015 09:38:57 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=5464 El padre Steven Scheier fue ordenado sacerdote en el año 1973. Era un sacerdote diocesano y fue asignado a la parroquia del Sagrado Corazón, en la ciudad de Fredonia, al sureste de Kansas.

Su historia la podemos conocer en el siguiente video, donde nos cuenta y testimonia lo que le sucedió, tras fallecer en un accidente automovilístico.

No amaba su vida de sacerdote

Durante doce años, se preocupó más de lo que los demás pensaban de él que de su ministerio sacerdotal. Le inquietaba de su prestigio como sacerdote, especialmente ante sus compañeros de ministerio. No asistía a la dirección espiritual con otros sacerdotes, o si lo hacía, se quedaba en cosas superficiales, como por salir del compromiso. No hacía las oraciones del breviario ni las que debe hacer todo sacerdote. Para él la misa no tenía un significado especial. Incurrió en sucesivas negligencias en su labor pastoral y se dedicó a muchas actividades de corte social, en detrimento de los fieles de su parroquia. Huyó del sufrimiento propio de su misión y se portó de manera cobarde ante ese sufrimiento.

Faltó a los mandamientos. Se confesaba con regularidad, pero no apropiadamente. No tenía propósito de enmienda, ni dolor verdadero por sus pecados. Tomaba la confesión como un seguro contra el infierno. Sus confesiones no lo condujeron a un cambio verdadero de vida. Se confesaba cuando quería, porque pensaba que tenía suficiente tiempo. Él sabía que no estaba haciendo lo que debía, que no era el sacerdote que debía ser, pero no cambió su forma de proceder. Los feligreses, sin embargo, consideraban que era un buen sacerdote.

El día de su accidente

El 18 de Octubre de 1985 fue a Wichita, más o menos a 130 o 140 Kms de distancia. Hizo el viaje por la carretera 86, la única carretera accesible entre Fredonia y Wichita. Era una carretera montañosa y peligrosa, sin cunetas y de alto tráfico pesado. Fue a ver a un sacerdote sobre algo que había sucedido en la parroquia de Wichita. Salió por la mañana y regresó por la tarde. En el recorrido de regreso, mientras adelantaba a un camión, se vio involucrado en un accidente de frente con una camioneta en la que iban tres personas que residían en Houston, Texas.

Fue arrojado del vehículo, sufrió laceraciones en la cabeza y su cuero cabelludo se despegó en el lado derecho. El lado derecho del cerebro fue cortado parcialmente y muchas células fueron aplastadas. Quedó prácticamente inconsciente. Una enfermera que iba en un vehículo detrás de él lo ayudó inmediatamente. Vio que tenía el cuello roto. Fue atendido de emergencia y llevado en ambulancia a un pequeño hospital cercano. Un médico le suturó sus heridas en la cabeza. Todos pensaban que no iba a sobrevivir. Lo atornillaron por delante y por detrás de la cabeza, le pusieron una chaqueta rígida para evitar movimientos y lo llevaron en helicóptero a otro hospital en Wichita.

No se atrevieron a operarlo debido a la gravedad de la lesión. Sufrió fractura en la segunda vértebra cervical. Cuando esta vértebra se rompe, la persona se asfixia. Si le hubieran movido la cabeza en el sitio del accidente, hubiera muerto. Fue colocado en tracción y los doctores le daban un 15% de probabilidades de vida. Permaneció en Cuidados Intensivos hasta el mes de Noviembre. Estuvo bajo tratamiento de morfina y tracción. Cuando se supo del accidente, los miembros de su parroquia y de otras cercanas se pusieron en oración por él. Se recuperó de manera sorprendente y rápida.

El 2 de Diciembre lo dieron de alta. No esperaban que sobreviviera. Le dijeron que, a pesar de sobrevivir, pensaban que iba a quedar paralizado del cuello hacia abajo, usando un respirador, mirando hacia el techo por el resto de su vida y sin volver a hablar.

Una revelación que le abre el entendimiento

En el mes de Abril le retiraron los aparatos que lo tenían inmovilizado. De regreso en su parroquia, una vez estaba celebrando misa entre semana, correspondiendo ese día el Evangelio de San Lucas, capítulo 13, versículo 6 y siguientes, sobre el Dueño de un viñedo, quien ordena al viñador cortar una higuera que no daba fruto desde hacía tres años. El viñador intercede ante el Dueño de la viña y le propone abonarla y cuidarla durante un año más para ver si da fruto, o si no, puede cortarla. De repente, mientras se encontraba leyendo este pasaje, la página se volvió luminosa, se agrandó y se acercó hacia él. Sintió un gran sobresalto y terminó la misa como pudo; después tuvo que sentarse y tomar algo para calmarse.

