Cruz de Jesús – Reina del Cielo https://www.reinadelcielo.org Sat, 03 Apr 2021 10:21:56 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.3.9 El agujero en la roca https://www.reinadelcielo.org/el-agujero-en-la-roca/ Fri, 02 Apr 2021 17:17:48 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=5076 #Cruz #Jesús #Patíbulo]]> Por primera vez tuve el regalo de viajar a Tierra Santa, y pude visitar los lugares donde nuestro Jesús dejó Su Huella imborrable. La verdad es que, después de semejante experiencia, podría escribir páginas y páginas sobre lo que se vive allí. Pero hoy quiero referirme a un episodio en particular, quizás el que marcó de modo más profundo mi alma de tal forma que nunca se borrará el recuerdo de lo vivido.

Aquí voy: visité tres veces la Iglesia del Santo Sepulcro, un Templo donde se reúne la mayor cantidad de lugares glorificados por la Vida de Jesús. Allí fue El quitado de Sus ropas, clavado en la Cruz, elevado en el Madero Santo, atravesado por la lanza del centurión para que brote Sangre y Agua. Y allí, en definitiva, fue muerto el Rey de Reyes ante la mirada del mismo Dios Padre, que lo entregó como Cordero expiatorio de nuestros pecados.

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Pero también en ese Templo se encuentra la piedra donde el Cuerpo muerto de Jesús fue apoyado para ser limpiado y preparado para la sepultura por las santas mujeres. El sitio central, sin dudas, se ubica a pocos pasos y es la Tumba donde Su Cuerpo fue depositado la tarde del Viernes Santo. Ese mismo punto del planeta tierra, el Santo Sepulcro, fue testigo de la Gloriosa Resurrección de nuestro Señor Jesús, la Victoria definitiva contra la muerte, y a pocos metros de allí se recuerda el hermoso encuentro con Maria Magdalena, aquel domingo de Pascua de Resurrección.

Todo esto, y mucho más, se testimonia en la Iglesia del Santo Sepulcro, en Jerusalén. ¿Pueden ustedes creerlo? Yo lo narro y sin embargo aún me parece increíble que semejantes maravillas se conservaran, por Gracia de Dios, a través de los siglos.

A mi alma, sin embargo, la conmovió de modo particular una experiencia, un momento que se grabó en mi corazón para siempre, y fue el poner mi mano y tocar una y otra vez el agujero en la roca donde se introdujo el Madero de la Cruz del Señor. Voy a intentar narrarles lo que sentí al hundir mi mano en ese hueco, aunque se bien que no es posible hacerlo de modo perfecto.

Este montículo de rocas llamado Monte Golgota se ubicaba a la salida de la Jerusalén de esa época, de tal modo que todos los que entraban y salían de la ciudad vieran al Crucificado, como advertencia de lo que ocurre a los que desobedecen el poder de Roma. De modo muy eficiente habían buscado una roca en la cima del montículo en la que pudieran tallar un agujero con la forma del Madero de la Cruz, un hoyo lo suficientemente profundo como para sostenerlo y hacerlo erguirse a la vista de todo el mundo. Después de dos mil años, ese agujero ha podido conservarse, y aun hoy uno puede tocar sus paredes, y meter la mano dentro.

Por tres veces repetí la experiencia de introducir la mano y tocar ese oscuro hueco abierto en la roca. Por tres veces me llené de emociones violentas, como miedo, desesperación, deseo de correr pero también de seguir allí por mucho tiempo. Mis ojos contemplaban la escena que se desplegaba frente a mi, pero mi mente borraba todas las construcciones hechas en ese lugar a través de los siglos, los edificios que me rodeaban, para encontrarme de repente en la cima del Monte Gólgota, como era en aquella época. Pensar que la Sangre del Señor corrió irreversiblemente por el Madero y entró en el agujero en la roca, esa misma roca donde estaba apoyada mi mano, me hizo pensar en que estaba tocando la Sangre del Mismo Dios.

