enfermedad – Reina del Cielo https://www.reinadelcielo.org Fri, 10 Mar 2023 20:01:22 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.3.9 Enfrentar la enfermedad https://www.reinadelcielo.org/enfrentar-la-enfermedad/ Fri, 10 Mar 2023 16:23:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=334 Conocemos mucha gente que sufre enfermedades a nuestro alrededor, y casi todos hemos enfrentado en un punto de la vida un momento de preocupación por la salud física. ¿Cómo reaccionamos cuando llegan estas épocas de prueba?

Dios en su infinito amor quiere nuestro bien, y en ese plan permite que nos acose la enfermedad. ¿Por qué?

Vidas

El Señor sabe muy bien que cuando nos regala prosperidad, gracias y progreso personal y familiar, solemos alejarnos de El. En esos momentos nos llenamos de soberbia y vanidad, creemos que el mérito de lo obtenido es nuestro y no de Dios. No agradecemos, no nos volvemos a El. En resumen: no aprovechamos la oportunidad para cimentar un camino de conversión basado en el agradecimiento y reconocimiento de que fue Dios el artífice de lo logrado. ¡Pero qué ciegos somos!. Nada bueno en este mundo proviene de alguien que no sea el propio Dios. Nuestras virtudes, nuestras aptitudes, lo aprendido, los bienes recibidos, todo proviene de Dios. Y si usamos para el bien esas habilidades naturales o adquiridas, si se transforman en buenas obras: también esas obras provienen de Dios, porque son el resultado de dones recibidos conjugados con el amor por los demás. ¡Reconozcamos de este modo que Jesús está vivo y actúa entre nosotros a través de todo lo bueno que acontece en nuestro día!.

En cambio, cuando Dios permite que la enfermedad u otras tribulaciones se ciernan sobre nuestra vida, pone grandes esperanzas en que eso sirva para nuestra conversión. Y la verdad es que es mucho más frecuente encontrar conversiones profundas originadas en la enfermedad, que en la prosperidad. Es que el reconocerse enfermo obliga a darse cuenta que no somos nada, es un camino a la humildad. Y de este modo, por el sendero de la pequeñez, se nos abre el corazón para poder pedir ayuda al Señor. También es cierto que la enfermedad suele provocar el efecto contrario: que la persona se enoje con Dios, y se aleje aún más de lo que estaba. Pero este es un riesgo que Dios toma, porque siempre es nuestra la opción, nuestro el libre albedrío. El pone las llamadas y los signos en nuestra vida, somos nosotros los que debemos reconocerlos y torcer el rumbo de nuestro destino.

Cruz

De este modo, quienes sufren enfermedad tienen en el sufrimiento un camino de purificar no sólo las propias faltas, sino las de muchas otras almas también. Son Cruces que, si se llevan con entrega al Señor y no con enojo hacia El, son tomadas por Dios como un regalo que agrada a Su Corazón amante. El Beato Don Orione solía rezar de este modo: “Señor, envíame más Cruces, quiero sufrir más en expiación de la poca disposición de los hombres a llevar Tu Cruz”. En realidad todos los grandes santos tuvieron esta actitud de entrega al sufrimiento, a las tribulaciones que Dios permitía en sus vidas.

El entendimiento humano sobre lo que es bueno o malo para nuestra vida es bien distinto del pensamiento de Dios: El sabe perfectamente qué es bueno para nosotros. Entreguemos, entonces, mansamente nuestra voluntad a la Divina Providencia. Quien encuentra en la enfermedad una vía de llegar a la salvación del alma, no podrá negar luego que Dios le ha hecho un gran bien, cuando se encuentre con El en el Reino. Viviendo aún en este mundo, en esta vida, ¿cómo podemos tratar de entender lo que es bueno o malo para nosotros?.

Veamos en la enfermedad propia o en la de quienes amamos un llamado a la conversión o a la profundización de la conversión. ¡O lisa y llanamente un llamado a la santidad!.

Oremos así:

“Señor, me entrego a Tu Voluntad. Tú sabes lo que es mejor para mi, yo no entiendo, ni pretendo entender. Sé que mi enfermedad es para mi bien, porque sana mi alma, y quizás, sólo quizás, tu querrás sanar mi cuerpo también. Pero eso lo dejo en Ti, Señor, con humildad y entrega. Y te agradezco también todo lo que haces por mi, para que finalmente mi corazón se empequeñezca y se abra, y deje paso a que sea Tu Divina Voluntad la que haga mi día”.


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Quimioterapia espiritual https://www.reinadelcielo.org/quimioterapia-espiritual/ Fri, 05 Mar 2021 09:29:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=347 ]]> Cuando un enfermo de cáncer está demasiado débil, los médicos no pueden aplicarle quimioterapia: para tener una posibilidad de ser sanado, el paciente debe primero fortalecerse y luego, afrontando las sesiones de quimio, intentar derrotar la enfermedad que corroe sus órganos.

Es llamativo, porque el tratamiento que nos da la esperanza de curación degrada primero la salud del enfermo, para luego acceder a la posibilidad de derrotar al enemigo. Este es el principal modo en que la medicina ataca el cáncer en nuestros tiempos, como bien sabemos por el dolor que nos causa.

Creo que Dios suele utilizar un método bastante similar en algunas oportunidades, a la hora de ayudarnos a derrotar el mal que corroe nuestra alma. Jesús, el Verdadero Médico de las almas, sabe que no podemos atravesar ciertas pruebas hasta no estar suficientemente crecidos y fortalecidos espiritualmente. Cuando estamos débiles en nuestra fe, o en nuestro conocimiento de Dios, El espera pacientemente que mejoremos, que adquiramos cierta fortaleza espiritual, la suficiente para que El pueda aplicar sus tratamientos de sanación. Y estos son muchas veces una verdadera quimioterapia aplicada a nuestra alma. Las pruebas de fe, el forzarnos a encontrar dentro nuestro la verdadera humildad y el sentido de negarse a uno mismo, el desapego de toda cosa mundana, sean bienes o afectos humanos, todo debe ser entregado y supeditado a una única misión suprema: mantenerse aferrado a Dios pase lo que pase, aunque arrecie la tormenta, hasta llegar a realizar una verdadera conversión.