Llegó el momento del día de su Juicio

En ese momento recordó una conversación que tuvo lugar muy poco después del accidente. Él no vio a nadie pero sí escuchó las voces. En esa conversación, el padre Steven se encontró en la presencia de Dios. Al sentir el amor puro de Dios en la persona de Jesús, el padre Steven se sintió realmente pecador, pero el Señor le dijo: “Te amo, acércate”.

El padre Steven se vio enfrentado a su juicio particular, en el que fueron puestos en evidencia muchos pecados mortales que no alcanzó a confesar, porque había dejado todo eso para más tarde. Sintió el Amor Justo de Dios cuando El Señor Jesús le dijo: “Tu sentencia es el infierno por toda la eternidad”.

El padre Steven contestó: “Sí Señor, lo sé”. Porque sabía que era toda la verdad de su vida y eso no fue sorpresa para él. Comprobó que Dios nos conoce perfectamente por dentro y por fuera y que no se deja llevar por apariencias o simples opiniones. También supo que ante Dios no valen excusas, ni pretextos, ni justificaciones.

Entonces, el padre Steven escuchó una voz femenina: “Hijo, por favor, ¿puedes perdonar su vida y su alma inmortal?” El Señor contestó: “Él ha sido sacerdote por doce años para sí mismo y no para Mí. Dejemos que coseche el castigo que merece”.

La voz femenina replicó:“Pero Hijo, si le damos gracias especiales, entonces veamos si da frutos; si no, hágase Tu Voluntad”. El padre Steven sintió el amor Misericordioso de Dios cuando El Señor contestó: “Madre, es tuyo”.

El padre Steven no sentía devoción especial por la Virgen, y a partir de ese momento empezó a tenerla siempre presente en su mente y en su corazón. Se dio cuenta de que le tomaría toda la vida ser el sacerdote que debe ser. Con el tiempo, el padre Steven ingresó a una comunidad contemplativa, no de clausura, que ora e intercede por los sacerdotes.

Dios le dio una oportunidad a su alma y a su vida física, corporal, y no hay un día en que no haya pensado en lo que le pasó. Ahora es mucho más consciente que antes de sus pecados.

 

Algunas enseñanzas que podemos aprender de la experiencia del padre Stevens

Hay dos maneras de creer: Con la cabeza, intelectualmente, o con el corazón. Durante muchos años, el padre Steven creyó intelectualmente en Dios, en el cielo y en los santos. Para él, no eran seres vivos, sino más bien representaciones o personajes imaginarios.

El infierno existe y los sacerdotes no están exentos de él, por tanto, si faltan a los mandamientos, están expuestos a él. Los sacerdotes tienen que dar cuenta de más cosas que los fieles, puesto que tienen mayores responsabilidades en su misión: “A quién mucho se le dio, mucho se le pedirá”.

Dios nos ayuda a conocernos a nosotros mismos para que enmendemos nuestros errores y corrijamos nuestro camino. Tenemos que estar receptivos y cooperar con la Gracia de Dios.

Dios nunca le dice “NO” a la Virgen María. Nosotros no conocemos ni apreciamos la importancia, la gracia y el poder que Dios ha dado a la Virgen.

Cuando uno huye de los sufrimientos y las cruces propias de su vida y su misión, después aparecen cruces más grandes, donde quiera que uno vaya. Pero cuando las abrazamos, Dios dulcifica los sufrimientos y las cruces personales.

El Amor de Dios es más grande que su Justicia… lo que no quiere decir que Él no será Justo en su juicio. No hay que tener miedo de decir las cosas como son. Puede que no seas muy popular para los demás, pero “hay que poner a Dios primero que los hombres”.

Pueden morir millones de personas en un mismo instante, pero el juicio es personal y uno lo enfrenta solo. Recuerda que tu salvación depende de tus acciones: la forma como has vivido y amado.

Nuestro verdadero hogar está en el cielo. Aquí, en el mundo, somos peregrinos en camino a nuestra patria celestial.

El padre Steven sufrió con anterioridad otros dos accidentes de tránsito, el segundo un poco más serio que el primero. Sentía que iba a ocurrir otro mucho más grave, y finalmente ocurrió. Él sabía que eran advertencias para su cambio de vida, pero no quiso hacer caso. Finalmente, Dios le dio una nueva oportunidad, para que fuera testigo de su Amor y Misericordia.

