Don de Dios – Reina del Cielo https://www.reinadelcielo.org Fri, 26 Nov 2021 19:19:36 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.3.9 Todos tenemos dones que debemos reconocer https://www.reinadelcielo.org/todos-tenemos-dones-que-debemos-reconocer/ Fri, 26 Nov 2021 13:37:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=288 En la primer carta a los Corintios, versículo 12, San Pablo nos revela un importante misterio sobre nuestra misión en la vida. Los dones que Dios nos da, son para beneficio común, para ser usados al servicio de la comunidad. Amaos los unos a los otros, como Dios los ama: las virtudes que naturalmente Dios da a cada uno de nosotros, deben ser el pilar de nuestra entrega a los demás.

¿Tiene esto relación con nuestra forma de ser? ¡Claro que la tiene!.

De algún modo cada uno de nosotros tiene un don de Dios más desarrollado que otros:

Algunos somos callados y observadores, pensantes y analíticos en la meditación. Otros somos sensibles e independientes, y también creativos y expresivos. Hay quienes son simpáticos y comunicativos, y también enérgicos realizadores. Los hay considerados y misericordiosos, bondadosos y siempre atentos a los demás. Algunos son maestros, juiciosos y ordenados, emprendedores y trabajadores. Hay gente que coopera siempre, humilde y obediente en la entrega y ayuda al grupo. Y gente alegre y jovial, optimista y siempre activa en el gozo de vivir. Hay otros que son lideres y fuertes, luchadores por las causas justas y la verdad. Y también gente tranquila y conciliadora, que une y elimina motivos de división.

Pescador de hombres (2)

Si estudiamos la vida de los Santos (¡debemos hacerlo, son los modelos a imitar!) veremos que hay distintos modelos de santidad: hay santos que llevaron la virtud de la humildad a la perfección (Santa Teresita, por ejemplo), mientras otros han sido soldados que llevaron la fortaleza y la lucha por la verdad a la santidad (San Pedro y San Pablo, entre otros). Hubo muchos que encontraron en la bondad y la caridad el camino a los altares (como San Vicente de Paul), mientras otros han hecho de la educación y formación en las cosas de Dios su camino al Reino (San Juan Bosco). Otros, en silencio, meditación y oración han descubierto el camino a la santidad (San Benito, Santa Teresa de Avila).

Cada santo es un modelo de cómo llegar a la perfección en la obra suprema de nuestra vida: agradar a Dios haciendo Su Voluntad. Y para ello Dios nos ha dado dones que deben ser usados. Si estudiamos y descubrimos al santo que más se asemeja a nuestra propia forma de ser, encontraremos una ayuda enorme a nuestro propio camino de santificación. Y así podremos descubrir en alguno de ellos un ejemplo de virtud que nos hagasentir identificados.

Dios espera que usemos nuestros dones y talentos para Su obra. Para ello debemos reconocerlos y trazar un plan de vida.

¿Tienes un plan de vida? ¿Sabes que espera Dios de ti? ¿Has comprendido cuales son tus talentos naturales? ¿Respetas los talentos naturales de los demás?

Estas son preguntas que debemos hacernos: Dios nos da dones para que rindamos cuenta de ellos. No podemos pasar por la vida sin utilizar, en beneficio del Plan Celestial, aquellos dones que Dios dispuso sobre nosotros.

Como dijo San Pablo:
“Dios ha dispuesto los diversos miembros colocando cada uno en el cuerpo como ha querido. Si todos fueran el mismo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?. El ojo no puede decir a la mano, no te necesito. Ni tampoco la cabeza decir a los pies, no los necesito. Aún más, las partes del cuerpo que parecen ser más débiles son las más necesarias…“


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Descubrir, Don de Dios https://www.reinadelcielo.org/descubrir-don-de-dios/ Thu, 25 Apr 2019 22:40:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=341 ]]> La historia del hombre está plagada de prodigios, avances inexplicables por el salto que representaron para la humanidad, instantes de lucidez extrema que abrieron las puertas al desarrollo. ¿Podemos no ver la mano de Dios en ello?