Adoración a Jesús

En los inicios de nuestro camino de crecimiento espiritual solemos sentir una alegría inmensa, una Gracia gigantesca que el Señor nos concede, una inversión que El realiza para que fructifique más adelante. Más cuando nos encontramos en el desierto, cuando esa alegría se transforma en dudas, abulia, sequedad espiritual, nos preguntamos y le preguntamos al Señor: ¿por qué?. Esta es la pregunta que jamás se le debe realizar a Dios, porque es El el que guía nuestra vida, el que sabe lo que es bueno o malo para nosotros. El conoce cual es el momento adecuado: cuando el Señor nos ve con suficiente solidez, inicia su tratamiento de quimioterapia espiritual, quemando las impurezas, las ataduras, los temores, las pasiones, la soberbia y vanidad, las envidias y celos, el deseo de figurar y mandar, la curiosidad y las ambiciones, todo lo malo que anidó en nuestro interior a lo largo de nuestra vida. Jesús nos somete a un proceso que tiene como finalidad extinguir lo impuro que habita dentro nuestro. ¡Y duele, vaya si duele!. Es la época de la prueba, de lograr encontrar realmente a Dios como El es, y no como nosotros quisiéramos encontrarlo. De aceptar mansamente sus tratamientos y sanaciones, ya que el Médico no quiere otra cosa más que nuestro bien.

Se necesita estar fuerte espiritualmente para que el Señor pueda obrar en nosotros. Pero si cuando El obra, nos resistimos y tratamos de volver hacia atrás, rechazando el tratamiento, ¿qué posibilidades reales tenemos de que sanen nuestros cánceres espirituales?. Amemos el dolor que el tratamiento nos produce, porque proviene del Médico Celestial, proviene de quien quiere nuestra Salvación, y sabe muy bien como hacerlo.

La quimioterapia espiritual, como fue descripta, no es más ni menos que la Cruz, la hermosa Cruz que Cristo nos pone sobre nuestras espaldas.

Señor, dame una vida nueva, sáname de mis cánceres espirituales, haz que Tu Fuego queme todos los tumores que se han adherido a mi alma, desde mi nacimiento. Haz que este dolor que siento hoy, fructifique y me eleve hasta Tu Trono.


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Se abrió la causa de beatificación para esta niña de 8 años que ofreció su cáncer por los enfermos https://www.reinadelcielo.org/se-abrio-la-causa-de-beatificacion-para-esta-nina-de-8-anos-que-ofrecio-su-cancer-por-los-enfermos/ Thu, 18 Jun 2020 19:43:48 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=24672 Los obispos franceses han dado el visto bueno a la apertura de la causa de beatificación de Anne Gabrielle Caron, una niña de ocho años que falleció en 2010 debido a un agresivo cáncer de huesos. Pese a su corta vida dio un impresionante testimonio de fe y las gracias llevan tiempo llegando a la familia y a la diócesis de Fréjus-Toulon, cuyo obispo es Dominique Rey.

El 12 de septiembre, festividad del Dulce Nombre de María, será la apertura oficial de esta causa de beatificación de Anne en la iglesia de San Francisco de Paula de Toulon. Para monseñor Rey esta niña es “una figura de santidad para los niños enfermos y sus familias”.

Su forma de afrontar la enfermedad desde el amor a Jesús, su intención de parecerse a Santa Teresita de Lisieux y el anhelo por recibir la Comunión marcaron la vida de esta pequeña niña, que irradió luz a todo su entorno y mucho más allá.

Sensibilidad por el sufrimiento de los demás

Anne Gabrielle era la mayor de tres hermanos. Desde que aprendió a hablar y a tener uso de razón llamaba la atención por la sensibilidad que tenía por el sufrimiento de los demás. Con apenas dos años le gustaba consolar a Cristo crucificado. Siendo más mayor sorprendió a sus profesores por querer siempre ir al encuentro de los niños que estaban solos en el patio.

Este sufrimiento sería más tarde el que marcaría el resto de su vida. A los seis años empezó a sentir un fuerte dolor en una pierna. A los siete le diagnosticaron cáncer con metástasis.Los tratamientos, el avance y el retroceso de la enfermedad fueron marcando sus días en el que Jesús era el centro. Su fe y discernimiento no parecían propios de su edad.

El duro tratamiento que recibió al inicio de la enfermedad recién cumplidos los siete años le hizo a esta niña preguntarse por qué Dios la había elegido para esa prueba. El padre Dubrule la acompañó en todo este proceso y le hizo entender que no había respuesta para esta pregunta pero que sí podía dar sentido a sus sufrimientos ofreciéndolo por distintas intenciones. Esta conversación marcó profundamente a la pequeña Anne que lo integró muy rápido en su día a día. Para este sacerdote, ella inició su propio camino de santidad.

“¿Por qué me ha elegido a mí?”

“Mi hija me mostró el camino al cielo”, relataba en el pasado Marie-Dauphine Caron, explicando que “la pérdida de un hijo es terrible, ver el sufrimiento de un niño es también terrible porque te sientes impotente”. Pero a pesar de ello, tenía claro que su sufrimiento se ha convertido en una obra de amor en medio de un mundo hedonista.

 “¿Por qué Dios me ha elegido a mí para esto?”, se preguntaba la pequeña cuando el dolor arreciaba. Pero rápidamente ella decía: “estoy dispuesto a aceptarlo”. Ella misma afirmaba que ofrecía todo aquel sufrimiento de la quimioterapia que la consumía por el resto de niños del hospital y por los médicos.

Su madre ha relatado numerosos momentos durante la enfermedad de su hija que atisbaban esta fama de santidad que se ha extendido una vez fallecida. “Aunque no me gusta estar enferma tengo suerte porque puedo ayudar al buen Dios a llevarle a la gente de nuevo a Él. Quiero ayudar a los que sufren”, decía Anne.

De hecho, cinco meses antes morir confesó una cosa a su madre que la dejó completamente estupefacta. “Le he pedido a Dios que me dé todos los sufrimientos de los niños del hospital”. Y Dios se los dio porque en ocasiones decía: ‘y estoy sufriendo tanto…’”, le dijo su hija.

Para la pequeña Anne Gabrielle su ejemplo era santa Teresa de Lisieux, a la que quería imitar en su vida. Una santa que, por otro lado, también sufrió mucho durante su corta vida. Y  tenía tal confianza con Dios que ella alegremente, pese al sufrimiento, decía claramente: “seré santa”.