Gólgota

La escena con el frio de la tarde de aquel Viernes terrible se presentó ante mi alma, y delante de mí se desvanecieron las paredes de esa Iglesia y quedó la piedra al desnudo. Jesús arrancado de Sus ropas aquí, lanzado sobre los Maderos y clavado a ellos unos pasos más allá, la Cruz puesta en un lugar desde el que se la podía elevar para que su Madero vertical ingrese y se deje envolver por la roca del monte. No cabe duda que los Romanos estaban muy preparados para crucificar, y lo hacían con el entrenamiento de haber crucificado muchas veces antes. Pero yo estaba esta vez frente al lugar donde crucificaron no a cualquier hombre, sino a mi Dios, a mi Buen Jesús.

Esa roca, cima de ese montículo llamado Gólgota, se me presentó como un lugar Santificado por la Sangre del Cordero, pero mi alma se estremeció particularmente ante ese agujero cavado en la roca. Ese hueco fue cuidadosamente tallado por los romanos para que el Madero de la Cruz se deslice y caiga en él de forma totalmente vertical. Pero ese hueco hizo también que el Señor se elevara de la tierra en forma visible para todos, y así ese agujero en la roca se hizo fundamental para permitir la Obra de la Redención. Abierto en la roca firme, el hueco abrazó el Madero de Jesús y cumplió su misión durante el tiempo en que Dios quiso estar elevado en Su Trono terrenal, antes de ser bajado al Sepulcro Vencedor.

Tocando los bordes del agujero y palpando la rugosidad de la roca, sentí que la Iglesia es la Roca que sostiene la Cruz de Cristo aun hoy, después de dos mil años. Y también sentí un deseo enorme de ser yo mismo ese agujero en la Roca Santa. Un deseo de transformarme en un hueco vacío, inservible, oscuro y tenebroso a los ojos del mundo, pero capaz de abrazar la Cruz de mi Dios y sostenerla firme en lo alto aquel Viernes Santo en la fría cima del Gólgota.

Señor, quiero ser el agujero en la roca del Gólgota, y abrazar así el Madero de Tu Cruz por sus cuatro costados. Quiero quedarme así, sosteniendo Tu Trono Glorioso, mientras Tu Sangre se desliza y me cubre completamente. Mírame, no soy más que un hueco en la roca rugosa y fría. Nada pretendo, solo sostenerte para que Tu Sacrificio ilumine este mundo alejado y despojado de fe. Señor, se hace tarde ya y el frio cubre Tu Cuerpo que hace rato ya que ha dejado de moverse. Aquel grito que diste ha conmovido mi alma, y luego nada más pude oír de ti. Quédate allí todo el tiempo que quieras, mi Señor, porque este agujero en la roca ha decidido quedarse a sostener Tu Madero, mientras Tú me des fuerzas para hacerlo. Hace frio aquí arriba en la cima del Gólgota, hace frio hasta para una roca rugosa como yo soy. Pero yo te espero, Señor, abrazado a Tu Madero, te espero.

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Vengan a Mí los afligidos https://www.reinadelcielo.org/vengan-a-mi-los-afligidos/ Fri, 14 Jun 2019 12:43:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=608 #CruzdeJesús #Cielo #Purgatorio]]> Hoy quiero hacerles un pedido personal, uno que tiene la trascendencia de darle valor a la vida que vivimos, de tal modo que al final encontremos sentido a todo el sufrimiento por el que hemos pasado.

Vivimos enormes alegrías a lo largo de nuestra existencia, y es en esos momentos en que debiéramos mirar al Cielo y proclamar con los brazos bien abiertos “Gracias mi Señor”. Lamentablemente, las más de las veces estamos tan ocupados “disfrutando el momento” que ni nos acordamos de quien es el Autor de nuestra existencia.
Pero, todos nosotros también pasamos por instantes de dolor, angustia, sufrimiento. Épocas en que nos sentimos inseguros sobre nuestro futuro o del de los que mas amamos, por razones de enfermedad, trabajo o persecuciones. También a veces sufrimos la traición de gente cercana, o el desencuentro, o la incomprensión. ¿Qué hacemos en esos momentos?

