fundadora – Reina del Cielo https://www.reinadelcielo.org Thu, 05 Sep 2024 10:50:50 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.3.9 Madre Teresa de Calcuta, santa https://www.reinadelcielo.org/madre-teresa-de-calcuta-santa/ Thu, 05 Sep 2024 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=23095 ]]>

En la ciudad de Calcuta, en la India, Santa Teresa (Inés) Gonhxa Bojaxhiu, virgen, que, nacida en Albania, trató de apagar la sed de Cristo clavado en la cruz atendiendo, con eximia caridad, a los hermanos más pobres. Fundó las congregaciones de Misioneros y Misioneras de la Caridad, para servir a los enfermos y abandonados († 1997).

Fecha de beatificación: 19 de octubre de 2003, por S.S. Juan Pablo II
Fecha de canonización: 4 de septiembre de 2016 por S.S. Francisco

Breve Biografía

“De sangre soy albanesa. De ciudadanía, India. En lo referente a la fe, soy una monja católica. Por mi vocación, pertenezco al mundo. En lo que se refiere a mi corazón, pertenezco totalmente al Corazón de Jesús”, decía la Madre Teresa. 

La Madre Teresa nació un 26 de agosto de 1910 en Skopje. Fue la menor de los hijos de Nikola y Drane Bojaxhiu. La bautizaron con el nombre de Gonxha Agnes. Recibió la primera Comunión a los cinco años y medio; y la Confirmación la recibió en 1916.

A los ocho años muere su padre y su familia pasa por una gran estrechez económica. Cuando llegó a los 18 años deja la casa para ingresar al Instituto de la Bienaventurada Virgen María, conocido como las Hermanas de Loreto, en Irlanda. Allí tomó el nombre de Hermana María Teresa por Santa Teresa de Lisieux. Llega a Calcuta el 6 de enero de 1929. Después de hacer sus primeros votos en mayo de 1931, es destinada a la comunidad de Loreto Entally en esa ciudad de la India donde fue docente de las alumnas del colegio St. Mary.

El 24 de mayo de 1937, la Hermana Teresa hizo su profesión perpetua y llegó a convertirse en directora del mencionado colegio en 1944. Sin embargo, un 10 de septiembre de 1946, durante un viaje de Calcuta a Darjeeling para realizar su retiro anual, Madre Teresa recibió lo que ella llamó la “inspiración”, su “llamada dentro de la llamada”. Aquel día la sed de amor y de almas se apoderó de su corazón. En las siguientes semanas, mediante locuciones interiores y visiones, el mismo Jesús le reveló su deseo de encontrar “víctimas de amor” que “irradiasen a las almas su amor”. “Ven y sé mi luz”, le dijo el Señor.

Del mismo modo, le pidió que fundara una congregación religiosa al servicio de los más pobres entre los pobres. Es así que después de muchas dificultades, el 17 de agosto de 1948 se visitó por primera vez con el sari blanco orlado de azul y salió del convento de Loreto para introducirse en el mundo de los pobres.

Recorrió los barrios pobres, visitó familias, lavó las heridas de los niños y ayudó a los olvidados. Todos los días recibía la Eucaristía y salía de casa con el rosario en la mano. Luego de algunos meses, se le unieron algunas de sus antiguas alumnas.

En 1950 se establece oficialmente la Congregación de las Misioneras de la Caridad. Tiempo después envió a sus hermanas a otras partes de la India y abre otras casas en Venezuela, Roma, Tanzania y en los cinco continentes.

Con el tiempo funda también a los Hermanos Misioneros de la Caridad, la rama contemplativa de las Hermanas, los Hermanos Contemplativos y los Padres Misioneros de la Caridad. Así como a los Colaboradores de Madre Teresa y a los Colaboradores Enfermos y Sufrientes. Lo que inspiró a los Misioneros de la caridad laicos y al movimiento Sacerdotal Corpus Christi.

En 1979 se le otorgó el Premio Nobel de la Paz y los medios de comunicación empezaron a seguir con más atención sus obras que daban testimonio de la alegría de amar y de la grandeza y dignidad de cada persona humana.