Pensemos por un instante en la infancia de Mozart: a qué temprana edad, siendo un niño de menos de diez añitos, fue capaz de componer e interpretar obras que marcaron para siempre nuestra concepción de la música. Y aún hoy, escuchar sus hobras nos hace sentir la “genialidad” increíble de este simple hombre. ¿Cómo pudo hacerlo?. ¿Podemos, sinceramente, no ver la mano de Dios en el talento de ésta alma?. Dios dejó caer de Su Trono ésta joya, para que por las manos de Mozart llegue a las generaciones futuras. ¿Qué hizo Mozart con éste don?. ¿Lo utilizó para salvar su alma, glorificando la bondad del Señor que nos legó por sus manos tal prodigio?.

Otro ejemplo: pensemos en todo lo que representó para la ciencia humana la vida de Einstein, sus avances inexplicables, sus hallazgos sorprendentes. ¿Es que realmente podemos pensar que todo fue obra de su inteligencia, o será que Dios volvió a derramar otra gota de su Omnipotencia, a través de los dones que puso en la mente de éste simple hombre?. Y así podríamos dar ejemplos de personas que realizaron prodigios en todas las disciplinas que hacen a nuestro mundo.

La enseñanza es muy clara: ¡el hombre no crea nada, jamás!. Todo lo ha creado Dios, el único Creador. Y El va haciendo que el hombre vaya descubriendo esos frutos de la Creación, en los tiempos que el Plan de Dios así lo establezca. De éste modo el hombre tiene en estas gracias recibidas una enorme prueba: reconocer en ellas el legado de Dios, que por Misericordia nos deja ir sacando de Su desván las cosas que mejoran nuestra vida, o errar pensando que provienen de su propio mérito.

¿De que sirven éstas gracias si el hombre desconoce que son obra de Dios?. La soberbia, el pecado que siempre alejó al hombre del Creador, está haciendo que el ser humano se considere “creador” de sus avances, negando la Mano Divina. El hombre sólo “descubre” los frutos de la Creación, por gracia del propio Señor que va dando dones aquí y allá, permitiendo que se revele de a poco la Gloria de Su Omnipotencia Creadora.

Y advertimos también cuántas de éstas almas dotadas de dones se perdieron en un mar de soberbia y vanidad, y cuantas de sus obras fueron transformadas por el hombre en instrumentos al servicio del mal, del materialismo, la vanidad, el odio y la destrucción.

Esta sociedad tecnológica cree que tiene algún mérito, se habla de los avances del hombre, y no de las gracias de Dios que nos permite “espiar” por una rendija los frutos de Su Reino. ¿Y que hacemos nosotros con ello?.

Nada es creado por nosotros, sólo descubrimos aquello que Dios ha mantenido fuera del alcance de nuestra vista, de nuestro entendimiento, cuando El así lo desea. Hagamos de éstas maravillas no sólo un motivo de agradecimiento al Señor, sino también un instrumento de mejora de éste mundo, pero para beneficio del Plan de Dios. No utilicemos los dones de Dios para poner a riesgo nuestras almas, que las gracias recibidas no sean un instrumento de perdición, sino de salvación.


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Arrepentimientos https://www.reinadelcielo.org/arrepentimientos/ Fri, 31 Oct 2014 10:40:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=610 Desde hace varios días que no puedo dejar de comprender íntimamente el sufrimiento que nos invade cuando nos arrepentimos de la forma en que tratamos a nuestros padres. El dolor nos estruja el pecho, al recordar, porque de muchas cosas que hicimos nos arrepentimos, sintiendo en el corazón la verdadera esencia del pecado, del mal, y sus consecuencias.

Llegamos a una edad en la vida, la llamada juventud, en que nos dejamos arrastrar por el vendaval de nuestras inseguridades y nuestros miedos. Nuestra alma queda presa de esa necesidad de afirmar nuestra esencia, de martillar de una vez por todas la tapa del ataúd de esa pregunta que nos carcome: quien somos, de qué somos capaces en la vida.