Hacemos muchas cosas, como quejarnos, desesperarnos, añorar los momentos en que no teníamos ese problema, caer en un estado de depresión constante. De a poco nos vamos alejando del Amor de Dios, y hasta pensamos que El por algún motivo se ha enojado con nosotros. ¿O quizás esté ocupado haciendo otras cosas? La confusión avanza, erosiona nuestra alma como una tormenta de arena que carcome y arranca de a pedacitos nuestra seguridad de ser amados por Dios.

Estos momentos de sufrimiento nos turban de tal modo que nos hacen olvidar que Jesús murió por nosotros, rebajándose a las vejaciones más inimaginables, permitiéndolo todo porque de ese modo nos daba la Salvación. Yo sé que es difícil hacerlo, pero es en esos instantes en que debemos elevar la mirada y ver los Ojos tristes de nuestro Maestro, colgado del Madero Santo, que nos dice:

“Tú, ven a Mi porque te veo agobiado y afligido”

camino al cielo¿Cómo es que Tú, colgado de la Cruz, aún te preocupas de mí y de mis sufrimientos? ¡Este gesto Tuyo me da una medida plena de Tu Amor por mi alma pobre y despojada de todo mérito! Así, en Tu Mirada, Señor, veo reflejado mi anhelo de estar en Tus Brazos. De bajarte de ese Madero, y subirme yo allí, para que puedas descansar aunque más no sea un poco. Hace falta mucho valor para hacerlo, lo sé, pero no soy yo el que va a realizar esa proeza de amor, sino que eres Tú el que me iluminará y sacará de este pozo oscuro en el que me encuentro hundido en este momento.Es en estos diálogos de amor donde comprendemos que el sufrimiento nos lleva a la salvación, porque es allí donde nos configuramos a Cristo, a ese Hombre que se elevó sobre el mundo, clavado y traspasado por una lanza.

Sabemos bien lo difícil que es pasar por esta vida y entrar directamente al Reino, porque sólo por la Misericordia de Dios algunas santas personas pueden hacerlo. Para los demás, nos queda la esperanza de al menos ir al lugar de la purificación, para limpiar las manchas que quedarán en nuestra alma durante esta vida, de tal modo de poder llegar a contemplar el Rostro de Dios un día.

El Purgatorio no es un lugar grato, pese a que quienes allí van ya están salvados, lo que no puede compararse a ningún bien terrenal. Pero, también sabemos que el sufrimiento en vida, cuando es entregado en ofrenda a Dios, nos purifica y reduce las penas del Purgatorio. Por eso es que el dolor aquí es mucho menos intenso que el que sufriríamos allá, una vez pasada la puerta que separa esta vida de la eternidad.

Mi pedido hoy es que des valor al dolor, que comprendas que los sufrimientos de cualquier naturaleza se transforman en purificación de tu alma, si es que así lo comprendes y lo ofreces en oblación a nuestro Señor. Si simplemente nos quejamos y lamentamos del dolor, habrá sido dolor en vano, nada más que dolor del mundo. Jesús nos dijo “vengan a Mi los que están agobiados y afligidos”. Su Palabra nos enseña que el dolor y las preocupaciones son una forma de llegar al Sagrado Corazón que el Padre nos ha preparado.

Por eso cuando sufras, alza tus ojos al cielo y di:

“Venga a nosotros Tu Reino”

 


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Devoción a las Santas Llagas, de María Marta Chambon https://www.reinadelcielo.org/devocion-a-las-santas-llagas-de-maria-marta-chambon/ Fri, 03 Oct 2014 09:55:49 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=2430 Francisca Chambon nació de una modesta pero cristiana familia de agricultores, en la aldea de la Cruz Roja, cerca de Chambery, Francia, el 24 de Mayo de 1854.

