familia – Reina del Cielo https://www.reinadelcielo.org Wed, 15 May 2024 09:58:20 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.3.9 San Isidro labrador, ora por los labradores https://www.reinadelcielo.org/san-isidro-labrador-ora-por-los-labradores/ Wed, 15 May 2024 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=9444 ]]> Oración a San Isidro

Bienaventurado Isidro,
que habitas hoy la celestial morada
en justo premio de tu singular piedad,
caritativo celo y santidad de vida,
sin que para practicar dichas virtudes
fueran obstáculo las ocupaciones
a que tenías que dedicarte
para ganar el necesario sustento,
tanto para ti, como para tu venerada esposa,
María de la Cabeza:
te suplicamos que seas nuestro intercesor
para con el Altísimo,
a fin de que este divino Señor
se apiade de nuestras miserias,
y, por un acto de su infinita bondad,
nos conceda vivir en paz en esta vida,
y que gocemos en la otra
las eternas delicias de la gloria.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

Vida de San Isidro labrador

Cuarenta años antes de que ocurriera, había escrito Cicerón: “De una tienda o de un taller nada noble puede salir”. Unos años después, en el año primero de la era cristiana, salió de un taller de carpintero el Hijo de Dios. Las mismas manos que crearon el sol y las estrellas y dibujaron las montañas y los mares bravíos, manejaban la sierra, el formón, la garlopa, el martillo y los clavos y trabajaban la madera. Desde entonces, ni la azada ni el arado ni la faena de regar y de escardar tendrían que avergonzarse ante la pluma ni ante el manejo de los medios modernos de comunicación, ni ante las coronas de los reyes. El patrón de aquella villa recién conquistada a los musulmanes, Madrid, hoy capital de España, no es un rey, ni un cardenal, ni un rey poderoso, ni un poeta ni un sabio, ni un jurista, ni un político famoso. El patrón es un obrero humilde, vestido de paño burdo, con gregüescos sucios de barro, con capa parda de capilla, con abarcas y escarpines y con callos en las manos. Es un labrador, San Isidro. Como el Padre de Jesús, cuyas palabras nos transmite San Juan en el evangelio 15,1: “Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador”.

Se postraron los Reyes

Ante su se-pulcro se postraron los reyes, los arquitectos le construyeron templos y los poetas le dedicaron sus versos. Lope de Vega, Calderón de la Barca, Burguillos, Espinel, Guillén de Castro, honraron a este trabajador madrileño. El historiador Gregorio de Argaiz le dedicó un gran libro: “La soledad y el campo, laureados por San Isidro”. Fue su misión, laurear el campo, frío, duro, ingrato, calcinado por los soles del verano y estremecido por los hielos de los inviernos. El campo quedó iluminado y fecundado por su paciencia, su inocencia y su trabajo. No hizo nada extraordinario, pero fue un héroe.

Fue un héroe que cumplió el “Ora et labora” benedictino. La oración era el descanso de las rudas faenas; y las faenas eran una oración. Labrando la tierra sudaba y su alma se iluminaba; los golpes de la azada, el chirriar de la carreta y la lluvia del trigo en la era, iban acompañados por el murmullo de la plegaria de alabanza y gratitud mientras rumiaba las palabras escuchadas en la iglesia. Acariciando la cruz, aprendió a empuñar la mancera. He ahí el misterio de su vida sencilla y alegre, como el canto de la alondra, revolando sobre los mansos bueyes y el vuelo de los mirlos audaces.

Era muy pobre

Alegre y, sin embargo, tan pobre. Isidro no cultivaba su prado, ni su viña; cultivaba el campo de Juan de Vargas, ante quien cada noche se descubría para preguntarle: “Señor amo, ¿adónde hay que ir mañana?” Juan de Vargas le señalaba el plan de cada jornada: sembrar, barbechar, podar las vides, limpiar los sembrados, vendimiar, recoger la cosecha. Y al día siguiente, al alba, Isidro uncía los bueyes y marchaba hacia las colinas onduladas de Carabanchel, hacia las llanuras de Getafe, por las orillas del Manzanares o las umbrías del Jarama. Cuando pasaba cerca de la Almudena o frente a la ermita de Atocha, el corazón le latía con fuerza, su rostro se iluminaba y musitaba palabras de amor. Y las horas del tajo, sin impaciencias ni agobios, pero sin debilidades, esperando el fruto de la cosecha “Tened paciencia, hermanos, como el labrador que aguanta paciente el fruto valioso de la tierra, mientras recibe la lluvia temprana y tardía” Santiago 5, 7. Así, todo el trabajo duro y constante, ennoblecido con las claridades de la fe, con la frente bañada por el oro del cielo, con el alma envuelta en las caricias de la madre tierra.

No sabía leer

El Cielo y la tierra eran los libros de aquel trabajador animoso que no sabía leer. La tierra, con sus brisas puras, el murmullo de sus aguas claras, el gorjeo de los pájaros, el ventalle de sus alamedas y el arrullo de sus fuentes; la tierra, fertilizada por el sudor del labrador, y bendecida por Dios, se renueva año tras año en las hojas verdes de sus árboles, en la belleza silvestre de sus flores, en los estallidos de sus primaveras, en los crepúsculos de sus tardes otoñales, con el aroma de los prados recién segados. Isidro se quedaba quieto, silencioso, extático, con los ojos llenos de lágrimas, porque en aquellas bellezas divisaba el rostro Amado. Seguro que no sabia expresar lo que sentía, pero su llanto era la exclamación del contemplativo en la acción, con la jaculatoria del poeta místico Ramón Llull: “¡Oh bondad! ¡Oh amable y adorable y munificentísima bondad!”. O del mínimo y dulce Francisco de Asís, el Poverello: “Dios mío y mi todo”. “Loado seas mi Señor por todas las criaturas, por el sol, la luna y la tierra y el agua, que es casta, humilde y pura”. O también con el sublime poeta castellano como él: “¡Oh montes y espesuras – plantados por las manos del Amado – oh prado de verduras, de flores esmaltado – decid si por vosotros ha pasado!!!. “El que permanece en mí y yo en él ese da fruto abundante” Juan 15,5. Así, el día se le hacía corto y el trabajo ligero. Bajaban las sombras de las colinas. Colgaba el arado en el ubio, se envolvía en su capote y entraba en la villa, siguiendo la marcha cachazuda de la pareja de bueyes.

Su esposa, una santa

Empezaba la vida de familia. A la puerta le esperaba su mujer con su sonrisa y su amor y su paz. María Toribia era también una santa, Santa María de la Cabeza. Un niño salía a ayudar a su padre a desuncir y conducir los bueyes al abrevadero. Era su hijo, que lo era doblemente, porque después de nacer, Isidro le libró de la muerte con la oración. Luego arregla los trastos, cuelga la aguijada, ata los animales, los llama por su nombre, los acaricia y les echa el pienso en el pesebre, pues, según la copla castellana: “Como amigo y jornalero, – pace el animal el yero, – primero que su señor; – que en casa del labrador, – quien sirve, come primero”. Hasta que llega María restregándose las manos con el delantal: “Pero ¿qué haces, Isidro, no tienes hambre? -le dice cariñosamente-. Ya en la mesa, la olla de verdura con tropiezos de vaca. Pobre cena pero sabrosa, condimentada con la conformidad y animada con la alegría, la paz y el amor. Y eso todos los días; dias incoloros pero ricos a los ojos de Dios. Sin saber cómo, Isidro se ha ido convirtiendo en santo. “Será como un árbol plantado al borde de la acequia: da fruto en su sazón y no se marchitan sus hojas; y cuanto emprende tiene buen fin” Salmo 1,1. “Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante” Juan 15,6

Ya su aguijada tiene la virtud de abrir manantiales en la roca, porque: “Mucho puede hacer la oración intensa del justo…Elías volvió a orar, y el cielo derramó lluvia y la tierra produjo sus frutos” Santiago 5, 17. “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis y se realizará” Juan 15, 7. Ya puede Isidro rezar con tranquilidad entre los árboles aunque le observe su amo, porque los ángeles empuñan el arado. ¡Oh arado, oh esteva, oh aguijada de San Isidro, sois inmortales como la tizona del Cid, el báculo pastoral de San Isidoro y la corona del rey San Fernando!, exclama el poeta. Con la pluma de Santa Teresa habéis subido a los altares. Así es como la villa y corte, centro de España, tiene por patrón a un labrador inculto, sin discursos, ni escritos, ni hechos memorables, sólo con una vida escondida y vulgar de un aldeano, hombre de aquella pequeña villa que se llamaba Madrid, recién reconconquistada al Islam. En 1083 Alfonso VI había entrado por la cuesta de la Vega. El contraste es instructivo y proclama el estilo de Dios cuando nos regala sus santos. “Escondiste estos secretos a los sabios, y los revelaste a las gentes sencillas”. San Isidro labrador era un simple; reconocerlo es admirar los planes de Dios.

El diácono de San Andrés

Lo que sabemos de su vida se debe al diácono de San Andrés, que conoció a su paisano y sólo ocupa media docena de páginas. ¿Quién es capaz de extender más la descripción de un labriego sencillísimo que cruza por esta vida sin ninguna aventura externa y sin más complicación que la personalísima de ser santo a los ojos de Dios? Fue un hombre sencillo, su villa era pequeña. Madrid era rica en aguas y en bosques, con su docena de pequeñas parroquias, sus estrechas calles y en cuesta, su alcázar junto al río, su morería y sus murallas. Un puñado de familias cristianas, entre ellas, la de los Vargas, que era la más rica, alrededor de la parroquia de San Andrés, a cuyo servicio estaba Isidro. San Isidro nos ofrece todo un programa de vida sencilla, de honrada laboriosidad, de piedad infantil aunque madura, de caridad fraterna, ejemplo para esta sociedad compleja, y llena de mundo, de vida callejera, de codicia y de egoísmo, que lamenta hoy el zarpazo del terrorismo atroz y espera el nacimiento del nuevo Infante heredero. Ambos acontecimientos, tan dispares, laten en el corazón celeste de San Isidro, en su calidad de Patrón de Madrid que lo es, en cierto modo, de España.

400 años de san Isidro Labrador

El 12 de marzo de 1622 el papa Gregorio XV canonizó a cinco beatos, entre ellos san Isidro labrador. Llama la atención que, en medio de cuatro santos de gran renombre y trayectoria, un campesino”

“La religiosidad popular ha desarrollado un vistoso ritual que se manifiesta el día de la fiesta, el 15 de mayo, con ofrenda de hortalizas y vegetales, gallinas, sacos de huevos, botellas de leche de vaca, recipientes con miel de abeja y panela”

El Arzobispo de Madrid, Cardenal Carlos Osoro Sierra le solicitó al Papa Francisco la declaración de Año Santo de San Isidro en el 400 aniversario de su canonización”

Su cuerpo incorrupto se conserva en la Colegiata de San Isidro de Madrid, y el arcón donde secularmente estuvo depositado se visita en la Catedral de Nuestra Señora de la Almudena.

Imágenes del cuerpo de San Isidro, expuesto durante el mes de mayo de 2022, en conmemoración de los 400 años del Santo.

Himno a San Isidro

Himno a San Isidro labrador

_______________
Fuente: Catholic.net


]]>
10 mandamientos para una familia en Paz https://www.reinadelcielo.org/10-mandamientos-para-una-familia-en-paz/ Fri, 29 Dec 2023 08:19:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=12297 ]]> “La familia es una íntima comunidad de vida y amor” cuya misión es “custodiar, revelar y comunicar el amor” con cuatro cometidos generales (Familiaris Consortio):

  • Formación de una comunidad de personas
  • Servicio a la vida
  • Participación en el desarrollo de la sociedad
  • Participación en la vida y misión de la iglesia

Así es como debemos procurar crecer en el amor mutuo, Por tanto te proponemos estos 10 mandamientos para lograr una familia en paz. Siempre con Dios en medio de nosotros.