Otra confesión que hizo Anne emocionó profundamente a su madre: “Sabes mamá, creo de vez en cuando que cuando esté muerta no va a ser difícil para mí portarme bien. No será difícil ser agradable con la gente, pensar en los demás, obedecer y pintar con los hermanos”.

Pero en esta lucha no todo fue una aceptación total sino que el dolor provocado por este cáncer le hizo a la pequeña cuestionarse todo. “Necesito que alguien me diga que Dios es realmente bueno”, llegó a afirmar o “cuando veo que tan pocas personas creen en Dios, me pregunto si realmente existe”. Pero rápidamente volvía a abrazarse a su querido Jesús.

Su amor por la Eucaristía

Pero si algo marcó la parte final de la vida de Anne Gabrielle Caron fue su enorme deseo por la Eucaristía, marcado además por su Primera Comunión, un auténtico acontecimiento dadas las circunstancias.

Durante meses, ya enferma, la pequeña se preparó para recibir a Jesús. En marzo de 2009 decía: “me gustaría hacer mi primera comunión para poder hacer aún más sacrificios”. Unas semanas después ya sólo hablaba de su comunión, y no por la fiesta o los regalos. En mayo decía a su madre: “quiero recibir a Jesús. Te das cuenta que Él va a entrar en mi corazón, no puedo esperar”.

Su madre luego le preguntó si estaba así por llevar un vestido blanco y una bonita corona de flores. Pero Anne-Gabrielle respondió: “Oh mamá, por supuesto que me hará feliz. Pero lo que realmente me gusta es que voy a recibir a Jesús”.

La prueba de su Primera Comunión

Sin embargo, también aquí vivió una dura prueba. Su comunión sería el 7 de junio pero dos días antes su estado de salud empeoró por la enfermedad por lo que tuvo que ser trasladada al hospital. Sabía que no saldría de allí por su comunión. “¿Por qué, por qué el buen Señor permite esto? Le había pedido a la Virgen que no volviera al hospital. ¿Por qué? ¡Tenía tantas ganas de hacer mi primera comunión!”, decía entre lágrimas.

​Una cosa pidió a su madre, que rezara a la Virgen para que le diera a tiempo a salir del hospital para hacer su comunión. Ella estaba hospitalizada en Marsella. Con todo el que se cruzaba le pedían que rezara por esta intención.

Finalmente, como si fuera un milagro todas las pruebas médicas se fueron realizando rápidamente y su propio estado de salud fue mejorando. El domingo por la mañana le dieron el alta, pero era casi imposible llegar a la iglesia de Toulon.

Cuando llegan a la autopista eran las 11 de la mañana y la misa ya había comenzado. Su padre condujo lo más rápido que pudo y juntos rezaron a la Santísima Virgen para que los ayudase a llegar a tiempo. A medida que avanzaban, también recitaron las oraciones para prepararse para la comunión. Creían que llegarían, esperando contra toda esperanza.

Pero al llegar a Toulon quedaron atrapados en un atasco. Su padre empezó a mentalizar a Anne de que no podría hacer la primera comunión. Pero aún así lo intentó y 20 minutos más tarde llegaron a la iglesia. La misa acaba de terminar y los niños estaban preparados para hacer la procesión de salida.

Anne, el día de su comunión, que recibió una vez acabada la misa.

“Ver a Anne Gabrielle fue ver a Dios”

Anne-Gabrielle entró a la iglesia con su vestido blanco llorando. De repente, el coro dejó de cantar y el sacerdote decidió que Anne-Gabrielle hiciera su primera en ese momento y en presencia de toda la parroquia. Cumplió el gran deseo de su vida.

Cuando recibió a Jesús se hizo un gran silencio en toda la iglesia. Los fieles quedaron fascinados por la meditación de esta pequeña niña y conmovida por este encuentro entre Dios y esta alma que tanto anhelaba y anhelaba. El sacerdote mismo dará testimonio de su emoción: “Nunca he visto a nadie como ella. Para mi corazón sacerdotal, este sigue siendo un momento muy conmovedor”.

Una vez que su salud empeoró y la muerte se aproximaba hasta el propio obispo Rey acudía a su casa a dar la comunión a la pequeña. En estas últimas semanas vivió su propia Pasión hasta que tras 30 horas de agonía fallecía el 23 de julio de 2010.  “Ver a Anne-Gabrielle fue ver a Dios”, diría el sacerdote durante el funeral.

Años después de su muerte su madre lo ve claro: “Todo es gracia”. Ella enseñó a su familia y a su entorno a vivir el presente, “el día de Dios” y a ser feliz aun con las cosas más sencillas.

Desde entonces son numerosas las gracias en todo el mundo las que ha recibido la familia y los sacerdotes que llevan la causa. Su testimonio ha recorrido el mundo y su ejemplo ha ayudado a numerosas familias a las que ha golpeado la enfermedad, tanto a los propios niños como a sus padres.

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Fuente: Religión en Libertad


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La cadena de oración a la Virgen de Guadalupe logró una curación milagrosa https://www.reinadelcielo.org/la-cadena-de-oracion-a-la-virgen-de-guadalupe-logro-una-curacion-milagrosa/ Sat, 14 Dec 2019 11:34:49 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=23485 El 12 de diciembre la Iglesia celebra la fiesta de la Virgen de Guadalupe, una de las advocaciones más queridas y veneradas por los fieles católicos, por todo el mundo, aunque especialmente en México, el lugar en el que la Madre de Dios se apareció en el cerro del Tepeyac al joven indio y ya santo, Juan Diego, en 1531.

Desde entonces son miles las gracias y hechos extraordinarios que se han producido por intercesión de la Virgen de Guadalupe, siendo todavía muy numerosos en nuestros días. El semanario Desde la Fe, editado por la Archidiócesis de México, ha relatado de cara a esta fiesta dos hechos de curaciones inexplicables gracias a María.

Una de ellas es la de la pequeña Alejandra Junco, que con apenas dos años y 10 meses tuvo un accidente mortal y del que acabaría curándose gracias a la oración ferviente de los padres a la Virgen y de  una cadena de oración a la Guadalupana por todo México y otros países.

“Su hija viene muy mal, se puede morir”. Estas son las palabras que la doctora dijo a Paco y a Maga en la clínica de salud de la Cruz Verde, en Guadalajara, México, a la que llegaron con su pequeña Alejandra, de dos años y 10 meses de edad. Una hora antes había sufrido un fuerte golpe en la cabeza.

