Dar la vida – Reina del Cielo https://www.reinadelcielo.org Wed, 14 Aug 2024 06:09:06 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.3.9 San Maximiliano Kolbe https://www.reinadelcielo.org/san-maximiliano-kolbe/ Wed, 14 Aug 2024 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=27454

Apóstol de la Inmaculada – Mártir del amor en el abismo del dolor – “No hay amor más grande que dar la vida por sus amigos”(Jn 15, 13).

Cada 14 de agosto, se conmemora la festividad del Santo.

San Maximiliano Kolpe representa la santidad a través del martirio heroico sufrido en una total entrega a la Voluntad de Dios. El tuvo la presencia sobrenatural de La Virgen desde temprana edad, y supo responder a ese llamado con su vida, dándonos un ejemplo de lo que significa llevar la Cruz de Jesús con la esperanza de alcanzar El Cielo prometido. Veamos en su vida el ejemplo del carácter que debemos forjar frente a las adversidades, de las que muchas veces renegamos sin comprender que son nuestra escalera al Cielo mismo.

Nació el 7 de enero de 1894 en la pequeña ciudad de Zduńska Wola, ubicada en el centro de Polonia. En ese entonces dicha región se encontraba controlada por el imperio ruso. Su padre (Juliusz Kolbe) era tejedor de oficio, y su madre (Marianna Dąbrowska Kolbe) partera de profesión. Ambos eran fervientes devotos de la fe cristiana, por lo que rápidamente bautizaron al pequeño niño bajo el nombre de Rajmund Kolbe.

Las coronas

A la edad de 10 años, el pequeño niño tuvo una visión de la Virgen María, en donde le fueron enseñadas dos coronas: una roja, que simbolizaba el martirio, y una blanca que hacía lo propio en relación con la pureza y la perseverancia en la castidad. La Virgen le preguntó cuál de las dos coronas escogería, y él le contestó que aceptaría ambas dos.

Desde muy temprana edad, mostró una profunda devoción por la fe católica y un amor por la Madre de Dios que perduraría hasta el último de sus suspiros.

Vida Religiosa

En 1907 ingresó al pequeño seminario franciscano en Lwow (actualmente Lviv, Ucrania), donde inició su formación religiosa. En 1911 profesaría sus votos en la Orden de los Frailes Menores Conventuales, donde adoptaría el nombre de Maximiliano. En 1912 es enviado al Colegio Internacional Seraphicum en Roma, ciudad en donde obtendría más adelante ambos doctorados en filosofía y teología. El 28 de abril de 1918 es ordenado sacerdote de la iglesia católica, fecha en la cual celebraría su primera santa misa en la iglesia Sant´Andrea delle Fratte de Roma.

Apostolado de la Fe

El 16 de octubre de 1917, mientras se encontraba aún en Roma, Maximiliano funda la “Milicia de la Inmaculada” (Militia Immaculatae), una asociación que buscaba la conversión de los pecadores bajo la protección de la Virgen María Inmaculada. En palabras del Santo:

“Conquistar a todo el mundo, todos los corazones y cada persona individualmente para la Reina, no sólo del Cielo, sino también de la Tierra. Ello para otorgar la verdadera felicidad a los pobres desgraciados que la buscan en los placeres efímeros del mundo; este es nuestro objetivo”. Hrodna, Bielorrusia el 12 de septiembre de 1924

La milicia se expandió rápidamente por Europa y otras partes del mundo, convirtiéndose en corazón de su apostolado.

En 1919 regresaría a Polonia para comenzar a enseñar en el Seminario Franciscano de Cracovia, y ese mismo año fundaría la revista “Rycerz Niepokalanej” (El Caballero de la Inmaculada) en Hrodna, Bielorrusia. Esta revista se convirtió en una herramienta importante para difundir la devoción a la Virgen María y promover la enseñanza católica.

Luego, en 1927, estableció una versión más grande de la revista en Niepokalanów, que significa “Ciudad de la Inmaculada”, que fundó en Teresin, cerca de Varsovia y la cual llegó a albergar a más de 800 personas. Se convirtió en el epicentro de su apostolado, albergando un convento franciscano, una iglesia, una imprenta, talleres, una estación de radio y una farmacia. El complejo se dedicó a la oración, la educación y la evangelización, con un alcance masivo a través de la imprenta que producía diversas publicaciones religiosas y catequéticas en varios idiomas.

Impulsado por su ferviente devoción a la Virgen María, San Maximiliano emprendió misiones en otros países. En 1930, viajó a Japón, donde estableció una segunda “Ciudad de la Inmaculada” en Nagasaki y fundó una revista mariana en lengua japonesa. Tenía planes de expandir su apostolado a Corea, China e India, pero diversas dificultades impidieron su realización.

Arresto y martirio

Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial y la ocupación nazi de Polonia, el padre Maximiliano enfrentó dificultades y peligros, para finalmente ser arrestado junto a otros 41 hermanos un 19 de Septiembre de 1939. Pasó por tres campos de concentración, y finalmente fueron liberados el 8 de diciembre del mismo año, fecha en que se conmemora el día de la Inmaculada.

La guerra continuó, y los peligros fueron aumentando a medida que se profundizaba la ambición alemana. El 17 de febrero de 1941 el padre es nuevamente arrestado por la Gestapo, para ser trasladado el 28 de mayo del mismo año al campo de exterminio de Auschwitz, conocido por sus atrocidades y sufrimientos inimaginables.

A pesar del horror y el sufrimiento, Maximiliano supo sostener su actitud de amor y caridad hacia sus compañeros prisioneros, consolando a los desesperados, ofreciendo la reconciliación y administrando los sacramentos con el afán de fortalecer la fe y la esperanza de todos en medio de la adversidad.

En julio de 1941, cuando los generales nazis habían seleccionado ya a diez prisioneros para ser ejecutados en represalia por la fuga de uno de ellos, ante la súplica desesperada de uno de los diez (Franciszek Gajowniczek, casado y padre de familia), el padre Maximiliano pide voluntariamente tomar su lugar, alegando ser un sacerdote católico.

Maximiliano fue llevado al conocido “búnker del hambre”, una oscura y fría celda subterránea, junto con los otros nueve prisioneros. Todos enfrentaban la muerte por inanición. Durante este tiempo, supo mantener la calma, confortando a los demás prisioneros con rezos y oraciones católicas. Habían pasado ya dos semanas cuando sólo quedaban cuatro prisioneros, siendo él uno de ellos y el último en mantenerse con vida. Se sostenía con el alimento de la Fe, rezando permanentemente a la Virgen María. El padre fue ejecutado mediante una inyección letal el 14 de agosto de 1941.