Por un error incomprensible, pero tan antiguo como la historia de la humanidad, decidimos correr en la dirección equivocada. En lugar de escuchar y mirar a quienes más nos aman, nuestros propios padres, decidimos construirnos a nosotros mismos en la diferenciación, en el distanciamiento, en la descalificación. Ignorantes de que en la vida nada se construye por el camino de la destrucción, nos lanzamos pico y hacha en mano a destrozar los corazones de quienes nos trajeron al mundo.

13 - 1Quizás porque alguien nos aconsejó mal, o quizás porque queremos salir corriendo aún con las piernas de nuestra rebeldía adolescente, lo concreto es que herimos y lastimamos a nuestros propios padres. Ciegos ante el mal, supimos encontrar los puntos donde más duele y así golpear una y otra vez en el mismo lugar. Parecía muy fácil escuchar, comprender, ayudar y tener paciencia a cualquier desconocido, pero no a ellos. Qué horror, baste pensar que para Dios el amor y respeto por nuestros padres es tan importante que hasta les dedicó uno de los Diez Mandamientos.

Digo estas palabras y puedo ver los ojos tristes y desgarrados de tantas madres mientras son heridas por palabras dolientes de sus hijos, por desprecios y agresiones gratuitas. Digo estas palabras y puedo ver el gesto adusto de tantos padres despreciados moral y humanamente por hijos que los dejan parados, congelados, sin saber que responder, como responder.

Quizás es el mundo que ha empeorado, porque cada vez es mayor el desprecio con que hijos tratan a padres, con que abuelos son abandonados sin amor ni cuidado. Quizás es que el amor ha perdido lugar en el mundo y ha dejado avanzar la cobardía, y es entonces más fácil herir a aquellos que sabemos no pueden responder a nuestra agresión, porque nos aman, nos aman de todo corazón.

Pero un día crecemos, se caen las escamas que cubren nuestros ojos y vemos con claridad. El dolor entonces nos envuelve y llena de llagas nuestro corazón, porque ya es tarde para reparar el daño producido. No entendemos como fuimos capaces de ser tan ciegos, como fuimos capaces de ser tan inhumanos. Nos vienen a la mente cosas dichas, cosas hechas, momentos de dolor irreparable, heridas que no cierran.

Si Dios nos concede la Gracia, quizás podamos pedirles perdón antes de que terminen su caminar por la vida. Darles amor, acariciarlos, abrazarlos, hacerlos sentirse amados y respetados por los que son el fruto de su vida. Si es que se fueron antes de que caigan las escamas que cubren nuestros ojos, pues allí no queda más que el sufrimiento y la agonía ante la culpa que ha erosionado nuestro interior, una y otra vez como una marea eterna que no cesa en su esfuerzo de chocar con nuestra alma ya redondeada de tanta ola que viene y se aleja.

cristo2Arrepentimiento a edades maduras, dolores por cegueras sufridas en la juventud. Culpas que nos invaden, diálogos antiguos que se repiten en nuestro interior una y otra vez. Recuerdos que no se alejan, cosas dichas que no pueden ser reconstruidas, marañas de pensamientos que hacen nido en nuestro corazón.

Digo estas palabras y puedo ver los Ojos de Dios Padre, que también es maltratado por millones y millones de hijos. Digo estas palabras y veo la mirada triste de María, Madre ignorada y olvidada por tantos millones de hijos. Quizás es Dios el que quiere que, como padres, compartamos con El este sufrimiento que es el de ser despreciados por nuestros propios hijos, como a El ocurre.

Miremos a nuestros padres, si es que aún los tenemos. Recemos por sus almas, si es que ya se han ido. Pidamos perdón a nuestro Dios, que sane nuestras heridas en la Reconciliación, en la Confesión. Y llevemos de modo especial la Cruz de Jesús si es que ahora nos toca ser padres, y vivirlo en carne propia.

Padre Bueno, danos de beber la Copa de Tu Dolor, en reparación de todas las ofensas que recibes de Tus hijos, ayer, hoy y siempre. Padre de Bondad, por la Dolorosa Pasión de Tu Perfectísimo Hijo, Jesucristo, Ten Misericordia de nosotros y del mundo entero.

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