Familia Junco

El accidente se produjo precisamente un 12 de diciembre del 2018, el día de Guadalupe, y poco antes de que toda la familia fuera a misa para celebrar esta festividad mariana. Y entonces sonó un fuerte golpe que alarmó a toda la familia.  “Se escuchó muy fuerte, como si se quebrara un jarro de barro”, recuerda Paco.

No había sangre ni inflamación considerable. Parecía todo había quedado en un susto. Pero minutos después, la pequeña comenzó a aletargarse y los padres decidieron llevarla a la clínica cercana.  “En la zona donde vivimos en realidad nunca pasan taxis. Salimos a la calle y justo en la esquina apareció uno. El conductor entendió la situación y fue muy amable. Estábamos de camino y mi hija tenía un hilo de vida, prácticamente, tenía la mirada perdida”, agrega Paco.

“Virgen de Guadalupe, cuídala”

Maga la mantenía despierta: “Yo le iba hablando, le iba diciendo ‘aguanta, hija, tú puedes. Aquí estamos contigo, todo va a salir bien’. En el trayecto vomitó”.   Cuando llegaron a la clínica, ya recostada en la camilla empezó a convulsionar. Los médicos la sedaron y la intubaron. Ahí fue cuando escucharon esas palabras: “Su hija se puede morir”.

“Yo siempre llevo un rosario en mi bolsa –cuenta Maga-, lo agarré y comencé a rezar. ¿Qué recé? No lo sé, no sé si fue un misterio, tres misterios o 20 Rosarios. Yo sólo le pedía a la Virgen de Guadalupe: ‘cuídala, cuídala, cuídala’”. Llamaron a sus amigos y familiares más cercanos para pedirles que se unieran en oración por la pequeña Alejandra, a quien pusieron en las manos de la Morenita. Y ellos a su vez contactaron a otras personas que también se unieron.

Una gran cadena de oración

Fueron muchas oraciones y peticiones a la Virgen de Guadalupe: en Guadalajara, la Ciudad de México, Veracruz, Monterrey, incluso en Estados Unidos. La cadena llegó a muchos lugares”, cuenta Paco

Alejandra Junco en el hospital
Alejandra Junco en el hospital

Después de estabilizarla fue enviada a un hospital especializado. Ale se mantenía en estado crítico, pero sus papás estaban más tranquilos. “Seguía igual, inconsciente, pero nosotros sentíamos paz. No sé cómo describirlo, porque aún estábamos en la misma situación”.

De repente, en la sala de espera los médicos llamaron a sus padres. “A ver, cuénteme ¿Qué pasó?”, preguntó la doctora. El padre explicó todo lo que había pasado. Ella quedó asombrada.

“La doctora me dijo: ‘su hija no tiene nada, literalmente. Puede pasar a verla’. Yo esperaba encontrármela acostada, pero ya estaba sentadita. Me vio y me abrazó, me preguntó por todos sus hermanos”, relata.

La también curación milagrosa de Giovana

Otra de estas curaciones recientes de la que se ha hecho eco Desde la Fe es la de Giovana Rivera, que logró salir de un coma profundo que ella achaca a la intervención de la Virgen de Guadalupe y al que los médicos que la trataron no encontraron una explicación.

Giovana - milagro Virgen de Guadalupe
Giovana Rivera

Esta joven tenía entonces 19 años y sufrió una tuberculosis intestinal que invadió todo su cuerpo. Llevaba tres semanas en coma y tenía muy pocas posibilidades de vivir.Pero su padre, Francisco, seguía creyendo que se salvaría. Un día salió un momento del hospital y aunque no era su intención acabó en la basílica de Guadalupe. Entró y allí encontró a un sacerdote al que pidió ayuda.

“Yo no sabía que era monseñor Jorge Palencia, canónigo de la Basílica. Me llevó a la puerta del Camarín de la Virgen y me dijo que le explicara mi situación, luego me llevó a los pies de la imagen, junto al altar. Al terminar, me dijo: ‘tu hija ya sanó, ve a verla y ponle el rosario en la mano’”.

Francisco volvió al hospital y se encontró con su esposa. “Me pidió que le llevara el rosario y yo le dije que se lo diera él, que ella había despertado desde hacía 15 minutos. Fue un milagro”, cuenta la madre emocionada la madre de Giovana.

“Yo sí creo que sea un milagro”, declara el médico

“Hubo mucha cadena de oración, siento que eso fue lo que hizo que yo pudiera salir adelante”, recuerda Giovana, quien ha podido seguir su vida de forma normal. Todos los médicos que la trataron en aquel momento coinciden en que hubo una intervención divina.

“Había tuberculosis a todos los niveles. Lo peor fue cuando invadió el cerebro y meninges. Se dice que cuando una infección, cualquiera que sea, invade el sistema nervioso central y meninges, ya no sale. Gracias a Dios y a la Virgen de Guadalupe ella salió adelante. En lo personal yo sí creo en un milagro”, dijo el doctor Ortega, uno de estos médicos.
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Fuente: Cari Filii


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Cómo curar la depresión, según santa Hildegarda https://www.reinadelcielo.org/como-curar-la-depresion-segun-santa-hildegarda/ Fri, 10 Nov 2017 19:30:45 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=10557

A la religiosa de clausura Hildegarda de Bigen le fue revelado hace 850 años las causas de las enfermedades y sus tratamientos. Hoy es santa y Doctora de la Iglesia.

Para muchas personas, el origen de esas enfermedades son un enigma que la ciencia médica no encuentra respuestas. Por eso Santa Hildegarda de Bigen propone la curación del ser humano en su totalidad citando cuatro ámbitos: el espiritual, el cósmico, el psíquico y el corporal. Santa Hildegarda consideraba que desde estas cuatro dimensiones fluyen las fuerzas curativas que ayudan al hombre a tener una buena salud.

La santa alemana señalaba que “en toda creación, en los animales, los reptiles, los pájaros y los peces, en las hierbas y en los árboles hay escondidas misteriosas virtudes (cualidades o propiedades) curativas y ningún hombre las puede conocer a no ser que le sean reveladas por Dios”.

El hombre no está condenado a la enfermedad

Hildegard Von Binden (Feat Img)Para Santa Hildegarda las enfermedades no son golpes ineluctables del destino que afligen al cuerpo, abalanzándose sobre él “como un rayo en medio de un cielo sereno”. Así, el hombre no está condenado a la enfermedad, si no que puede evitarla o, llegado el caso, la puede curar de una forma natural llevando un modo de vida coherente.