Mantuvo su promesa de castidad, y fue martirizado tal como le había anticipado la Virgen María cuando tenía apenas 10 años de edad.

Devoción

El testimonio de amor y sacrificio de San Maximiliano Kolbe lo convirtieron en un mártir de la caridad. Su legado perdura en el corazón de todos los fieles y en las instituciones que supo fundar.

Fue beatificado en 1971 tras culminar con un decreto de virtudes heroicas que había sido iniciado en 1969. El 10 de octubre de 1982 Maximiliano es canonizado por el entonces Papa Juan Pablo II, y su vida continúa inspirando a millones de personas en todo el mundo, recordándonos el poder del amor, la fe y la esperanza incluso en aquellos momentos en donde la miseria y la oscuridad de la esencia humana parecían no tener límites.

San Maximiliano Kolbe, ruega por nosotros.

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Fuente: Nuestra Señora del Cielo


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Película de Santa María Goretti https://www.reinadelcielo.org/pelicula-de-santa-maria-goretti/ Fri, 05 Jul 2024 16:51:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=2479 María Goretti, nació en 1890 en una familia humilde de Corinaldo, Italia. Tuvo una niñez dura en Nettuno, cerca de Roma. Allí ayudaba a su madre en las tareas del hogar. Tenía una vida piadosa y era una niña de de oración constante.

Cuando tenía once años de edad recibió varios heridas con un punzón, dadas por Alessandro Serenelli, un joven que intentó abusar de ella. Pero María Goretti prefirió la muerte antes que pecar. Durante su agonía perdonó a Alessandro, quien luego terminó convirtiéndose, después de estar encarcelado.

A continuación, puedes ver la película de esta niña santa.

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Fuente: Gloria.tv


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Molokai – La historia del Padre Damián [Película] https://www.reinadelcielo.org/molokai-la-historia-del-padre-damian-pelicula/ Mon, 15 Apr 2024 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=2824 Damián de Molokai, conocido como el Padre Damián, formalmente Jozef de Veuster, fue un sacerdote misionero católico belga, de la Congregación de los Sagrados Corazones.

Los nativos hawaianos se vieron afectados por enfermedades que, inadvertidamente, intrudujeron los comerciantes y los inmigrantes chinos que iban a trabajar en las plantaciones. Esto incluyó la plaga de la lepra. Temeroso de que se esparciera dicha enfermedad, el rey Kamehameha IV segregó a los leprosos del reino, trasladándolos a una colonia establecida para ellos en el Norte, en la isla de Molokaʻi.

Monseñor Louis Maigret, vicario apostólico, creía que los leprosos necesitaban por lo menos un sacerdote que pudiera cubrir sus necesidades religiosas y proveerlos con los Santos Sacramentos, él sabía que tal asignación podía ser potencialmente una sentencia de muerte. Después de pensarlo durante un tiempo, el Padre Damián solicitó a Monseñor Maigret permiso para ir a Molokaʻi.

Esta increíble historia de amor y entrega es la que te traemos con esta película.

¡Cuánto podemos aprender del padre Damián!


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Fuente: Gloria TV


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Amando hasta el extremo – Canción de Semana Santa https://www.reinadelcielo.org/amando-hasta-el-extremo-cancion-de-semana-santa/ Mon, 25 Mar 2024 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=9187 Esta canción, “Amando hasta el extremo”, de Maite López, te ayudará a meditar la entrega más grande de Dios a la humanidad: Su propio Hijo.

“No hay amor más grande que dar la vida por los amigos”

 


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San Esteban, primer mártir https://www.reinadelcielo.org/san-esteban-primer-martir/ Tue, 26 Dec 2023 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=5919 ]]> San Esteban es el más representativo de un grupo de siete compañeros. La tradición ve en este grupo el germen del futuro ministerio de los diáconos, si bien hay que destacar que esta denominación no está presente en el libro de los Hechos de los Apóstoles.

La importancia de Esteban, en todo caso, queda clara por el hecho de que Lucas, en este importante libro, le dedica dos capítulos enteros.

La narración de Lucas comienza constatando una subdivisión que tenía lugar dentro de la Iglesia primitiva de Jerusalén: estaba formada totalmente por cristianos de origen judío, pero entre éstos algunos eran originarios de la tierra de Israel, y eran llamados “hebreos”, mientras que otros procedían de la de fe judía en el Antiguo Testamento de la diáspora de lengua griega, y eran llamados “helenistas”.

De este modo, comenzaba a perfilarse el problema: Los más necesitados entre los helenistas, especialmente las viudas desprovistas de todo apoyo social, corrían el riesgo de ser descuidadas en la asistencia de su sustento cotidiano.

San Esteban 2

Para superar estas dificultades, los apóstoles, reservándose para sí mismos la oración y el ministerio de la Palabra como su tarea central, decidieron encargar a “a siete hombres, de buena fama, llenos de Espíritu y de sabiduría” para que cumplieran con el encargo de la asistencia (Hechos 6, 2-4), es decir, del servicio social caritativo.

Con este objetivo, como escribe Lucas, por invitación de los apóstoles, los discípulos eligieron siete hombres. Tenemos sus nombres. Son: “Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo, Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Pármenas y Nicolás, prosélito de Antioquia. Los presentaron a los apóstoles y, habiendo hecho oración, les impusieron las manos” (Hechos 6,5-6).

El gesto de la imposición de las manos puede tener varios significados. En el Antiguo Testamento, el gesto tiene sobre todo el significado de transmitir un encargo importante, como hizo Moisés con Josué (Cf. Números 27, 18-23), designando así a su sucesor.

Siguiendo esta línea, también la Iglesia de Antioquía utilizará este gesto para enviar a Pablo y Bernabé en misión a los pueblos del mundo (Cf. Hechos 13, 3). A una análoga imposición de las manos sobre Timoteo para transmitir un encargo oficial hacen referencia las dos cartas que San Pablo le dirigió (Cf. 1 Timoteo 4, 14; 2 Timoteo 1, 6).

El hecho de que se tratara de una acción importante, que había que realizar después de un discernimiento, se deduce de lo que se lee en la primera carta a Timoteo: “No te precipites en imponer a nadie las manos, no te hagas partícipe de los pecados ajenos” (5, 22).

