herido – Reina del Cielo https://www.reinadelcielo.org Fri, 15 Nov 2019 16:04:56 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.3.9 Herido en mi vanidad https://www.reinadelcielo.org/herido-en-mi-vanidad/ Fri, 15 Nov 2019 11:52:51 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=23365 Alguien sabio me enseñó alguna vez que cuando nos hieran en nuestro interior hasta hacernos conmover, sonrojar, indignar, llorar o quizás simplemente enfurecer, debemos detener el mundo a nuestro alrededor y hacer un rápido análisis de qué parte nuestra fue ofendida, motivo de semejante reacción.

Una posibilidad es que nos hirieran en nuestros valores, o quizás en nuestra fe, nuestras convicciones más profundas, o hasta que ofendieran a gente que amamos, con palabras falsas, malintencionadas. En estos casos es lícito que nuestra alma y nuestra mente reaccionen desde la justicia y la verdad. A nosotros corresponderá entonces graduar la reacción, practicando la paciencia, la prudencia, o la justicia, según nuestro discernimiento lo indique en cada circunstancia en particular.

Pero, la otra posibilidad y quizás la más frecuente lamentablemente, es que resultáramos heridos en nuestra vanidad, nuestro ego y amor propio. Es fácil darse cuenta de ello, si es que vemos que en realidad se ha subestimado nuestra jerarquía y autoridad, nuestra imagen o inteligencia, o simplemente nuestras vestiduras, forma de hablar, o hasta algunos mínimos detalles como la forma en que gesticulamos o caminamos.

Resulta obvio comprender que confundir reacciones en las que nuestros valores resultaron heridos, con circunstancias en las que ha sido herida nuestra propia vanidad, configura un juego peligroso para nuestra alma. Licitas las primeras, pecado grave las segundas.

Nuestra vanidad es ese orgullo que nos dificulta aceptar que las cosas son simplemente como son, y que no tiene sentido andar presumiendo o defendiendo quienes somos, o cuanto somos. En realidad, esa vanidad nos impide comprender que es siempre mucho mejor pasar por la nada misma, para que sea Jesús el que se exprese a través nuestro, mientras uno mismo se hace diminuto y vulnerable ante la acción del Maestro.

Cuando somos heridos en nuestro amor propio, debemos pisar los frenos con ambos pies y evitar caer en el precipicio que se abre delante nuestro, porque lo que  sigue a una reacción engendrada en la vanidad jamás es bueno. La ceguera espiritual se apodera de nuestra voluntad, cerrando todo espacio para que el Espíritu Santo ya no pueda actuar a través nuestro, y sea el tentador el que se pone al comando. Nos hacemos entonces instrumentos de la tentación como hojas en la tempestad, dispuestos a dejarnos arrastrar a envidias, celos, venganzas, ira, manipulaciones y maquinaciones malignas, y toda una muestra de pecados que podrían adornar los muros exteriores de nuestra casa, nuestra alma, afeándola y volviéndola una cueva de ladrones.

Cuando la vanidad se apodera de nuestra voluntad hacemos que los que nos aman se llenen de miedo e incertidumbre, sorprendidos de ese monstruo desconocido que anidaba dentro nuestro y que ha sido liberado a la luz de forma tan imprevista. La vanidad es capaz de destruir entonces nuestras familias, nuestras amistades, nuestras fuentes de ingresos y vida profesional. Increíblemente es tan grande el potencial daño, que uno se pregunta cuál es el pensamiento que impulsa semejante animo destructivo.

Cuando uno analiza las grandes tragedias que han asolado a la humanidad, principalmente guerras y revoluciones, se trata de comprender la lógica y la razón que está detrás de la cadena de decisiones humanas que las originaron. Y sin embargo, lenta pero consistentemente, surge de la oscuridad de la historia esa palabra tenebrosa que envuelve, ahoga y mutila la inteligencia: vanidad.

Para cualquier persona, un signo de madurez, sabiduría e inteligencia, es no ser dominado por la propia vanidad. Y diría yo que más aun, un signo de fortaleza espiritual es tener bajo control nuestros arranques de vanidad en nuestro día a día. Se requiere mucho discernimiento, esto es la razón iluminada por la fe, para combatir y mantener a raya nuestro amor propio. La verdad es que estamos siempre al borde de un profundo precipicio, espiritual y humano, si fallamos en tan fundamental desafío de nuestra vida.

Señor, dame humildad y hazme pequeño y sencillo, para que no me deje arrastrar por las llamas del amor propio y la vanidad, y me sostenga adherido a la suela de Tu Sandalia como una simple mota de polvo, mientras Tú Caminas por mi vida como Señor de mi historia, de La Historia.

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Autor: www.reinadelcielo.org


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“En el peor momento, Dios estuvo a mi lado para volver a caminar” https://www.reinadelcielo.org/en-el-peor-momento-dios-estuvo-a-mi-lado-para-volver-a-caminar/ Sat, 15 Dec 2018 01:17:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=17994

El arquero Washington Alexis Viera Barreto, campeón con equipos históricos de Uruguay como Peñarol y Nacional, perdió la movilidad de sus piernas tras un atraco.

El 25 de agosto de 2015 la vida de este famoso futbolista cambió para siempre. Dos hombres armados con pistolas bajaron de una motocicleta, le apuntaron a él y a su esposa para que les entregaran el dinero que acababan de sacar de un banco.