Ama a Dios, a tu familia y a ti mismo

1. Ten fe y vive la Palabra de Dios, amando a tu familia como a ti mismo.

2. Ámate y confía en ti mismo y en tu familia y ayuda a crear un ambiente de amor y paz a tu alrededor.

3. Reserva momentos para jugar y divertirte con tu familia, pues el niño aprende jugando, y la diversión aproxima a las peersonas.

rezar en familia (ft img)

4. Educa a tu hijo en la conversación, en el cariño y el apoyo. Ten cuidado: quien pega para enseñar está enseñando a pegar.

5. Participa con tu familia de la vida de comunidad, evitando las malas compañías y las diversiones que incentivan la violencia.

6. Procura resolver los problemas con calma y aprende con las situaciones difíciles, buscando en todo el lado positivo.

7. Comparte tus sentimientos con sinceridad, diciendo lo que piensas y escuchando los que los demás quieren decir.

8. Respeta a las personas que piensan diferente de ti, pues las diferencias son una verdadera riqueza para cada uno y para el grupo.

9. Da buen ejemplo, pues la mejor palabra es nuestra forma de ser.

10. Pide disculpas cuando ofendas a alguien y perdona de corazón cuando te sientas ofendido, pues el perdón es el mayor gesto de amor que podemos demostrar.

_______________
Fuente: Aleteia.org


]]>
La familia y la educación en la fe https://www.reinadelcielo.org/la-familia-y-la-educacion-en-la-fe/ Fri, 25 Nov 2022 11:21:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=9708 ]]> La familia tiene que volver a ser un lugar privilegiado de educación en la fe, de despertar religioso y de integración comunitaria de las nuevas generaciones. Esta valoración catequética de la familia (DGC 226-227) debe llevar a superar la posición absentista y pasiva de los padres, que con demasiada frecuencia «delegan» en otros la educación religiosa de los hijos.

Se trata de delegar y acrecentar las posibilidades educativas y catequéticas de la familia, en cuanto célula eclesial y lugar privilegiado de educación de la fe, por media de una catequesis sobre todo experiencial y ocasional.

Familia feliz

Es verdad que hoy estamos ante una evidente crisis de la familia, ante la presencia de muchas familias irregulares, de situaciones problemáticas, a veces dramáticas. Y existe también una fuerte crisis de la función educativa y la quiebra de la transmisión de valores de los padres a los hijos. El problema afecta de modo especial al sector concreto de la educación religiosa o de la comunicación de la fe. El tradicional proceso de socialización religiosa en la familia no funciona por lo general: la fe ya no pasa de padres a hijos.

Y sin embargo, no obstante las dificultades, tanto la experiencia como la reflexión pedagógica y sociológica actual siguen considerando a la familia como el ambiente ideal más capacitado para poner las bases de una auténtica educación, tanto general como religiosa. Pese a la crisis, la familia sigue siendo el primer agente de socialización de niños y adolescentes. Por eso hay que estar convencidos de que la familia no sólo puede, sino que debe ser lugar de educación religiosa. No solo: debe estar convencida de poder desempeñarun papel

imprescindible, único, en gran medida insustituible.
A este respecto contamos hoy con muy valiosas experiencias de «catequesis familiar», en sus distintas versiones.

__________________
Fuente: Nueva Evangelización


]]>
Nuestra Señora de las Gracias intercedió por la salud de un joven en Francia https://www.reinadelcielo.org/nuestra-senora-de-las-gracias-intercedio-por-la-salud-de-un-joven-en-francia/ Fri, 10 Jun 2022 17:49:48 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=26560 En plena Provenza francesa y perteneciente a la diócesis de Frejus-Toulon se encuentra Cotignac, un lugar muy especial en el que se ha aparecido tanto la Virgen como el propio San José, la única aparición reconocida por la Iglesia del esposo de María. Es un lugar especial para la Sagrada Familia y donde se han producido numerosos hechos extraordinarios. De hecho, el santuario lleva por nombre Nuestra Señora de las Gracias.

Hasta allí a lo largo de los siglos han ido miles de peregrinos, tanto de manera individual como también en familia, para pedir ayuda de la Virgen y también de San José. Y es lo que hicieron también el pasado año el matrimonio formado por Filippo y Marianne, ante la gravísima enfermedad de su hijo Luca. Y las gracias se derramaron enormemente sobre esta familia. “¡La recuperación de nuestro hijo es espectacular!”, confirma esta familia.

Este matrimonio llegó a Cotignac como familia en misión y en pleno año de San José, les tocó afrontar la dura prueba del cáncer de su hijo Luca. Ya conocían el poder sanador de este santuario por experiencia propia, pero no imaginaban lo que Dios les tenía preparados.

Fue en junio de 2000 cuando Marianne fue por primera vez a los santuarios de Cotignac. Atraída desde su juventud por la Sagrada Familia, aceptó la propuesta de acompañar al grupo de catequesis de su tercer hijo en una peregrinación de un día hasta allí.

En secreto, esta mujer sufría una gran depresión. Mientras, se esforzaba por subir la colina que conduce al santuario de Nuestra Señora de las Gracias su corazón se aceleró, obligándola a detenerse.

Marianne recuerda aquel instante: “me vino a la mente una oración: ‘¡María, ayúdame a levantarme!’”. Durante la misa no paró ni un segundo de llorar sintiendo detrás de ella una presencia misteriosa y consoladora. Una persona, vestida con una capa y cuyo rostro no puede ver, le recuerda instantáneamente a José.

Cuando llegó a Le Bessillon (santuario de San José en Cotignac) por la tarde, el calor era sofocante “¡En este camino tan pedregoso, lo dejé todo! Luego fui a beber a la fuente. Cuando volví a casa, ya no era la misma persona. ¡Fue como un nuevo nacimiento! Ya estaba curada e iba a misa todos los días”, relata.

Durante los años siguientes, las pruebas marcaron el camino de fe de la pareja. A finales de 2003, Marianne se enteró de que estaba embarazada de Luca, su cuarto y último hijo, justo cuando experimentaba un momento de sufrimiento.

Este embarazo inesperado a los 43 años le trajo una profunda alegría. “La vida reaparece a través de la oscuridad“, testifica ella.

Pero años después ya en la Navidad de 2020, Luca se quejó de un bulto en la espalda. A principios de enero, una ecografía reveló su alarmante estado. Tras un gran número de exámenes y pruebas llegó el terrible diagnóstico: el adolescente sufría un tumor de más de 30 centímetros que empujaba su corazón hacia la derecha.

Luca fue transferido a un primer hospital, y se preparó para recibir quimioterapia y cuidados intensivos. Su problema cardíaco desafiaba a los médicos, que nunca han visto esto y consultaron a especialistas de toda Francia.

Llegó a un punto en el que Luca ya no podía respirar y fue trasladado de urgencia a otro hospital donde finalmente pasará cinco semanas en la unidad de cuidados intensivos. Una operación estaba programada para el 11 de marzo, pero con un panorama nada halagüeño: “su hijo va a perder su pulmón. Varias costillas están afectadas y su corazón será mantenido por una máquina. Es posible que Luca ya no pueda caminar. Prepárate para lo peor…”.

Para sostenerle y sostenerse, Marianne preparó un pequeño altar para la Virgen María sobre la cama de su hijo. Ella imitó a María guardando en su corazón las palabras que iba escuchando. Eligiendo abandonarse a la Sagrada Familia, logró atravesar estos momentos dolorosos con una paz sobrenatural.

A la vez se produjo una impresionante cadena de oración. Se sucedieron novenas, noches de adoración, misas celebradas por Luca en Nuestra Señora de las Gracias, en Bessillon, en Laus, en Lourdes, Pontmain, Paray-le-Monial e incluso en Mont Royal en Canadá, Burkina o Italia…

¡Traspasó fronteras! Mi sobrino abrió un nuevo canal en Facebook y muchos musulmanes se unieron a nuestras oraciones. ¡Qué poder despliega la oración en la unidad de los hijos de Dios!”, señala la madre de este adolescente.

A pesar de su sufrimiento, Luca nunca se quejó y el equipo médico lo apodó ‘el guerrero’. Recibió dos veces la Unción de Enfermos. Contrariamente a todos los pronósticos, la operación salió bien: se extirpó el tumor y Luca pudo quedarse con su pulmón. Aplastado, este último recupera gradualmente su lugar.

Un mes después de la operación, el especialista que trataba al joven exclamó: «recuperación espectacular». Marianne recuerda que al escuchar la noticia, hasta los oncólogos saltaban de alegría por los pasillos.

Para ella, no había duda: “¡es la oración la que salva!”. Llena de gratitud, agradeció a los médicos su trabajo, a todas las personas que rezaron por su hijo y a los sacerdotes que celebraron misas: “la curación de Luca es de cada uno de ustedes, es de Dios Todopoderoso. Sí, el Señor hizo maravillas por mí. Incluso hoy, actúa con poder. ¡Gloria y alabanza a ti, Señor! Jesús, María, José, ¡cuánto os amo!”.

La historia de las apariciones

El 10 de agosto, fiesta de San Lorenzo, del año 1519, la Virgen María, acompañada de San Miguel Arcángel y San Bernardo, se apareció en el campo a un hombre muy piadoso llamado Jean de la Baume, y le mandó decir en su nombre al clero y a la comunidad de Cotignac que fueran en procesión al Mont Verdaille, y que construyesen una iglesia, bajo el nombre de Notre-Dame de Grâces (Nuestra Señora de las Gracias), por cuanto ella quisiera conceder muchas gracias y favores a quienes la invocasen en este lugar.

Un ilustre peregrino, el rey Luis XIV, acudió a agradecerle el regalo de su nacimiento. Hoy en día se realizan muchas romerías en el santuario, especialmente para padres y madres, parejas que desean tener hijos, etc.

Por su parte, la aparición de San José se produjo el 7 de junio de 1660, alrededor de las 13:00 horas. Gaspard Ricard, un pastor de 22 años, cuidaba su rebaño en el monte Bessillon. El calor era abrasador y tenía mucha sed cuando de pronto vio “un hombre a su lado” que señalaba una piedra pesada y le dijo: “Yo soy José, llévatela y beberás”.

Ante la sorpresa y vacilación del joven pastor, la aparición reitera su consejo. Gaspard levantó fácilmente la roca y descubrió un manantial. Luego bebió hasta saciarse y corrió a llevar la noticia al pueblo. En un lugar que todos sabían que no tenía manantial, ahora brotaba agua fresca. Por estas apariciones, Cotignac es muchas veces llamado el pueblo de la Sagrada Familia.

________________________
Fuente: Cari Filii


]]>
Los hijos adoptivos https://www.reinadelcielo.org/los-hijos-adoptivos/ Fri, 18 Mar 2022 09:47:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=359 ]]> Muchas veces he escuchado intercambios de opinión sobre la cuestión de adoptar hijos cuando un matrimonio no puede tenerlos de modo natural. En semejantes momentos las dudas y los miedos se abalanzan sobre la pareja, y mientras algunas veces ambos piensan del mismo modo, en muchas oportunidades se producen divergencias que dilatan o eliminan la posibilidad de incorporar nuevas almas al seno familiar.

Hace poco tiempo pude vivir este proceso en la carne de una persona muy cercana. Así, puedo dar testimonio de la angustia que vivía este hombre con anterioridad a la adopción, y la transformación que se produjo en su vida con posterioridad a haber traído a una hermosa alma, santa y feliz, a su casa. Literalmente, es como si se tratase de dos personas distintas, antes y después, porque el corazón de este novel papá estalló en una fanfarria de alegría incontenible. Es notable el percibir que sus ojos ven otro mundo, otra realidad, porque a toda hora él se admira de la maravilla de Dios que es tener un hijo. Es como si nada existiera más que el amor por ese pequeño en su vida ¡E imaginen ustedes cómo está su esposa, y como están unidos ellos en el amor que nació de modo tan repentino!