Al final de su vida y a pesar de sus problemas de salud, Madre Teresa continuó sirviendo a los pobres. Después de encontrarse por última vez con San Juan Pablo II, retorna a Calcuta y el 5 de septiembre de 1997 volvió a la Casa del Padre.

_______________________
Fuente: Catholic.net


]]>
Una visión de la Virgen cambió su vida de hija de la nobleza. Y fue beatificada. https://www.reinadelcielo.org/una-vision-de-la-virgen-cambio-su-vida-de-hija-de-la-nobleza-y-fue-beatificada/ Fri, 20 Aug 2021 18:01:18 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=25882

El Papa Francisco aprobó el decreto que reconoce el milagro atribuido a la intercesión de la Venerable Sierva de Dios María Emilia Riquelme Zayas y fue beatificada

María Emilia Riquelme y Zayas nace el día 5 de agosto de 1847 en Granada (España). Hija de don Joaquín Riquelme y Gómez, capitán general del Ejército español y de doña Emilia Zayas Fernández de Córdoba y de la Vega, descendiente del gran capitán.

Desde su primera infancia mostró una clara inteligencia y hondura espiritual en la vivencia de la fe cristiana que se compartía en su hogar familiar.

A los 7 años María Emilia quedó huérfana de madre. Su orfandad se ilumina con una inefable experiencia en su alma: Siente la presencia de la Virgen María con Jesús en los brazos. María Emilia hizo promesa de fidelidad a Jesús y a María, que fue ratificada en su adolescencia con una nueva presencia de María Inmaculada.

Joven ejemplar

La Cruz se abrió paso a la luz de un alma limpia. Exteriormente nada especial, pero sus contemporáneos atestiguan que «era muy buena y obediente y constantemente se sacrificaba mucho, como una santa». La enfermedad y muerte de su hermano Joaquín a la edad de 17 años, deja al General y a María Emilia sumidos en inmenso dolor.

Acompaña al General en sus destinos militares en Tenerife, Sevilla, La Coruña, Madrid y Lisboa. El padre se ocupó de su formación integral facilitando para ella colegios y profesorado y por encima de todo comparten padre e hija la fe en Dios y en la Virgen María, espíritu que moviliza a María Emilia en el apostolado con los pobres y necesitados. «Los pobres son mis amigos», decía.

Fiel al querer de Dios

María Emilia siente desde su infancia el deseo de entregarse totalmente a Dios. Su centro y fuerza es Jesús en el Santísimo Sacramento, de tal manera que solicita y el Obispado le concede tener, en su oratorio privado, al Santísimo Sacramento.

Dirá: «La Eucaristía es el paraíso de la tierra. La adoración mi hora de cielo, mi recreo y descanso espiritual».

Expone a su padre el deseo de ser religiosa y éste no quiere quedarse sin su única hija. María Emilia ofrece a Dios y espera con paz se haga su voluntad divina. Cuida con filial amor a su padre hasta que fallece cristianamente en Sevilla. Esta nueva pérdida, agiganta en ella la fe en Dios. Hereda los bienes paternos. ¿Qué hace? Obras de caridad y apostolado. Y sigue buscando lo que Dios quiere de su vida.

«Acepta la Cruz que Dios te envía, no busques otra, esa es de oro para ti», escribía y, a los pocos años de la fundación le sobrevienen toda clase de pruebas, muertes inesperadas de religiosas muy queridas y difamaciones que pretenden hundir la obra de Dios. María Emilia vence heroicamente con el arma de la oración. Ella misma nos dice: «Pude seguir el impulso divino que me apremiaba, perdiendo mi pobre nada en Dios, que fue siempre mi todo».

Fundadora

María Emilia, movida por el Espíritu Santo, se siente llamada a fundar la Congregación de Misioneras del Santísimo Sacramento y María Inmaculada, que adore al Señor día y noche y trabaje en el campo de la educación y en misiones.

La Congregación fue avalada primero por el Obispo diocesano de Granada en 1896 y definitivamente aprobada por el Papa San Pío X en Roma, en el año 1912.