Por tanto, vemos que el gesto de la imposición de las manos se desarrolla en la línea de un signo sacramental. En el caso de Esteban y sus compañeros se trata ciertamente de la transmisión oficial, por parte de los apóstoles, de un encargo y al mismo tiempo de la imploración de una gracia para ejercerlo.

Lo más importante es que, además de los servicios caritativos, Esteban desempeña también una tarea de evangelización entre sus compatriotas, los así llamados “helenistas”.

Lucas, de hecho, insiste en el hecho de que él, “lleno de gracia y de poder” (Hechos 6, 8), presenta en el nombre de Jesús una nueva interpretación de Moisés y de la misma Ley de Dios, relee el Antiguo Testamento a la luz del anuncio de la muerte y de la resurrección de Jesús.

Esta relectura del Antiguo Testamento, relectura cristológica, provoca las reacciones de los judíos que interpretan sus palabras como una blasfemia (Cf. Hechos 6, 11-14). Por este motivo, es condenado a la lapidación. Y san Lucas nos transmite el último discurso del santo, una síntesis de su predicación.

Lapidación de Esteban

Como Jesús había explicado a los discípulos de Emaús que todo el Antiguo Testamento habla de Él, de su cruz y de su resurrección, de este modo, san Esteban, siguiendo la enseñanza de Jesús, lee todo el Antiguo Testamento en clave cristológica.

Demuestra que el misterio de la Cruz se encuentra en el centro de la historia de la salvación narrada en el Antiguo Testamento, muestra realmente que Jesús, el crucificado y resucitado, es el punto de llegada de toda esta historia. Y demuestra, por tanto, que el culto del templo también ha concluido y que Jesús, el resucitado, es el nuevo y auténtico “templo”.

Precisamente este “no” al templo y a su culto provoca la condena de san Esteban, quien, en ese momento –nos dice san Lucas–, al poner la mirada en el cielo vio la gloria de Dios y a Jesús a su derecha. Y mirando al cielo, a Dios y a Jesús, san Esteban dijo: “Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del hombre que está en pie a la diestra de Dios” (Hechos 7, 56).

Le siguió su martirio, que de hecho se conforma con la pasión del mismo Jesús, pues entrega al “Señor Jesús” su propio espíritu y reza para que el pecado de sus asesinos no les sea tenido en cuenta (Cf. Hechos 7,59-60).

El lugar del martirio de Esteban, en Jerusalén, se sitúa tradicionalmente algo más afuera de la Puerta de Damasco, en el norte, donde ahora se encuentra precisamente la iglesia de Saint- Étienne, junto a la conocida École Biblique de los dominicos.

Al asesinato de Esteban, primer mártir de Cristo, le siguió una persecución local contra los discípulos de Jesús (Cf. Hechos 8, 1), la primera que se verificó en la historia de la Iglesia. Constituyó la oportunidad concreta que llevó al grupo de cristianos hebreo-helenistas a huir de Jerusalén y a dispersarse.

Expulsados de Jerusalén, se transformaron en misioneros itinerantes. “Los que se habían dispersado iban por todas partes anunciando la Buena Nueva de la Palabra” (Hechos 8, 4). La persecución y la consiguiente dispersión se convierten en misión.

El Evangelio se propagó de este modo en Samaria, en Fenicia, y en Siria, hasta llegar a la gran ciudad de Antioquía, donde, según Lucas, fue anunciado por primera vez también a los paganos (Cf. Hechos 11, 19-20) y donde resonó por primera vez el nombre de “cristianos” (Hechos 11,26).

En particular, Lucas especifica que los que lapidaron a Esteban “pusieron sus vestidos a los pies de un joven llamado Saulo” (Hechos 7, 58), el mismo que de perseguidor se convertiría en apóstol insigne del Evangelio.

Esto significa que el joven Saulo tenía que haber escuchado la predicación de Esteban, y conocer los contenidos principales. Y san Pablo se encontraba con probabilidad entre quienes, siguiendo y escuchando este discurso, “tenían los corazones consumidos de rabia y rechinaban sus dientes contra él” (Hechos 7, 54).

Podemos ver así las maravillas de la Providencia divina: Saulo, adversario empedernido de la visión de Esteban, después del encuentro con Cristo resucitado en el camino de Damasco, reanuda la interpretación cristológica del Antiguo Testamento hecha por el primer mártir, la profundiza y completa, y de este modo se convierte en el “apóstol de las gentes”.

La ley se cumple, enseña él, en la cruz de Cristo. Y la fe en Cristo, la comunión con el amor de Cristo, es el verdadero cumplimiento de toda la Ley. Este es el contenido de la predicación de Pablo.

Él demuestra así que el Dios de Abraham se convierte en el Dios de todos. Y todos los creyentes en Cristo Jesús, como hijos de Abraham, se convierten en partícipes de las promesas. En la misión de san Pablo se cumple la visión de Esteban.

La historia de Esteban nos dice mucho. Por ejemplo, nos enseña que no hay que disociar nunca el compromiso social de la caridad del anuncio valiente de la fe. Era uno de los siete que estaban encargados sobre todo de la caridad. Pero no era posible disociar caridad de anuncio.

De este modo, con la caridad, anuncia a Cristo crucificado, hasta el punto de aceptar incluso el martirio. Esta es la primera lección que podemos aprender de la figura de san Esteban: caridad y anuncio van siempre juntos.

San Esteban nos habla sobre todo de Cristo, de Cristo crucificado y resucitado como centro de la historia y de nuestra vida. Podemos comprender que la cruz ocupa siempre un lugar central en la vida de la Iglesia y también en nuestra vida personal.

En la historia de la Iglesia no faltará nunca la pasión, la persecución. Y precisamente la persecución se convierte, según la famosa fase de Tertuliano, fuente de misión para los nuevos cristianos.

Cito sus palabras: “Nosotros nos multiplicamos cada vez que somos segados por vosotros: la sangre de los cristianos es una semilla” (Apologetico 50,13: “Plures efficimur quoties metimur a vobis: semen est sanguis christianorum).

Pero también en nuestra vida la cruz, que no faltará nunca, se convierte en bendición. Y aceptando la cruz, sabiendo que se convierte y es bendición, aprendemos la alegría del cristiano, incluso en momentos de dificultad. El valor del testimonio es insustituible, pues el Evangelio lleva hacia él y de él se alimenta la Iglesia.