Familia unida

Me admiraba sobre la poderosa transformación de la que es capaz el hacer una obra tan santa como lo es adoptar un hijo, porque se advierten los efectos maravillosos que se derraman sobre el matrimonio ante el fruto de decisión tan meditada. Es evidente que hay mucha más reflexión en la adopción de un niño, que en la decisión de tener un hijo de modo natural, en el promedio de los casos. Y si bien el amor por un hijo no se compara a nada, creo que el amor por un hijo adoptivo es mucho más fuerte, porque se fundamenta en la convicción profunda de llevar adelante un acto de amor. Los matrimonios encuentran en la adopción una fuente de nueva vida en unión, y los niños adoptados se adormecen en los arropamientos de nidos cálidos y bien cuidados, verdaderos palacios donde la vida florece esperanzada y bien regada de amor y sonrisas. La adopción es, así, una manifestación de cuan bueno puede ser el hombre cuando se lo propone

Sí, adoptar a un hijo es una decisión maravillosa y agradable a los ojos de Jesús. Una expresión del amor que un matrimonio es capaz de dar, cuando hay una sintonía en el deseo de dar frutos de bien y abundancia. Como fue en Nazaret, dos mil años atrás. Un humilde carpintero se había desposado con una buena y hermosa joven del lugar. Ella fue elegida para desposar al Amor de Dios hecho Persona, al Espíritu Santo que descendió sobre su Vientre y dejó allí la Semilla de la que crecería el Salvador del mundo. José, el buen y humilde carpintero, dudó y meditó, pero finalmente creyó en Ella.

San José (ft img)

José se hizo entonces el padre adoptivo de Jesucristo, Dios hecho Hombre. Ellos estuvieron unidos desde el primer momento, porque Dios había elegido a la mejor Madre terrenal, pero también al mejor padre. El carpintero de Nazaret fue el padre adoptivo del Niño Dios, y lo amó como ningún padre terrenal puede amar, unido a María, hasta que Dios lo llamó junto a El.

Dios se hizo Hombre, y quiso ser Hijo de un padre adoptivo, de José el carpintero. María fue Mamá de Jesús y esposa de José, Ella fue entonces Madre de Dios, y él fue padre adoptivo del Mesías. Unidos en tan perfecta familia, anduvieron los polvorientos caminos de Galilea en una vida simple y plena de manifestaciones de fe, porque nada en ellos se interponía a su maravillosa misión.

Veamos en la paternidad adoptiva de José el llamado a formar una familia cristiana, con nuestros hijos naturales, o con aquellos que el amor de Dios nos ofrezca en el camino. Ellos serán foco de amor y de unión, savia verde que revitaliza la vida, signo que da sentido al existir, impulso que abre sendas nuevas y permite ver el camino con claridad. Nada, entonces, parecerá imposible, ni siquiera tener un hijo.


]]>
Emilio es “un milagro de Medjugorje” https://www.reinadelcielo.org/emilio-es-un-milagro-de-medjugorje/ Fri, 21 Jan 2022 20:35:17 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=26274 ]]> Cuando Emilio Ferrando tenía 13 años, la muerte de su padre fue traumática para toda la familia. Se adentró precozmente «en un infierno» en el que la droga se apoderó de su vida durante décadas hasta. Un día, iba a saltar por la ventana cuando su perro lo impidió. Pronto supo que Dios y María querían devolverle a la vida.

Cuenta en el portal dedicado a la Virgen María, el Rosario de las 11, que su pasó una infancia feliz, marcada por una familia paterna profundamente católica.

Tenía 13 años y su padre, un prestigioso arquitecto, acababa de inaugurar la Obra Social de la Caixa, en Madrid. Era Navidad, y volvía junto a su familia en Valencia cuando tuvo un mortal accidente de tráfico.

«Mi vida cambió en cuestión de 1 segundo. Mi madre pasó de ser ama de casa con 42 años y 8 hijos a dirigir una empresa de más de 70 trabajadores. Su muerte fue traumática, no entendía nada, y lo que hice fue renegar de Dios y dejar de ir a misa», explica.

En la escuela, porros en lugar de bocadillos

El hecho de que su colegio fuese católico no era obstáculo para que un verdadero alijo de drogas fuese una de las principales distracciones en la hora del descanso. «Con 14 años empecé a tener mis primeros flirteos con la droga, tenía una compañera de 15 que en vez de tomarse `el típico bocata´ se fumaba dos porros en media hora».

Emilio no tardó en seguir a su compañera. Empezó a fumar porros con ella, «iba a clase colocado» y todo empezó a complicarse. Eran los años 80, tiempos de la «ruta del bakalao» y la movida, y Emilio seguía en el colegio cuando empezó a experimentar con drogas químicas, mescalina y ácidos «para poder estar hasta 72 horas sin parar».

Cuando viajó a Nueva York, su «Sodoma y Gomorra particular», el joven se sumergió «en una vorágine de promiscuidad sexual» y drogas en la que el LSD la heroína y otras drogas psicodélicas eran parte de su día a día. «Al principio las utilizaba para divertirme pero llegado un momento, se apoderaron de mi vida«, afirma.

Pero Emilio siempre pudo mantener «una doble vida» con su familia y un trabajo de éxito sin que se viesen afectados. «Tenía un cargo de responsabilidad en una multinacional americana, ganaba muchísimo dinero y compraba lo más caro», explica.

Encerrado en casa, solo vivía para la droga

Ese puesto le permitía tener una vida «absolutamente superficial». Podía irse a Ibiza y gastar 6000 euros en un fin de semana, yendo a fiestas «con gente muy importante de Madrid donde todo el mundo consumía, daba igual del partido político que fuesen».

Pero la droga tuvo consecuencias. «Empecé a tener problemas de comunicación, dejé de salir y relacionarme, un camello me traía la droga a casa y me ponía `hasta las cejas´», admite.

El dinero también comenzó a ser un problema, ya que «si lo primero que haces al despertarte es meterte una raya y consumes 2 o 3 gramos al día, las consecuencias económicas son enormes».

Emilio aún podía compaginar su adicción con un buen nivel de vida cuando empezó a tener graves problemas de salud, contrajo hepatitis c y le tuvieron que ingresar sucesivamente en multitud de hospitales.

En 2008, Emilio estaba cerca de tocar fondo. «Era la crisis, había dejado la multinacional y me costaba encontrar trabajo», explica.

Durante un tiempo pudo emprender y comenzar sus propios proyectos, pero los costes de su adicción comenzaban a ser insostenibles: «Empecé a tener problemas económicos, impagos de la hipoteca, el banco se me echó encima y perdí la casa. Estaba arruinado».

«Dios usó a mi perro para salvarme»

Emilio cuenta que en ese momento su vida no tenía ningún sentido, tenía a «todo el mundo encima» y la relación con su familia estaba prácticamente rota. Con el último dinero que le quedaba compró 5 gramos de cocaína y empezó «a esnifar una raya detrás de otra». Tenía que estar muy drogado para lo que iba a hacer.

Emilio abrió la ventana de su balcón, se preparó para coger carrerilla y lo único en lo que podía pensar era en el tiempo que iban a tardar en desatar a su mascota. «Cuando iba lanzarme, mi perro empezó a ladrar, se puso delante de mí y me empujó hacia atrás sobre sus dos patas. Le abracé y entendí que Dios le había utilizado para que no lo hiciese«, explica.

El mismo día, cuenta Emilio años después, su cuñado soñó que debía llevarle a Medjugorje y para lograrlo le ofreció un puesto en su empresa con la condición de que le acompañase.

María, su última esperanza

«Siempre dije que fue un complot familiar en el que todos sabían a dónde iba menos yo, y cómo última esperanza de mi familia, decidieron enviarme a Medjugorje«, comenta.

Nada más llegar, Emilio solo quería dar marcha atrás, volver a su casa y abandonar «aquel pueblo frío y oscuro, pero solo tenía 1 euro en el bolsillo y dependía completamente de mi cuñado».

Tras 25 años metido en las drogas, hostil a la fe desde grupos de extrema izquierda y abortistas y con «una vida precoz en todo», Emilio comenzó su viaje pensando que «era el peor caso para ir a Medjugorje».

Sin embargo, lo que ocurrió al llegar le mostró lo equivocado que estaba. «El Señor lo encajó todo para que entrase en la iglesia de Santiago Apóstol. Cuando lo hice, tras más de 20 años adicto, mi problema con las drogas se acabó de golpe: nunca tuve síndrome de abstinencia y el Señor me libró de la droga en ese mismo momento», relata.

Pasado el tiempo, Emilio cuenta que de no haberse confesado su vida no habría sido la misma. Pero entonces no lo sabía, y en un principio se negó a ponerse de rodillas tras 35 años de oscuridad y de pecado.

«`”La Gospa” me ha hecho un hombre nuevo»

«Me encontré con un sacerdote croata que hablaba español y me acabé confesando con él», explica. «Fue mi resurrección: lo primero que hice al volver fue hacer las paces con mi familia, contarles mi problema y confesé que lo único en lo que pensaba era en volver: tenía que regresar solo», explica.

Pero esta vez volvería solo y sin límite de tiempo, y lo primero que hizo al volver fue visitar la estatua blanca de la virgen. «Me puse de rodillas y le dije: `Me han dicho que eres madre. Si eres madre de todos, también eres mi madre. No sé cómo encontrar sentido a mi vida ni cómo llegar a tu hijo, pero si eres madre me tienes que ayudar a llegar a tu Hijo y conocerle´».

Sus palabras fueron escuchadas. Emilio comenzó a trabajar en la delegación de Radio María de Medjugorje y la Virgen le ayudó «a conocer a su hijo. Yo se lo pedí, ella lo ha hecho y me ha hecho un hombre nuevo«, afirma.

Pasado el tiempo Emilio comenzó a organizar peregrinaciones para visitar el centro de apariciones, y una de sus conocidas le confesó que siempre ponía su ejemplo cuando le preguntaban por Medjugorje. «Cuando intento explicar qué es, enseño una foto tuya del primer día que viniste y otra con tu cara sonriente y tus ojos diferentes de los últimos días: eso es Medjugorje».

_______________________
Fuente: Cari Filii


]]>
Escuchar el Ave María tocó su alma, creyó y se bautizó https://www.reinadelcielo.org/escuchar-el-ave-maria-toco-su-alma-creyo-y-se-bautizo/ Fri, 28 May 2021 08:41:42 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=25718 Emma Larson nació y se crio en Vancouver, en una familia apasionada por la música y el arte, pero al margen de la fe. Su ateísmo cambiaría poco antes de la pandemia. Durante un concierto del prestigioso coro Leoni, quedó impactada tras escuchar el Ave María. La música católica y el `sí´ a Dios de la Virgen María le ayudaron a salir de una crisis personal y motivaron su conversión.

La belleza del Ave María removió su corazón

Pese a que Emma no sabía latín, algo en la interpretación del Ave María del coro Leoni atrapó y cautivó por completo su atención en la Navidad de 2019. Mucho tiempo después de abandonar el auditorio Orpheum de Vancouver, la melodía continuaba resonando en sus oídos.

“Se me quedó grabado, aún sin tener ni idea de lo que significaba”, contó a B.C.Catholic. Al día siguiente, se interesó por el significado de la letra y todo lo que rodeaba a la oración.

Estaba tan impactada que empezó a buscar más versiones de la oración, y dio con el Ave Maris Stella. “A partir de entonces, nada me pareció suficiente. Fue precioso. Inmediatamente me puse a profundizar en el catolicismo. ¿En qué consistía?”, se preguntó, “¿por qué tiene una música tan bella?”.