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Fuente: Canal de YouTube Ad Iesum per Mariam y pildorasdefe.net

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Un sacerdote visitó el cielo, el purgatorio y el infierno https://www.reinadelcielo.org/un-sacerdote-visito-el-cielo-el-purgatorio-y-el-infierno/ Fri, 08 May 2015 16:17:43 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=3997

Joseph Maniyangat, sacerdote católico, nació en la India. Él tuvo un accidente mientras iba a celebrar misa. Murió en el hospital y su ángel de la guarda lo llevó al infierno, el purgatorio y al cielo, donde el Señor le esperaba para pedirle una misión en la Tierra

BREVEMENTE SU HISTORIA
Fr. Joseph Maniyangat actualmente es el pastor de la Iglesia Católica Santa Catalina de Siena en Orange Park, Florida, donde dirige una Ministerio de sanación espiritual, mental y física.
Nació el 16 de julio de 1949 en Kerala, India de sus padres, Joseph y Theresa Maniyangat. Fue el mayor de siete hermanos: Joseph, Mary, Theresa, Lissama, Zachaaríah, Valsa y Tom.
A la edad de catorce años, entró en el Seminario Menor de Santa María en Thiruvalla para empezar a estudiar para el sacerdocio. Cuatro años más tarde, fue al Seminario Mayor Pontificio San José en Alwaye, Kerala, para proseguir su formación sacerdotal. Después de completar los siete años de filosofía y teología, fue ordenado sacerdote el 1 de enero de 1975 para servir como misionero en la diócesis de Thiruvalla.
Mientras enseñaba en el seminario menor de San Thomas en Bathery en 1978, se convirtió en un carismático y comenzó a realizar retiros carismáticos y conferencias.
El Padre José trabajó en la Diócesis de Idaho entre 1987 y1989. En 1992, el padre José entró en la Diócesis de San Agustín donde fue asignado a distintos destinos.
En julio 2011 el padre José fue trasladado a la Iglesia Católica Santa Catalina de Siena en Orange Park, Florida. El Padre José, es el Director Espiritual Diocesano de la Legión de María y tiene un ministerio eucarístico y carismático de sanación. Lleva a cabo misiones de sanación en la parroquia, las principales ciudades de los Estados Unidos y países de ultramar.

EL ACCIDENTE
Fr Jose ManiyangatCuenta el padre José. El domingo 14 de abril de 1985, en la Fiesta de la Divina Misericordia, iba a celebrar misa en una iglesia de la misión en la parte norte de Kerala, y tuve un accidente fatal.
Yo estaba en una motocicleta cuando fue impactado de frente por un jeep conducido por un hombre que estaba borracho después de un festival hindú.
Me llevaron a un hospital a unos 35 kilómetros de distancia. En el camino, mi alma salió de mi cuerpo y experimenté la muerte.
Inmediatamente, encontré a mi Ángel de la Guarda. Vi mi cuerpo y las personas que me estaban llevando al hospital. Les oí llorando y orando por mí. En este momento el ángel me dijo:
“Voy a llevarte al cielo, el Señor quiere verte y hablar contigo”. Dijo también que, en el camino, él quería mostrarme el infierno y el purgatorio.

EL INFIERNO
En primer lugar, el ángel me escoltó al infierno. ¡Era un espectáculo horrible!
Yo veía a satanás y los demonios, un fuego que nunca se apagará de alrededor de 2.000 grados Fahrenheit, gusanos arrastrándose, la gente gritando y peleando, otros torturados por los demonios.
El ángel me dijo que todos estos sufrimientos se debían a pecados mortales no arrepentidos.
Entonces, comprendí que había siete grados o niveles de sufrimiento de acuerdo con el número y tipo de los pecados mortales cometidos en sus vidas terrenales. Las almas se veían muy feas, crueles y horribles.
Fue una experiencia terrible. Vi a gente que conocía, pero no estoy autorizado a revelar sus identidades.
Los pecados que los condenaban eran principalmente el aborto, la homosexualidad, la eutanasia, el odio, el rencor y el sacrilegio.
El ángel me dijo que si se hubieran arrepentido, habrían evitado el infierno, y hubieran ido al purgatorio.
También entendí que algunas personas que se arrepienten de estos pecados, pueden ser purificados en la tierra a través de sus sufrimientos. De esta manera pueden evitar el purgatorio e ir directamente al cielo.
Me sorprendí cuando vi en el infierno hasta los sacerdotes y obispos, algunos de los cuales nunca me esperaba ver. Muchos de ellos estaban allí por haber guiado con enseñanzas erróneas, y mal ejemplo.

EL PURGATORIO
Después de la visita al infierno, mi ángel de la guarda me acompañó hasta el purgatorio.
También en este caso, hay siete niveles de sufrimiento y fuego que nunca se apagará. Pero es mucho menos intenso que en el infierno y no hay peleas ni conflictos.
El principal sufrimiento de estas almas es su separación de Dios. Algunos de los que están en el Purgatorio cometieron pecados mortales, pero se reconciliaron con Dios antes de su muerte.
A pesar de que estas almas sufren, gozan de paz y el conocimiento de que algún día verán a Dios cara a cara.
Tuve la oportunidad de comunicarse con las almas del purgatorio. Me pidieron que orara por ellos y que le diga a la gente que oren por ellos también, para que puedan ir al cielo rápidamente. Cuando rezamos por estas almas, recibimos su agradecimiento por medio de sus oraciones, y una vez que entren en el cielo, sus oraciones se vuelven aún más meritorias.