San Esteban nos enseña a aprender estas lecciones, nos enseña a amar la cruz, pues es el camino por el que Cristo se hace siempre presente de nuevo entre nosotros.


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Película de San Maximiliano Kolbe https://www.reinadelcielo.org/pelicula-de-san-maximiliano-kolbe/ Mon, 14 Aug 2023 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=2494 “Tenemos que ganar el mundo entero y cada alma, ahora y en el futuro hasta el final de los tiempos, para la Inmaculada y a través de ella, para el Corazón Eucarístico de Jesús”.

¡Son palabras de este gran santo!

En septiembre de 1939 estalla la Segunda Guerra mundial. El P. Maximiliano Kolbe, fraile franciscano, dedicó su vida a promover la veneración a la Virgen y en especial a su Inmaculado Corazón.

En 1927 fundó en Polonia a 40 km de Varsovia, la Ciudad de la Inmaculada (Niepokalanów), lugar de mucho trabajo y profunda vida espiritual.

Siendo superior de la Ciudad Inmaculadad, un día de febrero del 1941 por la mañana, dos autos negros de la Gestapo se paran ante Niepokalanow. Los policías piden hablar con el P. Kolbe, quien al saber su llegada contesta con temblor al hermano portero: “¡Bien, bien, hijo mío!¡María!”. Reúnen a todos los frailes en el patio, mientras tanto ellos inspeccionan bruscamente todo el convento. Hacia mediodía, el Padre Maximiliano y otros cinco padres son obligados a introducirse en los autos. Parten para un viaje sin retorno. El P. Maximiliano inicia su vía crucis sereno y tranquilo, como siempre. Dejó su querida Niepokalanow, su predilecta ciudad mariana, para no volver mas.

Te invitamos a ver esta increíble historia que, desde un campo de concentración en Auschwitz, nos enseña cómo San Maximiliano Kolbe entrega su vida…


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Flores en el desierto https://www.reinadelcielo.org/flores-en-el-desierto/ Fri, 26 May 2023 09:58:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=522 El Señor no deja de mostrarme aquello a lo que debo prestar atención para mi propio crecimiento espiritual, pero también para ser compartido con otros. En esta oportunidad me llevó a Polonia, nuestra querida nación que diera a luz a Juan Pablo II durante el turbulento siglo XX. Y en esta tierra tan sufrida, un pueblo que fuera arrasado alternativamente desde el oeste y el este por naciones vecinas, encontré los extremos más distantes que uno pueda imaginar, entre el bien y el mal.

Déjenme empezar por el extremo de la oscuridad, de tal modo de poder culminar mi escrito con una luz de esperanza, un llamado al bien. Cerca de la ciudad de Cracovia pude visitar lo que fueran los campos de concentración nazis de Auschwitz I y II (este último también conocido como Birkenau). Allí fueron asesinadas criminalmente un millón doscientas mil personas entre 1942 y 1945, principalmente gente perteneciente a la religión judía, pero también gitanos o polacos, rusos, húngaros, entre muchos otros. Y hubo otros campos donde se hizo lo mismo, para llegar a la aterradora cifra de seis millones de muertes.

Una cosa es haber oído o visto fotos de lo que allí ocurrió, pero créanme que nada se compara a verlo en persona. Visitar la inmensa máquina de asesinar que con gran meticulosidad y sentido de perfección fue diseñada y puesta a funcionar allí, sacude el alma. El testimonio es tan directo y conmovedor que deja a uno pensando en aquellos que decidieron y ejecutaron semejante crueldad. Produce terror el meditar a qué extremos puede llegar el ser humano cuando se lanza sin límites en la carrera del odio y la destrucción.

Caminé por los andenes de tren donde se separaba a los recién llegados, entre aquellos que servían para trabajar por unas semanas o meses, de los que serían enviados de inmediato a las dos gigantescas cámaras de gas que los aguardaban una a cada lado de las vías del tren, con las chimeneas de los hornos crematorios aullando y lanzando fuego y humo al firmamento. Lo que vi allí, no lo olvidaré jamás. Una montaña de latas vacías portadoras de los cristales que producían el gas venenoso, testigos mudos que señalan el punto en la historia donde millones de personas murieron del modo más cruel.

San Maximilano Kolbe

Allí, en medio de tanto horror, pude visitar el pabellón 11 también llamado “el lugar de la muerte”. Nadie que entraba allí salía vivo. En los sótanos de este edificio estaban las celdas especiales, destinadas a prisioneros que “merecían” un castigo o una muerte particularmente cruel. Allí pude ver el lugar donde murió San Maximiliano Kolbe, aquel sacerdote que ofreció su vida a cambio de la de un prisionero inocentemente condenado a muerte. Sin dudas que esta flor en este desierto me hizo pensar en todas las personas que murieron allí encontrando una oportunidad para reconciliarse con Dios en el dolor de semejante tragedia. Historias que sólo Dios conoce, pero que se pueden intuir al caminar por los interminables recorridos de ésta maquina de matar.

Dios vio el dolor que invadió mi alma, por eso hizo que a pocos kilómetros de allí pueda asistir a una maravillosa Misa dominical en el Santuario de la Divina Misericordia, en Cracovia. Y que luego, como gracia inmerecida, pueda visitar el convento donde Santa Faustina Kowalska tuviera las visiones de Jesús que originaron la devoción al Jesús Misericordioso. Su dormitorio, la Capilla donde ella acompañaba a Jesús Eucarístico, sus reliquias que pude besar como signo de unión en Cristo, todo olía a Dios. El Cielo baja a la tierra cuando uno comprende la trascendencia de lo que esta sencilla mujer vivió en ese lugar tan bendecido por Dios.

Con una diferencia de pocas horas, pude dar testimonio del más horroroso acto de maldad del que el ser humano es capaz, y en el otro extremo, de cuanto es Dios capaz cuando encuentra almas pequeñas y sencillas dispuestas a dejarse cubrir por Su Gracia. Faustina murió en 1938, los nazis terminaron su crimen en 1945. Con pocos años de diferencia, y en el mismo lugar, Dios quiso cubrir a la sufrida Polonia de muestras de Su Amor, para compensar el baño de sangre que allí ocurriría.