Ave Maris Stella, la pieza del coro masculino Leoni que conmovió a Emma.

Enamorada de la fe en pandemia y tras una crisis personal

Semanas después del concierto, estalló la pandemia en todo el mundo. Confinada, tuvo mucho tiempo para investigar sobre el catolicismo y la Iglesia.

Emma acababa de terminar sus estudios en administración de empresas, y enfrentaba el dolor de una ruptura tras años de relación durante la universidad. Tenía poco más de 20 años, y buscaba consuelo y empezar de nuevo.

Entonces conoció y comenzó a asistir a una popular iglesia anglicana de Vancouver al mismo tiempo que investigaba el catolicismo y empezó a rezar el rosario.

La fe de la Virgen María le conmovió

Emma visitó la catedral del Santo Rosario de Vancouver, y se sintió conmovida por la fe de la Virgen María. “La forma en que dijo ‘hágase en mí según Tu palabra’ me impactó, cómo dio un sí a Dios sin saber si quiera cómo iba a resultar”.

“Algo que me encantó del catolicismo era la cantidad de nombres y títulos de la Virgen. No lo encontré en ninguna otra iglesia, y todo lo relacionado con el catolicismo me resultaba cada vez más cierto”.

Una misa exclusiva y el sí de María le dieron la fuerza

Catedral del Santo Rosario, donde Emma se sintió atraída por la Misa durante su conversión.

Emma descubrió el canal de YouTube de la catedral y asistió a su primera misa online. “No entendí nada de la Misa, pero me atrajo de inmediato”.

Descubrió que la misa católica era mucho más rica que las celebraciones de otros cultos, que carecían de estructura, tradición coral y musical o referencias a María.

Después de mucho tiempo de meditación y oración, fue a la catedral. “Rezar a Dios me dio valor para dar el primer paso hacia mi conversión”.

“Siempre me llamó la atención lo asustada e insegura que estaría María al escuchar al ángel. La forma en que dijo `hágase en mi según tu palabra´ me dio tanto valor que, como ella, le dije que sí a Dios”. Emma escribió al sacerdote y le dijo que quería convertirse al catolicismo.

María despejaba sus primeros miedos

En septiembre de 2020 comenzó el Rito de Iniciación Cristiana online, organizado por el sacerdote Richard Chau, de su catedral, y le presentaron a sus primeros conocidos católicos.

“En mi familia nadie era católico. Pensé que pasar de una educación al margen de la fe a vivir activamente como católica sería un cambio muy grande en mi vida”, afirma. Pero “cada vez que pensaba que iba a ser muy difícil y tenía miedo, conocía algo nuevo sobre María y despejaba mis dudas”.

“Ella respondió a Cristo”

“Desde que me convertí en católica he profundizado en la relación con mi madre. Hablar de Dios con mi familia es mucho más de lo que nunca habría esperado”, afirmó Emma.

“María estaba atrayendo a Emma a la Iglesia y señalándole a Cristo, y ella respondió. Es maravilloso”, exclamó el sacerdote Richard Chau. “María sigue llevando personas a Cristo”. Emma se bautizó el 25 de abril de 2021, en una ceremonia privada celebrada en la catedral del Santo Rosario.

Meses después de su bautismo, reconoce como algunos miembros de su familia han comenzado a asistir a la iglesia e interesarse por la fe y ella reza el rosario cada día. “No sé qué haría sin él”. Ahora trabaja en un centro de belleza, en cuyo perfil destaca su pasión por la cocina y su fe: “¡Soy católica!”, escribe.

_______________________
Fuente: Religión en Libertad


]]>
La conversión de una científica https://www.reinadelcielo.org/la-conversion-de-una-cientifica/ Wed, 17 Feb 2021 21:48:26 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=25421

La Vida es un regalo. La vida nuestra y la vida de nuestros seres queridos. Qué pena que no lo sintamos cada día con la intensidad que lo sentimos cuando nace un hijo o cuando alguien se cura de una enfermedad que no tiene cura de forma milagrosa. La vida es un regalo y un milagro. Hace unos días estuve en contacto con alguien que tiene una persona cercana, con COVID-19, con la cual se ha visto frecuentemente. Inevitablemente temí contagiarme, yo y mis seres queridos. Temí que alguno de nosotros fuera a enfermar y morir. Y reflexioné de qué me arrepentiría si muero. Sin dudas, de muchas cosas que podría haber hecho mejor, de muchas cosas que podría haber agradecido más, de muchas cosas que podría haber amado más. Pero lo que me surgía una y otra vez, era no haber terminado de escribir mi testimonio de Fe. Lo empecé al inicio de la cuarentena y aún no lo he terminado. Espero que este temor de perder el maravilloso regalo de la Vida me empuje a terminarlo para Gloria de Dios.

Querida Misión de María, Nuestra Señora del Cielo

Hace tiempo que siento en mi corazón el deseo profundo de testimoniar todo lo que significó y significa para mi María, Nuestra Señora del Cielo. A pesar de este enorme y profundo deseo, muchas veces quise sentarme a escribir esta historia, pero por un motivo u otro nunca tenía tiempo o nunca me animaba. Es increíble como encontramos siempre excusas para no ocuparnos de lo realmente importante.

Si tuviera que resumir lo que ocurrió en mi vida desde que la conocí a María, Nuestra Señora del Cielo, creo que las palabras más simples y claras para expresarlo serían ¡ELLA ME CAMBIÓ LA VIDA!

No sé cómo contar la historia, ni siquiera sé cómo empezar, pero confío en que el Espíritu Santo ilumine cada palabra que escriba para transmitir con fidelidad la historia de mi conversión, la historia de mi alma, que aún es una historia que se escribe día a día, pero hace relativamente poco tiempo dio un vuelco increíble y me permitió nacer de nuevo. Creo que agradecer es lo primero que debo hacer. Agradecerle a María por el amor maternal que me da, agradecerle que me haya buscado y me haya sacado de esa vida sin Dios. GRACIAS Reina del Cielo, Gracias por Cambiarme la Vida.

Todo empezó con el amor. Me enamoré de un chico bueno y católico. Aunque él se enamoró más de mí, en un comienzo. Y me invitó a salir. Él ya sabía lo que quería. Quería casarse conmigo. Yo dudaba, pero poco a poco me fui enamorando. Me gustaba pasar el tiempo con él, hablábamos de cosas profundas, pero a veces la razón me nublaba. Esa cruz que tenía colgada del cuello me ponía nerviosa. Para mí en ese momento que Seba fuera católico era algo negativo, me aterraba. Me imaginaba cosas raras, ritos extraños, hipocresía, machismo. Lo único que había escuchado toda mi vida respecto de la iglesia era negativo, ¿por qué debería dudar? Me crie en una familia atea, o más bien, una familia progresista que rechazaba totalmente a la Iglesia católica y todos sus exponentes. La Iglesia, la religión, Jesús y María para mi eran desconocidos. Y lo desconocido da miedo.

Sin embargo, Dios se las ingenia para llegar a los corazones de sus hijos. Busca las maneras y no se da por vencido. Ya había tenido un novio católico. Una relación muy inocente que terminó al tiempito. Nuevamente me había enamorado de un chico católico. Una y otra vez me preguntaba, ¿Cómo puede ser?, habiendo tantos ateos!!!! Pero su corazón y su mente me atraían, conocí a su familia y la luz de Cristo que brillaba en ellos me deslumbró. Pero aún no lo entendía, ni lo veía con esta claridad. Había muchas contradicciones en mi corazón. Eso que yo racionalmente rechazaba, me atraía. No quería ir a lo de Seba porque bendecían la mesa ¡Qué nervios me daban cada vez que era la hora de comer! No sabía ni qué
tenía que hacer. Para cada rincón de la casa que miraba, había un santo, un cuadro de la Virgen, una cruz. Me atraía y lo rechazaba. Sentía Paz en su casa llena de hermosas imágenes religiosas, pero también pensaba con mi mente racional, ¿No será mucho?

Si bien mis padres habían sido formados en colegios cristianos y se habían bautizado y tomado la comunión, mi grado de ignorancia respecto a la religión era desmedido. No sabía nada y lo poco que sabía eran distorsiones, información equivocada de la doctrina, de las tradiciones. Pero yo creía que sabía mucho y hasta opinaba con mucha seguridad sobre temas que ni siquiera entendía. Cuando conocí a Seba tenía 26 años y no sabía el padrenuestro, ni hablar del credo, el avemaría, ni ninguna de las oraciones que ahora rezo fervorosamente. No sabía que era un Santo, no entendía que Navidad era la celebración del Nacimiento de Cristo, para mi Pascuas era un feriado largo y que era una misa superaba todo mi entendimiento. A la iglesia había entrado contadas veces para algún casamiento, pero mi actitud era burlona y superada. Y de la Virgen, ¿Qué sabía yo de ella? ¡¡¡¡Nada!!!! Solo que la gente decía que había una mujer que había tenido un hijo llamado Jesús, siendo virgen. Como mínimo para mí era raro, ¿cómo podía haber gente en el siglo XXI aun creyendo eso Mucho tiempo después entendí que todas esas imágenes eran de la misma María que se aparecía en diversos lugares para llegar al corazón de sus queridos hijos.

En la casa de Seba había algo que me recordaba a la casa de mis padres, había una biblioteca llena de libros. Siempre amé leer desde pequeña. Ir a la biblioteca y elegir algún libro siempre era una aventura para mí. Bastó tener un poco de confianza con la familia de Seba para animarme a acercarme y ver los libros que allí había. Pero esa biblioteca era otra cosa. No era igual a la de la casa de mis padres. Estaba llena de luz y verdad, la vida de santos, testimonios de conversión, libros sobre caridad, sobre el catolicismo. Yo mientras seguía inmersa en mi mar de dudas y buscando respuestas me acerqué. Empecé leyendo libros. Eso sabía hacerlo. No tenía miedo de leer. Nada de lo que leyera podía cambiar mi pensamiento (al menos eso me decía mi mente). Eran simples libros. Y empecé por uno, seguí por otro, y otro más. Primero los más simples, relacionados a la vida matrimonial según el catolicismo. No quería llevarme sorpresas. Ya habíamos decidido casarnos. Sería en una ceremonia mixta entre una atea y un católico. Seba nunca me presionó. Su familia tampoco. Ese respeto enorme por mi individualidad y mi pensamiento me conmovía y me impresionaba. Compartían su Fe, pero no la imponían.

Teníamos un acuerdo claro con Seba. Lo único que él me pedía, lo único que no iba a negociar era el bautismo de nuestros hijos. Después tendríamos que discutir todo. Me parecía razonable. Si bien yo no entendía el sentido del bautismo y ni siquiera estaba bautizada, me parecía lógico ceder si para él era importante.

En 2011 por trabajo tuve que ir a Montreal, Canadá por tres meses. Viajé sola, justo allí vive la prima de Seba, Inés. Ella me hospedó en su casa sin siquiera conocerme. Que increíble su caridad, su paz. Ella también tenía una biblioteca. Nuevamente fui a ese lugar que tanto me gustaba. Agarré un libro pensando que era una novela interesante “La Sombra del Padre” de Jan Dobraczyński. Nunca me imaginé que era la historia de San José. ¡Como me conmovió ese libro y cuanto me ayudó a entender que Navidad era la celebración del Nacimiento de Jesús! Hoy me resulta increíble que no lo hubiera entendido antes. En la casa de mis padres, se celebraba Navidad, siempre ha estado el arbolito y por tradición también el pesebre, pero el centro era la reunión familiar, los regalos, la comida, el brindis. Con tantas cosas, me distraje y nunca lo vi ahí tan pequeño, en el pesebre, al pequeño Niño Dios. Justo, leí la historia de San José, en Montreal, donde se encuentra el Oratorio San José, construido por obra del Santo Hermano André. Con Inés empecé a ir a misa un poco por curiosidad, un poco para conocer la ciudad. Los templos eran hermosos y si bien no entendía nada, porque las misas eran en francés, me gustaba ese momento. Por primera vez, me animé a ir sola al Oratorio. Estaba siempre abierto. Era enorme. Gente de todas partes del mundo arrodilladas ante el mismo Dios. Fue la primera vez que me animé a ir sola a un templo. Sin dudas, era el lugar que más me gustaba de Montreal. Intentaba rezar. En Canadá nadie me conocía. Me sentía libre como para buscarlo a Dios. Al volver a Argentina, eso cambiaba. Aumentaba mi resistencia. ¿Qué pensarían mis amigas si ahora me volvía católica? ¿Qué pensaría mi familia si ahora me volvía católica?