La “Voz Viva” me dice…

Santa Hildegarda no era ninguna sabia. No tenía estudios académicos ni estaba encerrada en la biblioteca del monasterio. Ella siempre manifestó que todo lo que dictaba desde el Cielo eran visiones que se las proporcionaba la “Voz Viva” que le indicaba que cada enfermedad tenía un remedio que ofrecía la naturaleza.

Santa Hildegarda señala los remedios para superar la depresión y recobrar el buen ánimo Santa Hildegrada señala los remedios para salir de la depresión y recobrar el buen ánimo.

La enfermedad es un toque de atención…

Para santa Hildegarda la enfermedad es una llamada a la conciencia para poder cambiar las debilidades en fuerza; y los enemigos en amigos. La santa alemana explica cómo diversas fuerzas actúan en el alma humana y qué consecuencias tienen. Y, en este sentido, las enfermedades evidencian una falta de armonía que se pueden corregir con una correcta alimentación; con los remedios que ofrece Hildegarda y, dando solución a los conflictos del alma humana por la presencia de 35 pares de fuerzas antagónicas que se oponen entre sí. Las que denomina fuerzas positivas o virtudes, son reflejo del mundo divino, y las fuerzas negativas son debilidades del alma. Esta visión del ser humano, con una interacción completa del alma y del cuerpo, está cada vez más explorada por el mundo científico.

En este sentido, está cada vez más demostrado como alimentar en nuestra vida actitudes negativas como la envidia, el egoísmo, la ira o la lujuria… favorece a ciertas fuerzas internas que arrastran al cuerpo humano por una mayor debilidad. Sin embargo, desarrollar una actitud de amor, compasión, confianza… favorece la cicatrización de heridas, baja la hipertensión y la taquicardia, ayuda a la digestión…

Algunos testimonios

Tomaba 21 pastillas al día, durante 20 años, de cinco fármacos distintos, y no logró salir de la depresión, hasta que…

Portada libro sobre santa Hildegarda de BigenEn el libro “Adiós tristeza. Cómo superar la depresión según Santa Hildegarda de Bigen”, el Doctor Strehlow, basándose en la medicina hildegardiana, da a conocer unos cuantos casos de personas desahuciadas por la medicina tradicional, que fueron a la clínica del Doctor Strewlow, buscando desesperadamente una curación a sus depresiones.

Uno de los casos más llamativos es el de una mujer de 84 años, que durante 28 años sufrió una depresión severa como consecuencia de los abusos sexuales que le infligió su padre adoptivo a la edad de 12/13 años.

La paciente fue tratada sin éxito, durante más de 20 años, con cinco fármacos psiquiátricos: ¡Tomaba 21 píldoras cada día! Eran estas: Sarotex (a base de amitriptilina); Stangyl (Trimipamina); Tegretal (Carbamazepina); Diazepam (benzodiacepina) y Melleril (Thioridazina).

El diagnóstico era el siguiente: Depresión endógena y estreñimiento crónico. Daños causados por laxantes e intoxicación por psicofármacos.

La descripción del historial de la paciente lo señala el Doctor Strehlow:
«En aquel momento solo pudo confiar en unas pocas personas, pero en ninguna parte encontró ayuda eficaz. Ese trauma también le produjo más tarde como secuela desinterés sexual en su vida de casada.

»En los años 70 en un espacio de 3-4 años fallecieron tres personas con las cuales tenía una buena amistad y eso le hizo sufrir profundamente.

»Esto le produjo una intoxicación por psicofármacos, la paciente se sentía anquilosada e impedida, a veces con mareos y en ocasiones con tendencia a caerse, sufrió múltiples caídas, ¡pero no tuvo ninguna fractura!

»Tampoco le suprimieron los psicofármacos durante una cura de tratamiento en un hospital Kneipp. Como consecuencia el intestino estaba continuamente como paralizado y continuó sufriendo de estreñimiento.

»Justo un mes más tarde, después de esa cura Kneipp siguió otro tratamiento en una clínica especializada en medicina interna. Allí se continuó con la medicación a base de laxantes y psicofármacos y tampoco experimentó ninguna mejoría.

»Cuatro semanas más tarde, otro ingreso en otra clínica. Tampoco esa vez se obtuvo el éxito esperado, porque se continuó con los psicofármacos. Debido al abuso crónico de laxantes se produjo una diarrea grave. La paciente salió del hospital después del tratamiento como antes, sin ninguna mejoría.

»Un mes más tarde, la paciente llegó finalmente a la clínica de Santa Hildegarda. Un análisis microbiológico del intestino reveló una severa infección por cándidas, con dos especies de cándidas y, en consecuencia una disbacteriosis. Se prescribió una sanación intestinal que fue realizada con éxito mediante el electuario de peras con hinojo de los Alpes, miel y, además, probióticos, así como un intensivo régimen alimenticio a base de espelta.

»El análisis de sangre Hildegardiano permitió diagnosticar una grave intoxicación del hígado causada por los psicofármacos, y el análisis de orina puso de manifiesto una debilidad en el sistema inmune. Por último, se produjo la mejoría esperada.

»Siguiendo la siguiente pauta terapéutica:
– Sanación intestinal según Santa Hildegarda,
– Eliminación de la «Melanche» mediante el ASH y la bebida de Aro,
– Cura de los nervios mediante la mezcla de polvo de raíz de iris y la infusión de hinojo y balsamita.
– Régimen alimenticio a base de espelta frutas, legumbres y verduras
– Psicoterapia hildegardiana

»Los psicofármacos fueron suprimidos de manera gradual a petición de la paciente.

»El estreñimiento desapareció bruscamente gracias a la dieta de Santa Hildegarda a base de espelta, frutas, legumbres y verduras. También mejoró el estado de ánimo y su bienestar. A partir de entonces la paciente, después de muchos años, pudo hacer una deposición diaria con regularidad»

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Fuente: Religión en Libertad


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Cuando nos visita la muerte https://www.reinadelcielo.org/cuando-nos-visita-la-muerte/ Fri, 25 Aug 2017 20:51:59 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=10069 La mirada de la profesora de literatura comparada en la Universidad Complutense de Madrid, Guadalupe Arbona, después de su experiencia por el cáncer, es muy potente. Ojos intensos, mirada profunda, curiosa, herida y salvada al mismo tiempo. Su testimonio es muy útil para quien haya pasado por este trance. Lo ha dejado por escrito en Editorial Encuentro. En esta entrevista, Guadalupe, que es miembro del movimiento Comunión y Liberación (CL), abre su alma.