Al oponerse al asalto y no entregar la plata, uno de los maleantes le disparó por la espalda y le causó heridas cerca de la columna vertebral y los pulmones.

Alexis Viera recuperadoAlexis fue llevado de urgencias a un hospital en donde, tras prolongadas cirugías, los médicos le dijeron que se había “salvado de milagro”, pero que debía pasar el resto de su vida en silla de ruedas; solo tenía el 1 % de posibilidades de volver a caminar.

“Yo no les creí nada y me propuse volver a caminar. Gracias a la fe y la disciplina que me dio el fútbol, después de trabajar durísimo, vencí a mi propia cabeza y a mi cuerpo. A los tres meses, contra todo pronóstico, estaba dando mis primeros pasos en la casa”.

Durante los primeros días de su recuperación, Alexis recordaba el momento fatídico del asalto, cuando se dio cuenta de que podía morir en el suelo, desangrado e inmóvil.

“Tenía miedo de morir y de no volver a ver a mis hijos, por eso le imploré a Dios que me diera la oportunidad de seguir viviendo. Y así fue cómo Él me hizo el milagro de conservar mi vida”, recuerda con emoción este hombre de 40 años que en el momento del asalto jugaba con el Depor F. C., un equipo de segunda división con sede en Cali.

El Pulpo, apodado así por su gran destreza para moverse bajo los tres palos y el área grande como si tuviera muchos brazos, no duda en reconocer que su asombrosa recuperación —en la cual no creían neurólogos ni ortopedistas— se la debe a Dios y a la Virgen María.

“Antes era una persona que solamente me dedicaba a jugar al fútbol y decía que Jesús, María y los santos estaban en mi vida, pero eso no era cierto, tan solo estaban en mi boca, mas no en mi corazón”, señala con convicción.

Desde Cali, donde dirige una escuela de fútbol para niños, reitera que gracias a su fe, hoy es un hombre nuevo: “Me he convencido de que en el peor momento de mi vida, Dios estuvo a mi lado… y volví a caminar. Él hizo que todo lo sucedido o por suceder se hiciera más fácil”.

También comenta con humor que en medio de la tragedia hizo suya la expresión “se le apareció la Virgen”, una frase popular con la que muchos colombianos desean resaltar un hecho positivo en sus vidas.

Alexis Viera - PerdónEl exjugador de Nacional, Peñarol, River Plate y Racing (Uruguay), América (Colombia) y Ñublense (Chile), tan pronto sus piernas volvieron a responder, se vinculó a grupos católicos de oración e hizo de la misa dominical una práctica de fe obligatoria.

Con frecuencia ora largamente en iglesias de las ciudades que visita, entre ellas, la basílica del Milagroso, en Buga, Colombia, y el santuario de la Virgen de Fátima, en Portugal, a donde, después de una dura travesía, llegó caminando solo.

Alexis es un invitado muy especial a conferencias y talleres en colegios, universidades y empresas en donde habla de la superación de su lesión medular, el perdón a quienes han hecho daño y su reencuentro con Dios.

De igual manera, ofrece su testimonio en los Retiros de Emaús, los reconocidos encuentros espirituales de fines de semana promovidos por laicos y apoyados por la Iglesia en toda Colombia.

“Ahora —enfatiza—estoy pegado a Dios y la Virgen y puedo decir que Jesús Dios está en mi corazón porque a través de la palabra y de esos retiros, puedo ayudar a los demás”.

El Pulpo visitó dos veces en la cárcel de Jamundí, Valle del Cauca, occidente de Colombia, a Ánderson Lozano, el hombre de 22 años que a balazos frustró su carrera deportiva.

Su propósito no era cuestionarlo ni juzgarlo ni preguntarle por qué lo hizo, sino perdonarlo personalmente y no de palabra.

“No fue fácil encontrarme con esa persona que me cambió la vida, pues hoy en día tengo complicaciones y dolores todo el día, pero a pesar de todo, encontrarme con él me liberó de lo que pasó y me ayudó a perdonar, porque perdonar, es liberar y hoy me siento libre de cualquier odio o resentimiento”, relató en su entrevista con Aleteia el deportista.

El día de su visita, Alexis abrazó a un Ánderson reacio y prevenido que le dio la impresión de no haber admitido su culpa y de sentirse ofendido por su víctima.

En la segunda —recordó el exarquero— estuvo más abierto e incluso aceptó que le leyera algunos pasajes de una Biblia que él le regaló.

Ese día el uruguayo le ofreció a su agresor que cuando cumpliera la condena de doce años impuesta por un juez de Cali, él estaba dispuesto a darle trabajo en su academia de fútbol.

Washington Alexis Viera Barreto recibió la nacionalidad colombiana. Todos los días va a su escuela deportiva, practica algunos de los ejercicios tradicionales en el trajín de los porteros, añora no haber vestido los colores de la celeste uruguaya y, a pesar del drama vivido en Colombia, guarda profundo afecto por Cali y los colombianos.

El 1 % que le pronosticaron los médicos hace tres años, hoy en día es más del 60 % de lo que puede hacer una persona con idénticas lesiones.

Aunque camina con unos bastones canadienses especialmente diseñados para pacientes como él, el Pulpo dice que su nuevo caminar físico y espiritual no hubiera sido posible sin la fe y la bendición de ese Dios que lo acompañó en el peor momento de su vida.

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Fuente: Aleteia


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