Ocurrió que, en 2012, por trabajo, Seba tenía que ir a Boston por cuatro meses antes de casarnos. Luego, al volver a Argentina, nos casaríamos a los 15 días. Yo vivía sola en Capital, a unas cuadras de la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe. Por mi trabajo, lo más normal es hacer cursos y capacitaciones. Estando sola en Argentina, pensé “no da que no sepa nada de catolicismo y me case con Seba, tengo que hacer un curso”. Nuevamente, volví al mundo que conocía. Hacer cursos era inofensivo. ¿Qué podía pasar? Fui a la iglesia. ¡Que nervios! Me preguntaba si las iglesias estaban abiertas todo el día, o cerraban. Para mí era imposible identificar si había misa o no adentro. Fui. Entré. Me crucé con una señora muy amable que Dios puso en ese momento y en ese lugar y le pregunté si sabía quién podía informarme sobres cursos. Ella me informó, ya que era la responsable de los cursos de bautismo, y justo había empezado un curso para una chica de mi edad que se estaba por casar. Me dijo, si te queres sumar, nos organizamos y venís con la chica que ya empezó. Claro que iría, y por supuesto le aclaré, yo solo quiero tomar el curso. No me voy a bautizar. Solo quiero saber un poco más de la Fe de mi futuro marido. Que amorosa fue la mujer de todas maneras. Yo esperaba hostilidad y encontré cobijo. El curso duró unos meses, nos encontrábamos las tres en la iglesia y Tony nos enseñaba cosas básicas de religión, de la misa, de rezar, nos transmitía su fervor. Era una enamorada de la Virgen de Medjugorje. Pero qué difícil salir del racionalismo. Cuando lo conocí a Seba no sabía nada de Dios y María, pero era bioquímica y estaba haciendo el doctorado en el desarrollo de nuevas vacunas. La racionalidad dominaba mi corazón y mi mente. Todo muy lindo, me conmueve, me cobija, me emociona, pero….. ¿Virgen?, ¿resurrección? ¿Cómo lo explico?

Ya podía aceptar que dentro de la iglesia hay curas y gente buena. Pero dar el salto de la Fe era mucho más difícil, al menos para mi mente humana. Por eso Ella tenía que intervenir. ¡Ella tenía que cubrirme con su manto maternal para que mis dudas descansaran en su regazo y me abrazara a la conmovedora buena noticia de la Vida Eterna!

Mientras Seba estaba en Boston, Vivi, su mamá, me invitó varias veces a comer por algunos festejos familiares. En esos encuentros aprovechó y me invitó a mi primer cenáculo. Fue en la Iglesia Santa Teresita. Me senté en el banco de la iglesia sin saber mucho que pasaría. Ni siquiera sabía rezar el rosario y aún seguía sin aprender el padrenuestro. Me resuena aún en los oídos la canción “Déjame nacer de nuevo” que sonaba en el cenáculo. ¡Me conmovía tanto! Y me sigue conmoviendo. No puedo describir exactamente cómo fue que me convertí y nací de nuevo, a una vida con esperanza, con sentido, con amor, con caridad, con belleza y por sobre todo, con Vida Eterna. Pero sé que esa canción tuvo mucho que ver. El cenáculo me conmovió. Pasé a la reflexión personal. No sabía ni entendía bien quien era Marta, pero quería estar ahí. Quería quedarme ahí. Pasé y escuché las palabras que Marta pronunciaba, pero no decía ella misma. Palabras que venían del Cielo. Mi mente no retuvo esas palabras, porque fueron directo al alma. Hice un paso, luego de la reflexión personal y lloré sin parar. No sabía ni porque lloraba. Estaba conmovida. Vivi me abrazó sin preguntar nada. Con amor. Ella si sabía lo que estaba viviendo y experimentando. Yo aun no.

Luego, Seba seguía en Boston y fui a la Jornada de Jóvenes 2012, era por la conmemoración a Santa Clara. La Fe de los jóvenes me llenó el alma, tanta alegría, tanta pureza. Todo un día hermoso. Por primera vez me acerqué a un cura que confesaba y le dije que no estaba bautizada pero que quería hablar con él. Me hizo una bendición. Estaba emocionada, conmovida. Cada actividad era mejor. Y para cerrar el cenáculo Oscar hablando de las bienaventuranzas. Al final “el felices los pobres…” no era una herramienta de dominación de los pueblos como había escuchado tantas veces. Cuanto significado tenían esas palabras de Jesús. Finalmente, un testimonio hermoso. Una pareja contó que no podían tener un bebe y que María en un cenáculo después de que los médicos les habían dicho que no había nada para hacer, les regalo la feliz noticia que serían padres. No sabía que tiempo más tarde me pasaría a mí y a mi marido algo similar. Me acuerdo el “será como en Belén, tendrás un bebé” que escuché años más tarde en otro cenáculo y me anunció la llegada de nuestro gran regalo de Dios, nuestro hijo Juan Bautista, después de varios años de búsqueda.

No sé qué día. No lo recuerdo. No sé cómo, no sé por qué. Pero finalmente dije “Me quiero bautizar”. Quiero casarme bautizada. No fue una decisión fácil. Mi racionalidad, la presión social, el qué dirán, seguían haciéndome dudar por momentos, pero algo en mi corazón me empujaba a hacerlo. Y así fue como cuatro días antes de casarme me bauticé, tomé la comunión y me confirmé. Mis padrinos eran los papas de Seba, Vivi y Arturo. Aún recuerdo cómo se emocionaron cuando les dije si querían ser mis padrinos. No podía creer su emoción. Me bautice el 21 de noviembre de 2012, pero aún tenía mucho camino por recorrer para crecer en la Fe. Pero claro, ahora era más fácil actuar para María y Jesús.

También la familia de Seba seguía ayudándome en este camino, la tía Margarita, la hermana de Seba, Luji, todos me regalaban libros hermosos. Ahora iba armando yo, mi propia biblioteca de Luz y Verdad.

Desde el día que me bauticé fui a todos los cenáculos que pude. No quería perderme ninguno. Cada uno me conmovía más, cada uno me ayudaba a crecer más en la Fe. María me iba guiando. Los primeros cenáculos eran todo cobijo, caricias para mi alma que estaba muy dolorida. Pero a medida que iba creciendo en la Fe, los mensajes que recibía también me exigían cada vez más.

Hoy, haciendo memoria, trato de transmitir por qué los cenáculos de la Misión de Nuestra Señora del Cielo fueron tan importantes en mi camino de conversión. Hoy soy otra. Hoy disfruto ir a misa, amo ese momento de encuentro con Jesús en la eucaristía, amo visitar el santísimo expuesto. Es un regalo para mi alma. Pero cuando arranqué este proceso la misa era muy difícil. La misa era como la universidad y yo estaba en jardín de infantes. En cambio, el cenáculo era simple y profundo. Era maternal. Me sentía en mi hogar. Las canciones eran hermosas. Yo no conocía ninguna, las fui aprendiendo poco a poco. Pero me conmovían. Las reflexiones al inicio del cenáculo eran tan fáciles de comprender y pasaban cosas tan extraordinarias. Empecé a invitar a mis amigas y familiares a ir. ¡¡¡Mi mundo ateo tenía que conocer esto!!! No muchos se sumaron, pero algunos sí. Y María también hizo su camino.

Uno de los cenáculos fui con una amiga. ¡Que regalo nos hizo María! Era en un SUM de un edificio de Belgrano. Estuvimos todo el cenáculo muy emocionadas y en un momento dado mi amiga me dice “sentís el olor a rosas, es impresionante”. Yo estaba a menos de medio metro, sentada justo a su lado, pero no sentía nada. Si no era mi gran amiga, nunca lo hubiera creído. María le regalo su perfume a mi amiga y a mí su presencia. Porque sabía que estaba ahí. El perfume que sentía mi amiga yo no lo sentía. Pero María nos hizo el regalo a las dos. A ella el perfume exquisito de su presencia a mí la certeza absoluta de su existencia.

Luego con Sebastián nos fuimos a vivir a Dina Huapi, un pueblito cerca de San Carlos de Bariloche. ¡¡¡¡Cómo iba a extrañar los cenáculos!!!! Una vez viajábamos a Buenos Aires por trabajo y había un cenáculo en capital. Teníamos que ir. Organizamos todo el viaje para llegar justo a aeroparque y del avión ir directo al SUM de un edificio por Belgrano. Que regalo nos hizo la Virgen ese día. Tanto a mi marido como a mí nos anunció la llegada de nuestro hijo. A mí me regaló estas palabras “será como en Belén, tendrás un bebe”.

Mi fe crecía y crecía. Y Jesús se pone más exigente. Sabe lo que es bueno para nosotros y nos pide cada vez más. A su debido tiempo. Cuando sabe que, si seguimos de su mano, vamos a poder responder. Tal como un padre amoroso educa a sus hijos. Una vez fui a un cenáculo y quedé en shock. El cenáculo fue en la sede, en el apoyo, aún no estaba el Santuario construido. Estaba ansiosa por ir. Desde que vivía en Dina Huapi no podía asistir tan seguido, así que cada vez que estaba en Buenos Aires y podía ir, era una fiesta para mi alma. No me acuerdo literalmente las palabras, pero el mensaje era claro debía hacer “una buena confesión”. Casi me muero. Pensaba ¿qué hice?, ¿qué pasó? Y la respuesta era simple. No me gustaba confesarme. No sabía hacerlo (aun ahora no sé si se hacerlo bien). Pero esas palabras me ayudaron tanto a crecer en la Fe. Tratando de entender lo que me quería decir Jesús, entendí que quería que abrazase ese otro sacramento y se valió de sus caminos para lograrlo. Hoy, deseo confesarme. Sufro de no poder hacerlo. Y aunque sigo siendo medio bruta para hacer el examen de conciencia, voy igual. Sé que Jesús está ahí y sabe en qué fallo más que yo misma, y me ayuda a ser mejor cada día.

Y como en todo proceso de conversión, después vinieron las pruebas. Cuando aún no tenía Fe, mi pasión era mi trabajo. Tengo la bendición de tener una gran vocación por lo que hago. Y claro está que Dios me iba a poner la prueba justo ahí. Porque quería estar seguro de que lo elijo a Él por sobre todas las cosas. Trabajo en ciencia, en salud animal. El proyecto más importante en el que trabajo se vincula al desarrollo de una vacuna de nueva generación para una enfermedad muy importante que afecta al ganado. En ese tema hice mi doctorado, un post-doctorado y constituye parte de mi línea de investigación actual. El proyecto tiene todo lo que un investigador puede soñar, buenos resultados, un buen equipo de trabajo y una empresa importante interesada en los resultados con la cual se firmó un convenio para avanzar en la transferencia tecnológica llegado el caso en que la nueva vacuna siga demostrando ser tan promisoria como hasta ahora.