Sepamos que cada uno de nosotros, o nuestros hijos, en forma individual y personal, es en potencia tanto un santo como un criminal. Nada nos impide ser tan puros y comprometidos en el amor como lo fueron Faustina y Maximiliano, dos flores en el desierto. Y nada nos detiene si nos dejamos arrastrar por el sendero del odio y la maldad. En ambos casos tenemos el libre albedrío como don supremo que el Señor nos legó, para hacer de nuestra vida un canto a la Creación.

Faustina y Maximiliano están hoy en los altares de la Iglesia como signo de santidad, orientándonos nada más ni nada menos que al misterio de la Misericordia de Dios. Mientras tanto, el crimen de Auschwitz ha quedado grabado en la retina de la historia de la humanidad como una gigantesca mancha de sangre que no desaparece. Hoy quiero dar mi testimonio de ambas cosas, porque Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida.

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Autor: Reina del Cielo


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Via Crucis Eucarístico https://www.reinadelcielo.org/via-crucis-eucaristico/ Fri, 03 Mar 2023 10:30:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=21644

Los invitamos a recorrer con amor y oración el camino de Jesús a la Cruz, contemplando cada estación y viviendo esta Cuaresma desde lo profundo del corazón, para así acercarnos más a Nuestro Señor.

Jesús es condenado por los suyos, por aquellos mismos a quienes ha colmado de favores. Condénasele cual si fuera un sedicioso, a Él, que es la bondad misma; como blasfemo, siendo así que es la misma santidad; como ambicioso, cuando se hizo el último de todos fuera el último de los esclavos, es condenado a la muerte de cruz.

Como vino a este mundo para sufrir y morir y para enseñarnos a hacer ambas cosas, Jesús acepta con amor la inicua sentencia de muerte.

También en la Eucaristía es Jesús condenado a muerte. Condenado en Sus Gracias, que no se quieren; en Su Amor, que se desconoce; en Su estado Sacramental, en que es negado por el incrédulo y profanado por horribles sacrilegios. Por una comunión indigna vende a Jesucristo un mal cristiano al demonio, entregado a las pasiones, lo pone a los pies de satanás, rey de su corazón; le crucifica en su cuerpo de pecado.

Los malos cristianos maltratan a Jesús más que los mismos judíos, por cuanto en Jerusalén fue condenado una sola vez, en tanto que en el Santísimo Sacramento es condenado todos los días y en infinidad de lugares y por un número espantoso de inicuos jueces.

Y a pesar de todo, Jesús se deja insultar, despreciar, condenar; y sigue viviendo en el Sacramento, para demostrarnos que Su Amor hacia nosotros es sin condiciones ni reservas y excede a nuestra ingratitud.

¡Perdón, oh Jesús, y mil veces perdón, por todos los sacrilegios! Si me acontece cometer uno solo, he de pasar toda la vida reparándolo. Quiero amaros y honraros por todos los que os desprecian. Dadme la gracia de morir con Vos.

Padrenuestro – Ave María – Gloria

En Jerusalén, los judíos imponen a Jesús una pesada e ignominiosa cruz, que era considerada entonces como el instrumento de suplicio propio del último de los hombres. Jesús recibe con gozo esta cruz abrumadora; apresúrase a recibirla, la abraza con amor y la lleva con dulzura.

Así nos quiere suavizarla, aliviarla y edificarla en Su Sangre.

En el Santísimo Sacramento del altar los malos cristianos imponen a Jesús una cruz mucho más pesada e ignominiosa para Su Corazón. Constitúyenla las irreverencias de tantos en el santo lugar; su espíritu, tan poco recogido; su corazón, tan frío en la presencia del Señor, y su tan tibia devoción. ¡Qué cruz más humillante para Jesús tener hijos tan poco respetuosos y discípulos tan miserables!

Aun ahora Jesús lleva mis cruces en Su Sacramento, pónelas en Su Corazón para santificarlas y las cubre con Su Amor y besos, para que me sean amables; mas quiere que las lleve también yo por Él y se las ofrezca; se allana a recibir los desahogos de mi dolor y sufre que yo llore mis cruces y le pida consuelo y auxilio.

¡Cuán ligera se vuelve la cruz que pasa por la Eucaristía! ¡Cuán bella y radiante sale del Corazón de Jesús! ¡Da gusto recibirla de Sus Manos y besarla tras Él! A la Eucaristía iré, por tanto, para refugiarme en las penas, para consolarme y fortalecerme. En la Eucaristía aprenderé a sufrir y a morir.

¡Perdón, Señor, perdón por todos los que os tratan con irreverencia en vuestro Sacramento de Amor! ¡Perdón por mis indiferencias y olvidos en vuestra Presencia! ¡Quiero amaros; os amo con todo mi corazón!

Padrenuestro – Ave María – Gloria

Tan agotado de sangre se vio Jesús después de tres horas de agonía y de los golpes de la flagelación, tan debilitado por la terrible noche que pasó bajo la guardia de sus enemigos, que, tras algunos momentos de marcha, cae abrumado bajo el peso de la cruz.

¡Cuántas veces cae Jesús sacramentado por tierra en las santas partículas sin que nadie se dé cuenta!

Mas lo que le hace caer de dolor es la vista del primer pecado mortal que mancilló mi alma. ¡Cuánto más dolorosa no es la caída de Jesús en el corazón de un joven que le recibe indignamente en el día de su primera Comunión!

Cae en un corazón helado, que el fuego de Su Amor no puede derretir; en un espíritu orgulloso y fingido, sin poder conmoverlo; en un cuerpo que no es más que sepulcro lleno de podredumbre. ¿Así por ventura hemos de tratar a Jesús la primera vez que se nos viene tan lleno de amor? ¡Oh Dios! ¡Tan joven y ya tan culpable! ¡Comenzar tan pronto a ser un judas! ¡Cuán sensible es al Corazón de Jesús una primera Comunión sacrílega!

¡Gracias, oh Jesús mío, por el amor que me mostrasteis en mi Primera Comunión! Nunca lo he de olvidar. Vuestro soy, del mismo modo que Vos sois mío; haced de mí lo que os plazca.

Padrenuestro – Ave María – Gloria

María acompaña a Jesús en el camino del Calvario sufriendo un verdadero martirio en su alma; porque cuando se ama se quiere compadecer.

Hoy en el Corazón Eucarístico de Jesús encuentra en el camino de sus dolores, entre sus enemigos, hijos de Su Amor, esposas de Su Corazón, ministros de Sus Gracias, que, lejos de consolarle como María, se juntan a sus verdugos para humillarle y blasfemar y renegar de Él. ¡Cuántos renegados y apóstatas abandonan el servicio y el amor de la Eucaristía tan pronto como este servicio requiere un sacrificio o un acto de fe práctica!