Mujer contemplativa y apostólica. Como fundadora, escribe las líneas fundamentales de la Congregación: «Se dedicarán a la Adoración perpetua del Santísimo Sacramento, a la educación de la niñez y juventud, y a las misiones en países necesitados». Su lema: Entrega voluntaria y alegre por la gloria de Dios y el bien de los hermanos. Y su sello exterior la sencillez y la humildad.

Después de una vida totalmente entregada al servicio de Dios y al amor al prójimo, María Emilia entrega su alma a Dios en la Casa Madre de Granada, el 10 de diciembre de 1940. La noticia de su santa muerte se difundió por toda la ciudad. Gentes de toda clase vinieron para enaltecer a esta hija humilde y esclarecida.

Beatificación

El pasado sábado día 9 de noviembre, en la S. I. B. Catedral de la ciudad de Granada (España) era Beatificada, por el prefecto del dicasterio de la causa de los santos en Roma, el cardenal Giovanni Becciu.

Nos recordó que lo que llama la atención de la nueva Beata es su pasión por la eucaristía, vivida personalmente con constancia y transmitida a sus hermanas; su gran amor por Jesús Eucaristía y por la santísima Virgen que le impulsa a tener un espíritu misionero y fundar una nueva congregación para amar a Dios y amar al prójimo con espíritu humilde.

_______________________
Fuente: Revista Ecclesia


]]>
Santa Ángela de la Cruz, sigue haciendo milagros https://www.reinadelcielo.org/santa-angela-de-la-cruz-sigue-haciendo-milagro/ Fri, 07 Aug 2020 09:06:38 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=24890

El 2 de agosto de 1875 cuatro monjas sin hábito que llevaban ya unos días atendiendo a enfermos y pobres de la zona, fueron al alba al Convento de Santa Paula para oír la misa del padre Torres Padilla. Ese día se constituyó oficialmente la Compañía de las Hermanas de la Cruz. Sevilla aún no sabía quiénes eran esas monjas. Pero pronto las conocería y su cariño por ellas fue inmediato y duradero porque 145 años más tarde perdura y aumenta cada día. Crece en cantidad y sobre todo en admiración por su entrega y generosidad. Las herederas de Santa Ángela de la Cruz siguen viviendo el Evangelio de manera radical, tal y como les enseñó la fundadora, una joven zapatera que se enamoró de Jesús, y en estos tiempos difíciles de pandemia y necesidad económica han sido, una vez más, consuelo, bálsamo y ejemplo.

El primer convento de las Hermanas de la Cruz era una habitación con derecho a cocina en el corral de vecinos que había en el número 13 de la calle San Luis. Las monjas eran cuatro jóvenes que capitaneaba Ángela Guerrero, oficiala en un taller de calzado, y otras tres compañeras: Josefa de la Peña, Juana María Castro y Juana Magadán. Con los ahorros de Hermana Josefa se costearon los escasos enseres del convento, porque el grueso del dinero se empleó en los pobres y necesitados La alegría y la emoción hizo que se olvidaran de poner el potaje y ese día no tuvieron nada para comer.

¿Cómo fue capaz Sor Ángela, una obrera de familia humilde y escasa instrucción de fundar un Instituto religioso, crear un carisma propio y configurar un camino de santidad viable y seguro? La respuesta es muy sencilla, gracias a su fe, su confianza, su humildad y su amor. Ángela Guerrero se enamoró de Jesucristo, creyó en Él y se puso en manos de la Divina Providencia viviendo la pobreza en extremo, de manera radical. Abandonó su vida anterior, familia y trabajo, para hacerse pobre con los pobres y manifestar humildemente su amor con obras de entrega y servicio. En silencio, para oír la voz de Dios, pero entregada a su voluntad, sin más deseo que servirle en los más necesitados, en los enfermos. 

Y desde ese 2 de agosto de 1875 hasta nuestros días la Compañía de la Cruz ha sido una bendición para los enfermos y necesitados de Sevilla y de todas las ciudades de España, Italia y Argentina donde las Hermanas tienen casa. El Instituto que concibió Sor Ángela desarrolló una espiritualidad propia basada en el misterio del amor de Dios en la cruz, y es un vivero de santidad con dos santas en los altares, Sor Ángela, y Madre María de la Purísima, y el cofundador, el padre José Torres Padilla, en proceso de Canonización. 