Yo arranqué este trabajo siendo atea. Es más, arranqué este trabajo estando a favor del aborto. Obviamente estaba a favor del aborto antes de conocer a Seba, bah, antes de conocer a Dios, porque seguí estando a favor del aborto aun estando de novia con Seba. Era una representante típica de lo que hoy se llama comúnmente en Argentina “pañuelo verde”. En ese momento no había pañuelos de colores, pero si los pro-aborto y los que estaban en contra. Yo me había criado escuchando que el aborto era un derecho por el cual las mujeres debíamos luchar. Y repetía esa idea. Siempre había fantaseado con tener una gran familia con muchos hijos y no sentía que fuera algo que quisiera hacer o que alguna mujer elegiría, pero me parecía razonable que si se hace es mejor que sea legal y que si una mujer está en la difícil situación de no querer a ese bebe, era lógico que pueda elegir. Ahora me aterra pensar que tenía esos pensamientos en mi mente y mi alma. Pero los tenía y los defendía. Me acuerdo de que una vez fui a la casa de Seba y vi en el auto de su mamá pegado un cartel de “No al aborto” y pensé “que retrograda la mama de Seba”. Hoy a la luz de la Verdad y del Evangelio, comprendo a esa chica que era yo y que gracias a Dios ya no existe. Pero la comprendo profundamente. Era una persona sin Dios, sin Espíritu Santo en su interior y el Espíritu Santo nos llena de sus dones y nos ayuda a entender y comprender. Esa Anita era “la chica diez”. Super aplicada en los estudios, responsable y cumplidora, pero sin el Espíritu Santo no se puede comprender la Verdad. Caía en todas las trampas que el maligno sabe poner a la gente sin Dios. Estaba convencida que si era tan cierto que Dios existía y era tan bueno, entendería y perdonaría todo. Incluso a una mujer que había abortado.

Volviendo a las pruebas de Dios en mi vida y mi trabajo, como mencionaba antes, siempre amé mi trabajo. Para mí es una alegría poder hacer lo que hago y esa alegría no pasa por el dinero que cobro sino porque en el laboratorio y con los experimentos que hago hay un mundo infinito por descubrir. Ahora y a la luz de mi conversión, creo que esa pasión por el mundo científico y académico era también mi escape de un mundo que no me terminaba de cerrar, de un mundo cínico y perverso que no me gustaba. En las células, los procesos se escriben con moléculas químicas. No hay buenos o malos. Hay interacciones fascinantes que comandan la vida. El proyecto de la nueva vacuna empezó cuando era atea, pero creció en paralelo a mi proceso de conversión. Y un día, cuando mi corazón estaba ya enamorado de María, Jesús mismo me quitó una venda que me había tapado los ojos. Pero me la quitó cuando el proyecto ya había alcanzado una dimensión y una escala impresionante, me la quitó cuando estaba en la “cresta de la ola” de mi vida profesional. Dios quería probar si yo lo iba a elegir a Él. Y cuando estábamos por empezar a producir el primer lote piloto para avanzar en las pruebas necesarias para proseguir con el registro de la vacuna, me di cuenta de que todo el desarrollo que YO había hecho era en células humanas derivadas de un ABORTO. Ahora era una Anita de Fe, completamente en contra del aborto. Absolutamente convencida que es un crimen terrible contra Dios y contra la humanidad. Justo era 2018, el año del debate por la legalización del aborto en Argentina, así que de lo único que se hablaba en los medios, en los chats familiares, con amigos era de este tema. Me quería morir. De pronto, toda mi pasión por mi trabajo se transformó en una terrible pesadilla. Quería que todo terminara. Quería renunciar y dedicarme a ser ama de casa. Quería esconderme y no salir nunca más a mi mundo laboral.

Parte del proyecto lo realizamos en Canadá, en el instituto de investigación en Montreal al que ya había ido en 2011. Cuando me di cuenta de todo esto estábamos en Montreal. Recién habíamos llegado. Debíamos estar 9 meses, mi marido, mi hijo y yo. Mi marido por su parte también es investigador y estaba en Montreal también para trabajar. Muchas cosas se habían dado para que se logre este viaje. Muchas. Cuando uno lo ve a los ojos de Dios se da cuenta que Dios quería que estemos ahí. Los viajes de los científicos no siempre son fáciles. Siempre faltan fondos, siempre hay mucha burocracia. Un viaje de dos científicos a dos instituciones diferentes y con un hijo pequeño, todo al mismo tiempo, es una proeza. Ya habíamos estado el año anterior 4 meses y había sido bastante caótico. Esta vez, íbamos por nueve meses. El viaje de mi marido estaba mucho más organizado que el mío. De hecho, yo llegué a Montreal y mi jefe aún no había logrado conseguir los fondos para pagarme la estadía. Habíamos acordado que si no lo conseguía yo no trabajaría durante los 9 meses y renunciaría a la beca post-doctoral que tenía, porque el costo de la guardería de mi hijo era mucho más alto que el estipendio que recibía en la beca post-doctoral. Es muy específico todo lo que estoy contando, pero mi idea es transmitir como Dios nos fue ayudando en cada detalle. Dios sin dudas quería que yo este nuevamente en Canadá.

Esta era la tercera vez que yo iba al mismo laboratorio a trabajar en el mismo proyecto. Había empezado en mi doctorado, luego con un post-doctorado. Los dos viajes anteriores habían sido claramente de investigación y era yo la que había desarrollado todo un sistema para producir la nueva vacuna, moderna, recombinante, segura, pero en células humanas derivadas de un aborto. Este viaje a nivel laboral representaba todo lo que un investigador que se dedica al desarrollo de vacunas puede soñar. Esta vez teníamos que producir 10000 dosis para hacer el primer ensayo en animales para avanzar en el registro de la vacuna. Hasta ahora habíamos hecho producciones de 0,5 L como mucho. Ahora íbamos a producir 10 L en un biorreactor. Una empresa líder en salud animal estaba interesada en el desarrollo y en paralelo al viaje, la institución donde trabajo estaba preparando un convenio de transferencia de tecnología para ser firmado, hecho que sienta las bases de cómo será la transferencia tecnológica en caso de que el desarrollo llegue finalmente al mercado. Tanto en salud animal como en salud humana, de muchos desarrollos que se realizan en el laboratorio de investigación, solo algunos pocos llegan finalmente a convertirse en productos. Son muchas variables las que influyen que algo que es exitoso en la escala de laboratorio logre después un lugar en el mercado. Pero es importante que los acuerdos se firmen cuando ya los desarrollos son promisorios para evitar luego conflictos legales, de patentes y de propiedad intelectual. Es decir, aún falta para que la vacuna que estamos desarrollando llegue a ser un producto, si es que alguna vez ocurre, pero para mí como investigadora estábamos en una instancia muy prometedora. No les pasa a todos.

Ese contexto de éxito profesional, de éxito de lo que podríamos decir de las cosas del mundo era mi contexto cuando me di cuenta de que todo, todo lo que había hecho era en células derivadas de un aborto. ¡Todo lo había hecho yo! Era 100% responsable. Claro está que este desarrollo laboral había arrancado con una Anita atea y proaborto que poco sabia de las cosas de Dios. Pero ¿cómo no me había dado cuenta? Yo que soy hiper precisa en mi trabajo, cómo había pasado por alto semejante detalle. Ahora creo que Dios lo permitió por algo ¡Que poco entendimiento tenemos cuando estamos alejados de Dios!

Todavía me acuerdo el audio que le mandé a Vivi, mi madrina, para contarle lo que estaba viviendo. Fue un audio de 15 minutos. No sabía con quién hablarlo a parte de Seba. Ella y mi padrino me acompañaron en todo momento con su oración. Con su apoyo. Estando en Canadá había organizado con mi marido e Inés, la prima de mi marido que vive en Montreal hace muchos años, juntarnos a rezar el Rosario con María, Nuestra Señora del Cielo. Fue así como empecé también a formar parte del grupo de WhatsApp de Nuestra Señora del Cielo. Que bendición. En ese momento de tanta prueba espiritual cada vez que escuchaba que llegaba un audio de Marta o de Oscar, frenaba todo lo que estaba haciendo para escucharlo. Me reconfortaba el alma, me formaba.

Entonces el panorama era este: estaba en Canadá, debía estar allí por nueve meses para avanzar en la vacuna y quería renunciar a mi trabajo. Quería que todo terminara. Con mi marido pensábamos opciones, su Fe es enorme y siempre supo que Jesús estaba de nuestro lado y podríamos superar esta situación. No sabía ni cómo ni de qué forma, pero me repetía, vas a ver que en Navidad vamos a estar festejando el nacimiento de Jesús. Faltaban nueve meses para Navidad, yo no veía salida. Fueron nueve meses terribles para mí. Trataba de conservar la paz para estar bien para mi hijo y para mi familia, pero me sentía muy atribulada. Me pasaban cosas y tenía sentimientos perturbadores. Sentía el mal en una forma muy fuerte. Es muy difícil de describir en un papel lo que sentí en un primer momento. Incluso estos sentimientos de perturbación habían empezado antes de darme cuenta de que estaba trabajando con células humanas derivadas de un aborto. Habían empezado cuando llegamos a Canadá por tercera vez. Tenía sueños espantosos y me acuerdo una vez le conté a Vivi y ella me consoló diciéndome que el Padre Pio decía que si uno es atacado por el maligno es una buena señal de que vamos por el buen camino. Quería ir a la Iglesia, y estaba en Canadá. Pobre Canadá, pobres canadienses. Tantos templos cerrados, tantos templos convertidos en gimnasios, espacios recreativos, edificios. Gracias a Dios está el Oratorio San José. Íbamos prácticamente cada semana. Ahora, a diferencia del 2011, cuando lo conocí por primera vez, ansiaba llegar a la misa.

Me acuerdo el día que con mi marido nos dimos cuenta de que estaba trabajando con células de aborto. Nuestro hijo dormía. Estábamos en el living de nuestro recién alquilado departamento en Montreal, prácticamente vacío de muebles porque aún no teníamos muchas cosas. Hablando del aborto, de las líneas celulares y mi marido me pregunta: ¿y las células que vos usas de dónde vienen? Sabía que eran humanas, pero no le pude responder en forma inmediata porque me surgió la duda. HEK 293 se denominan comúnmente. Pensé un segundo y le dije: “Human Embrionic Kidney”. Mientras pronunciábamos las palabras en inglés ambos quedamos con cara de horror. El velo había caído. El mismo nombre escondido detrás de unas simples siglas nos había dicho todo. Mi corazón latía a mil por hora. ¿Qué podía hacer ahora? Empecé a sentirme completamente pecadora, sentía que yo misma había abortado a ese bebé. Empezamos a leer la historia detrás de esta línea celular para conocer un poco cómo se había originado. Procede de un laboratorio holandés donde hace muchos años a partir de tejidos de un bebe abortado se estableció la línea celular. Empezamos a buscar que dice la iglesia en relación con este tema. ¿Era pecado todo lo que yo había hecho? ¿O no era pecado? Mi corazón se sentía terrible. Y yo que no sabía confesarme, que no me gustaba confesarme. Y las palabras de cenáculo resonaron en mi corazón nuevamente “Tenes que hacer una buena confesión”. ¡Pero qué difícil acercarme a este sacramento en inglés! Por más que ya era la tercera vez que iba a Canadá, mi inglés es medio. A nivel laboral tengo mucho vocabulario y me manejo bien, pero confesarse en inglés es otra cosa. No sabía ni cómo explicarle a un cura todo esto. Ni siquiera sabía que decirle. Pero todo esto ciertamente me llevo al confesionario. En Canadá empecé a ir a confesarme todo el tiempo. No podía explicarle todo porque no me salían las palabras, pero iba. Y decía lo que me salía y le pedía a Dios que me perdone, por trabajar con esas células, por mi inglés, por todo. Solo quería que Dios me perdone.