¡Oh Jesús mío, quiero seguiros con María, mi Madre, por más que os vea humillado, insultado y maltratado, y deseo desagraviaros con mi amor!

Padrenuestro – Ave María – Gloria

Jesús aparecía cada vez más rendido bajo su peso. Los judíos, que querían que muriese en la cruz, para poner el colmo a sus humillaciones, pidieron a Simón el Cirineo que tomase el madero. Negóse él, y menester fue obligarle para que tomara este instrumento que tan ignominioso le parecía. Mas aceptó al fin y mereció que Jesús le tocara el corazón y lo convirtiera.

En su Sacramento Jesús llama a los hombres y casi nadie acude a sus invitaciones. Convídales al banquete Eucarístico y se echa mano de pretextos mil para desoír su llamamiento. El alma ingrata e infiel se niega a la Gracia de Jesucristo, el don más excelente de Su Amor; y Jesús se queda solo, abandonado, con las manos llenas de Gracias que no se quieren: ¡Se tiene miedo a Su Amor!

En lugar del respeto que le es debido, Jesús no recibe, las más de las veces, más que irreverencias… Ruborízase uno de encontrarlo en las calles y se huye de Él así que se le divisa. No se atreve uno a darle señales exteriores de la propia fe.

¿Será posible, Divino Salvador mío? Demasiado cierto es, no puedo menos de sentir los reproches que me dirige mi conciencia. Sí, he desoído muchas veces vuestro amoroso llamamiento, aferrado como estaba a lo que me agradaba; me he negado cuando tanto me honrabais invitándome a vuestra mesa, movido por vuestro Amor. Pésame de lo más hondo de mi corazón. Comprendo que vale mucho más dejarlo todo que omitir por mi culpa una comunión, que es la mayor y más amable de vuestras Gracias. Olvidad, buen Salvador mío, mi pasado y acoged y guardad Vos mismo mis resoluciones para el porvenir.

Padrenuestro – Ave María – Gloria

El Salvador ya no tiene rostro humano; los verdugos se lo han cubierto de sangre, de lodo y de esputos. El esplendor de Dios se encuentra en tal estado, por lo cubierto de manchas, que no se le puede reconocer. La piadosa Verónica afronta los soldados; bajo las salivas ha reconocido a su Salvador y Dios, y movida de compasión enjuga su augusta faz. Jesús la recompensa imprimiendo sus facciones en el lienzo con que ella enjuga Su Cara adorable.

Divino Jesús mío, bien ultrajado, insultado y profanado sois en vuestro adorable Sacramento. Y ¿dónde están las verónicas compasivas que reparen esas abominaciones? ¡Ah! ¡Es para entristecerse y aterrarse que con tanta facilidad se cometan tantos sacrilegios contra el augusto Sacramento! ¡Diríase que Jesucristo no es entre nosotros sino un extranjero que a nadie interesa y hasta merece desprecio!

Verdad es que oculta Su Rostro bajo la nube de especies bien débiles y humildes; pero es para que nuestro amor descubra en ellas por la fe sus divinas facciones. Señor, creo que sois el Cristo, Hijo de Dios vivo, y adoro bajo el velo eucarístico vuestra faz adorable, llena de gloria y de majestad; dignaos, Señor, imprimir vuestras facciones en mi corazón, para que a todas partes lleve conmigo a Jesús, y a Jesús Sacramentado.

Padrenuestro – Ave María – Gloria

A pesar de la ayuda de Simón, Jesús sucumbe por segunda vez a causa de su debilidad, y esto le depara una ocasión para nuevos sufrimientos. Sus rodillas y manos son desgarradas por estas caídas en camino tan difícil, y los verdugos redoblan de rabia sus malos tratos.
¡Oh, cuán nulo es el socorro del hombre sin el de Jesucristo! ¡Cuántas caídas se prepara el que se apoya en los hombres!

¡Cuántas veces cae por la Comunión hoy el Dios de la Eucaristía, en corazones cobardes y tibios, que le reciben sin preparación, le guardan sin piedad y le dejan marcharse sin un acto de amor y de agradecimiento! Por nuestra tibieza es Jesús estéril en nosotros.

¿Quién se atrevería a recibir a un grande de la tierra con tan poco cuidado como se recibe todos los días al Rey del Cielo?

Divino Salvador mío, ofrezcos un acto de desagravio por todas las comuniones hechas con tibieza y sin devoción. ¡Cuántas veces habéis venido a mi pecho! ¡Gracias por ello! ¡Quiero seros fiel en adelante! ¡Dadme vuestro Amor, que él me basta!

Padrenuestro – Ave María – Gloria

Consolar a los afligidos y perseguidos era la misión del Salvador en los días de su vida mortal, misión a la que quiere ser fiel en el momento mismo de sus mayores sufrimientos. Olvidándose de sí, enjuga las lágrimas de las piadosas mujeres que lloraban por sus dolores y por Su Pasión, ¡Qué bondad!

En Su Santísimo Sacramento, Jesús no cuenta con casi nadie que le consuele del abandono de los suyos, de los crímenes de que es objeto. Día y noche se encuentra solo. ¡Ah, si pudieran llorar sus ojos, cuántas lágrimas no derramarían por la ingratitud y el abandono de los suyos! Si Su Corazón pudiera sufrir, ¡qué tormentos padecería al verse desdeñado hasta por sus mismos amigos!

Y aun siendo esto así, tan pronto como venimos hacia Él, nos acoge con bondad, escucha nuestras quejas y el relato con frecuencia bien largo y harto egoísta de nuestras miserias, y olvidándose de sí nos consuela y reanima. ¿Por qué habré yo, Divino Salvador mío, recurrido a los hombres para hallar consuelo, en lugar de dirigirme a Vos? Ya veo que esto hiere a vuestro Corazón, celoso del mío. Eres en la Eucaristía mi único consuelo, mi único confidente: con una palabra, con una mirada de vuestra bondad me basta. ¡Ameos yo de todo corazón y haced lo que os plazca!

Padrenuestro – Ave María – Gloria

¡Cuántos sufrimientos en esta tercera caída! Jesús cae abrumado bajo el peso de la cruz y apenas si a fuerza de malos tratos logran los verdugos levantarle.