El mismo día recibió el santo Bautismo en la iglesia parroquial de San Pedro de Lemenc.

Quiso nuestro Señor revelarse desde temprano a esta alma inocente, Apenas tenía Francisca nueve años, cuando habiéndola llevado su tía un Viernes Santo a la adoración de la Cruz, Cristo se presentó a sus miradas desgarrado, ensangrentado como en el Calvario. “Oh, en qué estado estaba”… dirá ella más tarde, Esta fue una primera revelación de la Pasión del Salvador que debía ocupar tanto lugar en su existencia. Pero la aurora de su vida aparece favorecida sobre todo por las visitas de Jesús Niño.

El día de su Primera Comunión, vino a ella visiblemente; y desde entonces, en cada una de sus comuniones, hasta su muerte, siempre verá al Niño Jesús en la santa Hostia.

Llega a ser el inseparable Compañero de su juventud; la sigue en el trabajo, a los campos, conversa con ella durante el camino: “Estábamos siempre juntos…qué feliz era yo, tenía el Paraíso dentro del corazón” decía hacia el final de su vida hablando de esos lejanos, y dulces recuerdos.

Cuando la Visitación de Santa maría de Chambery le abrió sus puertas, Francisca tenía diez y ocho años. Dos años más tarde, en la fiesta de Nuestra Señora de los Ángeles, el 2 de agosto de 1864, pronunció los santos votos y comenzó a contarse- bajo el nombre de Sor María Marta- en el número de las religiosas de velo blanco.

“Jesús mío perdón y misericordia por los méritos de vuestras Santas Llagas. Padre Eterno, yo os ofrezco las llagas de nuestro Señor Jesucristo para curar las de nuestras almas.”

Gustaba de repetir estas invocaciones que, estando aun ella viva, la Comunidad adoptó a ejemplo suyo. En el ofrecimiento de las Santas Llagas estaba concentrado todo su apostolado a favor de las Santa Iglesia, de los pecadores, de las almas del Purgatorio, etc. Después de su muerte, estas invocaciones que le fueron tan queridas, se propagaron en el mundo entero de una manera muy rápida, y numerosos favores espirituales y temporales, se han obtenido por este medio.

Las santas Llagas de Nuestro Señor son la llave del Paraíso, siempre se abre con estas divinas Llagas y para quien sea. Es una moneda a la cual nada puede rehusar el Eterno Padre. Acepta la súplica como venida de Nuestro Señor. Ofrecer al Eterno Padre las llagas de su Divino Hijo, es ofrecerle su Gloria, es ofrecer el Cielo al Cielo. Las Llagas de Jesús son los tesoros del cielo y de la tierra. Cuando ofrecemos el mérito de las Santas Llagas por todas las creaturas, Dios derrama sus méritos sobre cada una. En el Crucifijo está todo, todos tienen allí con qué saciarse, hay para todas las almas. La ciencia del amor de Dios, se da al alma que mira al crucificado y le habla de corazón a Corazón.

La Santísima Virgen vino también a confirmar en su camino a la joven hermana en un día de la Visitación, acompañada de los Santos Fundadores y de Nuestra Santa Hermana Margarita María: “Yo doy mi Fruto a la Visitación, como lo llevé a mi prima Isabel -le dijo con bondad. Tu Santo Fundador reprodujo los trabajos, la mansedumbre y la humildad de mi Hijo; tu Santa Madre Juana Francisca mi generosidad, al superar todos los obstáculos para unirse a Jesús y hacer su santa Voluntad; tu bienaventurada hermana Margarita María recibió al Sagrado Corazón de mi Hijo para darlo al mundo…Y a ti hija mía, se te elige para detener la justicia de Dios haciendo valer los méritos de la Pasión y de las Santas Llagas de mi Unigénito y muy amado Hijo Jesús.”