Mi primera reacción al darme cuenta de que estaba trabajando con células de aborto fue querer renunciar. Huir. Escaparme. Claramente no era una inspiración del Espíritu Santo. Sino del otro que estaba gobernando mi alma con el temor, el miedo y la culpa. El trabajo ya estaba hecho. Si yo renunciaba nada cambiaba la historia. El desarrollo ya estaba hecho, ahora faltaba escalarlo, evaluarlo en más especies. Yo ya no era indispensable en el proyecto. Para cambiar la historia necesitaba Fe. Necesitaba que Jesús tomara el proyecto en sus manos. Porque solo el escribe derecho sobre renglón torcido. Me aferré a Dios. Rezaba el rosario todos los días, iba a misa y a confesarme siempre que podía y me entregué a la Fe como quien salta al vacío, pero con la certeza absoluta que ahí iba a estar Jesús para sostenerme.

También sabía que Dios no da batallas con trampas. Yo podía cambiar los resultados, modificarlos ilícitamente. Pero ni mi alma ni mi conciencia me lo permitían. En el laboratorio en el que trabajé en Canadá también se usan otras células que derivan de hámster, células CHO. Esas no tienen ningún problema ético ni moral. Nosotros en nuestro primer año de trabajo en el proyecto las habíamos usado, pero las habíamos descartado sin mucho fundamento técnico. ¡Ahora surgían como la alternativa! Pero tenía que convencer a mis dos jefes, el de Argentina y el de Canadá y a la gente de la empresa. ¿Cómo podía hacerlo? Si les hablaba del aborto, de Dios y de la ética, lo más probable era que me tildarán de fanática y no lograría el objetivo.

En forma providencial también resonaban en mis oídos las palabras del evangelio que muchas veces Vivi me había dicho “Hay que ser mansos como corderos y astutos como serpientes”. Mas que nunca tenía que grabarlo en mi corazón y en mi mente. El ámbito científico está dominado por voces ateas. ¿Para qué necesitamos a Dios, si los científicos creamos vida? No es mi manera de ver el mundo, pero soy plenamente consciente que hay mucho de esto en mi entorno.

Empecé a leer, buscar justificaciones racionales de por qué teníamos que retomar la investigación con las células CHO. Providencialmente también en el grupo de Canadá habían realizado dos nuevos desarrollos en células CHO que nunca habíamos explorado aún. Pero la prisa por llegar al mercado en los desarrollos tecnológicos hace que a veces se ponga un freno a la investigación para pasar a la transferencia. Esta vez, yo estaba en Canadá para hacer el lote piloto para las primeras pruebas de registro. Nadie quería seguir en etapa de investigación. Todos ansían por ver el producto en el mercado. En un conjunto de hechos que se fueron sucediendo acordamos con mi jefe de Canadá y mi jefe de Argentina evaluar las nuevas alternativas de producción de células CHO. La gente de la empresa se resistía a cambiar de las células HEK a las CHO. Eso complicaba las cosas. Fuimos paso a paso. Digo fuimos porque no fui yo sola, estaba mi familia acompañándome y sobre todo Jesús al lado mío.

Como dicen los americanos, Long story, short: para no hacer interminable el testimonio puedo contar que fueron 9 meses de martirio. Mi pasión por el trabajo se transformó en un suplicio. Empezamos a probar las alternativas en CHO en paralelo a que cumplía todos los objetivos que ya tenía planteados en la línea humana para la estadía de 9 meses, que de por sí ya eran muchos. Solo porque Jesús estuvo conmigo en el laboratorio pude hacer todo lo que hice. Trabajé el triple de lo que tenía que trabajar originalmente, tratando de no descuidar a mi marido y mi hijo de 2 años. Me dolían las manos de trabajar (pipetear, como se dice en el laboratorio). El tiempo en el que no pensaba en el trabajo, rezaba. Cuando llegaba al laboratorio, pensaba en Jesús y le rezaba “Que mis manos sean tus manos, que mi mente sea tu mente”. Y a pesar de lo que estaba viviendo, sentía que Jesús estaba conmigo en el laboratorio. En los nueve meses, todos los resultados en HEK, la línea celular humana, daban excelentes. Todo perfecto. Yo le pedía a Dios que las cosas me salieran mal (aunque ponía todo mi empeño en hacerlas bien). No me importaba la humillación de decirle a mi jefe que algo había salido mal. Prefería eso, a tener que cargar sobre mí el peso de haber hecho una vacuna en células humanas derivadas de un aborto. Pero Dios no quería eso. Todo salía perfecto. Me felicitaban todo el tiempo. Yo me quería meter bajo tierra. Fue un buen ejercicio para la vanidad y el orgullo. Eso que generaba felicitaciones en el mundo, en mi interior, en mi alma, en mi relación con Jesús, a mí me estaba avergonzando terriblemente. Los meses avanzaban y las cosas no parecían ir bien. Pero con mi marido confiábamos. Y lo menciono porque fue su enorme Fe la que me ayudaba día a día. Y María, Nuestra Señora del Cielo, con su grupo de WhatsApp. ¡Cuanto sostén espiritual recibí en cada audio de Marta y Oscar! En mi ignorancia, sus palabras claras y sencillas me ayudaban a crecer en la Fe. Y fue de la mano de María que llegué a Jesús. Primero Ella me cambio la Vida, y luego Él me la transformó completamente.

Ya era diciembre. La primera semana de enero volvíamos a Argentina y fue en ese mes tan especial que las cosas empezaron a cambiar. Luego de mucho trabajo los primeros resultados promisorios en las células de hámster empezaron a aparecer y cuando aparecieron, fueron imbatibles. ¡Porque Jesús hace nuevas todas las cosas! Los resultados en las células de hámster, con las nuevas tecnologías que exploramos, fueron muy superiores y derribaron a las células humanas, que quedaron en la historia del proyecto.

En mi corazón siento que toda esta prueba que Dios me puso en mi gran pasión por el trabajo fue la forma de llevarme a Jesús. En ese viaje a Canadá en 2018, a María, la amaba. San José también ya estaba en mi corazón. Y el santo hermano André también. Pero Jesús me costaba más. Verlo clavado en la cruz no me era simple. María me cobijaba, pero Jesús seguía siendo un poco lejano para mí. Esta prueba me llevo directo a su Pasión, a su Sagrado Corazón, y abrazando mi cruz, abracé su cruz.

Volví a Argentina y finalmente llegaron las buenas confesiones. En Canadá, cuando vivía toda esta situación, quería confesarme. Iba a la iglesia, me confesaba, pero como podía. Decía en inglés las cosas que me salían y entendía solo parte de lo que el sacerdote me decía. A pesar de esto, sentía mucha paz luego de confesarme. Nuevamente donde esperaba encontrar un dedo acusador, encontré el abrazo del mismísimo Jesús. Finalmente entendí lo que es una buena confesión, luego de vivirla. Para eso debía esperar. Pero ocurrieron, no una, varias buenas confesiones de la mano del Padre Jorge de la Parroquia La Inmaculada Concepción de San Carlos de Bariloche y del Padre Fernando de la Parroquia San José de Dina Huapi. Benditos sean nuestros sacerdotes. Benditos sean esas personas consagradas que antes de todo este proceso de conversión me generaban tanto rechazo, tanto miedo.

Mis padres decidieron no bautizarme porque creyeron que era lo mejor para mí, para que pudiera elegir yo misma mi religión. Pero no podemos amar ni elegir lo que no conocemos. La mayor libertad de mi alma la encontré en el reconocerme y aceptarme como una hija muy amada de Dios. A mi hijo Juan Bautista lo bautizamos al poco tiempo de nacer. Sintiendo con total certeza en mi alma, en mi corazón, en mi mente y en todo mi ser, que el bautismo y la Fe católica es el mejor regalo que le puedo dar a mi hijo.

Escribiría miles de hojas con detalles y vivencias, con momentos y anécdotas, con sucesos extraordinarios y personas que marcaron mi conversión, pero solo quiero a través de estas palabras testimoniar de qué manera María, Nuestra Señora del Cielo, me tomo de su mano y me cambió la vida, y con la enorme humildad de la Madre de Dios me llevó directo al Corazón de su hijo Jesús.

Ana Clara


]]>
«La fe me da la certeza de que la muerte no es el fin», Paolo Rossi, recientemente fallecido https://www.reinadelcielo.org/la-fe-me-da-la-certeza-de-que-la-muerte-no-es-el-fin-paolo-rossi-recientemente-fallecido/ Fri, 11 Dec 2020 20:19:23 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=25237 ]]>

“La fe me ha ayudado mucho, sobre todo en momentos de dificultad”: el campeón habla de su vínculo con Dios

Cada vez que mi madre ve a Paolo Rossi en la televisión nos cuenta un episodio cómico que sucedió en casa durante el Mundial de España del1982.

Como recordarán (yo no, porque nací cinco años después y no me apasiona el fútbol) los primeros partidos de la selección nacional fueron un desastre y por eso mi abuelo arremetía constantemente contra Rossi diciendo con cierta rabia: «¡¡¡ A la cárcel !!!».

Obviamente se refería a la historia que en aquel momento lo había visto implicado en el escándalo de las apuestas de fútbol. Pero todo cambió de repente después de las primeras victorias y los innumerables goles marcados por el campeón: «¡¡Rossi, eres un dios !!!» Mi abuela respondió enojada: “Pusiste a Dios en medio por un juego y hasta hace poco lo querías en la cárcel. ¡Estás loco!».

Y sí, es verdad, mi abuelo era un poco loco, pero sobre todo era un fanático y se sabe, los fanáticos pueden ser groseros, demasiado impulsivo, impacientes y apresurados en sus juicios. Para ellos no es solo un juego, ¡es pasión!

El número de la revista Credere contiene una hermosa entrevista con la leyenda del fútbol italiano firmada por Francesca D’Angelo. Nacido en 1956, casado con la periodista Federica Cappelletti y padre de tres hijos, habló de su fe católica, sus metas profesionales y aquellas de la vida privada, mucho más preciosas.

El éxito siempre ha sido solo un aspecto, aunque gratificante, de mi historia. (Credere)

¿La fe? ¡Mi refugio seguro!

A pesar de una increíble carrera de verdadero campeón, «Pablito» logró no perder el rumbo y no dejarse abrumar por el éxito. Fe y familia le permitieron permanecer con los pies detrás de la pelota pero bien anclado a tierra.

La educación que recibí fue decisiva, al igual que mi fe y mi familia, que fueron siempre un refugio seguro. Además, siempre estuve convencido de que el éxito es algo efímero. Eso sí, logré resultados importantes, estuve muy satisfecho con mi trabajo y gané todo lo que pude ganar, pero al final siempre encontraba mucha más satisfacción en salir con mis amigos, en tener una buena relación con mi familia y con esposa. Estas son las cosas firmes y sólidas que se mantienen en el tiempo: esta es la verdadera felicidad. El éxito y la fama son cosas bellas que explotan ruidosamente y mueren con la misma rapidez. El camino que te lleva a la felicidad es otro y es cotidiano…

No acepto trabajos que me alejen demasiado de mi familia

Negar la importancia del trabajo es una tontería, pero sería aún más grave considerar el éxito como la clave de la felicidad.

(…) El trabajo debe estar ahí, es una parte importante de la vida y hace crecer a las personas de muchas formas, pero no debería absorber a las personas por completo. Debemos intentar buscar un equilibrio entre la vida privada y la carrera profesional porque los afectos son fundamentales: cuando llego a casa y mi hija me sonríe, o me cuenta una anécdota divertida, siento una alegría indescriptible. Son por estas cosas, de mi decisión de no aceptar trabajos que me alejarían, quizás durante años, de mis seres queridos. (Credere)

De pequeño fui monaguillo y pensé en ser sacerdote

Paolo Rossi fue el monaguillo de su parroquia y, como ocurre con muchos futbolistas, su talento para el fútbol se manifestó allí mismo cuando tenía 10 años. La iglesia fue como su segundo hogar y los sacerdotes figuras fundamentales en su educación, tanto es así que en un momento pensó en tomar los votos.