¿Necesitamos la proximidad de la muerte para revisar nuestra vida?

No lo sé. No creo que la muerte en sí misma, que siempre es repugnante, traiga nada, pero es verdad que el límite que pone delante hace emerger el valor de lo que se vive.

Pero vamos a mi caso concreto para que estas cosas no suenen a huecas. No quiero dejar de contar cómo recibí la noticia de la enfermedad que amenazaba mi vida. En septiembre de 2015, salí de la anestesia de una prueba rutinaria, echada en la camilla y todavía algo adormilada, vi la cara del médico seria, muy seria, le pregunté si era cáncer y el médico me dijo que sí. Fue seco y rotundo. Yo también lo fui en mi pregunta. No quería medias verdades.

El amor curaLa noticia de que tenía cáncer hizo que saliese lo que era más querido para mi, y para mi sorpresa, lo que vino a mi conciencia, desde el primerísimo instante en que lo supe, fue el que yo era querida por Otro. En esos momentos no cabe el engaño, no se improvisa, no hay impostura posible, no se puede maquillar la experiencia.

Recordé una noche del 1985 en la que se me había impuesto, a través de la convivencia estrecha con unos amigos, el hecho de ser querida por una Presencia que me había creado y que me daba la vida. Treinta años más tarde se ponía a prueba, de una manera muy radical, si la circunstancia del dolor era también para comprender el designio del Misterio sobre mí. Así se lo dije a mis hijos al llegar a casa, consciente de que tenía que descubrirlo en lo que cada día me trajese.

Después del año y medio de hospitales, de operaciones, de tratamientos agresivos, etc. puedo decir que no hay lamento. Hay días que me miro al espejo y veo que el sufrimiento ha dejado sus huellas físicas, y pienso ‘es evidente que he envejecido, que ahora tengo achaques y padezco los efectos secundarios de los tratamientos’, pero no es toda la verdad porque también he ganado en estima por las cosas y las personas, en apertura hacia lo que sucede; ahora tengo más ganas de descubrir el significado de lo que veo, toco, enseño, escribo. Estos meses han abierto las compuertas del deseo de significado y también he visto la miseria que soy, la inmensa fragilidad que, afortunadamente, ha sido rescatada para un plan bueno.

¿En qué la ha cambiado la situación de enfermedad que ha vivido?

En dos cosas. Ha cambiado mi mirada, ahora es más transparente. Es como si hubiesen caído muchos velos, muchas presunciones, inquietudes, prejuicios, angustias, escepticismos… esa especie de pantallas que ponemos sobre las cosas que nos aísla y nos llena de rabia porque lo que hacemos es separarnos de lo que ocurre.

trigo amanecerLa enfermedad me ha descubierto que toda la realidad se hace amable, deseable en lo cotidiano y en los grandes acontecimientos, cuando se vive como dada, y el primer dato es que yo no me doy la vida a mí misma, otro la hace posible cada instante.

En segundo lugar, he ganado en curiosidad. Al ver lo que he descubierto en este tiempo de prueba, que ha sido mucho, se ha renovado el deseo de conocer lo que me espera, cómo se va a ir cincelando mi vida al hilo de lo que se me vaya poniendo delante. Tengo la seguridad de que el Misterio está en lo cotidiano; y también en lo que afecta a los pueblos y a lo que pasa en el mundo: no puedo callarme la conmoción que todavía tenemos todos por los atentados en Cataluña hace pocos días y cuánto hemos sentido el zarpazo de la violencia y la nada.

En estas jornadas he caído en la cuenta de la diferencia con la reacción que provocaron en mí los atentados de Atocha en 2004. Aquellos me quebraron el cuerpo y me llevaron a buscar la experiencia del Crucificado. Los de Cataluña me han dolido igual o más, pero además me he dado cuenta de que, en medio del dolor, nace un deseo pertinaz de que sean las razones de una vida las que construyan nuestros pueblos y contribuyan al bien común, que la vida de cada uno de nosotros es una respuesta al terror.

Y así veo que soy la misma y no soy la misma, es decir avanzo, doy pasos hacia delante. Veo que crezco, y por eso aumenta mi curiosidad, mi esperanza respecto al futuro, en términos cristianos.

¿Le quedan muchas puertas por abrir?

Sí, muchas. Soy una mujer nacida y crecida en el siglo XX y por eso tiendo a pensar en mí misma como autosuficiente y autónoma. Como si no hubiese puertas que abrir porque las cosas ya tienen el orden que yo les puedo dar. Pero lo que me traen las nuevas generaciones, mis alumnos, los jóvenes, los millenials, es un sentido de la fragilidad y de lo incompleto que es más concorde con lo que soy. A este sentido de pobreza y necesidad le debo mucho, por eso me considero afortunadísima de poder convivir diariamente con jóvenes. Al sentido de que esas puertas abiertas no son maldiciones se lo debo a mi experiencia humana de estar acompañada. No quiero vivir como si las puertas fueran puertas peligrosas, no coincido con el refrán castellano que dice: “casa de dos puertas mala es de guardar», advirtiendo de amenazantes aperturas.

¿Hay alguna que no ha cerrado?

Luz divina (ft img)No, yo no quiero cerrar puertas para que la casa esté guardada, prefiero coincidir con la cita de Raymond Carver de la que he sacado el título: «Today my heart like the front door stands open for the first time in months» (“Hoy mi corazón como la puerta principal está abierta por primera vez después de meses»).

Es verdad que a veces pienso ‘¡madre mía, una puerta más!’ sobre todo cuando tiene la cara del dolor del mundo, de la pobreza, de los que sufren…pero cuando me descubro abriendo una rendija veo la corriente de vida que llega y me enriquece.

Y sí, rotundamente, aspiro a esa pobreza fundamental del que no tiene nada excepto ese deseo de abrir puertas.

¿La literatura tiene capacidad salvífica y de consuelo?