En 1922 la Autoridad eclesiástica comenzó a publicar la vida de la Sierva de Dios y el mensaje de las Santas Llagas.

“Jesús mío, perdón y misericordia por los méritos de tus santas Llagas.”

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Rosario de las Santas Llagas

(Se reza con un rosario común)

1.-Hacemos la señal de la Cruz.

2.- Rezamos el Acto de Contrición (pedimos perdón por nuestros pecados y por los del mundo)

3.-Sobre la Cruz y en las tres primeras cuentas decimos:

– Oh! Jesús, Redentor Divino, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

– Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten misericordia de nosotros y del mundo entero. Amén.

– Perdón y misericordia, Jesús mío en los peligros presentes, cúbrenos con tu preciosísima Sangre. Amén.

– Padre Eterno, ten misericordia por la Sangre de tu querido Hijo, ten misericordia de nosotros, te lo suplicamos. Amén

Enunciamos la llaga que corresponda:
(rezamos diez veces)

*Jesús mío, perdón y misericordia

R/.Por los meritos de tus santas llagas.

(después de cada llaga rezamos una vez):

*Padre eterno yo te ofrezco las Llagas de Nuestro Señor Jesucristo.

R/.Para curar las de nuestras almas.

Llagas de los pies:
Señor mío Crucificado, adoro las sagradas Llagas de tus pies. Por el dolor que en ellas sufriste y por la Sangre que derramaste, concédeme la gracia de evitar el pecado y de seguir constantemente, hasta el fin de mi vida, el camino de las virtudes cristianas.

Llaga del Sagrado Costado:
Señor mío Crucificado, adoro la Llaga de tu Sagrado Costado. Por la Sangre que de ella derramaste, te ruego enciendas en mi corazón el fuego de tu divino amor y me concedas la gracia de amarte por toda la eternidad.

Llaga de la mano izquierda:
Señor mío Crucificado, adoro la Llaga sagrada de tu mano izquierda. Por el dolor que sufriste y la Sangre que derramaste, te ruego que no me encuentre a tu izquierda con los condenados en el día del juicio final.

Llaga de la mano derecha:
Señor mío Crucificado, adoro la Llaga sagrada de tu mano derecha. Por el dolor que en ella sufriste y la Sangre que derramaste, te ruego que me bendigas y me conduzcas a la vida eterna.

Llagas de la cabeza:
Señor mío Crucificado, adoro las Llagas de tu santa cabeza. Por el dolor que en ellas sufriste y por la Sangre que derramaste, te ruego me concedas constancia en servirte a Ti y a los demás.

Al terminar el rosario se dice tres veces:

Eterno Padre, yo te ofrezco las Llagas de nuestro Señor Jesucristo, para curar las llagas de nuestras almas.
Crucifixión

Promesas que nuestro Señor se dignó hacer a sor María Marta a favor de las almas que recen estas invocaciones.

“El camino de mis Llagas es tan sencillo y fácil para ir al cielo”.

“Deseo las súplicas de ustedes”

“Todas las palabras que se dicen con motivo de mis Santas Llagas me causan placer, un placer indecible… ¡las cuento todas!…”

“Con mis Llagas ganan mucho y sin fatiga”.

De mis Llagas salen frutos de santidad”.

“Concederé todo cuanto me pidan con la invocación de mis Santas Llagas”.

Todo lo obtendrán por mis Llagas, porque es el mérito de mi Sangre, que es de un valor infinito”.

“Con mis Llagas y mi Corazón pueden conseguirlo todo”.

“El que esté necesitado que venga con fe y confianza, que saque constantemente del tesoro de mi Pasión y de los agujeros de mis Llagas”.