Desde muy joven frecuenté la iglesia: fui monaguillo en mi pueblo, Santa Lucía, localidad de Prato, y la parroquia era el principal lugar de reunión. ¿Creerías que descubrí la pasión por el fútbol ahí mismo: a los 10 años. Jugaba en el equipo que organizó Don Sandro? De hecho, crecí entre los sacerdotes y era casi natural tener la curiosidad de saber cómo era un seminario: qué hacían, cómo eran las jornadas. No tenía vocación al sacerdocio pero quise tener una pequeña experiencia, digámoslo así, dictada por la simpatía que sentía hacia ese mundo. Es así que estuve en seminario durante una semana, pero rápidamente me di cuenta de que no era lo mío.

La fe me ayuda en los momentos difíciles y me da la certeza de que la muerte no es el final

Crecido a base de pan y oratorios, Rossi supo formar su fe, gancho sólido en tiempos difíciles que le dio una certeza: la muerte no es la última palabra.

La mía fue una generación en la que los valores cristianos eran todavía muy importantes: eran una parte integral de nuestra cultura y permeaban nuestro comportamiento. Personalmente, la fe me ha ayudado mucho, especialmente en momentos de dificultad. No soy un «fanático» pero creo firmemente que estamos solo de paso por esta Tierra y que no todo acaba después de la muerte. Entre otras cosas, desde el punto de vista futbolístico, jugué durante cuatro años en Florencia, en un equipo que se llamaba Cattolica Virtus della Comunità giovanile San Michele: era una realidad competitiva muy valorada a nivel regional, dirigida por dos sacerdotes. Uno de ellos era el padre Ajmo Petracchi y con él permanecí en contacto hasta que murió en 2001. (Credere)
La relación con Don Ajmo

El campeón tuvo un precioso vínculo epistolar con Don Ajmo, y el cura le enviaba libros para profundizar en su espiritualidad:

(…) Por ejemplo los poemas de Rabindranath Tagore. Aún hoy recuerdo con mucho cariño los años que pasé en la Comunidad Juvenil de San Miguel: allí crecí no solo desde el punto de vista técnico, sino también desde el punto de vista humano. Siempre me ha gustado el ambiente que se respiraba en ese equipo…

¿El fútbol hoy? Me temo que ni siquiera hay tiempo para forjar lazos fuertes

El mundo del fútbol ha cambiado profundamente desde la década de los noventa. La mía, probablemente, fue la generación que «rompió el hielo»: después, las empresas se lanzaron al negocio del fútbol y el campeón se convirtió en el rico y famoso. Sinceramente, no los envidio: probablemente nosotros habremos ganamos menos, pero vivíamos en una época en la que el fútbol todavía tenía algo de romántico y era bien entendido a nivel de amistad. Con muchos jugadores me he mantenido muy unido porque, jugando juntos, nos hemos hecho muy amigos. Hoy es más difícil que esto suceda, también debido a los frecuentes cambios de equipo. Me temo que ni siquiera hay tiempo para forjar vínculos fuertes. (Credere)
Esos fuertes lazos que siguen siendo el mejor gol de una carrera bajo los reflectores, porque Paolo Rossi su corazón lo puso en los botines pero sobre todo en la vida.

_______________________
Fuente: Aleteia


]]>
La Fe de Ennio Morricone, el legendario director y compositor musical fallecido https://www.reinadelcielo.org/la-fe-de-ennio-morricone-el-legendario-director-y-compositor-musical-fallecido/ Fri, 10 Jul 2020 16:51:09 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=24791 ]]> Ha muerto Ennio Morricone, autor de música inolvidable para películas de todo tipo: La misión, Los intocables de Eliot Ness, El bueno, el feo y el malo, Dos mulas y una mujer... Era un católico convencido que explicaba en 2015 que cada mañana, al levantarse muy temprano, lo primero que hacía era rezar una hora ante una imagen de Cristo. Según la agencia de noticias italiana ANSA ha muerto por las complicaciones derivadas de una reciente caída en la que se rompió el fémur.

En verano de 2019 Ennio Morricone aún dirigía conciertos veraniegos en una mini-gira por España. Pero ya prometía descansar. “Con 90 años, hay que parar. He hecho tantas películas, conciertos, música absoluta. En un momento dado he de decir ‘basta’. He trabajado mucho, debo descansar y me permito parar”, decía en una entrevista en El País. Reconocía que pensaba bastante en la muerte. “No sé cómo será el más allá. Esperemos que esté bien”, decía en ese periódico sin querer profundizar en temas espirituales en esa ocasión (lo hizo en otras, como veremos).

Hambre y guerra de niño

Nació en Roma en 1928, sintió la muerte de su hermano de tres años, pasó la adolescencia durante la II Guerra Mundial y su hambre. Entró al Conservatorio con 12 años y se sacó un título ¡en trompa! en el Conservatorio de Santa Cecilia. En 1956 se casó con María Travia, con quien permaneció durante toda su vida.

Ganó muchos premios, pero Hollywood sólo le dio el Oscar a los 87 años, quizá porque siempre vivió en Roma, y no en EEUU

No sólo compuso música de cine sino también música sinfónica y arreglos para canciones. Trabajó con directores del calibre de Pier Paolo Pasolini, Bernardo Bertolucci, Giuseppe Tornatore, Brian De Palma, Roman Polanski, Oliver Stone, Pedro Almodovar, Roland Joffé y recibió 27 Discos de oro y 7 Discos de platino. No ganó un Oscar hasta los 87 años, por la música de Los odiosos ocho, de Quentin Tarantino. Antes, había recibido cinco nominaciones y un premio honorífico, en 2006. Siempre defendió que la música de “La misión” merecía un Oscar.

Morricone explicó que hacer música de cine le hizo sufrir mucho: él quería una cosa, pero el público esperaba otra y el director y el productor otradistinta. Cualquiera ve que su música de películas tiene una personalidad propia. Con el tiempo aprendió a imponerse: a Pasolini, que le daba una lista de sugerencias, le respondió que no trabajaba por encargo, a lo que el cineasta se rindió: “estupendo, haga lo que quiera”.

“Muchos necesitaban acostumbrarse, a veces mis obras eran un golpe inesperado”, admitía el compositor. “Cada vez que compongo siento una gran responsabilidad, porque quiero probar algo completamente original y que a la vez sea entendido”, afirmó en otra entrevista.

El hombre con una harmónica (de la película Érase una vez el Oeste)

Sus últimos años han sido tranquilos y trataba de quedarse en casa. Le gustaba mucho el fútbol pero en los años finales ya no iba al estadio y casi no iba ya al cine. “Maria [Travia, su esposa] y yo somos ancianos. Por la noche nos gusta estar en la cama”, decía sencillamente. Aún componía música y revisaba ediciones de sus discos, pero no escuchaba ya casi a otros autores.

Una familia que rezaba en la guerra… y después

En 2015 hablaba de su fe en Credere.it (aquí en español en ReL). “Provengo de una familia cristiana. Mi fe ha nacido en mi familia. Mis abuelos eran muy religiosos. Mi madre, mis hermanas y yo rezábamos siempre antes de irnos a la cama. Recuerdo el periodo de la guerra. Durante esos años terribles rezábamos el rosario. Estábamos todos muy impresionados. Me veo de nuevo, medio dormido, respondiendo a los Ave María de mi madre. Siempre hemos sido religiosos. Los domingos íbamos a misa y comulgábamos”.

Este músico autor de obras instrumentales de gran fuerza y espiritualidad creía que la música ayuda a rezar pero que rezar necesita también “palabras, intenciones, concentración”.

“Yo rezo una hora al día, incluso más. Es lo primero que hago. También durante el día, así, al azar. Por la mañana me pongo delante de ese Cristo. Y también por la noche. Espero que mis oraciones sean escuchadas”, explicaba en Credere.it.

Añadía que ser creyente implicaba sacrificio y respeto a Dios y al prójimo. “Identifica a una persona honesta, altruista, respetuosa de Dios y del prójimo.Amar a los otros -aunque la palabra amar puede parecer fuerte-, pero es así. Esto es importante”, detallaba.

“En estos últimos tiempos hay que sacrificarse aún más: yo mismo algunas veces me sacrifico para ayudar a las personas que están en paro, a las muchas preocupaciones que agobian. Con mi esposa, que es una buena persona, escrupulosa, hemos acostumbrados a nuestros hijos a esta generosidad”.

Y citaba a Jesucristo: “‘Ama a los otros como te amas a ti mismo’... éste es, para mí, un modo normal de ser”.

La música, la creación y Dios

También reflexionaba sobre la relación entre Dios y la música. “La música ciertamente está cerca de Dios. Al mismo tiempo, la música está proyectada en el alma y en el cerebro del hombre. Le permite meditar“, afirmaba.

La música es el único arte real que se acerca verdaderamente al Padre eterno y a la eternidad. Me digo a mí mismo, y algunas veces a mi mujer, que la música ya existía, ¡toda ella! La música que ha sido escrita y que será escrita. ¡Y el compositor que la ha cogido y la cogerá! Según la propia época, según el momento en el que él escribe y según la civilización y el estado de la investigación musical de su tiempo. La música ya existe, aunque no esté”, afirmaba.

Lo sacro en el humor o el western: la esperanza

Un día, el director de cine cómico Luciano Salce, con quien hizo varias películas, le dijo: “tengo que dejarte, yo hago películas cómica y tu compones música espiritual, sacra”. Eso hizo pensar a Morricone: “Probablemente a veces expreso lo sacro también cuando no lo busco o no pienso en ello. Ni tan siquiera hablo de inspiración, que no existe. Hablo de ideas. Tal vez estoy en un camino que lleva a estos resultados”.

También estaba satisfecho de su música en algunas teleseries sobre papas. Creía “haber tocado al máximo lo sagrado cuando he relatado el alma del hombre en las series de televisión sobre Juan XXIII y Juan Pablo II, pero también en las películas de Sergio Leone, donde además de violencia, hay siempre esperanza. Una esperanza que siempre he incluido implícitamente en todas mis partituras”, decía a los 84 años.

El “Habemus Papam” de Morricone para la película Karol. sobre Juan Pablo II

Música sacra en los años del Papa Francisco

Con el Papa Francisco ha creado bastante música sacra. “Se me pidió ‘Amén’ como composición para un coro para la iglesia de Santa María de los Ángeles de Roma, con ocasión de un Festival en el que participaban seis coros procedentes de todo el mundo. Decidí componer una obra donde sólo una palabra, «Amen», fuera cantada pero con la idea de implicar a los seis coros”,explicaba. Compuso también un Via Crucis, y una “música sobre la Creación. El aire, la luz, el agua, el fuego, la tierra, el hombre. Después, la torre de Babel, de la que mana, en hebreo, una multitud de voces en un crescendo cada vez más imponente…”

Explicaba además que de la Biblia le encantan las parábolas, el relato de las bodas de Caná (“me emociona mucho”) y la Pasión, “momento importantísimo para la vida de Cristo y de todos nosotros”.

Sobre La Misión, explica que la vio sin música, y la película le hizo llorar. “Tenía delante de mí al director y a los dos productores y les dije: “No, yo no la hago, es preciosa así”. Creo que estuve llorando media hora. Y ellos insistían. Hasta que cedí: “Haré la música”. No quería componerla porque si me equivocaba podría haber estropeado la película. Trabajando sobre tres elementos distintos que no podía ignorar, el oboe del jesuita padre Gabriel, la música coral y la música étnica de los indios, creo que fue un milagro que consiguiera componer una música en la que tres combinaciones independientes de sonidos funcionaban también contemporáneamente”.

_____________________
Fuente: Religión en Libertad


]]>