EL CIELO
Fr Jose Maniyangat 2Después, mi ángel me escoltó hasta el cielo pasando a través de un gran túnel, deslumbrantemente blanco. Nunca experimenté tanta paz y alegría en mi vida.
Inmediatamente después, el cielo se abrió, y percibí la música más deliciosa, que nunca había oído antes. Los ángeles estaban cantando y alabando a Dios.
Vi a todos los santos, especialmente a la Santísima Madre y San José, y muchos santos piadosos obispos y sacerdotes que brillaban como estrellas.
Y cuando aparecí ante el Señor, Jesús me dijo:
“Quiero que vuelvas al mundo. En tu segunda vida serás un instrumento de paz y sanación para mi pueblo. Caminarás en tierra extranjera, y hablarás en una lengua extranjera. Todo es posible para ti con Mi gracia”.
Después de estas palabras, la Virgen me dijo:
“Haced lo que Él os diga. Yo te ayudaré en tu ministerio”.
Las palabras no pueden expresar la belleza del cielo. Allí nos encontramos con mucha paz y felicidad, que excede millones de veces nuestra imaginación.
Nuestro Señor es mucho más hermoso que cualquier imagen puede transmitir. Su cara es radiante y luminosa, más bella que mil soles en ascenso. Las imágenes que vemos en el mundo son sólo una sombra de su magnificencia.
La Santísima Madre estaba junto a Jesús, Ella era muy hermosa y radiante. Ninguna de las imágenes que vemos en este mundo puede compararse con su belleza real.
El cielo es nuestro verdadero hogar, todos hemos sido creados para alcanzar el cielo y gozar de Dios para siempre.
Entonces, volví al mundo con mi ángel.
Es difícil para mí describir lo hermoso que es mi ángel de la guarda. Él es radiante y luminoso. Él es mi compañero constante y me ayuda en todos mis ministerios, especialmente mi ministerio de sanación. Experimento su presencia donde quiera que voy y estoy agradecido por su protección en mi vida diaria.

VUELTA A LA VIDA EN LA TIERRA
Mientras mi cuerpo estaba en el hospital, el médico completó todos los exámenes necesarios, y fui declarado muerto. La causa de la muerte fue hemorragia. Mi familia fue notificada, y ya que estaban muy lejos, el personal del hospital decidió llevar mi cuerpo muerto a la morgue. Debido a que el hospital no tenía aire acondicionado, estaban preocupados de que el cuerpo se descompondría rápidamente.
A medida que fueron moviendo mi cuerpo muerto a la morgue, mi alma volvió al cuerpo. Sentí un dolor insoportable a causa de tantas heridas y huesos rotos. Empecé a gritar, y entonces la gente se asustó y salió corriendo gritando. Uno de ellos se acercó al médico y le dijo:
“El cuerpo muerto está gritando”. El médico vino a examinar el cuerpo y descubrió que estaba vivo. Así que le dijo: “El padre está vivo, es un milagro. Llévalo de vuelta al hospital”.
Ahora, de vuelta en el hospital, me hicieron una transfusión de sangre y me llevaron a una cirugía para reparar los huesos rotos. Trabajaron en mi mandíbula, costillas, pelvis, muñecas, y pierna derecha. Después de dos meses, me dieron de alta del hospital, pero mi médico traumatólogo dijo que nunca volvería a caminar.
Entonces le dije:
“El Señor, que me devolvió la vida y me envió de vuelta al mundo, me curará”.
Una vez en casa, todos rezamos por un milagro. Aún después de un mes, y cuando me sacaron el yeso, yo no era capaz de moverse. Pero un día, mientras rezaba, sentí un dolor espantoso en la pelvis. Después de un rato el dolor desapareció por completo y oí una voz que decía:
“Estás curado. Levántate y anda”.
Sentí la paz y el poder sanador en mi cuerpo. De inmediato me levanté y caminé. Alabé y agradecí a Dios por el milagro.
Fui a mi médico con la noticia de mi curación, y él se quedó asombrado. Él dijo:
“Tu Dios es el Dios verdadero. Tengo que seguir a tu Dios”.
El médico era hindú, y me pidió que le enseñara sobre nuestra Iglesia. Después de estudiar la fe, lo bauticé y se hizo Católico.

Tras el mensaje de mi ángel de la guarda, yo vine a los Estados Unidos el 10 de noviembre de 1986 como un sacerdote misionero…

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Fuente: http://forosdelavirgen.org

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