“Debes repetir con frecuencia cerca de los enfermos esta invocación: Jesús mío, perdón y misericordia, por los méritos de tus Santas Llagas. Esta oración aliviará a su alma y a su cuerpo. Muchas personas experimentarán la eficacia de esta aspiración”.

“El pecador que dijese la oración siguiente: Eterno Padre, yo te ofrezco las Llagas de nuestro Señor Jesucristo, para curar las llagas de nuestras almas, obtendrá su conversión”.

“Ofréceme a menudo estas dos jaculatorias que te he enseñado, para ganarme pecadores, porque tengo ‘hambre’ de almas”.

“Mis Santas Llagas son un bálsamo reconfortante en el sufrimiento”.

“Mis Llagas curarán las vuestras”. “No habrá muerte para el alma que espere en mis Llagas; ellas dan la verdadera vida”.

“Las Santas Llagas tienen un poder maravilloso para la conversión de los pecadores”.

“Por mis Llagas pueden desarmar mi justicia”.

“Mis Llagas cubrirán todas vuestras faltas”. “Deseo que los sacerdotes den estas aspiraciones de mis Llagas, con frecuencia a sus penitentes en el Santo Tribunal”.

“Mis Llagas los salvarán a ustedes infaliblemente. Ellas salvarán el mundo”.

“La oración a las Santas Llagas lo comprende todo”.

“El alma que durante su vida ha honrado y aplicado las Llagas de nuestro Señor Jesucristo, y las ha ofrecido al Padre Eterno por las almas del Purgatorio, será acompañada en el momento de la muerte por la Santísima Virgen y los ángeles. Nuestro Señor en la Cruz, resplandeciente de gloria, la recibirá y la coronará”.

“Hija mía, cada vez que ustedes ofrecen a mi Padre los méritos de mis divinas Llagas, adquieren una fortuna inmensa”.

“Por mis Santas Llagas pueden merecer y obtener lo que sea conveniente para todas sus necesidades, sin detallarlas”.

“Las Santas Llagas dan valor a todo”.

“Los que honren mis Llagas tendrán un verdadero conocimiento de Jesucristo”.

“Las almas que oran con humildad y meditan mi Pasión, tendrán una participación en la Gloria de mis divinas Llagas, recibirán una hermosura y una gloria deslumbradora”.

“Así como hay un ejército levantado para el mal, hay también un ejército levantado por Mí”.

“Con estas invocaciones son más poderosos que un ejército para detener a mis enemigos”.

“Muchos experimentarán la eficacia de esta aspiración: Jesús mío, perdón y misericordia, por los méritos de tus Santas Llagas”.

“Las Santas Llagas satisfacen y aseguran el adelanto espiritual”.

“El poder está en mis Llagas, con ellas se hacen poderosos”.

“Las Santas Llagas son el tesoro de los tesoros para las almas del purgatorio”.

“Cada vez que miren al divino Crucificado con un corazón puro, obtendrán la libertad de cinco almas del purgatorio: una en cada fuente (cada Llaga de las manos, pies y el costado). Obtendrán también, si el corazón de vosotros es puro y desprendido, el mismo favor en cada estación del Via Crucis, por los méritos de cada una de mis Llagas”.

“La riqueza de vosotros es mi Santa Pasión”.

“Las Santas Llagas dan omnipotencia sobre Dios”.

“En verdad esta oración no es de la tierra sino del cielo… y puede obtenerlo todo”.

“Mis Santas Llagas sostienen el mundo. Pídanme la gracia de amarlas constantemente, porque son fuente de todas las gracias. Hay que invocarlas con frecuencia y atraer al prójimo para imprimir la devoción en las almas”.

“Cuando tengan penas que soportar, llévenlas prontamente a mis Llagas y serán mitigadas”.

“Por cada palabra que pronuncian del rosario de las Llagas, yo dejo caer una gota de mi Sangre sobre el alma de un pecador”

“Es necesario propagar esta devoción”.

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