Jesús cae por tercera vez antes de ser levantado en cruz como para atestiguar que le pesa el no poder dar la vuelta al mundo cargado con su cruz.

Jesús vendrá a mí por última vez en viático antes de que salga también yo de este valle de destierro. ¡Ah, Señor, concededme esta gracia, la más preciosa de todas y complemento de cuantas he recibido en mi vida!

¡Pero que reciba bien esta última comunión, tan llena de amor!

¡Qué caída más espantosa la de Jesús, que entra por última vez en el corazón de un moribundo, que a todos sus pecados pasados añade el crimen de sacrilegio y recibe indignamente al mismo que ha de juzgarle, profanando así el viático de su salvación!

¡En qué estado más doloroso no se ha de ver Jesús en un corazón que le detesta, en un espíritu que le desprecia, en un cuerpo de pecado entregado al demonio! ¡Es el infierno de Jesús en tierra!

¿Y cuál será el juicio de esos desdichados? Sólo pensarlo causa temblor. ¡Perdón, Señor, perdón por ellos! Os ruego por todos los moribundos. Concededles la gracia de morir en Vuestros Brazos después de haberos recibido bien en viático.

Padrenuestro – Ave María – Gloria

¡Cuánto no debió sufrir en este cruel e inhumano despojamiento!

¡Arráncasele los vestidos pegados a las llagas, las cuales vuelven a abrirse y desgarrarse!

¡Cuánto no debió sufrir en su modestia viéndose tratado como se tendría vergüenza de tratar a un miserable y a un esclavo, que al menos muere en el sudario en el que ha de ser sepultado!

Jesús es despojado aún hoy de Sus Vestiduras en el estado sacramental. No contentándose con verle despojado, por amor hacia nosotros, de la gloria de su divinidad y de la hermosura de su humanidad, sus enemigos le despojan del honor del culto, saquean sus Iglesias, profanan los vasos sagrados y los sagrarios, le echan por tierra. Es puesto a merced del sacrilegio, Él, Rey y Salvador de los hombres, como en el día de la crucifixión.

Lo que Jesús se propone al dejarse despojar en la Eucaristía es reducirnos a nosotros al estado de pobres voluntarios, que no tienen apego a nada, y así revestirnos de Su Vida y Virtudes. ¡Oh Jesús Sacramentado, sed mi único bien!

Padrenuestro – Ave María – Gloria

¡Qué tormentos los que sufrió Jesús cuando le crucificaron! Sin un milagro de Su Poder no le hubiera sido posible soportarlos sin morir.

Con todo, en el calvario Jesús es clavado a un madero inocente y puro, mientras que en una comunión indigna el pecador crucifica a Jesús en su cuerpo de pecado, cual si se atara un cuerpo vivo a un cadáver en descomposición.

En el calvario fue crucificado por enemigos declarados, mientras que aquí son sus propios hijos los que le crucifican con la hipocresía de su falsa devoción.

En el calvario solo una vez fue crucificado, mientras aquí lo es todos los días y por millares de cristianos.

¡Oh divino Salvador mío, os pido perdón por la inmortificación de mis sentidos, que ha costado expiación tan cruel!

Por vuestra Eucaristía, queréis crucificar mi naturaleza e inmolar al hombre viejo, uniéndome a vuestra vida crucificada y resucitada. Haced, Señor, que me entregue a Vos del todo, sin condición ni reserva.

Padrenuestro – Ave María – Gloria

Jesús muere para rescatarnos; la última Gracia es el perdón concedido a los verdugos; el último don de Su Amor, Su divina Madre; la sed de sufrir, Su último deseo; y el abandono de Su Alma y de Su Vida en manos de Su Padre, el último acto.

En la Sagrada Eucaristía continúa el amor que nos mostró Jesús al morir; todas las mañanas se inmola en el santo sacrificio y van los que le reciben a perder su existencia sacramental. Muere en el corazón del pecador para su condenación.

Desde la Sagrada Hostia me ofrece las gracias de mi redención y el precio de mi salvación. Pero para poderlas recibir, muera yo junto a Él y para Él, según es Su Voluntad.

Dadme, Dios mío, la gracia de morir al pecado y a mí mismo, gracia de no vivir más que para amaros en vuestra Eucaristía.

Padrenuestro – Ave María – Gloria

Jesús es bajado de la Cruz y entregado a Su divina Madre, quien le recibe entre sus brazos y contra su corazón, ofreciéndolo a Dios como víctima de nuestra salvación.

A nosotros nos toca ahora ofrecer a Jesús como víctima en el Altar y en nuestros corazones para nosotros y para los nuestros. Nuestro es, pues Dios Padre nos le ha dado y Él mismo se nos da también para que hagamos uso de Él.

¡Qué desdicha el que este precio infinito quede infructuoso entre nuestras manos, a causa de nuestra indiferencia!

Ofrezcámoslo en unión con María y pidamos a esta buena Madre que lo ofrezca por nosotros.

Padrenuestro – Ave María – Gloria

Jesús quiere sufrir la humillación del sepulcro; es abandonado a la guarda de sus enemigos, haciéndose prisionero suyo.

Más en la Eucaristía aparece Jesús sepultado con toda verdad, y, en lugar de tres días, queda siempre, invitándonos a nosotros a que le hagamos guardia; es nuestro prisionero de amor.

Los corporales le envuelven como un sudario; arde la lámpara delante de Su Altar lo mismo que delante de las tumbas; en torno Suyo, reina silencio de muerte.

Al venir a nuestro corazón por la comunión, Jesús quiere sepultarse en nosotros; preparémosle un sepulcro honroso, nuevo, blanco, que no esté ocupado por afectos terrenales; embalsamémosle con el perfume de nuestras virtudes.

Vengamos, por todos los que no vienen, a honrarle, adorarle en Su Sagrario, consolarle en Su prisión, y pidámosle la Gracia del recogimiento y de la muerte al mundo, para llevar una vida oculta en la Eucaristía.

Padrenuestro – Ave María – Gloria


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Santa Inés, virgen y mártir https://www.reinadelcielo.org/santa-ines-virgen-y-martir/ Fri, 20 Jan 2023 09:50:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=19375 ]]>

Memoria de santa Inés, virgen y mártir, que siendo aún adolescente, ofreció en Roma el supremo testimonio de la fe, consagrando con el martirio el título de la castidad. Obtuvo victoria sobre su edad y sobre el tirano, suscitó una gran admiración ante el pueblo y adquirió una mayor gloria ante el Señor. Hoy se celebra el día de su sepultura (s. III/IV).
El 21 de enero se celebra la Fiesta de Santa Inés, patrona de las jóvenes, las novias, las prometidas en matrimonio, de la pureza y de los jardineros.