Nunca en sus 145 años de existencia han abandonado las Hermanas de la Cruz sus labores asistenciales ni siquiera en las peores epidemias sufridas a lo largo de la historia. Y en esta pandemia del Covid-19 ha sido igual. Durante el confinamiento por el coronavirus han seguido atendiendo día y noche a las ancianas que cuidaban antes. Y lo mismo han hecho con los pobres y necesitados que acuden al convento en busca de consuelo material, pero tomando precauciones con mascarillas y guardando las distancias.

Durante el estado de alarma la actividad en la Casa Madre ha sido incesante.

Muchos días a las siete de la mañana llegaban los alimentos que enviaban empresas, tiendas con mercancía perecedera que tenían que cerrar, y particulares, que querían ayudar a los más desfavorecidos y saben que las Hermanas son unas intermediarias muy eficaces. A las doce del mediodía el cargamento ya estaba repartido. Un numeroso equipo de Hermanas preparaba las bolsas y dos religiosas las iban entregando a las personas que hacían cola. Unas veces eran verduras, otras palés de yogur, o camiones de plátanos y frutas, o leche y huevos. Las Hermanas de la portería entregaban los alimentos y el vale del mes a las personas que acuden asiduamente a solicitar su ayuda. Con ese vale pueden comprar en los supermercados los productos que les hacen falta.

Y si las hijas de Sor Ángela no dejaron de cuidar a las abuelitas que atienden en sus casas, se volcaron aún más si cabe con las ancianas ingresadas en la residencia anexa a la Casa Madre. Allí se suspendieron las visitas y las propias Hermanas suplieron a la monitora de manualidades, la fisioterapeuta, la peluquera y la podóloga que las atienden normalmente para que el virus no pudiera colarse. Ese celo y la intercesión de Santa Ángela han hecho posible que no se haya detectado ningún caso de coronavirus entre las ancianas de la residencia, y ni siquiera entre las religiosas de la comunidad, y eso que se les han realizado las pruebas en dos ocasiones. Un milagro más de la santa sevillana

Desde que se inició el estado de alarma por el coronavirus la capillita blanca de cal donde reposa el cuerpo incorrupto de Santa Ángela está cerrada a los fieles y por ahora seguirá así. Como es pequeña solo podrían entrar unas diez personas y el resto tendría que permanecer en la calle.

Pero Santa Ángela sigue velando como siempre por sus hijas, por los necesitados y por los sevillanos en general, con su calderilla de milagritos grandes y chicos de Madre cariñosa. A todos atiende y todos confían en ella esperando el ansiado reencuentro.

Ángeles de este mundo

En el confinamiento, temerosos por la enfermedad y por sus secuelas económicas, nos llegaban por las redes sociales vídeos y fotos de las Hermanas de la Cruz con mascarilla acudiendo a sus velas con las enfermas. Sabíamos que ellas seguían atendiendo sus obligaciones y rezando por todos. Y eso nos tranquilizaba. Algo seguía funcionando como siempre en esos meses difíciles.

Cuando el padre Torres pidió a Ángela Guerrero que escribiese cómo se imaginaba su convento y sus religiosas, la joven veía a sus monjas como una comunidad «extraordinaria por su penitencia, su obediencia y su mortificación en todo». Su oración debería ser continua como la de los ángeles del cielo y solo la interrumpirían para aliviar a sus hermanos: «En fin, ellas deben ser los ángeles de este mundo que lleven el consuelo a todas partes». Santa Ángela fue la capitana de esos ángeles y puede estar orgullosa porque en los 145 años de existencia del Instituto, «pobreza, limpieza, antigüedad”, han sido y son ángeles en los corrales de vecinos y en todas las epidemias y vicisitudes históricas alternando su vida de penitencia con la atención a los hermanos.

____________________
Fuente: ABC de Sevilla


]]>