Siempre digo que Puerta principal -las notas que he escrito durante este tiempo- nacieron como una flor que sale de entre los ladrillos, en una esquina del pavimento en la que ha quedado un resto de tierra. Por esa rendija sale la flor silvestre, sin que nadie sepa quién la ha sembrado, ni regado, ni cuidado.

Nace de entre la dureza del cemento y los ladrillos, y la ve el paseante atento cuando se sorprende porque hay una esquina colorida que quiebra la grisura general. La flor irreductible se impone porque es vida. Pues así han nacido estas palabras, sin haber sido previstas, ni programadas. Solo he ido escribiendo lo que en esos días me atraía o dolía: sentimientos, lecturas, impresiones, conversaciones… A propósito de la metáfora de la flor, me viene a la cabeza la novela de Elsa Morante, “La historia”. Cuenta una historia que siempre me ha impresionado. Describe los últimos momentos de un personaje que va a morir en un campo de concentración y en el instante antes de que le maten descubre una flor silvestre en la pared. Se conmueve. Arranca la flor con los dientes, la escupe y la pisotea. En el último momento de la vida, predomina el odio.

Para mí ha sido justo lo contrario, las palabras han salido como esa flor que nadie esperaba, me han conmovido a mí en primer lugar, y cuando he visto que también llegaban a otros, las he ordenado, he trabajado con Guillermo Alfaro para ponerle unas ilustraciones… Ahora es un libro gracias a Ediciones Encuentro.

Pero contestando a tu pregunta con más propiedad, sí, me han consolado y mucho. No me han salvado porque las palabras no salvan sino que relatan una experiencia de salvación. Lo grande es que ahora, una vez probado el gusto de darse en las palabras, y en especial, del diario literario, o de lo que los anglosajones llaman la bondad del «Life Writing», sigo escribiendo. Es como si, descubierta esa flor silvestre, quisiese encontrar más flores.

En su libro sale mucho la presencia, la compañía, la pregunta sobre “quién va a estar aquí en los momentos más duros”. ¿Por qué cree que surge tanto esta presencia-necesidad?

Sí, es verdad. No llega a ser un diálogo con Dios, como el espléndido de Flannery O’Connor que estoy ahora leyendo. En él la escritora norteamericana se dirige directamente a Dios: «Dear God…», así comienza cada página de ese diario. Yo no hice eso, y tu pregunta me ayuda a verlo más claro, yo dejé caer en estas palabras la pobreza, la necesidad, la fragilidad e incluso rebeldía ante las cosas que iba viendo y me descomponían o dolían.

Algunos críticos me han dicho que soy demasiado pudorosa en contar el dolor, y es cierto no he contado todos los detalles. No es mi estilo hacer de una vomitona unas páginas literarias, como hace Knausgard en “Mi lucha”, o de una incontinencia estomacal una tierna descripción de la enfermedad de su padre, como hace Philip Roth en “Patrimonio. Una historia verdadera”.

Creo que cuando hablo de los días en los que el aire que respiraba era como el plomo digo muchas cosas, o ese otro en el que la amenaza de la tormenta me hacía esconderme en el abrigo verde, refugiarme, intentar desaparecer, ahí creo que también sugiero mucho. O a lo mejor no he acertado y queda escondido para los lectores… No lo sé…

Pero ya que me preguntas con tanto acierto, sí, la lucha que está en el fondo de “Puerta principal” es con mi propio corazón que gritaba a veces desde la angustia, otras desde la ternura de una espera que intuye que a quien se anhela va a llegar. El grito y la espera es la que antecede a su dulce Presencia. No es sólo un diálogo sentimental porque lo que esperaba, y sigo esperando, es que Jesús me dé las razones y la inteligencia para poder vivir.

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Fuente: Aleteia.org


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Luis, con 12 años de edad: «Jesús, con la enfermedad he llegado a conocerte más» https://www.reinadelcielo.org/luis-con-12-anos-de-edad-jesus-con-la-enfermedad-he-llegado-a-conocerte-mas/ Fri, 02 Jun 2017 16:05:52 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=9534 ]]>

El sacerdote Aldo Trento, que atiende a personas enfermas pobres o excluidas en la Fundación San Rafael de Asunción del Paraguay, ofreció en Tempi (publicación italiana) la historia de la edificante muerte de un niño fallecido en el centro:

Luisito, un niño de 12 años, se estaba yendo. Sus respiraciones eran cada vez más profundas y distanciadas. Apenas abría los ojos. Le costaba oír. Miraba a la Virgen, miraba a su madre. A la pregunta del sacerdote: «¿Amas a Jesús, estás preparado para encontrarte con Él?», respondió: «Sí, padre».

La madre había reunido a toda la familia para decirle adiós. Fue un momento hermoso y feliz para todos. Cuando se fueron, la madre dejó las líneas publicadas más abajo, fruto de noches insomnes durante las cuales velaba, como la Virgen María, a su hijo inquieto y atormentado por una metástasis que lo consumió totalmente.

Tras las líneas de la madre, una carta que Luisito escribió a Jesús poco antes de morir.

Carta de la madre de Luisito

Dios mío, estoy ante mi hijo, que se está muriendo. Mentiría si afirmase que estoy resignada. Estoy triste y llena de miedo, porque he hecho todo lo humanamente posible para curar a Luis. ¡Oh Dios, mi hijo está en tus manos! Si quieres, Tú puedes hacer el milagro de curar a mi hijo. Señor, no te lo digo como un reproche, sino que te lo pido con todo mi corazón. Sin embargo, si mi hijo está destinado a volver con tus ángeles al Paraíso, soy feliz. Señor, te pido de nuevo que Luis no sufra, que no sienta dolor… y te doy las gracias por habérmelo dado como hijo.

Es un niño especial: alegre, cariñoso, siempre piensa antes en los otros. Recuerdo que cuando le enviaba a la panadería para comprar pan, en el camino de vuelta lo iba dividiendo con sus amigos y luego me decía: «Mamá, no te enfades. Quita la parte que me toca y dásela a mis hermanos». ¿Te acuerdas, Señor, cuando le pedía a su padre que cantara tocando la guitarra durante la misa en la capilla? Señor, has elegido a este hijo mío para darnos una lección de vida, para enseñarnos cómo combatir en esta vida conociéndote, Dios mío, como él suele hacer.