Etimología: Inés = aquella que se mantiene pura, es de origen griego.

Breve Biografía

Hay muy buenos documentos sobre la existencia de esta mártir que vivió a comienzos del siglo IV y que fue martirizada a los doce años, durante la feroz persecución de Diocleciano.

Santa Inés 2

Su popularidad y su devoción hacen pensar que no son improbables las leyendas que se nos han transmitido de boca en boca y también con escritos. Basado en una tradición griega, el Papa Dámaso habla del martirio de Santa Inés sobre una hoguera.
Pero parece más cierto lo que afirma el poeta Prudencio y toda la tradición latina, es decir, que la jovencita, después de haber sido expuesta a la ignominia de un lugar de mala fama por haberse negado a sacrificar a la diosa Vesta, fue decapitada.

Así comenta el hecho San Ambrosio, al que se le atribuye el himno en honor de Agnes heatae virginis: “¿En un cuerpo tan pequeño había lugar para más heridas? Las niñas de su edad no resisten la mirada airada de sus padres, y las hace llorar el piquete de una aguja: pero Inés ofrece todo su cuerpo al golpe de la espada que el verdugo descarga sobre ella”.

Alrededor de su imagen de pureza y de constancia en la fe, la leyenda ha tejido un acontecimiento que tiene el mismo origen de la historia de otras jóvenes mártires: Agata, Lucia, Cecilia, que también encuentran lugar en el Canon Romano de la Misa. Según la leyenda popular, fue el mismo hijo del prefecto de Roma el que atentó contra la pureza de Inés. Al ser rechazado, él la denunció como cristiana, y el prefecto Sinfronio la hizo exponer en una casa de mala vida por haberse negado a rendirle culto a la diosa Vesta. Pero Inés salió prodigiosamente intacta de esa difamante condena, porque el único hombre que se atrevió a acercarse a ella cayó muerto a sus pies.

Pero el prefecto no se rindió ante el prodigio y la condenó a muerte. Un antiguo rito perpetúa el recuerdo de este ejemplo heroico de pureza. En la mañana del 21 de enero se bendicen dos corderitos, que después ofrecen al Papa para que con su lana sean tejidos los palios destinados a los Arzobispos. La antiquísima ceremonia tiene lugar en la iglesia de Santa Inés, construida por Constantina, hija de Constantino, hacia el 345.

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Fuente: Catholic.net


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Cuando confías y estás dispuesto a dar la vida https://www.reinadelcielo.org/cuando-confias-y-estas-dispuesto-a-dar-la-vida/ Fri, 06 Sep 2019 18:39:49 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=23112 ]]> «Lost & Found» es un cortometraje publicado por «Short of the Week». Y lo primero que se me vino a la mente cuando lo veía, fue este famoso versículo de la Biblia que escuchamos con frecuencia: «No hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos». Juan 15: 13

Esta es una pequeña reflexión para que pensemos si realmente estaríamos dispuestos a dar la vida por los que amamos. Muchas veces cuando nos vemos enfrentados a situaciones complicadas preferimos salir corriendo o lavarnos las manos.

Antes de empezar a ver este corto quisiera que pensaras en la persona que más amas y te preguntarás a ti mismo hasta dónde estarías dispuesto a ir por él o ella.

La importancia de ser incondicionales 

No solo en nuestras amistades, sino en todas las relaciones que construimos con los demás. En nuestro propio hogar, con nuestros hijos, padres o hermanos. En el trabajo, con nuestros compañeros de oficina. En el barrio, con nuestros vecinos. En nuestra relación de pareja, con la persona que amamos.

Ser incondicional es algo que podemos decir sin pensar. «Sí, cuenta conmigo cuando lo necesites», «sabes que puedes buscarme cuando quieras», «no dudes en acudir a mi para lo que sea». Frases que usualmente le decimos a los que queremos, pero que en realidad se ponen a prueba solo cuando la dificultad, los problemas, la tristeza, el dolor o la soledad son los protagonistas.

¿Eres incondicional con los tuyos?, ¿te gusta ayudar a otros? o por el contrario, ¿lo piensas más de una vez antes de ofrecerte a colaborar? Si hoy le preguntaran a tus amigos y familiares qué tan incondicional eres, ¿sabes qué responderían?

El amor haciendo de las suyas

Que lindo es poder socorrer a alguien sin titubear, sin detenerse a pensar. Cuando el amor nos desborda lo queremos dar todo, sin medida, sin interrupción. No importa si en el camino nos lastimamos o encontramos más tropiezos de los que habíamos pensado.

Cuando esto pasa percibimos el significado del dolor y el sacrificio de una manera diferente. El dolor se tiñe de luz, es casi dulce, porque sabemos que cada cosa que hacemos por salvar o ayudar a otra persona, traerá un bien mayor.

Me conmovió mucho esa imagen del dinosaurio en el aire, cuando en un último y desesperado intento se lanza con la esperanza de alcanzar a su pareja. Mientras lo hace lo pierde todo, literalmente todo, porque se deshace, no queda nada de él. Se va para siempre, pero quedan sus recuerdos, su alegría y esa increíble hazaña de amor con la que permanecerá siempre en el corazón de su amada.

Esos podríamos ser nosotros, entregándolo todo por los que amamos.Lanzándonos con ilusión y al mismo tiempo con incertidumbre, con amor total y con el anhelo de lograrlo, con la confianza y la fe de salvar al otro. Con la certeza de que el amor siempre será más grande que cualquier otra barrera.

Sin final feliz

Me gusta que este corto no tenga un final feliz. No porque no lo añore con el corazón, sino porque no todas las veces en nuestra vida logramos lo que queremos. Unas veces se pierde y otra veces se gana.

Ojalá seamos como ese último cordón de lana que logra entrar al agua, ojalá el corazón nos arda de amor y estemos dispuestos a entregarlo todo cuando alguien nos necesite. Ojalá otros se puedan aferrar a nuestro sacrificio para salvarse y para hacer lo mismo por alguien más, las veces que haga falta.

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Fuerte: Catholic-link


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