Te doy las gracias, Señor, porque a través de la enfermedad de mi Luis has ayudado a mis otros hijos a salir del pozo ciego en el que habían caído y a reemprender nuevamente Tu camino. Te doy las gracias, Señor, por haber permitido que lo tuviera un año más; él me ha ayudado a acercarme a ti, oh Dios, porque a pesar de todo lo que veo y sufro, sé que él va al Cielo, y porque sólo dos veces durante todo este largo tiempo de enfermedad ha dicho “¡ay!”: cuando se estaba recuperando de la cirugía y cuando le hicieron una punción en los pulmones.

Gracias, Señor, porque a causa de su enfermedad Luis ha llegado a esta Clínica Divina Providencia, para estar más cerca de ti y conocerte mejor. Te pido que me ayudes a ser cada día más fuerte en la fe, Señor, y que tengas piedad de esta pobre pecadora enviando Tu Misericordia sobre mi familia.

Carta de Luisito a Jesús

Oh Jesús, antes de tener esta enfermedad yo te conocía poco, pero muy poco. Con la enfermedad, poco a poco he llegado a conocerte más. Ahora sé que Tú eres mi Salvador, porque todas las cosas que te pedía, o todo lo que te pido, me lo has dado siempre.

Recuerdo que una vez te pedí salud para mi madre y Tú me escuchaste, Señor. Hiciste que mi madre se sintiera mejor y ahora ya no tiene su enfermedad de los vértigos. También cuando me faltaba el aire y me estaba asfixiando, me has dado la respiración para decir estas palabras. Viniste a la tierra para morir por mí y cuando decidas que me quieres llevar cerca de Tu Padre, iré.

Gracias, Señor, por todo; gracias por los días que me has dado de vida, gracias por la luz, porque aún estoy con mi madre, con mis hermanos, con toda la gente a la que más amo. Luis.

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Fuente: Religión en Libertad


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La hermana Cecilia – Morir con una sonrisa https://www.reinadelcielo.org/la-hermana-cecilia-morir-con-una-sonrisa/ Fri, 01 Jul 2016 11:14:42 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=7303 Las noticias de su frágil estado de salud, sus fotos, sus reflexiones, se viralizaban rápidamente por redes sociales. Hasta el Papa Francisco estaba pendiente de ella. Y la hermana Cecilia María, carmelita descalza, sabía de la oración de todos.

Pese a su enfermedad, no perdía la alegría, contagiada además por una familia numerosa y presente, por sus alegres sobrinos que desde el jardín del hospital en el que estuvo ingresada varias semanas le enviaban mensajes y globos de helio, para que pueda divertirse con ellos mirando desde la ventana.

Hermana Cecilia 2La alegría era acompañada, y acaso explicada, por un profundo estado de oración. Cada vez que podía, se revestía con su hábito para descender a la Misa en la Capilla del Hospital en el que estaba ingresada. Vivía la Misa con la misma devoción que lo hacía años atrás en el Carmelo de Villa Pueyrredón, Buenos Aires. La hermana Cecilia no perdía la lucidez, pese a los achaques. Si bien no podía hablar durante los últimos meses, sus débiles gestos daban cuenta en cada Misa de su atención y compenetración. Cuando en la oración de los fieles se rezaba por los enfermos del hospital, ella asentía con el rostro como agradeciendo el gesto de la liturgia.

Su rostro, cuentan quienes la vieron, estaba en paz, alegre, como expectante por el encuentro con el hombre al que había ofrecido su vida, Jesucristo. La acompañaban durante los últimos meses casi siempre dos religiosas: una hermana de carne, religiosa del verbo encarnado, y una hermana carmelita de su congregación. Con ellas y como ella, pese al doloroso momento, sonreían a todo momento. Como toda su familia, testimonio de Iglesia doméstica enfrentando unida momentos como estos.

“Estoy muy contenta, uno se siente impresionado de la Obra de Dios a través del sufrimiento, de tantas personas que rezan por mí”, escribió agradecida en mayo. Hasta el Papa Francisco, desde Roma, le había hecho llegar su oración mediante un mensaje de voz en el que el Papa le manifestó que sabía de su ofrecimiento, y le hacía saber que la quería mucho y que rezaba por ella.

No era la primera vez que el Vicario de Cristo posaba su atención sobre Cecilia. Antes de tomar los hábitos, Cecilia pudo hacerle saber al Papa Juan Pablo II en persona de su vocación.

Pocas horas antes de morir pudo comulgar, mojando sus labios en la preciosísima Sangre. La enfermedad hace un tiempo le había hecho prescindir de su lengua, “la patena más sagrada para recibir su Cuerpo y su Sangre”, como había escrito.

Hermana Cecilia 4Como la beata Chiara Luce Badano, pidió que en su funeral haya además de oración, celebración. La Amada abrazaría finalmente a su Amado. “Se durmió suavemente en el Señor, después de una enfermedad tan dolorosa llevada siempre con alegría y entrega a su Divino Esposo”, escribieron sus hermanas de comunidad del Carmelo de Santa Fe, a quienes hemos pedido autorización para difundir por este medio el testimonio de la Hermana.

Las imágenes con su rostro agonizante, pero siempre alegre, se viralizaron por estas horas rápidamente, recogiendo testimonios de personas conmovidos por el menaje de la Hermana Cecilia María. Incluso se ven comentarios de personas que no profesan la fe católica. Y de algunos que la conocían de hace años, que la recordaban emocionados.

Conmueve la vida y muerte de esta religiosa que, como tantas otras, en silencio ofrecen y abrazan sus dolores por amor a su Divino Esposo. Cada tanto, como en este caso, somos privilegiados por poder asomarnos a su Carmelo.

En la casa del Padre

El carmelo de Santa Fe comunicó el fallecimiento de la hermana Cecilia con una carta breve, pero profunda carta a los miembros de la orden y a todos sus amigos:

Queridos hnos., hnas. y amigos:

¡Jesús! Sólo dos líneas para avisarles que nuestra queridísima hermanita se durmió suavemente en el Señor, después de una enfermedad tan dolorosa llevada siempre con alegría y entrega a su Divino Esposo.
Les mandamos todo nuestro cariño agradecido por el sostén y la oración durante todo este tiempo tan doloroso pero tan maravilloso a la vez. Creemos que voló directamente al Cielo, pero igualmente les rogamos que no dejen de encomendarla en sus oraciones, que ella desde el cielo se los pagará. Un abrazo grande de sus hermanas de Santa Fe

Hermana Cecilia 3

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Fuente: Aleteia.org

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